El trabajo de la carne. Adriana Ortea
Introducción “La LIEBIG” El trabajo de la carne Camino a las latas Espacios de faena Tiempos de zafra De gerentes ingleses y criollos Voces y memorias de “la LIEBIG” Bibliografía
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“La LIEBIG” El trabajo de la carne. Arq. Adriana Ortea
Noviembre
2006
Los hechos, las imágenes, la voz de los testimonios guardan la memoria del trabajo en la fábrica de carne en conserva, Liebig’s Extract of Meat & Co., una historia que ocupó más de cien años. “La LIEBIG” es describir las acciones ausentes originadas en torno al “trabajo de la carne”; a través de aquellas huellas dejadas en sus protagonistas; y en el lugar mismo donde existió, la FÁBRICA. Sobre ambas orillas del Río Uruguay, a fines del siglo XIX, “la LIEBIG” empresa extranjera de origen alemán, y desarrollo inglés creó el Imperio de la Carne, en tierras de Sudamérica: “Las fábricas son dobles. La más antigua, situada en la orilla izquierda del Uruguay, en Fray Bentos y la más moderna, en Colón, provincia de Entre Ríos, Argentina.” (“De Buenos Aires al Gran Chaco”. Jules Huret) Antes de “la LIEBIG”, en el Río de la Plata, los animales eran muertos solamente para aprovechar algo de su carne para salarla y venderla como comida para esclavos; y quizás aprovechar la lengua y el cuero. Lo demás, como diría un viajero europeo: "era una espantosa pérdida de carne”. Quizás esa ‘pérdida’ fue inspiración para Justus von Liebig para introducir el conocimiento químico al servicio del bienestar humano y necesidades concretas. A partir de allí la química salió de la dimensión artesanal del laboratorio; y de la farmacéutica se radicó en lo agrícola y lo alimentario: el polvo de hornear, el abono mineral o superfosfato y el extracto de carne están entre sus inventos principales. La gran revolución de “la LIEBIG” fue ‘sacar partido’ de los avances de la ciencia y la tecnología al servicio de la producción de alimentos y contribuir al desarrollo económico en la edad de la industrialización. “El Extracto Liebig no encierra gran secreto, es simplemente puro jugo de carne, preparado con exactitud y esmero. Una res da 4 kg. y medio de extracto, o sea unos 40 frascos de 2 onzas.” (Impresiones de la República Argentina en el siglo veinte”) Este es un ensayo para recomponer la experiencia del “trabajo de la carne” y una tradición industrial que comienza a convertirse en un interés arqueológico, en vías de extinción. Ya lo escribía hacia 1961 Hannah Arendt, en la “La condición del hombre moderno”: “Lo que tenemos ante nosotros es la perspectiva de una sociedad de trabajadores sin trabajo”; y desde entonces se ha ido transformando en la más triste de las realidades. Vacas cocidas y enlatadas fueron la razón de ser de esta industria de la carne; donde fábrica y pueblo, vivieron y crecieron en una relación casi simbiótica, y que los marcará definitivamente a la par de la producción alimenticia que los vio nacer, florecer y morir. Aquí somos testigos de un pasado industrial; un retazo y a la vez parte importante de la historia social, económica y tecnológica de la Argentina del siglo XIX; así como de sus protagonistas a quienes les quedó una huella muy honda que los acompaña; y donde sus palabras surgen como herramienta de comunicación fundamental; en torno al “trabajo de la carne”. Ellos y sus relatos corporizan la identidad que ha de transmitirse en los recuerdos: de las relaciones de producción, las tradiciones, los sistemas de valores, ideas y formas institucionales que resultaron de la experiencia en “la LIEBIG” y se han reflejado en la comunidad encarnando un particular “estilo de vida”.
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Sus memorias se convierten en palabras, síntesis de toda una experiencia y de una esperanza de otros tiempos mejores, y quizás también de ‘tiempos de lucha’; memorias visualizadas a través de las ‘imágenes de antes’ y reflejadas en las ‘imágenes de hoy’, donde parece que ‘las palabras sobran’. Son las historias de ellos y ellas, de los trabajadores de “la LIEBIG”, que dieron vida a muchas de mis preguntas y que me van guiando en esta reflexión permanente. Son las alegrías, dudas e incertidumbres de una comunidad “la LIEBIG”, en torno a un trabajo, el “de la carne”; en definitiva es la vida misma; y por sobre todas las cosas es un camino de búsqueda e indagación constante para demostrar que no todo ha desaparecido.
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“La LIEBIG” La planta de carne en conserva ya no tiene vida propia, más la tienen los fantasmas que la habitan. El pueblito fue perdiendo su esplendor, ¡lejos ha quedado de aquellos días de trabajo en plena faena!
“Cuando en la zona decíamos, voy a Liebig se entendía que se iba al pueblo. Pero cuando expresábamos, voy a‘La Liebig’, para todos quedaba claro que se dirigía a la fábrica.” (“La colonia San José”. Héctor Guionet) Hoy en ‘La LIEBIG’ hay más vacíos que llenos, vacíos donde hubo departamentos de conservas o subproductos, huecos fabricados por algunos que antes allí trabajaron. Como aves carroñeras, decididos a aprovechar su última oportunidad, hoy participan en el desmantelamiento de lo que ellos no ayudaron a construir, contentos con unos pocos pesos por esa chatarra. Lo hacen para llenar sus interminables días, también vacíos, vacíos de aquel oficio que les dio origen. Montañas de latas vacías de contenido, aplastadas por inservibles, oxidadas por la intemperie y por viejas, arrojadas como destino final a esa barranca, que han ayudado a aumentar, para terminar estratificadas al calor del fuego, en aquel bravo incendio, que tardó varios días en extinguirse. Cómo tardan en apagarse los recuerdos de tiempos mejores, aquellos tiempos del trabajo en tres turnos diarios, de olor a carne en el aire y de humo saliendo por las dos chimeneas; de la más alta, a la que se subió por su escalera interior, Carlos Izaguirre, el deshollinador. Subió hasta la punta, saludó a todos, pero lo vio un gerente y por poner en peligro su propia vida, terminó fuera. Fuera... qué destino, expulsado de la “cocina más grande del mundo”, llamada así por aquel viajero francés Jules Huret hacia 1910, deslumbrado ante esa “olla gigantesca donde inmensos rebaños pasan por una especie de puchero para suministrar a Europa el famoso caldo”. El caldo de siempre, que se enriqueció con la gran idea de Justus von Liebig, el barón; quien concentró la esencia de una res entera en unas cuantas onzas. Idea que no hubiera prosperado sin la visión de George Giebert, para iniciar la industrialización de la carne; y a quien Londres le aportó el capital, porque el negocio era dar de comer al mundo. Capital que fue reembolsado muchas veces; y continuará haciéndolo, en otras fábricas y por otras compañías, porque todo el mundo sabe que la carne es dinero. Y podrá serlo, seguramente de alguna u otra manera. No importa lo abandonado que esté todo. Éste sigue siendo un lugar para imaginar el ritmo fabril, todo derruido pero intacto, un lugar donde casi puede percibirse el aliento y la presencia de los obreros, se puede oler y escuchar el paso de las vacas al matadero, un lugar donde cada rincón convoca a volver del pasado y empezar de nuevo.
