Montevideo-2010-Brasilia Montevideo Montevideo - 2010 - 2010 - Brasilia - Brasilia
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COLECCIĂ“N
Montevideo - 2010 - Brasilia
P RÓLOGO
La
publicación de un libro es un acto de desprendimiento, es una manera de hacer participar a otro de un hallazgo o abrir un territorio desconocido, intacto, a las confidencias. Es arrojar un mensaje en una botella al mar sin saber cual será su destino pero con la seguridad de que llegará a alguna parte, que alguien, en algún momento, la encontrará. Es tender un puente de plata para que otros transiten y descubran secretos. Siempre, es una actitud de comunicación, aún a costa de dolor, porque discurre sobre la propia intimidad o la revuelve. Este libro de cuentos breves y brevísimos, nos incita a la aventura de sorprendernos con un lenguaje austero, evitando con maestría la frondosidad expresiva, manejando el esquema del género con naturalidad. Nos encontramos con un grupo de escritores de diferentes países de América latina y también de Italia, conformando un ramillete de voces entonadas, que se ensamblan y casi se convierten en una sola voz con diferentes matices. Celebro la aparición de este libro, que ya tiene forma y respira y que pronto se convertirá en un organismo vivo que será completado con otras miradas. CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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Tal vez la escritura sirva para sentirse vivo y presente, profundo y elevado, canto hecho sólo de palabras que alumbran. Obsesiones, soledad, absurdo, amor y magia se mezclan en cada trama, donde el final completa una unidad brevísima y cerrada. Estos cuentos, construidos con sutileza e inteligencia, asombran por su equilibrio, por el artificio que emplean los autores en la economía verbal, en la síntesis, por las imágenes precisas y poéticas. Son voces que indagan con la necesidad de hurgar más allá de las cosas, la otra orilla. Acaso están hechos de esa esencia, de la imposibilidad de abrir todas la puertas, para que sigamos buscando mundos inefables, aquellos que el silencio detiene con su carga de enigmas. Marta Grané, Argentina
BETTY CHIZ - URUGUAY DE VINO Y SEXO
Cuando niña tenía el vino prohibido.
Vino toman los adultos -se decía- mientras bautizaba mi padre con soda, un vaso de Harriague que llegaba en damajuana desde las bodegas salteñas. Cuando pude andar por los boliches, ya el vino con queso duro y longaniza en La Telita de la Aduana como en tantas otras vinerías, se habían constituido en mis inseparables compañeros de farra. De púber tenía el sexo prohibido. Eso no se hace, endiablaba mi madre. Y la vecina, la judía-polaca de Galitzia me decía: ‘‘sos igual que tu tía’’, refiriéndose a mi querida tía Juana que fue transgresora de los convencionalismos y los tabú. Mas el vino y el sexo, (que van de la mano según Omar Kayham), inevitablemente vuelven a ser noticia para mi, ya tan adulta que había olvidado las fuertes emociones y las necesidades del cuerpo. Vino tannat, bueno para las arterias, sentencian los que saben. De lo demás no se habla por el momento, ¿bueno para el corazón?.
CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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DIEZ AÑOS NO ES NADA
Suena el timbre del teléfono. -¿Es la casa de la señora Julieta García? - Sí. -¿Cómo te va Julieta?, escucha nítidamente. Es una voz varonil, segura, restallante, como si su dueño hubiera sido favorecido con el premio mayor de la lotería y se regocijara con el hallazgo. -¿Viste cómo cumplí la promesa? ¿No te dije, allá a lo alto del Cerro, mientras mirábamos la ciudad a nuestros pies, que te iba a llamar diez años después de ese día? Hoy es ese día. Hace exactamente diez años que nos vimos por última vez. Julieta está muda, no responde, su cuerpo se contractura. Se crispan sus manos. Las mandíbulas se aprietan. En ese instante, todo lo vivido en esos diez años se le viene a la mente. Diez años atroces. Diez años de espera. Carlos se atrevió a buscar su número de teléfono. Debería estar feliz ante semejante acontecimiento. “El mismo descarado de siempre’’, pensó Julieta y colgó. Una lágrima comienza a rodar por una de sus mejillas. De la otra mejilla baja un surco en la piel, que cae vertical hasta la comisura de sus labios.
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CUATRO VETERANAS EN BUSCA DE UN HOMBRE minificción
C on sus zapatos en punta y los paraguas horizontales, las señoras corrían por la Plaza Independencia intentando que el viento no las alcanzara gritándoles ¡brujas! ¡brujas!. Sus mejillas se habían teñido de un bello carmín natural, producto del exceso de vino blanco consumido apenas una hora antes, regado por una cazuela de mariscos al que el chef le había agregado a propósito algún condimento afrodisíaco. Cruzaron la plaza como una exhalación restando importancia a viejos pergaminos medievales que volaban por los aires, los que seguramente algún investigador había extraviado y que casualmente contenía las sentencias condenatorias para algunas mujeres a ser quemadas en la hoguera. Casi volaban, cuando chocaron de frente contra un hombre. Alto, proporcionado, de buena musculatura, treintón. Las cuatro pensaron lo mismo. Sin embargo, ninguna se animó a formular comentarios, dadas las circunstancias. Ni un grito, ni un suspiro. Las cuatro viraron sus pasos y comenzaron a seguirlo como si fueran su sombra cuadruplicada por las luces de sodio que iluminaban al Prócer de bronce. El Radisson, cinco estrellas, arrojaba una a otra, oleadas de turistas que denotaban su agotamiento por las exigencias de las excursiones sin solución de continuidad, que ya venían programadas desde su país de origen. El hombre –seguido por las cuatro veteranas– caminó hacia la peatonal Sarandí, se introdujo en un hotelucho y las esperó en el lobby, con un par de cuernos en ambos parietales y un corto tridente horizontal muy cerca de sus genitales.
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EL AS EN LA MANGA
E
staba haciendo un solitario. Expectante. El azar me daría las cartas. No las que yo acechaba. Esperaba una señal para mi soledad. Un indicio, uno de los naipes marcados tal vez, un vuelo mágico, un hilo de seda que me ligara al mundo. Apenas una cortísima misiva virtual, atmosférica, más insinuante que si hubiese recibido una carta con sobre y papel, con pluma y tinta, con sello de correo y con un remitente ignoto y lejano. Entreverada con las barajas, estaba ansiosa por encontrarme con un as. De a poquito fui perdiendo las sensaciones que en algún momento me hicieron estremecer. Se fueron alejando como se aleja un barco hendiendo el mar y abriéndose paso dejando una estela a cada lado. El agua vuelve a juntarse. Desaparecen la estela y la espuma. Ni los insomnios hubieran podido retener el calor de una mano o un beso furtivo o un sinuoso dejarse llevar por calles y callejas a cualquier hora. Imposible solidificar imágenes que, como fugaces focos, fueron el escenario de emociones que impregnaban como las flores con su perfume, ese devenir de las palabras. Una galantería que se esfumó etérea y como tal, no perdura si no se la retroalimenta. En fin. Una larga espera que va perdiendo hora a hora el embrujo, la picaresca, la alegría primaria, esa que se vive sin importar más nada. Vuelvo al juego. La carta que tenía en mi poder definiría la mano. Betty Chiz, Montevideo, 1935, Periodista, escritora, fotógrafa. Premios y menciones en concursos de poesía y fotografía. Publicó libro de poesía Los versos del hoy por hoy (1983), Tiempoverso (1984, colectivo) y en Círculos de poesía aBrace. Narrativa: Letras uruguayas (1997); Cuentogotas, De alisios y pamperos, aBrace, Curumi 4, aBrace; Apostrophes (Chile, 2005) y Los mil y un insomnios (Toluca, México), coordinando su Maratón de lectura en Uruguay. Ponencias en los Encuentros Internacionales de aBrace y en el XI Encuentro Latinoamericano de Poesía en Chile (2005). Participó del ciclo Poemas con Aroma de Café (2005). Exposiciones fotográficas en Uruguay y Argentina y en la muestra de Arte Correo contra el Apartheid. Instalación Navegar es Necesario con la artista Stella García. Participó en la 1ª Bienal de Poesía de Brasilia y en CD UNIVERSAR de Leonardo Figuera. Es columnista de aBraceRevista INTERNACIONAL y codirige el Espacio Mixtura.
