Año 19· Nº 84 · Enero - Marzo 2019
UN RENUEVO ESPIRITUAL
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Jesús, el hijo prometido
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“No te dejaré ni te desampararé”
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Año 19 · Nº 84 · Enero - Marzo 2019 Consejeros Espirituales Fernando Saravia Marianela de Saravia
CONTENIDO
Editora Lorena Farrach Asesor Administrativo Francisco Castañeda
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Redactores Osberto Ruano Lissette Blanco Cesar Castañeda Verónica de Farrera Armando Molina
Corrección de Texto Paola de Pajares María Inés Moeschler Diseño Gráfico Rony Chiché
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La Buena Noticia Alumbrando tus ojos
Hoy en el Mundo El nombre de Dios
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Espada de la Palabra Jesús, el hijo prometido
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Los Milagros Continúan Mi tiempo en el hospital
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Decisiones “No te dejaré, ni te desampararé”
Impresión CIFGA
Mujeres de Proverbios
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La vida es un regalo de Dios que debemos apreciar y vivirla a plenitud
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Vida de Alabanza Perfume a sus pies
Entretenimiento El mensaje de hoy
J E S U C R I S T O
Editorial “No te dejaré, ni te desampararé” ¿Te has sentido incomprendido, solo, desanimado, que a nadie le importa tu situación? ¿Has sentido que te han abandonado, ignorado, que no tienes quien te apoye en tus problemas y sientes que se han olvidado de ti? Muchas veces sentimos que, incluso, Dios se ha olvidado de nosotros y que no le importa nuestra situación o que desconoce nuestros problemas. La Biblia nos habla y nos recuerda de varias maneras que Él está con nosotros, y a ti, que sientes o piensas que Dios se ha olvidado de ti, Él te dice hoy: “Nunca te dejaré, ni te desampararé.” Como dice en Deuteronomio 31:6. Desde el tiempo de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, el Señor les hablaba de forma personal, que estaría con ellos en todo tiempo y que no los abandonaría. Es así como vemos en la vida de Jacob que, por lo tensa que estaba la situación familiar, tuvo que dejar su casa, pero a pesar de esto el Señor se le revela en un sueño y le dice: “Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido” (Génesis 28:15).
Quizás te ha tocado vivir fuera de casa por estudios, estar lejos para conseguir el sustento de tu familia o estas lejos de casa por algún problema q u e está fuera de tu control; recuerda que el Señor quiere que sepas que Él está contigo y que no te dejará hasta cumplir Su propósito en ti. Si sabes en tu corazon que lo que estas viviendo no es por ataque del enemigo, entonces es porque el Señor está formando carácter en ti, como nos muestra la escritura, que es la voluntad de Dios para cada uno de sus hijos, en Efesios 4:13 “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varon perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Por lo tanto, sigue adelante con la certeza de que Dios está contigo. Así que cualquiera que sea tu situación actual, confía en el Señor, Él prometió estar contigo, nos aseguró que no nos dejaría ni nos desampararía, como dice en Mateo 28:20b “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los dias, hasta el fin del mundo. Amen”. Cree en Él a través del proceso que estas pasando, y verás que un día se cumplirá el propósito de esta situación, llevándote a crecer más, avanzar y llegar a ser transformado, para Alabanza de Su nombre.
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¿Has visto alguna vez la Gloria y el Poder de Dios en tu vida?
Por: Osberto Ruano
Alumbrando tus ojos
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arcos 8:22-26: “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea”.
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Betsaida Es una palabra hebrea compuesta que significa Bet = casa y Saida = arena. La Biblia dice que no construyas tu casa (que representa tu vida) sobre la arena, que es figura de tu criterio, tus fuerzas, tu incredulidad en Dios, tu conformismo y tu desobediencia, sino que la construyas sobre la roca, que es tu obediencia a Cristo, para que cuando venga la lluvia, los ríos y los vientos, es decir, el tiempo de pruebas, la casa de tu vida soporte, quede en pie y glorifique a Dios. (Mateo 7:24-27)
Varias personas llevaron a un ciego a Jesús
La palabra es como el agua que limpia (Juan 15:3)
La Biblia no da detalle de quiénes eran, si amigos o familiares. Lo que sí es cierto es que estamos llamados a:
De la boca de Jesús sale la saliva, esa agua necesaria en nuestras vidas que nos limpia, antes de llevarnos al siguiente nivel. Luego le impone manos y le pregunta si logra ver algo. El ciego responde que ve a los hombres como si fueran árboles que se mueven. Es como si se hubieran inventado los primeros lentes de la historia, sólo que nuestro ciego necesitaba más graduación. ¡Había empezado a recobrar la vista!
1) Guiar a los ciegos espirituales a Jesús. Personas con velos en sus ojos: velos de conveniencia, de religiosidad, de comodidad, que no te dejan ver los planes de Dios para tu vida: hacerte libre de enfermedad, de escasez, de temor, de pecado, de vicios, de depresión, de ansiedades, etc.
2) Rogar constantemente por la salvación de los perdidos, porque reciban el toque de Jesús, para que su luz llegue a sus ojos y caigan los velos y puedan ver el plan maravilloso de Dios: Cristo Jesús para sus vidas.
Jesús lo toma de la mano y lo saca de la aldea... ¿Por qué? Primero lo toma de la mano para sacarlo de la aldea, Betsaida, que representa tu casa sobre la arena, es decir, te saca de tu conformismo (nací ciego y así voy a morir), de tu incredulidad, de hacer todo sin tomar en cuenta a Dios. Mientras no salgas, esto mismo se convierte en un estorbo para que recibas la vista. Luego lo guía de la mano al lugar de su sanidad. Dios puede estar usando las circunstancias adversas que estás viviendo ahora (Romanos 8:28) para tomarte de la mano y guiarte al lugar de tu sanidad.
Jesús pone nuevamente las manos sobre los ojos del ciego y hace que mire con claridad y desde lejos ¿Será que falló el poder de Jesús y no pudo sanarlo a la primera? De ninguna manera. Jesús nos está enseñando algo: que nuestros ojos espirituales se van abriendo progresivamente a la verdad de Dios, no es de un solo.
¿Has visto alguna vez la gloria y el poder de Dios en tu vida? Juan 14:9 “Jesús les dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?
Estamos en un proceso en el cual el Señor va alumbrando más los ojos de nuestro entendimiento (Efesios 1:18, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que Él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos), nos va permitiendo ver cada vez más su plan para nuestra vida. Nos muestra qué actitudes y pecados tenemos que dejar, de qué nos tenemos que despojar, a qué relaciones tenemos que renunciar, de qué nos tenemos que separar, qué cosas sí debemos hacer, pensar, hablar, etc., nos va enseñando a qué estamos llamados.
