¿QUÉ ES LA FELICIDAD?
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1. INTRODUCCIÓN: ¿Qué es la felicidad?, es la pregunta de la que partimos para hacer este trabajo. Para poder responder y sacar conclusiones, debemos estudiar este tema cronológicamente, de ahí que haya que investigar en bibliotecas, museos, en la red, hacer encuestas, etc. En esta pequeña (pero ardua) investigación, vamos a estudiar y comparar el significado del término ‘felicidad’, desde época prehistórica, centrándonos en la Cultura del Argar, autóctona del Sudeste de España, pasando por los griegos, con Heródoto y Aristóteles, y autores más actuales como Pierre Cousineau, hasta llegar a a nuestro entorno.
2. TAREA: Se divide la investigación en cuatro bloques de trabajo, por materias para llegar a unas conclusiones finales. Se nombra a un secretario que haga las veces de portavoz. Bloque 1. ‘Arqueología: Los enterramientos en la cultura del Argar. Bloque 2. ‘Historia’: Heródoto: el mito de Cleobis y Bitón. Bloque 3. ‘Filosofía’: Aristóteles: Ética a Nicómaco. Bloque 4. ‘Psicoterapia’: Pierre Cousineau: La visión de un psicoterapeuta.
3. METODOLOGÍA: El método que se ha seguido es diacrónico, abordando la variación que sobre el tema de la felicidad ha dado en sentido ascendente el hombre desde la prehistoria, (centrándonos en la cultura del Argar), pasando por los padres griegos de la historia y de la filosofía (Heródoto y Aristóteles), hasta llegar a visiones de un psicoterapeuta (Pierre Cousineau) para poder intentar definir qué es la felicidad y cómo la entiende nuestro entorno. Se ha seleccionado la información específica más oportuna para cada uno de los bloques en particular. De ahí que hayamos hecho una metodología por bloques. Y así:
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a. Bloque 1: Los enterramientos en la Cultura de El Argar i. Estudio sobre la Cultura de El Argar. ii. Cómo y cuándo se consideraban felices: Los enterramientos. iii. Entrevistas en el Museo Arqueológico.
ESTUDIO SOBRE LA CULTURA DEL ARGAR: La vida y la muerte siempre han estado unidas en el devenir del hombre; por ello a través de las sepulturas podemos aproximarnos no sólo a los rasgos antropológicos de las poblaciones del pasado, sino también a las relaciones sociales y a las creencias del más allá y la muerte. En una palabra, en ‘su búsqueda de la felicidad’. Con la edad de Bronce plena (1700-1350 a.C., aproximadamente), la cultura de El Argar parece monopolizar el período de madurez en el que entran los grupos culturales del sudeste, al parecer sin rupturas significativas, sino más bien partiendo de un fuerte sustrato local que, debido a diversos factores e influencias, modifica determinadas estructuras sociales, económicas y políticas. La Cultura Argárica, que se forma a impulso de la explotación de los yacimientos mineros y la comercialización de los metales elaborados, es una de las grandes entidades culturales del Mediterráneo Occidental. Esta cultura es una manifestación y expresión de los poblados del sudeste peninsular en la Edad del Bronce. Se trata de una de las sociedades de mayor relevancia y mejor estudiadas a través de sus restos arqueológicos. Esta cultura se extendió por el Sudeste de la Península Ibérica, desde Almería hasta la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Su sociedad era fruto de una mayor especialización en las actividades económicas: metalurgia, cerámica y comercio bastante bien organizado. Las casas de los poblados, hasta esta época dispersos, son de trazado rectangular, con calles bien definidas. La situación de los poblados suele estar cerca de fuentes de agua potable y de yacimientos de cobre y plata. Normalmente se ubican a la salida de un valle, en una meseta o en una pendiente bien resguardada. Hace algunos años se creía que era fruto de una inmigración de elementos orientales (egeo-anatolios) que incidieron sobre las poblaciones locales atraídos por la riqueza minera de la zona, en una etapa en la que los minerales eran de valor esencial desde el punto de vista tecnológico. Esto hizo suponer, entonces, que El Argar no era más que el ‘eco lejano provincial de lo que acontecía en Oriente’. Hoy sin embargo, parece que estamos más ante un fenómeno comercial basado en la explotación del mineral, que ante un auténtico y masivo movimiento migratorio. Las investigaciones sobre la cultura de El Argar siguen ofreciendo a sus estudiosos aspectos aún no suficientemente nítidos y clarificados. Estas incógnitas se tratan de desvelar a la luz de planteamientos que, si en un principio eran hipótesis, la tarea de
