La larga ruta blanca: primera parte

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LA LARGA RUTA BLANCA. La evolución de la presencia del narcotráfico en Guatemala. *Rodrigo Fernández Ordóñez . ∗

ABSTRACT. El presente trabajo, dividido en tres partes, aborda la evolución del narcotráfico en Guatemala, desde finales de la década de los años ochenta hasta nuestros días, iniciando con la preeminencia de los carteles colombianos en el control de las rutas que cruzaban el territorio guatemalteco y el involucramiento de personajes nacionales en el contrabando de estupefacientes, pasando por la incrustación de estructuras criminales dentro del estado guatemalteco, sobre todo en sus fuerzas de seguridad y fuerzas antinarcóticos y finalizando con la llegada de los carteles mexicanos y su violenta lucha por el control de los pasos ciegos para el trasiego de drogas, incluyendo la violenta guerra iniciada por el grupo denominado Los Zetas.

Palabras clave: Cartel de Medellín, Cartel de Cali, Centroamérica, CIA, Colombia, DEA, Democracia, Estado Paralelo, Ejército de Guatemala, Guatemala, Inteligencia Militar, lucha contrainsurgente, tráfico de drogas, Panamá,

*Rodrigo Fernández Ordóñez. Abogado y Notario. Catedrático de Historia del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (EPRI) de la Universidad Francisco Marroquín e investigador del Instituto Ibn Khaldun del mismo instituto. ∗

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PRESENTACIÓN. ____________________________________________________________________________________

El presente trabajo, dividido en tres partes, aborda el uso del territorio guatemalteco como puente y bodega de la droga que se trafica hacia los Estados Unidos, pretende abordar, sin pretender ser una historia exhaustiva, la presencia del narcotráfico en Guatemala en el contexto arriba delimitado, aportando fuentes hemerográficas locales y extranjeras que permitan trazar un rápido esbozo de la evolución de Guatemala como puente y almacén de la droga rumbo al mercado consumidor de los Estados Unidos, y que pueda servir como futura referencia para investigaciones más exhaustivas del tema. Cabe aclarar que para la preparación de este trabajo, no se revisaron expedientes judiciales ni policiales. Como nota importante, se resalta que durante la investigación preparatoria de este trabajo se determinó que la bibliografía relacionada es reducidísima, casi inexistente.

No obstante lo anterior, se puede recomendar la lectura de un libro que constituye el único intento de abordar académicamente la historia y desarrollo del tráfico de drogas a través del istmo centroamericano, hasta el día de hoy. Se trata de la obra Cocaine Politics: Drugs, Armies and the CIA in Central America, de Peter Dale Scott y Jonathan Marshall, habiéndose utilizado la versión para Kindle en el presente trabajo. El libro es una útil referencia para ubicar las primeras organizaciones criminales que se dedicaron al tráfico masivo de drogas hacia los Estados Unidos, y de las razones que las llevaron a utilizar a Centro América como puente y bodega para sus productos, siendo el primer país base Honduras, luego El Salvador y por último Guatemala, en el marco de los conflictos armados internos que asolaron la región y la presencia de la “Contra” nicaragüense y equipos de inteligencia estadounidenses y argentinos que operaron en cada uno de éstos países y su perniciosa influencia, que buscaba que las vedas de compra de armas impulsadas por el gobierno de Jimmy Carter bajo el discurso de la defensa de los Derechos Humanos, fueran superadas mediante el tráfico de drogas, para así financiar la compras de armas a otros países como Taiwán e Israel. Aunque algunas de sus conclusiones se puedan antojar exageradas, es cierto que todo en lo que respecta a Guatemala, en la primera parte de su capítulo final, resultaron proféticas, pues se escribieron en 1990.

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PRIMERA PARTE: EL SURGIMIENTO DE LAS RUTAS.

Introducción. La primera parte de este trabajo se ubica en el contexto de varios hechos que permitieron que los carteles colombianos se instalaran en Guatemala o bien que contrataran los servicios de guatemaltecos para el contrabando de droga rumbo a los Estados Unidos. El primer hecho de importancia es la erradicación de las rutas de tráfico utilizadas mayoritariamente por el Cartel de Medellín que cruzaban el Mar Caribe, lo que llevó a éste y a otros carteles a buscar rutas alternas menos vigiladas; el segundo hecho es la lucha desatada por la agencia antidrogas estadounidense (DEA) y fuerzas colombianas en contra del Cartel de Medellín, lo que permitió que otras organizaciones, como el Cartel de Cali se acomodaran en los espacios que iban quedando libres y fueran estableciendo nuevas rutas. Otro hecho de importancia capital es la invasión y ocupación de la república de Panamá por tropas de los Estados Unidos, que eliminó al país canalero como paraíso del tráfico de estupefacientes y a su presidente, el general Manuel Antonio Noriega como protector y socio de los carteles colombianos. Por último, en un escenario puramente nacional, la entrada de Guatemala en la vida democrática con las elecciones celebradas en noviembre de 1985 y la inauguración del primer gobierno civil, encabezado por Vinicio Cerezo Arévalo al año siguiente y la baja intensidad en que entró a principios de la década de los noventas el largo conflicto armado que asolaba gran parte del territorio guatemalteco desde hacía dos décadas, que liberó ciertos territorios de la geografía guatemalteca para los narcotraficantes.

-ILas primeras rutas de la droga.

El Cartel de Medellín. A inicios de los años setenta del siglo XX quienes controlaban las rutas de tráfico y distribución de droga hacia los Estados Unidos eran los cubanos, quienes aprovechaban las peculiaridades topográficas del sur de la península de la Florida para esconder botes en sus manglares y pantanos para desembarcar sus cargamentos.1 Una segunda ruta

1 En el libro de Peter Dale Scott y Jonathan Marshall se detallan las razones de las guerras de la cocaína, los implicados, impacto y resultados que tuvieron en el mercado de droga de los Estados Unidos.

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llevaba la droga hasta el puerto de Nueva York, la otra cabeza de puente para el inmenso mercado estadounidense. Sin embargo, para mediados de ésa década, traficantes colombianos lucharon por apoderarse de esas rutas, sobre todo la de Florida, en las que pasaron a denominarse “las guerras de la cocaína”.

Como es de suponer, los que ganaron la lucha fueron los colombianos, quienes centralizaron el control de las rutas, aunque permitían la participación de otras bandas de traficantes siempre y cuando aceptaran el control colombiano sobre la operación.2 Dentro de este nuevo grupo, quien llegó a imponerse y construir una eficiente red de tráfico fue Carlos Enrique Lehder-Rivas, originario de Medellín.

Lehder conoció a un tal George Jung mientras guardaban prisión en prisión en los Estados Unidos por un delito menor. Jung traficaba marihuana, la que introducía en los EE. UU. en vuelos privados. Este sencillo método fue copiado por el colombiano, en sociedad con Jung, pero introduciendo ahora una droga mucho más rentable: la cocaína. Lehder organizó entre Colombia y los Estados Unidos una red de producción, transporte y distribución que logró colocar toneladas de cocaína en la nación del norte. Al nuevo grupo que se fue formando con la dirección de Carlos Lehder se le conoció luego con el nombre de Cartel de Medellín.

