CONQUISTA DEL PERU
“A fines de 1524 todo estaba preparado para que los conquistadores, encabezados por Pizarro, inicien las expediciones conquistadoras. Un gran obstáculo se había salvado al lograr el permiso del gobernador del Panamá “Pedro Arias Dávila” con la corona española. […] Así fue, 1524 a 1532 Pizarro y su gente realizaran tres viajes con el que culminaran con el descubrimiento y conquista del Tahuantinsuyo” (Historia del Perú. Antonio Guevara Espinoza. Ediciones Guevara Espinoza. Lima – Perú. 2004)
CAPÍTULO I PRIMER VIAJE DE PIZARRO
Según lo acordado entonces, Pizarro debería encargarse de dirigir tropas, Almagro proveedor de soldados y Luque la presentación de las autoridades a tierra firme […] De tales planes se enteró pronto el gobernante Pedrarias Dávila, quien se asocio al negocio, entregando una cuota de dinero y suscribió la licencia para la partida.
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Pizarro anhelaba ser rico y poderoso así que se dedicó a preparar la denominada Empresa del Levante, que debería culminar en la incorporación del Perú al dominio Español. Con dicho propósito formo una compañía junto a su viejo socio Diego de Almagro (propietario de tierras y ganado en Panamá) y el clérigo Hernando de Luque que era maestrescuela de la catedral panameña.
“13 de Septiembre del 1524, Francisco Pizarro partió en el barquichuelo llamado “Santiago” por aquella mar del sur. Llevaba en su compañía ciento doce españoles, algunos indios nicaraguas de servicio, caballos al parecer cuatro y posiblemente más perros de guerras. La expedición hizo escala en la taboa e Islas de las Perlas, siendo el primer punto tocado después de Garachine” (Compendio del Perú. Teodoro Hampe Martínez. Editorial Bassa. Lima – Perú)
Después de estar en Islas de las Perlas embarcaron para seguir a Puerto deseado y a San Bartolomé, ambos sitios en la Bahía de Gusgava; al rio de San Lázaro, al que arribaron el 17 de Diciembre; al lugar de los Mártires donde llegaron el día 26; a los Inocentes que avistaron el día 28 y finalmente a puerto de Hambre, primer lugar de Indios, que resultaron Antropófagos1 y huyeron al ver a los españoles.
Prosiguiendo la ruta costera, Francisco Pizarro y sus compañeros arribaron en Febrero de 1525 a un lugar muy defendido conocido como el fortín del cacique de las piedras. Desagradables recuerdos les obligaron a realizar esta etapa del camino; en una madrugada fueron reciamente atacados por los pobladores del lugar armados de lanzas y flechas, haciendo retroceder a los extranjeros.
1.1.
Exploración de Almagro 1.1.1 Buscando a Pizarro
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Antropófagos: Personas que comen carne humana
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Mientras tanto, Almagro con otro barquichuelo nombrado el San Cristóbal, partió a su debido tiempo de Panamá, llevando consigo sesenta soldados. En el fortín del cacique de las Piedras bajo con cincuenta hombres para capturar al palenque, pero la resistencia de los indios fue tan brava que los españoles comenzaron a retroceder.
Almagro, para animarlos tomo entonces la delantera y consiguió acercarse a la empalizada (tribu), pero uno de sus defensores arrojo una flecha o venablo con tanta puntería que le acertó en un ojo y se le quebró. Pretendieron aprovechar sus adversarios para ultimarlo, pero irrumpió a tiempo un negro de Juan Roldan, quien logro rescatarlo, librándolo de morir a manos de los salvajes.
Acudieron los soldados presurosos y recogieron al capitán. Luego todos corrieron al barquichuelo y se pusieron a salvo. Así fue como Almagro perdió el ojo diestro, ojo que, trocado en pieza heráldica, uso después en su escudo el conquistador Juan Roldan.
1.1.2 Rio de San Juan “Apartados de la peligrosa costa, donde por quedar envuelto en llamas el fortín se bautizo Pueblo Quemado, los expedicionarios largaron velas con dirección al sur. Pasaron por la actual Punta de San Francisco y el cabo de las corrientes […]. Otro punto que arribaron fue la Isla de las Palmas y terminaron la navegación en el rio de que descubriera Andagoya, el mismo que ahora llamaron Rio de San Juan, por haber explorado su delta entre el 8 de mayo y el 24 de junio, festividad del Bautista.” (Historia del Perú. José Antonio del Busto. Editorial Brasa S.A. Lima – Perú. 1994.)
1.1.3 Chochama
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Como los indios del delta con quienes se entro en tratos y conversaciones, aseguraron no haber visto a Pizarro, Almagro decidió retornar a las Islas de las Perlas. Allí se enteró, precisamente, que su compañero estaba en la costa de Chochama y, tanto para conocer su estado como para recibir órdenes, aproo a ese litoral.
