Nuestro anterior viaje por Kenia nos dejó una pequeña espinita clavada en el corazón, que nos hemos sacado con este nuevo viaje. En mi anterior diario explico con exactitud cual fue esta espina y si consideráis oportuno echarle un vistazo podréis enteraros mejor de alguna de las cosas que cuento aquí. Logística previa. Destino Parque Nacional de Masai Mara (Kenia)
Fechas 16 al 24 de julio Alojamiento Hotel Fairview (Nairobi), 2 noches (16 y 23 de julio) Enkewa Mara Camp (Masai Mara), 6 noches (17, 18, 19, 20, 21 y 22 de julio) Transporte Ida.- Air France, Madrid-París 7,15 (16 de julio)- Kenia Airlines, París-Nairobi, 10,50 (16 de julio) K A, Nairobi-Keekorok (aeropuerto Wilson), 10,15 (17 de julio) Vuelta.- Kenia Airlines, Keekorok-Nairobi (aeropuerto Wilson) 16,15 (23 de Julio) Kenia Airlines, Nairobi-Amsterdam, 8,10 (24 de Julio)- KLM, Amsterdam-Madrid, 17,15 (24 de Julio) Agencia.Directamente con Enkewa Mara Camp a través de su Web. Jose Serrano se ocupó de todo desde que pusimos pié en Kenia y nosotros de los vuelos Madrid-Nairobi-Madrid.
Precios.Los vuelos fueron 729,00€ por persona y el resto del viaje fueron 6000$, todo incluido excepto bebidas alcohólicas, lavandería, propinas y compras. Tengo que señalar que nos hicieron precio de temporada baja, habida cuenta lo sucedido en nuestro anterior viaje. Además llevamos 600 € cambiados a dólares y nos los fundimos, entre gastos en Enkewa (85$), propinas y compras varias. En total, todos los gastos sumaron unos 6000€ entre los dos. Visados.Se pueden conseguir directamente en el aeropuerto de Nairobi y cobran 50$ por persona (sale más barato pagar en dólares, aunque también aceptan euros). Recomiendo llevar el visado desde Madrid por las terribles colas que se forman en el aeropuerto (más de hora y media). Se necesita pasaporte en vigor con validez para 6 meses y rellenar un impreso que te facilitan en el avión de color amarillo, también hay que rellenar otro de color blanco que está en el aeropuerto. Allí encontrareis también otro de color azul que es el mismo que el que facilitan en el avión. Moneda.La moneda keniata es el chelín. Nosotros cambiamos dólares por chelines (sale mejor el cambio que si lo haces en euros) y nos dieron 8.650 chelines por 100 dólares ya descontada la comisión (cambiamos en el propio aeropuerto). Se puede cambiar también en los hoteles y lodges, pero el cambio suele ser peor. También en las casas de cambio de Nairobi pero desconozco a cómo está el cambio. Propinas Todo el mundo espera propina, desde el taxista hasta el guía, pasando por el maletero. Nosotros dimos propina en chelines a los empleados del hotel y dejamos los dólares para guías y rastreadores. Hay que tener en cuenta que no es obligatoria pero que forma parte del sueldo de estas personas, pero sólo debe darse si estamos satisfechos con el servicio recibido y nosotros mismos debemos valorar nuestro grado de satisfacción y nuestras posibilidades económicas (siempre serán más altas que las suyas). Vacunas No hay vacunas obligatorias para entrar en Kenia, pero si hay varias recomendables: Tétanos, Tifus, Fiebre Amarilla, Hepatitis y profilaxis de la malaria. Nosotros ya las teníamos de nuestro anterior viaje y decidimos correr el riesgo de no tomar el Malarone, habida cuenta que sólo viajábamos a Mara y dada su altura no es corriente que sobreviva el mosquito que la transmite (no estoy recomendando a nadie que asuma este riesgo, sólo indico que yo lo asumí). Ropa La ropa adecuada es la de algodón, cómoda y transpirable. Pantalones desmontables que sirven tanto para la noche como para las horas de calor Chaleco tipo cazador, abriga, preserva la ropa del polvo y sus mil bolsillos te permite llevar encima todo lo necesario, incluidos cremas, medicinas, dinero, pasaporte, etc. Calcetines de algodón de sobra Forro polar grueso, hay que tener en cuenta que por las noches refresca bastante y, al salir de safari, el aire de la madrugada es gélido y siempre se acaba pasando frío. Más vale llevar de más que acabar con un catarro y fastidiar el viaje. Bañador, no es imprescindible, pero no ocupa sitio y en muchos lodges tienen piscina y siempre es agradable. Sombrero Imprescindible