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CLEVANE PESSOA - BRASIL LIBÉLULAS
Q uando as libélulas se acasalam, formam, com os corpos, um coração vasado. Com a paisagem ao fundo. Às vezes, as águas por onde gostam de zanzar. Por vezes, o azul do céu. Inquietas, vão de um lado para o outro. As transparentes asas, parecem de celofane. Às vezes acasalam-se no ar. Lembram os amantes, os enamorados de Chagall, que flutuam, tal a leveza, tal a inconsistência corpórea. Passam a viver no coração. No desejo,que pulsa entrepernas. Sempre se diz que enamorados vivem nas nuvens... Recorda quando estavam em Tripuí, um Pesque, Pague e Solte. Fotografou centenas de dragonflies, as libelinhas ou libelulazinhas, daquelas avermelhadas. Enquanto o marido, Eduardo, pescava, desenhava-as a bico-de-pena com uma hidrocor achada no fundo da bolsa. Depois, inspirada, sentou-se e escreveu um conto. Saiu correndo quando seu pescador acenou-lhe ao longe, com um gordo pacu na ponta do anzol.Foi dar-lhe o prêmio costumeiro:um beijo, tão gordo, suculento e redondo quanto o peixe devolvido ao lago. Hoje, foi arrumar uma gaveta e encontrou as folhas com os grafismos. Dirigiu um pensamento ao marido morto:-“Será que lá em cima, você pesca sentado nos bancos de nuvens? Será que pesca os peixinhos da minha saudade teimosa? Será que libélulas etéreas fazem corações para você lembrar que ainda estou por aqui?” A lágrima fez um borrão sobre uma das libélulas -a imagem de um coração partido, apareceu e ela própria, fremiu qual um dragonflye, agora sem par. CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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MÃE E FILHO
Sai às pressas para o trabalho.Deixa o filho pequeno, de sete anos, ainda a dormir. Divorciada, tem um ex-marido que não paga a pensão da criança, mesmo tendo ela dispensado a própria, àquela época, usual: “Como receber dinheiro de alguém a quem não mais amo, porque engravidou outra?” Os pais dela moram na esquina. O homenzinho já sabe fechar a porta e ir para a casa dos avós. Quando não era ainda alfabetizado, ela desenhava instruções, usando uma família de caracóis, onde não havia pai e sim, tios e avô. O genitor tinha agora, uma pequenina a quem dera o nome do primogênito, no feminino. A jovem mulher mantinha três empregos e fazia faculdade. No de finais de semana, levava o filho. Desenvolvera com ele uma excelente comunicação. Não era época de telefonia móvel. Até a não verbal, era boa. Naquela manhã, escrevera: “Sandro, Bom dia! Não esqueça de fechar a porta. Escove os dentes, lave o rosto, tome café com leite e biscoitos. Quando eu voltar, trarei pão. Coma frutas, o que quiser. Faça os deveres direitinho. Às 10 horas,t ome banho e se vista. NÃO DEIXE NADA LARGADO NO CHÃO DO SEU QUARTO. Beijos, mamãe te ama.” O garotinho leu, pegou sua canetinha e escreveu:“Não precisa gritar.” Na véspera, exausta depois de uma prova de estatística, ela vira seus brinquedos espalhados e reclamara...As letras maiúsculas foram usadas sem querer, mas ele as percebeu.
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COMPASSOS DESIGUAIS
Calor na pequena cidade. Ontem uma cerimônia formal. Ambos
vestidos elegantemente. Ele de terno havana. Ela, de preto com rosas de cetim. Um casal . Agora, lembra num flash:os corações pulsam em quase uníssono,na praça, onde registram em fotos digitais, uma locomotiva verde. Ele de camiseta, ela de vestido leve. Na fonte, jatos dançam ao som de música e os atraem. Cores etéreas colorem águas. Dançam, sem se incomodar com passantes. Beijam-se. Fotografam-se. Cabelos brancos não importam. Ela, prestes a entrar em sua vida. Ele, afoito, pensa-se adolescente, quer curtir momentos breves. Diferença de compassos. Retornam juntos, de ônibus, conversam,riem. Ele come pudim-de-leite Moça, diz que vai repor energias. Ela come calma, pequena maçã verde.Tem energias para todo o sempre. Ele teve AVC e foi fumante. Ela jamais fumou e caiu de uma escada,machucando a coluna. Uma vez, ele bebeu aguardente com Lexotan, entrou em coma. Ela bebe apenas uma taça de vinho em certos momentos especiais.Resolve perdoar a tentativa de suicídio: “Mas tamanho desamor não pode haver”, lhe diz...E queria salvá-lo (“Menina, você me salvou”,ele revelara uma vez). Ele, o que insistia, fugira. E ela perdoa-lhe tê-la preterido à Morte e também a fuga. Ela o prefere entre tantos. Ele quer comprar alianças, um elo para prendê-la a ele. Ela diz que ainda é cedo. Já se sente enlaçada. Mas ele prefere laçá-la. É ciumento. Ela desconhece traição, não sente senão zelo. Ele é de mentir como quem conta casos de ficção. Ela não mente. Resolve dedicar-se a esse homem. Ele tem medo de ser feliz. Pede tempo. Ela o reinterpreta e afasta-se. Compassos diferentes. Ele envia textos. Ela marca SPAM. Ainda,ouvem as mesmas música, mas distantes. CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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O USO
O cheiro conhecido desde o nascimento. Coração eletrizado,
adrenalina onde nadam os peixes do medo e da angústia. Lágrima arde no canto do olho direito. Não ousa enxugá-la. Os passos. Aporta, que é fechada devagar, cuidadosamente. A chave gira no espaço da fechadura. Nenhuma possibilidade de pedir socorro ao mundo. A ameaça de ter a mãe morta, caso grite. Os dedos se crispam. As pálpebras são cerradas e nada as fará se abrirem. Nem as pestanas das persianas. A mão pesada, rosada de ácido úrico, desvira o copinho miserável em sua fragilidade e uso indevido. As pernas são afastadas com uma lentidão desesperadora, absurda em seu pavor. Somente depois que o homem se afasta,quase na ponta dos pés, ela abre os olhos doloridos. Não entende bem , porque não tem idade. Fez o pacto do silêncio por medo absoluto. Sabe que é menininha má. Mas um fremir de asas por perto, lhe acalenta a alma: o anjo começa a consolá-la e a enxuga delicadamente. Abraça-a e canta uma canção de ninar até que adormeça e pense amanhã que sonhou um sonho recorrente, feio e ruim. Mais uma vez.
Clevane Pessoa. Psicóloga, ensaísta, oficineira, jornalista, é consultora de cultura da Associação Mineira de Imprensa, AMI(Belo Horioznte-MG-Brasil). Primeito lugar de Poesia no festival de Inverno de Ouro Preto/Mariana em 2009. Publicou sete livros, vinte e-books e está em uma dezena de antologias virtuais e cerca de noventa de papel, por premiação, mérito literário ou cooperativismo.É a vice presidente do IMEL(Inst.Imersão Latina), Diretora Regional do inBrasCi(Inst.Brasileiro de Culturas Interncionais) em Belo Horizonte, MG.Ainda em 2009, recebeu o 9º Prêmio do aBrace, do qual é representante em Belo Horizonte, MG.É embaixadora da Paz pelo Cercle de Les Ambassadeurs Universales de la Paix e considera-se uma militante. Na XIV Bienal do Livro, Rio de Janeiro, lançou Erotíssima, de poesia e O Sono das Fadas,Literatura Infantil e Olhares, Teares, Saberes, poemas lúdicos. É uma das autoras de: Mujeres en el Banquete de Eros (aBrace,2008) do qual teve um poema musicado para o Cd SOMENTE MULHERES. Escreve na aBraceRevistaINTERNACIONAL.
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IVÁN PRADO SEJAS - BOLIVIA LA LUCIÉRNAGA
E ncandila y encandila en la noche más oscura de Cronos. Va camino a la metrópolis y se pierde en el horizonte de la ceguera. Nadie la ve ni la aprecia. Retorna al campo, y su ilusión de existencia vuelve a resurgir. Una onda de aire, cual ola marina, la mece en el espacio, semejante a un colibrí de ‘‘luz’’ y ‘‘oscuridad’’. Un niño campesino observa extasiado su revoloteo. Inmerso en su fantasía, el infante se prende a su lomo, y junto con ella se pierde en el infinito.
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LA ORGÍA SOCIAL
E staban el Capitalismo y el Socialismo a punto de casarse. ¡Quién lo diría! Ni el más avezado político se imaginaría este matriqui fuera de onda. Apareció el cura consternado frente a la situación; iba a bendecir con alegría tamaña relación. Los padrinos, en calzoncillos, salieron a las prisas de su casa para apadrinar un acto inusual, por no decir impúdico. Habían invitados de todas las clases, desde altos ejecutivos de frac hasta obreros con overol. No faltaba nadie en la ‘‘cadena de valor’’. También estaban invitadas: ‘‘musas’’, ‘‘mises’’ y ‘‘micifuzas’’. La fiesta comenzó. Los más puritanos se preguntaban asombrados: Por qué la fiesta había empezado antes de la ceremonia nupcial. Pasó el tiempo y el cura ebrio como una mula, dijo: Arrodillaos hermanos, que la fiesta empezó, rezad para que el matrimonio se consuma, ya que los dos contrayentes, arrepentidos están de su existencia. Solamente una orgía descomunal hará entrar a ambos en razón, para que junten sus vidas ‘‘ad eternum’’.
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LA PULGA GOLOSA
E ra una pulga hambrienta que se remecía en el pelo número 10.000.000.000 de un Ovejero Alemán. Dio un salto acrobático y fue dar a una llanura de piel suave, donde los vasos sanguíneos se mostraban como ríos pequeños de sangre, circulando. La pulga veía esos cordoncillos llenos de plasma como la ‘‘última poción’’ a ser tomada en una hora de festín. Suavemente, dirigió sus patas delanteras hacia su boca y alisó con sus uñas sus filudos labios. Movió las fauces, en contracturas vertiginosas, salivando, como quien prueba inicialmente el aperitivo. Pasaron algunos milisegundos de parálisis y de concentración intensa, y ¡Spiff!, el insecto, con su boca, rompió el pequeño vaso, y como un infante de pocos meses, ‘‘chupó’’ y ‘‘rechupó’’ la sangre de su víctima. Cada gota fue saboreada, como quien degusta el elixir de la vida compuesto de mil sabores que hacen honor al estómago de un buen comensal. Terminó el festín y el parásito estiró sus patas, dirigió su cabeza hacia arriba y lanzó un eructo de satisfacción. Todos los componentes de la colonia de pulgas deberían enterarse que su dicha era plena. Luego, dio otro salto espectacular, mostrando su capacidad innata de súper atleta. Se dirigió a un lugar que había adoptado como su sitio de descanso. Era un lugar velludo que se encontraba en una de las axilas del perro, muy cerca de un bosque tupido de pelos. Ahí dormiría su siesta. Era un sitio ideal. Se acurrucó entre dos pliegues de piel calentitas, y cual osa perezosa, la golosa se dispuso para dormir e ingresar en el nirvana del ensueño. De pronto, sintió que un alud de baba inundó su alcoba; el perro había dado una lamida… La pulga se encontraba toda cubierta de saliva sobre la lengua del perro; ahora, ella sabía que el sueño sería eterno.
