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para Asel
HABITANTE DEL VIENTO Alex Pausides
Montevideo, 2013
alex pausides o la vuelta de los espartanos (a propósito de habitante del viento) la literatura como ágape. decía bolaño que la literatura es un oficio peligroso, quizá, a su vez, glosaba a alguien más. glosa de la glosa para llegar a un punto concreto. literatura y vida, la vida es un oficio peligroso, un combate; lo sabían los antiguos. por eso la poesía se robusteció con la épica, la épica era el alma o lo que comúnmente se ha denominado como alma o espíritu de los pueblos, cualquier cosa que signifique tener alma o espíritu. quizá tenga que ver con la lealtad, con el origen de la mesura y sus posibilidades. los héroes no sólo combatían en gigantescas batallas, eran un catálogo de virtudes o areté eran modelos, uniformadores, también excluyentes en la medida en que no todo el que aspira posee, además hablaban sobre el honor. borges elogiaba la épica, decía que allí se encontraba toda la poesía, luego habló del final de la épica y de la sobrevivencia de la poesía porque para él la poesía era la vida, podía tomarte por sorpresa en cualquier momento, sorprenderte en una esquina, en una conversación y sí, de vez en cuando, en algún libro. siguiendo este hilo conductor los espartanos serían los mejores poetas de la historia. al menos la historia occidental o lo que conocemos como occidente. ya que ignoraban el miedo o mejor y peor aún, se lanzaban sin retenes sobre sus fauces. los guerreros vikingos caídos en acción esperaban reunirse con odín en el valhala, metáfora de la literatura como contienda, castigo, redención, metáfora de la camaradería, las conversaciones, la fiesta, los abrazos, la violencia o los restos de la violencia en un corazón valiente y puro, cuando la pureza se refiere a la honestidad, al valor. que aretha franklin suene de fondo mientras escribo estas palabras, no es gratuito, tiene que ver con la salvación, como la música, como su voz melodiosa, como esas batallas ganadas al atarAlex Pausides
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decer de las que trata don’t let me lose this dream y habla también de los sueños que no deben perderse, de las luchas que no deben dejar de pelearse, de las cosas idas, de las cosas a las cuales debe impedírseles la marcha como imperativo para continuar a flote, para no caer asfixiado por el vómito, perdidos en la esquizofrenia; habla de los corazones inmensos henchidos por el amor, henchidos como un globo aerostático por la solidaridad, la esperanza, la búsqueda de la felicidad, la búsqueda del otro, de los otros a través de puentes indestructibles, de puentes que no deben venirse abajo; la negra canta y habla del mañana, de los derechos inalienables, de las cosas que se vuelven realidad por medio de los abrazos, del llanto, de la locura que sería este mundo si todos bajásemos los brazos, del conocimiento, de las arcas de la sabiduría que todos deberíamos aspirar a abrir alguna vez, del mejoramiento del ser humano, de la tristeza, de la espera, la agotadora espera que debe ser activa, de la fortaleza, del amor, de las cosas que nos esperan a vuelta de correo, de los adioses y las bienvenidas, habla de los pájaros, de los árboles, aunque no los mencione, habla del viento, sí, de que todos somos habitantes del viento, habla de la poesía y sobre todo de la poesía de alex pausides y ya sabemos con él para siempre que «ítaca es más que una visión del mediodía…algo más que un riesgo al horizonte». por eso, avanzamos osados, con sus versos, como avanzan los valientes, los espartanos que no creen en el fantasma de la muerte, en sus oscuros territorios, porque somos guerreros y ya nadie tendrá que atarnos al mástil con los oídos tapados, como un torpe marinero que le teme a los monstruos. la poesía de alex pausides habla sobre la dignidad y el compromiso, además sobre el regreso, porque todo regreso es igualmente un viaje. ricardo piglia dice que en el oficio de escribir novelas, más bien sobre la temática de la escritura, cuenta que solo existen dos tipos de argumentos, se narra un crimen o un viaje, en ambos caben todos los aspectos de la vida humana: las traiciones, el amor, la violencia, la bondad, el coraje, la cobardía. habitante del viento es un libro que habla sobre los viajes y sobre la valentía, la bondad y el coraje. por eso la primera parte es un diálogo con los mitos 6