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“La LIEBIG”, fue un emprendimiento con principio y fin; de la vaca a la lata y de la lata a la mesa, desde el río Uruguay al río Támesis; de Londres a Fábrica Colón, entraron mercaderías y salieron productos; todo viene y va... y viceversa, como un permanente sin fin, que alcanzó un fin en 1980. “Liebig era la compañía por excelencia: nadie decía la compañía Liebig, sino simplemente’La Compañía’. Y a Fábrica Colón simplemente ‘La Fábrica’. (José Antonio Ansola) “Todos tenían la atracción por Fábrica Colón, porque era un oasis, una maravilla!” (Lola Lozza) “’La Liebig’ fue una empresa… de trabajo, y no es poca cosa. Teníamos… de alguna manera, había de todo… Pero, en general se vivía un clima de trabajo… un clima de cordialidad, no había policías bravos… un tiempo lindo, de vida en común… deporte; con todo lo que… se fue logrando con el tiempo... para incorporar cosas… las elementales condiciones sanitarias para la vida.” (Jorge Martí) “Y de repente... nos vino una mala racha, cierra Liebig y entonces... es una tristeza de la gran flauta!. Se pierde… se empiezan a dejar de hacer las cosas, simple... ya no hay un sueldo... vino la tristeza esa. Lo que fue Liebig... lo que fue Liebig, fue una... hermosura. Pero... acabó!” (Zulema Benítez) “¡Éramos tan felices!... Tan felices, autosuficientes, orgullosos, tan seguros de que el trabajo no se terminaría nunca, que no dejábamos surgir otra iniciativa. ¿Para qué? Si estaba ‘la Liebig’ que nos solucionaba todo... pero la fábrica un día cerró!” ***** “La LIEBIG” es símbolo de una cultura el “trabajo de la carne”, la sede de un proceso productivo específico e innovador y una forma de organización social y urbana, producto de una ideología determinada. Edificios, máquinas y materiales fueron la base de un sistema de producción y allí nacen las ideas de orden, responsabilidad, eficiencia, dependencia, cooperación y también resistencia laboral. “’La Liebig’ creó otra opción de trabajo y dio impulso a toda la región. No sólo produjo el nacimiento de un pueblo, planificado y ordenado por la misma empresa para los obreros, los empleados y el personal jerarquizado; sino que comienzan a dibujarse otros asentamientos cercanos, casitas modestas de chapas que dieron origen a ‘El Brillante’ y al lado nomás, ‘El Colorado’; y también se modifica la fisonomía de los centros urbanos próximos de Colón y San José.” “Los ingleses, además de crear una importante fuente de trabajo, imprimieron al lugar un espíritu particular. Al visitar Liebig se percibía un ambiente de mayor libertad personal a la que estábamos habituados, como un avance en el tiempo en cuanto a las costumbres, de una espontaneidad transparente, una sociedad bien organizada. Aunque tal vez más transgresora, con menos formalismos en las relaciones humanas.” (“La Colonia San José”. Héctor Guionet) ***** “La LIEBIG” es parte de un credo que impuso el imperio británico, que tuvo y tiene vigencia aún hoy, aunque la compañía ya no exista, porque una gran empresa está hecha por la gente; y muchos han sido los “trabajadores de Liebig”. Son todos aquellos que han pasado su vida trabajando en y con ella, y que fueron adquiriendo una inquebrantable sensación de pertenencia:
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“El valor enorme que tiene una empresa es lograr que el personal se ponga la camiseta, que actúe por vos, que vea las cosas por tus ojos. Los muchachos de Liebig... ellos son un pedazo de Liebig. Y eso tiene un valor enorme: porque se sienten un pedazo de la empresa, sienten que construyeron parte de la grandeza de la empresa. Porque se puede ser dueño de algo a través de la propiedad, pero también se puede ser dueño a través del trabajo que uno le ha puesto y al esfuerzo y a los años. Es una forma de acceder a las cosas. ¡Uno las siente suyas!” ***** “La LIEBIG” es también, “todo un pueblo que nació junto a la fábrica”. Antes era simplemente “Fábrica Colón”; y pasó a ser Pueblo Liebig recién en 1975. Es un pueblo que nació “adulto”, con todo resuelto desde su mismo inicio a través de un paternalismo imperial británico, sobre el río Uruguay, la gran vía fluvial que facilitaba la entrada y salida de materiales y productos, en su camino a Londres y Liverpool. Nació sin plaza, y sin capilla, porque no hacían falta, nació y creció ligado fuertemente a la fábrica, que cumplía el mismo papel socializador, el del encuentro, en cada jornada de trabajo. "Al localizarse la fábrica en áreas con muy poca población y la ausencia de un mercado de trabajo previo, obliga a la industria, a fijar su personal a través de la construcción de viviendas". (Arq. María Marta Lupano, investigadora del Instituto de Arte Americano de Argentina) “Cuando la industria coloniza el espacio, se ve forzada a la organización de la vivienda de la mano de obra que necesita, y coincidente o paralelamente, con un sistema social en el que las relaciones entre los trabajadores y la compañía no se restringen exclusivamente a lo laboral." ("La implantación industrial". Jorge Schvarzer) El pueblo era una parte más del trabajo en “La LIEBIG” y por eso existía una sección dentro de las áreas laborales de “la fábrica”, llamada ‘Sección Pueblo’ que hacía las veces de una municipalidad, y se ocupaba de los servicios y el mantenimiento urbano; y en este caso en particular inclusive de las viviendas. “En sección pueblo había unos galpones grandes… entre los fondos de ‘la hilera’ y ‘la manga’, más cerca de ‘los chalets’. Había un jefe de pueblo y un capataz… era quien dirigía la cuadrilla… trabajarían unas 20 personas más o menos dentro… más los asignados a un lugar determinado … por ejemplo en el ‘Mess’, en ‘Casa de Visitas’, en la casa del gerente… Se ocupaban del mantenimiento del pueblo: carpir, barrer, levantar las hojas, levantar la basura, limpiar las calles… las zanjas… todo debía estar limpito. Yo llevaba el control de la gente… teníamos todos los días una planilla… a que hora entraban, a que hora salían… todo lo que se precisaba… pedían cosas para trabajar, se hacían las órdenes, se iba a almacén.” (Melo Caceré)
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El trabajo de la carne
“El trabajo de la carne”, marcó la vida de las personas que llegaron a partir de 1905 a Fábrica Colón; la furia del auge los atrajo de a miles, en cada faena; y el derrumbe los expulsó, quien sabe a donde. Aquí se construyó y desarmó una sociedad del trabajo.
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Trabajo y comunidad estaban íntimamente entrelazados, a tal punto que el cierre de la fábrica representó la desaparición del espacio que había hecho posible la existencia y la formación de su identidad. La experiencia en “la fábrica” definió la vida obrera como una compleja trama de relaciones entre trabajadores y gerentes; así como los vínculos entre los partidos políticos y las luchas obreras. “Para el inglés, al igual que para la clase obrera argentina, los frigoríficos eran un modo de vida. Para el primero significaba cierta respetabilidad y un ingreso constante; para los obreros fue el camino al logro del poder político bajo Perón. Aunque el dueño fuera extranjero y el obrero peronista; y parecían incompatibles en teoría, funcionaron muy bien como conjunto político, económico y social”. (“Good Bye Buenos Aires”, Andrew Graham-Yooll) ***** Hombres y mujeres recorrieron las callejuelas del pueblo durante algo más de un siglo, siempre hacia y desde la fábrica cuyo trabajo les deparaba el sustento diario y una vivienda digna. Cada trabajo condiciona los espacios de producción, la fábrica es movimiento, olor, calor y cansancio. “…mi padre, quería trasladarse hasta Pueblo Liebig, donde según su amigo René, se abonaban buenos jornales, mejores que los que se pagaban en el puerto o en el ferrocarril en Concepción del Uruguay. Marcharon hacia Liebig, llegando a la fábrica tras más de un día de jornada, con la expectativa de conseguir trabajo. La fábrica estaba en plena actividad pero no consiguieron ‘conchabo’.” (“El maestro Buenaventura”, Lionel Farías) “El trabajo de la carne” también pautaba los ritmos de la vida urbana: la sirena que anunciaba los turnos se escuchaba en todas partes, como una especie de reloj vital; también el ‘pito’ del Don Carlos que avisaba la proximidad del barco, y era una posibilidad de trabajo. La chimenea humeante era señal firme del “trabajo en la fábrica”, aún observada desde lejos. “Se abría la señal: daba la torre de la fábrica al viento su estridencia convocando al trabajo a los varones” (“Rapsodia Entrerriana”. Jorge Martí) “El trabajo de la carne” marcaba el paso del pueblo, paso que andaba básicamente a pie y en bicicleta; y los que venían de más lejos en las ‘chatas’ o el ‘vapor de la carrera’, por el río. Los obreros pedaleaban o caminaban hasta el portón, y más adelante fueron llegando en ‘carros’ y colectivos. “Los de San José y Colón viajaban todos los días… se iba en carro, había carricoches… cabían 6 personas; y no… la evolución… después llegaron los colectivos, se armaban para la época de faena. De camioncitos… se armaba una caja arriba, y ya iba…. Y se llegaba.” (Francisco Bosqui) ***** El “trabajador de la carne”, constituía una mano de obra no calificada o poco calificada; donde el proceso de especialización se daba dentro de la propia fábrica a través
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del pasaje por las distintas secciones o departamentos: “realizando esa tarea o cualquier otra que se le ordenara”. “Valía en cualquier tarea como obrero de la carne, de la playa a la ganchada por el celo de su “naife” (“Rapsodia Entrerriana”. Jorge Martí) “Yo desempeñé diversas actividades, el primer trabajo fue cadete de la inspección veterinaria, luego desarrollé trabajos en la conserva, trabajé en empaque, llegué a trabajar en la parte de pandilla y últimamente, cuando ya cerraba, era capataz de playa del turno tarde.” (Roberto Regnet) ***** Muchos de estos trabajadores vinieron fundamentalmente del Uruguay, o eran descendientes de inmigrantes; muchos otros estaban vinculados al trabajo agrícola o de campo en la región; y del interior del país, mayoritariamente de Corrientes. Así también, muchos comenzaron su trabajo siendo “menores de edad” al ingresar a “la fábrica”: “llegó el momento y papá dice, ‘Qué vas a hacer, vas a estudiar o trabajar?’; y yo dije ‘Trabajar’”. Hasta que: “en el año ´50… sale la ley de que los menores de 16 años no podían trabajar, así que… volví afuera… y como yo había salido con 4º grado, este… volví a la escuela”. “Al poquito tiempo ya tuvo la edad de ir a trabajar, porque viste que había… que tener 14 y ya te ibas, ya los padres... iban conversando... Sí, sí... yo me acuerdo... porque así hizo el mío.” (Zulema Benítez) “A los 15, empecé a trabajar acá… tomaban… menores, pa´ barrer… y hacer limpieza, y eso… andábamos limpiando hasta que llegábamos a los 18 años… después, sí… ya nos dieron trabajo.” (Orlando Schaumann) “En ‘chapero’ siempre trabajaban menores… hasta que venía otro y… aprendía otro”. (Melo Caceré) ***** Todos deseaban entrar a “la fábrica”, y al parecer fueron muy pocos quienes quisieron salir; porque la mayoría de los trabajadores ‘terminaba’ allí mismo, en la fábrica: “El abuelo trabajó en grasa fina, hasta que… no sirvió más; y después... ese viejo quedó colgado, en una palabra... porque no había jubilación, y murió en el año 43; no... tuvo oportunidad de poderse jubilar… ni nada, cuando la empresa no lo ocupó más... no le sirvió más, tuvo que venir a sentarse... a la casa, a esperar ... para que lo lleven”. (Negro Areguati) “El abuelo venía de Colón, trabajaba en la playa… siempre en playa… hasta que se jubiló.” (Renée Zavalett) “Trabajó en calderas... No, él terminó ahí... se jubiló de foguista. Y seguía haciendo arreglitos” (Z. Benítez) “… dentro de ese departamento… en grasa fina…trabajó 50 y pico de años…se jubiló ahí.” (H.Sánchez)