Para facilitar las operaciones y eficientizar los vuelos hacia la Florida, Lehder compró el Cayo Norman, un islote de las Bahamas que fue adquiriendo por medio de compras o intimidación a los propietarios originales. En el islote se construyó una pista de aterrizaje de 1.1 kilómetros, lo que permitía que los aviones privados que utilizaba fueran más pequeños y pudieran repostar en la isla, a la que también se llevaba la droga por vía marítima. Del Cayo Norman, que fue utilizada como base de operaciones de la nueva organización entre los años de 1978 y 1982, se logró ingresar 125 toneladas anuales de cocaína a los Estados Unidos. En un buen día de operación, pasaban por su pista alrededor de 300 kilogramos de la droga.

Como suele suceder en este tipo de negocios, el grupo colombiano empezó a levantar suspicacias y envidias dentro de sus competidores, que de acuerdo a datos de la DEA ya llegaban a cientos de traficantes para inicios de los ochentas. Entonces la agencia

2 Para una historia general de las rutas www.justice.gov/dea/pubs/history/1975-1980html.

de

la

droga

hacia

los

Estados

Unidos

ver:

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antidrogas de Estados Unidos se dedicó a desmantelar estas rutas que pasaban por todo el mar Caribe hasta las costas de la Florida y el Golfo de México, abarcando las costas de Jamaica, las pequeñas Antillas e incluso de Cuba.

Esta supresión de las rutas del Caribe llevó a la organización colombiana y a otros grupos que se aprovechaban de ellas a buscar caminos alternos para introducir drogas en el mercado norteamericano, explorando posibilidades por el Océano Pacífico o bien atravesando por tierra el istmo centroamericano3, momento en que Guatemala entra en escena en el tráfico internacional de drogas.

Guatemala, a decir verdad, producía opio desde mediados de la década del setenta, sobre todo en la región occidental del país fronteriza con México. Reportes de la DEA dan cuenta de cultivos de amapola en las remotas montañas de los departamentos de San Marcos y Huehuetenango. Este cultivo se introdujo en el país por medio de traficantes mexicanos que buscaban alternativas del otro lado de la frontera. Fueron éstos quienes llevaron las semillas al altiplano guatemalteco y les enseñaron a los campesinos las técnicas de cultivo y de extracción de pasta. También existían ya reportes de cultivo de marihuana a gran escala en el norteño departamento de Petén, en campos aledaños a la línea limítrofe con Belice, al parecer a raíz del éxito de los programas de erradicación llevados a cabo por la agencia antidrogas de los EEUU en este país. Pero fue el combate a las rutas del Caribe lo que, en definitiva, puso a Guatemala en el mapa de los traficantes de drogas.

De acuerdo a expertos, Centroamérica en general, y Guatemala en particular presentaba una gran oportunidad a los carteles colombianos de diversificar sus rutas de transporte de droga: “…using private planes, small boats, cargo containers on Merchant ships, tractor-trailer rigs and other vehicles.”4 Como se menciona más adelante, Guatemala ofrecía también otros beneficios, como carecer de una fuerza aérea fuerte, limitada

a

unos

cuantos

helicópteros,

utilizados

primordialmente

en

operativos

contrainsurgentes. Además carecía de radares modernos, amén de contar con casi 1,000 campos de aterrizaje desperdigados en igual número de fincas en todo su territorio, en su mayoría en la larga línea costera del Océano Pacífico. 3 Frank Smyth. Has Guatemala become the Cali cartel’s bodega? The Wall Street Journal, 10 de mayo de 1995, pág. A15. 4 Shirley Christian. Central America a new drug focus. The New York Times, New York: 16 de diciembre de 1991, pág. A.10.

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-IILa nueva democracia. Guatemala había celebrado elecciones libres recién en el año 1985, resultando electo como presidente de la república el candidato por la Democracia Cristiana (DC), el abogado Vinicio Cerezo Arévalo5, quien tomó posesión del cargo el 14 de enero de 1986. Para esta fecha aún persistía en ciertos rincones del país los resabios de un conflicto armado interno que había llegado a bajas cotas de intensidad, pero que se mantenía latente aún. De esta cuenta, el ejército guatemalteco mantenía el control del combate a la insurgencia y de acuerdo a documentos citados por periodistas americanos de la época, Washington consideraba que la única institución capaz de luchar en contra del narcotráfico era precisamente el ejército, aunque se levantaban sospechas de que algunos de sus cuadros se estaban involucrando ya en el negocio de las drogas6. En palabras del periodista Kenneth Freed: “According to diplomatic and government sources, Washington has closen even though the military is blamed for human rights abuses and is believed to be involved in drug trafficking.”7 Pero además las autoridades norteamericanas también temían que las propias autoridades civiles guatemaltecas estuvieran participando activamente en el negocio. Las sospechas implicaban al propio presidente de la república y alguno de sus más cercanos colaboradores.8

En consecuencia la DEA buscó la colaboración del ejército guatemalteco por considerarlo la única institución que se mantenía eficaz y al margen del tráfico de drogas, y dentro de la institución al servicio de inteligencia militar, denominado dentro de la estructura del ejército como D-2. De esta cuenta, el servicio de inteligencia, que durante el prolongado conflicto armado interno se había llegado a convertir en un pequeño y sofisticado grupo de élite dentro de las fuerzas armadas altamente efectivo, empezó a recibir dinero de la agencia antidrogas para identificar y rastrear las rutas de trasiego de 5 Para un completo análisis político de la situación de Guatemala en ese período ver: Carlos Sabino. Guatemala, la historia silenciada. Segundo Tomo. Capítulo XXIII. Fondo de Cultura Económica, Guatemala: 2008 y Francisco Villagrán Kramer. Biografía Política de Guatemala. Volumen II. Libro cuarto. Editorial de Ciencias Sociales, Guatemala: 2005. 6 A finales de 1989 fue arrestado un oficial de rango menor del ejército guatemalteco al tratar de introducir drogas dentro de los Estados Unidos. Tras su arresto, el oficial acusó a agentes de la G-2 y de la Dirección General de Migración de estar involucradas en el tráfico de drogas, atraídas por la enorme cantidad de dinero que generaba el negocio. De acuerdo a Freed, las autoridades estadounidenses se apresuraron a negar la participación de la G-2 en el negocio de las drogas. 7 Kenneth Freed. U. S. Is Taking a New Track in Guatemala Diplomacy: American officials are turning to the military to help achieve stability and to gain help in the war on drugs. Los Angeles Times. Los Ángeles, California, 7 de mayo de 1990, pág. 7. 8 Kenneth Freed. Íbid.

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droga, así como determinar quiénes eran los líderes de los grupos de traficantes, así como erradicar la siembra de amapola en el país. De acuerdo a la información obtenida por Freed, los Estados Unidos confiaban especialmente en un hombre de las fuerzas armadas para apoyar la lucha antidrogas en Guatemala; el general Héctor Alejandro Gramajo, a la sazón, jefe del Estado Mayor y Ministro de la Defensa, y que aunque las organizaciones de derechos humanos lo acusaban de crímenes en contra de civiles a su paso por altos mandos en el ejército durante la década de los ochenta, era considerado un militar moderado por la Embajada de los Estados Unidos, pues con un presidente civil débil como lo era para esa época Vinicio Cerezo, había logrado contrarrestar dos intentos de golpe de estado en contra de su gobierno, en los meses de mayo de 1988 y 1989.