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permanente investigación en sucesivas campañas de excavación, va restando lo que de planteamiento hipotético tenían y hace emerger tesis cada vez más demostrables. El Puntarrón Chico es un cerro cónico y abancalado que se emplaza a las afueras del núcleo urbano de Beniaján, Murcia, en el interior del cauce de una rambla a la entrada del Puerto del Garruchal. Su estratégica situación hizo que aquí se erigiese un importante poblado de la cultura del El Argar. Se trata de tribus que vivían en cuevas abiertas en la roca, siempre en colinas aterrazadas. En 1961 los propietarios del Puntarrón Chico, decidieron plantar frutales en sus laderas y fue entonces cuando hallaron los primeros restos del poblado, no conocidos hasta ese momento. Este asentamiento de Beniaján es prototípico de la cultura argárica. Se recuperaron muchos de los hogares, que aún se pueden ver en el lugar, aunque los principales hallazgos se encuentran en el Museo de Arqueología de Murcia. CÓMO Y CUÁNDO ENTERRAMIENTOS:
SE
CONSIDERABAN
FELICES:
LOS
En estos poblados prehistóricos murcianos, se localizan distintas formas de enterramiento. Generalmente fueron construidos en el subsuelo interior de las casas, aunque genéricamente en los poblados de llanura hasta ahora excavados en los Cipreses de la Torrecilla y El Rincón de Almendricos, todos los enterramientos están situados en el exterior de las casas con las excepciones de una ‘la seis’ en el subsuelo interior de una vivienda ‘Z’ de le Rincón de Almendricos y ‘la uno’ en el subsuelo interior de la estancia tres de los Cipreses de la Torrecilla. Podemos deducir la trascendencia que para las gentes de esta cultura tenían las prácticas funerarias: las construcciones de los enterramientos, los diversos tipos de los mismos, las posiciones de los inhumados, de sus cuerpos, la disposición del ajuar, así como el ajuar mismo, ya que en el ornamento (objetos de uso personal) y la ración alimenticia introducida se pueden observar las diferencias de clase social entre ellos existentes. Los enterramientos de esta cultura, en su diversidad, constituyen un claro ejemplo de cómo la sociedad argárica entendía y materializaba el tránsito a la otra vida. Y todo ello nos induce a plantearnos unos interrogantes: ¿Por qué ajuares tras la muerte?, ¿Por qué los alimentos en el habitáculo del enterramiento? … Pero estos interrogantes a medida que aumentan en número, y precisamente por eso, nos clarifican la idea de que la sociedad argárica poseía el sentimiento de lo ultraterrenal. Dado el mayor grado de especialización económica y el respeto que tenían a sus difuntos y a la vida de ultratumba, estos habitantes consideraban que la felicidad se encontraba en el tipo de enterramiento y en el ajuar del difunto. Los argáricos se enterraban en fosas, covachas, cistas rectangulares de losas de piedra o de mampostería y en urnas de cerámica. Las Fosas, era el tipo de enterramiento de elaboración más sencilla, para su realización se practicaba un hoyo en el lugar elegido para el 5