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“Y yo tuve la suerte de conseguir trabajo acá en el ´64 y ya me quedé hasta ahora. Me jubilé trabajando, conocí Liebig, Fricosa y Vizental, las tres empresas que trabajaron en esta fábrica.” (Hugo Padilla) ***** Todos coinciden en señalar la efectividad que se lograba en el “trabajo en la fábrica”. La utilización y el aprovechamiento de todos los animales sacrificados formaban parte de esa ajustada organización y su racionalidad. No había ‘tiempos muertos’ para el trabajador; ni desperdicio en la ‘fuerza de su trabajo’. “De más no estaba nadie. Era una organización como yo nunca ví. Nunca ví una organización como la que tenía la fábrica. Esos ingleses no eran bobos… se las sabían todas!“ Así, enumerar los departamentos y las secciones sirve como muestra gráfica del volumen de tareas realizadas; y cumple la función de mostrar a “la fábrica” como un universo completo: “todo se hacía ahí”. El interés en esta descripción radica en explicarnos qué era “la LIEBIG”, y en el mismo movimiento mostrar el esplendor que representaba la misma y que irradiaba sobre la vida local y regional. “Todo se hacía ahí, en la fábrica. Si se rompía una máquina se reparaba.” “Allí estaba, el galpón nº 36… el exclusivo galpón de repuestos; allí había de todo… la fábrica en ningún momento podía parar y… afuera nada se compraba.”(Lionel Farías) “Todo se fabricaba ahí mismo, en la planta industrial. Había una sección de almacenes, que era gigantesca. Ahí, la fábrica tenía previsto hasta el más mínimo detalle, desde una etiqueta, un clavo, hasta motores.” “Liebig tenía departamentos grandísimos, donde ahí mismo se fabricaba todo… por ejemplo, los tarros y… aparte hacía su propio empaque. La playa inmensa que tenía… en fin una serie de departamentos, tan buenos que hicieron de Liebig una fábrica de primerísima calidad en el mundo.” (Roberto Regnet)
***** Camino a las latas “La LIEBIG” tenía un propósito único: la elaboración de carnes conservadas, en diferentes especificaciones, especialidades y extracto de carne. Si entraban 1200 animales por la mañana, para la tarde ya estarían enlatados. “Todo se hace aquí y sólo se salvaba el mugido”, como les gusta repetir. “Las tardes se poblaban nuevamente de los gritos de los ‘troperos’ que conducían el ganado a ‘la fábrica’, en medio de una impresionante polvareda que se levantaba en ‘la manga’. Se oía también el balido de algún animal, tal vez como protesta por el ‘atropello’ o porque presentían u olfateaban su próximo fin.” (Vivencias. José Luis Rodríguez) El trabajador de la carne, hombres duros y avezados en dar ‘buena forma’ a esas vacas destinadas al ‘cuchillo del desnucador’. Grandes rebaños propios en estancias entrerrianas y correntinas, transformados en conserva, eran transportados a Europa para dar de comer a los pobres; alimentados para morir en las guerras. 8
Los Troperos “A unos 7 km. está ubicada la vieja estación del tren… eran tiempos cuando arribaban las largas formaciones… en vagones jaulas, con gran cantidad de vacas… la materia prima de la fábrica y… el personal de campo que manejaba esas tropas… los llamaban ‘troperos’, que era el oficio de mi abuelo… troperos arriando animales.” (Lionel Farías) “En ‘ganadería’, me tocó liquidar a un tropero que tenía 35 días de arreo, venían 500, 600 novillos arreando… a esa gente había que liquidarle esos días, para pagar a sus troperos. Después el arreo se dejó… se castigaba mucho la hacienda y quedaba mucho en el camino… Entonces, se empleó el tren… eran trenes especiales de “llamada”, eran jaulas… 30 vagones, traían 600 cabezas.” (Juan Carlos Pigozzi) “El tropero… ya te digo, al pié del portón de la manga… sombrero repicado… bien paisano, de a caballo, bien… uno no podía creer que hablaba inglés… y este, era Saunders.” (Juan Carlos Pigozzi) Los Corrales “Venían en arreo… algunos entraban en arreo directo, y allá… adentro de la fábrica también había un corral grande. Entraban cuatro o cinco tropas… después teníamos el corral grandote acá… que entraban siete u ocho tropas, y después los animales que estaban esperando por allí a la vuelta… frente a los troperos… había como 10 o 12 troperos había… cada cual tenía su… tarea.” (Pablo Smietano) “Los animales venían en tropa… y últimamente eran tan “cafisho” que venían… en camión. Por eso las rampas que están ahí… y los corrales… eran un espectáculo… lamentablemente ahora uno ahí… no ve nada! Calculá que tenían techo… comedero... y lavadero, terminaba de salir acá y venía… un ‘menchu’ con una manguera sacando toda la mierda; inclusive… tenían un piso especial... como para que no se caigan los animales...; y este… a la media hora que los bichos se fueron… podías hacer un baile!” (Pablo Smietano) La Manga “La manga… traían tropas de 500, 600 mil cabezas y las separaban según el engorde … y eran todos bichos cuarterones…’guampudos’, patas largas; propio… de Corrientes, muy ariscos… no eran cebú, eran ordinarios; precisamente por la buena carne para conserva. Entraban por la manga… a un corral acá atrás, a 200 metros, corral redondo… iban de a poco para llevar de acuerdo a la matanza.” (Juan Carlos Pigozzi) “La hacienda ingresaba por una manga desde los corrales externos, se encerraba en otros corrales divididos en piquetes desde donde se llevaba a la playa de matanza.” (José Luis Rodríguez) El Desnucador “Para matar a los animales se usaba un ‘marrón’ con el que daban un fuerte golpe en la cabeza, y a veces quedaban apenas atontados y salían atropellando todo cuanto encontraban a su paso.” (J. L. Rodríguez) “De estos hombres depende todo… si ellos no trabajan con acierto, queda parado todo el personal. El largo cuchillo del ´desnucador’ cae sobre el cuello de la víctima”
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“La vaca… iba al ‘marrón’… ahí, lo golpeaban con un martillo grande, en la cabeza; y el novillo caía así… de patas,¿no? Cuando yo entré… mataban 1200 vacas y… para las 5 de la tarde estaba todo en tarro.” (Ignacio Woffray)
***** Espacios de faena “El trabajo de la carne” es un proceso de transformación de las materias primas en productos a través del trabajo del hombre, con una tecnología determinada y dentro de una dinámica específica de un modo de producción y de los antagonismos de clase. “La fábrica” tuvo un papel decisivo en la construcción de Liebig, si entendemos por ello no solo los límites fisicos del pueblo o la ligazón que generó el hecho de vivir desde el nacimiento allí y estar atado a él en distintos momentos de una vida, sino también los vínculos derivados del trabajo mismo. “Podría haber entrado a los 15… pero no quise, trabajaba en la farmacia de Violeta Zelich, y después… entré a los 17, porque ví que… ganaban más otros, más que yo y entonces… fui a la fábrica.” (Melo Caceré)
“Pedí trabajo y entré en el 56,’la Liebig’ era el ... lugar de trabajo, no sabes lo que era... la cantidad de colectivos que salían a las 12, a las 5, a las 8, entré justo en una época de muchísimo trabajo, se hacían dos guardias, de 4 a 12 y de 12 a 8 y trabajaba en latería, los domingos se trabajaba también, porque no se daba abasto, nos tocaba de 4 a 12 y a veces de 12 a 8 y al otro día a las 4 de la mañana, vuelta a entrar. Increíble, pero a mí me gustaba trabajar!” (Angela de Areguati) ***** El ‘portón’ de la fábrica era un lugar emblemático, la línea divisoria entre el exterior y el interior. El portón: punto de llegada, punto donde todos los días se formaban colas para pedir trabajo. El portón: punto de partida de muchas de las historias que escuchamos: “…se llamaba ‘portonear’, para… conseguir changas… vos ibas al portón… estabas ahí, por ahí precisaban… changas a ‘pandilla’, para descargar… las ‘chatas’ en los muelles.” (Francisco Bosqui) “Eso de ‘hacer la cola’, para entrar en la descarga del carbón cuando venían las ‘chatas’, o a descargar mercaderías que traía el Don Carlos; en El Colorado o El Brillante… sentían la pitada del barco… corrían… para que los tomen, para las changas… eran capaz de una semana… pero servían.” (J.C. Pigozzi) Trasponiendo el portón, había un mundo: de relaciones laborales, de relaciones personales, de relaciones interétnicas, de relaciones de clase, de relaciones de género y aunque solapadamente de relaciones ideológicas y políticas.
El ‘Portonero’ “Era un criollo de verdad don Eliseo García, portonero de “la Liebig” medio como policía. (“Rapsodia Entrerriana”. Jorge Martí) 10
‘Vigilancia’ y ‘Primeros Auxilios’ “Mi papá vino originalmente para el área de vigilancia; era jefe de serenos, así se denominaba entonces; pero inmediatamente a raíz de sus condiciones… mi papá además, era un extraordinario enfermero. En la fábrica… toda la parte de accidentes de trabajo, además no había… establecido médico en el pueblo. Hasta que llega muchos años después, el Dr. Antonio Dellacasa quien se establece en forma permanente, no… El médico era, un facultativo muy distinguido de Colón, prestigiosísimo hombre, el Dr. Miguel Esteva… Berga, él concurría… creo que iba dos veces por semana a Liebig, no mas que eso.” (Jorge Martí) El ‘Chapero’ “Del 54 hasta el 66 ... entré de’ chapero’, en la Oficina de Tiempo, una oficina que tenía varias ventanillas, como 5 o 6; venía la gente y pedía tal número de chapa, primero te la pedían, después vos... ya veías; venía fulano y vos ibas... dejando la chapa en el buzón. Tenías que mostrar la chapa blanca para entrar al portón... sino el sereno no te dejaba, era lo que tenía que ser... el control, para saber que estabas en la fábrica y la chapa color... bronce o cobre, quedaba dentro de la oficina”. (Negro Areguati) “Entré a los ´17 …de ‘chapero’, daba las chapas… a la gente que trabajaba… el empleado tenía la plateada… tenías que mostrarla para entrar… y te pedía entrada. Tomabas la hora y anotabas…en un libro grande que había ahí…, y después sacabas la dorada del tablero y la entregabas…; y a la salida echaban esa… y lo anotábamos de vuelta… Después, las juntábamos todas… la cantidad de chapas.” (Melo Caceré)
***** El escenario del “trabajo de la carne” es un espacio donde vacas y gemidos, máquinas y ruidos se amalgaman con hombres, mujeres y labores. Las imágenes fabriles dan forma a los espacios y a la intensidad del trabajo; y las palabras describen los movimientos, habilidades y destrezas, fortaleza y resistencia. El trabajo es acción; pero también es lugar de acción, donde máquinas y hombres se acoplan necesariamente para obtener el máximo rendimiento tanto de los animales como de los trabajadores. “La LIEBIG” necesitó de grandes espacios para los corrales, tanto externos como internos; así como para las edificaciones de los distintos departamentos y secciones; almacenes, talleres y depósitos. Así como fue vital la presencia del río Uruguay de donde proveer el agua necesaria para el funcionamiento y para la instalación de sus tres muelles de ‘embarque y desembarque’; tanto como el ‘muelle de pasajeros’. El espacio de “la fábrica” define claramente una diferenciación entre los edificios destinados a la producción y almacenamiento de las materias procesadas y los sectores de oficinas para planeamiento, administración y control. Ésta es una organización relacionada con la necesidad de racionalizar los tiempos, disminuir los recorridos y facilitar un ciclo de elaboración continuo y sincronizado.