Zapatos cerrados para evitar mordeduras y otro de repuesto. Nosotros compramos la ropa para el anterior viaje y lo hicimos en Coronel Tapioca, Deportes Alvarez, Decatlon y Carrefour. Aprovechamos las prendas que estaban en liquidación y nos salieron bastante bien de precio. Equipaje Las compañías con las que he viajado admiten facturar dos bultos por persona que no sobrepasen los 23 kg y en cabina un bulto de mano y un accesorio, tipo bolso de señora, ordenador o máquina de fotos. Como no quería exponerme a pérdidas o retrasos decidí llevar sólo equipaje de mano, teniendo en cuenta que en Enkewa hay servicio de lavandería: 3 pantalones, 3 camisas, 2 camisetas, 8 mudas, bañador, zapato cómodo de repuesto, jersey, chal muy muy abrigador, neceser con medicinas y otro con útiles de aseo, material escolar, 4 libros, gafas de sol y lecturas, sombrero, máquina de fotos y prismáticos. Todo cupo en la maleta de cabina y un bolso de mano y peso menos de los 12 kg totales que exigen (nadie lo pesó, por cierto). Equipaje de mano El problema son los líquidos, se admite un máximo de 1000cc o 1 litro y los envases individuales deben ser menores de 100cc cada uno. Ejemplos: Tubo de pasta de dientes 75 cc. Tarro de crema para la cara 50cc. Tubo de crema de manos 75 cc. Todos son válidos para la cabina y se pueden llevar hasta 10. Eso sí, en bolsa transparente y cerrada (se venden en los chinos) También se pueden transportar aquellos líquidos comprados en las tiendas del propio aeropuerto. Si vas a hacer otras conexiones de vuelos debes pedir que te lo precinten para poder acceder al siguiente avión. Fotografía. Imprescindible una buena cámara fotográfica, mejor réflex, pero también pueden hacerse muy buenas fotos con las máquinas compactas. Hay que tener en cuenta que los animales que vamos a fotografiar son salvajes por lo que no es posible acercarse mucho a ellos, por lo que un teleobjetivo puede sernos de mucha utilidad. Yo uso una nikon D60 y mi marido una D40. Uso un objetivo Tamron 18-280 mm., mi marido dos objetivos nikon uno de 18-55 mm. Y otro de 55-200mm. Tarjetas de memoria en cantidad, yo llené una tarjeta de 2 gigas cada dos días aproximadamente, en jpg, calidad máxima y tamaño normal. Si tomáis las fotos en RAW calculad una diaria y os quedareis cortos, el día que tomé las fotos en RAW llené una de 4 gigas. Algunas personas me han preguntado sobre la distancia a la que estaban tomadas las fotos. En el caso de las fotos del guepardo solitario nos encontrábamos a menos de 5 metros de distancia.
AquĂ os pongo dos fotos del leopardo, en una tomada con la mĂĄquina sin tele y la otra con el tele.
By charucag at 2011-09-12 Si podéis llevar una cámara de vídeo también es aconsejable pues muchas escenas se captan mejor con ella que con la foto que sólo toma instantáneas Otros artículos Crema protectora de máxima protección Crema hidratante de cara, cuerpo y manos Cacao de labios Gafas de sol Cuaderno y boli para tomar notas Medicinas habituales Medicinas para la acidez de estomago (allí todas las comidas son picantes), protector de estómago, anti diarreicos, para el dolor de cabeza, antihistamínicos, para las llagas bucales. Loción anti mosquitos. Las mujeres en edad de usarlas, compresas. Toallitas húmedas para todo uso, son muy buenas las de los bebés. Guias Yo usé la guía Planet de Kenya y además "Wildlife of Kenya, Tanzania & Uganda", de David Hosking y Martin Withers de la editorial Collings que costó 15 libras y la compré en Amboseli en mi anterior viaje, una compeltísima guía de aves y mamíferos que tambien trae una pequeña guía de reptieles, anfibios, insectos, árboles y algunas flores. "Wayside Flowers of east Africa" de TEresa Sapieha, una guía muy completa de flores silvestres compras Son muchos y variados los artículos que pueden comprarse en Kenia, desde la artesanía de abalorios propia de las mujeres masais hasta te o café, pasando por objetos de madera, de hueso, ropa etc.
La artesanía de abalorios es artesanía tradicional pues las mujeres masais se adornan con ellas y es algo original, bonito y barato. En los poblados masais os ofrecerán esta artesanía junto con algunos objetos de madera que, en general no es propia de ellos, pero, a veces, podeis encontrar burdas figuras esculpidas en madera de acacia por los pastores en sus largos días y son muy bonitos. Yo los compré en mi anterior viaje y me costaron 10E la pareja.
