Holbox en Food & Travel, Noviembre 2014

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UNA VUELTA

AL PARAÍSO

Al cruzar el extremo norte de Quintana Roo, Elsa Navarrete descubrió un edén en el pueblo de pescadores de Holbox. Cientos de aves, playas perfectas y un grupo de restauranteros comparten el encanto de un pedazo de tierra donde el azul turquesa pinta el horizonte y aquellos que llegan no se quieren ir fotos: charly ramos

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PÁG. ANTERIOR: VISTA AÉREA DE HOLBOX. EN ESTA PÁG: VIDA COTIDIANA de LA ISLA food & travel

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En esta pág., De izq. a der: hotel casa sandra; chef jorge melul del restaurante mandarina. Pág. sig., Desde arriba, De izq. a der: aguaterapia con limón, jengibre, miel y hierbabuena; fauna de la isla; habitación de casa las tortugas; vista desde el hotel las nubes; pizza de langosta en edelyn; muelles de holbox; detalle y entrada de casa las tortugas

V

iajé por primera vez a Holbox a finales de 2011. Fue una visita relámpago, parte de una ruta gastronómica organizada por la chef Patricia Quintana. Para mí, la isla era un territorio casi desconocido. Sin embargo, cuando llegué, sentí, sin exagerar, que había descubierto un pedazo de paraíso mexicano al cual tenía que regresar con más tiempo, y afortunadamente así fue. Justo ahí, al norte de Quintana Roo, reposa uno de los tesoros mejor guardados del Caribe. Se trata de una isla con 34 kilómetros de playas perfectas de arena blanca, separada de la península de Yucatán por la laguna Yalahau. Cada vez que pienso en esa isla remota, inevitablemente fantaseo, emocionada, con la posibilidad de olvidarme de la rutina y tener una vida relajada. Tras dos horas en carretera desde Cancún, llego al muelle de Chiquilá para abordar el ferry que parte cada hora o dos, dependiendo de la temporada. Mientras zarpamos, respiro profundo para percibir la humedad del mar. Los pelícanos nos contemplan desde la punta de postes viejos y decenas de gaviotas sobrevuelan. La embarcación empieza a llenarse de viajeros; la mayoría extranjeros. Tras navegar por 20 minutos, varios carritos de golf esperan pacientes a los pasajeros para llevarlos hasta sus aposentos. En mi caso, me transportan hacia Casa Sandra. La llegada per se invita a quitarte los zapatos. Las calles se cubren de la misma suave y blanca arena de la playa. Aquí no hay autos, sólo bicicletas, motocicletas y carros de golf adaptados, que vislumbran el ritmo de vida tranquilo de los holboxeños. Al cruzar la puerta del hotel, su serenidad y paredes cubiertas con obras de arte me transportan a una armonía inminente. Su propietaria, la pintora y escultora cubana Sandra Pérez, llegó aquí en busca de paz, para después abrir las puertas de su casa en 2003 y recibir huéspedes. Desde mi cómoda habitación alcanzo a ver algunas personas descansando sobre las tumbonas. Con nada que hacer para el resto de la tarde, me olvido del tiempo y simplemente disfruto de la quietud de este refugio.

Belleza aislada

El segundo día empieza sin defraudar. Me dirijo a la pista de aterrizaje donde el empresario Alberto Saab ofrece vuelos privados panorámicos y para transportarse hacia y desde Playa del Carmen o Cancún. César, piloto en cuestión, me invita a abordar una de las avionetas Aerosaab. Así, con una dosis justa de adrenalina, empezamos a ascender hasta llegar a una altura de 500 pies. Desde el aire, la isla, de 43 kilómetros de largo y en algunas partes hasta dos de ancho, luce como un vergel bordeado por un listón de aguas turquesas. La vista es simplemente impresionante. 104

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Aunque Holbox significa en lengua maya hoyo negro, es un mundo que desde lo lejos reluce en verde jade, tanto por las aguas como por sus frondosos cocoteros, manglares llenos de vida y humedales. Basta saber que forma parte del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, decretada en 1994 con 154 mil hectáreas de extensión, para entender su belleza natural. Por esta razón, la isla ha sido sede de proyectos sustentables, aunque desde 2003 se ha llevado una intensa batalla legal y política por la posible construcción de un megaproyecto turístico que alteraría por completo lo que hoy es un paraíso. Al aterrizar, el calor húmedo y una melodía perfecta de viento y mar me envuelven de nuevo para animarme a dar una vuelta por el centro, en donde reposan algunas de las casas de madera originales pintadas en coloridos tonos. Se ve a la gente sonriendo y disfrutando de la vida alrededor de la plaza.