El proceso del “trabajo de la carne” estaba dividido en distintas fases para el ciclo productivo: 1- Manga y Corrales: involucra las tareas realizadas en corrales externos e internos hasta la llegada de los animales a ‘la playa’. Los ‘troperos’ eran más bien hombres de campo y de a caballo. Entraban y sacaban hacienda, se suministraba agua y alimento, las vacas se pesaban y ‘embretaban’ hacia el corral de baño. 11
2- Matanza y Faena: lugar donde se da muerte al animal, el ‘desollado’ y ‘deshuesado’ y la separación en partes transferidas a las otras secciones por medio de tubos, canaletas o zorras. La ‘playa’ alojaba los obreros más especializados por el hábil manejo de su cuchillo y los ritmos dados por la velocidad de la ‘noria’. 3Conservas: fabricación o producción propiamente dicha de conservas, extracto de carne, grasa fina, jabón, sebo industrial, tripería y cámaras frías. Las secciones incluía el corte, picado y cocción; envasado y soldado; incubación, empaque y etiquetado. 4Talleres: en los departamentos de latería, cajonería y tonelería se fabricaban los diferentes envases necesarios para embalar los productos; y se realizaban las actividades destinadas al mantenimiento de maquinarias y construcciones edilicias. 5- Programación y control: esta labor era cumplida por gerentes y jefes; en las oficinas de gerencia y superintendencia; y en las oficinas técnicas, de tiempo y estándar.
La descripción de espacios y funciones define los ‘espacios de trabajo’ en la fábrica conservera: vigilancia chaperos primeros auxilios telefonista bomberos superintendenc ia veterinaria laboratorio gerencia secretaría contaduría oficina de tiempo
muelles
guinches
almacenes taller mecánico fundición hojalatería carpintería calderas chimenea usina eléctrica refrigeración cajonería gasógeno tonelería
manga corrales playa matanza despostada ganchada conservas extracto subproductos jabón grasa fina sebo industrial latería incubación empaque dep. extracto dep.conservas dep. huesos dep. cueros dep. cajones cámaras frías
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El ritmo de ‘la matanza’ y el número de animales faenados, es uno de los indicadores que muestran el volumen que llegó a tener el trabajo en “la fábrica” y la cantidad de trabajadores necesarios para ello: “Era muy interesante ver cómo todo eso funcionaba. Había otros trabajos, era una fábrica muy completa, no se limitaba sólo a matar. Si no cómo se explica que trabajaran tantas personas sólo para matar ganado.” “Usaba cuchillo…chaira, bota... delantal, gorra blanca, la vestimenta del trabajador de la carne”(R. Regnet)
***** ‘La Playa de Matanza’ “El Anglo... lo manda a Brasil... a formar un saladero... y enseñar el trabajo con cuchillo en cuereo. Después, desde Montevideo, le dan a elegir… y lo mandan de jefe de playa... a modernizar… la fábrica... se montaban las ‘norias’; entonces ya la gente no cuereaba uno solo todo un vacuno, cada cual cuereaba: uno la cabeza, otro arreaba las patas, otro era ‘matambrero’, había especialidades”. (Mateo Zelich) “Estaba la playa… entraba el animal… le ponían… unos ganchos en los… garrones… que lo elevaban a una noria, y lo subían… el pobre bicho quedaba ahí…y seguía.” (Pablo Smietano) “Uruguayo, de Fray Bentos; mi padre viajaba de allá para acá… trabajaba en playa, en la faena.”(Schaumann)
‘Noria’ “A partir de la noria, los elevaban… vos agarrás una noria… de 50 metros; y ahí empezaba... todo el proceso, hasta llegar casi al final… donde quedaban los huesos prácticamente.” (Pablo Smietano) ‘Tripería’ “Primero tripería… venía uno… le marcaba toda la panza… El otro venía, volcaba… todas las tripas ahí… y venían… las desgrasaban, las inflaban, las limpiaban… todo el proceso se lo hacía ahí.” (Pablo Smietano) ‘Cuereado’ “Y el bicho seguía… marcaban el cuero… lo cuereaban y cuando llegaban a un determinado lugar… más o menos unos… 40 metros abajo… ahí caía el cuero completo. Había una balanza… agarraban, los pesaban. Había una zorra, se cargaban… y se llevaba abajo, hasta el río… a la barraca de cueros.” (Pablo Smietano)
‘Matambrero’ “En la playa… era ‘matambrero’; uno de los especialistas… el más caro de todos… pero se trabajaba por ‘tanto’. Papá en el mes cobró $250…pero ‘tantero’, de enero a agosto y después…arreglátelas” (Pigozzi) 13
“Ya cuando pasaba a la playa nomás, lo cazaban los ‘matambreros’. Después se hizo noria… el novillo caía de espalda… y ahí estaban… lo cazaban los matambreros con los ‘naifes’… ahí le sacaban el cuero, en la playa misma…. y se lo llevan a la barraca de cueros… y lo limpiaban.” (Ignacio Woffray) ‘Despostada’ “Ahí se le daba la última limpieza a la carne… el esqueleto quedaba en la parte playa. La carne… se iba trabajando hasta que se dejaba la carne, carne.” (Pablo Smietano) “Trabajaba… en la carne, me llegaba la carne para limpiar… los huesos quedaban en la playa.”(I.Woffray)
‘Ganchada’ “La otra carne, mantas y cuartos… hacías otro tanto para subir a la ‘ganchada’… era puro gancho…se colgaba para desgrasar y sacar tendones y venas. Trabajaban las famosas “caranchas”, están las mesas… de acero inoxidable, todo azulejado. Ahí trabajan mujeres… con la limpieza de la carne… sacando hueso pa’ acá… marchen los huesos en zorra… vuelquen aquí; las picadoras y cocimiento estaba … al costado. Casi todas mujeres… y en matanza… todos hombres.” (Pablo Smietano) “En Fábrica Colón trabajé treinta y dos años… trabajé en distintas secciones, siempre manejando la cuchilla, limpiando carne fría y carne caliente... limpiaba los costillares; y muchas veces no podía dar vuelta al animal y me ayudaban los hombres…recuerdo algún jefe: Zelich… Briozzo.” (Pasión Argentina Lascano) ‘Cortes especiales’ “Vine… de Colón, jugaba al fútbol y… acá en Liebig… traían los que jugaban al fútbol más o menos … y le daban trabajo. Entré a la fábrica, en los cortes especiales… eran los cortes donde se preparaba … la carne, las piezas: nalga, bola de lomo, lomo, peceto, esas cosas, para exportar.” (Hugo Padilla) “En ingeniería estuve 4 años, cerró Liebig… un año y abrió como Fricosa; y pasé a producción, en cortes especiales. Era ‘pesador’, hacía…llevaba el peso de la producción, planillas con el control de la producción…trabajábamos…dependíamos de control”. (Hugo Sánchez)
***** Departamento ‘Conservas’ “En el ´49 entré a trabajar, como cadete en el departamento conserva y justo ahí… sale una ley que los menores de 16 años no podían trabajar, yo tenía 15, trabajé dos meses y bueno… me largaron. Después seguí la trayectoria… el camino, dentro de la fábrica.” (Pablo Smietano)
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‘Especialidades’ “Así, la lengua… la lengua la cargaban en zorra… 70 u 80 o 100 lenguas; a especialidades para que las terminen de limpiar allá… y después a cocimiento. En el departamento conserva, sección especialidades también se hacía el paté, el picadillo, el pecho, el matambre…” (Pablo Smietano)
***** Departamento ‘Extracto de carne’ “Mi padre estuvo en el extracto... de carne, en los evaporadores… trabajaba, no entiendo nada de eso; y en el año ´50 salió de chofer… manejaba autos para hacer los transportes de la fábrica; y de chofer pasó a montacargas, de allí… se retiró, murió a los 51 años, antes de jubilarse.” (Negro Areguati) “Extracto era… solamente, los tachos grandes donde se evaporaba… lo condensaba, y después… el mismo caldo iba… pasaba a la serpentina; lo empezaba a revolver, a revolver… hasta espesarlo, ¿no es cierto?; y después lo envasaban… de ahí a enlatar…” (Pablo Smietano)
***** Departamento ‘Subproductos’ “El cebo industrial es… una grasa… o sea el ‘cebo negro’, ese aceite que se sacaba de… subproductos, hecho con toda la inmundicia, vamos a decir. Allí en subproductos… se hacía el ‘guano’… entonces ahí, se comprimía todo, se prensaba todo… y con el residuo… seco se hacía el ‘guano’.” (Francisco Bosqui) “Me amenazó… que me iba a mandar a subproductos... era el peor departamento que había.” (Hugo Padilla) ***** Departamento ‘Grasa fina’ “Mi abuelo había venido en 1911… era uruguayo… cruzó para acá… y la conoce a la abuela… trabajaba en el tendido de vías del ferrocarril y un inglés le ofrece trabajo en la fábrica… empezó haciendo una gaseosa, después terminó como jefe de grasa fina.” (Hugo Sánchez) “Él se jubiló como capataz de la grasa fina. Porque antes la grasa… se exportaba, era toda grasa fina, no es como ahora… jugo vacuno, es jugo bovino. Él decía que la grasa que hacían en esa época la podían untar en el pan y comerla. La más fina decía es… la del caracú, la más fina de todas las grasas”. (Manuel Sánchez) ***** Depósito ‘Cueros’ “En la barraca… primero se lavaban los cueros, con una lluvia a presión… eran unos cepillos de hierro y se los terminaba de limpiar. Salían blanquitos, blanquitos.” (Pablo Smietano)
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“Los cueros vacunos eran seleccionados según su procedencia y además por su peso. Eran sumergidos en piletas con salmuera para después ser apilados con sal.” (J. L. Rodríguez)
***** ‘Tonelería’ “Después conseguí trabajo… ya fichado en el ´49, tenía 18 años… en la tonelería. En aquel entonces se envasaba en toneles… cebo, grasa, tripa gorda…; y estos envases se hacían nuevos… de robles… canadienses… se armaban ahí, se hacía todo el proceso… venían las ‘ruelas’…los fondos, todo… inclusive se secaban en estufa. El casco que venía de vuelta, se ocupaba… se reacondicionaba… se secaba y lavaba… llevaba todo un proceso de desinfección con ‘silicato’; y se usaba para cebo industrial.” (Francisco Bosqui) ***** Departamento ‘Latería’ “Se hacía el envase más grande… para el extracto…, corned beef… de 6 libras. La lata que iba a Europa… era de 30 kg., acá tenías los… frasquitos de 113 y 226 gramos, para venta local; y las lenguas iban en envases de 2 kg. y pico.” (Pablo Smietano) “Entré… en el ´45. Trabajaba… arriba, en los palcos que había… donde llevaban la tapita… y el fondo del tarro, del 11 onzas… sí, del corned beef. Y nosotros, íbamos cargando y largando, y bajaba por una corredera… a la máquina donde… remachaban. Se hacía eso… y después se llenaba.” (O. Schaumann)
“Cuando reabre Fricosa… entré a latería, por 6 meses… manejaba las máquinas… para cortar las chapas… la lata de corned beef. Uno agarraba… la ponía arriba de una tarima… y de ahí tenías que sacar la chapa… y entraba en la máquina… era muy ligera… y salía toda cortadita. Otra máquina daba forma a la lata… todo todo y… cuando llegaba allá ya estaba el tarro armado… y pasaba a conserva.” (Melo Caceré)
‘Ralladora’ “En la latería trabajé… en la ‘ralladora’… donde se hacía la… donde le hace el nervio para… donde se abre la lata con la llavecita… y había que controlar…si estaba bien, las cinco rayitas que lleva… para que se haga bien el tarro… parecen que fueran cuatro nomás, pero son cinco… porque están juntitas. Sí a veces no había un trabajo y te mandaban a otro… en la ‘prensa’… la ‘costurera’… en la ‘engomadora’, donde se le pone la goma a la tapita… y de ahí pasa al horno… y del horno se va… controlando si están bien. Pero donde más trabajé es en la ralladora.” (Jesús Cagigas) ‘Engomadoras’ “Empecé... en las engomadoras, y ahí terminé. Era un trabajito lindo, no había trabajo pesado, lo único… hacía mucho calor, esa chapa engomada... iba al horno, un calor de aquellos. Era engomar la tapa... del tarro de media libra. Después... las otras máquinas hacían el otro trabajo… iban apilándose… una pila de 10 cm; retirabas y revisabas a ver si salían bien… a veces se atracaba y se paraba la máquina… entonces llamabas al mecánico. Y después poner el fondo, pasaba por una línea.. se lavaba e iba a la conserva; allí se llenaba y se tapaba. Éramos mayoría mujeres, algunos obreros para llevar los
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cajones con tarros… (Angela de Areguati)
ellos
sí
eran
hombres,
además
del
capataz
y
el
jefe.”
