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Andrés Rodríguez

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vivir el pasado Texto: Jimena Sánchez-Gámez

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Viaje — Toda la República

Despertar en una hacienda, ya sea antigua o recreada, con la naturaleza y sus matices colándose por las ventanas, es la recomendación que hacemos a nuestros lectores en esta edición. Porque el mundo adquiere un paso distinto cuando se anda a caballo o se camina entre árboles, y porque todos somos viajeros buscando la forma de imaginar el tiempo que no conocimos. julio 2013

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Punto en el mapa: Jalisco

Punto en el mapa: Guanajuato

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Contacto: Plaza Tres Estrellas, Rancho Trancas. Dolores, Hidalgo. T. 01 (418) 182 9500. haciendalastrancas.com

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Hacienda Las Trancas

Entra la luz por las ventanas, es el día anunciando luminoso que llegó el momento de salir a disfrutarlo. Quedan vacías de huéspedes las 11 habitaciones que tiene la hacienda, quedan sus chimeneas en espera de que regrese la noche; también los candiles, las lámparas y las velas; las camas envueltas en cortinas transparentes; los muebles antiguos, de madera; el arte sacro colgando en las paredes; y los techos altos cubiertos de ladrillos, abovedados. Afuera, la gente y las sombras cruzan el patio principal, su fuente al centro y la arquería que lo rodea. La cocina desprende sus aromas, alguien se encarga de cosechar los vegetales que adornan el huerto orgánico y el viento pasa sacudiendo vides. Y se anda a caballo por los alrededores (los niños pueden hacerlo en pequeños burros), a veces a pie y otras tantas en bicicleta de montaña, y se descubren el río cercano, las aguas termales, las nopaleras centenarias. Antes de que se haga demasiado tarde vuelven al hotel los aventureros, vuelven al sitio que en el siglo xvi sirvió de fuerte para proteger las caravanas de plata que andaban el Camino Real de Tierra Adentro; y duermen aquí como alguna vez lo hizo el cura Miguel Hidalgo y Costilla, cuando la propiedad era entonces una hacienda agrícola.

Hay épocas que provocan nostalgia, como el tiempo en que las haciendas eran cotidianas y la Revolución todavía no alteraba el antiguo orden decimonónico. La Hacienda Matel reúne y celebra ambas cosas: la comodidad de los hacendados y la presencia de los revolucionarios. De ahí que un lujoso carruaje en la entrada reciba al visitante, pero que estén dispersas por todas partes carretas desvencijadas. En la decoración figuran candiles, complicados relojes y un piano, además de armas y fotos recordando el viejo conflicto armado. Las diez habitaciones poseen nombres como Pancho Villa, Adelita o Álvaro Obregón, y en su interior relucen espejos de marcos dorados, bordados de lana, chimeneas de gas y árboles entrando por las ventanas. Un quiosco en el patio central aloja un jacuzzi preparado con sales aromáticas. Y para consentir los sentidos no solo existen el spa o la posibilidad de degustar los vinos que una cava atesora, también están el aire que a todas horas regala la sierra de San Sebastián del Oeste o el café que de ella proviene. Las tardes transcurren entre tarros de cerveza, en el bar: se trata de un pequeño grupo de sillas de piel oscura frente a un enorme ventanal con la naturaleza como paisaje. Y luego de asomar la cabeza a las caballerizas o a la capilla dedicada a San Judas Tadeo, de presenciar una pelea de gallos y

permitir que la atmósfera campirana se adueñe del espíritu, espera entonces en el comedor el olor del pipián o el pollo almendrado.

Actividad estrella: Tour cultural al pueblo de San Sebastián del Oeste (dura 2 horas y el recorrido se hace a pie). Además de conocer sus principales edificios, se visita una plantación de café.

Cortesía Hacienda Matel (3)

Cortesía Hacienda Las Trancas (2)

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Hacienda Matel

Para no perderse: Todo el pueblo de San Sebastián del Oeste. Levantado entre montañas, vive añorando su pasado minero. Aquí las calles están revestidas de piedras, los techos de tejas rojas y el aire de niebla.