Siempre se debe regatear pues los precios de salida están muy por encima del precio que se puede obtener, pero tened en cuenta que todo el dinero que gasteis allí ayuda a la supervivencia de estas tribus por lo que podemos ser generosos con los que son mucho mas pobres que nosotros. Por cierto, este año he visto que ofrecen cinturones con adornos de abalorios, preciosos, pero no tenían en el poblado y nos pedían 4000 chelines, pero en el aeropuerto costaban 50$, que es todavía más. tallas de madera Esto lo encontrareis por todas partes, tanto en mercadillos como tiendas de carretera o en tiendas en Nairobi o los Lodges. Los precios varías mucho según los sitios y aquí si que hay que regatear duro pues es comercio puro y duro de objetos "casi industriales" y en donde os pueden dar gato por liebre con gran facilidad. No os fieis nunca si dicen que es ébano. El ébano es una madera muy dura y pesada y muy cara y suelen falsificarla por lo que es bueno mirar por debajo de las tallas e, incluso, arañarlas para ver si se va la pintura. No os preocupeis, es tan dura que no podreis rallarla.
Tambien tened cuidado con que os den justo la que habeis elegido y no os la cambien por otra similar pero con defecto en el momento del embalaje. En mi anterior viaje compré una jirafa y quedamos en que me la enviarían por correo. Craso error, además de cobrar una pasada por el envío me mandaron una parecida y, luego, vi que la gente subía al avión con esas mismas tallas y nadie se lo impidió. Por cierto, el mejor sitio para comprar esto es la carretera de la costa pues todo a lo largo de ella, sobre todo en la zona de Diani están los artesanos que las tallan y se puede comprar a ellos directamente con el consiguiente ahorro.
Mantas masais Este es otro artículo vistoso y muy útil que se puede adquirir como recuerdo. Yo he comprado varias, para regalar y para poner como cobertor encima del sofá y queda precioso, le da mucha alegría. Nosotros compramos en el mercado masai y nos cobraron 500 chelines por cada uno, pero esto es un precio muy, muy bueno, pues es el precio que le cobran a Jose.
Sharong Otro artículo barato y fácil de obtener que podemos usar como pareos o cobertores. Yo los adquirí por 300 chelines pero en las mismas condiciones que las manta. Café y te Son famosos ambos artículos desde la época de la colonización. He comprado ambos en las dos ocasiones en que he estado. El te muy bueno pero el café sublime, el de la categoría "blue montain", mucho más barato que en España pero, aún así y todo, de un precio alto. Capazos Es fácil conseguir en los mercados locales y por la costa capazos tejidos a mano por las mujeres del lugar, de muy buena calidad. Se pueden utilizar como bolsos de verano o como revisteros, por ejemplo. Podeis ver el capazo en la foto de la manta masai. Machetes Lanzas y otras armas masais. Pueden ser un buen recuerdo y adornan mucho en una pared, eso depende de los gustos de cada uno.
Objetos de hueso Objetos hechos para los turistas que pueden ser bonitos y resolvernos un compromiso. Cuernos y otros Mucho cuidado con estas compras pues, en su mayor parte, el comercio con estos objetos está prohibido y podeis tener problemas en la aduana, incluso puede constituir delito. Aseguraos de que quien os lo vende tiene permisos adecuados y os de un certificado. No cojais nada por vuestra cuenta en los Parques.
Etapa: Comienza la aventura Aviso a los Moderadores
Iniciamos nuestro viaje desde Las Navas del Marqués, así que el día 15 salimos hacia Madrid para hacer la maleta, realizar las últimas compras y poder llegar al aeropuerto a tiempo. Ese mismo día concertamos un taxi que viniera a buscarnos a nuestra casa.
Como nuestro vuelo salía a las 7,15 de la mañana desde la terminal 2, salimos de casa a las 5,30. El taxi nos estaba esperando y llegamos al aeropuerto en 20 minutos. Como la T2 es pequeñita fue muy fácil localizar el mostrador y, de todas formas, yo ya había hecho el cheking el día antes y como no teníamos maletas que facturar pasamos directamente al control de equipajes. Todo sin problemas. Había alguna tienda abierta y también una cafetería, desayunamos y compré allí mismo una crema hidratante que me sellaron para poder pasarla luego en el tránsito.
