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4.3.3. Cómo afecta el cambio climático a la rizósfera

microbios sinceros frente a los parásitos. /// La alfalfa y otras leguminosas hacen que los rizobios en sus nódulos de la raíz se hinchen más del tamaño habitual. Los rizobios inflamados ya no pueden reproducirse, pero fijan más nitrógeno. Fuera del laboratorio, se estudiaron cuatro leguminosas (género Lotus) con cepas naturales bacterianas (género Bradyrhizobium). Se volvió a encontrar que las leguminosas pueden desconectar el oxígeno y controlar la carga bacteriana. En definitiva, donde hay más actividad bacteriana o fúngica las plantas hacen más aportes desde sus raíces. Las plantas restringen el aporte si la actividad microbiana desciende.

La incertidumbre. La respuesta del suelo al calentamiento global es una incógnita. Hay diferentes variables que pueden tener distinta respuesta y algunas contradictorias. Se observa un aumento de absorción de CO2 por fotosíntesis en las plantas, pero un aumento en la pérdida de carbono por respiración en el suelo. Aumentaría la liberación de gases efecto invernadero, reduciendo las reservas de humus. Dos variables ambientales, la temperatura y humedad, pueden tener efectos opuestos. Además, la vida microbiana podría adaptarse más lentamente de lo necesario.

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El suelo puede perder o ganar carbono.

/// En un trabajo experimental se construyeron 6 parcelas de suelo de 3 m de diámetro. El perímetro se rodeó de 22 cables calefactores hundidos verticalmente más de 2 m. La mitad de las parcelas se calefaccionaron por 2 años. Se monitoreó la respiración del suelo mediante una cámara que midió el flujo de carbono en la superficie y se instalaron tubos de acero inoxidable por debajo de la superficie para medir el CO2 en 5 niveles entre 15 y 90 cm. Se encontró un aumento del 35 % en el CO2 liberado, del cual el 40 % proviene desde debajo de los 15 cm. La sensibilidad del suelo al calentamiento fue similar en todo el perfil del terreno. El suelo es sensible a la humedad. /// Un estudio de 18 años en el bosque Cloceanog (Gales) manipuló la temperatura y sequía para simular el cambio climático. Se encontró que la pérdida de carbono en el suelo es más sensible a los cambios de humedad que a la temperatura. Los suelos más secos limitan la descomposición, tienen menor biota, acumulan carbono como turba y pierden menos carbono. Se verificó que el aumento del CO2 y del uso de fertilizantes agrícolas produce mayor actividad microbiana y liberación del carbono desde el suelo. /// En otro trabajo, un equipo reunió una base de datos de 168 estudios que midieron la selección natural en plantas y animales. Se determinó que entre 20 y 40 % de los cambios genéticos podrían atribuirse a la variabilidad en la precipitación local. Por ejemplo, en las Islas Galápagos la diferencia de precipitaciones afectó al tamaño de las semillas y esto afectó a los pinzones con picos menos adaptados a las semillas nuevas. Los cambios en la temperatura tenían mucho menos efecto que el agua.

Puede reducirse el humus. /// Un estudio analizó las reservas de humus en zonas alpinas (Alemania) en 35 bosques y pastos de montaña desde 1976. La capa superior de los suelos forestales se redujo en 14 %, con máximos de 35 % en suelos derivados de

433. El dinamismo de la flora bacteriana queda en evidencia en este estudio. /// Un investigador tomó muestras diarias durante un año de su materia fecal (el eje horizontal muestra 365 días). A la izquierda se muestra la abundancia relativa de 25 tipos de bacterias como capas de espesor variable. A la derecha está la velocidad de variación (tono claro indica un aumento y oscuro una disminución). Todos las variables ambientales diarias tienen efecto sobre la comunidad bacteriana.

piedra caliza o dolomita. Como son terrenos sin manejo de silvicultura, el agotamiento de humus se atribuye al cambio climático. Los bosques de montaña resistentes al clima extremo se caracterizan por la amplia gama de especies y edades. Producen un suministro continuo de restos (hojas, agujas, raíces o broza) y mantienen constante el fresco “clima de bosque”. Incluso durante los veranos calurosos, cuando se ralentiza la degradación del humus por los microorganismos del suelo. También evitan la pérdida de humus transmitida por la erosión como consecuencia de las tormentas o avalancha de nieve.

Puede cambiar la emisión de gases. Las bacterias fijadoras de nitrógeno tienen un paso intermedio donde producen óxido nitroso (N2O), que es un gas efecto invernadero. /// Un estudio recogió cepas de bacterias (género Bradyrhizobium) en distintos tipos de suelo en parcelas y campos libres de arado y se analizó el genoma. Se encontraron dos tipos de cepas. Una de ellas carecía del gen para el paso final del proceso. Esto indica que solo puede crear el óxido nitroso, el cual contribuye al calentamiento global. Si la gestión del suelo elimina el grupo errado de bacterias, el suministro de nitrógeno se reduciría, obligando al uso de fertilizantes externos y aumentaría los gases efecto invernadero.

Puede cambiar la población microbiana. /// Un experimento mide desde 1991 la respuesta del suelo frente al calentamiento en la Harvard Forest (Massachusetts). El suelo es sometido a calor adicional mediante bobinas colocadas a 10 cm de profundidad que mantienen la temperatura 5°C por encima del ambiente. Como es lo normal, existen parcelas de control para comparación. Se encontró que no solo cambian las especies microbianas presentes, sino que también cambian las enzimas que producen. Para el 2017 el suelo había perdido el 17 % del carbono almacenado en los 60 cm superiores del suelo debido al aumento de la respiración microbiana. /// En otro estu-

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