Nombre del Colegio: I.E.P “PROYECTO” Nombre de la asignatura: Historia, Geografía y Economía
La Reina Victoria.
Nombre y apellidos del alumno(a): Pilar Elizabeth García Flores. Año de estudios: Tercero de Secundaria
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Fecha de presentación: 01 de Junio del 2012
AGRADECIMIENTO
Va agradecido a Rossmary, porque debido a ella eh logrado realizar exitosamente esta
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monografía, también a mis padres porque ellos han sido mí impulso a seguir adelante..
INDICE Capítulo I:
Página 5
“Antecedentes” 1.1)
“Doctor Stockmar”.
Página 6
1.2)
“El Futuro de la corona de Inglaterra”.
Página 8
Capítulo II:
Página 10
“Jóvenes años de la Princesa Victoria”. 2.1)
“Infancia”.
Página 11
2.2)
“Seré Buena”.
Página 13
2.3)
“Hacia el trono de Inglaterra.”
Página 14
2.4)
“Adolescencia”
Página 16
Capítulo III:
Página 18
“Primeros años de reinado para la joven Victoria”. 3.1)
“Frustraciones”
Página 19
3.2)
“Buenas Noticias”
Página 22
3.3)
“Viudez”
Página 24
Capítulo IV: “Un nuevo tiempo para la Reina Victoria.”
Página 26
Capítulo V:
5.1)
“Vejez”
Página 31 Página 32
Conclusiones:
Página 35
Bibliografía:
Página 36
Anexos:
Página 37
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“Últimos tiempos para la Reina Victoria.”
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INTRODUCCIÓN La Reina Victoria: Reina de Gran Bretaña e Irlanda y emperatriz de la India, Victoria I, hija del Duque de Kent, nació en Londres en 1819. Poco después de su ascensión al trono, tuvo que hacer frente a una grave crisis política motivada por la dimisión de Lord Melbourne como primer ministro y por las exigencias de Sir Robert Peel para sustituirle. En 1840 se casó con su primo hermano Alberto de Sajona- Coburgo- Gotha, hacia el
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que siempre mantuvo un sentimiento de autentica veneración.
CAPITULO I ANTECEDENTES.
El 6 de Noviembre de 1817 murió la Princesa Carlota, hija única del Príncipe Regente y heredera de la Corona de Inglaterra. En su corta vida había gozado de pocas alegrías. Impulsiva por naturaleza, caprichosa y apasionada, siempre anheló la libertad y nunca llegó a alcanzarla.
Criada en un ambiente de violentas discusiones familiares, desde muy niña fue separada de su madre, mujer excéntrica y licenciosa, para pasar a manos de su padre, hombre también licencioso y egoísta.
Cuando cumplió diecisiete años su padre decidió casarla con el Príncipe de Orange, a lo que ella asintió en un primer momento, hasta que de repente se enamoró del
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Príncipe Augusto de Prusia y rompió el compromiso.
Al mes siguiente el Príncipe Regente descubrió que su hija se veía en secreto con el Príncipe Augusto e inmediatamente tomo cartas en el asunto. Despidió a todos los sirvientes de la princesa y la condenó a vivir en el más estricto retiro en Windsor Park.
“! Dios Todopoderoso, dame paciencia!”, exclamó la princesa cayendo de rodillas, presa de una gran agitación.
La princesa estuvo encerrada en Windsor, y no volvió a oír hablar de Príncipe de Orange. El príncipe Augusto también desapareció. Así, por fin, el príncipe Leopoldo de Sajona-Coburgo tenía el camino abierto.
“El príncipe fue lo suficiente inteligente como para ganarse los favores de la gente, impresionar a los ministros y hacerse amigo de uno de los tíos de la princesa, el duque de Kent. Aprovechando las influencias del duque se puso en contacto con la princesa, que ahora confesó que necesitaba al príncipe para lograr su felicidad”.1
Estando Leopoldo en París, después de la batalla de Waterloo, el endecán del duque les servía de mensajero y cruzaba el Canal constantemente llevando y trayendo sus cartas. En Enero de 1816 el príncipe fue invitado a Inglaterra, y en Mayo se celebraba el matrimonio.
1.1)
Doctor Stockmar.
Entre la servidumbre de Claremont, cerca de Esher, donde la pareja real fijó su residencia, se encontraba en joven médico alemán Christian Friedrich Stockmar, que hijo de un juez de poca categoría de Coburgo.
Longford, E: Reina Victoria. Barcelona, Grijalbo, 1996.
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Stockmar había servido en la guerra como oficial médico y después había ido a ejercer su carrera a su ciudad natal, donde conoció al príncipe Leopoldo. Este quedo tan impresionado por sus conocimientos y habilidad que, después de su matrimonio, se lo llevó a Inglaterra como médico particular.
Él era una persona justa y miraba con aprobación a la pareja real.
Así escribía en su diario: “Mi señor es el mejor marido del mundo, y su mujer siente por él un amor tan inmenso que solo puede compararse con la deuda exterior de Inglaterra.”
En la primavera de 1817, cuando se supo que la princesa estaba esperando un hijo, le fue ofrecido un puesto de uno de sus médicos privados, pero él tuvo el buen sentido de rechazarlo.
Stockmar en seguida se dio cuenta de que el escaso régimen alimenticio y las continuas sangrías a que estaba sometida la pobre princesa eran un error.