Hicimos conexión en el Charles de Gaulle, aeropuerto que no me gusta nada y la experiencia de esta vez me reconfirmó en la idea de no volver a pisarlo, si puedo. La puerta de llegada y la del nuevo embarquen se encontraban las dos en la zona F, muy cerca una de otra, sin embargo el funcionamiento de este aeropuerto es horroroso, tuvimos que pasar 4 controles de pasaportes y en ellos consumimos casi una hora de nuestro tiempo de tránsito y cuando llegamos al control de equipajes la cola era monumental y faltaban 30 minutos para la salida del vuelo. Comentamos lo que pasaba con el personal pero no sólo nonos hicieron ningún caso sino que lo hicieron con el tono de “mira el listillo que se quiere saltar la cola”, el tiempo pasaba, la cola no corría y veíamos que perdíamos la conexión. Al final llegaron las azafatas de Air Kenia preguntando por los pasajeros de su vuelo y nos colaron. Salimos con una hora de retraso pues en nuestra situación se encontraba la mayor parte del pasaje. No entiendo tanto control cuando lo que hacíamos era salir de la zona Schengen y, al menos, podrían poner más personal y ser un poquito más amables.
El vuelo fue correcto, habíamos elegido ventanilla y eran filas de dos asientos, así que viajamos cómodos. Todos los asientos tienen su pantalla para ver películas (en inglés) y oír música y nos sirvieron aperitivo, comida y merienda. Aprovechamos el tiempo para leer y hacer unos crucigramas y el tiempo no se hizo muy largo.
Aterrizamos en el aeropuerto Nomo Keniata. La salida sin problemas hasta que llegas al control de pasaportes y obtención del visado. Las colas impresionantes, tardamos más de hora y media en conseguir nuestro visado y no sirvió de nada el no facturar el equipaje pues las cintas de recogida están una vez pasado el control y no ahorramos nada de tiempo. La próxima vez me llevo el visado desde Madrid.
En el propio aeropuerto se puede cambiar moneda, cambiad algo por lo menos pues así las propinas os saldrán más baratas, tened en cuenta que el conductor y los maleteros del hotel, así como camareros y demás esperan vuestra propina. Las monedas no son bien aceptadas pues no las cambian, hay que dar billetes y 5$ (es el billete mas pequeño) me parece excesivo para el mozo de las maletas, mejor chelines, los dólares los conservé para conductores y rastreadores.
A pesar de las dos horas y media acumuladas de retraso, allí nos estaba esperando un conductor con un cartel con nuestro nombre para llevarnos a nuestro hotel, el Fair, que ya conocíamos de la vez anterior y nos había gustado mucho.
Llegamos a las 10 de la noche al hotel, cansados y hartos del viaje (la próxima vez probaré a viajar de noche) y nos fuimos directos a nuestra habitación, nos dieron un apartamento con un cuarto de baño inmenso y una bañera tamaño familiar (era tan grande que cupimos los dos) y nos dimos el gustazo de llenarla y darnos un baño de espuma, sin prisas, relajados y nos quedamos nuevos.
La habitación contaba con artículos de tocador, botellas de agua, plancha, wifi gratuíto, tetera y una cama inmensa donde te podrías perder.
Descansamos de maravilla y a la mañana siguiente tomamos un estupendo desayuno buffet con frutas frescas, zumos naturales, huevos hechos al momento, salchichas, becon, bizcochos, etc. y nos vinieron a buscar para llevarnos al aeropuerto Wilson, muy digno aeropuerto para vuelos interiores desde donde operan multitud de compañías, entre otras Air Kenia que fue la que nos llevó hasta Masai Mara, todo muy cómodo, incluida la sala de espera que tenía cafetería y tienda en donde me hice con una guía de plantas que no me sirvió de nada pues solo traía árboles de jardín, su nombre “The Beautiful plants of Kenya” de John Karmali, no le compréis, mejor comprad “Wayside Flowers of East Africa” de Teresa Sapieha.
Por fin subimos al avi贸n que nos llevar铆a hasta el Mara.
Al subir nos explicaron que teníamos que bajarnos en la tercera y última parada (este avión es como un bus) pues íbamos al aeropuerto de Keekorok. Como siempre me pasé el viaje mirando por la ventanilla e intentando averiguar qué es lo que estaba viendo.
Me llamó la atención cómo se distinguen los poblados masais desde el aire, todos esos círculos rodeados de casas y ver las charcas de agua llenas de animales.
Y bueno, ya estamos aquĂ, ya hemos llegado a nuestro destino, al aeropuerto de Keekorok
Por fin en Masai Mara. En esta última parada se baja otra pareja española y yo me dije ¿a que estos también van a Enkewa? Y justo, así era. Allí estaba Jose Serrano esperándonos en el Land Rover acompañado de Tipira, uno de los rastreadores masais y nos presentaron a Jose Manuel y Bea, nuestros compañeros de safari durante unos cuantos días. En poco tiempo descubrimos que nos habían tocado unos compañeros ideales, simpáticos, agradables, muy buenos conversadores y divertidísimos, les echamos mucho de menos cuando se fueron.
