Histoire et Théorie de la restauration - Article sur le cas des archives municipales [2017]

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Romain Tassart Andrea Lopez

9 de Mayo 2017

HISTORIA Y TEORIA DE LA RESTAURACION ARQUITECTONICA ARTICULO ACADEMICO SOBRE LA RESTAURACION DEL

ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID

Profesor: Javier Pérez Gil


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INDICE Restauración de la Iglesia de San Agustín a el Archivo de Valladolid y su jardín como recinto arqueológico

INTRODUCCION -

P4

Filosofía del arquitecto restaurador Gabriel González

I. LA HISTORIA DEL EDIFICIO Y SU CONTEXTO

P5

1) Creación del convento y contexto

P5

2) Desamortización y declive

P6

3) Restauración

P6

II. LA RESTAURACION DE SAN AGUSTIN: LA IGLESIA Y SU ENTORNO,

P8

UNA RESTAURACION DE ACUERDO CON SU HISTORIA

A) Los vestigios de la iglesia, esencia del “nuevo” archivo

P8

-Una reintegración de la fábrica de la iglesia - Etiología de las alteraciones, unas deterioraciones ricas de sentido

B) Una rehabilitación al archivo respetuosa a su historia

P9

- Una repartición del “nuevo” programa apoyado sobre una organización espacial antigua - Una materialidad y su ejecución reforzando el efecto de sedimentación

C) El claustro dentro del recinto arqueológico como elemento consustancial: una restitución

P20

D) Un jardín recinto-museo arqueológico

P21

-Excavaciones “sorpresas” aprovechadas - Unos recorridos pedagógicos e históricos - Aprovechar la Materialidad

CONCLUSION

P26

BIBLIOGRAFIA-WEBOGRAFIA

P27 2


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INTRODUCCION

El 28 de abril, fuimos a visitar el Archivo Municipal de Valladolid por la tercera vez acompañados especialmente de uno de los arquitectos restauradores, Gabriel Gallegos1 , gracias a la invitación del director del edificio. Esta experiencia fue muy enriquecedora para entender el proyecto a través de otros elementos más que con solo documentos gráficos, fotográficos o escritos, es decir a través del discurso del diseñador. De esta manera, hemos recorrido la antigua Iglesia San Agustín y su jardín, parte del ex-convento, siguiendo al autor de la rehabilitación y sus explicaciones. Lo que nos ha marcado no es solo la información dada por el arquitecto sobre sus intervenciones, sino también su filosofía y voluntad frente a esta rehabilitación. En efecto, Gabriel Gallegos empezó la visita explicándonos que todo bueno arquitecto debe conocer la Historia de la arquitectura asimismo de manera más generalizada saber la Historia de su país. Este argumento lo afirmó con unas palabras claras y sin ambigüedad: “Si no conoces la historia de la arquitectura y de tu país no eres arquitecto”2. De esta manera, vamos a ver en este artículo como los arquitectos restauradores se apoyaron sobre la Historia del antiguo Convento San Agustín y de su entorno para desarrollar, en un sitio que ha conocido un pasado rico y agitado, su proyecto de rehabilitación en el Archivo Municipal de la ciudad de Valladolid.

En una primera parte, vamos a comprender la Historia de la Iglesia San Agustín así como de todo su entorno (convento). En una segunda, analizaremos la rehabilitación de la iglesia San Agustín en el archivo municipal de Valladolid y de su jardín como museo-recinto arqueológico.

1 EL 28 de Abril 2017, fuimos a visitar el archivo, gracias a la invitación del director, con el arquitecto restaurador Gabriel Gallego en carga de la rehabilitación, siguiendo la visita guiada organizada por unos estudiantes portugueses en arquitectura. 2 EL 28 de Abril 2017, fuimos a visitar el archivo, gracias a la invitación del director, con el arquitecto restaurador Gabriel Gallego en carga de la rehabilitación, siguiendo la visita guiada organizada por unos estudiantes portugueses en arquitectura.

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I. LA HISTORIA DEL EDIFICIO Y SU CONTEXTO

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1) Creación del convento y contexto

El convento de San Agustín fue ubicado en el caso urbano de Valladolid, situación del Alcázar Real y el Barrio de Reoyo. Las casas palaciales de El Condestable de Castilla y Camarero del Rey, Don Ruy López Davalos y su mujer Dña. Elvira de Guevara fueron donadas para realizar el convento de los Agustinos. Cuando el convento fue construido se fundaron más edificios religiosos a su alrededor como el Colegio de San Gabriel, el cual estaba incorporado al convento, el Convento de Santa Isabel y el monasterio de San Benito 3. El Convento de San Agustín, una de las más célebres fábricas en Valladolid según Manuel Canesi, fue fundado durante el reinado de D. Enrique tercero en el siglo XV. Su estructura no se modificó hasta 1595 cuando D. Juan de Tassis obtuvo el patronato de la capilla mayor la cual la eligió como lugar para su entierro y el de su familia. Aun en la actualidad la capilla se mantiene como se construyó en un principio, piedra blanca expuesta y de altura importante. Gracias a Canesi nos damos cuenta de los procesos de construcción y modificación del convento y de la iglesia, ya que menciona que después de la muerte de D. Juan de Tassis, su hermano D. Felipe de Tassis cuando adquirió el convento, ya se había concluido el cuerpo central de la iglesia trazado por Diego de Praves. Posteriormente la portada se terminó en 1664 con las diez capillas4. El autor de Historia de Valladolid nos indica que para muchos maestros de la arquitectura esta obra formó parte de las más excelentes de Europa, resaltando sus primorosas capillas como él dice, notamos la importancia que representaba esta obra. Debido a los patronatos de los Condes de Villamediana el convento se pudo mantener durante los siglos XVI y XVII 5.

Este mapa nos muestra la iglesia San Agustín como corazón de diferentes edificios que forman conventos, hacia 1700 (según el libreto de los arquitectos6) Historia de Valladolid – M. Canesi Acevedo, Historia de Valladolid, Valladolid 1996, p. 315 Historia de Valladolid – M. Canesi Acevedo, Historia de Valladolid, Valladolid 1996, p. 315 5 Ayuntamiento de Valla – Ayuntamiento de Valladolid. Historia. [en línea] Disponible en: http://www.valladolid.es/es/ayuntamiento/archivo-municipal/historia-edificio/historia [Acceso el 15 Mayo 2017]. 6 G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004 3 4

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Es importante saber que en un principio el conjunto del convento y la iglesia fue mandado a construir en piedra de las canteras de Cabezón, Castronuevo, Ciguñela y Arroyo según J.J Martín. “Las bóvedas habrían de hacerse de ladrillo, como los arcos. Todo el templo habría finalmente de blanquearse. También entra en el encargo la fachada, en la que usaría piedra de Campaspero”7. En la fachada el estilo clasicista con el que se realizó por Praves, contaba y se mantuvo, con ornamentos sobrios, dos cuerpos rematados por un frontón, pilastras toscanas y un cuerpo superior corto con los escudos del patrono. Anteriormente también se contó con dos capillas al lado de la capilla mayor: “La del lado de la Epístola pertenecía a don Francisco de Rivadeneria. La del lado del Evangelio era del financiero italiano Fabio Nelli… Se cubría con bóveda baída, de forma ovalada, decorada con placados de cadeneta, óvalos, puntas de diamante; en las pechinas estaban los escudos de la familia” 3 (Figura 1). También los techos fueron abovedados de ladrillo recubierto, aunque cuando se recuperó el edificio ya no existían más, muestran la voluntad de la fachada y sistema constructivo clasicista. Las ruinas que quedaron fue la de una sola nave y cinco capillas, y los restos de la capilla de Fabio Nelli, aunque más tarde también se demolió. Anteriormente el entorno del convento era completamente religioso, pero al igual que San Agustín, el Colegio de San Gabriel que estaba unido a este, fue desmantelado por los franceses para conseguir materiales como madera en 1812 y finalmente fue demolido 8. Hoy día lo que era San Gabriel son viviendas unifamiliares. El convento de Santa Isabel fue restaurado, actualmente es un museo, y el Monasterio de San Benito se le otorgaron distintos usos conservando originalmente la antigua iglesia. El convento y la iglesia sufrieron deterioros y daños desde la Desamortización y dependieron del Ejercito y el Ayuntamiento de Valladolid a partir de 1966 haciéndose del control efectivo9. Desde entonces el deterioro iba en aumento hasta convertirse en ruinas, desapareciendo las capillas y convirtiendo lo que quedaba del convento en un solar aparcamiento de coches.