enterramiento, generalmente bajo el pavimento de las viviendas, con unas dimensiones suficientes para albergar al cadáver o cadáveres en posición flexionada. Los enterramientos en fosa a veces tienen la particularidad de estar delimitados por unas piedras que bordean al inhumado o inhumados, y que pudieron servir de apoyo a una cubierta de materia orgánica (ramaje, madera). Finalmente la fosa era llenada de piedras y tierra. Las Covachas, cavidades excavadas en las rocas. Las Cistas, se trata de un sepulcro de cuatro lajas1 laterales. Con anterioridad se abría una fosa en la que se construía la caja pétrea y en la que acto seguido se introducía el cadáver flexionado, acompañado de un ajuar. Las Urnas, utilizar este tipo de recipiente para los enterramientos era lo más frecuente en la cultura argárica. Sirven como contenedores para individuos de todas las edades, aunque es el tipo más habitual en enterramientos infantiles. El cadáver flexionado suele ir acompañado de un ajuar compuesto por objetos personales, cerámicas y alimentos. Es por tanto el tipo de sepultura y sobre todo el ajuar que depositaban en ellas lo que indicaba que la felicidad para los habitantes de la cultura argárica consistía en la unión de riquezas y muerte. Serían objetos de prestigio los que identificarían un estatus o condición social dentro de las gentes del poblado, pertenecientes siempre a los hombres de la clase dominante. ENTREVISTAS EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO: Toda la información que hemos recabado para el estudio de la ‘posible búsqueda de la felicidad’ en la cultura de El Argar, la hemos cimentado haciendo una pequeña entrevista a Doña Fátima Gimeno Arias, técnico Domus del MAM; a Doña Patricia Serrano Mayoral, técnico de fondos del Museo de Arte Ibérico del Cigarralejo, Mula; y a D. Luis Miguel Santed, Conservador Responsable de la gestión del MAM. Nuestras preguntas han ido enfocadas a investigar si la gente de esta cultura autóctona del sudeste español buscaban de alguna manera la felicidad y caso de ser así, cómo lo hacían: Pregunta 1: Lo que más nos ha llamada la atención con los enterramientos que
se practicaban en esta cultura. ¿Se podría afirmar que ésta era su forma de la alcanzar ‘la felicidad’?: Respuesta: Un hecho demostrado es que con los enterramientos buscaban lo mejor para la otra vida. En los ajuares de los enterramientos se incluían elementos que ‘consideraban necesarios’ para su ‘otra vida del más allá’. Quizás no era lo que entendemos nosotros por felicidad, pero no sería muy descabellado unir su aspiración a otra vida de ultratumba con la búsqueda de la felicidad. Pregunta 2: ¿Es posible que los estamentos sociales en los que estaba 1
Laja: se trata de una piedra lisa formada por yeso, caliza, arenisca y pizarral.
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estratificada esta cultura también indicaran grado de felicidad? Respuesta: En estos tiempos en lo que se habla de supervivencia nos encontramos con la clase dominante, y por así decirlo, con la clase sometida. Se debía guardar comida, almacenarla para tiempos de crisis a los que sobrevivirías si tenías comida, sino morirías de hambre. No sé si hablaríamos de felicidad porque se puede ser feliz siendo pobre e infeliz teniéndolo todo. Pregunta 3: Los griegos tenían un sentido catastrofista de la felicidad, de hecho al haber cumplido su deber de ‘buenos hijos’, Cleobis y Bitón murieron por considerarse ya completamente felices. ¿Cree usted que este mismo sentido catastrofista se puede ver en los enterramientos argáricos? Respuesta: Al no tener manuscritos no se podía saber lo que para esa cultura era la felicidad, pero al hacer estudios se ha podido constatar que existían valores. Pregunta 4: Aristóteles pensaba que la felicidad era alcanzar el bien de una comunidad, ¿de alguna manera buscaban con sus enterramientos el bien común, y por tanto la felicidad? Respuesta: En la prehistoria no se regían por un conocimiento filosófico, sino que a través de la historia de la humanidad adquirieron un conocimiento empírico, es decir, llegaron a la conclusión de que si se organizaban en una comunidad, se asegurarían la supervivencia.
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b. Bloque 2: Heródoto: el mito de Cleobis y Bitón i. Biografía de Heródoto. ii. Origen del término ‘felicidad’. iv. Mito de Cleobis y Bitón. v. La Felicidad para Heródoto.
