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GALO MARTÍN APARICIO FOTO S DANIEL MARTORELL
DESTRUIDAS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, LAS CALLES DE RÓTERDAM SE HAN CONVERTIDO EN UN MUSEO VIVO DE ARQUITECTURA VANGUARDISTA, CONSTRUIDA CON MATERIALES COMO EL VIENTO, EL AGUA Y LA LUZ.
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l puerto, sobre el río Mosa, hay que llegar en tren. La Estación Central, una especie de aleta de tiburón gigante construida con paneles solares, es la telonera de una serie de construcciones que convierten Róterdam en un laboratorio de la arquitectura. Desde la estación, emprendemos nuestro camino hacia el centro de la ciudad: un barrio amplio, de zonas verdes y calles anchas por donde el aire corre, con libertad, en dirección al mar. El 14 de mayo de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, aviones de la fuerza aérea de la Alemania nazi bombardearon la ciudad y destruyeron, casi por completo, el centro histórico. Cuatro días después, los arquitectos, ingenieros y diseñadores ya estaban trabajando sobre aquel páramo chamuscado. No reconstruyeron nada; mejor, lo renovaron todo. Rompieron con el pasado y se pusieron a jugar con el espacio y la luz. Armados con escuadras y cartabones tiraron líneas que dibujaron edificios racionales, creativos y estéticos. Fue tanto el ingenio que volcaron sobre aquellos planos que el centro de Róterdam se pobló de edificios de arquitectura modernista, funcionalista y socialista, alejándose de la fisionomía típica del resto de las ciudades de los Países Bajos. Sin embargo, sería un error atribuir la vocación vanguardista de la ciudad a su destrucción. Como explica Linder Wijntjes, de la empresa turística local Urban Guides, “incluso antes de ser bombardeada, en Róterdam ya se estaban construyendo edificios modernistas”. La prueba está
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Desde aquella lluvia terrible, Ró t e rd a m y s u s c i u d a d a n o s h a n e x h i b i d o u n un ADN que porta la capacidad d e t ra n s f o r m a r u n a t ra ge d i a y u n a amenaza en oportunidad.
en la fábrica de té, café y tabaco Van Nelle (“el espectáculo más bello de la era moderna”, según Le Corbusier) y la casa Sonneveld, ambas del despacho local Brinkman & van der Vlugt; y los museos de arte Boijmans Van Beuningen y Chabot, todos ellos construidos en los años 30 del siglo pasado. Su antecesor fue la Casa Blanca, un edificio que, desde finales del siglo xix, ya sugería lo que vendría después para la urbe. Durante un tiempo, sus 45 metros de altura lo convirtieron en el edificio más alto de Europa; hoy, la torre Euromast, con sus 185 metros, la mira desde el cielo. Róterdam se asienta en el delta que conforman los ríos Nuevo Mosa y Rin, y está, firmemente, expuesta a las fuerzas de la naturaleza. A lo largo del tiempo, el puerto ha tenido que aprender a soportar los golpes que el viento y el agua lanzan a su caprichoso skyline. Duzan Doepel, cofundador del estudio interdisciplinario de interiores y arquitectura DoepelStrijkers, explica que los diseñadores ya “no luchan contra el viento y el agua; los usamos”. A continuación, muestra fotos y una maqueta de la Rueda de Viento Holandesa, el proyecto que está llamado a ser el nuevo buque insignia de Róterdam: un molino, futurista e
4 Pág. anterior Las Casas Cubo, diseñadas por Piet Bloom con inclinación de 45°. 1. El puente Erasmo descansa frente al edificio De Rotterdam. 2. El centro de Róterdam permite que el aire y el agua fluyan con naturalidad. 3. El letrero del barrio de Zomerhofkwaetier incluye un sistema inteligente de almacenamiento de agua de lluvia. 4. Los canales del río Nuevo Mosa se introducen en la ciudad.