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2) Desamortización y declive

Juan José Martín González nos habla de cómo la edificación formó parte de la Desamortización y algunas partes como el claustro pasaron al Museo Nacional de Escultura, más tarde hablaremos cómo se recuperaron algunas de estas piezas como elementos consustanciales: Parte II. A comienzos del siglo XIX, el 12 de junio de 1808, las tropas francesas saquearon muchos de los edificios religiosos y el convento fue uno de ellos, llevándolo a su abandono y deterioro, quedando solo los muros principales y la fachada de la iglesia. Según el Ayuntamiento de Valladolid en 1812 el convento fue desmontado y tras ser exclaustrado formó parte del fuerte de San Benito5.

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3) Restauración

Los restos del Convento y la Iglesia fueron elegidos para ser el nuevo Archivo Municipal de Valladolid en 1999. El archivo de Valladolid originario de la Edad Media, no necesitaba demasiado espacio ya que la documentación cabía en un baúl y no requería más que un arca con tres cerraduras. Aunque el espacio era pequeño en comparación del necesario hoy día, la seguridad de mantener e ingresar nuevos archivos requería distintos procesos y medidas de seguridad. Que se haya elegido un edificio religioso para guardar la documentación del ayuntamiento no es coincidencia, en los siglos pasados los expedientes y documentos del gobierno se custodiaban en dos templos que hoy ya no existen, la iglesia de San Miguel (hoy plaza homónima) y el Convento 7

Libro Monumentos religiosos -J. J. Martín Gonzalez y F. J. de la Plaza Santiago, Monumentos Religiosos de la Ciudad de Valladolid, Conventos y Seminarios, Valladolid, 1987, p. 321-322 8 J. Rodríguez Hernándo, Valladolid Sus Recuerdos y Sus Grandesas,Valladolid, 1900, p.85 9 Ayuntamiento de Valladolid. Sede del Archivo. [en línea] Disponible en: http://www.valladolid.es/es/ciudad/culturaturismo/servicios/sede-archivo [Acceso el 2 Junio 2017].

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de San Francisco (hoy teatro zorrillo). Los Reyes Católicos crean una reforma de administración y en Valladolid fundan el Archivo de la Real Audiencia y Chancillería y el Archivo Real (Simancas). Con el paso de los años el espacio no era suficiente y los diferentes traslados de los archivos como el de la Casa Consistorial sufrieron daños y extravíos, hasta que en 1905 se crea un archivero donde se toma conciencia sobre la importancia de los archivos. Fue entonces a principios del siglo XX que se empiezan a clasificar y a tener un control total de los documentos. En 1999 se decide trasladar el Archivo al Convento e Iglesia de San Agustín cuando la documentación ya demanda un trato y cuidado profesional. Los arquitectos Gabriel Gallegos y Primitivo Gonzales se hacen cargo de la obra. Se propone una rehabilitación del edificio adaptándolo a las necesidades y nuevas tecnologías que demandaba el archivo, cuidando ambos detalles, la importancia de los archivos y el respeto al antiguo convento conservado. Durante la rehabilitación se hicieron excavaciones arqueológicas descubriendo partes nuevas que no estaban previstas en el proyecto, más adelante hablaremos de la integración de este patio arqueológico. En 2003 se inaugura el nuevo Archivo Municipal de Valladolid dándole un giro diferente y moderno, con las tecnologías necesarias, nuevos espacios de trabajo y accesibilidad a los ciudadanos, conservando la historia de forma documental y arquitectónica.

Las ruinas de la iglesia San Agustín durante las primeras excavaciones. (fuente: el libreto de presentación de los arquitectos10 )

Conocer un poco de la historia del archivo y del convento nos es de gran ayuda con nuestro artículo al reconocer y criticar las partes que fueron añadidas, cuales permanecen tal y como eran, como se integra con el contexto o simplemente estudiar el origen del nuevo diseño, de esta manera reconociendo que tipo de intervención se realizó en esta obra. 10

G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004

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II. LA RESTAURACION DE SAN AUGUSTIN: LA IGLESIA Y SU ENTORNO, UNA RESTAURACION DE ACUERDO CON SU HISTORIA

Sabemos que el proyecto de este archivo municipal es una restauración y más precisamente una rehabilitación de la antigua iglesia San Agustín (volver a habilitar). Sin embargo, los arquitectos amplificaron sus intervenciones al entorno del edificio, permitiéndonos observar unas transformaciones más complejas que incluyen otros términos relacionados con la restauración y la conservación.

 A) Los vestigios de la iglesia, esencia del “nuevo” archivo

-Una reintegración de la fábrica de la iglesia Si dividimos las intervenciones sobre la iglesia restaurada en diferentes partes, podemos imaginar unas intervenciones distintas. Así, aislando la fábrica de la antigua iglesia de San Agustín, podemos pensar que se parece mucho a una reintegración, es decir, una voluntad de la parte del arquitecto de completar de nuevo la estructura existente. De hecho, el edificio vuelve a una volumetría similar a la inicial para permitirnos de entenderlo en su totalidad. Además, estas intervenciones no solo ofrecen una legibilidad que podremos calificar de histórica y fija en el sentido de mostrar el edificio en una época pasada, sino que permite una lectura real de sus transformaciones a través del tiempo. Por lo tanto, el complemento del edificio se hace con materiales distintos de la piedraa calizas de la iglesia original (y del ladrillo que completa la estructura). Así pudiendo jugar con las diferencias cromáticas, de materiales o de texturas y permitirnos observar los cambios hechos durante la restauración en el sentido de tener un testimonio de los diferentes estados que ha encontrado el antiguo lugar de culto en “su vida”. Estas intervenciones que cubren la fábrica no contrastan demasiado al harmonizar el conjunto. A su vez, saben colocarse en segundo plano para al final revelar la materialidad antigua y esencial de la iglesia que son sus grandes piedras blancas, afirmando su calidad por su autenticidad (por “nuestras culturas y sociedades occidentales”). Aunque la restauración de la fábrica es muy ligera y casi nula, los arquitectos se afrontaron a un problema en la fachada norte del edificio. De hecho, estos muros separando las capillas (hoy bibliotecas) del exterior estaban en mal estado. Además, estos muros no eran muros de separación con el ambiente exterior en la época antigua hasta 1700. En el plan presentado en el libreto de los arquitectos para explicar su proyecto11 podemos ver que había una extensión de la iglesia con el colegio San Gabriel. La respuesta de los arquitectos nos parece objetiva y justa. Los “diseñadores” han decidido recubrir las partes del muro que se sitúan entre los contrafuertes (de piedra) de hormigón, con líneas horizontales abiertas que nos dejan observar el ladrillo estructural atrás. También, los arquitectos se basan en un lenguaje y una técnica de la época pasada para reinterpretar esta parte de la antigua iglesia, apoyándose sobre realidad constructiva histórica. Conjuntamente, utilizando un hormigón gris, liso y de apariencia “banal”, han permitido poner en relieve lo que importa realmente del edificio, es decir su piedra blanca caracterizada, así como el ladrillo que completa su sistema constructivo.

11 G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004

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De esta manera, estos elementos de la reintegración conocen una simplificación y geometrización de sus formas en el sentido de limitar su impacto sobre las partes que han “sobrevivido” así como limitar la dimensión subjetiva e interpretativa de este ejercicio difícil de restauración. En definitiva, nos encontramos en frente de una restauración más científica que critica, la historia y su valor documental dominando un lado más artístico.