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FILOSOFANDO SOBRE LA LIBERTAD
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os gusanos de seda, en un frondoso arbusto, se encontraban conversando sobre la posibilidad de ser libres, y decían: —Oye tú, ¿cómo podríamos ser libres, de tal forma que pudiésemos salir volando para atravesar el cielo raudamente? —No sé. Realmente no sé cómo podríamos. —Te fijaste, cómo hay ciertos gusanos, bastante locos, que dicen conseguir la libertad, encerrándose en un cajón que denominan ‘‘capullo’’. ¿No te parece ridícula la idea? —A mi me parece que es una idea sacada de los cabellos. No sé dónde tienen metida la cabeza esos pobres gusanotes. Deberían meterlos en un hospital psiquiátrico, para curar su locura. —Y todavía dicen más. ¡Comentan que algún día seremos ‘‘mariposas’’! —¿Dices mariposas? Sí, ya escuché hablar sobre eso. —Esos despistados dicen también, que uno hace su ‘‘capullo’’ —yo diría su tumba—, se mete en el mismo, y después de un cierto tiempo sufre una metamorfosis y se transforma en ‘‘mariposa’’. Así, después indican que uno sale volando, libre de toda limitación gusanezca. Je, je, je, ¿no te parece una estupidez? —¡Uhm!, eso ya parece ciencia ficción. No me explico de dónde sacan semejantes ideas. ¿Salir volando como alma etérea?, es un absurdo. —No sólo eso. ¡Es una chifladura total! De súbito, el reo despertó, y contó su sueño a su compañero de celda. Ivan Prado Sejas.Escritor, ganador del Premio Literario 1998, del Ministerio de Cultura y Deportes de Bolivia, con la novela Inka Kutimunña (El Inca ha vuelto). También ha escrito la novela de narrativa fantástica: Las Amazonas, Poder y Gloria; la novela de ciencia ficción: El Crepúsculo en la Noche de los Tiempos, y una compilación de cuentos de ciencia ficción y fantasía: Los sueños del Padre. Asimismo, ha escrito artículos y libros técnicos dentro el campo de la Psicología.
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LEONARDO FERNANDEZ GOMES - BRASIL VAIDADE
A cordou antes das sete horas. Saiu sob o morno sol da manhã, para não envelhecer a pele e foi comprar pão integral. Lavou o rosto e passou todos os seus quilos de protetor solar, perfume em tal quantidade que recenderia facilmente por toda a cidade. Passou gel suficiente para transformar um maratonista dos mais inquietos em estátua. Colocou sua calça jeans, de estilista famoso, combinando-a com a camisa e evitando amassar o topete. Quase meia hora depois, tendo colocado tanto talco no tênis que mal havia espaço para o pé, pegou a sua chave guardada no bolso de um terno importado e foi comprar o pão. Atravessou a rua em direção à padaria localizada na outra esquina, distraiu-se com a ilusão de uma ruga no reflexo de um espelho... Morreu em pedaços, como um qualquer.
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LAPSO DE DESENCANTO
Um homem, por volta de 25 anos, rusticidade e indelicadeza em pessoa, dirige seu carro em plena Rio Branco, sob um sol de meio dia. Seu rosto é naturalmente enrubescido, de tanta brutalidade contida. De repente, o carro roda na pista, devido ao excessivo descuido em relação ao acelerador. Por extrema sorte que o acompanha, não ocorreu nada realmente grave. Vem correndo em direção ao carro uma multidão aflita, apenas esperando que alguém realmente preparado tome uma atitude coerente. Uma mulher, também por volta de 25 anos, abre a porta do carro e se depara com os olhos que sonhara há tanto tempo. O “gentleman” desce do carro e agradece pela preocupação da moça que, vendo não ter ocorrido nada de real desespero, aproveita a oportunidade e oferece uma carona ao sublime desconhecido. No caminho, esquecendo-se de todas as dores e arranhões, os futuros pombinhos se encontram dando risadas sobre a vida e os sentimentos, como era de se esperar... Nem três meses se passaram entre o encanto e o casamento. Foi tudo muito rápido, devido a uma pressão das amigas que sonhavam ter um príncipe encantado daquele. Por isso, havia também o medo de perdê-lo. Meses depois a ainda alegre casada, decide dar aquela limpeza em casa para agradar ao tão gentil marido. Quando ele chega a casa com um monte de flores para entregar-lhe, escorrega (acidente do desencanto) e... “-Sua... você não sabe o que faz?” ...“Seu... você que é um descuidado, desastre em pessoa”...“Sua... não sei como fui me casar com você”...E tudo volta a ser como era antes.
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EU, HEIN!...
A cho que meu vizinho tem churrasqueira... Vejo direto uma fumaça saindo lá de dentro e eles entrando com um monte de farinha branca em um saco. Além disso vivem conversando sobre “levar o presunto porque já está fedendo”... Mas parece que semana passada tudo desandou por lá, porque um amigo distraído parece ter provocado um vazamento na casa. Deve ter sido muito grande mesmo! Fiquei ouvindo daqui: “Não puxa o cano, não puxa o cano” e depois escutei um barulho meio alto (devo confessar que fiquei meio assustado). Depois eles voltaram a falar em presunto, então nem fui lá pra tentar ajudar. Quem mandou não me convidarem... Não ajudo mesmo... E tenho medo dessas festinhas acabarem em violência.
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A CANETA
A quela não era apenas uma caneta, assim como são todas as outras. Fora oferecida ao Presidente da República, acompanhada de um solene pedido: deveria ser utilizada nos mais importantes papéis assinados para “o bem da nação”. Foi tudo muito comovente: um homem comum, como todos os outros homens comuns, apertando a mão de um ídolo nacional que aceitara seu presente. Assim como tudo na vida passa, o tempo também se foi, levando consigo um homem e as lembranças diárias e inesquecíveis de um presente. Como tudo na vida se cruza... Um repórter (filho de um homem comum) decide perguntar ao ex-presidente:“-E a caneta?” “-Caneta? Precisa de uma?” “-Não, não...Esquece!”
Leonardo Fernandes Gomes. Brasil. Estudante universitário reside e Planaltina DF. Publica pela primeira vez.
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MÓNICA MARCHESKY - URUGUAY SE ENCONTRABA A TREINTA Y DOS METROS DE ALTURA.
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l reloj de pared marcaba la hora veinte. Se levantó a preparar un café y uno de los lápices sobre el escritorio, rodó por los estantes, hasta perderse entre los cables de su computadora. -¡El suicidio del lápiz azul! –dijo en voz alta. Desde ese momento comenzó a soñar con suicidas. El Psicólogo le sugirió que tratara de no asociar ideas con objetos. Un día a fines del mes de Octubre, estaba dando una conferencia de las lenguas primitivas europeas y su influencia en distintas regiones, cuando irrumpieron chicos disfrazados de monstruos. El griterío se perdió en el patio y apareció de pronto un Freddy Kruger con sus garras y su macabra sonrisa. Se dirigió al chico y le dijo. -Freddy, acá estamos dando una conferencia. No contestó, se limitó a eructar groseramente. -Continuaremos con nuestro tema a pesar de Freddy. –y agregóintentaremos pensar que estamos en el infierno de Dante. Inmediatamente el lugar se tornó oscuro, Freddy se incorporó de un salto, le desgarró la piel y la arrastró hacia las profundidades.
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¡ALERTA, NUEVO VIRUS ROSA!
Zona: Terminal de Tres Cruces. Hora: medio día. El tránsito es infernal, ómnibus se fusionan con madres inquietas que llevan sus hijos al colegio. Me encuentro en la parada del bus, aburrida, esperando un 300 amarillo que me acerque a mi trabajo. Soy un autómata más. De pronto empieza a aparecer en mi campo visual, una mancha rosa, que se mueve, constante y sincronizada... pasa delante de mis ojos, es una anciana encorvada, debe tener más de 80 años. La sigo con la mirada porque hay algo que mi mente no coordina y tiene que comprobar. El cabello blanco, atrapado en un rodete, un vestidito rosa con voladitos bebé, unos zapatos rosa-acharolado tipo Guillermina y medias rosadas al tobillo, toda ella subida a una bicicleta rosa-rosa, pedaleando a buen ritmo. Pienso que debe ser una falla del sistema, la sigo con la mirada hasta que se pierde en la gran boca de un tránsito insoportablemente ruidoso. Miro a mí alrededor buscando una mirada cómplice de otros autómatas... nada. -¡Mierda! –digo en voz alta- cada vez los hacen más coloridos..... Cruzo la calle y me enchufo a la Matriz...
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LOS OJOS DE MI AMIGO “Poseído de espanto, emprendí finalmente la huida ante su impenetrable tiranía como ante una peste, y hasta el fin del mundo huí, huí siempre en vano”. Edgar Allan Poe.