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Oh Señor, ten piedad de nosotros; en ti hemos esperado. Sé nuestra fortaleza cada
mañana,
también nuestra
salvación en tiempo de
angustia.
(Isaías 33:2)
Finalmente lo envía a su casa y le dice que no entre en la aldea Ya vimos que Betsaida significa casa sobre arena y representa tus propias ideas de cómo salir de tu situación (a veces creemos que tenemos mejores ideas que Dios), tu conformismo (nací ciego y así voy a morir), tu incredulidad, tu desobediencia y rebeldía. Cada vez que construyes tu vida sobre la arena, retrocedes y tu visión se torna menos clara, al punto que podrías quedar ciego otra vez en determinada área de tu vida. Jesús lo sabe y por eso da la indicación de no regresar por allí.
Quiero llamar tu atención a un detalle del relato ¿Quién estaba frente al ciego cuando empezó a ver? ¡Jesús! Entonces… ¿A quién fue al primero que vio el ciego? Seguro que a Jesús. Él es quien nos da la vista para que podamos llegar a ver al Padre, pero a quien miramos primero cuando se cae el primer velo de nuestros ojos espirituales es a Jesús. ¡Y quien ve a Jesús, ve al Padre! Juan 14:9 “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” • Pido al Señor que te muestre esa o esas áreas en tu vida, en las cuales Él quiere alumbrar tu entendimiento y quitarte un velo más para que veas, y Dios se glorifique una vez más en tu vida.
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¿En qué parte del proceso vas en lo que Dios te mostró?
A) Ceguera B) Visual borrosa C) Visión clara y de lejos
• Sin duda este ciego miró en alguna época de su vida; no nació ciego, sino quedó en esa condición por alguna circunstancia, ya que al volver a ver, identificó a los hombres como árboles que se movían, árboles que seguramente había visto en el pasado. Te pregunto: ¿Has visto alguna vez la Gloria y el Poder de Dios en tu vida? Seguro que sí… pues, ¡en el Nombre de Jesús, te digo que la volverás a ver en medio de esta situación difícil que estás viviendo!
El nombre es algo muy importante en el contexto bíblico, porque describe el carácter de quien lo posee. Por eso, estudiar el Nombre de Dios es muy importante y enriquecedor. Por: Lissette Blanco
El nombre de Dios
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prendemos más de su carácter y su verdad cuando entendemos cuál es su nombre. También se nos revela quién es Él para nuestra vida… veamos unos ejemplos:
JEHOVA (o YAHWEH)
Significa “YO SOY”, el que es auto-existente. Éxodo 3:14, 6:2-4, Deuteronomio 6:4, Salmo 102. No hubo nadie antes que Él, ni lo habrá después. Significa que Dios nunca cambia, que siempre fue, siempre es y siempre será. El cumplirá todas sus promesas, porque es fiel y verdadero. Dios le dio este nombre a Moisés cuando estaba frente a una zarza ardiente, para identificarse como el Dios que siempre será, y habla de su proximidad, su cercanía al hombre y a la creación.
EL SHADDAI “Dios Todopoderoso,” “El fuerte de Jacob” Génesis 49:24; Salmo 132:2,5 Se refiere al máximo poder de Dios sobre todas las cosas. También significa que en Él está todo lo que necesitamos, y no tenemos que buscar en otros dioses para satisfacernos, porque Él es el único que suple nuestras necesidades.
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Dios es la fuente inagotable de toda bendición, y ningún problema es demasiado grande para que Él nos pueda ayudar. Es el nombre que le reveló a Abraham cuando hizo un pacto él, para que confiara en que no le faltaría nada si Abraham seguía a Dios. (Génesis 17:1-3; 48:3; 49:25, 35:11, Salmo 90:2.)
EL OLAM
Hoy en el mundo
“El Dios eterno” (Salmo 90:1-3) La naturaleza de Dios no tiene principio ni fin, está libre de todas las limitaciones del tiempo, y Él contiene en Sí mismo la causa misma del tiempo. “Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.” Nunca dejará de existir.
YAHWEH-JIREH “El Señor 22:14)
proveerá”
(Génesis
Es el nombre revelado a Abraham cuando Dios proveyó el carnero para ser sacrificado en lugar de Isaac. Él proveyó a su hijo Jesús como el sacrificio definitivo. Significa que Dios suplirá todas nuestras necesidades. Jesús dijo que Él era el pan de vida y que todo el que fuera a Él hallaría provisión (Juan 6:35).
YAHWEH-RAPHA “El Señor que sana” Éxodo 15:26 “porque yo soy El Señor tu sanador” tanto del cuerpo como del alma. En el cuerpo, preservando de y curando enfermedades, y del alma, perdonando las iniquidades. Jesús demostró que Él era Jehová-Rafa al curar a los enfermos, a los ciegos, a los paralíticos, y al echar fuera demonios.
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Jesús también sana a su pueblo del pecado de la injusticia (Lucas 5:31,32).
YAHWEH-NISSI “El Señor es mi (Deuteronomio 20:3,4)
bandera”
Este nombre conmemora la victoria en el desierto sobre los amalecitas en Éxodo 17:8-15. El significado de este nombre es que Dios es a quien representamos en toda batalla espiritual. Dios nos da la victoria contra la carne, contra el mundo y contra el diablo. Nuestras batallas son sus batallas, de la luz contra las tinieblas y del bien contra el mal. Al ver su bandera sobre nosotros, el enemigo sabe que su derrota es inevitable, porque Él va con nosotros!
YAHWEHMEKADDESH “El Señor que santifica, que hace Santo”. (Levítico 20:8; Ezequiel 37:28) Dios deja en claro que sólo Él, no la ley, puede limpiar a su pueblo y hacerlo santo. La obra del Espíritu Santo es la de ayudarnos continuamente a dejar atrás la carne y el mundo, para ser más como Él, viviendo en justicia y rectitud. Nosotros hemos sido apartados, hechos santos y redimidos por la sangre de Jesucristo, nuestro Jehová-Mekaddesh. Por lo tanto, debemos continuar viviendo una vida santa y que agrade a Dios (1 Pedro 1:13-25).
Pidamos a Dios que nos permita reconocer su nombre en nuestras vidas, para experimentar en forma personal, toda la bendición que Él tiene par nosotros.