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Departamento ‘Incubación’ “Después de pasar por la retorta… la lata, iba lavada y pintada… iba a la incubación donde tenía que estar 21 días. Si había algún germen… la lata se hinchaba… segura señal de que adentro había vida!” (Ignacio Barreto)
Departamento ‘Empaque y Etiquetada’ “Mi suegra trabajó en... la etiquetada, empaque y etiquetado… y ella si era etiquetadora, ves... ya ponían... ya iba lleno el tarro... y se jubiló allí. Trabajaba de gris..., nosotras... de azul, las lateras nos decían... las lateras de azul, gris etiquetada; conserva y carne, todo de blanco...” ( Angela de Areguati) ***** ‘Laboratorio’ “En laboratorio trabajé también… era en enero cuando la faena. En ese tiempo se hacía el condimento… el de la botellita. Se hacía… al lado del extracto… había una olla grande y ahí se cocinaba, estaba 3 días dando vuelta. Se llenaba la botella… ahora no me acuerdo… no era a máquina, ponías la etiqueta, encajonabas, sí… y después venían por la inspección del producto… en el laboratorio.” (Melo Caceré) “Entro en laboratorio. Se hacía el análisis: el agua del pueblo... los caldos... la grasa... la sal de la lengua, del matambre… no había cosa que no se hiciera, se analizaba la carne para la conserva; y muchas cosas iban a Londres. Los cálculos biliares... eso se envolvía... eso se secaba bien... suave, suave; y después se envolvían en papel de seda, se embalaban bien y se iban a Buenos Aires. Las vendían para hacer remedio... hasta ahí nos dijeron. Se secaban los testículos, las glándulas... suprarrenales, después la cabeza chiquita... la tiroides; y... las mamarias... ubre, se cortaba finito y se extendía bien, en bandeja y se lo ponía a secar... con aire parece, con un aparato... corría aire. Trabajé con los caldos... de carne y de pollo. Estaban los tachos inmensos donde hervían; y... se hace evaporar, teníamos las máquinas... donde iba pasando y se ponía en las cajitas. Ayyy... no puedo ver el pollo, aún sigue el olor.” (Z. Benítez)
***** ‘Pandilla’ “La pandilla es un grupo de gente, que desarrollan diversas tareas dentro de la planta frigorífica; como limpieza, como carga de camiones, descarga… y diversas tareas… limpieza afuera del edificio y todo eso.” (Roberto Regnet) ***** Departamento ‘Ingeniería’ “Hice quinto grado, aprobé… y entré a trabajar de vuelta… al frigorífico… entre como cadete… en departamento ingeniería. Trabaje muchos años… empecé como cadete… pasé 17
en la oficina… como cuarto empleado, pasé a tercer empleado; y después pasé a segundo empleado. (Pablo Smietano) “Prácticamente, ingeniería vendría a ser el departamento de mantenimiento… acá inclusive… se hacían casi todas las piezas. La fábrica contaba con todos los talleres, ¿no es cierto?. Taller de electricidad, taller de relojería, taller de balanzas, taller de carpintería… este; y después estaban los otros departamentos, donde se hacía el gas pobre, para la latería… el gasógeno, que se hacía el gas con carbón. Ahh… también tenía la sección fundición, todas las cosas que se hacían de hierro, de bronce y de cobre, que iban a las rejillas… por ahí todavía encontrás alguna, eso se hacía todito aquí en la fábrica. (Pablo Smietano) “Sí, yo también entré… de cadete en la oficina de ingeniería… llevaba las circulares… y las planillas de personal, diagramas de calderas… y pasaba por todos los departamentos, todos los días. Era algo fantástico… porque tenía carta blanca, me metía en todos los rincones… tenía un horario para respetar, sí… pero nadie me decía nada.” (Hugo Sánchez) “Tenía que ver con mantenimiento… taller de calderería, taller mecánico… taller de latería, taller de montacargas, fundición, carpintería y departamento albañilería… después: calderas, usina, refrigeración, planta de tratamiento de agua… y el gasógeno, porque generaban su gas también… gas pobre, de carbón… estaba en la entrada, y con cañerías… era para soldar los tarros… lo llevaban al departamento latería.” (Hugo Sánchez)
‘Almacenes’ “Y ahí… me deriva… departamento almacén… o sea, todo lo que era… como relacionado con… los talleres, accesorios y todas esas cosas… me mandó a mí… a cargo de ese departamento, con dos empleados. Después hay modificaciones… quedo en el departamento almacenes… entrábamos a las cinco de la mañana y trabajábamos hasta las cinco de la tarde; y… ahí fui escalando y escalando, hasta que llegué hasta jefe del departamento ese. Este… prácticamente terminé… cuando cierra en el año 80, como jefe del departamento.” (Pablo Smietano) “El trabajo era… hacer los pedidos de materiales que se necesitaban, controlar… y llevar… el control… del estado de las cosas que estaban ahí. Nosotros… yo tenía que llevar el control de la hojalata… cuando la hojalata faltaba, que había que pedir la hojalata… se hacía la orden… iba a gerencia, de gerencia se iba a Buenos Aires, de Buenos Aires a Londres… no te olvides que la mayoría de la hojalata venía de Londres.” (Pablo Smietano) ‘Calderas’ “Vino mi papá de Corrientes... después de jardinero en lo del Dr. Lozza... entró en la fábrica... él era foguista... mi padre... trabajó en las calderas. No, él terminó ahí... él se jubiló de foguista.”(Zulema Benítez) “Mi tío Juan Ramón me trajo cuando murieron mis padres… vivía en Liebig, hacía ya tiempo… él trabajaba en calderas… sí, siempre… toda la vida… se jubiló ahí.” (Melo Caceré) “Estas son más modernas… de las 10, 12 o 14 calderas…que había… que funcionaban a carbón de piedra de Gales, se modifica solamente a cuatro… 4 son suficientes para abastecer la fábrica.” (Pablo Smietano)
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‘Usina eléctrica’ “Un año… y pico; entré en el ´78. En la usina trabajaba… Estaba en la sala de máquinas, arriba en las turbinas… dábamos luz… Cuidaba las turbinas, y después cuando comenzaba la faena se ponían… porque, estaban todos los compresores que hacían el vacío para las máquinas ‘cuereadoras’, que trabajan con aire; teníamos todos los compresores, cuidábamos eso… Si había corte de energía teníamos que poner los diesel con generadores alternativos… igual, habiendo producción se los reforzaban.” (Manuel Sánchez) Taller de ‘Latería’ “Era el año 36 o 37, trabajaba en latería… en la mecánica tenía dos tornos... máquina de agujerear, fresadora, piedra esmeril, al costado había una fragua. Todo se hacía acá... entonces, hacíamos la matriz... para los clavos, las llavecitas también… para las latas. Yo fabriqué la lata, no... las matrices, con otros señores, que eran muy inteligentes. Mire la gente que había ahí adentro... había un herrero, cazaba el hierro y con los ojos cerrados, hacía lo que quería, hacías lo que querías, en ese tiempo. Era artesanal, después se modernizó y se hizo automático. Bueno ahí, yo hice la primera matriz para hacer los tarros de... cinco libras, que en aquel tiempo... era todo libra acá, no había kilo... ¡éramos todos “ingleses!”. (Higinio Flores) Taller de ‘Hojalatería’
“Mi marido, cuando tuvo la edad de ir a trabajar… había que tener 14 y ya ibas. Entró de hojalatero ayudante, mirando... como se trabajaba, teniendo material de sobra... en la fábrica a nadie le mezquinaron el material; podías practicar, cortar... volver a cortar. Aprendé el oficio y aprendé hojalatero; después... plomero, todas las cañerías, por allá arriba... el tendido de la red de agua, antes sacábamos de la calle... había una canilla y... también gasista, así que las tres cosas… trabaja y trabaja” (Zulema Benítez) “Después pasé… a ingeniería… a cuestión de hojalatería. Ahí, era que se hacía todo… la reparación de… baldes y… todo lo que había que hacer en cuestión de lata… hacía todas las reparaciones.” (O. Schauman)