Habitante del viento
fundacionales de occidente para darnos cuenta que vivimos bajo una espada, en el poema damocles, y que no existe «ninguna criatura tan frágil como el hombre porque el menor cataclismo lo derrumba» envuelto entre lo imposible y el miedo, sí, el miedo, que es el origen de las cosas. brújulas, oráculos abundan en un mundo que nos dice que estamos perdidos, mejor aún, en un mundo en el cual estamos en constante búsqueda, la ítaca, las manos que nos esperan en algún lugar de la tierra, los labios que nos darán el perdón. al igual que alex, nosotros gastamos las palabras tratando de lanzar encantamientos sobre las cosas, burlando la melancolía, extraviando el silencio, que al final es el único tesoro que poseemos, pero basta, al igual que todos, nuestros párpados no podrán vivir tanto tiempo sin luz. quizá por eso el retorno es un tema central en el libro, es al fin la búsqueda del resplandor, en el poema la «canción de orfeo», el eterno retorno a la tierra de los muertos, una travesía que hacemos partiendo el tiempo, acompañados con la música que nos salva, la música que nos habla de la paciencia de los héroes, la paciencia de no volver la vista atrás para vencer los fantasmas y recuperar el amor. volvemos a la imagen del escritor y el guerrero, abanderados de un ejercicio solitario, corazones que no admiten la cobardía, porque la cobardía se aloja en el pecho de los malos escritores y los malos guerreros, los que caen en escaramuzas de papel. ambos habitan en el viento, descienden en llamas luego de su vuelo en busca del sol, porque «No debe nadie descifrar el hilo sino a costa de morirse de misterio». así nos quemamos en una escritura que busca los misterios, el puente, la hidra que caiga vencida y devele los silencios del mar, su tempestad, el camino definitivo en la boca de la muerte. el deslumbramiento de la utopía, pero sabemos que la utopía no se ha hecho para alcanzarla, es una máquina de sueños, de humo, que nubla el paso nunca seguro, pero firme hasta ese piélago. la utopía no es un letargo, una visión de trasnochados, es el lugar común de la nostalgia y la esperanza, perdidas en las mareas de un mundo siempre cambiante. así, la utopía y nosotros
Alex Pausides
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mismos habitamos los espacios, caminamos por el tiempo desde los jardines de gilgamesh, las páginas de moro y nos anidamos en la poesía de alex, en sus versos trashumantes, en esa doble fisura que abren las imágenes cuando su destino es la búsqueda de la perfección, en una época donde todos los símbolos han caído y la desesperanza o la abulia o la falta de voluntad parece alzarse (aunque parezca una contradicción, pero sí, la falta de voluntad se levanta como un gigante y nos acecha) como en el poema «iscariote» y es un poco cierto que «otra vez la fusta se alzará sobre nosotros», digo un poco porque la fusta o el látigo nunca han dejado de estar sobre nosotros. entonces indagamos por la verdad y nos equivocamos, quedamos solos frente a una hoja con caracteres, como los viejos papeles que se pegaban en la antigua china para criticar al imperio y la gente se reunía a discutirlos, nos equivocamos porque la verdad no es única sino múltiple, las verdades como los múltiples caminos del asombro que nos traerán de vuelta. la búsqueda de la ternura y de la casa llena de los rostros conocidos e ignotos que habitan los diferentes mundos que conforman este lugar-lugares que creamos y destruimos. no importa que al inicio del libro se nos haga una advertencia y que al igual que Apollinaire, alex pausides haya olvidado el viejo arte de los versos y es que después de la lectura de habitante del viento todos salimos más enteros, mejores, sentimos la lluvia, pero también la bondad y somos por fin un poco más valientes; es por lo tanto un espacio feliz donde se pasea el otoño como un tímido animal que busca un sitio de descanso; sí, habitante del viento es un lugar del que salimos más fuertes, sintiéndonos héroes de esos que construían la épica y que sabían de la mesura y el valor, de sentarse a la mesa después de la batalla, seres que ocupaban el aire y las ventanas, que sabían de la existencia del abismo y se lanzaban con arrojo porque la muerte no puede ser moradora de los pechos que conocen el honor y la lealtad.