Contacto: Sendero El Nogalito 2, Centro. San Sebastián del Oeste. T. 01 (322) 297 3133. haciendamatel.com

Por aquí habría de pasar el revolucionario Pancho Villa, pero el sitio no fue destruido, ganó en cambio mucho pasado, y quien hoy llega lo hace buscando esa vieja atmósfera tanto como la relajación en el spa prometida.

Actividad estrella: Los paseos a caballo (duran hora y media) son un buen pretexto para andar las subidas y bajadas del paisaje serrano. Si se pide, puede visitarse el vivero de cactáceas que hay en la comunidad Las Trancas.

Para no perderse: La hacienda está a 10 km al norte de Dolores Hidalgo, un pueblo de alfareros donde los días están hechos de helados y museos.

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Hacienda Santa María Xalostoc Se abre un portón de madera, dentro hay un mundo en calma de espacios amplios, empedrados. Casi se pueden escuchar las nubes y si algo se oye es el sonido de los pájaros, alguna campana o el casco de los caballos en las piedras resonando. El visitante es recibido por un atrio con una fuente necia, empecinada en ahuyentar el calor a fuerza de derramar agua; y luego de cruzar el patio de magueyes se llega hasta el recinto donde un fresno gigante lo ocupa todo: la mirada, el verde y el ánimo sombreado. A esta hacienda se viene a no hacer nada, a estar con uno mismo y con el paisaje que lento se recorre en globo aerostático o en cabalgatas.

Llehí Sol (4)

Punto en el mapa: Tlaxcala

Las paredes aún no olvidan, si se les pregunta cuentan su mejor pasado: cuando en el siglo xvi la hacienda apenas comenzaba. Aquí se cultivó maguey, se fabricó el pulque que habría de conocer lejanías cuando llegaron el ferrocarril y el siglo xix y pudo ser transportado a ciudades como Puebla o México. Prosperó entonces la finca, pero en su destino estaba que la Revolución se encargara de partirla; los antiguos peones de pronto se vieron con tierras, esas que darían forma a la comunidad de Xalostoc. La maleza se apoderó del casco de la hacienda hasta que hace unos años fue transformado en el hotel de 18 habitaciones que ahora es.

Cruzar ríos, puentes, hermosas praderas y bosques del campo mexicano a lomo de caballo es lo destacable en este tipo de viaje

Actividad estrella: Tour por las haciendas cercanas a Santa María Xalostoc, como Xochuca donde todavía se prepara pulque o San José Atlanga, una ganadería orgullosa de sus toros de lidia.

Para no perderse: Tlaxco, un poblado rodeado de pinos y encinos a 5 km de la hacienda. Aquí no solo la Parroquia de San Agustín pide ser visitada, también el taller de joyería antigua de Eva Martínez.

Contacto: Av. Revolución 13, Xalostoc. Tlaxco. T. 01 (246) 466 8583. haciendaxalostoc.com

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Punto en el mapa: Yucatán

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Hacienda Santa Rosa

Como una flor que renace con las primeras lluvias del verano, esta propiedad del siglo xix volvió a dar cobijo a personas que aman la tranquilidad y la buena vida, gracias a una puntillosa restauración donde hablan por sí solos los materiales y técnicas mayas antiguas para cubrir suelos y muros. Muebles de mimbre y bejuco, pinturas de gran formato, cajoneras talladas, lámparas de hierro forjado, techos altos con vigas de madera y frescos pisos de mosaico a la usanza de la región encantan a los visitantes que esperan quedarse ahí al menos tres noches para absorver cada detalle y llevarlo en la memoria

para siempre. Las mañanas no pueden ser más frescas y delciosas: desayuno en uno de sus corredores, con ese piso que no puede uno dejar de mirar; al lado, una encantadora señora hace tortillas en el comal a la sombra de una ceiba; te las acercan de cuando en cuando, mientras a la mesa llegan los alimentos preparados con vegetales de su huerto: chaya, cilantro, pepinos, nopales y frutas deliciosas. No faltan en la mesa mermeladas y pan hecho en casa .