1.1.4 El Encuentro Causados y llenos de vendas, los dos socios se abrazaron. Luego de intercambiar sus saludos pasaron a contarse sus experiencias. Pizarro se encontraba en Chochama para prevenir la deserción de su gente; la jornada había sido pobre y el poco oro conseguido lo había enviado en el Santiago con Rivera y el viejo a Pedrarias. Almagro no pudo ofrecer buenas noticias. Se concluyo que también viajaría a Panamá con el San Cristóbal si soldados, solo con marineros ya que la nave requería carenarse 2
1.1.5 Capitanía Adjunta Gracias a Ribera y Almagro, Pedrarias pudo comprobar que la Jornada de levante no había sido rentable como se había prometido al comienzo. Apreció que su inversión de dinero había fracasado y tampoco vio posibilidades de recuperación. Furioso como solía ponerse maldijo la hora en que se animo a participar de la empresa, tachó a Pizarro de inútil y al Birú de tierra mísera, determinando por finalizada la jornada de Levante y con sus hombres iniciar la jornada de Poniente o de Nicaragua, donde los españoles se habían rebelado contra su autoridad. Por más que intercedió Hernando de Luque, la ira del gobernador no se aplacó, pero al cabo de algunos días maduró mejor su idea y jugando con la opción de repararla, decidió no clausurar la empresa de Levante sino nombrarle a Pizarro un capitán Adjunto.
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Carenarse:
Preparación de casco de una embarcación
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CAPÍTULO II SEGUNDO VIAJE DE PIZARRO 2.1.
La Costa de los Manglares 2.1.1 Delta del Rio de San Juan
Almagro se junto a Pizarro con los dos navíos, llevando entre otros hombres, al piloto moguereño Bartolomé Ruiz de Estrada y al artillero Pedro de Candia. De ningún modo el encuentro de los socios significó un reconocimiento a la capitanía adjunta de Almagro, por lo que Pizarro siguió considerándose capitán indiscutido y fue él quien luego determino el día de partida.
Con los dos barcos y tres canoas la expedición paso al Cacique de las Piedras la expedición pasó al Cacique de las Piedras, a las Islas de las Palmas donde unos flecheros hirieron a dos españoles; al rio de Cartagena y finalmente a Rio de San Juan, esto último en agosto de 1526. Aquí asaltaron algunos pueblos de indios, y encontraron oro por el valor de 15000 pesos. Como la tierra era pobre, pantanosa y enfermiza3, enviaron a Almagro y al piloto Ruiz, con el otro navío a explorar el Sur.
2.1.2 Exploración del Piloto Ruiz El piloto Ruiz logro cumplir el siguiente itinerario, “según Emilia Romero de Valle y Fernando Romero Pintado, a quienes seguimos en las travesías que venimos historiando”4. Ruiz partió del rio Cartagena, en el delta de San Juan y llegó al rio de las Ataranzas; descubrió el 9 de Septiembre la Isla de Felipe, que posteriormente se nombro de la Gorgona; en fecha desconocida la Isla del Gallo y, el 21 del mismo mes, la bahía de San Mateo, luego Atacames; el 18 de Octubre, Sanlúcar; el 3 de Diciembre, Cabo San Francisco y Coaque días después.
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Enfermiza: Capaza de producir enfermedades Extraído de: La conquista, tomo IV. José Antonio del Busto. Editorial Bassa S.A. Lima - Perú
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“Aquí fue donde por primera vez en la historia se venció la línea equinoccial de norte a sur del Pacífico”5, divisando Cabo Pasado, donde Ruiz recién se dio cuenta haber derrotado la línea; finalmente Punta Illote frente a la Isla de Salango. El hallazgo más provechoso de toda esta navegación fue el de la balsa de los mercaderes tumbesinos, con vela y remo-timón, y tenían balanzas, lana de camélidos, telas finas de algodón, piedras preciosas, cantarillos rojos y platos negros.
Cuando se fueron acercando vieron a varios mercaderes indios en una balsa, pero estos al ver a los cristianos se lanzaron al mar y trataron de ganar la costa a nado; en la balsa quedaron tres muchachos que sorprendieron por su rostro vivaz e inteligente. Ellos fueron los que confirmaron la existencia de hacía 30 años del Gran Imperio Austral.
2.1.3 Desconfianza soldadesca Cuando Pizarro conoció a los muchachos debió quedar muy satisfecho con sus respuestas, ordenó que les enseñaran la lengua castellana para utilizarlos como intérpretes y guías. Los tres soldados hablaban de Tumbes, una ciudad desconocida; pero, los soldados no creyeron nada de los indios de lo que les contaron ya que determinaron que posiblemente era un engaño más de su capitán para evitarles el retorno a Tierra firme.
2.1.4Pedro de los Ríos En ese momento Almagro regreso con más gente y víveres, trayendo la noticia que Pedrarias había sido reemplazado en la gobernación de Catilla del Oro por el cordobés Pedro de los Ríos. Sin tomar mucha importancia a este hecho Pizarro partió con sus hombres y caballos hacia la bahía de San Mateo y se internó en una costa atestada de vegetación tropical en la que predominaban 5
Extraído de: La Conquista, tomo IV. José Antonio del Busto. Editorial Bassa S.A. Lima - Perú
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los manglares6. Atravesaron este lugar robándoles nada más que maíz, porque no pudieron encontrar oro ninguno.
Al llegar a Atacames, se detuvo la tropa fatigada. Los soldados se quejaban de hambre, diciendo que la tierra era cada vez mas enferma y pobre, por lo que exigían regresar a Panamá. Almagro cuando los oyó, se dejo ganar por la ira y enfrentándose a la tropa, llamó a sus componentes de cobardes; Pizarro salió en defensa de los soldados y criticó a su socio las palabras que había dicho.
