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Giulio Douhet

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En Estrategia de la Acción (1973), según el propio autor se trata de la “acción”, porque, al fin la estrategia directa o indirecta se refieren a acciones en particular como un aspecto positivo, cuyo polo negativo sería la disuasión: Si se quiere realizar algo pese a los otros, hay acción; si se quiere impedir a otro que comprenda algo, hay disuasión. 80

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Tal como lo dice el general J.T. Goyret: es en este libro que Beaufre completa su concepción de la estrategia total y lo hace, fundamentalmente, analizando la profunda y trascendente significación de la acción, a la que reconoce, juntamente, con la disuasión, como las caras del Jano (dos caras) estratégico del mundo contemporáneo. 81

Para lo anterior, centraliza sus planteamientos en los “modos estratégicos” directo e indirecto. En el directo se refiere a las concepciones de la estrategia total, acción militar, maniobra, conducción y sus límites. En el modo indirecto, abarca su concepción, acción psicológica, voluntad, influencia de las limitaciones y negociaciones. Finalmente, indica que la estrategia de la acción representa el aspecto positivo de la estrategia total y agente de ejecución de la gran política. En la medida que exista proactividad (acción) en la conducción se podrán dirigir los acontecimientos, caso contrario, habrá que ser objeto de ellos.

Giulio Douhet (1869-1930)

Giulio Dohuet fue uno de los primeros en concebir y preconizar el empleo de la aviación como arma estratégica, capaz de destruir, por su acción masiva y profunda, el potencial de guerra enemigo en su propio territorio.

Sus obras principales, El dominio del aire (1921), y sus Profecías de Casandra (1931) influyeron en el empleo del poder aéreo en la II Guerra Mundial: aquel que posea el dominio del aire y disponga de una fuerza adecuada, preservará por un lado el territorio y el mar propios de las ofensivas aéreas enemigas y negará al adversario la posibilidad de llevar a cabo cualquier tipo de acción aérea auxiliar (intervención de los aviones en las operaciones de tierra y mar), por otro lado se encontrará en condiciones de realizar acciones ofensivas sobre el enemigo de un orden de magnitud terrorífico, contra las cuales el adversario no encontrará modo alguno de reaccionar.

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80 BEAUFRE, ANDRÉ. Estrategia de la Acción. Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1973, p. 27. 81 Ibídem, pp. 21-22. 82 DOUHET, GIULIO. El dominio del aire. Madrid: Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica (IHCA), 1987, p. 36.

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