YAHWEH-SHALOM “El Señor es nuestra paz” (Jueces 6:24) Paz es ausencia de conflicto, armonía interior, bienestar en todo nuestro ser, reposo. El nombre dado por Gedeón al altar que construyó después de que el Ángel del Señor le aseguró que no moriría, como pensó que sucedería después de haberlo visto. Dios derrota a nuestros enemigos para darnos paz. Jesús es nuestro Príncipe de paz, y Él mismo nos dice en su palabra que sólo en Él encontraremos una paz diferente a la que da el mundo, una paz inexplicable que nos da descanso, no importando la situación. (Juan 14:27, 16:33)
YAHWEH-ROHI “El Señor es mi pastor” 23:1)
(Salmo
Después que David reflexionó sobre su relación como pastor con sus ovejas, se dio cuenta de que era exactamente la relación que Dios tenía con él, y así declara, “JehováRohi es mi Pastor; nada me faltará”. El Señor protege, provee, dirige, guía y cuida a su pueblo. Dios nos cuida tiernamente como un pastor poderoso y paciente. Jesús os dice que Él es nuestro pastor, y quienes somos sus ovejas, reconocemos su voz y lo seguimos. (Juan 10:11,27).
“El Señor siempre presente”, O “El Señor es mi compañía” (Ezequiel 48:35) La presencia del Señor no está limitada o circunscripta al tabernáculo o al templo, sino que es accesible para todos los que lo aman y lo obedecen. El Señor es nuestra compañía, y nunca se aparta de nuestro lado, como lo dice la Biblia en Romanos 8:31-35: Nada nos separará del amor de Dios. Él es nuestro principio y nuestro fin, desde el vientre hasta las canas, ¡Él está con nosotros!
YAHWEH-SABAOTH “El Señor de los ejércitos” (Isaías 1:24; Salmo 46:7) Dios es Señor de los ejércitos del cielo y de los habitantes de la tierra, de judíos y gentiles, de ricos y pobres, de amos y esclavos, es el que comanda en las batallas. El nombre expresa su majestad, poder y autoridad.
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues
Dios muestra que Él es capaz de llevar a cabo lo que se propone hacer. Determina las estrategias para toda batalla, y envía a los ejércitos celestiales para librarnos del enemigo. Él nos defiende y es quien pelea por nosotros.
EL ELYON “El Altísimo” (Deuteronomio 32:8, Salmo 18:13) Este nombre es derivado de la raíz hebrea para “subir” o “ascender,” así que la implicación es de aquello que está demasiado alto. El Elyon denota exaltación y habla del absoluto derecho a su señorío. ¡No hay Dios más alto o más poderoso que Él!
YAHWEH-TSIDKENU Dios es nuestra justicia—Jeremías 33:16 Es Dios únicamente quien provee la justificación para el hombre, a través de la persona de su Hijo, Jesucristo, quien se hizo pecado por nosotros “para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” (2 Corintios 5:21). Pero también significa que Él hace justicia por nosotros cuando el adversario nos ataca. Dios nos defiende contra toda acusación del enemigo, a través de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz.
Hoy en el mundo
YAHWEH-SAMA
haciendo esto te salvarás
a ti mismo y a los que te
escuchan. (1 Timoteo 4:16)
¡Pidamos a Dios que nos permita reconocer su nombre en nuestras vidas, para experimentar en forma personal todo la bendición que Él tiene para nosotros!
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Toda la Biblia, a pesar de ser una colección de libros que vienen de diferentes autores, abarcar un tiempo de miles de años y haber sido escrita en tres diferentes idiomas, tiene un mensaje unificado.
Por: Armando Molina
Jesús, el Hijo Prometido
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ebemos aprender a leer todas las partes de este maravilloso libro, sabiendo cómo conectar cada parte a la idea principal. Esto lo hacemos cuando podemos ver cómo Dios va desarrollando su plan de salvación, desde el inicio en el libro del Genesis, hasta su culminación en el Apocalipsis. Recordando esto, vamos a hablar de algunos parecidos entre personajes del Antiguo Testamento y Jesús, específicamente de Isaac el hijo de Abraham. Esto nos permitirá ver cómo estos personajes son una preparación, una figura del Hijo de Dios que iba a venir después.
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Por eso, cuando leemos el Antiguo Testamento, lo hacemos a la luz de lo que sabemos sobre Jesús, y sabiendo que Él le da su perfecto cumplimiento a la Ley y los Profetas. En algunas de las escenas de la vida de Isaac que nos narra el Antiguo Testamento, podemos ver un anticipo de alguien más que vendría en el futuro.
Adán y Eva desobedecieron el mandamiento de Dios y, como consecuencia, fueron sacados del Edén y enfrentaron el juicio de Dios, quien había decretado que el día que comieran de ese árbol, ciertamente morirían. (Todo esto está relatado en Genesis 3).
Nacimiento de Isaac Isaac, hijo de Abraham, nació cuando su padre y madre ya eran mayores. Ellos ya habían perdido la esperanza humana de tener un hijo. Sin embargo, Dios le había prometido a Abraham que su descendencia sería numerosa y que, por medio de su descendencia, “serán benditas todas las naciones de la tierra” (Genesis 22:18). Este hijo que había sido prometido, fue esperado largamente. Cuando finalmente llegó, fue un instrumento de bendición. De la misma forma, Jesús, el Hijo de Dios, es el hijo largamente esperado. Se prometió su venida con anticipación desde el mismo momento en que la humanidad cayó. Aún más, por medio de la vida de Jesús, se ha manifestado el verdadero y único camino para la salvación.
Otra similitud entre Isaac y Cristo es que Isaac es pedido para ser ofrecido en sacrificio. Aquel hijo largamente esperado y amado por su padre nos ofrece un simbolismo maravilloso y profundo, desde el momento en que Dios le pide a Abraham el sacrificio, hasta que “encuentran” a un cordero atado a un arbusto. (Gen 22, 1-14).
Entrega de Isaac Después que finalmente Isaac había nacido y crecido, Dios le dice a Abraham: “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac… y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” Es el padre de Isaac, Abraham, el llamado a sacrificar a ese hijo. Pero ¿por qué era necesario este sacrificio? La misma Biblia nos explica que los sacrificios que Dios ordenó durante la época del Antiguo Testamento eran para la remisión (o perdón) de los pecados. El libro de Hebreos 9:22 dice “sin derramamiento de sangre no hay perdón”.
Los sacrificios del Antiguo Testamento eran una medida temporal, tenían como propósito darnos a conocer la gravedad del pecado. Dios quería que viéramos que el pecado demanda el juicio, que el pecado no puede quedar impune. Tan grave es el pecado y tan asombrosa la santidad de Dios que, incluso es necesario que un hijo único sea sacrificado.