Ambos soldados sacaron sus espadas, por lo que todos pensaron que iban a pelear pero justamente intervinieron el piloto Ruiz y otros amigos y todo no paso de un mal momento superado. “Hecho es denominado por los escritores la Porfía de Atacames”7
2.1.5Rio de Santiago Luego fue que Pizarro avanzó hasta el río de Tempula, que entonces nombraron de Santiago por ser los fines de Julio de 1527. No encontraron nada interesante de admirar en sus riberas, por lo que Pizarro dispuso regresar como pedía la tropa. Todos se alegraron con el hecho del retorno, pero en ese momento ninguno comprendió la realidad: Pizarro les daba el gusto en retroceder mas no volver a Panamá, por eso fue que los llevó a la Isla del Gallo.
2.2.
Isla del Gallo
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Manglar: Es un hábitat considerado a menudo un tipo de bioma, formado por árboles muy tolerantes a la sal que ocupan la zona intermareal cercana a las desembocaduras de cursos de agua dulce de las costas de latitudes tropicales de la Tierra. 7 Extraído de: La Conquista, Tomo IV. José Antonio del Busto. Editorial Bassa S.A. Lima - Perú
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2.2.1 Paso a la Ínsula Ya enviado a Panamá uno de los navíos con Almagro, Pizarro pasó en el otro a la famosa ínsula, instalándose allí con sus ochenta soldados. Para evitar alborotos y fugas despachó también este otro barco a Panamá con Juan Carballo.
2.2.2 Copla Pasaron los días y el descontento disminuyó. Esta aparente tranquilidad tenía su porqué. En una de las naves habían enviado para doña Catalina de Saavedra, la esposa del Gobernador Pedro de los Ríos, un blanquísimo ovillo de algodón. Por su tamaño y hermosura era obsequio digno de tal dama. Pero hábilmente habían introducido en él un trozo de papel en que decían: “A Señor Gobernador, miradlo bien por entero allá va el recogedor y acá queda el carnicero”8 Los soldados habían escrito esa copla después de oír a su jefe decir que mientras él estuviera con vida ninguna de ellos volvería a Panamá. Para los soldados fue como una invitación a matarlo pero ninguno se atrevía a hacerlo.
2.2.3 Barcos del Gobernador El envío del ovillo resultó, pues un buen día; a fines de septiembre de 1527, blancas y lejanas en el horizonte se dejaron ver dos velas. Pizarro pensó que le traían más gente, pero los aplausos entusiastas de su tropa le anuncio lo peor. Los hombres lloraban de alegría y bendecían a Pedro de los Ríos, a su esposa y a cuantos habían tenido que ver en el envío de las naves. Entonces el jefe
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Extraído de: La Conquista, Tomo IV. José Antonio del Busto. Editorial Bassa S.A. Lima – Perú
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trujillano se indignó y, saliendo a recibir a los recién venido, “determino antes de morir que volver sin descubrir la tierra”9
2.2.4 Capitán Tafur Llegado el bote a la playa, saltó a ella Juan Tafur, capitán del Gobernador Pedro de los Ríos. Pizarro lo saludó secamente, preguntándole por el motivo de su visita. La respuesta fue precisa: estaba allí para llevarse a todos a Panamá. En la Empresa del Levante se habían perdido bastantes vidas y el Señor Gobernante la consideraba fracasada. Un mensaje secreto a la gobernadora llamaba a Pizarro carnicero y a Almagro recogedor.
2.2.5 Frase Famosa El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, sacando la espada, avanzó con ella hasta sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose hacer un discurso largo se limito a decir, al tiempo que trazaba con el arma una raya sobre la arena dijo: “Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro, al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere.”10
2.2.6 Los Trece Un silencio de muerte sorprendió las palabras de héroe, pero pasados los primeros instantes de la duda, se sintió crujir la arena húmeda bajo las botas y las alpargatas de los valientes que, en grupo de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio pasar la línea, no poco se alegró, dando gracias a Dios por ello. Sus nombres han quedado en la historia. Ellos fueron: “Nicolás de Ribera; Cristóbal de Peralta; Antón de Carrión;; Pedro de Candia; Domingo de Soraluce; francisco de Cuéllar; Juan de la Torre; Pedro de Halcón; García de Jarén; Alonso de Briceño; Alonso de Molina; Gonzalo Martín y Martín de Paz”11 9
Extraído de: La Conquista, Tomo IV. José Antonio del Busto. Editorial Bassa S.A. Lima – Perú Extraído de: Compendio del Perú. M Achachi Ferro. Edición MaFerro. Lima – Perú. 2003 11 Extraído de: Compendio del Perú. M Achachi Ferro. Edición MaFerro. Lima – Perú. 2003 10
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2.2.7 Isla de la Gorgona Poco después los demás soldados se embarcaron en las naves y se dispusieron a marcha. Furiosos Pizarro porque Tafur se llevaba también a los tres indios de la balsa, envió por ellos a Nicolás de Ribera. Este recuperó a os tres nativos, y regresó a la isla con un mensaje de Tafur a Pizarro, entonces, apreciando que seguir en la Isla del Gallo equivalía a morir de hambre o victimado por los indios de la costa, accedió.
La nueva isla, al estilo para nombrarla de Felipe, se llamó después de la Gorgona.