Quien confirmó la actuación de la D-2, en operaciones antidrogas fue un ex agente de la DEA, Celerino Castillo9, quien en el año de 1996, ofreció explosivas declaraciones en la televisión norteamericana primero y a un corresponsal del diario guatemalteco Siglo Veintiuno después. En una de ellas comentó: “Yo mismo participé en varias misiones en las cuales la inteligencia militar guatemalteca (G-2), asesinó a civiles con el conocimiento de los agentes de la CIA y la DEA.”10

De acuerdo a las declaraciones vertidas por Castillo, quien fungió como agente de enlace entre la DEA y el ejército guatemalteco durante el gobierno de Cerezo, altos funcionarios del gobierno e importantes oficiales del ejército guatemalteco estaban involucrados en el tráfico de drogas. El ex agente informó que la DEA se había visto obligada a trabajar con la G-2 por el control que éste servicio tenía de sofisticados equipos de vigilancia en el país, como escuchas telefónicas, monitoreo de máquinas de fax e intervención de correos electrónicos posteriormente. De acuerdo a Castillo: “Usábamos a la G-2, porque son más activos, pero cuando capturábamos droga llamábamos a la Guardia de Hacienda para la publicidad.”11 Pero la acusación más importante que realizó el ex agente fue que: “Hubo una reunión entre Pablo Escobar Gaviria, en la que participó Vinicio Cerezo Arévalo. En ella se discutieron asuntos Celerino Castillo, nacido en Texas, era un agente de la DEA que en el período de 1985 a 1990 fue destacado en la base de la agencia antidrogas de Estados Unidos en Guatemala como agente encubierto y oficial de enlace entre la DEA y el ejército guatemalteco. Abandonó la agencia en 1992 y escribió un libro titulado Powder Burn, en donde relató su experiencia en la lucha antidrogas en Centroamérica, Perú y Nueva York. Muchos desestimaron las declaraciones de Castillo atribuyéndolas a una estrategia de publicidad para catapultar la venta de su libro. 10 Ricardo Miranda Castillo. Presunto ex agente de la DEA vincula a civiles y militares en acciones de narcotráfico. Diario Siglo Veintiuno, Guatemala, 30 de julio de 1996. 11 Ricardo Miranda Castillo. Celerino Castillo empieza a ser escuchado. Diario Siglo Veintiuno, 1 de agosto de 1996. 9

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importantes del narcotráfico, porque Vinicio estaba bastante involucrado con el envío de drogas hacia Estados Unidos.”12 De acuerdo a su relato, la visita del jefe del Cartel de Medellín fue vigilada de cerca por agentes de inteligencia militar, quienes decidieron no denunciarla a la DEA ni intervenir porque deseaban saber con quién se reuniría tan importante figura. Según Castillo la línea de investigación que seguía la DEA en esos momentos abarcaba a otros personajes importantes del gobierno de la época y militares de alto rango en activo en la organización castrense, incluso uno de ellos fungía como gerente de la línea aérea nacional AVIATECA, pero el caso se terminó archivando en la agencia de la DEA en Houston, Texas, bajo el número de expediente M3-90-0053, sin saberse las razones para tal medida.

Al decir del agente, la propia línea aérea transportaba droga, lo que implicaba a otras personalidades civiles del gobierno, y a un piloto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), apodado El Negro. En una amplia publicación del Siglo Veintiuno del 31 de julio de 1996, varios de los funcionarios señalados por Castillo negaron rotundamente las acusaciones y le exigieron que presentara pruebas. Cabe decir que la propia agencia antidrogas y la Embajada de los Estados Unidos se negaron a comentar las declaraciones de Celerino Castillo y se limitaron a insinuar que el ex agente había sido despedido de la DEA, aunque aceptaron que Castillo había sido condecorado por su destacada labor.

Así que la influencia de los carteles de la droga avanzaba rápido dentro del país. Hombres de avanzada contactaban a propietarios de fincas en la costa sur13 y nororiental del país14 y les ofrecían sumas que rondaban los U$ 50,000.00 por cada avioneta que dejaran aterrizar en las pistas de sus fincas. Una vez desembarcada la droga en territorio guatemalteco se almacenaba en bodegas y se disponía su despacho vía terrestre o cualquier otra vía. Castillo señaló que incluso hangares dentro del aeropuerto internacional de La Aurora eran utilizados para almacenar la droga mientras se disponía de ella.

12 Ricardo Miranda Castillo. Castillo: Pablo Escobar se reunió con Vinicio Cerezo. Diario Siglo Veintiuno, Guatemala, 31 de julio de 1996. 13 Equipo de investigación. Los vínculos de Ortega Menaldo con el narcotráfico. Diario elperiódico, Guatemala, 22 de marzo de 2002. En dicho artículo se cita un documento desclasificado de la CIA fechado el 9 de junio de 1990 que relata: “…El coronel Francisco Ortega Menaldo le dijo a los visitantes de Inteligencia que el área sobre la costa sur es problemática para el tránsito de drogas dentro y fuera de Guatemala, por aire y hacia Estados Unidos…” 14 Álvaro Gálvez Mis. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Parte II. Prensa Libre, Guatemala, 19 de junio de 1995. En dicho artículo, referido a hechos ocurridos en 1991 Gálvez consignó: “…El Cartel de Medellín (…) encontró la vía rápida de transportar cocaína con el apoyo de pequeños aviones, los que sin lugar a dudas contaban con pistas de aterrizaje en alguna parte de las áreas costera del Atlántico…”

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La prueba más clara de que oficiales del ejército guatemalteco estaban participando en el negocio de la droga fue la acusación formal que realizó la DEA en contra de 11 militares en 198915. Esa acusación incluía a 6 capitanes, 2 tenientes coroneles, 2 mayores de la fuerza aérea y un general de la fuerza aérea, a quien se le canceló la visa estadounidense bajo el argumento de que existían fuertes razones para creer que estaba involucrado en el tráfico ilícito de narcóticos.

Pero los tentáculos de la droga y el abundante dinero que traía consigo no se quedaba allí, pues de acuerdo al periodista Jeff Gerth16, en un artículo publicado en el diario The New York Times, una empresa contratista del gobierno de los Estados Unidos para realizar fumigaciones de plantíos de amapola en Guatemala también estaba implicada en el trasiego de cocaína. Según Gerth, el Departamento de Estado había organizado en 1987 una pequeña fuerza aérea privada para colaborar con la lucha antidrogas en América Latina, llegando a contar con 53 aeronaves, entre helicópteros artillados y aviones para fumigación. La empresa, bautizada como National Air Transport Inc., con base en OpaLocka, Florida, contrataba a pilotos experimentados, veteranos de Vietnam y personal retirado de la CIA para manejar las aeronaves y fungir como personal de apoyo para los agentes locales de la DEA. El manejo de la empresa estaba a cargo de dos empresas consultoras en los Estados Unidos, lo que creó una sensación de laxitud de autoridad por parte del personal, lo que llevó a casos extremos como los ocurridos en Colombia, Perú y Bolivia, en los que se vieron envueltos en combates abiertos en contra de miembros de los carteles de la droga o de guerrillas.