jonatan lápiz, heredia, costa rica, abril 2010
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Habitante del viento
Perdonad que ya no sepa el arte antiguo de los versos Apollinaire
I Elogio de la utopía
El cielo y la tierra pasarán más mis palabras no pasarán
Lucas 21:33
a Lise, en La Habana, 1992
Discurso de Ulises No estamos en la tierra de nadie Ni tendrás que atarme al mástil con los oídos tapados La música encantada no es ciertamente el enemigo Y nadie teme al susurro que se cierne Mi esquife prorrumpe en medio de las aguas nada impolutas Pero Itaca es más que una visión del mediodía Itaca es algo más que un riesgo al horizonte
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Habitante del viento
Parábola Aguas. Diminuto arpón de hielo que al entrar en el cuerpo se deshace Pececillo. Tierra prometida. El capitán Nemo envuelto en el humo y los espejos ve el Nautilus que se pierde entre las nubes de algas. Pobre filo tenaz trizado en el abismo La claridad le desgajó el ojo Leve en la sien el remanso remoto de las islas Qué catástrofe tibia la sangre que un escualo persigue Y una rafflesia enorme qué honorario para aquel que en la tierra oloroso tuvo un trono Imposible el ave incorporada a la distancia Y el salto del unicornio blanco que bruñe en luz la bella cornamenta, música para un imperio puesto a buen recaudo de los dardos de extramuros por célico alabardero de la octava maravilla Dónde mi agua impoluta –grita el pez Dónde el divino anzuelo que anuncie las catástrofes más puras Pero cuándo el pez ofrendará la escama de oro al imposible que tiembla en el abismo Mäelstrom, Mäelstrom, el capitán Nemo incrusta el nautilus en la garganta de un dios mudo Pero el viaje era un sueño aún no revelado El cuerpo urge el milenio donde los amantes se azoran despavoren en rictus la magia despedazada y amarga Ah perla de Trípoli. Ah cazador de Borneo el flaco brazo de azabache alza el premio de Jasón Alex Pausides
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Mar, mar, no devuelvas la perla al pobre mortal Abandónalo a su errancia mitigada solo por el sorbo seco de la ausencia No debe nadie descifrar el hilo sino a costa de morirse de misterio No te calles Mäelstrom, la dura bocanada de la verdad No finjas acompañar los últimos despojos del pez dorado en el palo indócil. El viaje al sur es el verano torrencial Mäelstrom, el Nautilus se pierde entre las nubes
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Habitante del viento
Brújula Su mano es una brújula en el caos El velamen se alza y la suerte es un dedal en el vacío No hay capitán que desoiga la voz de esas sirenas La distancia promete islas ancladas en la palma de la mano
Alex Pausides
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Oráculo Te miré en el cielo de las islas en la inminencia del diluvio y el azoro de Ícaro solitario Un milenio estuvo el viajero ante el mar de la gelatina pero las aguas eran un espejo mudo ante el escándalo La hierba cubre el espacio donde deben reinar el orden la transparencia Pero las estrellas aullaban su desquiciada armonía y la gente trocaba la intimidad en un campo de fútbol Multitudes enteras entraban abruptamente al reino tentador de la soledad
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Habitante del viento
Elogio de la utopĂa PiĂŠlago por descubrir no aparezcas en mi horizonte virgen de barcas
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Poiesis Iris que subvierte la lontananza del viajero
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Habitante del viento
Imitación de Li Moi Gasté mis palabras en el encantamiento ante las cosas Pasto soy del suave animal de la melancolía No poseo más capital que mi silencio He pasado la noche en medio de un paisaje ciertamente extraño Mis párpados no podrán vivir tanto tiempo sin luz
Alex Pausides
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Damocles Ninguna criatura tan frรกgil como el hombre El menor cataclismo lo derrumba Aterido por el miedo y lo imposible entre el cielo y el abismo permanezco Caiga mi cabeza como un naipe Vivo bajo el filo de la espada
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Habitante del viento
Canción de Orfeo También yo fui a la Cólquide en pos del vellocino de oro Las alas ardieron como la cera al remontar el sol Alguna vez los buitres comieron de mi entraña Alguna vez también yo fui el Redentor Alguna vez fue Lenin Alguna vez Tomás Moro tomó el te conmigo No tuve paciencia y volví el rostro al humo