2.3. La ciudad de Tumbes 2.3.1 Piloto Ruiz Luego de seis meses de abandono y soledad, de hambre y de lluvias, de mosquitos y fiebres, una mañana de marzo de 1528 se avistó una vela en el horizonte: era el piloto Ruiz. Traía orden de recoger a todos, pero Pizarro, absteniéndose temporalmente al retorno, pidió seguir al sur y constatar juntos la existencia del reino de las grandes balsas.
2.3.2 Tumbes De este modo tocaron primero en las Isla de Santa Clara, donde hallaron un gigantesco ídolo de piedra con ofrendas de oro, plata y textilería, pero seguidamente se encontraron con hasta cinco grandes balsas a vela con guerreros tumbesinos que iban a luchar a la Isla de Puna, las mimas que, dando vuelta, los guiaron hasta una gran población con gigantes torreones cuadrados. Era Tumbes, la ciudad buscada
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2.3.3 Embajador Indio Como los tripulantes de las balsas se apresuraron en noticiar al reyezuelo de la ciudad de la presencia de los hombres blancos, pronto éste les envió un embajador con diez o doce balsas con agua, fruta, licor de maíz y también esos mamíferos rumiantes que producían lana como oveja.
El presunto embajador recorrió la carabela, observó todo, comió y bebió con Pizarro, y se retiró al final. Antes de partir, invitó al capitán de los castellanos a visitar la ciudad, pero éste considero más prudente que lo hiciera ante el marinero Bocanegra, cuya mala conducta lo obligaba a este riesgo; el mismo que bajó a tierra y volvió al poco tiempo contando maravillas.
El revuelo que causaron entre los tumbesinos las barbas del blanco, el color del negro, el gruñir de los cerdos y el cantar del gallo, fue sencillamente enorme; pero, al tornar Molina y el guineo al barco, tampoco fueron creídos sobre todo lo que contaron y Pizarro decidió que, para salir de dudas, bajara un hombre probo y experimentado. Resultó elegido el griego Pedro de Candia.
2.3.4Pedro de Candia Este bajo a tierra con un casco, espada, escudo y una pistola. Chilimasa enterado por los tres muchachos intérpretes del poder del arma de fuego, pidió al griego que la hiciera funcionar. No se hiso esperar el solicitado y como primera demostración atravesó un tablón con un proyectil de plomo; como segunda, hizo retroceder asustados a un puma y a un jaguar que los indios soltaron.
Los tumbesinos que presenciaron los disparos se aterraron y, arrojándose al suelo, asombrados, concluyeron que Candia era el Hijo del Trueno. Chilimasa, a su vez, viendo que el tubo del arma estaba demasiado caliente pidió un vaso
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de licor de maíz y lo derramó en su interior pensando que de esa manera calmaría la sobre calentura del arma.
2.3.5Visita a la Ciudad El éxito de sus disparos Candia aprovecho para ser más respetado y quedarse dos días en la ciudad. Tumbes era una gran ciudad de piedra que parecía gran extensión de moros: la fortaleza celebraba, el Templo del Sol de mezquita, el mercado de zoco y los grupos de camélidos.
Los hombres, quienes vestían y hablaban como los berberiscos, todos usaban una pañoleta y calzaban sandalias. La población, por lo demás, tenía calles y plazuelas, también palacios y hasta un monasterio de vírgenes dedicadas al Sol.
El clima caluroso y el cielo azul recordaron a todos el paisaje del Mediterráneo y Pizarro, luego de apreciar una tela pintada por el griego y escuchar una relación que había escrito, llamó a la ciudad Nueva Valencia de la Mar del Sur, nombre poético.
2.3.6 Exploración de la Costa Todos animados con las apreciaciones sobre la gran población de los tallanes tumbesinos, decidieron continuar su navegación al sur, por cierto que a petición de Pizarro. Pasaron así frente a la Isla de los Lobos, la costa de Paita y el lugar de Malabrigo.
Aquí bajo también a tierra el navegante Bocanegra, pero abandono alegremente para quedarse entre los chimús, pues parece que lo reclamaba la justicia de Panamá.
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El navío prosiguió al austro llegando así a la desembocadura del río Santa, que Pizarro apreció de cantidad mayor, pero los marineros comenzaron a dar muestras de temor a lo desconocido y pidieron a Pizarro regresar, con muchos pretextos. El 3 de Mayo el 1528, el barquichuelo giró en redondo y puso marcha a Tierrafirme.
Al tiempo que esto sucedía, Pizarro y sus compañeros bautizaban con el nombre de Sierra Morena a las imponentes rocas de la Cordillera Negra.
CAPÍTULO III
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3.
TERCER VIAJE DE PIZARRO 3.1.
Capitulación de Toledo 3.1.1El Arribo a Panamá
EL arribo de Pizarro a Panamá significo la culminación de conocer aquella ciudad desde su fundación. Los soldados acudieron rápido a apreciar el oro y la plata que traía, los cántaros y telas, también los camélidos lanudos que parecían dromedarios12 sin joroba.
Los traidores de la Isla del Gallo no hacían más que lamentarse por su falta de empeño; los Trece que perseveraron al lado de Pizarro contaban que venían del gran reino de las muchas balsas, reino de ciudades iluminadas y muchas torres, como los catillos de Castilla. El nombre del Perú porque ya se nombraba definitivamente así al gran reino descubierto, corría de boca en boca y en las tabernas sólo se hablaban del momento de marchar al sur.