“Habló con el príncipe a solas y le rogó que comunicara su opinión a los médicos ingleses, pero su esfuerzo fue en vano. La princesa continuó durante varios meses con el mismo régimen deficiente, que estaba entonces de moda, hasta que el 5 de Noviembre a las nueve de la noche, después de más de cincuenta horas de parto, dio a luz a un niño muerto”.2
Entonces Stockmar accedió por fin a verla. Cuando entro a su cuarto la encontró agonizante mientras los médicos insistían en darle vino. Ella le cogió la mano, mientras le decía: “Me están poniendo chispa”. Un poco después se fue, y estando en la habitación de al lado oyó que ella le llamaba a voces: “Stocky”. Cuando entraba apresuradamente en la habitación, TREVELYAN, D.M: Historia política de Inglaterra. México, Fondo de Cultura Económica.
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de la garganta de la enfermera salían los últimos estertores y su cuerpo sufría violentas convulsiones: de repente encogió las piernas y todo terminó.
1.2) El futuro de la corona de Inglaterra.
La tragedia ocurrida en Claremont tuvo importantes consecuencias. El caleidoscopio real cambiado de repente y nadie sabía como se iba a formar de nuevo. La sucesión al trono, que había sido tan satisfactoriamente resuelta, era ahora una incógnita que requería urgente solución.
Jorge III vivía todavía en Windsor, pero, anciano y
demente, permanecía
totalmente ajeno al mundo exterior. El más joven de sus siete hijos era ya más de mediana edad, y ninguno había tenido descendencia legítima. Por tanto las perspectivas eran muy inciertas.
Además el duque de Kent, que requiere un tratamiento parte, los otros hermanos, por orden de edades, eran los duques de York, Clarence, Cumberland, Sussex y Cambridge.
El cuarto hijo Jorge III, era Eduardo, el duque de Kent. Tenía ahora cincuenta años y era alto, corpulento, energético, siempre muy colorado, con pobladas cejas y casi calvo; el poco pelo que le quedaba lo llevaba cuidadosamente teñido de un negro brillante.
Había pasado sus años jóvenes en el ejército en Gibraltar, Canadá y las Antillas, y bajo el influjo de la instrucción militar se convirtió primero en un ordenancista y después en un rigorista. “Al morir la Princesa Carlota, indudablemente era importante, por muchas razones, que el duque de Kent se casara. Para la nación, debido a la falta de
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herederos en la familia real, este paso resultaba poco menos que obligatorio, y
para el duque era sin duda muy conveniente, ya que contraer matrimonio por obligación pública para asegurar la sucesión real merecía alguna clase de agradecimientos por parte del país”.3
El duque de Kent eligió como esposa a la princesa de Sajonia- Coburgo y el matrimonio se celebro el 9 de Mayo de 1818.
La nueva duquesa de Kent, Victoria María Luisa, era hija de Francis, duque de Sajonia- Coburgo- Saalfeld, y hermana del príncipe Leopoldo.
En seguida se supo que la duquesa estaba esperando un hijo y él duque decidió que debía nacer en Inglaterra. Carecían de medios para el viaje, pero él tenía el propósito firme de hacerlo.
Confesó, que pasara lo que pasara, su hijo tenía que ser inglés de nacimiento. Se alquilo una carroza y el mismo duque cogió las riendas. Emprendieron camino por Alemania y Francia.
Las autoridades les proporcionaron habitaciones en el palacio de Kensington, donde, el 24 de Mayo de 1819, nació una niña.
VICTORIA I Lytton Strachey.
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CAPÍTULO II
JOVENES AÑOS DE LA PRINCESA VICTORIA.
La niña, que llegó al mundo en circunstancias no muy espectaculares, recibió escasa atención. No había razón alguna que le permitiera imaginar su futuro. La duquesa de Clarence había dado a luz dos meses antes una niña que murió a los pocos minutos de su nacimiento, pero había muchas probabilidades de que tuviera más descendencia , como asi ocurrió. La duquesa de kent era todavía muy joven y el duque era fuerte y, quizá, no tardando mucho, tendrían otro hijo varón, que anularía las remotas posibilidades de sucesión a la recién nacida.
El 24 de Junio de 1819, la habitación de la cúpula del Palacio de Kensington estaba preparada para el bautizo de la Princesa Victoria, con una fuente de oro en su centro. El Príncipe Regente había sido invitado como padrino, dándosele a aprobar los nombres de: Georgina, Carlota, Augusta, Alexandrina y Victoria. Alejandro I , Zar de Rusia, era el otro padrino, de ahí el nombre Alexandrina. En cuanto a los otros nombres el Príncipe Regente, ya hablaría de ellos en el bautizo. Y así el arzobispo de Canterbury, con la niña en brazos seguía esperando a que el Príncipe mencionara el primer nombre. El pensó “Un nombre será suficiente para la
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pequeña intrusa”.
Pero se hermano le animo:”Carlota”. A la mención de este el Príncipe agito fieramente la cabeza, pues no podía usar el nombre de la hija muerta.
Finalmente todos estuvieron de acuerdo en “Victoria” añadiendo brevemente que el nombre del Zar, debía venir antes.