Información de Viaje La isla de Holbox se sitúa al noreste de la península de Yucatán en el estado de Quintana Roo. Su temperatura anual promedio es de 25°C. La temporada de lluvias va de junio a octubre, mientras que abril y mayo, así como noviembre y diciembre, tienen el clima más estable. Cómo llegar Interjet (interjet.com.mx) y Volaris (volaris.com.mx) vuelan de la Ciudad de México a Cancún. Viaje redondo desde $3,000. La línea Mayab Autobuses cuenta con recorridos diarios desde Cancún hacia Chiquilá con una duración de tres horas. De ahí sale el ferry a Holbox cada hora en temporada alta dentro de un horario de 5:00 a 21:30 horas. Viaje sencillo $80 por persona. El cruce dura media hora. Recursos Caribe mexicano (holbox.gob.mx) cuenta con útil información de qué hacer y dónde hospedarse. Concierge online (conciergeonline.com.mx) te

ayudará a planear tu viaje con excelentes recomendaciones. No te lo pierdas Tiburón ballena Existen pocos lugares en el mundo donde se puede nadar con este pez, y Holbox es uno de ellos. La temporada va de mediados de mayo a septiembre. Precios desde $1,500 por persona. holboxtravel.com Las islas En la Isla Pájaros sube a un mirador para apreciar a cientos de aves. De ahí parte a Yalahau para refrescarte en el Ojo de Agua, y finalmente a la Isla Pasión. Tours compartidos por persona $40 USD. en-holbox.com.mx Kitesurf En las tardes aparecen los jóvenes que practican kitesurf. Renta todo el equipo, practícalo y forma parte de este espectáculo. La mejor temporada de vientos es de diciembre a mayo. holboxkiteboarding.com


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Holbox es otro ejemplo de que una isla puede ser el para铆so, un trozo de cielo robado por el mar, en donde a todos se les ve felices. Tan felices que nunca se fueron, y con raz贸n

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pág. ant., De izq. a der: chendo regresando de pescar; pan artesanal, un atractivo de mandarina; mousse de chocolate en casa sandra; callo de hacha del sushi de holbox; terraza de La mezcalería. en esta pág., De izq. a der: pescado frito de villa mar; recorriendo las playas en bicicleta; interior de mamá rana

Pareciera que el tiempo se ha detenido. Los niños siguen jugando descalzos, continúa el mismo y único cajero automático, personas de todo el mundo llegan para quedarse, se venden pescados y mariscos frescos en cada esquina y los isleños continúan igual de cálidos. Sin embargo, Holbox está creciendo. Hay más hoteles, pero la mayoría, sino es que todos, son respetuosos de la estética y personalidad de este pueblo de pescadores. Hoy funcionan unos 40 refugios de diversas categorías y tamaños, pero ninguno pertenece a alguna cadena hotelera. Además, hoy en día, se puede degustar una renovada infraestructura gastronómica, aunque hay clásicos que no puedes pasar por alto. Cuando el Sol baja, la ciudad propone una oferta culinaria que ha sabido mezclar lo mejor de los productos locales con el talento de sus cocineros. “Cuando regresé a Holbox, después de trabajar en Cancún haciendo pizzas, noté que nadie hacía pizza