La tercera sería la última expedición, la Empresa del Levante se cambiaba por la empresa del Perú. “¡Al Perú, al Perú; al Perú!, debió ser el grito que escapaba de todas las gargantas”13
3.1.2 Oposición Gubernamental Sin embargo, hubo alguien que no gustó de hallazgo de la nueva tierra: era el Gobernador Pedro de los Ríos. Intuyó el cordobés que, de marcharse todos al Perú, quedaría despoblada su gobernación de Tierrafirme y, nada acorde con este pensamiento, no sólo negó su ayuda a la empresa sino que prohibió a Pizarro, Almagro y Luque seguir ocupándose de la jornada, pues, según él, inquietaban a la gente con sus exageraciones y todo desembocaría en un desengaño general de consecuencias imprevisibles.
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Dromedarios: Mamífero que se emplea como medio de transporte o animal de carga Extraído de: La Conquista, Tomo IV. José Antonio del Busto. Editorial Bassa S.A. Lima – Perú
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3.1.3 Pizarro procurador Los trece socios no se resignaron con el fallo gubernamental y, tras pocas discusiones, determinaron que un procurador de la compañía marchara a España a firmar una capitulación con la Corona. Las discusiones aumentaron cuando se trató de elegir a tal procurador, inclinándose Luque a que fuera el licenciado Diego del Corral y Almagro, a que fuera Pizarro.
Por fin quedó triunfante la opinión de que este último viajara a España, no sin ciertas advertencias de Luque y Almagro, debiendo el elegido pedir el título de Gobernador del Perú para él, el de Adelanto para Almagro, el de Obispo de Tumbes para Luque, el de Alguacil Mayor para el piloto Ruiz y diversos privilegios para los Trece del Gallo. 3.1.4 La prisión Logrado el acuerdo, Pizarro se embarcó en el puerto del Nombre de Dios a principios de septiembre de 1528, acompañado de Candia y Soraluce, los trece indiezuelos tallanes y media docena de camélidos, además del oro y la plata, cerámica y textilería.
Pero llegados a Sanlúcar y pasados a Sevilla, el bachiller Martín Fernández de Enciso reconoció a Pizarro como el antiguo lugarteniente de Ojeda y, culpándolo de haberse confabulado con Balboa, lo demandó primero y logró que lo encarcelaran después. Es posible que a la luz del derecho esto último fuera cierto, sea por beneficio o por daños y perjuicios, pero la verdad también fue que Pizarro no tuvo entonces con que paga, porque todo lo que llevaba pertenecía a sus socios y era patrimonio de una compañía.
La cárcel, pues, fue la encargada de retener al capitán trujillano mientras se ventilara la razón o sinrazón de la deuda, mas el peligro estuvo en que los días corrían y otra persona, intrusa y aprovechadora, pudo gestionar la conquista del Perú.
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3.1.5 El consejo de Indias El riego no llegó al daño, porque una oportuna orden del Emperador dispuso que Pizarro fuera puesto en libertad. Alguien que tenía influencia en la corte, presionó para que el preso viajara a Toledo y explicara allí a los Consejos de Indias el asunto que lo traía a España. Lo evidente fue que Francisco Pizarro pudo así presentarse en la ciudad de Tajo y, ante los incrédulos Consejeros, exponer todo lo que había descubierto, ayudándose en su explicación con la relación escrita y tela pintada que hiciera Candia sobre Valencia de la Mar del Sur.
3.1.6 Las concesiones Convencidos los Consejeros del Real y Supremo de las Indias de la bondad de los argumentos y de la realidad de las pruebas, dieron en llamar Nueva Castilla a la tierra del Perú, nombre hispanizante y que en ningún momento significó una competencia para el mestizo y definitivo, pero bajo el cual se hizo y firmó la famosa Capitulación.
Por ella se dio a Pizarro los títulos de Gobernador, Adelantado y Alguacil Mayor de Nueva Catilla, con 725,000 maravedís14 de sueldo anual; a Almagro, el de Alcaide o castellano de la fortaleza de Tumbes, con 300,000 maravedís cada año y a Luque, la cabecilla de Nueva Valencia, con una renta de 1000 ducados al año; a Bartolomé Ruiz se le hizo Piloto Mayor de la Mar del Sur; a Pedro de Candia, Artillero Mayor del Perú y Regidor de Tumbes.
Se dieron luego las dispensas para los derechos de alcabala y almojarifazgo15, oro de minas y pasaje de esclavos; permisos para hacer tropas hasta por doscientos cincuenta hombre y llevar caballos; facultad para levantar fortalezas 14 15
Maravedís: Antigua moneda Española Almojarifazgo: Impuesto que se pagaba por la mercadería
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y otorgar repartimiento; y, sobre todo, muchas recomendaciones sobre conservación y evangelización de los indios.
Este contrato de la Corona con Pizarro, que se conoce como la Capitulación de Toledo, se firmó el 26 de Julio de 1529.