Espada de la palabra
Esta bendición que Dios nos ha dado por medio de su Hijo, es universal y llega a gente de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas (Apocalipsis 7:9).
Pero este hijo único a ser sacrificado no iba a ser Isaac. El relato nos sigue diciendo: “Tomó Abraham la leña del holocausto y la puso sobre Isaac su hijo”. Aquí vemos que el sacrificio ha sido preparado y que el hijo es el que lleva la carga que su padre pone sobre sus espaldas.
Dios proveerá Isaac, de quien no se dice la edad exacta, le habla a su padre preguntando por el cordero para el sacrificio, pero camina obedientemente con él. La respuesta que Abraham le da es que Dios proveerá el cordero. Genesis 22:13-14 “Entonces Abraham alzó los ojos y miró, y he aquí, vio un carnero detrás de él trabado por los cuernos en un matorral… y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo, y Abraham llamó ese lugar “el Señor proveerá”.
Esta salvación ha sido anunciada y seguirá siendo anunciada para que todo aquel que oiga, pueda venir y descansar en Él.
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Jesús le dijo: ¿No te he dicho
Dios?
(Juan 11:40)
Espada de la palabra
que si crees, verás la gloria de
Para Abraham, este lugar quedó relacionado para siempre con la bondad del Señor, quien, en lugar de su hijo amado, ofrece un cordero para el sacrificio. Cuando hablamos de la provisión de Dios, muchas veces pensamos en cosas materiales, pero acá hay algo más profundo. La provisión de Dios nos habla de la bondad de Dios en proveer un sacrificio para el pecado; en lugar de que Isaac tenga que morir, hay un cordero que lo sustituye. Este cordero perfecto fue ofrecido por nosotros. El libro de Romanos 8:32 nos dice: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?”
Jesús entrega su vida El Hijo de Dios cargó con nuestro pecado y ofreció su vida voluntariamente. Lo hizo en obediencia perfecta a su Padre. Lo hizo en mansedumbre, si bien pudo haber llamado a un ejército de ángeles para que lo defendiera. Finalmente, otra escena en la vida de Isaac es cuando su padre Abraham busca esposa para él. (Gen 24). Abraham envía a un siervo a un lugar lejano, con el encargo que debe buscar una esposa para su hijo, que pertenezca a su mismo clan o familia. El siervo es un símbolo del Espíritu Santo, porque lleva una muestra de las riquezas de su amo, habla de él y lo exalta (Gen 24,10 y 35-36). Genesis 24:10: “Entonces el siervo tomó diez camellos de entre los camellos de su señor, y partió
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con toda clase de regalos esogidos de su señor; y se levantó y fue a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor”.
La esposa del Cordero Igualmente, Dios, el Padre, ha otorgado a su hijo una esposa, la iglesia. El Espíritu Santo nos revela a Jesús, nos muestra su belleza y nos da un anticipo de nuestra herencia, sellándonos como muestra que le pertenecemos a Él para siempre. Efesios 1:13: “En Él también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa” Este siervo de Abraham no termina su trabajo hasta que ha llevado a la esposa Rebeca a encontrarse con Isaac. Este encuentro, que se narra en Genesis 24, es un símbolo de nuestra reunión con nuestro amado Jesús. El Espíritu Santo que nos ha sellado, seguirá obrando en la vida de aquellos creyentes en Jesús, hasta presentarnos delante de Él como una esposa sin mancha.
Hace unos meses, ingresé muy grave al hospital y hoy quisiera compartir con ustedes, queridos lectores, lo que Dios me habló y cómo un toque suyo transformó mi vida.
Por: Lorena Farrach
Mi tiempo en el hospital
S
oy Fernando Saravia, y hace aproximadamente tres años y ocho meses ingresé al hospital por tener problemas renales, porque mi sistema inmunológico atacó mis riñones, hasta el punto en que dejaron de trabajar.
Desde ese tiempo para acá, me han tenido que hacer hemodiálisis tres veces a la semana en la ciudad de Antigua Guatemala. Y había podido llevar relativamente bien el ritmo de mi vida durante este tiempo, pero en el mes de julio del año pasado, cuando me estaban haciendo,
la hemodiálisis como de costumbre, el nefrólogo que estaba a cargo de mí, me fue a chequear y me dijo que tenía deficiencia cardíaca, arritmia y agua en los pulmones. Entonces llamaron al médico general, pero al chequearme, se sorprendió y me dijo que me iba a remitir a la emergencia del hospital general del seguro social de mi país.
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Pasé tres horas con oxígeno, esperando a que me estabilizaran. Luego me trasladaron al hospital en ciudad de Guatemala y permitieron que me acompañara mi esposa. Al llegar al hospital del seguro social en la ciudad de Guatemala, pasé 24 horas en la emergencia, porque no había camas disponibles y, durante este tiempo, me estabilizaron y me mantuvieron con oxígeno.
“En la vida tenemos la opción de ver las cosas desde el punto negativo, quejandonos, o podemos ver todo lo positivo y lo que Dios e capaz de hacer, a travéz de una Crisis”.
A las 5 am del día siguiente, me llevaron a hacer otra hemodiálisis, pero un nefrólogo explicó que el fallo cardiaco y el agua en los pulmones fue debido a que la fístula estaba muy grande y eso había provocado los problemas. Estando ahí, me hicieron varios exámenes, como electrocardiograma y rayos x y, gracias al Señor, a las 3pm, me subieron a una cama. Esa semana me mantuvieron estable y mejoraron la condición de mi corazón y pulmones con medicinas. Luego me explicaron que, para que estos problemas no se volvieran a repetir, debían reducir la fístula o cerrarla, pero sería el cirujano cardiovascular quien lo decidiría en el momento de la operación.
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Fernando tiene un encuentro con Dios El domingo por la tarde llegó una amiga a orar y llevarme santa cena y fue ahí donde experimenté de forma real el rompimiento de muchas ataduras de mi vida. Entonces, a partir del día siguiente, por primera vez en mi vida, después de 38 años de caminar con el Señor, escuche su voz en mi corazón. Me decía: “Yo he permitido que vengas a este lugar para aquietarte, porque, a partir de ahora, mi relación contigo será más profunda, te llevaré a otro nivel”. “Estad quietos y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10). Oí que me decía que Él estaba en control y que, aunque mi salud estaba muy delicada, Él me iba a mostrar su poder sanador. “He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.” (Jeremías 33:6) También me dijo que ahora ya no había nada en mi mente que interfiriera para escucharlo. Me empezó a decir cosas acerca de mi vida y relación con Él, y me dijo: “Tú crees que en estos 3 años y medio me has fallado, pero yo te he aprobado, porque has sido un siervo fiel, leal y humilde, por lo tanto, ahora por medio de mi voz, te guiaré y te mostraré nuevas cosas y Yo mismo estaré contigo.
“Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.” (Salmos 143:8) Los doctores redujeron la fístula en un 50 por ciento, lo cual ayudó mucho a mi corazón, aunque los nefrólogos me indicaron que el siguiente paso a seguir sería pasar de hemodiálisis a diálisis peritoneal. La operación me la hicieron sólo con anestesia local, por lo que pude oír todo y, gracias a Dios, todo salió bien. Recién salido de la operación, Dios me mostró un cambio en mi persona, pues tuve el valor para orar por una niña que su hermano estaba en cirugía. También oré por una doctora, mientras esperaba a que llegaran a traerme en silla de ruedas para llevarme a mi cama, y cuando oré por la doctora, Dios me dio palabra específica para ella y, al final, la doctora me dijo que había sentido la presencia de Dios cuando oré por ella.
Esto es algo nuevo para mí, porque me costaba iniciar una conversación acerca de Dios y ahora el Espíritu Santo me está dando el valor para orar por diferentes personas. En la operación, Dios también me mostró su poder, porque me dijo que no iba a sentir nada de dolor y así fue. Aunque humanamente pensaba a qué hora vendrá el dolor después del efecto de la anestesia, el Señor, con paciencia, me recordaba: “Yo te dije que no vas a sentir dolor.” Y así fue, nunca tuve dolor y le doy la gloria a Dios por manifestar su poder sanador en mi cuerpo.
En mis días de recuperación, pude orar por dos jóvenes que tenían cáncer y quienes le entregaron sus vidas a Jesús y pude orar como por 12 enfermos más.
Una realidad de vida o muerte A raíz de mi experiencia en el hospital, descubrí una nueva realidad de vida y muerte. Vi morir pacientes cerca de mí y vi cómo la vida es tan frágil. Gracias a Dios salí del hospital 14 días después de mi ingreso y tengo que darle tiempo a mi corazón para ir tomando mi ritmo de vida nuevamente. Dios me dijo que Él me protegería y así fue. Lo que puedo concluir es que, aunque no es fácil, no hay nada como rendir totalmente nuestras vidas a Dios, y dejar que Él cumpla su propósito y su voluntad buena, perfecta y agradable en nosotros, como dice en Romanos 12:2. En la vida tenemos la opción de ver las cosas desde el punto negativo, quejándonos, o podemos ver todo lo positivo y lo que Dios es capaz de hacer, a través de una situación difícil como mi crisis de salud. Mi anhelo es que su nombre sea glorificado a través de este proceso, que Él crezca y yo disminuya. ¡En el desierto es donde más encontramos a Dios! “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” (San Juan 15:4)
Ohí la voz de Dios que me decía que El estaba en control.
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¿Te has sentido incomprendido, solo, desanimado, que a nadie le importa tu situación? ¿Has sentido que te han abandonado, ignorado, que no tienes quien te apoye en tus problemas y sientes que se han olvidado de ti? Por: César Castañeda
“...No te dejaré ni te desampararé”
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uchas veces sentimos que, incluso, Dios se ha olvidado de nosotros y que no le importa nuestra situación o que desconoce nuestros problemas. La Biblia nos habla y nos recuerda de varias maneras que Él está con nosotros. Y tu que sientes o piensas que Dios se ha olvidado de ti, Él te dice hoy: “Nunca te dejaré, ni te desampararé.” (Deuteronomio 31:6). A través de la Biblia podemos ver que, en la vida de varios personajes, Dios se manifestó de una u otra forma, para decirles y demostrarles que Él estaba con ellos y que no los iba a dejar, ni abandonar. Desde el tiempo de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, el Señor les hablaba de forma personal, que estaría con ellos en todo tiempo y que no los abandonaría. Es así como vemos en la vida de Jacob, que por lo tensa que estaba la situación familiar, tuvo que dejar su casa, pero, a pesar de esto, el Señor se le revela en un sueño y le dice: “Yo estoy contigo. Te protegeré por
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dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido”. (Génesis 28:15) Quizás te ha tocado vivir fuera de casa por estudios, estar lejos para conseguir el sustento de tu familia o quizás estás lejos de casa por algún problema que está fuera de tu control, recuerda que el Señor quiere que sepas que Él está contigo y que no te dejará hasta cumplir su propósito en ti.
Sigue adelante, Él está contigo. Continuando con nuestra historia de Jacob, vemos que más adelante Dios lo llevó a sus parientes cercanos de forma sorprendente, formó una familia y, a pesar de que su suegro Labán lo engañaba, el Señor lo bendecía de muchas maneras. Fue así como Jacob fue prosperado en su destierro y, a pesar de sus dificultades, cuando regresó a su lugar de origen, era otro; se fue solo y regresó con familia, posesiones y con un carácter transformado. Además, lo ayudó a reconciliarse con su hermano, ya que cuando se fue de su casa, estaba peleado con su hermano Esaú. Al regresar, tuvo el corazón listo para pedirle perdón y restaurar una relación rota entre ellos. Fue así que se cumplió lo que le dijo el Señor a Jacob, en el sueño que tuvo cuando se encontraba solo en el destierro. También lo vemos en la vida de José, el hijo de Jacob: Dios le había dado sueños a José y le había mostrado cosas grandes que Él iba a hacer en su vida, pero vemos que, a pesar de esto, José era incomprendido por sus hermanos, a tal extremo, que llegaron a detestarlo. Jacob vio que su hijo tenía un llamado especial y lo preparó de una manera diferente a la de sus hermanos.