Dónde comer Mamá Rana Se trata de uno de los restaurante favoritos para desayunar. El holboxeño Elbert Zapata conocido como la Rana, además de contarte historias de la isla, sirve su especialidad: las chayitas, tortillas de maíz con hojas de chaya fritas, salsa de tomate, pepita molida y huevo cocido. Mandarina Bajo el mando del chef Jorge Melul, yace frente al mar y está decorado con coloridos detalles y sofás para relajarse. El concepto culinario de cocina mediterránea incluye pan, mermeladas, pastas caseras, y pescado del día. Date una vuelta a la azotea para ver el atardecer en la Mezcalería. El Sushi de Holbox Sentado en la terraza, en la planta alta de la plaza El Pueblito, disfruta de sus platos de fusión peruana, mexicana y nipona. Su especialidad en la barra son las margaritas de sabores, como la de jengibre, y de la cocina no dejes de probar el maki frito de atún y los callos de hacha. Los Peleones Se trata de un juguetón restaurante encabezado por dos amigos que encontraron su inspiración en la lucha libre y la cocina rústica. Empieza la velada con un mojito de cilantro, para continuar con la ensalada caprese tibia y los ravioles de chaya y pollo con mole relleno de ciruela. Larena Comienza el día junto unas gorditas, tamales y panuchos, mientras contemplas cómo el mar se funde con el cielo. El chef Fernando Pérez sirve una cocina regional que te recordará en qué parte del país te encuentras. Aunque no te alojes en Las Nubes, no dejes de darte una vuelta. Casa Sandra En el corazón del hotel, se encuentra el comedor donde el chef Fernando Veras deleita con platos como el ceviche de pescado, causa peruana con chile xcatic y pescado tikin xic. Viva Zapata Este popular restaurante ofrece un menú rico en pescados y mariscos, así como en pastas caseras. Esta fama se debe a la frescura de la materia y de platillos como el ceviche de pescado recién hecho. Edelyn En una de las esquinas de la plaza principal destaca este restaurante que sirve 200 pizzas al día, la mayoría de langosta, crustáceos que abundan en las aguas de los alrededores.

de langosta, un producto que abunda aquí”, dice Miguel Ángel, propietario de Edelyn, uno de los lugares más famosos. Una base delgada y crujiente, carnosos y frescos pedazos del crustáceo y salsa de jitomate bien sazonada le hacen justicia a su fama: no puedes venir hasta acá y no probar al menos una rebanada.

Comer, beber y contemplar

Las playas, de poca profundidad, son ideales para una larga caminata matutina. En algunas partes hay ríos que forman esteros habitados por garzas y flamencos. Aquí el avistamiento de aves es una actividad muy socorrida, aunque no seas experto en el tema. El oleaje es suave, casi imperceptible, mientras que el verdor de la vegetación contrasta con el cielo azul claro y el Sol resplandeciente. Durante el paseo, me encuentro con varias parejas jóvenes. No cabe duda de que la belleza y el relativo aislamiento de la isla han impregnado de romanticismo cada rincón. Pero otra de las razones por la que Holbox es un obligado, son sus visitantes marinos de cada año: los peces más grandes del mundo, que pueden llegar a medir 15 metros. Desde mayo a septiembre se convierte en el hábitat de cientos de tiburones ballena que llegan hasta estas aguas para alimentarse de plancton y aparearse. La posibilidad de bucear o esnorquelear es una de esas experiencias que seguramente roba el corazón. Lamentablemente, mi visita no coincide con la temporada, pero ya me tocará ver de cerca al también llamado pez dominó, que se caracteriza por ser amigable y por su piel moteada. En busca de un desayuno tradicional, las recomendaciones me guían hasta Mamá Rana, donde me recibe su propietario, el holboxeño Elbert Zapata conocido como la Rana por los locales. “Éste es el lugar para comer las típicas chayitas”, puntualiza este isleño enamorado de su tierra mientras me invita a degustarlas. Se trata de un platillo a base de tortillas de maíz con hojas de chaya fritas, salsa de tomate, pepita molida y huevo cocido. Entre bocados placenteros, Elbert empieza a contarme historias de embarcaciones españolas que desaparecieron en estas aguas y de piratas que robaban sus tesoros, como los de Francisco Molas, quien nombró a la isla. También me cuenta que actualmente en Holbox viven alrededor de 1,500 habitantes, en su mayoría de ojos azules, quienes son una mezcla de mayas, piratas, españoles y cubanos. Así me doy cuenta de que además de alimentar el cuerpo, Elbert está dispuesto a sorprender a sus comensales con cada una de sus anécdotas. Atrapados por su sobredosis de belleza, algunos extranjeros hicieron de Holbox su nuevo hogar; el conteo no oficial registra que conforman 20% de la población. Tal es el caso de Olga Samaan, una chica de Barcelona que llegó hasta estos parajes para trabajar con su amiga en Casa Sandra. La tranquilidad, el sentimiento de comunidad y el contacto con la gente fue lo que la sedujeron para cambiar su residencia y vivir aquí food & travel

