Cuando en la mente del poeta confluyen distintos lenguajes, las palabras y sus significados se enredan o alcanzan su máxima potencia. Los conceptos de la ciencia matemática se funden con la riqueza semántica de la lengua castellana, haciendo de la metáfora un juego que puede conducir a derroteros no transitados: campos teóricos de la abstracción numérica o laberinto de imágenes poéticas. Al final, los sentidos se combinan, otorgando una experiencia sintética mayor que la suma de sus partes.