Gerth afirmaba: “The air wing operators use the Florida headquarters for logistical support, but must of the planes are based in Latin America, where they are used in remote areas by agents of the Drug Enforcement Administration and foreign police officers to spray crops, supply food and equipment to base camps, make aerial surveys, transport personnel and help interdict drug supply lines”. La operación tuvo relativo éxito en Guatemala, ciertas partes de Colombia y en Jamaica. Sin embargo, a medida que el Departamento de Defensa de los EE. UU. fue involucrándose en las operaciones antidrogas, el personal de la empresa rebautizada familiarmente como “Air América” en recuerdo a su gemela de la guerra de Vietnam, fue buscando otras alternativas de trabajo. Frank Smyth. My Enemy’s Friends: In Guatemala, the DEA fights the CIA. The New Republic, june 5, 1995. Jeff Gerth. Management Woes Hobble U. S. Fleet in Drug War. The New York Times, 13 de Junio de 1990, pág. A.1. 15 16

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El artículo de Lindsey Gruson. Quien puso el cascabel al gato sobre las nuevas rutas de la droga a través de Guatemala fue la periodista norteamericana Lindsey Gruson, quien publicó en el diario The New York Times un artículo titulado Drug Trafficking and Poppy Growing Finding a Lush Home in Guatemala17 el 1 de octubre de 1989. Para su redacción, la periodista se entrevistó con agentes antidrogas de los Estados Unidos, así como autoridades de Guatemala, concluyendo que el país tenía una posición inmejorable para servir como puente del transporte de droga. Según Gruson: “In large part, Guatemala has become a drug transshipment center because of its location, almost exactly halfway between the Colombian cocaine processing laboratories and the American markets. That makes the country an ideal refueling stop, allowing pilots to use smaller planes, which are harder to detect by radar”. Del artículo de la norteamericana queda claro que Guatemala debía volverse una prioridad para la lucha antidrogas, pues la guerrilla, que aún combatía en los departamentos occidentales y de la costa sur del país, ya ofrecían servicios de seguridad para los traficantes de drogas. Además, ya se reportaban, según testimonios de oficiales de la embajada americana, contactos de militares y personas del gobierno con los traficantes colombianos y mexicanos, e incluso dichos oficiales calculaban en alrededor de 200 colombianos establecidos ya en el país para facilitar los contactos de los carteles.

Y es que Guatemala presentaba otras ventajas, además de su posición geográfica y situación política: el único radar en funciones era el del Aeropuerto Internacional La Aurora, un vejestorio que cuando funcionaba tenía apenas un radio de 16 millas, lo que permitía operar libremente a los vuelos de droga que tomaban como única prevención hacer vuelos de baja altura sobre las montañas aledañas a la capital del país para no ser detectados. Sumado a ello, cientos de pistas de aterrizaje ubicadas en fincas y que originalmente se habían construido para transporte de algodón, café o cardamomo, ahora prestaban sus servicios para un producto mucho más lucrativo.

Otro síntoma del nuevo papel que estaba desempeñando Guatemala, fue el surgimiento de bandas armadas, ajenas a los movimientos guerrilleros y a las Patrullas de Autodefensa Civil, -PAC-, que ofrecían servicio de protección a ciertas carreteras y campos de cultivo 17 Ibid, pág. A.24. Este artículo fue comentado por el periodista Mario David García en la revista Domingo del diario Prensa Libre a finales de diciembre de 1989, bajo el título: Que Dios ayude a Guatemala, en donde ofrece una lista de 29 periódicos estadounidenses en donde ya se habían publicado para esas fechas reportajes especiales sobre Guatemala como nueva base de operaciones para el transporte de droga, incluyendo al Wall Street Journal, The Boston Globe, The New York Post y The Miami Herald entre otros.

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de droga. El artículo de Gruson da cuenta de un grupo fuertemente armado que asesinó a seis agentes de la entonces Guardia de Hacienda18 en las afueras de la cabecera departamental de San Marcos cuando se dirigían a destruir un campo de amapola. También se reporta que los vuelos de monitoreo de la DEA cercanos a la frontera con México tuvieron que ser suspendidos luego que fueran atacados con armas de grueso calibre desde tierra.

La creciente importancia de la ruta guatemalteca lo puso de manifiesto el grueso de los decomisos reportados por la Guardia de Hacienda, quien en 1988 reportó un total de incautaciones por 1,760 libras de cocaína y en 1989, para el mes de octubre ya se reportaron 5,550 libras incautadas. Dicha policía, dependiente del Ministerio de Gobernación calculó que por el país se traficaba semanalmente un promedio de 1,100 libras de cocaína.

Ya en diciembre de 1991 se reportan dos hechos que se volverían comunes para la prensa guatemalteca en adelante:19 Una avioneta sufre un accidente al aterrizar en una pista de terracería en una finca de la costa sur. A plena luz del día y a la vista de campesinos y vecinos diez hombres armados con metralletas y los miembros de la tripulación trasladan un gran número de bolsas a vehículos agrícolas y antes de marcharse incendian la avioneta. En el segundo incidente, fuerzas de seguridad encuentran una avioneta accidentada en una finca y hallan en su interior 7.5 toneladas métricas de cocaína. Para ese año, se calculó que por Guatemala pasaba el 25% de la droga con rumbo a los Estados Unidos.20

Otro de los hechos de la época que disparó el paso de droga por territorio guatemalteco fue la invasión de los Estados Unidos a Panamá en diciembre de 1989, que resultó en el derrocamiento y posterior captura del dictador local, general Manuel Antonio Noriega, que privó a los carteles colombianos de la droga de su más grande bodega, sumado a que el ejército y funcionarios panameños también participaban ampliamente en logística, protección y manipulación de estupefacientes, además de lavar el dinero proveniente de los Estados Unidos. 18 Esta fuerza operaba como policía especializada en el combate al contrabando y lucha antidrogas, prestando también servicio como seguridad de puestos fronterizos e incluso cooperó en las operaciones de lucha contrainsurgente en Guatemala. 19 Shirley Christian. Íbid. 20 Frank Smyth. Has Guatemala become the Cali cartel’s bodega? The Wall Street Journal, 10 de mayo de 1995, pág. A15.

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-IIIMilitares en escena.

El caso de Charlie. La DEA sospechaba que oficiales de inteligencia de los ejércitos latinoamericanos se estaban involucrando en el narcotráfico, algunos ofreciendo protección para las rutas de tráfico y otros participando activamente. Pero la primera prueba concreta vino con la captura del primer oficial del ejército de Guatemala que se vio envuelto en acusaciones de realizar actividades de tráfico de drogas, un teniente coronel apodado Charlie.

En 1990 agentes de la DEA se infiltraron en la organización dirigida por el oficial, que facilitaba el ingreso de droga a los Estados Unidos enviada por el Cartel de Cali, y que operaba desde una finca ubicada en el departamento de Escuintla, en el sur del país. De acuerdo a Frank Smyth, “In October, DEA agents allegedly watched as Ochoa and others loaded cargo onto a small plane; the agents then tracked the cargo to Tampa, where they later seized a half metric ton of cocaine, with a street value of over U$40 million.”21

Con base en ésta información y otras pruebas, la DEA presentó una acusación formal en contra del teniente coronel, junto con otros once militares por cargos de tráfico de drogas. Como respuesta, el ejército dio de baja al oficial junto con otros dos capitanes acusados. Los oficiales fueron arrestados y puestos a disposición de un tribunal militar que los declaró inocentes y dejó libres a continuación argumentando “falta de pruebas”, en una falla endémica del sistema de justicia guatemalteco, y que implica que se castigue únicamente el 2% de los crímenes cometidos en el país por la precaria investigación criminal que se realiza.