Taller de ‘Fundición’ “Muser, el padre de mi marido…trabajó allí en la fábrica... en el taller, porque él era... hacía herraduras y esas cosas, como viene a ser… él trabajaba en la fragua y moldeaba el hierro... y hacía las herraduras, sí... cantidad de caballos entraban ahí.” (Zulema Benítez) ‘Montacargas’ “Estaban en… empaque, en conserva… en latería, que uno arrimaba… los fondos de la hojalata… y se arrimaba todo para los embarques, de las latas de corned beef. Ahí sí, ya me jubilé… a los 56 años… en montacargas, ya estábamos especializados de primera.” (Orlando Schauman) “Manejar… éramos varios. Íbamos a empaque… donde terminaban todas… las conservas, donde estaban envasadas, y se ponía en montacargas y las llevábamos a un depósito. Ahí se estibaba todo… estaba lleno de latas… y todos los días lo mismo… era manejar y… mandar al depósito.” (Melo Caceré)
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‘Albañilería’ “Papá, trabajaba en albañilería… él cuando falleció, fue adentro de la fábrica, le dio un infarto…estaba trabajando como albañil, tenía 52 años…” (Renée Zavalett) ‘Cajonería’ “Antes, la conserva… las especialidades, todo iba en cajón, y se hacían en la fábrica. Como los de pollos… más grandes… pero todos cerrados… bien, bien hechos, herméticos.” (Melo Caceré) ***** ‘Guinches’ “Mi padre se jubila siendo el capataz de los muelles, porque mi papá fue guinchero, de toda su vida. El oficio de guinchero no era nada fácil también, porque los guinches había que entrar temprano a encender las calderas… antes los guinches andaban con carbón y con leña…¿no es cierto?. Después vinieron los guinches modernos… los eléctricos; los que hay ahora todos modernizados, antes no eran así.” (Roberto Regnet) “Y mi papá trabajaba en los guinches... era el guinchero. Mi papá trabajó en las calderas... y después de las calderas, pasó a los guinches... del puerto, claro... los guinches del muelle, trabajó siempre ahí… Y después cuando se jubiló... también ahí... trabajó de... capataz de... pandilla, cuando se jubiló... Más de 40 años... trabajó.” (Emilse Regnet) ***** Tiempos de zafra “Al terminar la faena se alistaba en las estancias, De jornalero en esquilas O como peón de labranza.” (“Rapsodia Entrerriana”. Jorge Martí) La naturaleza propia del “trabajo de la carne” lo hace muy diferente a cualquier otro, una de esas imágenes es la de mucha gente, hombres y mujeres, que entraba y salía por el portón. Los ciclos de trabajo estaban marcados por los ‘tiempos de zafra’, éstos condicionados por la llegada de los animales, su engorde y precio; y esa era la razón para la contratación temporaria. “La precarización y flexibilización laboral, considerados símbolos de la sociedad posmoderna, están presentes en los frigoríficos, desde un principio.” (“La vida en las fábricas”. Mirta Lobato)
“Sí, las zafras… daba inestabilidad, por eso que con el tiempo se fue luchando para que haya un personal estable… este, dejaron 320 personas con carácter permanente; no se le decía estable sino permanente, y este… esas personas quedaban… para mantenimiento y cualquier otra cosa que tuvieran que hacer… pero no para atender faena, porque las faenas tenían su tiempo. Su tiempo dependía de varios factores… había varias cosas ahí que incidían que la faena dure o no dure…Las faenas eran variables… 3 o 4 meses, hasta 8… y dependían del engorde del ganado y el precio de las vacas.” (Ignacio Barreto) 20
“Primero trabajó en las zafras y después quedó estable. ‘Zafra’ son períodos de trabajo, o sea pueden ir períodos… podían ser de 6 o 8 meses; en cada lugar… hasta el día de hoy, en ciertos lugares son zafreros. La zafra va en la parte de la producción, o sea... sí los animales establecidos para 6 meses; no puede exceder más de ese tiempo, porque no hay materia prima, ¿me entiende?.” (Roberto Regnet) ***** Los ‘tiempos de zafra’ marcaron períodos de ocupación y desocupación permanentes, basados en la incertidumbre de los trabajadores; y ésta imagen es tan fuerte que se transmite hasta hoy, en sus palabras: “No daba estabilidad… aún en Liebig no la daba. No pasaba de 4 meses… o sea que buena parte del año había que… subsistir de otra manera. Era un período muy corto de trabajo. Y la gente buscaba, 6 meses al año había… que averiguar si había algo. O se dedicaban a la caza… o a la pesca. No era fácil.”(Jorge Martí) “Mi padre era de origen uruguayo… bueno, mis abuelos también… vinieron acá… a buscar trabajo. Trabajaba, siempre… en la época que trabajaba él, trabajaban por zafra…; y cuando terminaba la faena… se iba a Buenos Aires, se iba a Concordia…; nosotros con mamá quedábamos acá y cuando recomenzaba… la fábrica, volvía otra vez… trabajaba de albañil.” (Renée Zavalett) “De donde mucha gente se iba… recuerdo en tiempos, que la zona norte de Entre Ríos, la zona de Chajarí, era una zona de muy buenos sembradíos… de maní… y había varias fábricas, de aceite de maní, y mucha gente iba a la recolección; otros se iban a la parte de… cuando llegaba el calor… iban a la esquila. Además, mucha gente que venía sobre todo de Corrientes… también del Uruguay; y bueno… eso motivaba que la gente también por un tiempo desaparecía de la zona, a buscar en sus propios orígenes, la continuidad de la vida y del trabajo.” (Jorge Martí) “Tuve que esperar… la próxima zafra, eran de tres meses… y después: ‘a sacar chilca y hacer leña’. Sí... mi padre iba a juntar leña, bueno... los señores te daban una changa, una limpieza en el patio... Cuando terminaba la zafra, la gente... se iba... todos con sus catres, las piezas... todo quedaba vacío, todos esos hombres solos... ¿que iban a hacer 9 meses?”. (Zulema Benítez) “¿Al finalizar las faenas?, mi padre se las rebuscaba de albañil. No, ya empleados… de la fábrica… pero en el período de receso, mi padre siempre se la rebuscaba, entonces decía: “Todo aquel que necesita el sindicato es porque es un haragán, o porque es un vago. A mi padre lo venían a buscar acá para ir a trabajar, mi padre nunca tuvo que ‘hacer cola’, o muy pocas veces lo ha hecho si lo hizo.” (Juan Carlos Pigozzi) ********* Los ‘tiempos de zafra’ eran variables, podían ser de 3 o 4 meses; algunas personas salían en busca de otros trabajos; pero otros trabajadores: “… si teníamos suerte, nos llevaban a trabajar en otras partes”; diversas eran las secciones y las más variadas tareas: “Un mes antes de la faena… llamaban gente…y la tomaban… para blanquear con cal, y se blanqueaban… todos los techos de chapa, la conserva inclusive.” ‘Toneles’ “En el tiempo de ‘parada’, que se llamaba cuando la empresa no faenaba… nos llamaban, o sea nos daban unas changas en tonelería… para apretar… porque por el calor se aflojaban los aros de los toneles.” (Francisco Bosqui)
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‘Apuntador de muelle’ “En ese tiempo me llevaron a los muelles. Venían los barcos a descargar cosas… se usaba mucha madera para hacer los cajones para… la exportación. Vos tenías… lo que se descargaba tenías que anotarlo… cuantos bultos venían. Todo lo que llegaba… cuando se bajaba del barco, anotabas.” (Melo Caceré) ‘Pandilla’ “Y trabajó en las casas, también… trabajó en la construcción… a lo mejor era fuera de faena, porque en esa época se trabajaba por zafra... o hacía changas en ‘pandilla’, apilando carbón.” (Renée Zabalett) ‘Carpintería’ “Y a veces me llevaban… también fuera de faena, a carpintería… era en septiembre… era trabajo de mantenimiento de las casas del pueblo… se hacían las ventanas…puertas, lo que pedían.” (Melo Caceré)
***** Los obreros zafreros o ‘jornaleros’ eran generalmente correntinos y gente de campo, quienes arribaban por ferrocarril desde la estación Liebig, a 5km. del pueblo. “El pueblo adquiría otra fisonomía”.
“En mi pueblo, Pueblo Liebig, para el tiempo de faena la peonada correntina arrimaba su presencia. Llegaban con sus avíos, olla, catre y acordeona, y esa flor de la nostalgia del pago que se abandona.
Habitaban en galpones de chapas acanaladas o en piezas que compartían varios de la misma horneada. En las horas de descanso se juntaban los recuerdos y se abría el chamamé en manos de un musiquero.”