Etapa: Nuestro primer safari Aviso a los Moderadores Una vez que subimos las maletas al coche iniciamos nuestra marcha hacia Enkewa y por el camino hicimos nuestro primer safari. Al montar en el todo terreno nos encontramos con un vehículo adaptado, todo forrado de madera en el interior y en él dos huecos en el techo, de forma que puedes subirte al asiento y asomarte al exterior a través del techo o hacerlo desde tu ventanilla, como prefieras.
Lo primero que nos encontramos fue una manada de unos 10 elefantes con varios elefantitos, alguno tan pequeño que parecía recién nacido. Mientras estábamos observando a los elefantes puede ver como uno de ellos le echaba la trompa por encima a otro más pequeño y luego ambos se ponían a acariciarse con las trompas.
Al principio me pareció que estaban jugando y estuve contemplando sus caricias durante un rato y haciendo fotos porque la escena merecía la pena. Mas tarde puse una de las fotos en la Galería y Enriquevalencia se percató de un pequeño detalle de esta foto que hace sospechar que estas caricias tenían un fin no tan inocente como yo suponía. (a ver si lo descubrís)
Tambien vimos nuestra primera manada de leones compuesta de varias hembras y unos cachorros ya creciditos, a alguno de los cuales les estaba empezando ya a crecer la melena.
Los cachorros estaban todos amontonados a la sombra de un arbusto y adormilados, unos dormĂan, otros bostezaban, algunos nos miraban y todos eran preciosos.
Tipira dijo que acababan de comer y que por eso estaban asĂ de somnolientos y con las tripas tan llenas.
Vimos tambiĂŠn cebras
BĂşfalos
Y unas preciosas nubes de algod贸n sobre un cielo de un azul impresionante.
¡qué gozo! ¡Por fin estoy en Africa de nuevo!. En el coche la conversación se mantenía con mil y una preguntas a Jose, sobre lo que hizo después de la faena que le hicieron y como se recuperó y puso en marcha Enkewa, su nuevo proyecto y con nuestros nuevos amigos que contaban un montón de anécdotas divertidos sobre el mundillo del futbol. Y aquí teneis mi primera foto de flores, un tipo de “casia”, de nombre Senna, una planta medicinal estupenda contra el estreñimiento.
Vimos nuestras primeras jirafas
Y un precioso lagarto bicolor que ya habĂamos visto en nuestro anterior viaje, pero que siempre gusta ver por sus vivos colores y que, segĂşn mi guĂa, se llama Agama Lizard
Etapa: Enkewa y una maravillosa puesta de sol Aviso a los Moderadores Y por fin llegamos a Enkewa y nos enamoramos del lugar: muchas zonas sombreadas, flores silvestres creciendo entre la hierba, รกrboles, el murmullo del arroyo y el canto de los pรกjaros.
Pero lo mejor es cuando empiezas a vivirlo. Enkewa es un camp pequeño con tan solo 5 tiendas, es decir un máximo de 10 personas alojadas. Está situado fuera del Parque Nacional, en los terrenos aledaños de propiedad masai, el campamento dispone de 40 hectáreas de terreno que abarca las laderas de varias colinas y el valle que existe entre ellas.
Las tiendas se ubican en ese valle por el que discurre un riachuelo que nace allĂ mismo.
Las instalaciones generales de uso común comprenden una tienda comedor, una tienda sala de estar (en construcción), un fuego de campamento, una zona de descanso junto al arroyo con una hamaca y una zona con una ducha al aire libre.
El resto de instalaciones comprenden las cocinas, las tiendas de los empleados, etc. La filosofía de este camp es de completo respeto para el entorno por lo que todas sus instalaciones son desmontables, la energía eléctrica es solar, no existen generadores que violen el silencio del lugar, las duchas son de depósito, el agua se purifica allí mismo y todo el personal que trabaja en el mismo es masai, excepto Jose que es español y Morris (uno de los conductores, que es kikuyu).
Las tiendas son amplias y muy cómodas, disponen de dormitorio, espacio de estar con sofá donde podría dormir una 3ª persona, baño con sanitario independiente y armario.
La cama es cómoda y enorme, en realidad son dos camas de 1,20 juntas.. Las tiendas disponen de luz eléctrica por el día y por la noche pero no hay enchufes. Tambien disponen de mantas masais y sharongs para uso particular de los alojados . Hay servicio de lavandería pero no de plancha y se pueden solicitar otras almohadas si no te gustan las que hay. Delante de cada tienda hay un porche y butacas para sentarse al aire libre. Nuestro primer día empezó con la comida (comimos a las 14 h.), una comida de tipo mediterráneo muy apetitosa: ensalada de tomate, ensalada verde, quesos variados, fiambre, pescado con guarnición de arroz, macedonia de frutas y café. Aprovechamos para conocer mejor a nuestros compañeros de fatigas, él es cronista deportivo del ABC y ella también trabaja en el periódico. Como nuestro anfitrión, Jose Serrano, fue también futbolista del Mallorca, la conversación se orientó hacia ese mundillo y nos enteramos de un montón de cotilleos sobre los que organizan ese cotarro y aprendimos mucho sobre los entresijos del mundo del futbol.