BIOGRAFÍA DE HERÓDOTO: La historiografía como tal comienza con Heródoto (se cree que nació en el 484 a. C, y que murió en el 425 a.C.) que fue llamado por Cicerón el padre de la historia. Fue un viajero infatigable visitando Egipto, Siria, Persia, la Magna Grecia. Indagó acerca de todo tipo de datos, desde etnográficos a geográficos. Su obra, Historia, se compone de nueve libros, que el propio autor iba leyendo en público según los iba redactando. Nos cuenta con gran frescura y agilidad narrativa, historias de los países cercanos a Grecia, antes de acometer su labor primordial: el relato de las Guerras Médicas (guerras entre los griegos civilizados y los bárbaros). Para este escritor, éste había sido el hecho más importante de la Historia, y pretendía contarlo buscando sus primeras causas (la sublevación de las ciudades jonias de Asia Menor) hasta sus hechos finales en las grandes victorias griegas. ORIGEN ETIMOLÓGICO DEL TÉRMINO FELICIDAD: En griego procede de la utilizaban los griegos para expresar ‘bienestar, felicidad, buena fortuna, abundancia’. Los filósofos la consideraron el mayor bien. Si descomponemos el término en sus dos elementos: , bien, y , que significa ‘divinidades’ y que asociado a divinidades malignas derivó en nuestro término ‘demonio’, podemos extrapolar que es ‘quien lleva un buen espíritu’ o quien tiene buen ánimo o quien es un dios bueno’. La presencia de los sinónimos y añaden al término connotaciones de riqueza, grandeza y abundancia. En latín la felicidad es algo más tangible y no es cosa del espíritu ni de los espíritus, y ni siquiera de la suerte, sino de la naturaleza, tiene una raíz indoeuropea *dhe (mamar) , con un alargamiento –L- que se ve en ‘felare/fellare’ (mamar). FELIX tiene la misma raíz y el mismo alargamiento. Si tomamos en consideración la desinencia femenina –ix, sería muy lógico deducir lo siguiente: - 1º. Que esta palabra fue en su origen femenina. 8
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2º. Que denominaba a la mujer en una acción únicamente femenina, ‘amamantar’.
MITO DE CLEOBIS Y BITÓN: En el libro I, 31 de las Historias de Heródoto, a través de un excurso de Solón22, vemos que al término felicidad se le adjuntan los conceptos de prosperidad, posesión de bienes, paz, e incluso, serenidad. Nos relata el mito que un poderoso y riquísimo rey, Creso, se considera el más feliz de todos los hombres. Pero su necesidad de corroborarlo hace que pida la opinión de Solón. El deseo que tiene el rey de Lidia de sentirse el hombre más feliz de todos, no es más que un espejismo basado en las riquezas que posee. Las conclusiones a las que llega Solón fulminan el deseo de Creso. El sabio y legislador ateniense considera como ‘el más feliz’, primeramente a Telo, y en segundo lugar a los dos hermanos Cleobis y Bitón. Telo, padre afortunado, muere en plena juventud mientras formaba parte de una atroz batalla. Cleobis y Bitón, buenos atletas e hijos abnegados que honran a su madre tirando del carro que la ha de llevar a las fiestas en honor de la diosa Hera, mueren mientras estaban durmiendo como respuesta a una súplica de su madre a la diosa: le pide la ‘felicidad’ para su entregados hijos. LA FELICIDAD PARA HERÓDOTO: Debemos por tanto buscar el significado del término ‘felicidad’ en las propias palabras de Solón, donde se nos muestra el sentido catastrofista que de la felicidad tenían en la antigua Grecia. Dos son los términos que en boca de Creso se relacionan con la felicidad: y (que se aproximan al sentido de ‘magnífico, agraciados por la buena suerte’). Dos son los sentidos con los que Heródoto define la ‘felicidad’: tener el beneplácito de los dioses y guiarnos en nuestra vida por un buen espíritu divino que nos proteja.
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Solón, fue uno de los siete sabios de Grecia, conocido por ser un gran legislador.