1.1)
Infancia:
“Durante muchos años fue llamada Drina, cuando tenía 11 años, los derechos del nombre de Carlota fueron de nuevo rechazados y lo mismo sucedió con el de Isabel. “Victoria” decían, no iba de acuerdo con los sentimientos del pueblo ingles. Por otra parte el Rey Guillermo IV creía que a los marinos si les gustaría y que se tatuarían el nombre en el brazo”.4
“Bautizada y vacunada, la niña Drina estaba ahora dispuesta a conocer el mundo, el demonio y la carne. Dos meses después del bautismo, Eduardo decidió presentar de nuevo a su hija ante su “Poco cariñoso” tío, y la llevo a un desfile militar.
“¿Qué tiene que hacer aquí una niña?”, lanzo furioso el Príncipe Regente. “Eduardo también planeo presentarla a sus amigos radicales. En 1820 la niña le acompañaría a New Lanark Mills, donde Roberto Owen dirigía sus experimentos en socialismo practico, pero su muerte en Enero impidió esta visita
.“Miradla bien, solía decir a sus amigos, pues ella será la Reina de Inglaterra.”
VICTORIA(1819-1901)- Reina Emperatriz- Phillippe Alexandre y Beatrix de F´aunloint
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“Debido a las restricciones financieras, los Kent fueron de nuevo huéspedes del Príncipe Leopoldo durante algún tiempo en Claremont. Parecía injusto que el sobrino de Eduardo tuviera una casa espaciosa, concedida por el parlamento, y una considerable renta de 50.000 libras al año. Cuando Leopoldo aconsejo a los Kent que aceptaran su oferta del viaje de vuelta a Alemania. Eduardo decidió que era tiempo de trasladarse”.5
El Duque de Kent murió de neumonía el 23 de Enero en 1820, su esposa le cuido devotamente y al inclinarse sobre él en sus últimos momentos, tuvo la satisfacción de oírle susurrar “No me olvides”, y ella nunca le olvido.
Después de su muerte, la Reina Victoria leyó todos los diarios de su madre y se sintió profundamente emocionada de encontrar tiernas referencias al padre que jamás conociera.
La duquesa de Kent y su hija se encontraron en una situación muy difícil. No tenían dinero para volver a casa. El legado del Duque y su familia consistió en un montón de deudas. El Príncipe Leopoldo vino en su rescate y el 12 de Febrero de 1820, emprendieron un triste viaje de regreso a Kensington a expensas suyas.
1.2)
Seré Buena.
La Princesa hablaba a menudo de su triste infancia, pero hay cierta alegría en muchas de las escenas primitivas. Su “Tío Rey”, como llamaba a Jorge IV, se iba afirmando en sus mejores cualidades, mientras la multitud de Londres aullaba tras las ruedas de los carruajes o rompía las ventanas de las casas.
CARTAS DE LA REINA VICTORIA: A-C-Benson y Vizconde Esher.
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El 11 de marzo de 183, después que Mr. Days se había ido de la casa, la Princesa abrió los cuadros de Howlett de los Reyes y Reinas de Inglaterra. La Princesa estudio el cuadro genealógico.
“¡Tantos posibles herederos al trono y todos con la fecha de muerte escrita al lado del nombre!”
“Así llega sus dos tíos, Jorge y Guillermo, y luego al suyo, dedujo:” Estoy más cerca al trono de lo que creía.” Entonces rompió a llorar. Cuando se hubo calmado un poco comento a su querida Lezhen que mientras muchos niños se alegraban ante un futuro tan esplendido, pocos se darían cuenta de las dificultades. Levantando el índice en su mano derecha, dijo las famosas palabras: “Seré Buena.”6
“Lezhen recordó que en 1867 la Princesa le explico que quería decir: “Ahora comprendo porque me animabas a estudiar el latín, es la base de la gramática inglesa y de todas las expresiones elegantes.”7
1.3)
Hacía el trono de Inglaterra.
“Hacia la primavera de 1830, los excitantes placeres y dolores de la vida de Jorge IV estaban llegando a su fin. Para el parlamento de Kensington significaba esto un alivio incalificable y una explosión de actividad diplomática. Al Rey Jorge IV sucedería su hermano Guillermo, de pobre salud. Si el Rey Guillermo moría antes de que la Princesa Victoria llegara a su mayoría de edad, sería necesaria una regencia”.8 6
MÁS CARTAS DE LA REINA VICTORIA- Hector Bolitho YOUNG, G.M: Victoria England. Portrait of an Age. Londres, 1957. 8 HARDIE, F.: The Political Influence of Queen Victoria, 1861-1901. Londres, 1963. 2° Edition.
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Tanto el Príncipe Leopoldo de Coburgo como Sir John Conroy, que la duquesa de Kent debía ser la regente. Pero “¿Cómo podía persuadirse al parlamento de que la eligiera?” Seguramente demostrando que la educación de la Princesa Victoria bajo el Sistema De Kensington no solo era superior a la de las muchachas de su edad sino también perfectamente adecuada para su exaltado destino.
Cuando se vio que el Rey Jorge IV iba a morir, el Príncipe Leopoldo declino la corona de Grecia con objeto de ser Regente de Inglaterra a través de su hermana, pero para tranquilidad de Conroy, esto no se llego a realizar. Después de las revoluciones Europeas de Julio de 1830, el pueblo Belga se separo de Holanda e invito a Leopoldo a ser su 1° Rey.
Inglaterra no lo vio durante 4 años y Sir John Conroy ocupo su lugar como consejero.