Actividad estrella: Cerca existen algunos cascos de haciendas que todavía muestran sus tiempos de esplendor. Se puede hacer un paseo en bicicleta o a caballo para conocer Granada (10 min), Santo Domingo (10 min) y Chunchucmil (30 min).

Para no perderse:

Guacamole Project (3)

Visite a don Ernesto Ku, tejedor de hamacas en el pueblo de Santa Rosa; disfrute de una tortilla recién hecha en la tortillería de don Raúl Noh Can; recorra los talleres artesanales donde mujeres hacen maravillas de filigrana, fibra de henequén y otros materiales de la región.

Contacto:

KM 129 Carretera Mérida-Campeche Santa Rosa, Yucatán. T. 01 (999) 923 1923. starwoodhotels.com

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Punto en el mapa: Jalisco

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Hacienda Lomajim

Cortesía Hacienda Lomajim (4)

La naturaleza reconforta, esa parece ser la premisa de esta hacienda donde los pájaros reciben trinando al visitante. No se trata de una construcción antigua, solo de un sitio que encontró inspiración en las fincas jaliscienses del siglo xviii y en las vistas que desde una loma en Barranca de San Cristóbal se tienen. Fue levantada entonces entre acantilados y a donde se mire, lo mucho que entra a los ojos son el verde y la distancia. La alberca, justo a la orilla del precipicio, es un pequeño mundo de agua rodeado de montañas. Y quien de la ventana de la capilla se asoma, encuentra también ese paisaje de picos subiendo y bajando en el horizonte.

en él para sentarse en ese espacio suspendido; se pasan bodegas y corrales, también un pozo, y se mira a las gallinas andar a ras de suelo sin saber que más arriba hay árboles floreados buscando con sus ramas el cielo a lo lejos.

Actividad estrella: Los paseos en bicicleta son una bonita invitación a descender la Barranca de San Cristóbal, pasar por el pueblo de San Lorenzo, cruzar manglares y llegar hasta orillas del río Santiago.

Para no perderse: Hay que aprovechar la poca distancia para visitar Zapopan (a 20 minutos), una ciudad en diminuto orgullosa de su Basílica, el Museo de Arte de Zapopan y el Museo de Arte Huichol. Para dormir hay cinco habitaciones, hechas de adobe, con salas y terrazas, y una fuente escurriendo en el baño de la máster suite. Y si el espacio para guardarse de noche es poco, durante el día se tienen 6 hectáreas de jardines en espera de ser recorridos como la imaginación prefiera: a pie o en bicicleta. Caminando se descubre un lago con un puente, y bancas

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Contacto: Carr. a Colotlán Km. 20.2. Zapopan. C. 045 (333) 441 4825. haciendalomajim.com

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Punto en el mapa: Jalisco

Un patio y en él un árbol creciendo altivo, «es un zalate», dicen cuando se pregunta, y los ojos lo encuentran entonces hermoso a la vez que abundante. La hacienda toda parece girar en derredor suyo: el restaurante, las cuatro habitaciones, el pequeño árbol donde se posa una guacamaya, y las muestras de magueyes colocadas para que el interesado sepa de los ejemplares que en la región crecen. Es a ellos, a los agaves amarillo, verde y cenizo, que se debe el comienzo de esta finca. Florentino Carvajal, el dueño, empezó a cultivarlos en el 2000. Lo que quería era producir raicilla, el mezcal jalisciense que hasta entonces se fabricaba de manera clandestina. Ahora, basta con que los visitantes deseen conocer la destilería para que observen cómo se produce la mágica bebida espirituosa. Quizá la mejor forma de entablar una relación con la raicilla sea a través de las margaritas que en la hacienda con placer se elaboran. Las hay de cualquier cosa, de papaya y guanábana, de frutas silvestres como el gondo o el arrayán. Y una vez que comienza a sentirse el espíritu mucho más ligero, aparece la comida. El restaurante es la versión campirana de los otros restaurantes de mariscos que han hecho famoso a Don Tino en Jalisco. Y a la mesa llegan lo mismo unos mejillones que los quesos hechos en casa o el borrego al pastor, un platillo que el paladar recordará siempre. Pero esto no termina hasta que se da un paseo a caballo y se cruza un río, y mientras en el cielo baten alas sanates y chachalacas, casi sin darse cuenta se llega hasta una misteriosa piedra con petroglifos.