S i muero primero –nos había dicho nuestro amigo a nosotros dos.
–A vos –señalando al más viejo, te tocarán mis orejas, y a vos – señalándome a mí- te tocarán mis ojos, para que pueda seguir por siempre junto a ustedes. -Está bien, está bien –le increpamos- ya basta, no tomes más... Pero nuestro amigo nos había hecho una doble broma, porque él sabía que iba a morir, nosotros no. Al cabo de unos meses falleció. Estuvimos en su entierro hasta que sólo nosotros dos quedamos en el silencio del cementerio. Entonces mi amigo, el más viejo, comenzó a escarbar como un enajenado la tierra que cedió sin resistencia a sus manos, dejando el féretro expuesto. Se tiró dentro del hoyo, abrió la tapa, sacó una afilada navaja y con decisión que yo no conocía, seccionó ambas orejas del cadáver, las colocó en una bolsa y me gritó desde el fondo. -¡Ahora te toca a vos! -¡No puedo! –le grité, como se te ocurre semejante disparate... -Debes hacerlo –me decía mientras trepaba por la tierra- te perseguirá toda la vida, es el destino, él lo quiso así. -¡No puedo! ¡No puedo! –volví a gritar retorciéndome entre mis instintos. El más viejo salió del hueco con su bolsa de orejas y se perdió rápidamente en la oscuridad y siguió gritándome hasta que no lo oí más. -¡Debes hacerlo, recuerda que te perseguirá toda la vida, es tu destino, no puedes huir!. Saqué fuerzas y bajé al foso para cerrar el féretro, pero la tapa se atoró en una raíz, trepé hacia el exterior y comencé a tirar tierra, no podía dejar eso así, estaba muy mal. Una niebla cubrió en CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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un segundo toda sombra existente, sólo dejó al descubierto las telas de araña en las ramas más bajas de los pinos y las huellas de las babosas sobre las lápidas. Caminé hacia la dirección de la salida, logré alcanzar la puerta y me tiré hacia la vereda. Decidí que caminaría. Serpenteé entre las calles. La sensación de persecución era muy fuerte. Al llegar al centro de la ciudad disminuyó y pude sortear el poco tránsito de la noche. Al subir las escaleras, volvió a estar junto a mí el aliento de mi amigo en mi nuca. Me metí en la ducha, pero al levantar la sábana para acostarme, huellas de manos, sucias, barrosas, se confundían con pisadas que se perdían en la puerta. Quedé paralizado al ver que desde la almohada me vigilaban “los ojos de mi amigo”.
LA COLECCIÓN DE MUÑECAS
Isabel tenía que conseguir aquella muñeca rusa para la colección. Tenía muñecas de distintas procedencias y lugares. Todas guardando su diferencia; de cerámica, de loza, de papel, de tela. La última que había adquirido era una kokeshi japonesa trabajada en una sola pieza de madera que le había llevado tiempo conseguirla, pero aquella matroshka rusa era su último objetivo. También era de madera pintada como la kokeshi. La primera muñeca era casi sin color, pero las otras en su interior eran de un color increíble, eso fue lo que despertó su pasión de coleccionista. Desde el día que la había visto en el escaparate de la casa de compra-venta de aquel hombre tan desagradable como enigmático, supo que debía conseguirla. -No está a la venta -le había dicho en tono amenazante- es de colección privada. Luego de muchos años y al enterarse que el hombre había muerto, fue hasta el centro comercial y entró a la tienda, la cual era atendida por 28
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su nieto que era igual de desagradable que el viejo. No encontró por ningún lado la muñeca rusa. El muchacho le dijo que su abuelo había pedido que lo enterraran con todas sus muñecas, las cuales habían colocado dentro de la cripta familiar junto con el cuerpo. Lamentó el hecho de haberlas perdido, porque tenían un valor incalculable para coleccionistas. Pero -le dijo- era la colección privada de mi abuelo y su última voluntad fue cumplida. Isabel no podía dejar que se le escapara la muñeca por capricho de aquel desagradable hombre. Fue hasta el cementerio, esperó la noche, violó la cerradura, encendió una antorcha que estaba en la puerta y se introdujo en aquella cripta oscura y húmeda. El féretro estaba allí, la colección de muñecas se distribuía por todos lados alrededor de él. Buscó en la semioscuridad la muñeca rusa hasta que al fin la encontró. De pronto la tapa del féretro comenzó a abrirse y una mano emergió de entre las sombras, la sangre se le heló al ver que «aquello» se le acercaba arrastrándose. Vio como las muñecas tenían los ojos puestos en ella y sintió una pincelada sobre su rostro, gritó sin poder moverse hasta que «aquello» terminó de pintar su cara, arreglar sus cabellos y colocarla sentada junto a las otras muñecas. Aún tenía la matroshka en las manos, eso la tranquilizó, y cerró los ojos.
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SERIE UN MINUTO ENT ONCES SE DIO LA L UZ ENTONCES LUZ UZ. Mis manos de lodo Y mis ojos, gritaron al unísono Y dando grandes zancadas Mudé mi piel. 30 DE OCTUBRE Me miraste y surgieron todas las preguntas del universo. -No tengo respuesta para eso –te dije. Y cerré tus ojos. NAPOLEÓN Y LAS VIOLETAS Cuando Napoleón regresó a la tumba de Josefina, las violetas, estaban marchitas. Mónica Marchesky. Nace en Salto (Uruguay). Poeta, novelista y ensayista. Representante del Movimiento Internacional aBrace en Montevideo. Integrante del Grupo Surrealista del Río de la Plata. Co-coordinadora de Espacio Multicultural Mixtura. Publica con aBrace Editora: Letras en movimiento, Cìrculo de narrativa II, Cuento gotas VII. Un cuento gótico se su autoría fue publicado en: III Premi Literari de Constantí – Narrativa Breu. (Tarragona- España). Participó en el festival de cuento breve del Centro Toluqueño de Escritores y varios de sus trabajos fueron recogidos en la antología: “Los mil y un insomnios” (Toluca – México). Colaboradora activa en revista cultural: Internos y aBrace Cultura. Creadora del ciclo: “Viviendo Cuentos”. Ha recibido numerosos premios a nivel nacional e internacional entre los que se destacan: Primer premio ensayo “En nombre de los pájaros” (Trabajo sobre Enrique Amorim), Primer premio cuento “El hombre musgo” en concurso Dr. Alberto Manini Ríos, obteniendo además menciones de honor en dramaturgia. Año 2007 obtuvo mención y publicación del cuento “Flores Exóticas” en el Primer Concurso Nacional de Cuentos: Paco Espínola, organizado por la Biblioteca Nacional y Radio Difusión Sodre. Responsable del Taller Literario del Castillo Pittamiglio.
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PAOLA BRADAMANTE - ITALIA SERIE ET (Extraterrestres) (1) Lágrimas por ET
Era muy joven y trabajaba en un país extranjero. Estaba lejos de mi seres queridos, de mi país que tan sólo en aquellos momentos podría calificar de “patria”, compartía mi rutina laboral con colegas fríos e introvertidos y los escasos momentos libres con pocos amigos que, detalle curioso, pero casi obvio, eran todos extranjeros. Una de las diversiones preferidas era ir al cine, excelente en aquellos tiempos, con el único problema de que todas las películas se proyectaban el lengua original, o sea, en el 98% de los casos en inglés, lengua que desconocía. A pesar de ello iba igualmente, ayudándome con los subtítulos, que nunca aparecían en mi lengua materna, y con la imaginación. Un día como otros fui con mis amigos, hombres y mujeres, para ver ET. Íbamos por el deseo expreso de una chica, ya calificada de ‘‘idiota’’ por uno de los hombres. La trama era tan simple que no podía no entender y me conmoví tanto con la escena madre, quizás poniéndome en la piel del pequeño extraterrestre que deseaba desesperadamente volver a casa, que se me llenaron los ojos de lágrimas. ¡Me sentía ET! Avergonzada trataba de disimular, cuando de repente mi amiga, sentada al lado, me pasó un pañuelo de papel. Estaba llorando y más que yo.
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(2) Radio alienígena
E scuchaba la radio, algo poco habitual, ¿qué me habría pasado por la cabeza aquella tarde? Buscando al azar algo interesante me encontré con una transmisión sobre los extraterrestres. Me puse curiosa, aún siendo escéptica, o quizás por ello. El presentador le preguntaba a los oyentes si habían visto a un extraterrestre y qué harían en el caso de encontrarlo. La mayor parte de la gente afirmaba que estaba segura de su existencia - de no serlo, no llamarían, reflexionaba yo con ironía - pero que desgraciadamente hasta aquel día no habían visto a ninguno. Todos, aparte de un hombre quien dijo que estaba en permanente contacto con ellos, que cada día los alíenos pasaban volando cerca de su casa, haciéndole señas desde el cielo. ‘‘Todavía no me han invitado a subir a su nave’’, dijo, ‘‘pero seguramente un día lo harán y por supuesto no me voy a negar.’’ Cuando se le preguntó por su aspecto físico y sus opiniones, dijo que todavía no los había visto, pero sí podía leer sus pensamientos, que eran seres pacíficos, que su principal preocupación era evitar el estallido de la tercera guerra mundial. Me pareció ver al presentador tratando de disimilar una sonrisa irónica... Sorprendentemente, me parecía reconocer la voz de aquel hombre...