Alex Pausides
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Iscariote A sus espaldas oye la caída de los símbolos mientras moja una tostada en lágrimas de cocodrilo En el templo subastan la utopía El mejor postor cancelará la ilusión del horizonte El largo sueño de la perfección ha terminado Otra vez la fusta se alzará sobre nosotros
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Habitante del viento
Dazibao Serรก la verdad aunque me quede solo tocado por la peste
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Heredad El hombre trae el camino en los pies y no en la lĂnea que se pierde a sus espaldas
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Habitante del viento
La balada del triste Huérfano de mí en qué tierras iré a echar mis raíces A qué vientos opondré el pecho para acribillarme a músicas A qué senos iré a darle mi sed Mi hambre a qué abierto pan A qué balas blandir mis dianas A qué puertas tocar ¿existe, existe aquí lo que amo existe, existe acaso? Dónde el polvo será mi único amigo, tierno, inacabable Dónde lavar mis heridas Qué huellas me acosarán al pasar asesinado por las hojas del otoño Dónde la luz rala ya para mí Cuándo acabará la espera y desembocar en la mañana con un derroche de pájaros en el hombro Hay un soplo terrible en mi boca A ese árbol de timbre claro amarro mis caminos Alguna bruma aún me atristará Pero adónde adónde irás a parar con todas tus baladas
Alex Pausides
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Manifiesto Convencido estoy de que no seré el profeta Hablo de los ojos de la novia y de la luz como único trofeo Ceñido por el fuego me elevo desde el polvo Me abro a los rincones me arrimo a las casas Reúno como una hoja de árbol el rocío Los vientos comen en mí y yo como en los vientos Ah mi breve huella sobre el mundo Una bandeja diminuta y tierna ofrezco entre los hombres No cantaré lo que no tengo pero rico seré de pequeñeces Y me alegra vivir ralo y bullicioso No seré el profeta de mañana Ya vendrán otros a hilvanar el canto de sus horas en la tierra Yo solo dispongo de mi breve pestañear bajo los astros mudos
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Habitante del viento
El perdedor He perdido la casa y la silueta He perdido la creencia y la duda Vivo como un prófugo Tuve solo un naipe y aposté toda mi fortuna No quedan más que consecuencias Y unas cuantas ventanas cerradas con desgano
Alex Pausides
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Discurso del farero En medio de la noche paso mis horas Sólo el ruido de las aguas me acompaña Pero nunca sentí miedo ante la monotonía de los astros ni de los grandes insectos que chocan con la luz Mi trabajo es sencillo como una rueda Mi oficio, señalar la rompiente, indicar el peligro Pero no me pidan que cambie el curso de las aguas Conjuro los naufragios siempre que el navegante divise en la tiniebla mi señal solitaria. La soledad de la torre es implacable El jarabe del mar en los días limpios es fiesta para el ojo y mi única fortuna Mientras la oscuridad alista su embestida Contemplo con fruición el esplendor del horizonte
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Habitante del viento
II La casa del hombre
a Mar铆a, mi madre,
en Pil贸n de Manzanillo, 1984
La casa del hombre El hombre llena su casa de rostros, barcos, nubes, magias y países. La ternura que falta en la cocina puede el hombre encontrarla en las legumbres siempre que en sus manos sea limpia el agua y pueda echar abajo las devastaciones mínimas del polvo; y arduas las maneras del fuego abran la ceremonia humilde, la cena pobre del padre pródigo y su hija, enlazados la risa, el sentir, el paladar. Comunión más honda que el silencio mismo que los envuelve ahora, los ilumina con una luz muy tenue que invita a hablar tan bajo, tanto como para que no pueda la nostalgia echar sus sedas. Seres llenos de mar y de aires dulces, criaturas que unió el amor más allá del tiempo y las peligrosas bellas voces del deseo. En un instante el hombre ha puesto a buen recaudo las pieles, la pólvora, las especias, los asombros que la luz no ha de empuñar en esta sala más bien triste. Y no habrá naufragios ni diluvios ni magias rotas ni países destruidos que no acallen su estruendo en esta casa. Casa que un hombre funda en las arenas, en la tierra aún fértil de su sueño donde una niña reina como un aire limpio que lo ilumina todo.