Para no perderse: El Tuito, un poblado de calles empedradas con una tahona en el zócalo haciendo alarde de la tradición agavera que lo distingue. La gente elabora quesos caseros y le reza a San Pedro en la iglesia.

Guacamole Project (5)

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Hacienda El Divisadero

Contacto: Camino Tuito-Chacala Km. 9, Las Guásimas, Cabo Corrientes. T. 01 (322) 225 2171. haciendaeldivisadero.com

Actividad estrella: La visita a la destilería comienza en las plantaciones de agave. Luego se asite al proceso completo por el que pasan las piñas para ser transformadas en raicilla. El tour termina con la bebida en los labios.

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Punto en el mapa: Estado de México

Manuel Cerón

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Punto en el mapa: Jalisco

Contacto: Carr. Lagos-El Puesto 3132, Sepúlveda, Lagos de Moreno. T. 01 (474) 746 5401. haciendasepulveda.com.mx

Al noreste de Jalisco, en la ruta que seguía el Camino Real de Tierra Adentro hacia Zacatecas, el español Juan de Sepúlveda había recibido tierras de regalo con las que formaría una hacienda agrícola y ganadera; estaba por terminarse el siglo xvii. Poco más de cien años después, Miguel Hidalgo y Costilla se reunía en este sitio junto con otros insurgentes antes de que estallara la lucha por la Independencia. Ahora todo visitante es recibido a puertas abiertas y tiene 23 habitaciones como motivos para quedarse. En todas hay objetos y muebles distintos: desde un crucifijo tallado en madera o un árbol de la vida en latón, candelabros y tapetes, hasta un baúl repujado, una estufa de leña o un viejo radio.

La alberca de agua termal rodeada de arcos y sombras, y el jacuzzi a cielo abierto ayudan a recordar las formas que tiene el ocio. Y aunque la hacienda es grande y está llena de magueyes, hamacas y balcones, patios y terrazas coloniales, quizá nada se celebre tanto como el spa y los paseos a caballo. El primero es un universo compuesto por velas, piedras calientes y mascarillas de frutas; donde lo único que se desea es una bata, el relajante efecto de la vinoterapia y el contacto del cuerpo con una tina burbujeante. Los paseos a caballo, en cambio, son la mejor manera de regresar en el tiempo, de imaginar a Pancho Villa por la hacienda pasando, y de dialogar con la naturaleza sin interrupciones.

Cortesía Hacienda Sepulveda

Actividad estrella:

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Esta hacienda del siglo xvi despierta cada día con un paisaje hecho de volcanes, solitarios y solemnes, imponiendo su presencia a la mirada. Aquí vino Diego Rivera a pintar el Popocatépetl en 1904, y así, a pinceladas, lo aprisionó en un lienzo al que llamó La Era. Hace poco la hacienda fue renovada, transformada en un hotel de 15 suites, pero el clima de montaña y los cultivos tapizando las muchas hectáreas alrededor siguen siendo los mismos. Basta tomar un caballo o una bicicleta de montaña para recorrer ese mundo vegetal y tranquilo. De quererlo, el hotel también organiza vuelos en globo y excursiones al Parque Nacional Izta-Popo Zoquiapan, la capilla abierta de Tlamanalco o el Paso de Cortés.

Participar en los recorridos a caballo: ya sea para visitar otras haciendas y ranchos como La Labor o El Monte, o las cascadas de El Salto, donde además se puede practicar rappel (horseridingmexico.com).