En contra de la decisión del tribunal, el Departamento de Estado de los Estados Unidos llevó el caso a la Corte de Constitucionalidad, en esa época presidida por el abogado Epaminondas Gonzalez Dubón, conocido en Guatemala por su valerosa actuación durante los sucesos del frustrado autogolpe del presidente Serrano Elías. El alto tribunal constitucional resolvió en marzo de 1994 que la extradición del teniente coronel implicado, solicitada por el gobierno de Estados Unidos era constitucional. El 1 de abril de 1994, González Dubón fue acribillado por desconocidos en la ciudad de Guatemala, sin 21

Frank Smyth. Íbid.

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que nunca se esclareciera el crimen. El 12 de abril del mismo año, la Corte de Constitucionalidad anulaba el fallo y el militar evitaba ser extraditado. Finalmente el militar fue juzgado en Guatemala y hallado culpable de cargos por narcotráfico, condenado a prisión.

El asesinato de Michael Devine. El 9 de junio de 1990 se descubrió el cuerpo de un ciudadano estadounidense llamado Michael Vernon Devine, a orillas de un camino de la selva del departamento de Petén, con las manos atadas a la espalda y casi totalmente decapitado. El cuerpo presentaba señas de tortura y muerte por apuñalamiento. Michael Devine y su esposa Carole, compraron en 1971 una parcela a 3 kilómetros de Poptún, departamento de Petén, en donde establecieron un hotel para mochileros, llamado Ixobel Farm, con capacidad para 60 u 80 huéspedes. Los Devine también eran propietarios de el restaurante La Fonda, en el poblado de Poptún.

Al principio las autoridades guatemaltecas le dieron al crimen tratamiento de delincuencia común, hasta que el 10 de agosto de 1990 la embajada de los Estados Unidos22 emitió un comunicado informando que de acuerdo a lo investigado por un detective privado contratado por la esposa de Devine, elementos del ejército estarían implicados en el crimen. Las pesquisas realizadas por el investigador, del que nunca se reveló su nombre, en cinco viajes efectuados a Poptún, lo llevaron a concluir que varios hombres en un pickup Toyota color blanco secuestraron a Devine en el camino de salida de su finca. El investigador determinó que el vehículo resultó ser propiedad del ejército y estaba asignado a la Zona Militar 23 (ZM-23) establecida en la Base Militar de Poptún, sede de la escuela de Kaibiles (fuerzas especiales del ejército de Guatemala). Vecinos de la familia Devine le relataron al detective que varios hombres estuvieron esperando a bordo del vehículo en la entrada de la finca desde las 6 de la mañana del día 8 de junio, e incluso se encontraron en el lugar restos de raciones del ejército.

La embajada informó que el investigador había presentado una lista con 9 sujetos que podrían estar implicados en el asesinato del ciudadano americano, 4 de los cuales pertenecían al servicio de inteligencia del ejército.

22 El informe completo se puede leer en línea en www.foia.cia.gov. El documento se identifica como: Report of Investigation. Guatemala: Volume IV. Michael Devine 95-0024-16. July 15, 1995.

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Entonces el asesinato empezó a ser manejado por las autoridades guatemaltecas como un típico caso de desinformación. Se acusó a la familia Devine de colaborar con las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), un grupo guerrillero que operaba en el sur del departamento de Petén. Luego acusaron a Devine de haber comprado un fusil Galil a un desertor del ejército o bien de haber sido asesinado en represalia por un campesino que había sido descubierto robando unas gallinas en la granja Ixobel. Lo cierto es que el ministro de defensa de la época, General Alejandro Gramajo se interpuso en las pesquisas y se rehusó a autorizar al Ministerio Público a entrevistarse con los soldados acusados de haber participado en el crimen. Finalmente las negativas del gobierno guatemalteco a realizar una investigación profesional fue tal, que los Estados Unidos decidieron suspender el programa de Foreign Military Funds (FMF), de asistencia militar en el mes de diciembre de 1990, que a esa fecha ascendía a la cantidad de 3.3 millones de dólares.

Aunque el móvil del crimen no fue establecido de forma definitiva, en un artículo publicado en el periódico The New York Times en abril de 1991 ya se hablaba que el trasfondo tenía que ver con drogas: “No motive has been established in the killing, although a United States Senate aide monitoring the case has especulated that Mr. DeVine might have come across a poppy field protected by the army on one of his hiking trips.”23 Además, la negativa del ejército y del presidente Cerezo a investigar a fondo y con seriedad el crimen no disipó las dudas, como tampoco logró acallar los crecientes rumores sobre implicaciones del comandante de la base militar de Poptún, un coronel del ejército, ex alumno de la Escuela de las Américas y otros militares en siembra de amapola en las cercanías a la finca Ixobel, propiedad de los Devine.

En investigaciones efectuadas por The New York Times se supo posteriormente en Guatemala que el militar implicado había sido reclutado como agente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) a finales de los años ochenta, mientras éste se desempeñaba como miembro del denominado “archivo”, dependencia del Estado Mayor Presidencial. La información fue confirmada años después por el propio expresidente Cerezo, quien confesó que la CIA contaba con información sobre actividades guerrilleras y de contrainsurgencia que sin tener contactos dentro de las filas castrenses era imposible de obtener, dada la alta secretividad con que operaba el servicio de inteligencia del ejército de Guatemala. De acuerdo al artículo publicado por Prensa Libre: “Según Cerezo, durante su régimen se dio cuenta de la abrumadora 23

Clifford Krauss. American’s killing in Guatemala Hurts Drug Fight. The New York Times, april 7, 1991.

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presencia de la Agencia (CIA) en el país, y que era algo con lo que debía vivir.”24 Pero quizás lo más importante de las investigaciones efectuadas por el periódico neoyorquino fueron las declaraciones de Thomas Strook, embajador de Estados Unidos ante Guatemala en la época del asesinato de Devine: “… Strook… afirmó saber, desde el principio, de la participación de militares en el asesinato de Devine, pero nunca imaginó cuánto su propia embajada estaba involucrada en el crimen25”, pues la propia CIA tuvo conocimiento de los hechos y sus autores, pero se negó a colaborar con la justicia guatemalteca y estadounidense.

Quien destapó la olla de grillos fue el senador por el estado de Nueva Jersey, el demócrata Robert Torricelli26, quien luego de investigar las actuaciones de la CIA en Guatemala, a raíz de las denuncias hechas por la abogada Jennifer Harbury, determinó que la agencia de inteligencia tuvo conocimiento de que el coronel implicado ordenó el asesinato de Michael Devine, pero que la agencia decidió retener la información para protegerlo, dada su calidad de agente. Como respuesta a las acusaciones del senador, la CIA emitió un comunicado en el que se limitó a comentar que “los servicios de información de Estados Unidos obtuvieron información creíble de las muertes mucho después que ocurrieran y se compartió dicha información con las autoridades adecuadas del gobierno estadounidense”27.