- Etiología de las alteraciones, unas deterioraciones ricas de sentido Mientras los arquitectos se aseguran de volver a un volumen legible, se permiten dejar algunas alteraciones que conocía la antigua iglesia durante el periodo de ruinas. Así, en la fachada norte del archivo, al nivel de la entrada del transepto, podemos ver que algunas piedras que constituyen el muro son faltantes. Al lugar de sustituirlas, los arquitectos aplicaron lo que parece un hormigón para consolidar la estructura y luchar contra la humedad, pero todo eso en una tonalidad cromática parecida a las piedras caracterizadas del archivo, así como en un segundo plano asegurándose de mantener la materialidad original en primer plano. Además, nos recuerda su época de ruina y podemos suponer que marcaba las antiguas juntas que tenía el edificio con el colegio San Gabriel. Adentro del edificio, encontramos la misma filosofía en las intervenciones. En la sala principal de consulta del archivo (antigua nave central), algunas piedras faltan, guardando este efecto de testimonio del pasado (ruina). Más arriba, las impostas destruidas se dejaron en estado de ruina y sugirieron la presencia de arcos ahora desaparecidos. Acabados con piedras talladas Campaspero12, algunas de estas impostas nos dejan observar su estructura de ladrillo.

Fotografía de unas impostas dejadas en estado de ruina en la sala común del archivo. (Todas las fotografías que no tienen fuente son nuestras)

En la fachada Sur, podemos ver claramente largos agujeros en el muro de piedra alrededor de la entrada lateral por el crucero, así como unas fallas dominando este esquema. 12 Libro Monumentos religiosos -J. J. Martín Gonzalez y F. J. de la Plaza Santiago, Monumentos Religiosos de la Ciudad de Valladolid, Conventos y Seminarios, Valladolid, 1987, p. 321-322

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Por consiguiente, los autores decidieron guardar estas alteraciones para marcar la presencia de la antigua capilla de la familia Nelli conectada a la iglesia. Además, unas excavaciones expusieron las bases de los muros de esta misma capilla y podemos, gracias a estos dos planos perpendiculares, imaginar el volumen de la antigua extensión de la iglesia San Agustín en una capilla. Este esfuerzo que hacen Gabriel Gallegos y Primitivo González, ofrece una lectura histórica del lugar en distintos periodos (del conjunto religioso de San Agustín hasta el abandono de la Iglesia), apoyándose sobre la fuerza de la sugestión de las ruinas y “cicatrices” del edificio y su entorno para contarnos el pasado.

Fotografías de las alteraciones sobre la fachada sur del transepto, revelando, con los vestigios, la antigua presencia de la capilla de la familia Nelli.

Por otra parte, lo que nos interesa mucho es el gesto de dejar “como descubierto” las excavaciones de la capilla es su valor documental al nivel arquitectónico. Simplemente mirando el medio metro que sobrevivía de esta antigua extensión, podemos darnos cuenta de su estructura: una zapata de piedra conectando los largos muros cargadores de ladrillos con el suelo, estos mismos cubiertos de una piel de piedra blanca ofreciendo un aspecto más monumental y cualitativa a la capilla. En la parte Sur del edificio, en el antigua límite entre la iglesia y el monasterio San Agustín, podemos observar el muro de la iglesia primitiva. Lo podemos encontrar solo en la planta baja y mantiene la separación entre los despachos (colocados en las antiguas capillas de la iglesia) y el corredor de la extensión contemporánea al Sur. Este muro esta tratado con hormigón para ofrecer un volumen y un límite claro del espacio, sin embargo, algunas partes están en suficiente buen estado quedando visibles como algunas partes del muro de piedra (mampuesto desbastado) o algunas partes de los arcos de ladrillo dominando las aberturas. Este muro no se encuentra en las plantas superiores y los arquitectos han desarrollado paredes nuevas y contemporáneas. 10


Podremos concluir esta parte diciendo que las degradaciones tienen aquí un valor histórico y documental por lo que nos muestran el pasado del archivo y su entorno, así como permiten recordarnos la situación más cercana de ruina que ha conocido el antiguo lugar de culto. Además, los arquitectos han sublimizado la piedra como material inicial y caracterizada de la antigua iglesia, en nuestra cultura y sociedad acostumbrada a verla como prueba de autenticidad, para transmitir la esencia del espacio de culto a este “nuevo” archivo.

- B) Una rehabilitación en archivo respetuosa a su historia Los dos arquitectos en cargados de la restauración de la iglesia San Agustín, en el Archivo Municipal de Valladolid, tenían que adaptar sus intervenciones para poder ofrecer este cambio de función, aunque lo han hecho de manera muy respetuosa al antiguo lugar de culto. En ese sentido, vamos a ver como esa adaptación permite mantener la esencia y la lógica espacial de la antigua iglesia de San Agustín en un otro tipo de templo, dedicado a la memoria. Para dotar el edificio de sus necesidades actuales, los arquitectos han, como lo dice su folleto de presentación del proyecto13, superpuesto nuevas estructuras y elementos arquitectónicos con un lenguaje contemporáneo sobre la fábrica antigua que había sobrevida al tiempo (y restaurada). Según los autores del proyecto, “Nuevos materiales, de textura tersas, nítidas, constituyen el contrapunto de las fabricas ajadas, erosionadas y arrugadas por el paso tiempo, en definitiva, una rehabilitación en la que se dan cita pasado y presente, tradición y renovación”14. Podríamos resumir esta filosofía en unas palabras: contrastar para revelar. Así Gabriel Gallegos y Primitivo González oponen lo antiguo y lo nuevo en una lógica de sedimentación que no olvida la historia y el origen del lugar. Cuando nos hemos encontrado con el arquitecto (el señor Gallegos), nos explicaba que su reflexión era de poder “mirar atrás”15, las adiciones de las nuevas necesidades de una arquitectura contemporánea ligera que no ocultaría las piedras blancas caracterizadas de la iglesia (textura, proporciones, aparejo...) ni la comprensión del lugar (espacios, volúmenes, organizaciones). - Una repartición del “nuevo” programa apoyado sobre una organización espacial antigua Esta rehabilitación se ha desarrollado sobre una voluntad de guardar la legibilidad y la esencialidad del pasado del edificio: una iglesia. En ese sentido, el diseño de los planes nos muestra una articulación del espacio en acuerdo con su antiguo papel. En primer lugar, entramos en el archivo por la misma puerta principal que la iglesia, siguiendo el camino que hicieron los fieles para ir a la misa o simplemente a la iglesia, es decir en ese eje central que va hasta la capilla mayor. Un vestíbulo nos desvía un poco sobre el lado derecho, pero se conserva la lógica de entrada inicial. A consecuencia de eso, llegamos en la sala principal del archivo que ofrece un gran espacio abierto y unitario, recordándonos el espíritu de la nave central antigua. El mobiliario que está tratado de manera minimalista y ligera sigue esta lógica. Las mesas de consultas están dispuestas en un ritmo y una posición parecidas al mobiliario litúrgico, aunque no está dirigido hacia la capilla mayor. De la entrada a la mitad de la nave central, la orientación de las 13 G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004 14 G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004 15 EL 28 de Abril 2017, fuimos a visitar el archivo, gracias a la invitación del director, con el arquitecto restaurador Gabriel Gallego en carga de la rehabilitación, siguiendo la visita guiada organizada por unos estudiantes portugueses en arquitectura.