Para no perderse: La ciudad de Lagos de Moreno, donde la vida gira alrededor de la barroca Parroquia de la Asunción. La Rinconada de las Capuchinas y la Casa Montecristo con su estilo art nouveau.

Actividad estrella: El vuelo en globo regala otra vista de la hacienda y sus campos sembrados. Se hace al amanecer, cuando se desperezan los volcanes y se ilumina el Valle de Retana.

Para no perderse: El pueblo de Ayapango, a 1.5 km. Casas de patios floreados, un fresno gigante acumulando siglos, y la Iglesia de Santiago son parte de su encanto.

Contacto: Domicilio conocido. Ayapango. T. 01 (777) 314 1746. haciendasanandres.com

Manuel Cerón / MD (2)

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Hacienda Sepúlveda

Hacienda San Andrés

Quien prefiera quedarse en el interior de la hacienda tiene para entretenerse el laberinto de cedros, un jardín de cactáceas y paz en demasía. El spa a manera de invernadero es otra de las formas que aquí toma el sosiego. Al cuerpo le esperan entonces los masajes de cuarzo, la desintoxicación que el vapor de hierbas concede y la posibilidad de sumergirse en un jacuzzi con pétalos y aceites. En la cocina se combinan productos frescos y orgánicos para preparar las recetas de la tradición culinaria mexicana. Y al mural que Federico Silva (discípulo de David Alfaro Siqueiros) pintó en la capilla de la hacienda, se suman el vino y la tarde, y el horizonte como si estuviera dibujado por Dr. Atl.

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Hacienda Santa Cruz

No tenían cómo imaginar los franciscanos que el monasterio que fundaron en 1640, muy cerca del centro de la ciudad de Mérida, iría a convertirse en una hacienda henequenera en el siglo xix. Y tampoco los hacendados y peones de entonces sabían que el esfuerzo acalorado de las cosechas de henequén, el diario trajín y el ruido de las máquinas sería sustituido por la tranquilidad de un hotel de 11 habitaciones. La propiedad fue adquirida por una pareja francesa que se encargó de encimar motivos mexicanos e inspiraciones parisinas tanto en la decoración como en el menú del restaurante La Creóle. Así, después de degustar un gazpacho de lima o los panuchitos de atún al achiote, se antoja sumergir el cuerpo en la alberca que yace junto a una vieja chimenea.

de rejas desatando al aire sus ruidos de hierro forjado, se juega ajedrez debajo de techos altos, y se mira pasar la propia vida en una hamaca suspendida entre columnas.

Actividad estrella:

Para no perderse: Santa Cruz se encuentra en la Reserva Ecológica Cuxtal, un área de 10,000 hectáreas donde conviven aves migratorias buscando refugio, plantas endémicas, otras haciendas henequeneras y cenotes.

Contacto: Calle 86 s/n, Santa Cruz Palomeque. Mérida. T. 01 (999) 254 0541. haciendasantacruz.com

Los tours en busca de cenotes. Los recorridos se hacen por tramos en bicicleta o en truck, ese transporte tirado por mulas (mayamazing.com).

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El spa, ubicado en una palapa y presumiendo otra alberca, tampoco se desprecia. Ahí la única decisión que debe tomarse es si se prefiere un masaje energético o terapéutico, una exfoliación facial o la piel toda cubierta de chocolate o miel. Cuando ya se ha conocido la biblioteca, la sala de estar y la capilla, todavía hay tiempo para deambular por los jardines entre palmeras, naranjos y flamboyanes. Y se cruzan puertas

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Actividad estrella: Quien a la hacienda llega es sumergido en el recorrido por sus instalaciones. Los muebles, los varios edificios, el Museo Maya y la maquinaria antigua se vuelven entonces historias contadas. Se prestan bicicletas para visitar por cuenta propia los cenotes cercanos.

Guacamole Project (3)

Para no perderse: No muy lejos se encuentra Uxmal, una antigua ciudad maya poblada de edificios estilo Puuc y de sacbés o calzadas. No hay forma de perderse el contraste que con el cielo hace la Pirámide del Adivino.