El ejemplo de José Le dio mejores estudios, pero ésta preferencia hizo que sus hermanos lo detestaran más. Los hermanos lo metieron en un pozo
y posteriormente, lo vendieron como esclavo. Tal vez tú te encuentras en una situación como la de José: Dios te ha dado sueños, una visión especial y te has preparado de una forma diferente a los demás; pero te sientes incomprendido y tu situación, en vez de mejorar va de mal en peor. Recuerda lo que el Señor le dijo al profeta Habacuc: “Y el Señor me respondió: “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá. El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe.” (Habacuc 2:2-4). Además, podemos ver que, a pesar del trato de sus hermanos, de ser maltratado, de haber sido vendido como esclavo y que lo enviaran a la cárcel injustamente, Dios estaba con él en la casa de servidumbre, en la cárcel y aun en el palacio de Egipto. Donde estaba José, todo prosperaba, porque Dios le daba su favor. Pueda ser que en la situación en que estás, te sientas abandonado, no apreciado, o inclusive maltratado. Recuerda que Dios está contigo y mira lo que dice la Palabra: “En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan.” (Salmo 9:10) Por último, podemos ver que Dios trabajó en el carácter de José, a tal punto que, al final de
su vida, estaba claro que todas las dificultades que pasó, e incluso lo que los hermanos le habían hecho, Dios las había transformado en algo bueno: salvar a mucha gente de no morir de hambre y, además, salvar a su familia y ponerla en un lugar privilegiado de Egipto. La Palabra de Dios nos lo constata, y fue así como, al ver su vida pasada, vio cómo el plan de Dios era siempre para bien, a pesar de las situaciones difíciles. “…pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.” Génesis 50:20.
Decisiones
El Señor está formando carácter en ti
El ejemplo de Josué Al examinar la vida de Josué el conquistador, vemos que desde el principio de su liderazgo, Dios prometió que iba a estar con él siempre, a pesar de las dificultades. “Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré, ni te abandonaré.” Y después le dice: “Recita el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará donde quiera que vayas.” (Josué 1:5, 8-9) Quizá en el liderazgo te has sentido solo, ves que hay muchos retos y dificultades, y que es demasiado grande para ti o que Dios está tratando con tu carácter.
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Confía en el Señor, que si Él permitió que estuvieras ahí, Él estará contigo, te ayudará en cada batalla y verás cómo te da la gracia para conducirte una batalla a la vez, transformando tu carácter hasta que Él llegue a conquistar tu alma y luego tener la victoria.
Decisiones
Pueda ser que en el proceso algunas veces tengas caídas y desaciertos, y en otras ocasiones, logros y triunfos, pero al final, verás cumplido el propósito de Dios y serás testigo de la fidelidad del Señor en tu vida. Fue así como Josué, después de conquistar pueblos y vencer reyes, de tener dificultades y victorias, incluso derrotas, al final de su vida estaba tan seguro de su confianza en el Señor, que pudo exclamar: “Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.” (Josué 24:15)
El ejemplo de David En la vida de David vemos cómo el Señor le ayudó en todo momento. Desde temprana edad, David contaba con el favor de Dios y lo ayudaba cuando cuidaba las ovejas de su padre. Cuando estuvo delante del rey explicándole por qué sí podía pelear con Goliat, él lo comenta: “El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo.” (1 Samuel 17:37) También cuando combatía, David consultaba al Señor y Él le daba las estrategias de la batalla. Dios estaba con David en cada batalla y le daba la victoria. Pueda ser que en tu vida te encuentras luchando de muchas
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formas, tal vez con una enfermedad, temores, morir a ti mismo, con tú carácter, o tal vez en el ámbito de los negocios, o en el área espiritual hay bastante oposición, recuerda que David acudía en cada batalla al Señor y en Él encontraba refugio, fuerza y la dirección para enfrentar a cada uno de sus enemigos. Así que busca al Señor, no importa que tan grande sea tu batalla, Él te dará lo que necesites a su tiempo y sentirás que está contigo en cada lucha. “En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan.” (Salmo 9:10) También cuando David estuvo en el destierro y en persecución, cuando tuvo que huir de Saúl, encontró en el Señor, que era su amparo y su más alto escondite, y por eso escribió tantos salmos donde pudo derramar su corazón delante del Señor y que hoy son de tanta inspiración: “Sólo en Dios halla descanso mi alma; de Él viene mi esperanza. Sólo Él es mi roca y mi salvación; Él es mi protector y no habré de caer. Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡Mi refugio está en Dios! Confía siempre en Él pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante Él. ¡Dios es nuestro refugio!” (Salmo 62:5-8) Por esas experiencias y oportunidades en las que pudo ver el obrar de Dios en su vida, pudo aconsejar y animar a su hijo Salomón: “Esfuérzate, sé valiente y has la obra; no temas ni te acobardes, porque el Señor Dios, mi Dios, está contigo. Él no te fallará ni te abandonará, hasta que acabes toda la obra para el servicio del Señor.” (1 Crónicas 28:20) Y aún cuando estuvo enfrentando el pecado, y pudo
sentirse lejos del Señor, Dios lo confrontó por medio del profeta Natán para que David enderezara sus pasos, y pudiera volver a estar cerca del Señor y sentir su presencia. Así, el Señor el día de hoy te llama. Si estás en pecado o te has alejado de su presencia, acércate a Él, arrepiéntete, confiésale tu pecado y verás cómo tu vida es transformada y podrás experimentar la cercanía de Dios. Así mismo, podemos ver en la vida de Daniel, Nehemías, Ester, los profetas, los discípulos y otros, cómo Dios obró en medio de sus circunstancias y dificultades. Y estuvo con ellos a lo largo del proceso, pudieron ver la transformación de su carácter y, al final, cómo se cumplió en ellos el plan maestro del Señor, el propósito de Dios en sus vidas.
El ejemplo de Pablo Por último, el apóstol Pablo al final de sus días pudo decirle a Timoteo que sintió el apoyo del Señor a lo largo de su vida, hasta que pudo ver el propósito de Dios: “Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció, a fin de que por mi se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje y que todos los gentiles oyeran. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a su reino celestial.” (2 Timoteo 4:16-18) Así que cualquiera que sea tu situación actual, confía en el Señor, Él prometió estar contigo, nos aseguró que no nos dejaría ni nos desampararía. Cree en Él a través del proceso que estas pasando, y verás que un día se cumplirá el propósito de esta situación, llevándote a crecer más, avanzar y llegar a ser transformado para alabanza de su nombre.
Todos, en general, deseamos hacer lo mejor cada día.
Por: Verónica de Farrera
La vida es un regalo de Dios que debemos apreciar y vivirla a plenitud
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os puede parecer muy simple, pero es claro que el concepto de hacer lo bueno o lo malo, lo mejor o lo peor, nos invita a profundizar un poquito más y a detenernos en nuestra propia vida. Principalmente en los pensamientos, actitudes y reacciones que tenemos a cada momento. Biológicamente sabemos que la unión sexual de dos seres vivos trae consigo vida. Con las personas sucede igual, se amen o no. Pero viéndolo así, es un poco difícil pensar que la vida sea un regalo de Dios. Podemos considerar que estamos viviendo por casualidad, que no pedimos nacer, y aún no hemos descubierto una motivación especial para vivir. Por este motivo hice este artículo.