Cuando el Rey Jorge IV murió el 26 de Junio de 1830 y el parlamento discutió el acta de regencia, la Duquesa y Conroy tuvieron su recompensa. A pesar de las protestas de ambos partidos políticos, el conservador Duque de Wellington rehuso que se nombrara antes “ Princesa de Gales”, el parlamento la nombro debidamente Regente en caso de necesidad con una renta adicional de 10.000 libras por año, que debían ser para la educación.
El inventor de la casa civil de la Duquesa, Sir John Conroy, era hombre de raras ambiciones, era un bribón, vulgar e intrigante. A su modo, se sentía unido a los que tan desastrosamente dirigió y cuyas finanzas pasaron por sus manos como agua.
La primera elección de joven Conroy, fue una carrera en el ejército, pero al
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alcanzar el rango de capitán abandono por el servicio del Duque de Kent. Su
familia era de ascendencia anglo irlandesa, y Sir John poseía una finca en Irlanda que le producía unas 100 libras al año, aun en malas cosechas.
Le dominaba la ambición y el deseo de poder. Su esposa era una mujer débil, La Reina Victoria la apreciaba. Pero el defecto principal de esta muer débil que la Duquesa de Kent observaba fue su indolencia que le impido observar lo que su marido se proponía.
Las transacciones financieras de Conroy acabaron por causar más daño a su familia que a la Reina Victoria.
La muerte del Rey Jorge IV acabó con el problema de Cumberland, pero no con el rompimiento de Victoria con los parientes reales. Inmediatamente surgieron nuevas divisiones para hacer su infancia más restringida y triste que nunca.
En 1832 cuando la Princesa Victoria tenía trece años, el interventor de su madre instituyo una serie de viajes anuales, semi reales, durante los cuales les era formalmente presentada a la nación. Tal publicidad dirigida sobre una niña apenas tenía justificación y desde luego, era imposible sin el consentimiento del monarca reinante.
Adolescencia
La adolescencia de la Princesa marco el principio de un rígido período de educación. Su tutor lleno toda la mañana con lecciones, que incluían más historia y filosofía natural. Victoria apreciaba la sencillez en todas y despreciaba la exageración de estilo o de sentimiento. Le gustaba, dibujar, pero solo temas de inocente encanto: Barcos, arboles, animales, bailarinas de ballet, campesinos y niños.
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1.4)
Toda su vida demostró un interés muy especial por los sermones, de los que esperaba sacar el sostén espiritual de la semana. Le gustaban más los que tenían un alegre mensaje: “Mirad, ahora es el día de la salvación”. Era un texto que le atraía especialmente. Tal vez la hacía soñar con la caída de Conroy.
La susceptibilidad romántica parecía oponerse a su propio empeño de aborrecer lo outré y admirar solo la sencillez.
También su gusto barroco parece incompatible con la teoría de alguno de sus biógrafos de que su naturaleza era clara como el cristal, muy sensata y completamente carente de imaginación.
A principios de Febrero de 1832, la Duquesa de Kent nombro damas adicionales a su servicio, entre ellas Lady Flora Hastings, con objeto de que la Princesa contara con más amigas en su círculo amplio, aunque muy seleccionado. Otros de sus aspectos de vida social, fue que Lezhen la que se encargo de llevarla de la mano y conocer un creciente número de distinguidas personas.
La Duquesa de Kent no estaba totalmente satisfecha con el desarrollo de Victoria. El día de Noche Vieja de 1834 le aconsejó que la sencillez de carácter estaba bien, pero no debía exagerarla ni desestimar su condición.
Conroy acariciaba planes grandiosos para 1835, fue un año que Victoria, jamás
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pudo olvida
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CAPITULO III
“PRIMEROS AÑOS DE REINADO PARA LA JOVEN VICTORIA”.
La reina fue proclamada desde una ventana del Palacio de S.T. JAMES, el 21 de Junio de 1837. Cuando sonaban las trompetas, los nombres Alexandrina Victoria flotaron sobre la multitud, pero por última vez, por orden expresa de la Reina, su primer nombre fue borrado de todos los papeles oficiales y jamás volvió a mencionarse. La broma de Jorge IV había terminado y la pequeña Drina se desvaneció para siempre.
Había iniciado ya la encantadora tarea de reinar. Eligio su servicio con mayor economía que la Reina Ana y con su interés por rodearse de damas encantadoras, señalo a la Duquesa de Sutherland como su jefe de guardarropa.
Entre sus damas de honor, la Reina Victoria, se inclinaba hacia las que eran alegres, prácticamente Victoria se encontró rodeada de damas liberales. Hacia fines de Julio, la imagen de la Reina perdía algo de brillo. Los conservadores se resentían de tener una Reina exclusivamente liberal y su disgusto se acentuaba con los rumores de peleas domésticas dentro del Palacio de Buckingham. La Reina se traslado el 13 de Julio de Kensington “El pobre y viejo palacio” a Buckingham, donde su perro de aguas “ El querido Dashy” se sentía realmente feliz en el jardín.
El 9 de Noviembre se celebró en honor a Victoria una magnífica cena en la casa consistorial, dando ocasión a nuevos disgustos y recriminaciones. Hasta tres días antes de este importante acontecimiento, la Duquesa estuvo implorando a su hija que
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tomara de nuevo a Sir John a su servicio.