inteligente, que aprovecha los recursos naturales y energéticos que el entorno le brinda, y explora cómo el turismo y la arquitectura sustentable pueden impulsar e impactar en el desarrollo positivo de una localidad. En Róterdam, las ideas, igual que el agua y el aire, fluyen en todas las direcciones. Aquí nació el humanista y filósofo Erasmo de Róterdam. Un pensador libre al que la ciudad honra con una estatua erigida junto a la iglesia gótica de San Lorenzo, uno de los pocos edificios históricos, además del ecléctico ayuntamiento, que quedaron en pie después del ataque aéreo alemán. Desde aquella lluvia terrible, Róterdam y sus ciudadanos han exhibido un ADN que porta
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la capacidad de transformar una tragedia y una amenaza en oportunidad. Sus habitantes le otorgan la resiliencia necesaria para adaptarse al cambio climático que, hasta hoy, le ha obligado a construir diques y a desarrollar prácticas innovadoras para la gestión del agua. En su renovado centro urbano, las grúas y los operarios continúan trabajando para levantar edificios nuevos. Uno de ellos es el Markthal, proyectado por el estudio MVRDV del arquitecto Winy Maas. Por fuera, el coloso tiene forma de herradura. En su interior, un mercado con cerca de un centenar de puestos de comida, situados bajo el arco central, cohabita con una serie de apartamentos ubicados en las plantas más altas. Si se alza la vista se acierta a ver un enorme mural digital de 11,000 metros cuadrados que representa frutas, verduras y hortalizas: una Capilla Sixtina hecha por una computadora. Al salir y volverle a mirar de frente, descubrimos un bosque de viviendas. Son las Casas Cubo que, en la década de los 80, Piet Blom diseñó en amarillo y una desafiante inclinación de 45 grados. La mayoría de ellas son viviendas en uso, aunque es posible visitar una por dentro para probar qué se sentiría vivir en un espacio oblicuo. Es normal que, para caminar una metrópolis con una superficie terrestre de 206 kilómetros cuadrados y una acuática de 114, tengamos que cruzar algunos puentes. El de Willems, por ejemplo, comunica la orilla norte con la isla de Noordereiland que, a su vez, está conectada con la orilla sur por medio del puente Koninginne, desde donde se tiene un vista fantástica del puente ferroviario De Hef, parte de la vieja línea entre Róterdam y Dordrecht. Hasta hace unos años, el renovado barrio de Kop van Zuid, en la orilla sur del río, era el pariente pobre de la ciudad. Aquí estaban los muelles desde donde zarpaban los barcos repletos de emigrantes que huían de Europa rumbo a Estados Unidos. Hoy, el sitio ha cambiado las lágrimas de las despedidas por las risas y el buen ambiente que emana de los cines, teatros, bares y restaurantes que salpican la zona. En este lado de la ciudad hay que mirar con atención la fachada art nouveau del hotel New York, el Museo de Fotografía Neerlandés y recrearse contemplando el rascacielos triple De Rotterdam –“un edificio-ciudad”, proyectado por OMA, el despacho del legendario gurú local Rem Koolhaas–, que lleva por nombre, además del de la ciudad, el de uno de esos barcos que viajaba a América. Se trata de una construcción compuesta por tres torres conectadas, dispuestas como si fueran seis, de 44 plantas cada una, que alberga una ciudad en vertical en donde, todos los días, 2 transitan unas 5,000 personas.
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1 1. La colorida fachada del edificio Calypso le otorga la sensación de estar en constante movimiento. 2. Puente peatonal de Luchtsingel.