Contacto: Carr. Federal 261 Km. 186. Mérida. C. 01 (999) 900 1193. yaxcopoil.com

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Hacienda Yaxcopoil

Lo primero que desde la carretera se observa es un doble arco morisco, detrás se encuentra el casco de la hacienda que llegó a tener 11,000 hectáreas bajo el cielo. Se trata de una finca que comenzó siendo ganadera en el siglo xvii y que para el xix no pudo más que fijarse en el henequén, ese oro verde que en sobrada estima se tuvo. A Yaxcopoil se llega no tanto en busca de hospedaje como de pasado (está abierta al público como museo). Un poco en ruinas pero no del todo, es de las pocas

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haciendas que no han querido saber de tiempo: el sol pasa soltando sombras sobre los arcos de la fachada igual que hace cien años. Dentro, en la casa principal, se mueve como siempre una mecedora, se encienden las lámparas ya oxidadas, alguien camina hacia la cocina por los largos corredores de piso a cuadros, mientras las pinturas y los armarios asisten a ese movimiento cotidiano. En uno de los salones se exhiben piezas prehispánicas provenientes de las ruinas mayas que en los terrenos de Yaxcopoil se encuentran. En la huerta todavía pueden verse la noria y las bombas que para surtir agua trabajan desde hace un siglo. Y si algo llena de asombro es la planta desfibradora, un cuarto donde se apilan máquinas y ruedas alrededor de un motor alemán diésel de 1913. Los edificios que sirvieron de escuela, hospital y tienda de raya aún siguen en pie. Y quien desee imaginarse hacendado y pasar aquí la noche, tiene a su disposición un cuarto de visitas o una pequeña casa llena de nostalgia.

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Punto en el mapa: Colima

11 Contacto: Domicilio conocido s/n, San Antonio. Comala. T. 01 800 590 3845. haciendadesanantonio.com

Hacienda San Antonio

Hay haciendas que no están solas, tienen para acompañarlas siempre el paisaje. Como esta, amenazada y resguardada al mismo tiempo por el activo Volcán de Fuego y el Nevado de Colima. Bajo la presencia de esos gigantes comenzó la vida de esta finca en 1890. Su existencia se debe a la fantasía de Arnoldo Voguel, un alemán que encontró aquí la altitud y el clima precisos para el cultivo del café, esa maravilla aromática que terminó siendo exportada hasta la casa imperial alemana. El nombre de la hacienda es obra del volcán, porque cuando se salvó, en 1913, la cosecha de café de sus intimidantes erupciones, los Voguel, agradecidos, decidieron levantarle una capilla a San Antonio.

Pasado el tiempo el recinto cambió de manos, pero no se desvanecieron ni la atmósfera grandilocuente ni las luciérnagas aluzando la noche. Ahí están la fachada rosa colmada de arcos, los cálidos y a veces suntuosos salones en espera de ser ocupados, la alberca o los jardines simétricos y floreados. Hay 25 habitaciones, todas llenas de luz y artesanías. Los huéspedes abren libros en la biblioteca, dan paseos a caballo, y dejan las bicicletas a un lado para regocijarse con una sopa de cilantro o las crepas caramelizadas con tequila. Quien así lo quiera puede hacer una excursión al volcán o conocer el rancho, propiedad de la hacienda, donde se cultivan frutas y verduras orgánicas.

Actividad estrella: Los paseos a caballo (duran 2 horas) permiten guardarse lagunas en la memoria, un camino de bambú y una cascada. El aliento se recobra bajo la enorme higuera donde se dispone un picnic con el Volcán de Fuego al fondo.

Cortesía Hacienda San Antonio (3)

Para no perderse:

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Comala, el pueblo de fachadas blancas inmortalizado por Juan Rulfo en su novela Pedro Páramo. Aquí, el ponche, el café, las palmeras y la Parroquia de San Miguel Arcángel llenan los sentidos. N

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deseas obtener mayor información sobre haciendas, http:// Sivisita: www.mexicodesconocido.com.mx


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