Poco después, en Diciembre, la Reina Victoria recibió su primer ingreso independiente, y la Duquesa una anualidad extra de 8.000 libras, que subía su renta a 30.000 al año.
Las fiestas de coronación, que incluían tres bailes de estado, dos recepciones y un concierto de estado, se iniciaron con el baile de la Reina en Mayo.
Frustraciones.
La falta de control fue siempre la carga más pesada de la Reina Victoria. A menudo decía de sí misma decía que era como el Rey Jorge IV: “De naturaleza muy apasionada”.
La historia de Conroy no termino felizmente. Durante los diez siguientes años hizo repetidas y furiosas demandas de la dignidad de Par irlandés prometida por Melbourne en 1837. En 1861 murió la Duquesa, la Reina se sintió dominada por el remordimiento ante lo que leyó en los diarios de su madre. La extensión y profundidad del cariño que sentía por ella la cogieron por sorpresa. ¿Cómo podía haberle dicho a Lord Melbourne, el 1838, que mamá nunca la había querido realmente?
Victoria, sentía “Gran repugnancia”, por cambiar su estado actual, era demasiado joven y el país no se mostraba ansioso por verla casada. Por tanto deseaba que su tío cancelara la propuesta visita de Alberto y Ernesto y pedía una declaración con respecto a su compromiso.
El Rey Leopoldo fue lo bastante diplomático como para no perder la cabeza e intentar apresurar a la joven en sus sentimientos.
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1.1)
Sólo se mantuvo firme en su punto: “La visita de sus sobrinos en Otoño”.
Nunca había rezado la Reina tanto y con tanto fervor como lo hizo al principio de 1841. Anhelaba librarse de sus faltas y fracasos, su obstinación, su impaciencia y su mal carácter.
En el año 1841 se le ofreció la oportunidad de redimir las equivocaciones de 1839 y, a la vez, dio al Príncipe Alberto una ocasión sin igual para convertirse en el amo de la casa.
“Victoria comprendió que el descenso en la renta significaba, está a la vez, la caída del gobierno. El 9 de Mayo de 1841, con el conocimiento de Melbourne, pero sin que lo supiera la Reina, el Príncipe Alberto encargó a su secretario privado, Jorge Anson, que hablara a Peel sobre las damas”.9 Durante la crisis, Victoria advirtió que había ganado dominio propio.
El gobierno de Melbourne, fue derrotado en Junio por un voto: “Esto es muy provocador”, escribió la Reina Victoria. Esperaba que no dimitiría, sino que jugaría con disolución y unas elecciones generales.
A pesar de sus temores, la Reina descubrió que Peel como ministro era parte integral de su: “Cielo seguro”.
Cuando Peel se fue deshelando gradualmente, hablaba: “De modo muy interesante”. Sobre la política contemporánea, describía gráficamente el ataque de Cobden en los comunes:”Mesándose los cabellos”, y le decía que aquel era radical tan prometedor. TREVELYAN, G.M: Historia política de Inglaterra. México, Fondo de Cultura Económica.
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A partir de 1842 y gracias a Peel, el Príncipe Alberto acompañado de su majestad en las audiencias a los ministros. Poco tiempo después leía en su despacho a la Reina, y cuando expresaba una opinión a los ministros hablada de “Nosotros”, no de “Yo”
Victoria, guiada por Peel y el Príncipe, desarrolló un rápido interés por los temas sociales. El ministro les aconsejó que aplacara la opinión pública viviendo sin ostentación pues la prensa solía comparar con la pobreza de las ciudades con el lujo del palacio.
De pronto a mediados de 1844, los problemas económicos determinaron los trastornos políticos que tanto temía la Reina. “¿Por qué aparecen con nueces los conservadores?, ¿Por qué son difíciles de pelear?” Decía una adivinanza que circulaba desde 1842, pero ahora ya no tenía gracia El 28 de Diciembre de 1840, la Reina Victoria describió en su diario una discusión entre ella, Melbourne y Palmerston sobre quien debería ser el futuro Rey consorte de España. La Reina Isabel de España, solo tenía 10 años, pero ya Gran Bretaña y Francia planeaban su boda con vistas a extender su propia influencia.
El 19 de Mayo de 1849, un irlandés loco atentó contra la vida de la Reina, apenas tres meses antes de su visita a Irlanda, y para ella tuvo mucha importancia su nacionalidad.
Guillermo Hamilton, un trabajador parado de Adare, tuvo la repentina idea de
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asustar a la Reina Inglesa con una pistola de fabricación casera.
El 3 de abril acabó el reposo de la Reina y desayuno de nuevo:”Como siempre, con mi querido Alberto”. De repente llegaron noticias que parecían bien calculadas para estropear aquel primer desayuno en común.
Buenas Noticias.
El 10 de Abril llegaron buenas noticias. Lo único monstruoso en aquella concentración fue su fracaso. En Kensington se reunió un número ridículo de manifestantes, 23.000, en vez de media milla.
El Papa Pío IX restauró la jerarquía inglesa, nombrando al doctor Wiseman, Cardenal Arzobispo de Westminster.
Al principio, la ultrajada Reina creyó que el Papa se conducía como en los días de Enrique VIII, y en el deseo del cardenal Wiseman de que rogaran por su santidad.