Incluso se llegó a murmurar que Michael Devine era en realidad un agente de la DEA y que al ser descubierto por la inteligencia militar guatemalteca fue asesinado o que al menos era un informante de la agencia antidrogas28, pero luego todo sería desmentido por Celerino Castillo, y aunque nunca se ha establecido la verdad o mentira de todos los supuestos surgidos alrededor del asesinato del norteamericano, el crimen tuvo implicaciones importantes en las relaciones de los Estados Unidos con Guatemala y los programas de cooperación para la lucha antidrogas. 29

S/A. Revelan nuevos detalles de la relación de Alpírez con la CIA. Prensa Libre, Guatemala, 3 de abril de 1995. Ibid. 26 S/A. CIA acusada de complicidad en dos asesinatos en Guatemala. La República, Guatemala, 24 de marzo de 1995. 27 S/A. La CIA niega los cargos en su contra. La República, Guatemala, 24 de marzo de 1995. 28 S/A. Our Man in Guatemala. The Washington Post, 26 de marzo de 1995, pág. C.06. 29 Para un recuento sobre las versiones del asesinato de Devine, ver: Alexander F. Watson, Assistant Secretary for Inter-American Affairs. U. S. Policy Toward The Cases of Michael Devine and Efraín Bámaca. Statement befote the Senate Select Comité on Intelligence, Washington, D. C., april 5, 1995. U. S. Department of State Dispatch, April 17, 1995, Vol. 6, No. 16. 24 25

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Desde las páginas de otra publicación americana, The New Republic, surgieron con posterioridad, nuevas luces acerca del caso Devine. El periodista Frank Smyth, entrevistó también al embajador Thomas Strook, quien comentó: “…Devine could have found out that there were Guatemalans dealing with drugs up there because there were”. Y un agente especial de la DEA no identificado por Smyth por razones de seguridad comentó que: “Devine was killed because he know [the colonel] was envolved in drug trafficking”. En este caso vuelve a surgir la presencia de Celerino Castillo, quien informó al periodista que Devine descubrió más bien por casualidad que el comandante de la base de Poptún estaba envuelto en el tráfico de cocaína y marihuana, y que tenían cultivos de droga en las cercanías de su propiedad. Castillo aclaró que Devine, pese a no ser agente o informante de la DEA conocía a muchos oficiales de la embajada de los EE. UU., con quienes habría comentado su descubrimiento. Así, uno de los agentes de inteligencia de la CIA en Guatemala, un tal Capister supo de la historia de Devine y la puso en conocimiento del Coronel Francisco Ortega Menaldo, jefe de Inteligencia Militar del ejército (G-2), quien a su vez habría alertado al comandante de Poptún. Capister decidió no informar al embajador Stroock, pero sí lo hizo a Alfonso Sapia-Bosch, el jefe de la estación de la CIA en Guatemala.30 Esta es quizás la teoría más completa sobre el trasfondo del asesinato del ciudadano americano y aunque nunca logró ser comprobada su veracidad pone de manifiesto las complejas relaciones de las distintas agencias americanas con su embajada e incluso con su gobierno, y con su desempeño en el campo de operaciones, con sus propias fidelidades y códigos de conducta. El ex agente especial Celerino Castillo fue determinante cuando en una entrevista por escrito con Leslie Wirpsa31 afirmó: “[the colonel] had been reported to the DEA for dealing drugs while he was on the CIA’s payroll (…) [he] is also documented as a narcotics trafficker in DEA case file number TG-88-0009 submitted by me…”

A pesar que los asesinatos de González Dubón y Devine nunca se esclarecieron fuera de cualquier duda, para muchos, el mensaje era claro: los oficiales del ejército quedaban excluidos de cualquier intento de persecución criminal. Pero aún más, quedaba claro que algunos militares estaban abandonando las obligaciones de la vida castrense y las obligaciones de la lucha contrainsurgente y se estaban asegurando un lugar en el futuro de una Guatemala de post guerra.

30 31

Frank Smyth. Op. Cit. Leslie Wirpsa. Ex-agent: Drug agency had role in CIA crimes. National Catholic Reporter, September 6, 1996.

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También estaba quedando claro, como en el caso de Devine, que oficiales de inteligencia militar, con estrechos contactos con la CIA actuaban con evidente impunidad y se atrevían a desafiar incluso al propio gobierno de los Estados Unidos. Estos oscuros vínculos quedarían expuestos con las investigaciones que efectuarían los norteamericanos Peter Dale Scott y Jonathan Marshall y que publicarían bajo el título Cocaine Politics: Drugs, armies, and the CIA in Central America, en 1991, en el que se acusa incluso a la CIA de permitir el tráfico de drogas por parte de oficiales del ejército guatemalteco con el objeto de financiar las operaciones contra insurgentes en el país.

El trabajo de Scott y Marshall, que hasta la fecha es el único intento de abordar el tema desde un punto de vista académico y sistemático, es una exhaustiva investigación del papel de la CIA, los Contras y los ejércitos centroamericanos en el surgimiento de las rutas de la droga en el istmo, se basa principalmente en investigaciones realizadas por el Congreso de los Estados Unidos, y del que conviene citar un fragmento, en el que transcribe las declaraciones del agente Dennos Dayle, exlíder de una unidad élite de la DEA: “…in my 30-year history in the Drug Enforcement Administration and related agencies, the major targets of my investigations almost invariable turned out to be working for the CIA.”32 Esta cita, aunque parezca sacada de algún libro sobre teorías de la conspiración es el punto de partida de las investigaciones de los autores citados, con el resultado de un libro interesante, bien documentado y altamente doloroso, por las implicaciones que las actividades clandestinas de los aparatos de seguridad guatemaltecos y la CIA tienen hasta nuestros días.

-IVLas relaciones civiles

Las confesiones de Douglas Gadea. Douglas Gadea, de nacionalidad nicaragüense, fue capturado y juzgado bajo cargos de narcotráfico en el condado de Miami, Florida, tras ser identificado como parte de una célula del Cartel de Medellín radicada en Guatemala. La captura de Gadea, efectuada el 22 de septiembre de 1991, fue realizada en forma poco ortodoxa, pues según relato del nicaragüense, fue secuestrado junto con otras tres personas por agentes de la DEA en el interior del hangar G-8 del Aeropuerto Internacional La Aurora, en ciudad de Guatemala,

32 En la versión electrónica del libro para Kindle no aparece el número de localización, pero la cita está marcada en el 5% del documento.

