PARA EL PROYECTO DE INNOVACIÓN
“Las Idus de Marzo” (Murcia/Cartagena, marzo de 2014)
SENADOR: Salvete, nobles ciudadanos que hasta esta famosa urbe de Carthago Nova habéis llegado. En el calendario romano, al 15 de marzo se le llamaba “Las Idus de Marzo”. Tal día como hoy, hace 2057 años, fue cruelmente asesinado el más grande de los romanos, Cayo Julio César. Pero aquí se aproximan los cabecillas de los conspiradores, Bruto y Casio.
BRUTO: (Al senador) “Ave, Senátor, estás preparado?”.
SENADOR: Ave, noble Bruto, ave Casio. No lo sé. Mi corazón está oprimido por lo que estamos a punto de hacer.
CASIO: Y sin embargo, sabes que debe hacerse. No hay otra opción para la República.
BRUTO: Nadie más triste que yo, Senador, pues como sabes, César me adoptó y protegió desde joven. Y sin embargo...
SENADOR: ¿Sin embargo...?
BRUTO: Sin embargo, César debe morir. Su poder ha llegado tan lejos, que si no lo detenemos, terminará por apoderarse de toda Roma y la República sucumbirá. No podemos conformarnos con ser esclavos de César, ¡los romanos estamos acostumbrados a ser dueños de nuestro destino!
CASIO: (asiendo de los brazos a Bruto): Bien dicho, Bruto, nadie mejor que tú para encabezar esta misión: amas mucho a César, pero amas más a Roma.
SENADOR: Entiendo lo que dices, y sin embargo, mi corazón se resiste... ¡Ay de nosotros, si estamos equivocados! Vamos a matar al hombre más grande que haya tenido jamás la grandiosa Roma.
CASIO: Por esto con más motivo debemos actuar deprisa. A César un adivino le ha prevenido del peligro que corre hoy. Además, diferentes prodigios le han anunciado su muerte: unos caballos lloraron cerca del río Rubicón, su esposa vio en
sueños cómo se hundía el tejado de su casa, él mismo ha soñado con volar sobre las nubes y unir su diestra a la de Júpiter…
BRUTO: ¡Cuidado! Por ahí viene ya. Tened a mano vuestros puñales... ¡Y no dudéis en golpearle con ellos una y otra vez! ¡Por Roma!
(Se acerca César, los conspirados simulan indiferencia, CÉSAR les saluda)
CESAR: ¡Ave, amigos! ¡A punto he estado de no venir hoy al Senado! Primero un adivino, no ha dejado de advertirme sobre este día“¡Guárdate de las Idus de Marzo!” Me decía una y otra vez... Y hace un momento, el joven Artemidoro me ha entregado una carta apremiándome a leerla, como si en ella estuviera escrita mi sentencia de muerte (César sonríe, pero los conspiradores se miran sombríos)
CASIO: No es propio de César prestar oído a supersticiones.
CESAR: Bien dices, Casio, ni de César, ni de ningún hombre libre
(Bruto se arrodilla ante César y le toma las manos) ¿Y esto, Bruto?
BRUTO: César, humildemente deseo suplicarte...
CÉSAR: Hijo, no hay necesidad de arrodillarse (pero Bruto, con la cabeza gacha le sujeta aún más fuertemente las manos). Suelta mis manos y abrázame...
BRUTO: (levanta la cabeza) ¡César! (Se vuelve a sus dos compañeros). Sic semper tyrannis! Casio y Casca se aproximan a César y sacando los puñales le hieren en repetidas ocasiones, mientras Bruto se pone en pie. César, tambaleándose se apoya en Bruto y éste le asesta el golpe definitivo.
CÉSAR: (Muriendo) Tu quoque, Brute, fili mi? ¿También tú, Bruto, hijo mío? (tras pronunciar estas palabras César se tapa la cabeza con la toga y se deja caer al suelo mientras los conjurados siguen clavándole sus puñales).
CASIO: ¡César ha muerto! ¡Libertad para Roma!
BRUTO Y SENADOR: ¡Libertad para Roma! (permanecen estáticos levantando el puñal).
FIN