UNA VISITA RÁPIDA A RÓTERDAM OFICINA DE TURISMO & CONGRESOS DE HOLANDA holland.com/es URBAN GUIDES Organiza recorridos arquitectónicos en la ciudad de Róterdam. urbanguides.nl ¿DÓNDE DORMIR? El edificio del hotel New York (hotelnewyork.com) y el NHow (nhow-rotterdam. com), al interior de De Rotterdam, representan el carácter arquitectónico de la urbe. ¿DÓNDE COMER? Asian Glories, una de las cocinas asiáticas predilectas entre los habitantes de la ciudad. (asianglories.nl). De Matroos en Het Meisje (El marinero y la chica; dematroosenhetmeisje.nl), de estética portuaria y decorado con cerámica azul típica de la localidad vecina de Delft. FG Food Labs (fgfoodlabs. nl) Un restaurante investido con una estrella Michelin, ubicado bajo las vías del tren de la estación de Hofbogen.
La Estación Central de Róterdam, edificada con paneles solares, recibe a 100,000 personas al día.
L o s e st u d i o s d e a rq u i t e c t u ra y p ro y e c t o s u r b a n o s q u e p ro l i f e ra n e n Ró t e rd a m h a c e n u s o d e i m á ge n e s 3 D, m a q u e t a s y h o l o g ra m a s p a ra e x p l i c a r q u e s í , e l p u e r t o e st á l i st o p a ra e l s i g l o x x i . En su interior hay oficinas, departamentos y un hotel, el NHow. Este tipo de edificio, una mezcla de experimento y osadía, se ha convertido en el nuevo ícono de la ciudad y resume la idea de su creador para el futuro de cara a las ciudades: la hiperdensidad. En los pasillos, vestíbulos y ascensores se cruzan oficinistas, inquilinos, visitantes y turistas. Los arquitectos que trabajan en Róterdam tienen muy presente el turismo en sus diseños. Así lo cree Doepel, que afirma que, “al ser una atracción turística, estos llamativos proyectos metaskills benefician a los ciudadanos que residen en ellos y a la ciudad… además, educan y estimulan a sus habitantes más jóvenes”. El puente Erasmo descansa a los pies del rascacielos De Rotterdam. Tiene forma de cisne y da la impresión de estar a punto de posarse sobre el agua. Su estructura colgante –que se puede cruzar en carro, tranvía, bicicleta o andando– comunica el barrio de Kop van Zuid con la orilla norte y con el centro de la ciudad. Entre tanta vanguardia arquitectónica, las eternas grúas metálicas de Schouwburgplein y el Museo Marítimo sostienen esa cultura portuaria que se niega a desaparecer. Éste es el mayor puerto de carga y descarga de mercancías de Europa, y uno de los más grandes mundo, después del de Shanghai y el de Singapur. Rodeado de agua y con ese impresionante puerto, la observación de barcos se ha convertido en un pasatiempo
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cómún para la ciudad. Como tampoco le falta viento, conservan un molino en el barrio periférico de Delfshaven, al oeste. Aquí, los Padres Peregrinos se detuvieron antes de continuar su viaje a bordo del Mayflower rumbo a Norteamérica. El lugar nos traslada al ambiente que suponemos respiraron los navegantes de la Compañía de las Indias Orientales Neerlandesas, latitudes de las que proviene esa gente que hace que la urbe sea como la torre de Babel: en las calles y canales de Róterdam, los oriundos de Surinam, Indonesia y Antillas se dan la mano con marroquís, argelinos, turcos, chinos, coreanos y vietnamitas (un encuentro que, por supuesto, se traduce en una venturosa oferta culinaria de sabores lejanos exóticos y nuevas recetas). Un paseo por Róterdam no termina hasta que se camina por sus azoteas. Allí hay huertos, piscinas, jacuzzis, parques, bares, restaurantes y cisternas. Estos barriles inteligentes de lluvia son la solución al problema que supone el exceso de precipitaciones. Cuando llueve, el agua que recogen estos cubos se reutiliza para diferentes fines: riego de jardines y parques, y lavado de coches. Los estudios de arquitectura y proyectos urbanos que proliferan en Róterdam hacen uso de imágenes 3D, maquetas y hologramas para explicar a la gente que sí, el puerto está listo para el siglo xxi. Si Dios creó la tierra, los roterdamenses descubrieron cómo mantenerla a flote.