La pregunta es ¿cómo podemos saber si estamos haciendo lo bueno o lo malo para nuestra vida? Creo que de esto podríamos hablar mucho y llegaríamos al punto, sin duda, que lo que más importa es lo que está sucediendo en nuestro corazón, donde se alojan los sentimientos. Esto, por supuesto, trae repercusiones en la salud, y otros factores psicológicos y somáticos a nuestro ser. ¿Habías pensado en esto?
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Mujeres de proverbios
Si me lo permites, quiero darte otro punto de vista, que es el que trajo bendición a mi vida. Años atrás me encontraba en un laberinto de problemas sin resolver, era una persona cada día más frustrada, llena de amargura. En pocas palabras, en mí había un proyecto de destrucción activo, que no se detendría hasta llevarme a la muerte espiritual, luego emocional y hasta física. En esos momentos, para mayor dificultad, era atea, y el estar sin Dios hizo que mi vida estuviera sin esperanza. O sea, yo ya no esperaba nada bueno para mí.
Te lanzo la pregunta: ¿Esperas aún que algo bueno venga a tu vida? Personalmente recuerdo esos tiempos en que no conocía a Dios, como los días más obscuros y vacíos de mi existencia. La mejor descripción es como si hubiera caído un meteorito en mí interior y, al igual que cuando hay desastre cósmico de esa magnitud, así se congeló y oscureció mi corazón, y con esto, se desvanecían mis sueños y anhelos, que no se fundamentaban en apreciar la vida, sino sólo en existir, o sea vivir por vivir. Así pasaron días, semanas, meses y hasta años. Créeme, cuando estás pasando por un momento así, tus ideas y pensamientos se fundamentan en lo que has sufrido. Lo que has hecho no te parece bueno y tu alma te dice constantemente que eres mala/o, inútil o incapaz. Puedes destruir todo lo que esté en tus manos o a tu alrededor. Ahora sabes por qué puedo entenderte.
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Pero también estoy aquí, porque puedo decirte que estás muy equivocada/o si decides seguir destruyéndote. Yo pasé por esa misma condición y ahora sé que en ese entonces estaba ciega, mas ahora puedo ver. En una palabra, estaba muerta y ahora vivo. Fueron días de mucha tristeza y ahora hay gozo en mi corazón. Te diré que tú también puedes sentirte como ahora me siento. Es muy importante detenernos un momento y revisar nuestro estado de vida aquí. ¿Cómo está tu salud física, emocional, y espiritual, partiendo de la verdad de que somos seres de tres partes: cuerpo, alma y espíritu, y las tres áreas demandan cuidado de parte de nosotros? ¿Cómo estás cuidando tu vida física, emocional y espiritual?
Busqué a Dios de todo corazón Cuando busqué a Dios, lo hice de todo corazón y Él me llevó a los pies de Cristo, como mi salvador, y deseo que sea el tuyo también. Lo que hizo en mí fue que viera y comprendiera la vida de otra forma. A esto le llamo convencimiento de pecado. Lucas 15:21: “el hijo le dijo: ``Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.” Me di cuenta que, independientemente de todo lo que me había pasado, yo debía aceptar mi responsabilidad por lo sucedido.
Personalmente recuerdo esos tiempos en que no conocía a Dios, como los días más obscuros y vacíos de mi existencia.
Cuida tu espíritu Luego vienen los efectos en todo lo demás. Te pondré un ejemplo de algo que está afectando a muchas personas en estos tiempos: Con algunos sacrificios logramos cuidar nuestra economía, que es importante, pero que nos causa mucha ansiedad. De ahí entonces nos enfermamos y vamos al doctor, quien nos hace un diagnóstico y nos da tratamiento para curarnos, y vamos de nuevo y así nos vemos afectados por las emociones y afectados en la economía por los gastos en consultas y tratamientos. Buscamos entonces cómo relajarnos y salir, huir de lo que no nos deja estar “bien”, pero creo que al final llegamos a la misma conclusión y es que hemos olvidado cuidar nuestro espíritu, que es el motor que mueve todo lo bueno que puede venir como bendición para nuestras vidas, incluyendo nuestras emociones y cuerpo. Por cierto ¿cómo has estado de salud últimamente?
¿Cómo fortalecer el espíritu? Puede ser la pregunta central. Antes de todo, si crees en Dios a través de Cristo Jesús, y lo buscas al leer y creer su Palabra, la Biblia, entonces empezarán a sucederte maravillas, tal como lo promete Proverbios 4.22: “Porque ellas son vida a los que las hallan y medicina para todo su cuerpo” (está hablando de hallar la verdad). Luego encontrarás una serie de textos que te llevarán inevitablemente a reflexionar en tu vida y reconciliarte con Dios, contigo mismo y con los demás, a través del perdón. Mira cómo lo dice Jesús, Juan 15:3: “Ustedes ya están limpios, por la palabra que les he hablado”.
Te darás cuenta que así como te lleva a reconocer tus errores, pecados y a recibir el perdón del Señor por ellos, también necesitas perdonar a las personas de las cuales recibiste algún daño, aún al mismo Dios, ya que los culpas de tus angustias. Y los puedes perdonar, aunque he de aclararte que Él te ama y jamás hará algo (ni ha hecho nunca nada) para hacerte daño, al contrario, Él nos da vida. No necesitamos perdonar a Dios, más bien necesitamos de su perdón. Él es el que nos lo ofrece, de forma gratuita, sólo al creer en su Hijo Jesucristo. Dice en su palabra en Juan 10:10 “El ladrón viene para robar, matar y destruir, pero yo (dijo Jesús) he venido para darte vida y vida en abundancia.”
Conoce a Dios No sabes cuánto deseo que todo esto lo llegues a tener muy claro y lo puedas experimentar en tu propia vida, esta vida linda que Dios nos da. Sabes que Él quiere que todos le conozcamos y seamos transformados a la imagen de su hijo Jesucristo, para lograr que se cumpla el propósito por el cual existimos en este mundo. Y esto funciona en estos tiempos. Aunque tengamos tecnología o vistamos diferente o hayamos alcanzado cura de algunas enfermedades, Dios no cambia de opinión, ni ha perdido su poder.
Es el mismo y te ama de igual forma. Hebreos 13:8 “Jesucristo el mismo ayer, hoy y siempre” Este es un mensaje simple, pero a la vez es muy valioso, y es el que Dios nos quiere revelar, al igual que un tesoro que tiene preparado para cada uno de sus hijos, a fin de que Él salga victorioso y sea glorificado en cualquier circunstancia que estemos atravesando el día de hoy.
