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Un mundo irreal

Un mundo irreal Por: Tom Ortega

Un día más, me levanto por la mañana y me preparo para una nueva jornada, a decir verdad, no sé qué es lo que me espera, ahora cada día que pasa, mi vida es más incierta, pareciera tengo el control, más no es así, a lo largo de mi vida, alguna vez pensé tener el control de la misma, pero pasado el tiempo, me doy cuenta que, simplemente sigo el camino como un río.

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Muchas veces me

he puesto a pensar... ¿Cuántos años he estado en un mesabanco estudiando algo que ni siquiera fue mi profesión final? ¿Por qué casi a medio camino terminé dedicándome a otra cosa por necesidad? ¿Por qué ni siquiera puedo tener lo que realmente deseaba? Me di cuenta que el camino de la vida se forja a base de esfuerzo y tesón, pero, ¿cómo hacerlo cuando hay otras cosas que evitan que sigas ese camino? Las personas que te rodean siempre son parte de lo que tú vivirás al día siguiente, desde que tengo uso de razón, recorro las mismas calles, ¡ja! pero mi vecino, dos veces al mes regresa de no sé dónde. Siempre viajando, siempre contando sus anécdotas de otros países, de otras ciudades, cosa que no puedo imaginar, ya que me enfrasco siempre en caminar…

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Por cierto, mi vecino va llegando ahora, y trae algunas maletas, no sé si acercarme y preguntarle ahora a dónde viajó. Realmente el mundo es tan grande como dicen porque yo me he acostumbrado tanto a dónde vivo, que ni siquiera sé si hay algo más allá, sí bueno, a veces entró a las redes sociales y veo muchas fotografías y vídeos y, sé que hay algo más allá, pero ¿realmente existirá? Ya que yo simplemente vivo en ese mundo donde muchas personas viajan todos los días pero al final de cuentas no lo huelen, no lo respiran.

Escuché decir a uno de mis compañeros de trabajo, que tiene más de 2000 amigos ¡Ah caray! creo que los que yo he conocido no pasan de más de 15 ¿de dónde tendrá tantos amigos? ¿2000? Ni siquiera los que yo pueda tener, y eso que me considero una persona algo sociable a decir verdad, eso de las redes sociales pues, sí sirve de mucho, quizá para conocer lugares a los cuales no podamos llegar, pero bueno, yo prefiero tener a mis amigos con quienes puedo salir a caminar, a pasear, a tomar un café, o simplemente platicar, porque la verdad, mi vecino, sí ese, el que viaja, el creo que si conoce el mundo, a diferencia de mi otro compañero, que él tiene 2000 amigos pero, simplemente jamás veo que se levante desde que llega al trabajo de esa silla, pegado a la computadora. También me he puesto a pensar... ¿Cuántas horas ha pasado él en esa silla conversando con esos 2000 amigos que dice tener, a los cuales, ni siquiera creo que les conozca la voz? Todavía recuerdo esas pláticas del abuelo, cuando decía que los fines de semana se juntaban las familias afuera de sus casas a conversar, y cuando recorría las calles y todas las personas se saludaban, sí, también me decía que las tiendas de abarrotes recibían su mercancía afuera de éstas, aún sin estar abiertas, y que los productos ahí estaban hasta que el tendero llegaba, y se hacía cargo de ellas.

También me cuenta, que él dejaba su bicicleta afuera de su casa, y que incluso, pasaba todo el día y a veces, la olvidaba, y hasta el día siguiente salía y ahí se encontraba en el mismo lugar, pero cómo

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será posible que haya vivido tal cosa, si ahora mismo mi madre me dice que debo de caminar con cuidado por las calles

porque es peligroso. A veces, no sé ni qué pensar, porque, todos los días recorro las mismas calles, los mismos lugares, pero también veo a mi vecino que llega de muchos lugares, que yo tal vez nunca llegué a conocer, y mi compañero el que tiene los 2000 amigos, él dice que va a muchos lugares por medio de las redes sociales, pero él no se encuentra ahí. Yo también viajo con las historias de mi abuelo que me cuenta la vida de antes, tres historias de vida totalmente diferentes.