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c. Bloque 3:Aristóteles: Ética a Nicómaco i. Biografía de Aristóteles. ii. Ética a Nicómaco: Definición aristotélica de ‘felicidad’. BIOGRAFÍA DE ARISTÓTELES Fue apodado el ‘Estagirita’ por haber nacido en la ciudad de Estagira, no lejos del actual monte de Athos. Su madre se llamaba Faestis y su padre, médico de profesión, Nicómaco. A los dieciocho años se dirige a Atenas con el fin de estudiar. En la Academia se convirtió en uno de los discípulos más brillantes de Platón quien lo llamaba ‘el lector’ por su afición a la lectura. Aristóteles funda su propia escuela en Atenas, el ‘Liceo’ (llamado así por estar situado dentro de un recinto dedicado a Apolo Likeios). A sus discípulos se les llamaba ‘peripatéticos’ porque solían recibir clases alrededor de los jardines y el paseo que rodeaban el edificio del Liceo. Falleció en Calcis en el año 322 a. C., con 62 años tras convertirse en uno de los filósofos de más renombre de su tiempo. Su influencia aumente incluso en la Edad Media y en el Renacimiento. Destaquemos su visión de la Ética. Existen tres grandes obras sobre ética en su producción filosófica: Ética a Nicómaco, que consta de diez libros, Ética a Eudemo, que consta de cuatro libros, y la Gran Ética (Magna Moralia), al parecer escrita por un recopilador posterior a él. Según Aristóteles, toda actividad humana tiende hacia algún bien. Así se da un teleologismo, identificando el fin con el bien. La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. EL bien supremo es la felicidad y la felicidad es la sabiduría, el desarrollo de las virtudes, sobre todo la razón. ÉTICA A NICÓMACO: DEFINICIÓN ARISTOTÉLICA DE ‘FELICIDAD’ Aristóteles sostiene en su Ética a Nicómaco (I, 4, 1095a) que el bien último del hombre es la felicidad, pues ‘vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz’. Pero entonces para Aristóteles ¿cuál es el bien supremo al que debe orientarse toda acción?, para dar respuesta, el filósofo griego plantea su concepción teleológica de la Naturaleza. Para él nada hay en el universo que no tenga un sentido. El Universo es, así, un orden y no caos. Desde un punto de vista metafísico ese orden se consigue por el hecho de que todos los seres naturales ‘tienden’ a realizar todas las potencialidades de su propia forma. Desde la perspectiva antropológica, el orden se manifiesta en la conciencia que tienen los hombres de sus actos y la orientación que hacen de ellos para conseguir un fin. Esto no significa que los fines humanos sean todos convencionales. Éstos existen, pero la felicidad va asociada a aquellos fines que son más adecuados a la naturaleza humana. Pero de qué fines hablamos. Ante todo de aquellos que tienen que ver con el mejor desarrollo de todas las potencialidades el alma. Con 10
lo que la vida buena, propiamente humana, consiste en el ‘cultivo de la virtudes éticas’ por cuanto lo que es propio de cada uno por naturaleza es también lo más excelente y lo más agradable para cada uno. Esto significa que el hombre, si bien encontraría su felicidad suprema en la vida contemplativa, propia del sabio, dado que, como ser corporal tiene necesidades físicas, psíquicas y sociales, sólo puede aspirar a una felicidad limitada y razonable (la propia de un hombre prudente) que exige la posesión de virtudes morales, con el fin de atemperar los impulsos propios y el trato con los otros, así como la posesión de determinados bienes corporales (salud, fortaleza…) y externos (economía saneada, justicia…) lo que nos remite al problema político. Se entiende así que sea en la relación del individuo con la ciudad el marco en el que Aristóteles se plantea el fin o bien supremo del hombre. La política sería ‘la ciencia del bien supremo’, pues a ella están subordinados el arte militar o la economía pues sus bienes particulares encuentran en el bien público no sólo su norte sino también su garantía. La lucha por la solidaridad es, en el fondo, la mayor y exigente empresa política. Por ello es absurdo hacer del hombre dichoso un solitario porque nadie, poseyendo todas las cosas, preferiría vivir solo, ya que el hombre es un ser social y dispuesto por naturaleza a vivir con otros.