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Habitante del viento
Habitante del viento Los dedos del otoño se posan en mi cama lentos pájaros mudos que el viento ha poseído El otoño es una mansa mujer un buen amigo un agua soluble un poco el aire que falta a ciertas horas El otoño viene callado qué le pasa al otoño que está grave quejoso en mi mano Pero si yo no le hago nada le abro la puerta para que entre hasta me pongo cursi me aprendo canciones de moda compro una flor cada mañana ejerzo ceremonias increíbles con los ángeles que pueblan los crepúsculos Ah pero si me pongo casi ridículo espero en la penumbra de la puerta cerrada una mujer imposible Vamos a ver qué le sucede al otoño por qué echa sus dedos sin sangre en mis dominios Caigan hojas verdes llénenlo todo con su silencioso estruendo Pónganlo todo sucio de belleza enfermo de hojas muertas Bienvenidos a la casa profieran los versos las maldades Pueden sentarse en mi cabeza en el quicio en las barras de la cama en la vieja remington Tomen su ron compartan mis galletas mi ropa Sean dueños al fin de tanto espacio Es lo único que tengo se lo ofrezco Alex Pausides
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Viva el otoño sus hojas vivas en mis hombros en mis pies entre los duendes que tropiezan conmigo Sean déjenme montarme en una hoja y viajar en el viento Quiero iniciar un viaje a la belleza de las cosas más diáfanas y simples A la pequeñez que añoro a todo lo que late en el insecto en el polvo en la hoja seca en la vida que se agota y que renace A la muerte al caos a la luz a la gloria de las cosas comunes Dixit otoño pero qué bien vuelves la cara y ríes y callas y alzas el gozo habitante del aire y las ventanas
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Habitante del viento
Bitácora Todo comienza el día que el mundo acaba Las aves que alguna vez cantaron serenas en los árboles de enfrente comienzan a emigrar Los días se acortan imperceptibles y el agua gris de los crepúsculos cede el paso a una noche que apenas llega y es ya el misterio en las ventanas No sé si han sentido esa falta de aire que turba el equilibrio, ese temblor en los músculos El corazón queda exactamente en el abdomen Uno debe estar listo para enfrentar ese viento del sur que trae la ausencia Rotas las amarras debe uno bajar de las naves simplemente. Quemar las naves, un desastre si tus pies no tocaron a fondo el continente Fino y frágil fracaso en las manos flacas de la suerte Bueno es hacerse a la mar detrás del cataclismo. Recoger del sargazo las ruinas, las fosforescencias ilesas No detenerse a mirar los peces muertos Aconsejable asir las algas dislocadas, los hipocampos truncos Da coraje alzar las criaturas que rompió la tempestad Y no mirar al azul: que te da vértigos No otear las estrellas No tocar el cuerpo del viento, ese cómplice hipócrita No mirar hacia atrás: las sirenas son bellas inquietante la espuma de las islas Alex Pausides
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Ah pero yo ordeno el delirio promulgo el horizonte sin límites Indico el escándalo de las islas qué fondos necesitan mis naos Y nada de alisios Nada de música de mar Exijo catástrofes Rones que intenten echar bruma en mi paso Magias que me abran de nuevo a la inocencia Blancos caballos de furia que hollen la piel con sus cascos más puros ¿A ver qué mínimo dios podría doblegarme? Vientos, vientos, tomen en mi pómulo el grano fabuloso del maizal de mi sangre Que la luz enferma no me alumbre Ni me ampare la sombra Yo anunciaré en los caminos las buenas nuevas que anoche trajo el verano Yo traeré a la mesa las viandas más finas Yo alzaré en los dedos el trofeo antiguo de la risa Y estoy seguro que será hermoso
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Galápagos Los cetáceos se suicidan en las islas nadie puede apartarlos de la muerte Pescadores que se hacen a la mar intentan volverlas a las aguas pero las ballenas sordas de candor renuncian al azul, al trueno de las olas Yo no sé qué canto de sirenas entona en Galápagos la boca del abismo Yo sólo sé que finos de mudez se lanzan a la costa los cetáceos Pareciera que buscan en las conchas ese modo de dormir profundamente que en el lecho marino es imposible Será que ansían eternizarse al sol tomar el soplo de los pájaros que pueblan el ámbito del trópico No sé si buscan el sueño esas bestias dóciles Yo sólo sé que renuncian a la clara redondez de un mundo de hipocampos y sargazos Que la luz les da implacable Y que la muerte sabe a algas y gritos marineros Que tratan de sacarlas a bordo pero la muerte elegida es dulce y triste Y se escucha lejos el viento entre los árboles Y todo queda quieto en las arenas Como si no tronchara el horizonte esa mole tierna y sin estruendo que regresa a quebrar la línea azul con su muerte callada, acusadora