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mesas es doble y en el resto de la nave central las mesas están giradas hasta la puerta de entrada, perdiendo un poco la inspiración del lugar de culto. En cambio, inicialmente en los planos de los arquitectos, solo una banda de las mesas tenía esta doble orientación y las otras estaban dirigidas hacia la antigua capilla mayor. Suponemos que el cambio viene de los archiveros para permitir una mejor vista por el puesto de control que está al lado de la entrada, como un reajuste de uso. Este cambio molesta un poco la voluntad de los restauradores, aunque forma parte del proyecto y podemos ver como un buen punto la apropiación del lugar por estos archiveros (al arquitecto construye para los demás). Lo que también se aleja del plan de una iglesia “típica” seria la circulación en esta sala. De hecho, perdemos la centralidad del eje con este bloque de mesas que nos obliga a andar alrededor, en las partes laterales de la nave central que distribuyen las antiguas capillas. Se acentúa este efecto con las escaleras de las plantas inferiores que reciben el almacén, paralelas a las mesas de consulta y centralizada sobre el eje puerta-ábside. Podemos decir que la nave central no es suficientemente ancha para permitirse añadir una circulación central y además los arquitectos deben asegurarse que el edificio restaurado y su nuevo programa funcione y sea confortable por los futuros usuarios, así que nos parece al final un resulto muy convincente en este sentido de guardar la legibilidad del espacio de la antigua iglesia. Por otro lado, perdimos el efecto de continuidad y abertura entre la nave central y el conjunto del crucero, capilla mayor (coro) y ábside. Los arquitectos han elegido convertir estos últimos en la zona de exposición, coaccionados por la necesidad de tener su propia entrada (en la entrada norte del transepto, la sur dando sobre el jardín). Así, una pared ligera y opaca ocasiona un límite entre los dos espacios. Además, otras paredes y estructuras ligeras dividen el espacio transepto-ábside-coro sin permitirnos de leer claramente los espacios antiguos, así como presentan dificultades para ver el espacio en totalidad por culpa de falta de retroceso.

Fotografía de la sala común, antigua nave central. Al fondo, la pared ligera y opaca oculta la vista sobre el espacio transepto-ábside. Ahora tenemos que matizar. Los arquitectos estaban en frente de un problema complejo. ¿Cómo hacer coexistir dos componentes de un programa que tiene necesidades distintas?, además en un mismo volumen, sin impactar sobre la voluntad de unidad. Al final, la solución nos parece buena gracias a su flexibilidad. En efecto, las paredes añadidas son ligeras y móviles, te tal manera que el edificio puede regresar a un espacio más acuerdo con su unidad inicial. 12


Asimismo, estas paredes responden perfectamente al programa de zona de exposición en el hecho de que la escenografía es flexible y se puede adaptar según lo presentado. También, la pared que lo separa de la nave central esta alta de 3 metros como máximo, así que la continuidad se puede apreciar en la mayoría parte de los muros de la iglesia, del techo del ábside y del transepto (cuando miramos hacia arriba). Solo podemos criticar la gestión real del ruido entre una zona de exposición y la sala de consulta que se quiere silenciosa como en una biblioteca. En lo que se respeta, desde nuestra visión de una eventual propuesta, nos parecía mejor si las paredes no fueran totalmente opacas, para que se pudiera leer el espacio limitado por la fábrica antigua de la iglesia sin permitir una transparencia total (la solución podría ser unas paredes translucidas). Aunque la circulación del conjunto transepto-coro-ábside no responde a su antigua lógica, dependiente de la escenografía propuesta, se mantuvieron las dos entradas del transepto que estaban históricamente utilizados: la del norte daba sobre el colegio Gabriel (hoy en la calle de coexistencia pues una residencia) y la del Sur sobre la capilla de la familia Nelli (hoy sobre sus mismas ruinas, así como sobre el jardín arqueológico). Finalmente, lo que nos gusta aquí es que los arquitectos, frente a esta dificultad, han elegido una solución flexible permitiendo una libertad en la organización del espacio alejándose de una respuesta única, irreversible y fija que las futuras generaciones no podrían cambiar. Sobre los lados del archivo, encontramos las antiguas capillas “secundarias” preexistentes. De nuevo, los arquitectos guardaron esta idea de mantener la legibilidad del espacio antiguo, así como la posibilidad de mirar la piedra característica de la fábrica de la iglesia San Agustín (piedra caliza). También en las capillas de la parte norte del edificio, los arquitectos han colocado las bibliotecas “publicas”, es decir consultable por la gente sin pedir a archiveros. Las estanterías están situadas sobre las paredes existentes, adentro de las capillas, liberando su espacio central como en la organización de una “capilla religiosa” y permitiendo una lectura de los tramos reverentes de la antigua iglesia. La circulación en las plantas altas se hace desde una pasarela que sigue la forma de las estanterías disminuyendo la impresión de división del volumen vertical con planos horizontales, así como las capillas guardan esta impresión de unidad de volumetría. Por último, en la planta baja, los arquitectos no han ocultado el corredor que cruza todas las capillas al nivel del muro del fundo, respetando una vez más la planta inicial del edificio. En la capilla secundaria del norte más cercana hacia la entrada principal, se ha proyectado uno elemento especial. Podemos encontrar un gran volumen cúbico que sobresale de la alineación de las columnas de la nave central, marcándose como elemento añadido, nuevo y contemporáneo. En esta parte se colocan los aseos dedicados al público en la planta baja y las taquillas están situados arriba en una planta superior. Nos gustaría criticar este nuevo volumen. En primer lugar, nos parece bien de contrastar con la fábrica para diferenciarlo de lo preexistente, pero su posición un poco sobresaliente de la alineación de las columnas que marcan la estructura antigua lo valoriza demasiado. Este gesto parece un poco en contradicción con la filosofía y el proyecto desarrollado, así como los aseos y las taquillas no merecían tanta visibilidad. No obstante, podemos ver que el espacio dedicado (capilla) no esta tan grande para colocar los aseos donde las circulaciones deben permitir a cada sexo de tener su propio acceso. Además, esta caja añadida libera las fases de los muros de las capillas que están perceptibles desde estos lugares, compensando la más importante de esta primera sobre la nave central. En las capillas del sur del archivo, se desarrolla otra parte del programa conectada con unos espacios más privados, relacionada con los archiveros y la administración. No podemos entender este espacio sin hablar de la única extensión del edificio que sobresale de la fachada sur. En efecto, esta extensión permite ofrecer una circulación privada a todas las capillas que reciben a los despachos de administración, aumenta el espacio dedicado al despecho del director (en capilla más cercana del transepto), permite la transición con el jardín arqueológico y recibe a las 13


instalaciones nuevas y necesarias a la restauración hechas. Esta extensión, que es la parte más criticable y sujeta a debate nos parece muy persuasiva y pertinente.

Plan de la planta de acceso de la iglesia, su extensión y el portal de entrada al jardín arqueológico. Podemos ver que la trama de la iglesia influye en la organización espacial del nuevo archivo. (fuente: los documentos del archivo)

En primer lugar, esta extensión aprovecha una parte de la fábrica que estaba muy arruinada y destruida para desarrollarse, es decir el muro exterior de la fachada sur de la antigua iglesia. En segundo lugar, los límites de esta extensión corresponden a los mismos del Convento San Agustín hoy desaparecido (solo sobrevivieron algunas partes de la base de sus muros), buscando una justificación histórica para permitirse desarrollar esta extensión y proponer límites. En tercer lugar, podemos decir que el conjunto extension-capillas secundarias del sur no ha olvidado respetar y seguir la fábrica de la antigua iglesia. Así, la repartición es muy clara. En las antiguas capillas, podemos buscar diferentes despachos administrativos, el despecho del director y de reuniones, la reprografía, la zona de descanso, la zona informática, la sala de encuadernación o el salón de restauración. Estos espacios se desarrollan sobre 3 niveles, de la planta baja al más 2. En la planta baja, los arquitectos han guardado el límite de las ruinas del muro de la primera iglesia construida para delimitar los despachos del corredor (extension), apoyándose sobre el existente para organizar el espacio. Además, la cuarta columna que delimite las dos últimas capillas más cercanas del transepto estaba en parte destruida. La solución de los arquitectos era de reconstruirla con materiales diferentes (ver próxima parte de nuestro artículo sobre los materiales utilizados y sus ejecuciones) para regresar al volumen inicial, completando el ritmo de la antigua iglesia San Agustín y marcando esta lógica de capillas delimitando la parte administrativa. Podemos añadir que se aprovechó esta nueva parte hueca para colocar los diferentes cables e instalaciones que deben distribuir las diferentes plantas, salvaguardando los muros preexistentes desnudos de adición que molestaría la lectura de su volumen y materialidad. 14