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(3) Abducción selectiva
Mi pareja cree en los UFO, yo no. Por lo menos así era... Esto era fuente de constantes discusiones hasta que pasó algo extraño. Una noche él quiso ir a un lugar conocido entre los apasionados por el tema. Me negué, él insistió... Me entró curiosidad. Le pregunté por qué tenía que ser de noche, en el campo; no me contestó. Fuimos. Al principio éramos los únicos, pero poco a poco llegaron otras personas. No pasaba nada, sólo sentía frío, pero de repente... Vi en el cielo una luz que se volvía cada vez más intensa... ¿una nave espacial? Sentí un miedo terrible. Mi compañero estaba tranquilo. Su aspecto era extraño... se iluminaba, irradiaba una intensísima luz blanca. Miré alrededor; vi que todos los presentes se iluminaban, cada uno de un color distinto. Mi pareja era el único que resumía todos los colores. Todos se encaminaron hacia la nave, como si una voz misteriosa, que tan sólo ellos podían oír, les llamara. Permanecí apagada; nadie me llamó. Me quedé sola en el campo. Me costó un gran esfuerzo volver a casa. Con inmensa sorpresa al despertar vi a mi pareja a mi lado. Nunca quiso darme explicaciones sobre lo sucedido.
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(4) Revelación
Mi pareja es el hombre de la radio, al mismo tiempo el chico que se reía de la muchacha que lloraba por ET. Debido a nuestras diferencias ideológicas, temo por nuestra relación. ¿Encontraremos una solución? Sigo sin saber qué sucediera la noche de la abducción. Desconozco por qué él cambió de opinión de forma tan radical. Mejor dicho, lo desconocía ya que conseguí la revelación. Parece que los extraterrestres escojan precisamente a los más escépticos para darles una prueba de su existencia. Un día él se encontraba trabajando en el jardín de su casa, cuando vio un objeto luminoso que aterrizaba allí cerca. Quiso ir a verlo, pero estaba paralizado, ¿sería el miedo o algo que le estarían causando? Medio muerto por el susto ‘’sintió’’ que debía ofrecerles a sus involuntarios huéspedes las herramientas para realizar unos arreglos imprescindibles; al mismo tiempo sentía que no debía mirarlos. Debía entregar los objetos, sin más. Así lo hizo y volvió a su casa. Algunas horas más tarde, cuando comprendió que ya podía hacerlo, fue a ver: la nave había desaparecido junto con las herramientas. Desde aquel momento tuvo la posibilidad de entender a los seres a quienes había ayudado que desde aquel día le visitaban diariamente.
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SERIE RELIGIÓN (Prejuicios)
(1) El hijo pródigo
S
entía un hambre terrible, como nunca antes había sentido. Se me retorcían las entrañas. Tenía sed, ¡era difícil encontrar agua en mis condiciones! ¡Adónde había llegado! Había dejado mi casa seguro de mí, en busca de libertad, seguro de que mi juventud, mi belleza, mi fuerza eran más que suficientes para encontrar un destino mejor. ¡Muy por el contrario! Tan sólo había recibido palizas. Había llegado a pedir limosna, peleándome con otros mendigos por la escasa comida que conseguíamos... No obstante, como soy orgulloso, he decidido volver a casa sin mostrarme vencido, sin arrastrarme cabizbajo pidiendo perdón. Ahora ya basta de reflexiones, ¡voy! Entro en el jardín. María me ve llegar, sonríe.. ¡Me sonríe a mí! ¡Cuánto la quiero! Corro hacia ella y ella hacia mí. Me abraza. Me besa. Me lo besa todo. De la cabeza a las patas sin olvidarse de mi espléndida cola de gato persa, ahora sucia. ¡Muy sucia! El vestido elegante de María se llena de suciedad y de pelos, temo que me rechace por ello, la miro preocupado, pero ella, adivinado mis pensamientos, me abraza aún más fuerte. Me lleva hacia casa donde me espera comida, leche, cariños... Puede que para mí la libertad tuviera un precio demasiado alto...
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(2) Solidaridad
S oy María, la dueña del hijo pródigo. Como se verá, soy una persona algo puritana, tan sólo capaz de sueños atrevidos. Por supuesto soy católica, creyente y practicante; le tengo antipatía, para no usar palabras más fuertes, a otras religiones, especialmente a la musulmana. No obstante hubo una ocasión en la que tuve que revisar, aunque fuera parcialmente, mi punto de vista. Estaba ingresada a causa de una grave intervención, me encontraba sola y prácticamente abandonada por todos. Por supuesto, me sentía deprimida. Un día, paseando por el corredor, poco antes de que me dieran el alta, vi a un hombre que había sido limpiador donde yo trabajaba. ¡Qué sorpresa! Nuestras miradas se entrecruzaron: él visiblemente sorprendido de verme allí, como paciente y no como doctora; yo, de verlo trabajar en aquel lugar, ya que estaba convencida de que habría vuelto a su país, Marruecos. Se me acercó y me preguntó educadamente qué me había pasado. También me deseó una pronta recuperación. Su cara expresaba sinceridad. Me sentí agradecida, nunca me habría esperado un gesto de solidaridad por parte de un casi desconocido, una persona que reputaba ignorante - aunque él afirmara ser médico - aparte de ser hombre y musulmán.
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(3) Juego de naipes
E staba en el balneario de mi ciudad, en un día caluroso de verano. Inmersa en el agua de la piscina para refrescarme, observaba a la gente a mi alrededor. De repente unas escenas atrajeron mi atención. Cerca de mí había tres parejas que observé una tras otra, en el orden casual en que se encontraban. De hecho, la primera no era una pareja; se trataba de dos chicas y de un chico; él estaba sentado en el borde de la piscina, las mujeres se encontraban en el agua, al parecer luchando por él. Parece que venciera la más audaz que se permitía unos cariños muy atrevidos, tratándose de un lugar público abarrotado de gente. La perdedora pareció resignarse sin problemas. Más allá había una pareja enamorada que intercambiaba besos y cariños en el agua, comportándose como si estuvieran solos en su dormitorio. Parecían felices y muy enamorados. La tercera pareja, estando en el agua a debida distancia, estaba discutiendo con vehemencia reprochándose con violencia y fuertes palabrotas su respectivo supuesto mal comportamiento. ¿Es así que terminan todos los amores? ¿Cortejo, amor y desamor? Y si, como en un juego de naipes, ¿hubiera cambiado el orden del juego, poniendo en último lugar la pareja enamorada?
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(4) Una boda muy especial
M e sentía un poco nerviosa por mi boda inminente, pero al mismo tiempo me encontraba feliz. Estaba muy elegante con mi vestido largo de encaje; el único detalle que lo hacía especial era su color negro. De hecho, mi boda sería una novedad y marcaría un antes y un después en la historia de nuestras tradiciones, pues me casaría simultáneamente con tres hombres, aunque fuera con la bendición de un cura que sorprendentemente había atendido a mi deseo comprendiendo la necesidad de modernizar el culto. Mis futuros maridos cumplían cada uno una función. Pablo era un hombre serio y trabajador y sería él quien se dedicaría a las necesidades económicas de la familia. Ricardo era el galán, un hombre bello y un notable amante; seguramente sería el compañero ideal de inolvidables noches. En mi nueva familia ideal no tendría que faltar el amigo culto y conversador, quien me acompañaría de día, éste era Julio. Hoy cada uno vestiría según sus características principales: seriedad, atracción, amabilidad. Ya se oían las campanas de la iglesia, ¡qué emoción! Me desperté sola, con un poco de nostalgia, pero al mismo tiempo con alivio. ¡Tres hombres, ¡tremendo! ¡Qué trabajo! Mejor ninguno, pero desde luego a mis amigos se lo contaría.
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LA ASTRONAVE
E n el cielo se veía una mancha luminosa que se volvía cada día más grande. Ya era mayor que la luna. Nadie conseguía una explicación plausible del fenómeno hasta que los medios de comunicación no pudieron negar más la verdad: aparentemente un enorme asteroide se estaba acercando a la tierra. Iría directamente a impactar con ella. Los diversos gobiernos de la tierra habían hecho de todo, sin éxito: el misterioso objeto amenazaba con la destrucción del planeta. Cuando se supo, se difundió el pánico. El mantenimiento del orden público se volvió difícil, pero la mayoría de las personas se refugiaron en la religión confiando el alma a sus dioses. Por supuesto yo también estaba desesperada; trataba de encontrar una imposible escapatoria a una muerte segura. De repente una noche, mirando fijamente a las dos lunas, sentí que mi mente se ponía en contacto con unos extraterrestres. Fue una sensación estremecedora. Comprendí de pronto que el objeto no era un asteroide sino una enorme astronave que aniquilaría la tierra. Supe así que sus tripulantes no querían renunciar a su proyecto, ya que todo estaba decidido: la tierra se volvería cenizas. Como mucho, me salvarían a mí y a unos pocos que confiábamos en ellos o en un ser superior; ellos eran dioses. Les pedí tiempo, les pedí paciencia, les pedí comprensión: con el paso del tiempo lo hacían asimismo junto conmigo otras personas conectándose cada noche con aquellas mentes superiores. CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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Finalmente obtuvimos una tregua. La astronave empezó a alejarse y nadie se explicaba cómo fuera posible que el supuesto asteroide no siguiera su trayectoria. Sólo yo y María y unos pocos, sabemos la verdad de lo sucedido; y sabemos que este tiempo también se agotará.