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Doméstica No podrá concluir aquel poema donde temblaban de amor en la ventana No estará más la mesa lista, blanco el mantel, sonoros los cubiertos para tres, indivisibles, únicos No cantará entre los ruidos el aroma del sofrito su suave canción al mediodía Ya no podrá volver del trabajo, a tiempo y cansado, a buscar el misterio de sus ojos, la mansedumbre de su mano como un ave en el hombro Y la lluvia no será la bella celda abierta donde echaran cuerpos, sueños No compartirán ni el silencio ni las mínimas victorias del día ni la flor ni la magia en las manos del niño que no ingresa a la luz por cuidar la secreta penumbra en que vive detenida en su tiempo como la marca del hierro en la res Ah Ni esperar como un solo cuerpo —frágil pero inconquistable— la puntual asistencia de la muerte
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Uvas para Asel Hoy es un día importante para mí Temprano fui a la casa del amigo a la casa de la madre del amigo la cálida bondadosa madre del amigo Me preparaba ya el desayuno la madre del amigo la honda mujer que aguarda la madurez de las parras las uvas vivas que moran el jardín con un rótulo estas uvas de Asel Esta mañana triste y esencial para mí con la ropa limpia de mi hija Batas transparentes de belleza airosas por encima del caos Con la percha sosteniendo al viento la ropa de mi hija Ropa limpia de fealdad sucia impura de amor he tomado la calle como quien regresa victorioso de una batalla donde todos sobreviven Tomé la única calle abierta al aire de los árboles Y busqué la leche fresca de mi hija el litro que un hombre trae en la mano como un trofeo hermoso padre de verdad ¿Puede haber algo más legítimo que buscar la leche blanca para la niña que ronda los jardines los papeles? Alex Pausides
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Esta mañana habitada flagrantemente por las uvas vivas que moran en espera del verano y los dientes y la voracidad de mi hija Rindo un culto desaforado a una criatura fiel y frágil como un aire como un mar como la hierba que la comba leve Niña de carne y hueso dueña de mi emoción y mi camisa de mis cordones y mis libros de mi lápiz y mis viajes de mi trabajo y mis horas Esta niña habitante de mis multitudes y mis soledades A ella salva el viento A ella unte el mar la magia de la espuma cubra el sol con la calidez de mayo Esta niña a cuya brisa mojada se abre mi rostro encarado a la plenitud contra el dolor contra todo lo que no sea su gozo y su risa y sus uvas y su leche fresca y sus ardides y su manera suave de imperar en mi tiempo y en mi cuerpo
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Contraluz Tocar el mar Mirar bajo los árboles, sentir absorto el crecimiento de la risa de Asel Descubrimientos La magia del mundo moja mi voz El viento cruza de prisa y se eleva hasta trocar el bullicio de los niños en la fiesta del azul Cosas tan simples Y haber estado ausente tantos siglos ¿Pero en qué galaxia íntima has perdido el hilo, a ver en qué gasa de sueño quedó la realidad entrampada, sutil en su amplitud, rota de pies y manos? De golpe fui a parar contra la pared del sol Cosas tan simples Llegar al fin y no encontrar abierta la ventana. Túnel final de la noche ¿No desembocará nunca el día? Tornar. ¿Y tú? ¿No estás? No. ¿Estás? ¿Es que mis ojos de tanta luz en torno no ven nada sino la propia luz salvaje, dura, fatal irremediable Luz implacable que no deja un polvo, un rumbo, una flor sin que lo consuma todo, sin que todo lo acabe en su voracidad? Alex Pausides
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¿Fiesta final? Los amigos han venido a tomar el agua mansa de la noche en la comunión más espléndida Estallaron hace ya mucho tiempo los fuegos de artificio, los petardos, el viento de agua, los chubascos de mayo Detrás pesan la risa y la cólera soterradas bajo el duro esplendor de la mañana Pero los amigos llegaron a respirar el aire de esta sala poblada por los ángeles más translúcidos y las esferas más transparentes Y no hay al horizonte barca más distante que la soledad, puerta cerrada al gozo Los poetas no han venido esta noche a cantar la caída de Roma ni la matanza de gorriones bajo los ojos de Mao Traen en el temblor de los nervios un dolor más reciente, el temor de que con el hombre se muera la eternidad de la belleza, el transcurrir cristalino de los arroyos, el aletear de los pájaros, el olor de las flores, los pasos del niño que no las tomará y poblará el jardín con la delicia de su silbo y de su risa Y el peligro de volar al hidrógeno, al polvo, al universo ¿Y que será de la belleza entonces, de los labios temblorosos, de su voz? ¿Qué pasará con los juguetes de mi hija, su voz diciéndome papi al atardecer? 40