En otoño de 1851, Palmerston volvió a las andadas. El gran patriota húngaro Kossuth había fracasado heroicamente en su intento de liberar a su país de la apreción austriaca.
Cuando la política se hacía odiosa, la reina solía dedicarse a emprender reformar en las residencias reales. El parlamento voto 20.000 libras en agosto de 1846 para alteraciones en el palacio de Buckingham, que ya no era suficiente ni para su creciente familia ni para atender adecuadamente a sus huéspedes.
La reina esperaba días de paz con Lord de Granville en el misterio de asuntos exteriores:”Me informa de todo con regularidad”, escribió.
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1.2)
Entre la información facilitada por Granville venían malas noticias de Francia: Napoleón III restauraba las águilas imperiales a las banderas y uniformes del ejército francés.
Victoria lo denomino “Pura tontería”, pero los temores de una agresión francesa empezaron a dominar el país.
“El año se inicia tristemente”, escribió la reina el 1 de Enero de 1854. La guerra era casi inevitable, y una subida de precios amenaza a los pobres. Los “malos y celosos” oponentes del gobierno habían empezado a cubrir al Príncipe Alberto con “Atroces calumnias”.
El año 1861 se inicio son alegría. “Una noche muy triste de viento”. Seguían las noticias de que el loco Rey de Prusia, tío de Fritz, moría al fin, lo que representaría otra carga para el Príncipe Alberto de había de guiar al nuevo Rey.
El 16 de marzo murió la madre de la Reina. La duquesa había sido operada de un absceso. La reina sufrió una depresión nerviosa después de la perdida.
Su dolor de siempre al no haber aprovechado las oportunidades de demostrar su cariño, se intensificaba en ella mil veces con los tristes recuerdos del pasado.
Viudez.
Aquel joven de voluntad débil, al que la política no le interesaba lo más mínimo y que nunca leía el periódico, se había convertido en un hombre de una determinación plexible, que concentraba inagotable energía e los díficiles asuntos del gobierno y en las altas cuestiones del estado.
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1.3)
Desgraciadamente, antes de que terminara el año recibiría un golpe trágico. Alberto, que llevaba padeciendo de insomnio durante mucho tiempo, un dia muy crudo de finales de Noviembre fue a Sandhurst a inspeccionar los edificios de la nueva academia militar.
Cuando volvió era evidente que el esfuerzo y el frío soportado al pasar mucho tiempo a la interperie habían afectado seriamente su salud.
Enfermo de reumatismo, continuo con insomnio y decía que se encontraba muy mal. El desasosiego letardo y a un pesimismo cada vez mas acusado.
“La mañana del 14 de Diciembre Alberto, como la reina esperaba, experimento una tuvo una mejoría; quizá la crisis había pasado. Pero la mejoría fue pasajera y durante el día una fuerte recaída. Fue entonces cuando Victoria acepto al fin que estaba al borde de un espantoso abismo. Reunio a todos los niños y, uno tras otro, dieron un silencioso y último adiós a su padre”. 10
Al caer la tarde, Victoria salío un momento de la habitación, pero fue llamada de inmediato, nada más entrar vio que se había producido un cambio faltal. Según se arrodillaba al lado de la cama, él respiro profundamente, después se respiración fue haciéndose cada vez más lenta, hasta cesar por completo.
Sus facciones se volvieron rígidas. Victoria lanzo un grito de dolor que retumbó el castillo, y comprendió que había perdido a Alberto para siempre.
LORD ELTON.: El Imperio Británico. Barcelona, Luis de Caralt, 1966.
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CAPITULO IV
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“UN NUEVO TIEMPO PARA LA REINA VICTORIA.”
La Reina Victoria se enfrento a un nuevo año de 1865, con “Firme resolución de vivir”. El destino, como para marcar ese paso hacia adelante, le arrebato a sus viejos amigos, aunque luego le ofreció otros dos no menos valiosos.
Lord Palmerston murió el 18 de Octubre de 1860. Al cabo de dos meses, el 10 de Diciembre, murió el mismo Rey Leopoldo.
La muerte de Palmerston dejo a Lord Russell, el más joven de los “Dos viejos horribles a la cabeza del gobierno”. La de una perspectiva de una crisis política asusto, como siempre, a la Reina Victoria. Tendría que entrevistar a un primer ministro, por primera vez desde su matrimonio, pensando en cada sílaba, meditando cada palabra.
Cuando Alberto falleció, Brown había sido ya durante tres a los él “Guardia especial” de la Reina Victoria, como ella decía “Combinando el oficio de palafrenero, lacayo, paje e incluso doncella, diría yo después, pues es muy mañoso con los abrigos y chales”.
A fines de octubre de 1864, la Reina, el doctor Jenner y Sir Charles Phipps, Interventor de la bolsa privada, tuvieron una idea que cambiaria la vida de Victoria. Decidieron que Juan Brown pasara el invierno en Osborne. El doctor Jenner, escribió ella, quería montar a caballo, pero no podía hacerlo con un palafrenero desconocido.
La Liga de Reforma se fundó en 1865. El sufragio general y el voto eran sus puntos principales. Juan Bright, miembro radical del parlamento, era su más elocuente orador. A sus persuasiones se añadían el paro de la pobreza, el fracaso de la barca, una cosecha ruinosa, el cólera y la plaga que asolaba el ganado.