Paola Bradamante (Trieste, Italia, 1957). Profesión: Químico. Socia de la Sociedad de Escritores Latinoamericanos y Europeos (SELAE) de Italia. Obra: Contribución a Antología Literaria a 30 años del Golpe Militar, 11 de Septiembre 1973-2003 (Italia, 2005); Cuentogotas VIII, libro colectivo de cuentos, aBrace editora, (2008); El Gato y otros cuentos, narrativa en español, aBrace editora, (2008); Casi una telenovela/Quasi uma novela, narrativa bilingüe español-portugués, aBrace editora, (2009); Participó y encaró la tarea fotográfica oficial cubriendo el 9º Encuentro Internacional Literario aBrace en Cuba, participando de la 17ª Feria del libro de La Habana, febrero de 2008. Concurrió a Santiago de Cuba como delegada de aBrace ante la UNEAC local. Participó y cubrió, conjuntamente con Alfonso Pascual, las imágenes fijas y móviles del 10º Encuentro Internacional Literario aBrace en Porto Alegre, Brasil en 2009. Reside y trabaja en Bolzano (Italia).Tradujo del italiano al español el libro del cantautor italiano y uruguayo Ángel Galzerano Oltremare y realizó varias traducciones del italiano al español y del español al italiano de poemas y prosa. Es Representante del Movimiento Cultural aBrace.
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RAMIRO GUZMÁN - URUGUAY FRUTOS
D ios dijo: - Ramiro: tienes bellos frutos de mis mordeduras. Y yo me encomendé a Él sin cuestionar. Poco a poco me hermané con la compañía y con la soledad. Poco a poco fui tejiendo mi alma con cardúmenes de sol. Me sorprendí un día más calmo. Oré atestiguando mi amor por mi fuente de amor. Quedé mirando la luz del silencio: estaba muerto y llorando, y, feliz, era yo.
EL LIBRO AQUEL
E l libro era fastuoso y fue una negligencia desprenderme de él.
Es que las musas se disputaban mi amor arañándose. El duelo más terrible era entre Concha y Yamené. Y yo le regalé a Concha mi ser pero me guardé mi ser. Vinieron de lo alto jerarcas militares a exorcizar mi corazón. Empecé a llorar por el libro fastuoso. Y yo le regalé una flor a Yamené.
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DANDO ALAS
L a Creación dando alas a la Creación. El mar vulnerable, nervioso, fascinado. Una mujer y su muerte, un lugar ulterior. Todo creciéndose, desiertos y selvas, apariciones y desapariciones. Entonces el fin recomenzando, una utopía grata. Me pongo a cantar semillas. Oigo la voz mía canturreando y bostezo. Y la mujer bosteza.
CAMPANADAS
J
esús tirita a mi lado. Y silba milagrosas melodías. Habita en ese adentro donde me purifico. Todo es vida: las campanadas de mi alma que saldrán de mis cenizas. Morí a mis treinta y seis años, en Salto, lleno de alegría. Morí, y no es una metáfora. Y desde esta tumba escribo la belleza imponente de las aguas de Jesús. Morir fue una hermosura, un lindo estado de cuentas.
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DOS DUENDES
D os duendes dialogan. Yo soy uno de ellos. Duendeando, he llegado a nacer. El otro duende es una ella. Transmite desde Madrid, donde además escucha atenta. Cómo el universo nos ha regalado nuestras ausencias… Cómo hemos reforzado en ellas el latido nuestro. Brindo con el otro duende por el otro duende.
CARNAVAL
U n café con leche. Una pregunta al sabor lleno de ruta. Mis padres viejos, llenos de esperanza. Un carnaval a tientas, enceguecido en mis lágrimas. Un extracto de fe. Una caricia del diablo. La dicha que regresa aquí. Un café con leche.
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Ramiro Guzmán nació en Montevideo, Uruguay en1972. Su vocación por escribir surge durante su niñez ganando los concursos nacionales de cuentos escritos por niños con sus textos La huida y La experiencia de una vela. Actualmente, a sus 37 años lleva publicados 17 libros y su obra ha sido elogiada públicamente por personalidades de la creación, como Enrique Estrázulas, Jaime Roos y Luis Alberto Spinetta. Sus textos han sido interpretados por Hugo Fattoruso, el español Miguel Dantart, Claudio Basualdo, Leonardo Figuera, Mario Villagrán, Jorge Nasser, Samantha Navarro, Nicolás Molla y Fernando Cabrera. Su cuento “No matarás”, fue llevado al teatro por Horacio Lapuriz. Con aBrace editora publicó La Filmación, poema en prosa, 2007 y Baile entre o Mestiço e a Deusa, narrativa, 2009.
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ROBERTO BIANCHI - URUGUAY CASUALIDAD
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oy a escribir un cuento sobre dos casetas de teléfono unidas, en que dos personas hablaban cada una con otra gente y de pronto se vieron y se sonrieron y tal vez, si los tiempos hubiesen sido otros y la partida no hubiese sido ese mismo día, a lo mejor hubieran podido compartir otras cosas, pero siempre queda la promesa que si algún día vuelvo, te escribiré para que me busques.
MAÑANA
¡Q
ué rápido dijiste, mañana! Te había preguntado cuándo tendrías libre para vernos, despedirnos, seguir diciéndonos que no es posible. Vos, que no era por mí, que era por otra lo que sentías. Yo, que era a otro a quien amaba, pero que por vos, no sé…imposible entenderlo. Ahora sé que ya no habrá otro día, mientras abro la ventana y el balcón me atrapa contemplando esta noche. Cuando ya no pienso que no me tendrás y sólo se ven luces lejanas desde este 9º B.
EL AUTOMOVIL
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e gran fuste el automóvil. El hombre se regodeaba de poseerlo. Iba vestido de riguroso traje y corbata, camisa fina de puños aprestados. Con el llavero quitó la alarma que realizó un breve y silencioso chasquido. Miró a su entorno y respiró profundamente el aire de aquel parque perfectamente arbolado y de maravilloso césped cortado al ras. Abrió la puerta del vehículo y sonrió mientras subía, se sentaba y ponía su mano izquierda en el volante. Giró la llave en el encendido. Entonces, del asiento del acompañante, tomó y se acomodó su gorra de chofer. CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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ERA UNA NIEBLA QUE NO SE DISIPABA
Intenté obtener de mis padres aprobación para sacar aquella
fotografía. La máquina de fotos me obsesionaba y no podía esperar mucho más, porque era una máquina profesional que me prestara un amigo. Tenía claro que su manejo no era fácil y mucho menos para un neófito como yo. Los tiempos a veces se complican y lo que parece eterno sucede en una jornada. Iba a crecer y luego ya no sería posible tomar la imagen tierna de los jóvenes padres y su bebé recién nacido. Tenía que ser en la costa para que fuese cierta, pero la niebla era tan espesa que casi no se veía alrededor. Vislumbramos sin embargo un lugar donde el sol se colaba entre la rara humedad. Parecía una lupa de encajes tornasolados flotando entre ramajes y flores colmadas de rocío. Pensé que ese era el único sitio posible y cuando intenté ubicarlos comprendí que mi original idea se había trasladado, sin que lo supiese, a una enorme cantidad de pescadores que con sus redes tejían un enmarañado de sueños de conquista. Nos colocamos en el sitio preciso e intenté enfocar la imagen deseada. Estábamos en el objetivo, pero no se trataba sólo el enfocar. Había que considerar además muchos elementos técnicos que eran incomprensibles para mi absoluta ignorancia. Cuando vi a Betty a lo lejos, que casualmente caminaba por la rambla, recordé sus condiciones profesionales de fotógrafa y la llamé en mi ayuda. Hizo una serie de malabarismos con los botones insurrectos, logró focalizar y siguió andando. Yo tuve que saltar de la máquina a la escena para acomodarnos, esperando que no se fuese el sol, pues quería que todo resultase perfecto hasta en sus mínimos detalles, sobre todo los ojos de mis padres contemplándome bebé. Cuando vi que estábamos en la mira, apreté el disparador. Al día siguiente, al ver la fotografía, comprobé que sólo aparece un rayo de luz sobre el vacío y que ya es muy tarde para recomponer la escena. 46
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MADAME CURIE
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uando llegamos a aquella calle, sólo había barro entre sus zanjas. Contrastaba la visión con su nombre encumbrado: Madame Curie. Pensé en la tanta minuciosidad, en el tanto desvelo expuesto por aquella mujer que le había dado nombre a esa vía de fango. Mientras se levantaban las paredes de mi casita en el lote baldío, observé que la tierra era negra y feraz, debido a que allí habían existido antiguas chacras. Mi casa tuvo techo antes del invierno. Llovió aquel año, mucho, tanto, que dejábamos a mano impermeables y botas con las que nos enterrábamos al cruzar. A esa senda no la bordeaba ningún árbol. Me lindaban los fondos de establecimientos fabriles, cuyos frentes daban a la avenida. Por supuesto que esos lotes estaban abandonados y olvidados. Traje brotes de robles y de ceibos desafiando los ojos de curiosos y vecinos y planté uno por uno sorteando los murmullos. La vida me llevó por otros rumbos y pasaron los años. No volví hasta hoy, que la curiosidad por saber qué había sido de aquello, llevó mis pasos hasta allí. Ni siquiera quise que me reconocieran los vecinos, nadie había quedado grabado en mi memoria como para que así fuera. Sólo logré ver, con alegría, que en aquella calzada ahora de cemento, aún cae la sombra de árboles sanos y brillantes.
AÑOS
A ños esperando este día. En una hora me darían el premio merecido como gran nadador. Las olas se agigantan. No voy a llegar. ¿Pensarán que fue accidente? CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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EXCLUIDOS
Pasaron muchos que iban a sus rejas y cuentas. Noche de cartones, suelo duro, frío en los huesos. Los perros roen mis restos. Dos metros para no despertarme.