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¿Qué será del azul? ¿Y de los ojos serenos de Olga? ¿Y de los crepúsculos? ¿Pero qué será de los crepúsculos? ¿Qué será del encantamiento del hombre cuando se pierde entre los matorrales y es como si volviera a completarse, a tomar pleno el aire de la fronda? Ah qué será de las aguas eternamente tranquilas Pero qué sucederá pregunto con la ternura no ofrecida Y el amor que me invade por el mundo y todas sus criaturas Desgracia pensar en otra cosa que no sea la felicidad del hombre No poder abrazar a los antípodas y hablar su mismo idioma, comer su mismo pan, cantar sus canciones, escuchar sus quejas, sus trenos, sus relámpagos Y con la hija más pequeña del amigo ¿acaso no podrán crecer sus palabras en la sala? ¿No podremos celebrar con vino sus primeros pasos en la tierra?¿Dejarla ya para la eternidad sin batas, sin dientes de leche, sin cumpleaños? No podrá ser No adivino mi casa destruida, mi hija hecha memoria de nadie No concibo morir pulverizado por el viento nuclear Yo no puedo creer que el hombre matará la fiesta final de la belleza
Alex Pausides
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III Última rima
a Deysi, Sergio, Orestes, Sonia y Yuma en Pilón de Manzanillo, 1977
Indumentaria Estoy buscando en el palenque la gran palabra que te diga la palabra azul la palabra monte que te alce entera iluminada Toda la semana he estado hurgando el aire tocando el rostro de las cosas Abrí las verjas ventanas rondé patios como un desesperado y no estabas y no pude apresarte Pero yo estoy vestido con la indumentaria del que busca Aún no he partido a rubricar mi nombre Ante mí está toda la mañana inmensa
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Manifiesto Yo no fui el cronista del tiempo de la muerte ojo avizor que tras la lluvia blandía al pico la noticia del sol a fines del diluvio Mi bolsillo no ocultó el pañuelo en la sangre cuando se alzó de golpe la luz Yo nací bajo un galope de yeguas a retomar la vida alzado como un puño Y a cada paso que doy rompe un nacimiento y un canto eleva su osamenta y un viento ordena y pulsa el espinazo inflexible de la voz El pecho barrido por el júbilo vivo con tal fuerza mis visiones mis íntimos desastres que no sé si tenga hombros para el canto así como voy cargado de soles y semillas
Alex Pausides
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Solazo Fino catador sorbe el aire y se le figura una mujer tendida sobre el mar Sus ojos están llenos de rostros El tacto, de manos En su equilibrio pule su lanza el horizonte Una resaca de peces deja su hambre clausurada A sal le sabe el cuerpo breve de los días Perfectamente entiende que perdió de vista esa silueta pero sigue con el cuerpo lleno de manos, el rostro lleno de ojos, el mundo oloroso al rente, brillante el paladar de tanta música; y limpio el rumbo elegido en pleno mediodía
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Habitante del viento
Palabra No puedo hablarles de la muerte, esa sombra sucede muy lejos de mi aliento Apenas la he entrevisto asomada a la hendija de los días con sus ojos tenaces alguna noche que abuelo no cantaba tenue y soterrado achurando las reses de la muerte, achujando las reses de la vida. En verdad, perdón que no sepa referirme a ese crespón desvencijado ; pero ciertamente, hermanos, no puedo por ahora Perdonen mi ignorancia en este asunto pero aquí la muerte es un rastrojo tristísimo y pequeño. Yo no sé, dudo que ustedes la hayan visto sino destartalada, mohosa, torcida en el incendio, trofeo antiguo vital para la savia de estos árboles frondosos. Palabra, aún no he sentido ni en el sueño esa silueta sola y silenciosa
Alex Pausides
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Balada No me sorprenderá la noche. Atrista el crepúsculo penetrando en mis dominios Ah territorios del día, si la noche llega inevitable la encontraré en las calles caminando imprimiéndole altas tensiones a la dicha. Me apenan esas aves que entre la sombra asedian los trapos de la tarde. No les permitiré posarse en los aleros. Los alambres del día calcinarán sus quejas y el sol que muere no morirá en mis ojos
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Habitante del viento
Aire libre Cuando todo aparenta un buen domingo, lĂquido, al aire libre surgen las piedras en el fondo como una mueca al sol, una duda una rabia comida en sĂ misma Y entonces el viento pulmonar del gran coraje sale a flote como un ahogado Y la espuma no es ya la bella mujer echada al cielo con sus senos civiles Los peces tropelan el discurso intestino de las aguas No se alzan aĂşn las olas como una gran bandera
Alex Pausides