3.1.7 Visita a Trujillo Terminadas sus gestiones en la sede Toledana, donde conoció a un sobrino segundo, Hernán Cortés y Pizarro, el Conquistador de México, el nuevo Gobernador del Perú marchó a Trujillo de Extremadura, a su patria, como entonces se decía. Se alojó en la casa de su hermano Hernando Pizarro y Rodríguez de Aguilar. En Trujillo pasó una corta temporada. Allí conoció a sus hermanos bastardos Juan y Gonzalo Pizarro. También conoció entonces a su otro medio hermano, Francisco Martín de Alcántara. Con todos ellos, más otros trujillanos que eran sus amigos o parientes, formó una tropilla de gente valiente con el fin de llevarla consigo a Perú.
3.1.8 Poeta Historiador De este viaje de ida y vuelta a la Península, el cronista-poeta Juan de Castellanos escribió una síntesis: “Embarcóse Pizarro para España, Donde de sus servicios hizo lista; Volvió Gobernador con gran compaña, Para prosecución de la conquista”
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Extraído de:
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Perú Antiguo. Gustavo Pons Muzzo. Lima - Perú
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3.2
La región equinoccial 3.2.1 De Sevilla a la Gomera
Luego de pasar la navidad en Sevilla, donde se juntaron los Oficiales Reales: el tesorero Alonso Riquelme, el contador Antonio Navarro y el veedor García de Salcedo; Pizarro y los suyos pasaron a Sanlúcar de Barrameda. Trataban de evitar a los Visitadores de la Casa de la Contratación, porque no había el trujillano logrado reunir los doscientos cincuenta soldados que estipulaba la Capitulación, y ello forzaba que los citados funcionarios no le pudieran extender la licencia de salida.
Por esta causa salió primero Pizarro con una nave en enero de 1530 y después lo hizo su hermano Hernando, quien confesó que entre los hombres que él tenía y los que habían partido con su hermano se cumplían las veinticinco decenas. De este modo se burló a los Visitadores y las tres naves se pudieron juntar en la Gomera.
3.2.2 Atlántico Desde las Canarias se atravesó el Atlántico para arribar a Santa Marta; porque aquí desertaron algunos que logró tentar el Gobernador de ese lugar, Pizarro mandó a dirigir directamente hacia Nombre de Dios, como en efecto se hizo.
3.2.3Descontento de Almagro Allí ya estaban esperándolo Almagro y Luque en actitud discrepante. El primero, molesto de que Pizarro hubiera requerido tres títulos y no le trajera el Adelantamiento,
había
querido
romper
la
compañía;
pero
Luque,
recriminándole su actitud, le recordó que Pizarro fue nombrado procurador por las reiteradas exigencias suyas, que ya vendría y les explicaría cómo había ocurrido todo, que la solución no estaba en irse sino en quedarse.
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Por este motivo fue que el soldado Manchego, el clérigo andaluz y el caudillo extremeño se encontraron juntos al arribo de los barcos.
3.2.4 Razones de Pizarro Luego del abrazo de saludo pasaron los tres a una posada donde Almagro se quejó a Pizarro amargamente. Este contestó que no había actuado con deslealtad, sino que tuvo que aceptar la gobernación, el adelantamiento y el alguacilazgo, porque la Corona no quería otorgar un mismo oficio de gobierno a dos personas, por lo que solicitados por él la gobernación y el adelantamiento muchas veces, se le contestó que no había lugar lo que pedía y que, de seguir insistiendo la merced indivisible, se daría a otro.
Algo parecido había pasado con el oficio de Alguacil Mayor, si bien esto no estaba tan claro; pero que no se quejase porque todo quedaba en la misma compañía y que por no haber mío ni tuyo los oficios eran de los tres.
En otra palabra, habían actuado con la misma fundamentación que Almagro, cuando recibió de Pedrarias el cargo de capitán adjunto: lo había aceptado para evitar la intromisión de un extraño. Almagro aunque no quedo satisfecho con estas razones se tranquilizó.
3.2.5 Panamá En Panamá, donde Francisco Pizarro fue recibido con aplauso y simpatía, se comenzó a organizar la tercera y última expedición descubridora. No ayudó demasiado la presencia de Hernando, Juan y Gonzalo, sus prepotentes hermanos, especialmente el primero, que entró en clara rivalidad con Almagro, al parecer con ánimo desplazador.
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Pero la autoridad de Francisco y el carácter conciliador de Luque se impusieron de tal modo, que pronto regresó Almagro, quien había vuelto a amenazar con romper la compañía, y todo pareció componerse. Hechas las paces, más oportunas que profundas, llegaron de Nicaragua un par de barcos con sus bodegas repletas con indios esclavos de esa tierra.
Los traía Hernán Ponce de León, socio y representante del capitán Hernando de Soto, quien ofrecía sus naves a cambio de ser nombrado posteriormente Teniente de Gobernador de Pizarro en el Perú y también de que se diera a Ponce León un rico repartimiento de indios en el territorio por conquistar. Con la aceptación de ambos pedidos por Pizarro, Almagro y Luque, se terminó de consolidar la expedición.
3.2.6 Rumbo al Perú El 27 de diciembre de 1530 se bendijeron las banderas en la iglesia mayor de Panamá y al siguiente día Pizarro hizo alarde general con ciento ochenta hombres y treinta y siete caballos. La partida fue el 20 de enero de 1531, fiesta de San Sebastián. El otro barco quedó al mando de Cristóbal de Mena, con órdenes de sacar anclas a comienzos de febrero.