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en donde lo tuvieron detenido hasta el día 24 de septiembre en que lo subieron junto a sus acompañantes a un avión de la Guardia Costera de Estados Unidos y llevado a Miami.33

De acuerdo al recuento de una testigo ocular del arresto: “Abrí la puerta del hangar para que el señor Douglas Gadea y su acompañante Lambert Hooker ingresaran la aeronave. Ellos me explicaban que pocos minutos antes habían llegado de Managua, Nicaragua, cuando ingresaron varios hombres armados que capturaron a Gadea y al negro Lambert.”34 El avión en que viajaban los capturados era un avión navajo, bimotor Panther con matrícula TC-LUM, que según autoridades guatemaltecas pertenecía a un nicaragüense también implicado en el negocio del tráfico de drogas. Personal de la Guardia de Hacienda comentó posteriormente al periodista guatemalteco Gálvez Mis que tres meses antes de la captura de Gadea y sus compañeros, radares de la DEA instalados en la costa del Atlántico de Guatemala detectaron la presencia de aeronaves piratas. Coincidentemente con estos misteriosos vuelos, las autoridades de Estados Unidos reportaron un alza en el flujo de cocaína hacia este país. Las autoridades informaron también que antes de la invasión estadounidense la costa atlántica de Panamá funcionaba como una enorme bodega de almacenamiento de droga, hasta que el derrocamiento de Noriega obligó al Cartel de Medellín a buscar otra base de avanzada, escogiendo para el efecto a Guatemala. Esto fue confirmado por Gadea, quien le confesó al periodista guatemalteco: “…yo sí tenía algún tipo de relación con el narcotráfico. Era propietario de una finca en Río Dulce, la que contaba con pista de aterrizaje…”.35 En la misma entrevista, Gadea implicó también al ex alcalde de Zacapa, Arnoldo Vargas Estrada, quien de acuerdo al nicaragüense también alquilaba sus propiedades, que contaban con pistas de aterrizaje, para que pequeños aviones del Cartel de Medellín desembarcaran droga.

Arnoldo Vargas Estrada, “Archie”. El 27 diciembre de 1990 una noticia sacudió al país. El alcalde de Zacapa, Arnoldo Vargas Estrada, de 52 años, era capturado como resultado de una línea de investigación de la

33 Álvaro Gálvez Mis. Ex convicto prepara demanda internacional contra el Estado de Guatemala y la DEA. Prensa Libre, Guatemala, 18 de junio de 1995. El relato de la detención de Gadea fue desmentido por James R. White, también citado en el artículo de Mis, negando la participación de cualquier agente de la Embajada de los Estados Unidos o de la Agencia Antidrogas en el secuestro de ninguna persona. 34 Álvaro Gálvez Mis. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Prensa Libre, 19 de junio de 1995. 35 Gálvez Mis. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Op. Cit.

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DEA36, con otras dos personas, acusados de narcotráfico. Tras meses de pesquisas, se había logrado establecer que Vargas, dirigente del partido político de oposición, Unión del Centro Nacional (UCN) alquilaba una de sus fincas para que el Cartel de Medellín aterrizara avionetas en ella y descargaran la droga. Debajo de la pista de aterrizaje se descubrió una bodega subterránea para almacenar estupefacientes, la que al momento del arresto contenía alrededor de 4,000 libras de cocaína. En un operativo simultáneo se encontró en otra propiedad del capturado gran cantidad de armas y 3,700 libras de cocaína adicionales.

Inmediatamente de anunciada la captura del político, el secretario general de la UCN, Jorge Carpio denunció el hecho como un hostigamiento en contra de la agrupación política y desmintió los cargos.

De acuerdo a lo informado por la agencia antidrogas, Arnoldo Vargas, conocido con el alias de Archie, por los narcos colombianos, coordinaba aterrizajes en una de sus fincas ubicada en el nororiente del país en una pista de aterrizaje de tierra, a media noche, guiando a las avionetas con linternas y luces de autos. La DEA denunció que Vargas recibía US$ 50,000.00 por cada vuelo que aterrizaba sano y salvo.37

Con las pruebas recabadas durante la investigación, que incluía grabaciones, la DEA solicitó la extradición del político, reclamándolo por 8 cargos de narcotráfico y presentando una acusación en su contra ante un gran jurado federal en la ciudad de Nueva York.

De acuerdo al expediente judicial presentado por la acusación en contra de Vargas, el ex alcalde auxilió a varios aviones del Cartel de Medellín para que descargaran y almacenaran droga a mediados del mes de julio de 1989. Vargas y su grupo llegó a convertirse en un eslabón muy importante de una cadena de transporte de droga que atravesaba Centroamérica hasta Houston, en donde se entregaba la droga para una red de distribución que abarcaba Nueva York y Georgia38. El político, tras presentar batalla

36 Álvaro Gálvez Mis. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Diario Prensa Libre, Guatemala, 19 de junio de 1995. 37 Shelley Emling. U. S. Miffed at Guatemala in Drug Case. Los Angeles Times, Los Angeles, California: 22 de marzo de 1992, pág. 25. 38 Lee Hockstader. Drug Trade Routed Through Guatemala: U. S. Intensifies Efforts to Stop Trafficking. The Washington Post, Washington, D. C.: 25 de mayo de 1991, pág. A27.

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legal de 18 meses, fue finalmente extraditado hacia los Estados Unidos y condenado a 30 años de cárcel en una prisión federal.

La captura de Vargas Estrada revistió de gran importancia en su momento no sólo por tratarse de un político descubierto con vínculos con el narcotráfico, sino porque la cantidad de droga decomisada puso de manifiesto la repentina importancia que estaba cobrando Guatemala como paso y bodega de droga de los Carteles colombianos rumbo al mercado estadounidense. De esta cuenta, el 24 de mayo de 1991, el gobierno federal anunció el reinicio del programa de ayuda y asistencia para el combate contra las drogas, suspendido a raíz del asesinato nunca esclarecido del norteamericano Michael Devine.

El nuevo programa de asistencia incluía el envío de un grupo de agentes de la DEA para crear y entrenar como fuerza de reacción rápida a una unidad de la policía nacional. Asimismo contemplaba el envío de dos helicópteros del Departamento de Estado para vuelos de vigilancia y operaciones de interceptación de vuelos.39 El nuevo programa se proyectaba más agresivo que su antecesor, que se había concentrado en la búsqueda y destrucción de campos de amapola, y se buscaba proveer a las fuerzas de seguridad de Guatemala de recursos para combatir el tráfico de estupefacientes, procurando su libertad de acción.

En ese año de 1991, las autoridades guatemaltecas identificaron a siete “Grupos de Servicio

de

Transporte”

asociados

con

los

cárteles

colombianos

de

la

droga,

estableciéndose que ciertos colombianos se establecían en Guatemala como enlaces de los carteles supervisando las operaciones de transporte de droga, contratando a elementos nacionales que recibían la mercancía y la almacenaban mientras eran trasladadas al norte por otras vías.

-VOfensivas y Contraofensivas.

Operación Cadence. En el año de 1991 la DEA inició una operación conjunta con las autoridades guatemaltecas, apoyándose para las tareas de erradicación de cultivos de opio y 39

Lee Hocekstader. Ibid.

20


marihuana en la Guardia de Hacienda, la gran beneficiaria de los fondos asignados por el Departamento de Estados de los Estados Unidos40. La operación iniciada en 1991 en Guatemala fue bautizada como Cadence, y fue involucrando también a pequeños grupos de trabajo de la Policía Nacional para la realización de operaciones confidenciales y de vigilancia e incluso llegó a coordinar con el ejército de Guatemala y agentes de inteligencia (G-2) retenes en las carreteras y vigilancia de pasos fronterizos.