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Tango El paisaje está cerrado, el párpado de la niebla se interpone y sólo el abismo interior es lo real El hombre sale a la calle iluminado y no encuentra un árbol un canto que entonar. Sólo piensa en su reino amenazado por una brisa extraña que lo aleja de todo lo que amó Cambia entonces de puesto el aterido, la fiebre le dibuja insomnios y pesares y todo calla en torno y todo muere y no verdece dentro el corazón
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Habitante del viento
Hotel Inglaterra, 3/VI/81, 10 pm Los amigos me agreden, vuelcan los recintos donde en aguas transcurro renqueando dĂłcilmente, reuniendo obsesiones, silencios No perdonen mi pobre boca infiel si no habla de los bellos poemas salidos al solazo, por quĂŠ calla, por quĂŠ no salen airadas las voces que me habitan, las voces que habitaron ferozmente el viento en mi garganta
Alex Pausides
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Limited El hombre es un animal tan raro entre los duendes no mira al suelo el pobrecillo ahĂ se alza el abismo y ĂŠl perdido pobre el hombre del milenio grandĂsimo sin un dĂa siquiera entre pecho y espalda
Letra viva Letra muerta es la vida si a la muerte entregamos nuestros ojos
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Habitante del viento
Última rima De la otra voz me llamarán mañana y yo responderé no puedo En ese sitio no crecerán ventanas ni gallos se abrirán abriendo el día ni niños ni rocío ni nada Me llamarán y yo responderé no puedo
Alex Pausides
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Canción Si pasa amigos díganle que partí rumbo a la infancia Y que no vaya porque allí si tengo un sitio inconquistable
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Habitante del viento
Índice alex pausides o la vuelta de los espartanos (a propósito de habitante del viento) ................................... 5 Discurso de Ulises ................................................. 12 Parábola ................................................................. 13 Brújula .................................................................... 15 Oráculo ................................................................... 16 Elogio de la utopía ................................................. 17 Poiesis ................................................................... 18 Imitación de Li Moi ................................................. 19 Damocles ............................................................... 20 Canción de Orfeo ................................................... 21 Iscariote .................................................................. 22 Dazibao .................................................................. 23 Heredad ................................................................. 24 La balada del triste ................................................ 25 Manifiesto ............................................................... 26 El perdedor ............................................................. 27 Discurso del farero ................................................. 28 La casa del hombre ................................................ 30 Habitante del viento ............................................... 31 Bitácora .................................................................. 33 Galápagos .............................................................. 35 Doméstica .............................................................. 36 Uvas para Asel ....................................................... 37 Contraluz ................................................................ 39 ¿Fiesta final? ......................................................... 40 Indumentaria .......................................................... 44 Manifiesto ............................................................... 45 Solazo .................................................................... 46 Alex Pausides
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Palabra ................................................................... 47 Balada .................................................................... 48 Aire libre ................................................................. 49 Tango ..................................................................... 50 Hotel Inglaterra, 3/VI/81, 10 pm .............................. 51 Limited ................................................................... 52 Letra viva ............................................................... 52 Última rima ............................................................. 53 Canción .................................................................. 54
Pie de imprenta NOta Palabras sobre el autor va en solapas
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Habitante del viento