Por eso los arquitectos nos muestran su increíble capacidad a aprovechar las alteraciones para guardar la cohesión del discurso propuesto a través de esta restauración. La única critica que podríamos hacer en este complemento es que rompe la continuidad del corredor que atravesaba todas las antiguas capillas y esto de manera casi irreversible (tendríamos que destruir para volver al estado inicial). Por fin la capilla al sur, la más cercana de la entrada principal, permite la conexión con la extensión, recibe el ascensor, así como los aseos para los archiveros en las plantas altas. Finalmente colocando en la cuarta planta (+3) las instalaciones. Finalmente, los autores han añadido los nombres de cada capilla en la columna que marca sus entradas, probando un poco más esta voluntad de guardar y marcar la herencia de la iglesia San Agustín sobre su restauración en el Archivo Municipal.  Una materialidad y su ejecución reforzando el efecto de sedimentación En esta parte vamos a ver como los arquitectos han reforzado la lógica anterior de sedimentación en la legibilidad del archivo con una utilización precisa y adecuada de los materiales, así como del lenguaje arquitectónico exprimido. Podemos empezar hablando de las puertas de entrada (la principal y las dos que permiten acceder al transepto). Arruinadas, las antiguas puertas que suponemos eran de madera, no podían cumplir más su papel. En las puertas del transepto, al lugar de sustituirlas con nuevas del mismo material, los arquitectos propusieron unas metálicas con la cara visible cromada. Esta opción se explica por distintas razones. En primer lugar, este material afirma un lenguaje contemporáneo, con una imagen “industrial y tecnológica” contrastando con la antigua fábrica de la iglesia. A notar que el lado contemporáneo no solo permite revelar lo antiguo en este proyecto, sino que ofrece también una imagen moderna para este nuevo programa, participando en esta voluntad de sedimentación como reflexión sobre la historia del archivo. Además, este contraste se hace en sus propias características, lo liso del metal y su lado delgado se opone a la piedra masiva y rugosa utilizada por la construcción de la iglesia San Agustín. Asimismo, el metal cromado tiene esta propiedad de reflexión, disminuyendo su impacto visual reflejando el entorno. Por fin, el material metálico rellena el espacio dejado por la antigua puerta arruinada, dando homogeneidad de su presencia y disminuyendo una vez más su impacto visual para al final revelar la materia inicial y autentica del archivo.

Fotografía de la puerta norte de entrada a la sala de exposición (transepto). 15


La entrada principal del archivo se diferencia de las anteriores por unas puertas dobles de madera completadas por unas ventanas verticales laterales ofreciendo un poco de luz en la entrada. Estas puertas están dominadas por un dintel de aluminio que indica la función del edificio: “ARCHIVO MUNICIPAL AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID”. Las otras partes tienen este mismo metal cromado. En este caso podremos criticar la utilización de diferentes materiales que contrasta claramente con la piedra con una complejidad y calidad que acapara un poco la vista de esta fachada. Por otro lado, los arquitectos tenían que ofrecer a este edificio una entrada principal que no puede ser tan discreta que las laterales. No tenemos que olvidar que este archivo es un edificio publico que debe ser accesible y la gente debe poder distinguir su entrada. Además, los arquitectos utilizaron unas puertas de madera de tamaño común, rechazando las antiguas monumentales que tenía el edificio, así como mostrando un lenguaje muy básico y con una simplificación geométrica que no nos deja confundir las épocas de cada material y evita perdernos en la tentación del “pastiche”, aprovechando un lado contemporáneo. De hecho, nos parece un buen compromiso frente las necesidades de este nuevo programa. Este lado básico y geométrico (simplificado) se encuentra tambien en las diferentes ventanas del edificio. Manteniendo las formas de las aberturas existentes, los arquitectos propusieron una carpintería metálica muy delgada y discreta para mantener esta voluntad de poner en relieve lo preexistente. Las ventanas están alineadas a la cara exterior del muro, bajando la presencia de la carpintería adentro del edificio (gracias a la larga anchura de estos mismos muros). En la sala de consulta, el empleo del material va en el sentido de espacio unitario y abierto como el espíritu de la nave central. Así como en el suelo cubierto de duela de madera, desde la nave central hasta las diferentes capillas (bibliotecas al Norte y Despechos al Sur) para ofrecer esta unidad y continuidad. La madera contrasta con la habitual piedra que encontramos en los edificios religiosos, ofreciendo un lado más confortable y agradable al nuevo programa de archivo. Las mesas son también de madera de color clara como la duela, mostrando una homogeneidad y favorecer la legibilidad del espacio abierto. Además, contrastan con las piedras mate caracterizadas de la antigua iglesia rehabilitada con un tratamiento barnizado, dando un contraste de propiedad comparable al metal cromado de las entradas laterales (del transepto). Los accesos al sótano (depósito) son también de vidrio para seguir en este sentido. Tenemos que añadir que el depósito esta colocado en el sótano, permitiendo liberar el espacio de la iglesia y su entorno y dejar libre y perceptible las piedras de la fábrica. Aunque, esta colocación cuestiona sobre la sostenibilidad de este proyecto, unas infiltraciones penetraron a este espacio. El agua es el peor enemigo de este tipo de lugar donde el papel frágil no podría soportar el contacto, además que algunas obras y la mayoría de los documentos colocados deben tener un alto valor documental e histórico. Por otro lado, el techo forma parte muy interesante en el proyecto. Repartido en todo el edificio, este techo es constituido de pequeñas vigas de acero rellenado de madera, ofreciendo un elemento completamente plano. A primer lugar, este techo parece extraño por su apariencia íntegramente plana que se opone totalmente a los bases de los arcos dejados en estado de ruina que sugieren unos elementos curvos (ver parte anterior), pero al final transcribe bien la época y el espíritu de ruina de la iglesia. De hecho, las ruinas tenían solo los muros en buen estado así que los arquitectos reforzaron esta planitud propuesta por estas ruinas. En efecto, al lugar de intentar volver a creer el techo de la antigua iglesia, han preferido marcar una etapa en la vida del edificio que pertenece a su historia, entrando totalmente en su lógica de sedimentación gracias a este efecto de superposición (techo sobre los muros). 16


Así hay un valor documental del tiempo como en su contraste ligero y contemporáneo, relevante de los muros preexistentes. En la parte de afuera el tejado asume una pequeña inclinación mínima para evacuar al agua pero guarda al final esta planitud característica.

Techo plano de la iglesia visto desde la sala común y que suporta las luces suspendidas de las mesas de consulta.

En lo que respecta a la iluminación, algunas lamparas están suspendidas en el techo para ofrecer luz a las mesas de consulta, por medio de cables. Resultado, un efecto de ligereza y de poco impacto visual de estas instalaciones que permiten de manera brillante mantener los muros de la iglesia original desnudos sin olvidar de dotar el nuevo programa de sus necesidades. Algunas luces colocadas en las mesas completan estos elementos alumbrados. En las capillas del Norte del archivo se colocan las bibliotecas. Para desarrollar las estanterías y sus pasarelas (sobre 3 niveles), los arquitectos utilizaron un acero muy delgado, que se pliega en sus bordes para obtener una rigidez estructural. Las pasarelas se suspenden a unas pequeñas vigas que conectan las estanterías entre ellas y el techo. Finalmente, esta estructura de acero esta uniformada pintada en un marrón-amarillo para que siga la gama cromática de la madera. De esa manera, lo nuevo se junta en este mismo gradiente de color para revelar la piedra de la fábrica, así como la presencia de los libros para caracterizar estos espacios. Podremos decir que la ingeniosidad de los arquitectos para desarrollar una estructura muy ligera y con menos impacto visual, es interesante, aunque nos da pena que las estanterías ocultan los 3 muros constituyentes de las capillas, y esto sobre los 3 niveles. Quizá que una otra estructura de estantería más pesada podría dejar algunas vistas sobre estos mismos muros, quitando el panel en la parte de atrás de las estanterías y guardar solo los elementos necesarios de su estructura o, por último, poner unos paneles transparentes. Al final, todos estos esfuerzos de ligereza no permiten realmente disminuir el impacto de las estanterías opacas sobre los muros de piedra, ocultándolos. 17