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De izq. a der: olga samaan, propietaria del sushi de holbox; caracol y casitas típicas; pesca del día

viajero gourmet junto a su perrita desde hace cuatro años. “Aquí uno tiene su propio ritmo, su propio tiempo...”, comenta Olga, quien es dueña del también famoso El Sushi de Holbox, un pequeño espacio donde se combinan recetas peruanas, ingredientes mexicanos y técnicas japonesas, y de la tienda de ropa Lolita. A pesar de ser chiquito, Holbox es un gran lugar para comer. Esta isla angosta añade la gastronomía a sus ya de por sí incontables atractivos. Es tal el fervor de los locales y de los que algún día fueron extranjeros que, durante cuatro días, organizan cada octubre la Muestra Internacional de Gastronomía en la que participan 15 restaurantes, chefs reconocidos de diversas partes del mundo, así como la gastronomía de un estado invitado. Una cocina basada en la pesca es lo que se paladea en cada uno de los espacios culinarios, desde los más pequeños y sencillos, hasta los que ostentan el título de cocina de autor y que

son el resultado de muchas culturas. En Mandarina, ubicado en el hotel Casa Las Tortugas, el chef argentino Jorge Melul sirve desde hace tres años un menú de influencia mediterránea y confecciona los mejores panes de la zona. Cada mañana, él, como la mayoría de los cocineros, tiene una cita en el muelle con los pescadores, quienes no necesitan ir muy lejos arriba de sus pangas para abastecerse de corvina, mero, huachinango, cangrejo, pulpo y langosta. “Nuestro método de pesca es sustentable porque está prohibido pescar con red y respeta las temporadas de veda”, cuenta Rosendo Chendo Ávila al explicarme que así se contribuye a la renovación de las poblaciones, protegiendo el proceso de reproducción. Chendo es originario de la isla, pero durante mucho tiempo trabajó en Italia. Finalmente se regresó a su tierra para apostarle a la ola de restaurantes que han nacido para hacer más dichosa la estadía de los viajeros. Desde hace nueve años ofrece en Viva Zapata un inolvidable ceviche de pescado, confeccionado con la pesca del día que le llevan su padre o hermano. Pero ahí no termina la felicidad para mi paladar. Caminando por la playa una vez más, encuentro un local pequeño a la orilla, cuyo dueño, el regio José Ma. Vita, es otro foráneo que decidió dejar la oficina para abrir El Changarrito. Además de cerveza, venden 108

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como botana lo que el Capitán Tornillo atrapa en los mares. Así, acompaño mi clamato con cerveza con un poco de ceviche de barracuda, ah, y claro, con la caída del Sol que pinta cálidamente el cielo. “No es por nada, pero tenemos un atardecer especial. Ésta es nuestra única obligación: contemplarlo”, concluye José. Caminé y paseé a caballo, observé las aves, el cielo colmado de estrellas —como muy pocas veces lo he visto—, exploré las aguas en kayak, comí pescados y mariscos frescos... Holbox es otro ejemplo de que una isla puede ser el paraíso, un trozo de cielo robado por el mar, en donde a todos se les ve felices. Tan felices que nunca se fueron, y con razón. ¿Buscas perderte lejos de la caótica civilización? Date una vuelta por el edén holboxeño. Elsa Navarrete y Charly Ramos viajaron a Holbox por cortesía de Concierge Online y ciertos establecimientos de la isla.

Dónde quedarse Casa Sandra Además de sumergirte en la naturaleza, este hotel boutique brinda la oportunidad de ahondar en una experiencia artística envuelta en sofisticación. Su propietaria, la artista Sandra Pérez, llegó a la isla para inspirarse, construyó su casa y después la convirtió en hotel. Decorada con más de 25 obras de arte hechas por ella y otros artistas cubanos, también está ataviada con mobiliario mexicano hecho a mano. Habitación doble desde $3,000. casasandra.com Casa Las Tortugas Cuando el italiano Gianni Golinelli, su esposa Greta y su hija Francesca llegaron a Holbox, se enamoraron del lugar de tal forma que decidieron darle vida a este hotel que, inaugurado en 2003, se remodeló hace tres años. Decoradas por las mujeres de la familia, las 21 habitaciones presumen un estilo bohemio a través de antigüedades y mobiliario artesanal. Su piscina, camastros de lancha y el bar de la azotea resultan de ensueño. Habitación doble desde $ 1,700. holboxcasalastortugas.com Las Nubes Con hermosas vistas al Caribe, fue construido con materiales de la región de manera sustentable. Sus 28 habitaciones son el espacio óptimo para descansar y disfrutar de la naturaleza. La estratégica ubicación y sus playas vírgenes, lo convierten en el lugar ideal para parejas, lejos de la mirada de los curiosos. Habitación doble desde $ 3,000. hotellasnubesdeholbox.com


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