Había estallado la guerra de 7 semanas entre Prusia y Austria, uno de los
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acontecimientos fundamentales del siglo que terminó en la ruta de Austria y Sadowa.
La Reina había luchado con lágrimas, plegarias y escritos para impedir un conflicto en el que sus hijos pelearían en bandos opuestos.
Se iniciaba la batalla con el Parlamento, Victoria esperaba aun que la reforma “Quedaría aparte de los partidos políticos.”
Pero había demasiados anti reformistas en ambos lados de la cámara para que Disraeli pudiera complacerla.
El 24 de Mayo de 1866, ya en su 47 cumpleaños, la reina restauró un acto piadoso que descuidaba hacía tiempo: Contó sus bendiciones, pero era una lista muy corta.
En 1864, una visita real había estimulado sus latentes energías, el patriota Italiano, General Garibaldi, fue invitado a Inglaterra y tumultuosamente festejado, por gran parte de la aristocracia.
En Enero de 1870, la Reina se negó de nuevo a abrir el Parlamento.
Por desgracia se vio metida en una aguda crisis internacional. La guerra FrancoPrusiana, poco después del caso Mordaunt, que todavía resto mayor popularidad a la monarquía.
La sucesión española, de nuevo se subasta, parecía que iba a ser recogida por un candidato Prusiano, el Príncipe Leopoldo de Hohen Bollern, pero Lord Clarendon, casi con su último aliento aviso a la Reina Victoria de que Francia se opondría a un
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príncipe Alemán incluso con la guerra.
Victoria, sabía muy bien que también había una guerra en miniatura entre los miembros de la familia real, y temía que Alemania, no unida aun, sería derrotada por las tropas napoleónicas.
Sus esfuerzos por la paz fracasaron, como en 1866, pues Inglaterra, habiéndose salido de los asuntos europeos con sus repetidas declaraciones de neutralidad, no tenía influencia alguna. Aunque se retiro la candidatura del Príncipe Leopoldo, los imperialistas que rodeaban a Napoleón III le forzaron a exigir la promesa de Alemania de no aspirar jamás al trono de España. Se proclamo la neutralidad de Inglaterra, a lo que inmediatamente siguieron los reproches de los parientes prusianos de la soberana. Como siempre, trató de hacer trato de hacer su papel con discreción y comprensión. Enviaría vendas para los heridos a la Princesa Real, pero no bajo su propio nombre, pues, pasara lo que pasara no debía “Alejarse del sendero espinoso de la neutralidad”.
En cuanto a la reina, 1871 fue el 1° año terrible en el que estuvo tan en peligro como los ciervos de Landserr.
En 1868, el general Grey llegó a la conclusión de que acercarse a su majestad “De rodillas”, como había hecho cuando el complot de los fenianos, era perder el tiempo.
Por tanto, en Junio de 1869, animó a Glandstone a contrarrestar el resentimiento general “Ante la reclusión de la Reina, ordenándole de modo perentorio que cumpliera con su deber.”
En 1869 aceptó una segunda misión: inculcar energías a la Reina. Como hiciera con el Ejercito, La Iglesia y otras instituciones, también puso a la Reina Victoria bajo un
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encabezamiento: “El problema Real”.
Como resultado de la guerra Franco-Prusiana apareció un nuevo emperador en Europa, el alemán Guillermo I, y se desvaneció otro, Napoleón III. Alemania quedo unida y Francia como Republica. Ambos sucesos tuvieron repercusiones en Inglaterra.
Aunque no era vanidosa, la Reina daba mucha importancia a sus retratos oficiales. Era importante que cada nueva impresión fuera la más adecuada.
Las “Peleas de Brown” continuaron de 1871 a 1878. Dos cortesanos, Biddolph y Fitzroy amenazaron con dimitir, después de pelearse con él, el Príncipe de Gales se negó a estar en Albergeldie porque no se le permitía la caza a ciertas horas para proteger el deporte de Brown, y los bailes de los guardias escoceses eran motivo de escándalo.
A primeros de 1874, la Reina se vengó de todos aquellos que, en su opinión, estaban mirando la Iglesia Anglicana. Consiguió, mediante la ley la adoración pública, introducida por el Arzobispo Tait, purgarla de prácticas romanas.
Victoria, gozaba de una salud muy fuerte a los 60 años. La antigua expresión “Mis nervios”, no era ya tan constante en las páginas de su diario.
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Si en algún momento flaqueaba la salud, soportaba la enfermedad como su juventud.
CAPITULO V
ÚLTIMOS TIEMPOS DE LA REINA VICTORIA.
A fines de Noviembre de 1879 cogió un resfriado malo, después de las tristes y casi simultaneas muertes del “Viejo Grant”, el guardabosque, y el “Viejo Sharp”, el perro. Como el día 28 había de recibir al embajador ruso, y escribió: “Estuve temblorosa, no pude comer nada, me sentía aturdida.”
A finales de Febrero de 1880, el 1° ministro, tomó la firme decisión de hacer una
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elección en Abril, la Reina había abierto el parlamento en persona el 5 de Febrero, con
un magnífico carruaje de estado rematado con una corona, muy adornada y con todo el cristal posible para que el pueblo pudiera verla desde cualquier ángulo.
El 8 de Marzo se anunció la inmediata disolución. El país quedo atónito, la reina confiaba que los conservadores volverían “Más fuerte que nunca”.