3.2.7 Belalcazar Desembarcaron los soldados en la Bahía de San Mateo, trece días después de haber partido, Pizarro los sacó por tierra el 17 de febrero hasta Atacames, Cancebí, el delta del Cojimíes, que cruzó con hambre entre nubes de mosquitos, y el pueblo de Coaque, donde encontraron oro y esmeraldas. Aquí, para mal de todos, se sufrió dolores muy fuertes de verrugas que les salían a los soldados.
La enfermedad postró a casi todos los soldados, porque aparte de desfigurarles el rostro, les causaba cojera. El mal los hizo permanecer allí desde el 19 de 20
abril al 11 de setiembre. Fue Sebastián de Belalcazar quien trajo algunos soldados de refuerzo, pero la entrega de estos a Pizarro era con una condición: considerar a ciertos amigos suyos dos capitanía, la alcaldía mayor y el maestrazgo de campo; Pizarro con toda su tropa enferma y no poder hacer mucho con ella, aceptó las condiciones.
3.2.8 La Costa Equinoccial Reforzado de este modo, el Gobernador prosiguió por el litoral de Puerto Viejo, pasó luego por Picuaza, Marchan, Manta, Odon y llegó a la Punta de Santa Elena. El hambre y sobre todo la sed seguían mortificando a la tropa. Unos jinetes encontraron en una playa a un delegado del cacique de la Puná, quien no sólo les brindo unos cuantos alimentos sino también los invitó a conocer su isla. Como nada de esto se mostraba muy claro, Pizarro prefirió esperar en esta costa que viniera personalmente a invitarlo como prometía, el cacique isleño que se llamaba Tumbalá.
3.2.9Tumbalá Con amistad fingida, Tumbalá siguió agasajando a los españoles, pero los muchachos advirtieron a Pizarro que no se debía prestar a situaciones que luego pudiera arrepentirse. Ellos, que eran tumbesinos y como tales enemigos de los isleños, habían advertido que en el interior de la isla estaban 600 tallanes esclavos. Unos chiquillos isleños, que cuando arribaron los hispanos salieron gritando: “Loado sea Jesucristo, Molina, Molina”, terminaron de asegurar que Alonso de Molina, que al regreso del Segundo Viaje se quedó en Tumbes, había sido hecho prisionero y muerto por Tumbalá; también aprecio un papel escrito por el difunto, en que decía: “los que a esta tierra viniéredes, sabed que hay más oro y plata que hierro en Vizcaya” 17; todo en realidad se volvía sospechoso. 17
Extraído de: Mi Secundaria, Tomo 5. Alfonso Cueva Sevillano. Editores Importadores S.A. Lima – Perú.
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3.2.10 Chilimasa En la primer aoportunida, aprovechando una visita secreta que le hizo Chilimasa, el cacique de Tumbes, llegado de noche en una balsa, Pizarro lo enfrentó a Tumbalá y ambos terminaron simulando paces sinceras. El extremeño cayó en la traición del Tumbesino y le pidió que lo pasara a Tumbes con sus balsas.
Pero, antes de que esto sucedira, los isleños se revelaron abiertamente y se hizo forzosa la prisión de Tumbalá. Estaban en plena lucha los españoles con los indios cuando arribaron dos barcos con españoles al mando de Hernando de Soto. De esta manera, la victoria fue total para los cristianos, quienes se apretaron a viajar a Nueva Valencia.
Sin embargo, una noche huyó en un navío el tesorero Riquelme argumentando que todo era una fraza y el Perú era un país muy pobre; Pizarro salió a perseguir en otro barco, lo alcanzó y lo trajo cargado de cadenas. Asegurado todo y estando las balsas de Chilimasa listas, se inició el pasaje a la costa Tumbesina por abril de 1532
3.3.
El país de los tallanes 3.3.1 Pacto Secreto
Lo que Lo que Pizarro ignoraba era el pacto entre Chilimasa y Tumbalá; pese a ser enemigos irreconocibles fingían franca amistad. Fracasado Tumbalá en su misión de matar a los guerreros blancos, la opción pasaba ahora a Chilimasa, quien como enemigo tradicional del isleño haría lo indecible para demostrar que sabía actuar.
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Es verdad que el plan forjado de arte mano se tambaleó con la llegada de Hernando de Soto y sus dos barcos, porque ahora las naves de Pizarro eran tres, pero de todos modos el caudillo blanco seguía necesitando balsas y los cuatro que le había pedido servirían para empezar la matanza de los cristianos.
El plan, aunque ligeramente cariado parecía magnífico. Sin embargo, el verdadero artífice de todo este proyecto pareciera haberlo sido el gobernador incaico de Puerto viejo, la Puná y Tumbes, Hombre que nunca se dejó ver y siempre actuó al amparo de las sombras, explotando el odio entre Tumbalá y Chilimasa.
3.3.2 Paso a Tumbes En efecto, llegado el momento de dejar la isla, Pizarro llamó a Chilimasa y le pidió las balsas que le dio para que trasladase los paquetes. El Tumbesino, aparentemente agradecido porque el jefe blanco le había entregado libres a los 600 tallanes cautivos de isleños.
Las cuatro balsas partieron con sus tripulantes y tres españoles en cada una. Los soldados sólo hablaban de Nueva Valencia de la Mar del Sur; los indígenas sin denotar nada extraño, callaban. Los tres barcos navegaban hacia la playa, las cuatro balsas iban ligeramente adelantadas.