Otro elemento criticable que no nos parece adecuado a la filosofía desarrollada por los arquitectos, es el cubo recibiendo los aseos públicos y las taquillas. Esta caja sigue la materialidad del suelo con este contraste relevante, aunque está muy pesado y opaco, continúa rompiendo la lógica de legibilidad y de espacio unitario. No obstante, si el volumen añadido molesta por su presencia en la sala principal, está liberando los muros interiores con un desfase que permite, en los aseos o en las taquillas observar los muros de piedra de la fábrica de la antigua iglesia. Podemos preguntarnos sobre la elección de lo que queríamos mostrar aquí, es decir quizá que los arquitectos tenían que favorecer la persepcion de la sala común (nave central) a la de los baños. La intervención en las capillas secundarias del sur del edificio que reciben los despachos y que conectan la extensión-corredor, es diferente por el cambio de volumetría establecida. Se añadieron dos plantas en la altura de estas capillas para recibir los despachos. Para limitar el impacto visual, desarrollaron unos límites transparentes y translucidos de tal manera que cuando miramos entre los arcos de las capillas desde la antigua nave central, podemos observar el espacio detrás hasta el muro que separa estos despachos de la extensión, y así imaginar el volumen entero de cada capilla porque solo los forjados constituyen un límite opaco. Esta solución nos parece muy interesante en el sentido que el vidrio utilizado permite liberar la vista hasta adentro de los despechos y así proyectar personalmente el volumen de las capillas enteras. Además, la carpintería metálica muy delgada y discreta sirve para este efecto. No estamos de acuerdo con la utilización de puerta de madera para acceder a estos despachos desde la sala común porque rompen el efecto de transparencia y además no permiten proponer más intimidad a los archiveros (en los despachos) así que nos gustaría ver en su lugar unas puertas de vidrio. También, unas cortinas translucidas resolverían este problema de intimidad sin romper totalmente la legibilidad del espacio, logrando la opción de puerta de madera opaca. En la planta baja, podemos, desde la sala de consulta observar al antiguo muro de la iglesia gracias a la transparencia de las paredes. Para completarlos, los arquitectos lo consolidaron con hormigón y podemos ver en algunas partes sus piedras, así como el ladrillo de su estructura (ver parte sobre la reintegración de la fábrica anterior). Este elemento constituye el límite con el corredor privado añadido gracias a esta extensión Sur. En las plantas altas, este muro en ruina no permite proponer un límite. A lugar de inventar nuevos muros con una libertad de diseño, los restauradores decidieron apoyarse sobre la anchura del muro arruinado para poner grandes armarios de madera que reciben reservas de instalaciones, así como almacenaje por los despachos. La parte del muro que no coloca un armario, es de vidrio, dejando entrar la luz y proponiendo esta legibilidad y contemporaneidad que tiene todo su sentido en este proyecto. Pensamos que, de nuevo, los arquitectos utilizaron una dificultad (falta de muro, de separación) para al mismo tiempo responder a las necesidades del nuevo programa, pero apoyándose sobre la esencia y el espíritu de la iglesia antigua (utilizando la anchura del muro en ruinas por los armarios). En la separación entre las dos últimas capillas y al lado oeste de estas capillas del sur, como lo hemos dicho antes en la parte anterior sobre la organización espacial del edificio, los arquitectos decidieron completar la estructura de una columna que era destruida, pero con materiales nuevos y cubiertos de un yeso gris. En primer lugar, la utilización del yeso liso y su color gris permite distinguir la columna nueva de la fábrica de piedra antigua irregular, blanca y rugosa. En un segundo lugar, este contraste no está demasiado marcado y podemos ver una homogeneidad que favorece la legibilidad del espacio de las capillas antiguas, de tal manera que nos parece una respuesta muy adecuada. La extensión que conecta todos estos despachos al jardín arqueológico tiene un tratamiento que podría servir de resumen a la filosofía desarrollada por los arquitectos en esta rehabilitación. 18


Para empezar, la extensión no intenta fusionarse a la iglesia y engañarnos sobre los límites del espacio, al contrario, se asume como elemento añadido a la iglesia San Agustín. En primer lugar, su función es únicamente de ofrecer una circulación horizontal y vertical (corredor y escaleras) a los despechos, es decir que no ofrece un lugar de estancia o de trabajo los cuales están todos colocados en los límites de la iglesia. Solo el despecho del director-sala de reunión aprovecha la extensión para desarrollar los límites de la última capilla (más cercana al transepto del Sur). En segundo lugar, su tratamiento es claramente diferente de la iglesia. Así, al nivel del suelo, la duela de madera cambia de orientación cuando llegamos en esta parte del archivo, aunque guardamos la misma materialidad y el mismo color ofreciendo una homogeneidad y continuidad, sin omitir una ejecución distinta de la madera caracterizando de cada lugar. Además, la estructura es distinta de la fábrica antigua, con el empleo de unos postes metálicos en “I” perceptibles en la planta baja. Esta opción de construcción permite colocar vidrio en todo el límite que tiene la extensión con el suelo y en las conexiones de los muros de la iglesia San Agustín. Por eso, se afirma como elemento añadido e independiente estructuralmente. En ese sentido la extensión afirma claramente la legibilidad de dos espacios distintos, aunque dependientes gracias a un efecto arquitectónico de levitación de los planes verticales.

La extensión en levitación, no toca ningún muro ni el suelo. En la primera fotografía vemos las ruinas.

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Podemos añadir que gracias a esta estructura más “ligera” los arquitectos proponen una posibilidad de reversibilidad (que no podríamos tener con un uso de muros de hormigón, por ejemplo). Las otras partes de los muros son hechas de placas minerales opacas y grises que parecen tener la inspiración de las piedras blancas de la iglesia San Agustín, pero en un lenguaje contemporáneo y de forma geométrica simplificada por un resulto liso y regular, relevando, por contraste, la fábrica antigua. Solo algunas ventanas perforan esta pantalla, algunas pequeñas dispersadas según las circulaciones verticales y una mayor donde se ha vuelto el claustro (ver parte siguiente sobre su restitución). Por último, este vidrio en la parte de abajo de la fachada Sur de la extensión (contacto con el suelo) se pone al mismo nivel que las ruinas arqueológicas que tiene el jardín sobre lo cual está orientado, recordándonos la presencia del Convento San Agustín que influencia sus límites, así como una capilla añadida de la familia Nelli. Al descubrir de manera tardía los vestigios en el proceso del proyecto durante las excavaciones, los arquitectos han adaptado su proyecto para permitir de poner estos primeros en relieve no solo sobre si mismos sino también desde la extensión del archivo. Este gesto prueba que los arquitectos no pensaron solo a la iglesia a rehabilitar sino también en su entorno y las relaciones a hacer, para desarrollar un trabajo de conjunto. Finalmente, todos los techos y muros nuevos añadidos al interior de la antigua iglesia son uniformemente cubiertos de yeso blanco para proponer una neutralidad que refuerza las piedras esenciales del pasado del archivo. Los arquitectos aprovechan estos nuevos elementos para colocar todas las instalaciones de luz, así como para dejar como eran los muros preexistentes sin cargarlos de instalaciones y elementos eléctricos.