Luego siestecita y fotitos al camp y a las tiendas y a las 16 salimos para realizar un safari vespertino que terminó contemplando la puesta de sol y un safari nocturno de camino al campamento. Por el camino nos fueron explicando que las mejores horas para ver animales son el amanecer y las horas próximas a la puesta del sol pues es cuando hace menos calor, los animales se dirigen a las charcas a beber y los depredadores se espabilan y salen a cazar. A mí me asombra como pueden ver los guías y rastreadores a los animales escondidos entre la alta hierba, pero los ven, es increíble.
No tuvimos la suerte de ver una escena de caza, pero si vimos a una leona con dos cachorrillos que acababa de cazar un 単u y cuyo cuerpo estaba en un arroyo.
Nada más llegar nosotros uno de los cachorros fue corriendo a refugiarse junto a su madre, pero el otro, más valiente, siguió con lo suyo: dar buena cuenta de la cena.
Era impresionante estar allí, tan cerca que oíamos como el leoncillo desgarraba la carne y la masticaba, viendo como, poco a poco, el agua del arroyo se iba volviendo roja. Poco después el otro cachorro tomó confianza y se acercó tambien para participar del festín.
Y mal que nos pese hay que proseguir viaje, que uno nunca sabe que nos puede estar esperando un poco más allá. Y lo que nos estaba esperando este árbol repleto de curiosos frutos que, a su vez, esperaban el momento de poder participar en el festín.
Nos volvimos a encontrar con otra manada de elefantes en el r铆o (a lo mejor era la misma), pero esta vez estaban de peor humor y hubo uno que se nos acerc贸 con muy malas intenciones.
Pero tanto Jose como Tipita decían que no había peligro, que era un macho joven y que sólo estaba presumiendo delante de las hembras. Y después, como ya el sol estaba cayendo nos llevaron hasta la frontera con Tanzania y allí, en un alto junto a un árbol, detuvieron el coche y nos apeamos todos para ver la puesta de sol. foto Mientras nosotros aprestábamos las cámaras, Jose S y Tipira sacaron una mesa y un mantel y empezaron a llenarla con samosas (empanadillas picantes de origen hindú), frutos secos, copas de cristal, vino, cerveza y refrescos. ¡qué placer contemplar la puesta de sol saboreando un buen vino!
¡y qué puesta de sol! Parecía que el sol hubiera sacado sus mejores galas en nuestro honor. Y allí nos quedamos admirando las nubes incendiadas y el sol hasta que éste se ocultó.
Sólo entonces nos marchamos de allí, como si, hasta ese momento, una mano invisible nos hubiera atrapado entre sus dedos y nos hubiera impedido movernos. De regreso al campamento hicimos un safari nocturno. El rastreador llevaba un potente foco que apuntaba hacia donde creía ver animales y lo mantenía allí si de verdad había algún animal. Así pudimos ver gálagos de ojos enormes y asombrados, zorros de orejas de murciélago, pequeños y alertas, liebres asustadizas y mangostas corretonas. La pena es que todas las fotos que tiramos salieron movidas y no pudimos aprovechar ninguna de ellas. Un poco antes de llegar al campamento dieron aviso de nuestra llegada y cuando llegamos a nuestras tiendas ya estaban llenos los depósitos de agua calentita. Las damas primero, dije yo, y me apoderé de la ducha, ¡qué placer sentir el agua caliente y sentir como te libras de todo el polvo acumulado!. Después
pasó mi marido y con una sola carga de agua tuvimos para los dos, pero dio igual, el personal rellenó de nuevo el depósito, así que Jose (mi marido) se dio otra ducha (no era cuestión de desperdiciar el agua caliente). Una vez limpios (unos más que otras) y con rompa nueva nos dirigimos hacia el fuego de campamento.