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(“Rapsodia Entrerriana”. Jorge Martí) Era gente sencilla, tal vez cortos y poco comunicativos; y quizás esta pueda ser la explicación a su voluntaria marginación, ya que no se integraban al conjunto de la comunidad en sus manifestaciones sociales. Por supuesto no faltaban peleas, y tampoco algún exceso en la bebida o los ‘juegos prohibidos’. “También llegaban algunas ‘guainas’ a las que ubicaban en un albergue cercano a la comisaría y que la picardía criolla motejó: el ‘guampazo’… allí vivían las obreras solteras o sin familia residente.” (“Vivencias”. José Luis Rodríguez) ***** Hacia el ´63, para el centenario de Colón; concurrió el Vicepresidente de la Nación, el Gobernador de Entre Ríos y se reunieron con Mr. Eric Evans. El fin era encontrar una solución a las dificultades de la empresa y un posible cierre. El camino fue facilitar el establecimiento de un sistema frigorífico, porque Liebig siempre fue conservera. Se consiguió por un período, se empezó a salir aunque no por mucho tiempo más. “En el ´65, se cambió todo... se hicieron las cámaras grandes... las frigoríficas; dejó de ser zafrero como era antes y pasó a ser frigorífico... trabajó todo el año.” (Negro Areguati). “La recomposición fue total. El único… factor en contra… podría decir que… al producirse esos cambios, se eliminó mucha gente… porque el trabajo de… carne conservada llevaba mas personal.” (Pablo Smietano) “Las zafras daban inestabilidad, pero vos fijate… cuando Liebig… que creíamos que habíamos llegado al clímax de la felicidad… cuando se convirtió en planta permanente… en la década del ´60 para arriba… cuando se empezó a exportar, carne sin manufacturar… Allí, se nos acabó!” (Francisco Bosqui) *****
De gerentes ingleses y criollos
En “La LIEBIG” los capitales que dieron origen a ‘la Compañía’ son ingleses. Así, los sucesivos gerentes de ‘la fábrica’ y algunos de sus mandos medios siempre fueron ingleses, y los capataces criollos. Si bien las referencias al trato establecido entre ingleses y trabajadores locales son positivas, sus relaciones estuvieron signadas por distintas clases de distancia: distancia económica, distancia social y distancia cultural. El régimen de trabajo estaba signado por la férrea disciplina establecida, rasgos acentuados al estar vinculadas las partes en una relación de trabajo absolutamente jerárquica; jerarquías que se trasladaban al pueblo; tanto en su conformación urbana como en la adjudicación de las viviendas y los hábitos de vida. “El más bravo era Mr Carlisle, le decían ‘la escoba’, porque siempre que venía... barría 5 o 6, echaba a varios, y le temblaban!” (Lola Lozza) “No como yo digo… los ingleses, siempre me trataron bien. También yo siempre le respondí, este… el que se portaba bien no tenía problemas.” (Pablo Smietano) “Los encargados eran casi ogros, no podías ni levantar la vista de lo que estabas haciendo, una rectitud… justificada; era como para no darle confianza al… operario, y acá había que trabajar...yo nunca tuve problema, el que trabaja no tiene problema, en ningún lado.” (Angela de Areguati)
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La presencia de ingleses nunca fue muy numerosa y por otra parte era vivida por ‘ellos’ como pasajera: no habían venido para quedarse y con frecuencia los trasladaban a otros sitios. Ese número tampoco fue constante y esto empieza a modificarse con el cambio de ‘fábrica conservera’ a ‘frigorífico’ en el año 1965, cambios que llegaron de la mano de quien fue el último Gerente de “La Liebig”, Mr. Eric Evans: “Antes por ejemplo, el gerente tenía que ser inglés… el subgerente… gerente de administración, superintendente, químico y jefe de almacenes… toda esa gente tenía que ser… o descendiente de inglés o inglés… porque tenían que dominar el inglés perfectamente bien. Bueno, eso con el tiempo se fue perdiendo. Después, cuando se empiezan las modificaciones… empieza a ser frigorífico… y no fábrica de carne conservada…; la empresa manda… a ciertos empleados… que los creía con capacidad… para que se capaciten… inclusive, algunos se fueron hasta Inglaterra… los llevaron, los mandaron … para que se formen de acuerdo… a lo que ellos querían. La mayoría… eran criollos o argentinos; y ahí empieza la inserción.” (Pablo Smietano) “No hubo nunca un gerente criollo… gerente general, todos fueron alemanes o ingleses. Los criollos fueron llegando a cargos jerárquico… yo diría que en base a… conocimientos que se fueron adquiriendo; en todos los sectores hubo alguien que se preocupó, alguien que aprendió a trabajar y alguien que hizo mérito para llegar o a capataz o a jefe de un determinado sector.” (Ignacio Barreto)
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Surge de las narraciones que estos ‘cambios’ incidieron en las relaciones entre los gerentes y los trabajadores; así como tímidamente se deja entrever la imagen del patronazgo dentro de ‘la fábrica’, es decir la presencia de redes de protección y lealtad entre los unos y los otros. “¿De ingleses a criollos? Sí, hubo un cambio… el trato era diferente, conmigo no había problema… nunca tuve problemas con nadie… pero los ingleses te trataban de otra manera. Había un sentido más de responsabilidad, una cosa más seria. Si uno de ‘ellos’ te decía una orden… vos ibas tranquilo, porque era así… en cambio estos ‘otros’, no… no tenías tranquilidad.” (Melo Caceré) “Teníamos buen trato con los ingleses, excelentes personas… No como después, los criollos… era otra cosa, los ingleses eran más correctos.” (Orlando Schauman) “El gerente de Relaciones Públicas… era algo ‘jorobado’. Si lo tenías de jefe bien… pero con otros… había ‘picas’ entre jefes, cada uno tenía su ‘tribu’. Los que dependían de él… esos andaban bien.” (Renée Zavalett) ***** Sin ingresar en “la fábrica”, a la izquierda todavía hoy se encuentran el edificio destinado a Oficinas Administrativas; el edificio de la Gerencia y Administración, además la Contaduría y la Oficina de tiempos: “En las oficinas administrativas, trabajé... entrando al zaguán, vos entrabas al zaguán grande... al gran patio con el aljibe… doblabas a la derecha; y estaba... embarque; y la oficina que seguía era... bien en la esquina, era jubilaciones...; y así un poquito a la izquierda estaba... la gerencia y secretaría, toda la parte... de secretaría de gerencia estaba ahí. Hacia el frente… estaba contaduría... todo eso era contaduría, y en la parte de atrás... estaban los baños y... la cocina.” (Negro Areguati).
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‘Oficina de tiempo’ “Chapero… en la oficina de tiempo. Estaba el portón de “la fábrica”… ahí estabas; y... se hacía 10 metros y estaba la oficina de tiempo, que era un poquito más abajo, bajabas unos escalones e ibas a oficina de tiempo... pero se modificó, cuando cambiaron en el año 65... se transformó.” (Negro Areguati). ‘Contaduría’ “A los 12 años… entré como mensajero. A los 13 era ‘chapero’… a los 14 pasé a la oficina de ingeniería, y ahí… hice muchas tareas de… oficinista…; y a los 17, yo ya conocía contabilidad al dedillo. Tal es así, que te parecerá ridículo pero… iba a contaduría por alguna cosa y no faltaba algún empleado que me hiciera preguntas: ‘Barreto… tal cosa… ¿cómo es?’; y Barreto tenía que contestarle; y en el año ´41, cuando yo tenía 17 años, ya me pasaron… me pidieron directamente para contaduría. Yo entré como encargado de costos y seguí… siempre en departamento contaduría, hasta jubilarme. También estuve nombrado Gerente Interino, en el último cierre… que fue definitivo, el del ´80.” (Ignacio Barreto) “También estuve trabajando un año, de ayudante… del cajero… en contaduría… estaba para contar moneditas y… acercar documentos, nada más.” (Pablo Smietano) “Mi padre entró de chico, nació en Liebig… y él era del ´26… así que habrá entrado en el ´40, más o menos y moneditas. En contaduría siempre, entró en oficina de ingeniería… pero terminó en contaduría y se jubiló ahí. En un aumento que le dieron a mi viejo, era lo que mi hermano cobraba en Inspección Veterinaria, no… o ya era obrero… cobraba en todo el mes… A los empleados los tenían muy bien ! (Manuel Sánchez)
‘Jubilaciones’ “Me llevaron a jubilaciones... ya había gente jubilada... Llevaban todos los archivos, cualquier trabajito me daban... llenaba planillas.” (Negro Areguati) ‘Ganadería’ “En el ´59… fue que estuve con estancias… hasta que cierra, en el ´80… después ya no fue más administración de estancias, porque se vendieron las estancias… había solamente la Santa María como cabecera. Yo hacía ganadería, lo que se le llamaba administración de estancias… era control de gastos; mi sección entraba dentro de contaduría, yo llegué a tener… bajo mi mando… 6 empleados, porque había que liquidar la hacienda de acuerdo a las categorías de la Junta Nacional de Carnes.” (Juan Carlos Pigozzi) ‘Choferes’ “Y después... de chofer... para llevar gente a Colón, San José, Uruguay, Concordia. Mi padre… era medio loco para manejar... y bueno, no sé… vos sabés que de Concepción del Uruguay, antes cuando la ruta... no había asfalto, le ponía 25 minutos a la fábrica... en un Ford 40.” (Negro Areguati) “Salía dos veces a la semana… a hacer compras… locales, como quien dice, ¿ viste? Me llevaba Bouvet… en ese entonces estaba… de chofer… de la empresa; y recorríamos los negocios donde… tenía que comprar… a la ferretería, la carpintería… gas… oxígeno… todas esas cosas. O sea el ‘pichuleo’.” (Pablo Smietano) “En el año ´65 yo era chofer de Liebig, una tarde... me dijeron: “ Negro, esta noche salimos para Buenos Aires”; era el maestro Gutierrez… que era el jefe de transporte acá, a su vez era gerente de relaciones públicas... el que mandaba... el que movía la pelotita. He llevado... 25
periodistas de Europa; que no sé quienes eran... a veces iban en las camionetas, pero cuando eran gentes... que pesaban para la compañía, me mandaban en auto; en ese tiempo eran los Rambler. Yo alcancé a andar... en el tiempo que no había puente, ni había asfalto, era todo camino de ripio, curva y contra curva y puente chico, hasta tres viajes por semana alcanzaba a hacer a Buenos Aires, así que... había que mover las patas.” (Negro Areguati)