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d. Bolque 4: Pierre Cosineau: Definición de ‘felicidad’ para un psicoterapeuta i. ¿Qué es un psicoterapeuta? ii. P. Cosineau y su definición de ‘felicidad’. ¿QUÉ ES UN PSICOTERAPEUTA? Un psicoterapeuta es una persona entrenada para evaluar y generar cambios a una persona que acude a consultarlo («paciente» o «cliente») y su último propósito es una mejora en la calidad de vida en este último, a través de un cambio en su conducta, actitudes, pensamientos o afectos. Existen muy diversos marcos teóricos para ello, ejemplos de ellos: rediseñar la funcionalidad de las conductas; la interpretación que hacemos de la realidad y «Consejo no-directivo» desde la psicoterapia centrada en el cliente. A cada una de estas concepciones, para cada una de las escuelas o corrientes, se las llama en conjunto «psicoterapia». Además, el término psicoterapia no presupone una orientación o enfoque científico definido, siendo considerado denominativo de un amplio dominio científico-profesional especializado, que se especifica en diversas orientaciones teórico-prácticas. P. COSINEAU Y SU DEFINICIÓN DE ‘FELICIDAD’ Hoy en día, los psicoterapeutas, según Pierre Cosineau, conceptualizan el funcionamiento del ser humano a partir de sus dificultades más que a partir del bienestar. La gran tradición de la psicoterapia, la que está fundada en resultados de investigaciones y la que se basa más bien en una validación clínica, tiene también una «sabiduría» que ofrecer a la investigación científica sobre la felicidad. Afirma Cosineau que como psicoterapeuta no hará ningún juicio sobre la vida de estas personas, interviniendo cuando nos lo reclamen, aunque no por ello deje de reflexionar sobre la relación potencial entre ciertas disposiciones de estructura de personalidad de individuos y su predisposición a la felicidad. Si bien las posiciones de los psicoterapeutas sobre el tema se establecen en dos grandes categorías: unos, asocian la felicidad a una buena capacidad de adaptación a nuestro entorno. Otros, piensan que la felicidad puede estar asociada a una realización personal que se basa en elecciones auténticas. El concepto del Sí real de Masterson (1985) es un ejemplo de este modo de pensamiento. Masterson aporta varias características de lo que sería un Sí real. Algunas serían: la capacidad de identificar sus deseos particulares, únicos, así como la de mostrar una iniciativa autónoma y de afirmación para realizarlos y defenderlos si son atacados; la capacidad de reconocer por sí mismo la adaptación a un estado afectivo o a una situación, siendo esta capacidad la base de una estima de sí mismo autogenerada. 12
A partir de todo lo dicho, Pierre Cosineau piensa que el bienestar subjetivo, la satisfacción de vivir, en una palabra ‘la felicidad’ pueden ser obtenidos de maneras diversas, pero que ciertas disposiciones de estructura de personalidad aumentan las posibilidades de adaptación y/o la calidad de esta adaptación. Para P. Cosineau un terapeuta que interviene en personas que sufren una idealización excesiva, incapacidad de perseverancia, exigencias personales desmesuradas (demasiada perseverancia en detrimento de otros valores) o deformaciones cognitivas ayudará a modificar estos estilos de adaptaciones disfuncionales.
4. CONCLUSIONES Muchos son los aspectos que influyen en que nos sintamos o no felices: tiempos en los que vivimos, edad que tenemos, estado civil, nivel cultural, capacidad económica, amor, salud, sexo, … Ya los enterramientos de la cultura argárica, nos demuestran que la felicidad para estos individuos prehistóricos estaba muy ligada a las riquezas que ostentaban en sus sepulturas. Todos los componentes del grupo de investigación estamos de acuerdo en que para nosotros, para la sociedad en la que vivimos, la ‘felicidad’ es un estado muy subjetivo. Es esta la primera de las conclusiones a las que hemos llegado tras haber realizado un ‘estudio de campo’ en nuestro entorno. La inmensa mayoría opina que nunca es completa y que escapa al control humano. Nuestra segunda conclusión es que es justamente en éste aspecto en el que el concepto de Heródoto y el nuestro coinciden: ‘considerarse plenamente feliz es prematuro e incluso ilusorio porque el mundo es impredecible y está gobernado por fuerzas que escapan