La audiencia de Glandstone fue breve, tranquila y tensa, como el istante entre el rayo y el trueno. El dijo después que la Reina había estado “Natural”, con algún esfuerzo.
En Mayo la reina hablaba de Glandstone con el antiguo veneno: “Para mí, ese Guillermo del pueblo es un ser medio loco y muy desagradable”. En Junio le amenazó con su arma secreta: La abdicación.
Vejez
Mientras tanto en la vida privada de Victoria se habían producido muchas novedades. Los matrimonios de sus hijos mayores ampliaron el círculo familiar, llegaron los nietos y surgieron nuevas ocupaciones domésticas.
Con la muerte del rey Leopoldo, en 1865, había desaparecido el personaje más importante de la generación anterior, y las funciones que él había desempeñado, como centro y asesor de un gran número de familiares en Alemania y en Inglaterra, le incumbían ahora a Victoria.
Los consejeros de la Reina Victoria se hubieran alegrado de que descargara sus responsabilidades en el heredero. En los últimos meses sólo una vez se levantó sin ayuda de su silla, y eso para prender una medalla en el pecho del paciente de un hospital.
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1.1)
El “Año terrible” acabó con una tormenta de viento y lluvia. Por primera vez la reina dejo entrar un nuevo año sin hacer una buena resolución: “Empieza otro año, y me siento tan débil y mal que me domina la tristeza.”
“Se alargaba la monótona procesión de días y noches. Una mañana de cálido ambiente primaveral, el 11 de Enero, se sintió tentada a salir pronto, vuelta a la normalidad que le agrado mucho, pero las 24 horas una densa niebla envolvía Osborne como para anunciar lo que venía”.11
El 13 de Enero, la reina se encontraba en otras circunstancias, lo hubiera observado con melancólico interés, pues su diario llego a su fin.
El 14 de Enero, quedo en blanco por primera vez en 69 años.
Lord Rober, a quien había dado la Jarretera, fue el último soldado a quien recibió.
Su inveterado enemigo, Wilfred Blunt, afirmo después que las noticias tan poco satisfactorias en Sudáfrica que le comunicaron en esas audiencias la habían matado.
El 15 de Enero la pusieron nuevamente en su silla, y su hija viuda, María de Coburgo, se sentó junto a ella leyéndole, dispuesta a aprovechar cualquier momento de sol, pero no lo hubo, y por tanto no salieron.
El día 17 tuvo dificultad para hablar y empezó a fallarle la cabeza, llamaron a un especialista del corazón, el día 18, a sus hijos.
LONGFORD, E: Reina Victoria. Barcelona, Grijalbo, 1966.
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El Duque de Connaught estaba por casualidad en Berlín, así que el Káiser supo la noticia y se incluyó en la invitación. Mientras tanto la reina parecía mejorar y se volvió a Londres.
A media noche empezó a debilitarse y mandaron a buscar a Davason, hacia la madrugada mejoro de nuevo.
El 22 de Enero, The Times esperaba, En Osborne el Káiser se mantenía discretamente fuera de la vista.
El Príncipe de Gales volvió a la habitación de su madre, ella abrió los ojos,
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susurrando su última palabra: “Bertie”; y finalmente murió.
CONCLUSIONES
1. Durante la época de la Reina Victoria, de dio la revolución industrial. 2. La figura de la soberana alcanzó una trascendencia internacional, como genuina representante del imperialismo Británico, cuando las instancias de Disraeli fue coronada como emperatriz de la India. 3. Victoria dedico toda su existencia a atender con sumo cuidado los asuntos propios de su rango, así como sus problemas familiares. 4. Victoria mostró siempre una acusada predilección por los políticos tories (conservadores) . 5. Los demás reinos europeos siguieron de cerca el desarrollo de Inglaterra, pues en la era Victoriana era quien lideraba las tendencias mundiales. 6. Victoria procuro casar a sus hijos con herederos para garantizar la descendencia real. 7. Victoria es considerada la “Abuela de Europa.” 8. Victoria inaugura en Londres la primera exposición Internacional organizada bajo la dirección del príncipe consorte 9. La reina inaugura el Albert Hall, construido para perpetuar la memoria de su marido.
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10. Disraeli conto durante todo su ministerio con el apoyo total de la reina .
BIBIOGRAFÍA LIBROS
1.
Cartas de la Reina Victoria: A-C-Benson y Vizconde Esher.
2.
Cecil, D: Lord M. Londres, 1954
3.
Hardie. F: The Political Influence of Queen Victoria, 1861-1901, Londres 1963.
4.
Lord Elton: El imperio Británico. Barcelona- Luis de Caralt, 1948.
5.
Longford, E: Reina Victoria. Barcelona, Grijalbo, 1966.
6.
Más cartas de la Reina Victoria- Hector Bolitho.
7.
Trevelyan, G.M: Historia de Inglaterra. México, Fondo de Cultura Económica, 1943.
8.
Victoria I, Lytton Strachey
9.
Victoria (1819-1901) Reina Emperatriz- Phillippe Alexandre y Beatrix de L´aulnoit.
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10. Young, G.M: Victoria England. Portrait of an Age. Londres, 1957
ANEXOS
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1) J贸venes a帽os de la Reina Victoria.
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Princesa Victoria en la edad de 16 a単os.
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2) Victoria con su vestido de novia
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4) La reina Victoria con su vestido de coronaci贸n.