INTEGRADOS
Nadie se mira cuando caminan. Los celulares se cruzan mientras sintonizan. Millares sonando al unísono. Dedos y voces se multiplican acentuando el vacío.
Roberto Bianchi, Montevideo, Uruguay. Realizó numerosos recitales en países latinoamericanos. En poesía publicó: Dedos índice, 1973, Opinando, 1981, Sumario, 1987, Bordes, co-edición utopías del sur/Signos, 1992, Lugar en Marcha, primer premio publicación Editorial Nubla, Bs. As.,1993, abro Montevideo, antología poética, Ediciones Poramor, Colección Sur, La Habana, 1993, Esto es Cuba, poesía-ensayo, 1995, montevide-o-dios editorial Graffiti, Montevideo,1997, Los amores son arcos formidables, bilingüe españolportugués, Proyecto Cultural SUR, 1999, ...y sin embargo abren los jazmines, aBrace 2003, Gestual de Dominio, (poemario ilustrado por Fernando Barreto, Brasil, aBrace, 2009). Como narrador, resultó Premio Cuento del Concurso Literario “20 aniversario de AUDA”, 2004, con el auspicio y jurados de la Casa de los Escritores del Uruguay, por su trabajo: Un sombrero negro de alas anchas. Publicó VAIVÉN, Memorias desde el más acá, 2009, (novela, coedición aBrace-El Monje Editor, Argentina). Otras publicaciones: En las líneas de la mano, Bianchi-Reis-Zavala, Tres poetas de América Latina, (poesía, marzo 2004, Quito, Ecuador.) Trilogía Poética,-Celada sobre encaje de guipur- (Nina Reis, Roberto Bianchi y José María Pinilla), Ediciones Atenas, Barcelona, 2005. Poesía HUELLAS/MARCAS, Reis, Bianchi, Zavala, poesía bilingüe español portugués, Centro de Artes y Letras de Ecuador “Esmeralda Guzmán Carrera” y en numerosas antologías de poesía y de narrativa en portugués y en españo, destacándose Entre Eros y Tánatos, de la Asoc. de Escritores de Mérida, Venezuela. Mención especial Poesía, Concurso literario Historias y poemas del mar, 1986-2006, con su poema Acaso el mar, Liga Marítima Uruguaya; Tercera mención en el Concurso Internacional de poesía De las dos orillas, con su poema Las uvas rodaron como gemas, Montevideo, 2007; mención especial en el concurso El mundo lleva Alas, Editorial Voces de Hoy, Miami, EEUU, 2009. Es Director del Movimiento Cultural aBrace.
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RUBEN PEPE - URUGUAY CURIOSO, FÉTIDO Y FATAL
No siempre la curiosidad es una faceta malsana de los humanos. Somos seres sociales y por lo tanto casi siempre nos tentamos por averiguar detalles a veces privados de los que nos rodean. Algunos comienzan hurgando en los residuos domiciliarios ajenos, o escuchando furtivamente charlas telefónicas a través de puertas cerradas. Los aficionados a tales prácticas, pueden llegar a límites insospechados, pasan horas pendientes de vida y costumbres de sus semejantes inmediatos. No siempre la soledad y el aislamiento son el impulso hacia tales conductas. Llegan al extremo enfermizo de no permitir entrar en su intimidad, principalmente el acceso a su hábitat, tienden un férreo cerco, para que nada ni nadie “hurgue” a su vez en su intimidad, el infractor no quiere ser sorprendido en el proceso de sus prácticas, suele coleccionar metódicamente los efectos hallados en sus pesquisas, generalmente efectuadas en horas nocturnas. Con los años va acumulando una variopinta cantidad de “objetos” que se catalogarían de deshechos, que van ocupando primero los muebles, luego el piso, y al final habitaciones enteras, convirtiendo su hábitat en un inmenso basurero de nauseabundo contenido, para fastidio primero y luego en insoportable molestia para quienes habitan en las cercanías. A ese fárrago acumulado acceden subrepticiamente otros habitantes indeseables, habituales moradores de basureros, roedores y carroñeros que primero se cebaron en lo acumulado para luego emprenderlo contra el desprevenido curioso.
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ELLA
…N o debía intentar nunca averiguar su nombre ni vislumbrar
su rostro. La visión que tenía de su figura, era una silueta, de una forma recortada en la penumbra del crepúsculo, que siempre surgía a la misma hora, y con un andar cadencioso se perdía entre la larga hilera de álamos solitarios que flanqueaban el sendero posterior de la casona, su caminar no emitía sonido alguno.
Desde hacía tres meses que se encontraba literalmente postrado por una afección respiratoria. Sus días eran una sucesión de rutinas tediosas, y la única distracción consistía en contemplar el panorama a través de la ventana situada a la altura de su lecho de enfermo. Al llegar los días más benévolos con la entrada de la primavera, una leve mejoría le permitió abandonar su habitación, y el primer deseo fue acudir al paso de la solitaria figura, pero debía esperar el atardecer. Por inhibición o timidez se sobrecogió al divisar la solitaria presencia. El rocío vespertino había levemente reblandecido el terreno, sin embargo al pasar la enigmática figura no quedaron huellas. Descendió la noche sobre el solitario paraje; ya entrada la madrugada se desencadenó una fuerte tormenta eléctrica, que sacudió casi hasta los cimientos la añosa construcción; repentinamente una opresión y un ahogo le impidieron respirar, y comenzó a nublársele la vista, se abrió la puerta de la habitación, y allí estaba la oscura presencia, mirándolo desde sus vacías cuencas. 50
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SIESTA
E
l opíparo almuerzo, el leve calor del otoño incipiente, me produjeron una modorra, cargosa como mosca de verano, que se iba y volvía. No quedó otro camino que recostarme a descabezar el sueño. -Rita, no me dejes dormir más de una hora. El sitio elegido, una vieja y cómoda poltrona ubicada en el ángulo más alejado de la habitación destinada a escritorio biblioteca. Antes de conciliar el sueño totalmente, de hundirnos profundamente, hay un período previo de duermevela, en el que percibimos y escuchamos lo que sucede alrededor, crujidos del mobiliario, arrastrar de pasos, ecos atenuados de sonidos del exterior, pero una fuerza extraña nos va sumiendo. El período de inconciencia durante el sueño, da la impresión de ser muy largo, el mundo que aflora es impredecible, muchas veces vuelven recuerdos olvidados o deseos insatisfechos, todo mezclado, recreando un mundo que se nos ocurre, ¿alucinante? Una reparadora cortina de “nada” se abatió sobre mi conciencia, y la apertura al mundo de lo ¿imposibleposible? -Joaquín, pensás pasarte la vida durmiendo, tenés que terminar los deberes. -Pero vieja, si hace un ratito que me tiré, de qué deberes me hablás. -A tu madre no le hables de esa manera. Vamos arriba. Me refregué los ojos, se aclararon las imágenes, me encontré en una habitación que me era ajena. Parada junto a la cama, una mujer de mediana edad, con los brazos en jarra y con ceño fruncido, me reclamaba la terminación de “¿deberes?” Me incorporé y salí de la habitación, al entrar en la sala y pasar frente a un aparador, el espejo me devolvió la imagen de un chiquilín pecoso de cabello enrulado con cara de dormido. CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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-Joaquín, pasa al frente, realizaremos la corrección del deber. -S....Srta. no lo pude terminar... Las imágenes vienen y van en un continuo torbellino. Me incorporo de la poltrona, me acerco a la ventana, el marco me llega apenas a la altura de los hombros, examino manos y prendas, no las reconozco. La sala de estar devuelve los ecos de mis pasos, es el único ambiente que percibo, el resto es penumbra. De improviso el sordo crujido de una puerta al abrirse perturbó la quietud, un plañir de llantos, una letanía de rezos, completaron el cuadro. Me rodearon las “plañideras”, acompañándome al recinto que se abrió, donde yace una figura, un vaho sofocante de velas encendidas y perfume de flores me ahogan. -Nene, dale un beso al abuelito. Me acerco, el abuelito soy yo. -¡No, nooooo..! El grito retumbó como en una caja hueca, luego silencio, y la nada. Me quiero despertar y no puedo.-
Ruben Pepe Alassio; nacido en la ciudad de Paysandú, Uruguay, en agosto de 1946. En su adolescencia se traslada con su familia a Montevideo, cursa la enseñanza media, luego ingresa en la Escuela de Artes Aplicadas, estudiando pintura artística con los maestros Nelson Ramos y Anhelo Hernández, y Escultura con Octavio Podestá y Nelson Viera. Incursionó profesionalmente en la fotografía, realizó cortometrajes en talleres extracurriculares en institutos privados, perfeccionando las técnicas del cine con el cineasta César de Ferrari. Hace más de treinta años se desempeña como docente de dibujo en la enseñanza media, y desde hace veinte años en la Escuela de Arte y Artesanía Dr. Pedro Figari en teoría del color, dibujo técnico y teoría y práctica de la forma. En el mundo de las letras incursiona desde la adolescencia. Publicó cuentos en revistas barriales, realizó lecturas en escuelas de primaria. Ha hecho muestras de dibujos y pinturas; estudió grabado en el desaparecido Club de Grabado de Montevideo con los maestros Luis Mazzey, Leonilda González y Rimer Cardillo.