a nuestro control’. El sentido ‘trágico’ que tiene la felicidad en el contexto del undo ateniense no es tan dispar del que tienen muchos hombres de hoy en día. Tanto el final de Creso, como el de mucha gente actual, pasa por una más que supuesta e improbable intervención divina. También es nuestro sentir que todos contribuimos a nuestro final. He aquí otro punto de unión con la historia de Creso. Sin duda alguna el rey ayuda a que se cumpla su final, pues la destrucción de su reino y la muerte de su hijo es el precio que tiene que pagar por sus errores. El rey no sufre tanto por lo que ha hecho sino porque en el mundo que le toca vivir el destino está prefijado y nada puede escapar a él ni creerse feliz mientras viva. Otro punto de unión entre los antiguos griegos y los hombres actuales es considerar la felicidad como algo que sucede en un momento y espacio muy concretos: para los griegos la muerte en un momento glorioso, para nosotros encontrar la satisfacción, aún momentánea, al haber conseguido un objetivo prefijado de antemano. A lo largo de toda la historia de la humanidad los términos ‘felicidad, suerte y destino’ siempre aparecen relacionados. También creemos, y esta sería nuestra tercera conclusión, como Aristóteles 13
mantenía en su ética a Nicómaco: ‘que la realidad humana lleva implícita la felicidad de la vida del cuerpo’. Es evidente la necesidad que la felicidad tiene de los bienes exteriores, pues sin recursos sería casi imposible hacer el bien. Hay ocasiones en las que el dinero, la belleza física, la bondad… son instrumentos de la felicidad, de ahí que, según Aristóteles, la felicidad se entrelaza, para unos, con prosperidad, para otros con la virtud. La cuarta de nuestras conclusiones nos identifica plenamente con el trabajo de los psicoterapeutas: ‘el bienestar subjetivo, la satisfacción de vivir, en una palabra ‘la felicidad’ pueden ser obtenidos de maneras diversas, pero que ciertas disposiciones de estructura de personalidad aumentan las posibilidades de adaptación y/o la calidad de esta adaptación, que son las que hay que mejorar.’ Teniendo en cuenta todos los aspectos que influyen en el concepto de ‘felicidad’, y por supuesto su evolución a lo largo del tiempo, no creemos que fuera muy osado identificar el concepto que nosotras tenemos de la ‘felicidad’ con la unión de elementos tales como la predisposición personal, la adaptación al medio, la edad, y por qué no, el destino. 5. AGRADECIMIENTOS No debemos ni podemos concluir este trabajo sin antes dar nuestras más sinceras gracias a todas las personas que nos han ayudado a llevar a cabo este pequeño trabajo de investigación. Es nuestro centro al que en primer lugar debemos nombrar: nos ha permitido que trabajemos sin ningún tipo problemas de horarios, nos ha facilitado toda la bibliografía de la que disponía, y nos ha dado permiso para hacer nuestras encuestas en él. Y por supuesto, no olvidamos a todo el personal del Museo Arqueológico de Murcia que nos ha facilitada gran parte de nuestra tarea. Hacemos una especial mención a Doña Mª Paz Muñoz Ríos, técnico de biblioteca y Archivo MAM, cuyo aliento, ganas e ilusión nos abrió muchísimas puertas para poder llegar donde nosotras solas no hubiéramos podido hacerlo. 6. BIBLIOGRAFÍA Heródoto, Historias, Edt. Gredos, Madrid, 1986. Aristóteles, Ética Nicomáquea, Edit. Gredos, Madrid, 1985. Siret, e. y Siret, 1. Las primeras edades del metal en el sudeste de España. ED facsímil. Museo Arqueológico de Murcia, 2006. Jover Maestre, F.J., Arqueología de la muerte: prácticas funerarias en los límites del El Argar, Universidad de Alicante, servicio de publicaciones, 1997. Lull Santiago,V., La cultura del Argar, Edit. Akal, Madrid, 1983. 14
Luis Siret y los inicios de la arqueología en el sureste de España. Mus-A: revista de los museos de Andalucía, nº 4, 2004, pp. 168-175. Ritual funerario de la cultura argárica. I Jornadas antropológicas del Valle del Ebro. Logroño, 1983. La edad de bronce en la región de Murcia, Ayala Juan, M.M., Y acumularon tesoros, mil años de historia en nuestras tierras. cam., 2001, 151-162. L’approche cognitive et les troubles de La personnalité. Cousineau, P. (1995). Revue québécoise de psychologie, 16(2), 131-152. Traducción de Isabel de Ugarte.
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