Otras veces me confundo, y no sé realmente cuál de esas tres vidas, o cuatro, vaya, incluyendo la mía, sea la historia más linda y bella, porque realmente me gustaría viajar como mi vecino, me gustaría conocer el mundo, pero también a la vez me gustaría tener 2000 amigos como mi compañero, no, a decir verdad no, yo prefiero tener los pocos amigos, que tengo ahora, con los cuales puedo salir a caminar, y poder escucharlos, y saber que ellos existen realmente, porque la verdad, no sé si los 2000 amigos que tiene mi compañero realmente existan, Jeje.

Mi madre me cuenta, que antes se escribían cartas, que tardaban a veces hasta más de una semana en llegar a su destino, sin embargo, ahora en menos de 3 segundos, puedes comunicarte a cualquier parte del mundo, si, la tecnología ayuda mucho, pero, hasta qué punto afecta nuestras vidas de una manera positiva y qué precio estamos pagando por ello.

He pensado muchas veces que me gustaría tener la vida de mi vecino, quizá, también la vida de mi compañero de trabajo, y de otros personas más, aunque también me gustaría tener la sabiduría de mi abuelo, él me dice que tengo que esperar para tener más experiencia, mmmm aunque aún soy joven, siento que he vivido demasiado, porque he recorrido siempre las mismas calles, los mismos lugares, durante 25 años.

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Tal vez 25 años no es mucho, pero, cuando me pongo a contar los días, los meses, los cuales he estados siempre cercado en la misma ciudad, mirando a las mismas personas, porque mi ciudad no es grande, no sé, es raro. Quiero que sepas que por esa razón, aún me siento más atrapado, y mucho más cuando escucho las historias del mundo, cuando conversó con mi vecino, bueno, también con mi compañero de trabajo y una que otra vez que entro a las redes sociales, que no me gustan mucho, porque me desespero al no poder estar en esos lugares, que quizá jamás conozca. Sólo sé que ha pasado mucho tiempo, y yo sigo como siempre, recorriendo las mismas calles y los mismos lugares en un círculo sin fin.

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Ahora en la actualidad las redes sociales son una evidencia un banquillo donde si tienes mala suerte estarás sentado a la vista y opinión de millones de personas, quizá en un accidente automovilístico donde se ven involucradas dos personas, de igual forma que su vida es intachable o que tienen un puesto importante de ejemplo a la sociedad pero en ese instante adrenalina, el peligro, las emociones, la el impacto de la situación los hace actuar de una manera que de una forma diferente no actuarían y cerca de ahí hay celulares grabando lo sucedido para después aparecer en las redes sociales donde esos instantes vividos en esa situación serán juzgados por millones de personas sin tomar en cuenta la reputación de las mismas y una gran multitud se abalanzará sobre las personas involucradas, cuando no son capaces de ver que esa situación les hizo comportarse o actuar de una manera que jamás en su vida lo

hubieran imaginado.

Lo peor de todo es que esos rostros y esa situación se quedarán en las memorias de muchísimas personas y ese simple hecho marcará sus vidas para siempre, también esos segundos son vitales para cambiar la vida de las personas.

Hay un precio muy alto que se paga por la tecnología Hay un precio muy alto que se paga por invadir la privacidad de los demás Hay un precio muy alto que se paga al actuar en cualquier situación en esos segundos vitales...

que crea una sensación distinta al escucharse Incluso cuando hablamos de cierta manera modificamos nuestro sonido ya sea para ser firmes, tiernos, amorosos e incluso agresivos.

Escucha con más atención lo que hay a tu alrededor y te darás cuenta que difícilmente existe el silencio. Sin duda alguna es imposible evitar la música en nuestras vidas de diferente forma, manera y escenario.

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