Ahora fue el momento de disfrutar del campamento iluminado. Delante de cada tienda individual hay una linterna de gas y muchas más en los puntos importantes del campamento, dando a todo un aspecto muy acogedor. En seguida vino uno de los guardas masais a acompañarnos hasta el fuego y alumbrarnos el camino (no era necesario pues la luna iluminaba suficientemente), pero ese es su trabajo y su privilegio y lo ejercen con entusiasmo. El fuego de campamento es un momento delicioso, es el punto de encuentro de todo el personal, tanto los clientes como los trabajadores. Sentaditos en las sillas, envueltos en las mantas masais que te encuentras en tu tienda, saboreando una copa y una charla tranquila, amena, sobre lo divino y lo humano y también sobre qué vamos a hacer al día siguiente. En este campamento somos los clientes los que decimos que queremos hacer y Jose Serrano propone recorridos, tiempos u otras actividades alternativas. Según los diferentes intereses se organizan los grupos y se adjudican los vehículos, guías y rastreadores. Esta vez decidimos ir al día siguiente en busca del Rinoceronte pues Jose nos contó que habían avistado uno el día anterior. Y ya le toca el turno a la cena. Nos dirigimos al comedor y cenamos a la luz de las velas.
La cena de hoy consiste en crema de calabaza y cordero asado aderezado con romero y acompañado de patatas asadas y verduritas. De postre crepes rellenas de crema de naranja al kirsch. Luego una agradable sobremesa acompañada de café o infusiones. Y para terminar el día un ratito de lectura en el sofá, apuntar en el diario todo lo sucedido y echar un vistazo a las cámaras y asegurarse de que están listas para ser usadas. Y después un merecido descanso, que el día ha sido muy, muy largo. Y aquí nos encontramos con la primera sorpresa: BOLSAS DE AGUA CALIENTE EN LA CAMA, hay dos, una para cada uno, para que no riñamos. Y así, sintiéndonos mimados nos dedicamos a dormir.
Etapa: En busca del rino y el pajarito Hello, Hello Aviso a los Moderadores Esta noche duermo a pierna suelta y sólo recuerdo que, en medio de mis sueños, oigo el canto de un pájaro que parece cantar “hello, hello”. Me encanta el sonido de este pájaro, tiene una voz suave y musical, pero es muy insistente, tanto que ya empieza a molestarme y estoy empezando a despertar. De pronto el pájaro empieza a dar palmas. Algo anda mal, me digo y no me queda más remedio que despertarme del todo, para encontrarme con que el tal pájaro no es sino un masai que repite de forma insistente “hello, hello” y al no conseguir su objetivo ha decidido pasar a métodos más bruscos y está dando palmas despertarnos.
. Sólo se calla cuando le respondemos y comprueba que por fin ha conseguido
Bueno, ya ha conseguido su propósito y nos levantamos, para dirigirnos a tomar un café calentito y unas galletas, pues hoy hemos quedado en salir de safari a las 6 de la mañana para buscar al rinoceronte, animal esquivo donde los haya y de los cuales sólo hay 30 parejas en todo el ecosistema MaraSerengueti. El desayuno de verdad lo haremos luego en el campo. Como nos han advertido de que hace mucho frío de madrugada me he puesto varias capas, incluido un jersey polar y me llevo mi pasmina de angora que abriga un montón.
Ocupamos nuestros asientos y ¡TACHAN! Otra bolsa de agua caliente nos espera a cada uno junto con una manta masai. Coloco la bolsa entre la puerta y mi persona y me envuelvo la cabeza y el cuerpo con la pasmina y la manta masai y así, calentita, nos dirigimos a nuestra aventura de hoy, lunes 18 de julio.
Fuimos directos a la zona donde se suponía que encontraríamos al rinoceronte y PREMIO, allí estaba,
escondido entre la alta hierba.
El rinoceronte negro es uno de los animales más tímidos que existen y en cuanto notan la presencia del hombre se esconden entre los arbustos. El rino tiene muy mala vista pero un olfato muy fino por lo que puede captar el olor del hombre desde lejos. Y este lo hizo e, inmediatamente, se metió entre la espesura. Todo un premio a nuestro madrugón pues el animal pasará el resto del día escondido y sólo volverá a salir de noche para beber agua y el que pase un poco más tarde por este paraje no podrá verlo.
EL OBJETIVO DEL DIA CONSEGUIDO. Ahora ya podemos desayunar. Buscaron un lugar despejado y con un arbolito para disfrutar de su sombra y sacaron el desayuno: huevos duros, salchichas, becon, fruta, màs fruta, galletas, bizcocho, frutos secos, pan, zumos, yogures, café, te y leche. A eso se le llama reponer fuerzas. (y aprovechamos para ir detrás de un arbusto).
Proseguimos nuestro safari, vimos jirafas, alguna con su correspondiente picabueyes
Un pájaro “go away”, llamado así porque es un chivato y cuando ve algún peligro da el “queo” para que todos los demás animales se enteren y salgan huyendo.