***** La dirección de “Liebig’s Extract of Meat & Co” ha sido ‘paternalista’, en manos de la familia Gunther, quienes pusieron el ‘capital’ y en su esquema de jerarquías suficientemente ‘verticalista’. La Casa Matriz tenía sede en Londres, ‘Thames House’ con un directorio y presidente; existía un Gerente General para Sudamérica y la Administración Central se encontraba en Buenos Aires, con un Director. Los gerentes de “La LIEBIG”: “El gerente general era uno sólo… superintendente otro… y dos, tres… es decir ganadería, administración… y gerente de fábrica; ese era el orden jerárquico.” “Había un gerente de fábrica; en una palabra, como quien dice… llevaba la alcahuetería más allá, arriba… porque últimamente tenían un gerente general… un gerente de administración, un gerente de ganadería… y después el gerente de fábrica.” (Pablo Smietano) ***** A partir de una larga huelga: “sin ir a trabajar… un mes y… tres días”, prácticamente en el año ´59 nació el ‘personal excluido: “capataces, jefes…encargados y todos los empleados de la administración, incluyendo contaduría”, entraban en esa categoría; y desde entonces: “Liebig pagaba los sueldos al personal fuera de convenio, de acuerdo al desfasaje que había con la moneda.” “Estábamos en el sindicato… pero nosotros ni quisimos ir a trabajar o no nos dejaron ir… si hubiéramos ido seguramente nos pagaban… pero no queríamos ser ‘carnero’. Lo cierto es que a la compañía no le convenía porque tenía que hacer las liquidaciones de impuestos, pagar la hacienda, todo. Entonces… nos dimos cuenta que a nosotros tampoco nos convenía el paro, de ninguna manera… y pedimos. Y nos cambiaron de sueldo… nos dieron un sueldo fuera de convenio. La compañía aceptó los pedidos… reconoció porque le convenía… y nosotros dejamos el sindicato, porque teníamos mejores condiciones estando con la patronal.” (Juan Carlos Pigozzi) “Pasé a ser lo que se llamó “personal excluido”, personal excluido de convenio… y por lo tanto dejé el sindicato. Cuando éramos sindicalizados, recibíamos los aumentos de acuerdo a los logros laborales, a las paritarias y todo lo demás… Pero cuando dejábamos… ya nuestros aumentos dependían de nuestro empeño por trabajar… y por progresar.” (Ignacio Barreto) “El personal excluido se le llamaba… al personal fuera del sindicato… no podía estar afiliado… eran jefes, segundos jefes… algunos capataces. Inclusive todo ese personal… llegó a formar una cooperativa… durante algún tiempo funcionó una ‘Cooperativa del Personal Excluido’… era como un gran almacén. Nosotros no teníamos ciertas coberturas… había un trato diferente porque los jefes ingleses tenían arreglos especiales.” (Pablo Smietano) ***** 26
En “la LIEBIG” el movimiento sindical cumplió un papel destacado en la fijación de salarios y en el establecimiento de las mejoras en las condiciones del trabajo, aportando un estado de bienestar en la industria. Las demandas obreras fundamentales fueron: “por el trabajo insalubre, por la falta… de ropa”, y también: “fueron salariales… o por las condiciones de trabajo”; pero no faltó la lucha por adelantos en las “cosas del pueblo”, porque los baños eran ‘afuera’ y se instalaron ‘adentro’: “Pero realmente…en el pueblo… sobre todo en los corralones… había unos baños comunes, en el medio del patio… sin luz eléctrica, sin que se yo… tampoco había cloacas en todo el pueblo.” (Jorge Martí) “Y después por intermedio justamente del sindicato y las exigencias sanitarias… los obligaron a usar botas de goma, a usar delantales, a usar cofia, a usar este… boquera, una serie de ventajas.” (Pablo Smietano) “El reclamo… podía ser por un pequeño aumento, cuando yo entré a trabajar… ganaba 32 centavos la hora…y una vez conseguimos un aumento de… 1 centavo por hora.” (Francisco Bosqui) En estos tiempos de luchas hubo muchos logros y cambios, para mejor porque: “el obrero necesita… alguien que lo proteja”, pero las “prepotencias y… excesos de algunos pocos” nunca fueron ni son buenos. “Trabajé hasta el ´66… donde tuve problemas con la empresa, por problemas gremiales… Un gerente ‘criollo’ aliado… con los que estaban en el sindicato… peronistas, me vendieron. A mí y a mi gente… nos sepultó el peronismo. Del ´45 en adelante… la guerra era entre peronistas… éramos pocos los dirigentes gremiales no peronistas… el sindicalismo en Liebig… siempre fue una guerra de dirigentes.” (F. Bosqui)
***** Voces y memorias de “la LIEBIG” Apenas cumplidos los 100 años de “La LIEBIG”, se empezaba a vislumbrar una agonía para las grandes ‘fábricas conserveras’; desde la culminación de la guerra y la paulatina recuperación de Europa; la reestructuración económica y la creación del Mercado Común; y otros elementos no menos importantes muchas veces no tenidos en cuenta, echando las culpas a procesos políticos, comerciales y gremiales propios. El fracaso de Liebig’s, luego de su etapa de auge, es en buena medida parte de un proceso de desarrollo en el que las demandas de la producción moderna y el manejo de nuevas tecnologías quedaron desplazadas por preocupaciones de otro carácter, a veces coyunturales pero también de orden sociológico y económico. Fue así que aconteció el casi inevitable cierre definitivo. “La LIEBIG” una vez sede del pulular de obreros y obreras, de sonidos de ‘pitos’ o ‘sirenas’, de ensordecedores mugidos y lamentos vacunos; empezó a caminar hacia una muerte que muchos no querían decretar, apegados a la esperanza o anclados al pasado y eternos perseguidores de los sueños que, como todo fantasma, parece que sigue rebotando entre las pocas paredes que van quedando; y con el viento aún soplando desde el río Uruguay entre los ‘fierros’ negros y los restos de maderas, quietas y enmohecidas de los muelles; y de la chimenea todavía enhiesta y orgullosa; pero que ya no pitó nunca más, pero permanece como símbolo. “Empezó…la nostalgia, se cerró…el trabajo. Eso, generó mucha angustia en uno,¿no? 27
Era en definitiva… una colmena que, de repente queda en silencio; esa formidable masa de trabajo que había allí, quedaba ociosa, con todo lo que significó como pérdida; en la calidad humana, en la posibilidad de… nada más y nada menos, que de trabajar… que es fundamental en cualquier sociedad, en cualquier comunidad humana, no es cierto?” (Jorge Martí) La Compañía Liebig’s fue un agente económico, en la Argentina y en el mundo, en lo que se refiere a la historia de las grandes empresas industriales, “La LIEBIG” y los trabajadores de la carne. Durante más de un siglo desde 1865 en Fray Bentos y 1905 en Colón hasta 1980, su actividad tuvo clara incidencia en un proceso de una dinámica expansión y de un desarrollo industrial y tecnológico. Pero como a tantas empresas: “A ‘la Liebig’ la mató el progreso, ¡el mismo que lo hizo nacer!” Aquí se establece un punto de interés en el contraste pasado - presente: el pasado, si bien no ‘ideal’, reviste una grandeza de la que carece el presente. El presente, aunque muchos no lo quisieran ‘pierde’ en su confrontación con el pasado. “LIEBIG…sí, lo más grande… Liebig fue lo más grande que hubo.” Durante 75 años “La LIEBIG” constituyó la única fuente de trabajo del pueblo y de la región. “La LIEBIG” regulaba la vida de todos y su desaparición provocó un profundo problema social:“Sí… de mucha pena, te diría más… traumático, en todo… en otra empresa ya no estaba cómodo.” El contraste entre el esplendor del pasado y la realidad presente impone un cierto tono nostálgico, siempre presente en el ambiente y en las narraciones de todos. Los testimonios son la ‘voz’ de algunos de ellos de más de 70 años de edad, de modo que vivieron el proceso completo de auge y la decadencia de “la fábrica”. Si la identidad se forja como un conjunto de procesos de confrontación con lo diferente y de afirmación de las formas de lo propio, sin duda “La LIEBIG” es una ‘marca’ en una construcción identitaria. La identificación de la ciudad con “la fábrica” era, y en parte sigue siendo muy fuerte, el pueblo coincidía con la existencia de la fábrica. Desaparecido la misma, el proceso por el cual ambos factores se disocian, aún no ha terminado, menos aún en tanto se dificulta la creación de otras formas identitarias alternativas. Las generaciones mayores recuerdan con nostalgia aquel 'pasado de bonanza. Los jóvenes reciben los ecos de esa época de esplendor, y sienten la frustración de las menguadas opciones que les ofrece el presente. ¿Qué deber de memoria existe hacia un pasado que tal vez se recuerda demasiado? Aquellos trabajadores de “la LIEBIG”, hoy convertidos en sus ‘voces y memorias’, respondieron resaltando el significado y el valor de registrar toda esta historia no sólo como ‘pesado pasado’, sino como “rescate y proyección de los valores de una cultura de trabajo y organización obreras con sentido de futuro.”
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Bibliografía “Liebig, huellas del trabajo de la carne”
Adriana Ortea Exposición de paneles gráficos en las jornadas de ‘Patrimonio Industrial: Fuerza y riqueza del trabajo colectivo’, organizadas por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio. 2003. Ciudad de Bs As.
“Archivo Documental, marca LIEBIG”
Adriana Ortea. Programa de investigación y recopilación; testimonios personales y fotografías, documentos y objetos, que guardan la memoria e identidad del patrimonio industrial de Liebig. Pueblo Liebig.
***** “De Buenos Aires al Gran Chaco” ............... Jules Huret “Liebig´s en el Paraguay”, ......................... Libro del Centenario, Zeballos Cué “Vivencias” ................................................ José Luis Rodríguez “Liebig. Conservación de su patrimonio” ....Arqtos. Acuña, Canavessi, De Carli. “Rapsodia Entrerriana”................................Jorge Martí “La colonia San José” .................................Héctor Guionet “Liebig’s, fábrica y pueblo” ..........................Ignacio Barreto “Colonia Liebig, historias de un pueblo” .... Araceli Streda “El maestro Buenaventura” .........................Lionel Farías “Liebig en imágenes” ................................. Centro Interpretación Visual “Audiovisual” ............................................ Carlos Larrache
***** “Good Bye Buenos Aires” .............................Andrew Graham-Yooll “La colonia olvidada” ................................ Andrew Graham-Yooll “La vida en las fábricas”............................. Mirta Lobato “Pilagá”...................................................... Magdalena Capurro "La implantación industrial" .......................Jorge Schvarzer “Las grandes empresas no mueren de pié” . Jorge Schvarzer
***** Agradezco la colaboración permanente y los testimonios de: Ignacio Barreto Pablo Smietano Juan Carlos Pigozzi Jorge Martí Mateo Zelich Lola Lozza Zulema Benítez Negro Areguati
Angela de Areguati Jesús Cagigas Emilse Regnet Melo Caceré Renée Zavalett Pasión Argentina Lascano Higinio Flores
Francisco Bosqui Ignacio Wofray Hugo Padilla Norberto Regnet Manuel Sánchez Hugo Sánchez
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