¿Estás luchando en algún área de tu vida y buscas la paz? Ahora que has leído este artículo, estoy segura que has comprendido que:
1.
Dios nos ama y quiere darnos su perdón y vida eterna, hacernos libres del pecado que nos tiene prisioneros, a través de su Hijo Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos. Juan 3:16.
4.
La vida viene de Nuestro Padre, que nos ama con amor eterno a través de la verdad revelada en la Palabra de Dios. Jeremías 31:3 «Con amor eterno te he amado y por eso te sigo mostrando mi fiel amor”. Te invito a que hagamos una oración para acercarnos más a Jesús y poder fortalecer nuestro espíritu. “Querido Jesús: reconozco que estoy atrapado en este problema (puedes mencionarlos individualmente) y no logro salir de él con mis propias fuerzas. Deseo de todo corazón buscarte, encontrarte y obedecerte. Por ello te reconozco como mi único y suficiente Señor y Salvador, y te entrego el control de mi vida. Amen.” Sigue leyendo tu Biblia, busca congregarte en donde se crea y estudie la palabra de Dios, para seguir creciendo en tu relación con Dios.
2. No existes para hacer las cosas mal, sino bien. Como dice en Efesios 2:10, que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las obras que Él ya preparó de antemano para nosotros. Es importante reconocer que Él las ha preparado, no somos nosotros, pero Él, en su misericordia, quiere que caminemos, que participemos en ellas.
3.
Dios quiere y puede guiarte por el buen camino. Juan 14:6 Jesús le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
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Mujeres de proverbios
Perdona
Llegó el momento de escudriñar tu vida ante el Señor, de verte en este espejo de su Palabra.
Por: Osberto Ruano
Perfume a sus pies
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ucas 7:36-48: “Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de Él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y Él le dijo: Rectamente has juzgado.
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Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.”
¿Quién era Simón? Era fariseo, una de las clases religiosas dominantes de la época de Jesús en Israel, que observaban escrupulosamente los preceptos de la Ley de Moisés, interesándose más por la manifestación externa, es decir, la parte ritualista, que por cultivar su relación con Dios. Pareciera que es de doble ánimo, es decir, hipócrita, ya que luego de haberle rogado que llegara a su casa, no cumple con los rituales establecidos por la Ley, tan observados por su religión, de cómo atender a los invitados: no le dio agua para lavarse los pies, no lo saluda con un beso y no unge su cabeza con aceite. Y con la parábola que cuenta Jesús, lo ubica como alguien que siente no necesitar ser perdonado, ya que a quien se le perdona poco, poco ama, y él no dio muestras de amor a Jesús. Se siente bueno, con el derecho de juzgar a los demás. Cuando la mujer está a los pies de Jesús, Simón no le dice de frente a Jesús, sino juzga para sus adentros… por fuera mantenía las apariencias, pero por dentro lo juzga: si éste fuera profeta… y termina juzgando también a la mujer, como una pecadora, que no merece acercarse al Maestro.
¿Quién era la mujer? A pesar de ello, Jesús quiere entrar en su vida y acepta la invitación. Ahora veamos por un momento a la mujer: Probablemente era conocida por ser adúltera, ya que todos sabían de su pecado. Además, se nota que estaba esperando la oportunidad de encontrarse con Jesús, ya que cuando supo que
estaba en casa del fariseo Simón, no le importó exponerse y ser juzgada por los fariseos y aún por los mismos discípulos; no le importó hacer el “ridículo” y tampoco le importó invertir y verter un perfume de gran precio sobre Jesús. Imagino a la mujer, regando los pies de Jesús con sus lágrimas impregnadas de gratitud, mientras recordaba sus momentos de pecado, los cuales la hacían sentirse sucia, con un gran peso sobre su espalda, vacía y avergonzada. De pronto empieza a sentirse perdonada, libre de condenación, era la primera vez en su vida que sentía que alguien se interesaba en su corazón y no en su cuerpo; era la primera vez que se sentía realmente amada, y es que había sido llena del amor de Dios por medio de Jesús. Como una respuesta de amor, en mi humilde opinión, empieza un acto sublime de adoración en público: besa los pies de su amado y los unge con lo más costoso que tenía en su casa, un perfume de nardo puro, cuyo costo aproximado era el sueldo de casi un año de un jornalero de la época. Es interesante el detalle que nos comparte Marcos de este relato, en el capítulo 14, versículo 3: “Vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, lo derramó sobre su cabeza”. Dice que quebró el vaso de alabastro. Antes de derramar su perfume de adoración, tuvo que estar dispuesta a romper su “yo”, su ego, hubo un quebrantamiento de sí misma y fue hasta entonces cuando salió el aroma de su adoración, el cual fue agradable a Jesús.
Los demás lo notaron, percibieron el aroma y sintieron envidia de ella, porque ninguno de ellos se atrevió a quedar expuesto por adorar al Maestro y finalmente la criticaron. La mujer se había humillado, y Jesús la exaltó ante todos los invitados. Luego de quedar expuesta al ridículo y a las críticas, Jesús reconoce la necesidad que tenía de ser perdonada, y cómo había recibido su amor, el cual la capacitó para expresarle de ese amor recibido a Jesús. ¡Como resultado recibe el perdón de sus pecados!
Vida de alabanza
Este es un pasaje que siempre ha llamado mi atención y pido la gracia de Dios para desarrollarlo.
Escudriña tu vida Llegó el momento de escudriñar tu vida ante el Señor, de verte en este espejo de su Palabra. Por un lado están los “cristianos” que se sienten buenos y guardan fachadas externas, viven de apariencias y “usan” a Jesús para sus intereses mezquinos, gente que con el corazón dice una cosa y con su boca dicen lo contrario, aun al mismo Dios. Por el otro, están los cristianos genuinos, con un corazón quebrantado, que sienten la necesidad constante de ser perdonados, que buscan de todo corazón al Señor, personas agradecidas que no les importa quedar en ridículo con tal de agradar y mostrar su gratitud y adoración al amado. Si eres del primer grupo, Jesús quiere entrar en tu corazón, enseñarte a ser agradecido y cultivar una relación contigo. Si eres del segundo grupo, sigue adorándolo extravagantemente y humillándote delante de Él y serás exaltado. ¡Jesús siempre te espera con brazos abiertos!
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El mensaje de hoy Descifra el Cร DIGO SECRETO y descubrirรกs una frase que aparece en el libro de San Mateo.
Respuesta: (Mateo 12: 34) Porque de la abundancia del corazรณn habla la boca.
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