Una inmensa manada de Elands y cebras. El eland es el antílope de mayor tamaño que surca las llanuras de Kenia. Tambien sigue la migración aunque en menor medida que los ñus y gacelas.
Después Jose nos dejó para ir a despedir a una pareja de americanos que estaban en el campamento y nos quedamos con Morris como conductor y con Tipira como rastreador. Aquí me di cuenta de lo importante que es tener un guía que hable tu idioma, pues Morris solo hablaba inglés y yo de inglés, “na de na” , así que tenía que esperar a que me fueran traduciendo las cosas, una lata, la verdad. Y proseguimos de vuelta hacia el campamento y de camino seguimos viendo animales: Un elefante merendándose todo un árbol
Y al que no le sentó nada bien nuestra presencia
Morris no se le pensó dos veces, metió la primera y salimos corriendo de allí. Nuestro conductor buscaba al leopardo y nos llevó cerca de los cauces de agua que es la zona donde se suelen esconder. No los vimos, pero si vimos una familia de Bohor Reedbuck, un precioso antílope al que le gusta vivir cerca del agua.
Una pareja de facoceros, animal parecido al jabalĂ y tan tĂmidos ellos que salen zumbando en cuanto sienten tu presencia, por lo que es difĂcil obtener una buena captura,
Y una familia de leones con más de 7 cachorros mayorcitos que se estaban comiendo un ñu (pobrecitos, los ñus, todo el mundo se los come )
Era gracioso verlos comer, empujándose unos a otros, gruñéndose y hasta enseñándose los dientes.
Pero lo que me lleg贸 al alma fue ver el recibimiento que le hicieron a la leona cuando se acerc贸 a ellos. Varios dejaron de comer y se fueron a hacerle caranto帽as. Os lo juro, de verdad, fue una escena de lo m谩s tierna
. (debe ser que los mastuerzos de mis hijos no me dan un beso ni por error
).
Y por fin llegamos al campamento, mas tarde de lo que esperábamos y bastante más cansados de lo que hubiéramos deseado, pero todo tiene su parte buena. Corrí hacia nuestra tienda, me puse el bañador y me fui derechita a la ducha que hay en el arroyo, dispuesta a quitarme todo el calor y el polvo. El campamento no dispone de piscina pero han encontrado un sustituto muy agradable, se trata de un lugar sombreado junto al arroyo en donde han colocado dos bancos de madera y unas perchas rudimentarias, han canalizado el agua del arroyo y el resultado es una ducha de agua fría. Luego comida agradable y tranquila: ensalada de aguacate, espagueti carbonara y macedonia de frutas y despues de una reparadora siestecita nos fuimos al río, a bañarnos. No creáis que exagero, digo a bañarnos y eso fue exactamente lo que hicimos. Jose S nos llevó hasta una zona del río de la Arena (Sand River) que discurre entre piedras y en donde se han formado varias pozas, en una de las cuales puede uno bañarse. Es una zona en donde el agua no tiene parásitos y se puede uno meter en el río sin peligro. El acceso está muy escondido pero ellos conocían de sobra el camino. Elegimos una poza amplia donde el río se introduce bajo las rocas, los demás no estaban muy convencidos de meterse en el agua, pero yo no lo dudé, me puse el bañador y ¡al agua, patos!
La poza tenía una suave arena en su borde, parecía una playa. Pero todo tiene su parte negativa y según te acercas al río la arena se convierte en cieno en donde los pies se hunden hasta las rodillas. Fue tal la sorpresa que resbalé, los pies se fueron ellos solitos hacia el cielo y os podéis imaginar sobre qué aterricé. Las risas fueron generales pero yo, muy digna, dejé que el culo resbalara sobre el cieno y aterrice con un “chop” sobre las aguas. Estaban buenísimas, algo fresquitas pero eran un gozo en el calor de la tarde.
Al ver que seguía entera y no me había comido ningún bicho, se animaron los demás y estuvimos un buen rato nadando. Al salir tuvimos buen cuidado con el cieno y Jose nos trajo agua del propio río para que pudiéramos quitarnos todo el légamo de los pies. Lesaloi vigilaba desde lo alto por si se acercaba algún animal y nos miraba como diciendo “il sont foul, c’est romaine”.
Y despu茅s del refrescante chapuz贸n nos dirigimos de nuevo a un lugar desde el que contemplar otra puesta de sol
Y como algunos habeis comentado que os encantan las puestas de sol, pues pongo dos momentos de la misma puesta. (la verdad es que no sabĂa cual elegir, asĂ que pongo las dos)
Y de nuevo hicimos safari nocturno hasta el campamento y esta vez vimos unas cuantas mangostas rayadas
y el resto del día transcurrió igual que el anterior, así que no os canso con su descripción, buenas noches y hasta mañana.