3.3.3 Traición Pero, en un descuido, estas últimas fueron desviadas por sus tripulantes nativos y una de ellas, hábilmente maniobrada, logró tomar con rapidez rumbo a la playa; al momento fue asaltada por cantidad de indios que salieron a la ribera, quienes, tomando a los tres españoles de la embarcación, los mataron a 23
la vista de los soldados que viajaban en los buques, los cortaron en trozos y echaron en grande ollas que tenían puestas al fuego. Los cristianos de las restantes balsas se pusieron alertas y trataron de deshacerse de los tripulantes indios. Saltaron los tres españoles, Francisco Martín de Alcántara, Alonso de Mesa y el futuro cronista Pedro Pizarro, y ganaron la playa a nado, llegando al mismo tiempo que los indios por lo que empezaron a defenderse.
3.3.4 Marcha a Tumbes Los soldados, que desde la baranda de los barcos habían presenciado todo, se pudieron celosos, murmuradores. Concluyeron que les había mentido Pizarro, Candia y otros dirigentes de la jornada al asegurarles que los tallanes tumbesinos eran indios de regalar. Los que más protestaron fueron los soldados Hernando de Soto, acaso por creer por creer que los había llevado para colonizadores y no para conquistadores. EN todo caso, comprobó que la tierra estaba de guerra y ya con este pensamiento, Pizarro avanzó sobre la ciudad.
3.3.5 Gran decepción La decepción no pudo ser más cruel. Tumbes, aparte de no haber sido nunca de piedra, estaba totalmente derruida, con huellas de incendio y restos de masacre. Los soldados tornaron a quejarse y los de Nicaragua a maldecir mas a Pizarro, pero este no dejó que ganara cuerpo el descontento así que obligándolos a continuar, penetró con ellos la población abandonada. Y mientras todos repetían que Pedro de Candia, los capitanes, bajo la mirada del Gobernador, terminaron de instalar a sus hombres en el interior de la gran fortaleza.
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La noche fue triste y callada, pero el amanecer del siguiente día conllevó la curiosidad, salieron los soldados a recorrer las ruinas, incluso varios de ellos descubrieron algunas piezas de oro, aunque pequeñas y que no pesaron demasiado, todos olvidaron la guerra acariciando el pensamiento de que podían volverse ricos. Los rostros sonrieron, los hombres se alegraron.
3.3.6 Búsqueda de Chilimasa A partir de esa tarde empezó la acumulación de noticias. La ciudad había sido arrasada por el Inca vencedor, también invitaron a los isleños de la Puná a que terminaran de saquear y devastar la urbe. El Inca vencedor volvió a enviar entonces sus tropas a Rumbes, obligando a su curaca Chilimasa un servicio especial que consistía en ganarse primero la confianza de Pizarro, ofrecerle sus balsas después, y finalmente matarlo en la navegación de Tumbes, junto con todos sus soldados. 3.3.7 Pretendida traición de Soto Soto salió con su tropa y penetró la tierra con curiosidad. Por todas partes recogió huellas de que el Inca vencedor era cruel, intruso y forastero: había venido de Quito. Preguntando por este último lugar, se enteró que era una ciudad muy importante, sin duda, capital de un reino independiente.
Ello originó codicia del capitán de jinetes y proponiéndolos abandonar a Pizarro para emprender con ellos la conquista del reino de Quito, pretendió hacer una jugada maestra. No se lo permitieron los soldados y Soto termino pidiéndoles que olvidasen la propuesta.
Pizarro a su debido tiempo, se enteró de la innoble conducta de su capitán, pero disimuló porque trajo preso a Chilimasa. Interrogado el reyezuelo por el Gobernador, confesó lo que ya todos sospechaban: había tenido que actuar bajo la presión del Inca y por temor a una venganza terminó huyendo a la sierra.
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3.3.8 Cerca a su primera ciudad fundada El 16 de mayo de 1532 los cristianos partieron de Tumbes, ciudad donde quedó una tropa española al mando de los oficiales Reales. No dejó Pizarro a Soto de su lugarteniente, por el intento de traición; Soto, a su vez, se sintió culpable y no reclamó. Los expedicionarios marcharon con dirección al sur, y se encontraron con candentes personas padeciendo de tortura de sed […].Esta marcha terminó en el pueblo de Poechos el 25 del citado mes. Maizavilca, el curaca del lugar, salió a recibir a los cristianos. Los lleno de atenciones y los quiso alojar en el pueblo pero Pizarro prefirió un lugar algo apartado de la población. Por este mismo tiempo se presentaron al Gobernador otros curacas Tallanes que, por su enemistad hacia Atahualpa, no dudaron en legarse a los hombres blancos haciéndose vasallos de su Emperador. Como Pizarro les pagó con obsequios y aprecio, Maizavilca se sintió desplazado en su importancia, mas para recuperar el sitial que pensaba haber perdido, regaló al extremeño un sobrino adolescente que luego fue bautizado con el nombre de Martín y llamado cariñosamente Martinillo.
Por esos mismos días, Pizarro acudió a la costa para recibir los refuerzos que esperaba e inspeccionar la comarca para poder fundar en ella una ciudad, la cual con esfuerzo y empeño por descubrirla la llamo San Miguel de Tangarará.
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