C) El claustro dentro del recinto arqueológico como elemento consustancial: una restitución En la parte Sur-Este del proyecto, al lado de la entrada principal del archivo, podemos observar un pórtico de hormigón que ofrece una continuidad en forma de “L” de la extensión del archivo. En esta conexión, los restauradores restituyeron las arquerías de la parte superior del monasterio San Agustín, hoy destruido. Como ya hemos mencionado, estas arquerías fueron desmontadas durante la demolición del convento. Gabriel González nos dijo que no estaba previsto este elemento en el proyecto inicial así que tenía que adaptar su proyecto a este cambio16. Al final, la solución elegida era de reforzar las estructuras de la extensión con unos elementos metálicos tal como la celosía perpendicular para recibir estos elementos pesados de piedra. Lo que es interesante es que estas fachadas nuevas (de la extensión y la de la celosía colocadas sobre el portal) que reciben las arquerías (del nivel superior) nos permite, conjunto con el trazado dejado por los restos de los muros, darnos cuenta del volumen del Convento de San Agustín como si estuviéramos dentro de su patio. En cambio, las arquerías están dispuestas como objetos más que como elementos arquitectónicos y aunque parece justificado en este jardín “recinto museo arqueológico”, sus posiciones no permiten aprovechar la vista que propusieron en el antiguo convento.

16 EL 28 de Abril 2017, fuimos a visitar el archivo, gracias a la invitación del director, con el arquitecto restaurador Gabriel Gallego en carga de la rehabilitación, siguiendo la visita guiada organizada por unos estudiantes portugueses en arquitectura.

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En efecto, en la parte de la extensión, una ventana horizontal añadida posteriormente en ese proceso de proyecto17, permite ver las arquerías desde el interior del corredor a través de estas, pero no podemos ir más cerca para observar el jardín (antiguo patio), una escalera nos alejando demasiado para aprovechar la vista. En segundo lugar, el portal de la entrada al jardín (veremos su análisis en la próxima parte sobre este jardín arqueológico) propone una celosía donde podemos subir para tener una vista sobre el patio desde una abertura que parece colocarnos al primer nivel del antiguo convento, pero ninguna otra opción nos ofrece la posibilidad de subir hasta las arquerías restituidas para aprovechar la vista. Para concluir, queremos decir que nos parece interesante restituir estos elementos en sus lugares iniciales, aunque nos da pena que se presentan como objetos. Se presentan con un papel escultural que tenían en el museo, al lugar de como elementos arquitectónicos integrables en las estructuras añadidas por los arquitectos. No olvidemos finalmente que el tiempo reducido que tenían Gabriel Gallegos y Primitivo González para integrar las arquerías a su proyecto de rehabilitación han repercutido en la posibilidad de integración de la segunda opción.

Vista de las arquerías restituidas que nos da una idea del claustro que existía antes (desde los restos de la capilla Nelli)

D) Un jardín recinto-museo arqueológico -Excavaciones “sorpresas” aprovechadas Con objetivo de fomentar e impulsar la zona arqueológica del entorno perteneciente a la iglesia de San Agustín, el Ayuntamiento de Valladolid autorizó distintas exploraciones que revelaron dos diferentes niveles más que se pueden contemplar en la restauración del conjunto. Esto claro supuso un aumento de medición y nuevos procesos para la consolidación de las ruinas preexistentes ya que su estado era difícil de prever por ser imposible su inspección en la fase del proyecto inicial. 17 EL 28 de Abril 2017, fuimos a visitar el archivo, gracias a la invitación del director, con el arquitecto restaurador Gabriel Gallego en carga de la rehabilitación, siguiendo la visita guiada organizada por unos estudiantes portugueses en arquitectura.

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Con las excavaciones resultaron tres niveles totales en la nueva reconstrucción, dos pertenecientes al Barrio de Reoyo y el tercero atañe a los vestigios del trazado original del convento de San Agustín18. Lo que anteriormente se conocía como un simple aparcamiento de coches a nivel de calle resultó ser un nuevo espacio que no se tenía contemplado en el proyecto original. Aunque fue un elemento ‘sorpresa’ el encontrar nuevos restos arqueológicos, estas excavaciones tardías formaron un nuevo espacio que lograron crear, estableciendo una relación entre la extensión de la iglesia y un nuevo parque arqueológico (museo-recinto). - Unos recorridos pedagógicos e históricos Jugando con el relieve, en el primer nivel se puede ingresar desde la calle Encarnación creando recorridos desde el transepto hasta las ruinas de la capilla y desde la antigua original entrada hasta un huerto que da hacia el paseo de Isabel la Católica desde el cual también se puede acceder19. En este huerto se encuentran distintas plantas y árboles típicos de la zona del recinto y una pequeña plaza delimitada por bancas y tilos para cubrirse del sol con una escultura de Jorge de Oteiza, “Macla de dos cuboides abiertos”. El recorrido va desde la antigua entrada del pórtico hasta detrás del ábside que sale hacía lo que hoy son edificios residenciales. Podría ser que el camino arbolado que va hacia estos inmuebles no solo funciona como pantalla del lado residencial y filtrar las vistas sobre este gran edificio, sino que representa la antigua conexión con el desaparecido Colegio de San Gabriel.

Mediante estos recorridos desde el pórtico hasta el transepto, el visitante o ciudadano puede conocer la historia del ámbito, como la iglesia y su convento y acceder a la cultura a través de la restauración. El recorrido histórico se demarca por los límites del convento San Agustín por medio de una estructura que muestra el claustro que se restituyó de manera parcial y a su vez no toca los niveles inferiores descubiertos. El segundo nivel se cubre por una delicada estructura por lo cual no es accesible sin supervisión oficial. Antiguamente en este nivel se contaba con una noria, un silo y restos de trazados que quizá pertenecen a lo que pudo ser una pequeña iglesia en los comienzos del convento. Finalmente, en el tercer nivel inferior podemos contemplar las cimentaciones del convento original de 1407 y restos de las casas mencionadas en la parte de historia que fueron donadas para la edificación del convento1. El conjunto de estos tres niveles crea un recorrido histórico, documental y pedagógico por el jardín al mostrar cómo era antiguamente gracias a una proyección imaginaria de “volumetrización”. Al acceder por la antigua entrada del convento San Agustín nos encontramos con un pórtico que marca el nuevo acceso, recordando cómo se accedía en el antiguo Convento e imitando la volumetría de esta antigua entrada. Se muestran paneles de los inicios del Convento de cómo era la zona en la que se encontraba hasta que fue demolido y los hallazgos arqueológicos encontrados, de esta manera el visitante se puede situar en el contexto original y entender el edificio en su historia, ofreciendo un aspecto pedagógico a este jardín. Además de la historia gráfica en los paneles, colocaron una obra de Esther Pizarro de lo que fuera el recinto conventual en forma de mapa 3D. Esta obra, de acero inoxidable y aluminio fundido de aproximadamente 5 metros de largo, está instalado en la entrada del recinto arqueológico. El mapamural muestra el recinto donde se ubicaba el convento desde el Río Pisuerga hasta la altura del puente mayor (actualmente Instituto Secundaria Núñez) y se colocaron nombres en memoria de

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Ayuntamiento de Valladolid. Sede del Archivo. [en línea] Disponible en: http://www.valladolid.es/es/ciudad/culturaturismo/servicios/sede-archivo [Acceso el 2 Junio 2017]. 19 Ayuntamiento de Valladolid. Sede del Archivo. [en línea] Disponible en: http://www.valladolid.es/es/ciudad/culturaturismo/servicios/sede-archivo [Acceso el 2 Junio 2017].

