MIÉRCOLES 19 DE AGOSTO DE 2015 (Nº 43)
Una relación en clave positiva
La historia rusa en la Argentina
¿Qué aliado busca La Habana?
Moscú y Buenos Aires buscan fortalecer los lazos políticos y económicos.
Descendientes de las grandes personalidades recuerdan su pasado.
Una opinión sobre el acercamiento entre Cuba y EE.UU.
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VALERY SHARIFULIN / TASS
DMITRY DIVIN
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Turismo La República de Altái, fronteriza con Mongolia y Kazakhstán, esconde grandes sorpresas para los visitantes
Viaje hacia un destino de leyenda
El altiplano de Ukok figura en la lista del patrimonio mundial de Unesco, pero se hizo popular gracias a la leyenda de la “Señora Blanca” que protege la región. ANNA GRÚZDEVA ESPECIAL PARA RBTH
Los lagos, bosques y desiertos de la República de Altái son un destino espectacular para los viajeros. Aquí, al borde de la frontera con Mongolia y Kazakhstán, sobre unas praderas hermosas y llenas de flores, hay reliquias de las antiguas religiones chamanísticas y grabados prehistóricos en roca. Tanto para la población local de la República de Altái como para los turistas, los territorios desconocidos del altiplano Ukok, esconden siempre grandes sorpresas. Sólo hay que descubrirlas.
La princesa de Altái El altiplano entra en la lista del patrimonio mundial de Unesco como parte de las montañas doradas de Altái. Hoy en día, tras los descubrimientos arqueológicos del siglo XX, este territorio natural ubicado en el extremo sur de la repú-
blica Altái, colindante con Mongolia y Kazakhstán, los científicos siberianos lo llaman el corazón de Eurasia. En diferentes épocas escitas, hunos y turcos habían habitado esta parte de Siberia. Sin embargo, fue “la princesa de Altái” la que atrajo la fama mundial al altiplano de Ukok. En 1993 científicos de Novosibirsk junto con colegas alemanes y mongoles empezaron las excavaciones en un túmulo situado en la frontera entre Rusia y Mongolia. A diecinueve metros de profundidad hallaron un cementerio antiguo, donde se encontraba la momia de una joven, a la que la gente local llama “la princesa de Altái” o “la Señora Blanca”. Según las creencias de los lugareños, la princesa de Ukok guarda la paz y protege de los espíritus malignos provenientes del mundo subterráneo. Este hallazgo es uno de los hitos de la arqueología rusa: se han conservado tanto la ropa como objetos de gran calidad artística. Además, gracias al análisis del ADN de la “princesa de Ukok” se lograron obtener nuevos datos sobre la
STAS LEVSHIN
RIA NOVOSTI/ ALEXANDER KRYAZHEV
Los cazadores con águilas caudales de la República de Altái
El país de las montañas El macizo de Altái es una de las regiones ecológicas más vírgenes de Rusia y con toda justicia se considera la “farmacia verde” de la Tierra y uno de los “pulmones” del planeta. Las remotas zonas de Altái han conservado su naturaleza casi en su estado primigenio. Las reservas naturales ocupan un 20% de la república y en su territorio hay registrados 126 monumentos naturales. La mayor parte de la cordillera de Altái pasa por los territorios de la república de Altái y el krái de Altái, zonas federales de Rusia que a menu-
do se confunden entre sí. Gorno-Altáisk, la capital y la única ciudad de la república de Altái, está situada en la parte noroeste de la república, a 3.641 km de Moscú, y Barnaúl es el centro administrativo del krai de Altái, donde suelen aterrizar los vuelos que trasladan a los turistas que deciden viajar a la región. No hay transporte ferroviario, y sólo se puede acceder al país de las montañas por aire o por carretera. Para llegar a las montañas desde Barnaúl hay que tomar indefectiblemente un autobús.
cultura de la época de los escitas. El antropólogo suizo Marcel Nyffenegger recreó recientemente la imagen de la momia encontrada, dotando al descubrimiento de un significado universal.
princesa se han conservado gran cantidad de petroglifos, imágenes talladas sobre la piedra. Por ejemplo, en la estepa de Chui hay un complejo de pintura rupestre con alrededor de 30.000 dibujos que iban dejando los mongoles cuando llevaban sus caravanas a Siberia. En las piedras se ven figuras de camellos, toros, chivos, y también carrozas, escenas de mitos y de caza.
Paisajes extraterrestres El altiplano Ukok es una especie del museo de la antigüedad. Además del túmulo donde estaba la
Además de conocer la arqueología siberiana y la historia del Altái antiguo, los viajeros se dirigen al altiplano Ukok en busca de paisajes que parecen extraterrestres. Hay antiplanos rocosos, cumbres blancas llenas de nieve-Tabín-Bogdó-Ola de 4.374 metros es de las más altas y su nombre significa“Cinco cumbres sagradas” en mongol-, y también las arboledas foliáceas y los espacios de estepa.
La expedición de Nikolái Roerich El primer turista que pisó Altái fue el artista y filósofo ruso Nikolái Roerich, que llegó en 1926. En el pueblo deVerjni Uimón (que en lengua altaica significa “diez sabidurías”). En casa del lugareño Bartoloméi Atamánov, donde Roerich se instaló durante el viaje, se encuentra en la actualidad un museo consagrado al artista. Atamánov sufrió represalias en la época soviética y su finca no se rehabilitó
como museo hasta la década de 1990. A día de hoy el pueblo de Verjni Uimón sigue estando poblado de viejos creyentes kerzhakí, que se trasladaron a Altái huyendo de las persecuciones. Los kerzhakí fueron unos de los primeros colonos rusófonos en establecerse en Siberia y se caracterizaban por llevar un modo de vida muy cerrado, con severas reglas religiosas y cultura tradicional. En estos lares se establecieron también otros desertores de las imposiciones estatales que formaron un grupo de masones altaicos, conocidos como los “montañeses”. Según Nikolái Roerich, que investigó la cultura de los viejos creyentes, allí, en el valle de los ríos Bujtarmá y Katún, se encuentra el legendario país de Belovodie, el Shambala eslavo, “el país de la libertad” de los cuentos populares rusos. Tras la muerte del filósofo, uno de los picos de las montañas de Altái fue bautizado con su nombre en su honor.
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