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WILFREDO CARRIZALES - VENEZUELA TAXISTORIA
Cansado, el taxi cerraba los faros y lo vencía el sueño. Lo vivido durante la noche se le tornaba, en su mente mecánica, horrible pesadilla. Viejas que lo apuntaban con descomunales pistolas, conminándolo a entregar el dinero; niños de pegostoso chicle que lo rodeaban, riéndose grotescamente, pasándole las manos mugrientas por toda la tapicería; gigantescos agujeros negros sin fondo que, de pronto, se lo tragaban en la esquina menos pensada; matones con ensangrentados cuchillos, cortándole aviesamente los neumáticos; policías con rolos cavernícolas subidos encima de los parafangos, chillando y destrozándole los parabrisas... Sus despertares en medio de ruidos de tuercas flojas y derrames de aceite lo fueron debilitando y carcomiendo por dentro. Ningún taller mecánico le encontraba remedio a su padecimiento. ‘‘La vejez’’, le decían. El depósito de vehículos adonde fue a dar decretó su muerte por despedazamiento.
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DISGREGACIÓN
Cabeza, tronco y extremidades se unen a veces para formar un
cuerpo: el mío. Esta unión no dura mucho tiempo, porque cada uno de ellos tiene una afición diferente a las mismas horas. La cabeza gusta bañarse largo rato bajo la regadera; al tronco le agrada tenderse en el jardín a tomar sol; el brazo izquierdo opta por salir presuroso a pedir limosnas en las esquinas, mientras que el derecho entra con decisión a los restaurantes, se ubica debajo de las mesas y se da a la agradable tarea de acariciar piernas bonitas de mujeres; el pie derecho siente gran afición por los prolongados paseos sin rumbo fijo y el pie izquierdo no sabe hacer otra cosa que patear traseros de personas gordas.
RING DE BOXEO
E l cuadrilátero se encuentra dispuesto ya. Lona nueva, sogas y postes relucientes, potentes reflectores encendidos. Dos musculosos ayudantes aparecen cargando una mesa cubierta con un mantel blanco. La pasan por encima del ensogado y la depositan en el centro del ring. Rato después, regresan trayendo cada uno una bandeja con comida. Las colocan respectivamente en las esquinas norte y sur de la mesa. Extraen cubiertos de sus bolsillos y los colocan al lado de las bandejas. Abandonan el cuadrilátero y se quedan parados tras cada una de las esquinas, aguardando.
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Transcurren cinco minutos. Suena un timbre. Primero hace su aparición el marido, ataviado con una bata negra de casa. Medio calvo, de abdomen prominente, camina con paso firme. Sube al ring y ocupa su lugar en la esquina norte. Acto seguido, hace su entrada la mujer, vestida con un mono amarillo encendido que parece prolongación de su cabellera. Avanza con mirada feroz puesta en su marido. De un ágil salto, demostrando su juventud, trepa al cuadrilátero y toma posición en la esquina sur. Se escucha otro timbre. El combate se inicia. La mujer ataca primero. Agarra fuertemente los cubiertos, dispuesta a acabar a la mayor brevedad, la comida que tiene ante sí. El marido contraataca. Le recuerda lo sagrado que es el acto de comer. Golpe bajo. La mujer resiente el golpe. Aminora la velocidad y, a propósito, lo insulta con la boca llena. Amonestación del marido, quien imprevistamente le recuerda el reglamento. Nuevo golpe bajo. La mujer se atraganta; está a punto de asfixiarse. Su ayudante intenta lanzarle la toalla, pero la mujer reacciona a tiempo y embiste al marido con una tanda descomunal de improperios y quejas. El marido, impávido, deja pasar golpe tras golpe. Esquiva el último izquierdazo con un quiebre de piernas y aprovecha el evidente cansancio de su contrincante para asestarle un knock-out fulminante. ‘‘Te estás poniendo vieja y carente de imaginación’’, le espeta el antagonista. La mujer yace sobre la lona; la cara, desencajada. El marido la observa impertérrito desde su esquina. Da media vuelta. Su ayudante le separa las cuerdas para que pase. Le coloca la toalla sobre los hombros y ambos se dirigen a las duchas. Antes de apagarse los reflectores, se ve caer una toalla negra cerca de la cara de la mujer.
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ENTORNO LITERARIO Y CULTURAL
L a casa venezolana que me habita coloca sus piedras de agua
para que pueda abrevar en cada momento y así sea capaz de aliviar la sed y manchar con trazos los papeles que se desprenden de los árboles de todas las edades, cómplices de mi infancia, pubertad y madurez. La escritura suele tener aromas de la heredad familiar y ruidos y señales de los tiempos propicios de las aves migratorias. Muchas sombras se asoman por los recodos, rincones y recovecos y me buscan conversación mientras una ligera brisa mueve los helechos con una cadencia de atávico estilo. Desde el umbral de las puertas me sonríen mis antepasados y las más variadas máscaras salen en procesión a recorrer los patios y a escudriñar bajo las frondas. Una colección de perros ahuyentan los temores de las noches y entierran con sobrada sabiduría los huesos duros de la escasez. Escribo sobre las paredes de alba cal las relaciones que el destino dispuso para mí. Con los carbones extraídos de los rescoldos emborrono las amplias superficies para saber por cuál rumbo transito en un momento dado y sí preciso de una brújula de palo que flotar pueda en el fluido de la jofaina donde se agitan innumerables sueños que son verdades. Ahora otra estación más lejana y extrema me acoge en su seno para prodigarme múltiples enseñanzas surgidas de eras muy antiguas. Cabalgo caballos que se tragan los vientos sólo con mirarlos. Contemplo paisajes que han visto emergentes e ignotos pueblos hoy desaparecidos. He escuchado extrañas historias de ancianos de luengas barbas sentado a la orilla de ríos con infinitos meandros o parado en barcazas que 56
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surcan lagos rodeados por sauces llorones. He remontado montañas otrora sagradas y me he mojado con la lluvia y el rocío de los ocasos y escuchado a los grillos en plena cópula. Muchas corrientes confluyen hasta mi actual alberca y trato de nadar con mi mejor técnica para dejar sobre el oleaje la impronta de un pincel venido de algún punto de la América del Sur.
CASTIGO SOLAR
E
l sol del viernes por la mañana, alrededor de las diez, refulgía con un brillo extraño, de quemante anaranjado. No lo había notado antes porque me mantenía dentro de la casa. Al salir al patio, mi piel se comportó de manera anormal, reaccionando con una excesiva producción de sudor. Elevé la vista al cielo y un resplandor indescriptible encegueció mis ojos. Frotándomelos con los dedos, me dirigí al lavamanos para aliviármelos con agua. Mi corazón retumbaba dentro del pecho. Un gran temor se había apoderado de mí. Para atenuar mi angustia decidí defecar y poner la mente en blanco. Me senté desnudo en el retrete, con los ojos puestos en la blancura de la cortina que colgaba de la puerta. Un irreprimible impulso condujo mi mano a acariciarme el pene. La erección se produjo aceleradamente. Le di rienda suelta a una liberadora masturbación. Pronto me invadió una no terrena placidez. A punto de eyacular vi descender por detrás de la cortina un larguísimo brazo de fuego, cuyo extremo terminaba en cinco dedos flamígeros. Los dedos se cerraron en puño y CUENTOS BREVES Y BREVÍSIMOS
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avanzaron hacia la mano masturbadora. Paralizado de terror recibí tremenda quemadura en el dorso, como la que sufren las reses cuando las marcan con el hierro al rojo vivo. Obligado a llevar la mano vendada, oculto a los ojos de la gente el estigma del castigo solar.
Wilfredo Carrizales, Cagua, Aragua, Venezuela, 1951. Poeta, cuentista, sinólogo, traductor, editor, conferencista, promotor cultural, fotógrafo amateur y dibujante aficionado. Egresado de la Universidad de Pekin en la especialidad de Historia de la Cultura China. De 1992 a 2001 fue el Coordinador de Literatura y Publicaciones de la Secretaría Sectorial de Cultura del estado Aragua, Venezuela. De 2001 a 2008 fue Agregado Cultural de la embajada de Venezuela en China. Actualmente reside en Pekin. Publicaciones: Ideogramas (poemas); 1992;Calma final (relatos); 1995;Mudanzas, el hábito (poemas); 2003;Postales (poemas en prosa); 2004;La casa que me habita (poemas en prosa; edición ilustrada); 2004;Desde el cinabrio (brevedades); 2005;Textos de las estaciones; edición bilingüe español-chino; (poemas en prosa ilustrados con fotografías); 2006;La casa que me habita (poemas en prosa; versión en chino); 2006;Vestigios en la arena; edición bilingüe español-chino; (poemas en prosa ilustrados con fotografías); 2007.Tiene numerosas obras publicadas en Internet y traducciones español/chino. Es Representante del Movimiento Cultural aBrace.
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ÍNDICE PRÓLOGO - MARTA GRANÉ - ARGENTINA ...................... 5 BETTY CHIZ - URUGUAY ............................................ 9 CLEVANE PESSOA - BRASIL ..................................... 13 IVÁN PRADO SEJAS - BOLIVIA .................................. 17 LEONARDO FERNANDEZ GOMES - BRASIL ................... 21 MÓNICA MARCHESKY - URUGUAY .............................. 25 PAOLA BRADAMANTE - ITALIA ................................... 31 RAMIRO GUZMÁN - URUGUAY ................................... 41 ROBERTO BIANCHI - URUGUAY ................................. 45 RUBEN PEPE - URUGUAY ........................................ 49 WILFREDO CARRIZALES - VENEZUELA ........................ 53
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