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quienes influenciaron en su creación20. Podemos criticar el hecho que se encuentre sobre una ruina que sobresale de la tierra al nivel de la entrada del portal, creando una paradoja con el hecho de ofrecer informaciones sobre la historia y cubrir los elementos que la refleja. Después nos encontramos con un muro (celosía) que da hacia las ruinas limitando el espacio del pórtico de lo que era anteriormente mediante una estructura. En esta se puede subir para llegar a un punto de vista que permite apreciar el patio y los vestigios del antiguo claustro y el todo el jardín arqueológico, una vez más sitúa al visitante en el tiempo. Se puede tomar un punto malo de esta estructura al no ser accesible hasta las arquerías, ya que se transformaron en un objeto más que en elemento arquitectónico. Este muro no solo sirve como límite del espacio sino como aislante visual y acústico, y ayuda a la preservación del parque arqueológico. Aunque en un principio no se tenía contemplado este espacio, al momento de colocar las arquerías como elemento consustancial y fundamental del mismo, este componente forma parte de la idea de proyectar el claustro antiguo. La estructura elevada que continua, perteneciente al primer nivel, nos permite apreciar y diferenciar desde un punto más alto las antiguas ruinas de lo nuevo, liberando a su vez estos vestigios. El recorrido se apoya también de pequeños paneles que nos van contando la historia de cada lugar mientras vas conociendo los vestigios y sus orígenes. Durante el recorrido nos encontramos restos de pavimentos de canto rodado que se encontraron en una habitación del monasterio, así como los trazados de la capilla del Santísimo Sacramento, donde se enterraron los restos de la familia Nelli. Este camino nos lleva hasta la parte del transepto y del ábside donde se puede entrar a la zona de exposición mediante la antigua entrada. Al hacer este camino los arquitectos muestran una voluntad de no solo aislar la restauración de la iglesia, sino que quieren regresar al conjunto del antiguo recinto conventual interviniendo en la urbanización. El recorrido se ve delimitado por un bastión militar que complementa el cerramiento 21 y en el lado suroeste tenemos la plaza pública abierta con la escultura de Jorge Oteiza. Esta plaza se ve restringida hacia los restos arqueológicas limitada por las antiguas trazas. Todo el cerramiento se ve limitado por vegetación que ayuda a conservar el recinto y funciona como filtro contra el ruido visual y acústico de la calle. - Aprovechar la Materialidad En esta voluntad de mantener la diferencia de lo antiguo con lo nuevo hay un juego de materialidad. La estructura del pórtico, la extensión de la iglesia y las placas de hormigón que marcan el recorrido se alejan de las ruinas para revelarlas, proponiendo una banda de gravilla intermediaria. Esta interesante estrategia nos hace recordar el trabajo del arquitecto italiano Carlos Scarpa y compararlo con su noble intervención de la Fundazione Querini Stampalia en Venecia. En este palacio hace intervenciones contemporáneas cuidando lo preexistente al dejar espacio entre los elementos de su intervención, con el objetivo de dejar un gesto de respeto hacia lo antiguo. De esta manera valoriza la materialidad original relacionado con la noción de la autenticidad en nuestra cultura occidental.

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G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004 G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004

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Comparación entre el recorrido del jardín arqueológico (arriba) y del trabajo de Scarpa en Venecia: Misma voluntad de alejarse del preexistente para marcar una distancia de respecto en frente de la historia.

En lugar de colocar el hormigón nuevo con las ruinas, el arquitecto deja un espacio que remarca y respeta lo antiguo de lo nuevo. Además, existe un contraste de materialidad con el hormigón encofrado en el pórtico y las piedras de la iglesia. Aunque ambos materiales son de origen mineral, la irregularidad de las piedras de la fábrica en su aparejo ciclópeo se opone a la regularidad del hormigón como elemento amorfo y que tiene una estructura ordenada. Podemos añadir que cada material tiene una imagen propia entre el lado moderno del hormigón y el antiguo de la piedra. Además del contraste de edad de los materiales, el color, la textura y la forma se ‘rebelan’ contra la antigua iglesia. El hormigón se presenta oscuro y maleable frente a la fábrica blanca y de piedra rígida con un aspecto predefinido. Aun lado de los distintos aspectos de los materiales, la forma de trabajar con ellos revela otra diferencia, el hormigón se muestra ligero en el pórtico con un ritmo mediante sus columnas y vigas, a comparación de los grandes muros rígidos que limitan la iglesia. Se puede criticar esta parte del pórtico por su diversidad de materiales, tenemos la entrada en madera, el pórtico de concreto y el muro de placas minerales. Esta variedad crea un relieve contra la iglesia, resaltando y hasta robándole protagonismo a la fachada de la entrada principal. Quizás una 24


homogeneidad de textura o color pudiese resolver este contraste visual y disminuir el impacto de los nuevos elementos sobre nuestra mirada. A parte del pórtico, la ligera estructura elevada para apreciar los vestigios se conforma de placas de hormigón contrastando con los antiguos trazos de piedra y ladrillo, creando un aspecto de levitación. Finalmente hablamos de una última pequeña plaza para conectar hacia el antiguo monasterio de Santa Isabel. Con esta última intervención los arquitectos nos muestran una vez más su intención de restaurar el recinto religioso y no solo de la iglesia. Si se pretendía hacer una restitución del recinto, creemos provechoso haber ligado el proyecto con el Patio Herreriano, Museo de Arte Contemporáneo. Aunque se inauguró en 2002, según el arquitecto Gallegos2, este proyecto se propuso poco después del Archivo Municipal y no se acordó una relación con este, por lo que no muestra un intento de conexión. Tanto en planta baja como en el alta le da la espalda por medio de la vegetación y el recorrido visual que se enfoca en el recinto arqueológico ocultando la vista hacia el proyecto vecino. El Museo se conforma de hormigón estrellado para completar el volumen antiguo mientras el Archivo manifiesta un vocabulario arquitectónico distinto (placas minerales). Ya que no coincidieron en una relación entre ambos proyectos, quizá se pudo proponer un espacio o un elemento entre uno y otro que los unificara. Además, el pavimento de las calles de coexistencia al rededor del archivo no se extiende hasta el Patio Herreriano, por lo cual opta por unas placas de hormigón. Por último, creemos que las residencias vecinas también hacen un mal contraste al no respetar la escala de la iglesia.

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CONCLUSION La restauración de la iglesia San Agustín y los restos de su convento en el Archivo Municipal de Valladolid planteado por Gabriel Gallegos y Primitivo González nos parece muy inteligente, legible y justo. En primer lugar, los arquitectos-restauradores se esforzaron en buscar en la historia del edificio y su entorno las motivaciones, razones y justificaciones para el desarrollo de su proyecto. Con esto pudiendo respetar la esencia del antiguo lugar de culto como en su organización espacial y en su materialidad, prefiriendo una restauración histórica que crítica. Así, el lugar tiene hoy un real valor histórico y documental siguiendo esta filosofía de sedimentación reflejando las diferentes etapas de “vida” del Archivo. La fábrica de la iglesia antigua esta magnificada y liberada de todo elemento parásito para poder contarnos su pasado, así como participar en la caracterización del archivo que guarda en parte su esencialidad. Además, algunas alteraciones se guardaron para no olvidar otro periodo menos glorioso del lugar de culto, transformado en templo de la memoria: su pasado de ruina. Por fin, los arquitectos-restauradores no olvidaron responder al nuevo programa y las nuevas necesidades que cuenta con el archivo en un lenguaje contemporáneo. Este lenguaje al final marca una nueva etapa en la historia del edificio y contrasta con su fábrica antigua para revelarlo, así como una legibilidad del añadido que permite observar los elementos caracterizados de la antigua estructura de la iglesia. Al final, no solo trabajaron sobre un edificio sino también en todo su contexto históricamente rico. Proponen un proyecto completo, donde intervienen desde jardín museo-recinto arqueológico hasta restitución arquerías para contarnos más sobre la historia del antiguo conjunto del Convento de San Agustín.

De manera más personal, nos ha gustado mucho trabajar sobre este artículo. La oportunidad de discutir con uno de los arquitectos encargados nos pareció muy interesante al no solo explicarnos el fondo del proyecto sino todo el contexto y el ambiente en lo cual se desarrolla un proyecto de restauración en nuestro siglo. Esta platica no solo nos enriqueció académicamente sino personalmente al conocer la condición de la profesión de arquitecto, reforzando nuestro pensamiento sobre esta última que nos gustaría ejercer en un futuro cercano.

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BIBLIOGRAFIA - WEBOGRAFIA

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G. Gallegos, P. Gonzalez, “Archivo Municipal de Valladolid”, Folleto Informativo, 2004

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G. Gallegos, P. González, Rehabilitación de la Iglesia de San Agustín como Archivo Municipal, ON Revista, n° 281, (2007)

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