Esta operación, diseñada por la DEA, fue diseñada para bloquear el tráfico de cocaína a lo largo de Centroamérica y rindió frutos. Se utilizaron helicópteros para operaciones de reacción rápida, lo que permitió que para el año siguiente se reportara un total de 9.2 toneladas métricas de droga incautadas, así como la localización de cientos de pistas de aterrizaje clandestinas, ubicadas en su mayoría en el departamento de Petén y en la Costa Sur. Para ese año de 1992, ya se colaboraba con las fuerzas de seguridad hondureñas y mexicanas. Además, se recaudó suficiente información para establecer que Guatemala servía exclusivamente como una plataforma de transporte de droga, como punto intermedio de abastecimiento de combustible para los aviones o para redireccionar droga por otras rutas. La inteligencia recaudada permitió también concluir que en cuanto a la amapola, en el país únicamente se “sangraba” a los bulbos, trasladando la goma cruda de opio a México, lista para ser procesada y obtener morfina. Durante los operativos se encontraron almacenes, vehículos y aeronaves, pero no se localizó ningún laboratorio de procesamiento de drogas. En cuanto a la marihuana, ésta se secaba en el territorio nacional para ser contrabandeada a Belice, para ser empaquetada para su exportación.

Otra de las conclusiones importantes a que llegaron las autoridades de lucha contra las drogas gracias al operativo fue que para 1992 aproximadamente 145 aeronaves cargadas de narcóticos surcaron los cielos de Guatemala mensualmente, de los cuales tan sólo 15 son detectados.

Como apoyo adicional de los Estados Unidos, los Estados Unidos realizaron en Guatemala, en mayo y octubre de 1992, los ejercicios militares conjuntos King’s Guard 92-11 y King’s Guard 93-1, las que se llevaron a cabo en las costas del Océano Pacífico y Océano

40

S/a. Periódico Siglo Veintiuno. Especial Narcotráfico. Guatemala, 30 de septiembre de 1993, pág. 4.

21


Atlántico, respectivamente41, los cuales tuvieron un fuerte enfoque anti-narcótico, como ensayos de búsqueda e interceptación de naves en alta mar.

Ley contra la Narcoactividad. El 23 de septiembre de 1992, el Congreso de la República de Guatemala promulgó el decreto número 48-92, Ley contra la Narcoactividad, en la cual toma medidas de hecho para el combate al narcotráfico. La ley trata de abarcar todos los aspectos del tráfico de estupefacientes,

establece

los

mecanismos

de

cooperación

nacional,

a

nivel

interinstitucional, cooperación con otros países, así como penas por el delito de tráfico de drogas, siendo las principales la de muerte, prisión o expulsión del país en caso de extranjeros (artículo 12). Establece también el procedimiento para destrucción de droga incautada en operativos (artículo 19) y regula el proceder para casos de extradición, a quien le dedica un capítulo entero, a partir del artículo 68. La ley crea el delito de lavado de dólares, así como por uso de pistas de aterrizaje privadas con fines ilícitos. La ley autoriza a los tribunales guatemaltecos para decomisar y vender propiedades obtenidas con ganancias provenientes de negocios de drogas. Según el informe especial sobre narcotráfico que publicó el diario Siglo Veintiuno, el 30 de septiembre de 1993, se calcula que tan sólo en el mes de marzo de 1991, entraron al sistema bancario del país U$ 41 millones.

Llama la atención uno de los considerandos de la ley, que justifica la necesidad de su emisión dado: “Que en los últimos años nuestro país ha sido víctima de la actividad delictiva del narcotráfico en general, sin que a la fecha exista una legislación adecuada que enfrente de manera general y profunda este problema que causa daño no solo a los ciudadanos sino al propio régimen de derecho y la institucionalidad del país.” Este breve texto refleja que el narcotráfico ya se estaba convirtiendo en una amenaza real para el Estado de Guatemala, y que estaba copando lugares de poder tanto político como económico, tal y como los diarios estadounidenses habían venido denunciando años atrás.

El caso de Edgar Gálvez Peña. En el municipio de Cobán, departamento de Alta Verapaz murió asesinado un empresario de forma sospechosa. Se trataba del industrial Edgar Gálvez Peña, al momento de descender de su helicóptero, en compañía de dos guardaespaldas. Los detalles del 41

S/A. Periódico Siglo Veintiuno. Especial Narcotráfico. Guatemala, 30 de septiembre de 1993, pág. 5.

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asesinato sucedido el 13 de junio de 1992 levantaron sospechas, aunque las autoridades nacionales, como en todos los casos similares, quizás por costumbre, se apresuraron a hablar de delincuencia común.

Gálvez Peña tenía al momento de su asesinato 43 años, y había tenido una carrera empresarial meteórica, iniciando como un piloto de helicópteros hasta tener en propiedad 44 empresas, que incluía negocios de acero, bancos, compañías de construcción y negocios de importación42. Las autoridades del momento calcularon su fortuna en U$ 500 millones. Sus propiedades incluían fincas en el norte del país, así como dos helicópteros, dos aviones jet y una colección de más de cincuenta autos de lujo.

De acuerdo a un breve artículo del diario The Baltimore Sun en una nota del 22 de septiembre de 1991 indica que Gálvez Peña estaba considerando seriamente lanzarse como candidato a la presidencia para el año 1995, pues contaba con gran influencia, gracias a su fortuna, en el Partido Institucional Democrático (PID) y en uno llamado Partido Feminista. Su relación con el mundo de la política no era nada nuevo, pues se sabía, argumenta la breve publicación del diario de Baltimore, que había sido financista del candidato a la presidencia por el partido Democracia Cristiana (DC) en 1990, otra alta personalidad acusada por la DEA de participar en el tráfico de drogas.

El artículo citado señala que los Estados Unidos le revocó la visa al guatemalteco por sospechas serias de actividades relacionadas con el tráfico de drogas, a lo que Gálvez respondió acusando al Departamento de Estado de haberlo confundido con un homónimo y retando tanto a la DEA como al Ministerio Público guatemalteco de que lo investigaran. El empresario se había manifestado en contra del tráfico de drogas, llegando incluso a proponer en 1989 la pena de muerte para quien se dedicara a dicha actividad.

La mañana del sábado 13 de junio cuatro hombres, uno de ellos aparentemente extranjero se estableció en las inmediaciones de la finca propiedad de Gálvez Peña, cerca de la ciudad de Cobán y esperaron pacientemente la llegada del helicóptero. Al momento de descender los pasajeros del helicóptero el hombre extranjero le disparó a Gálvez con un rifle de francotirador, alcanzándole en la axila del brazo izquierdo, justo sobre el borde del chaleco antibalas que portaba, provocándole la muerte. Una vez 42

S/A. Siglo Veintiuno. Especial Narcotráfico. Guatemala, 30 de septiembre de 1993, pág. 3.

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muerto el industrial se destaparon acusaciones sobre que su fortuna se había hecho gracias al narcotráfico43, y se llegó a hablar incluso que un comando especial de la DEA lo había ejecutado ante el temor de que se lanzara al ruedo político como candidato presidencial.44

La reacción de los carteles. Ante el asedio de la DEA y las autoridades nacionales de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, los traficantes optaron por una nueva estrategia para introducir su mercancía al mercado estadounidense. Los expertos lo denominaron “bombardeo

constante”45,

que

consistía en probar el contrabando en los puntos más débiles de los Estados Unidos, por aire, tierra y mar. De acuerdo al jefe de la DEA, Robert Bonner, entrevistado telefónicamente por la periodista Farah Douglas, el tráfico de drogas por Centroamérica estaba controlado por el Cartel de Cali. De acuerdo a Bonner: “The Cali cartel has moved in, has bought or rented farms, started corrupting government officials, and the whole process of Colombianization has begun…”46

El Cartel de Cali, más cauteloso que su contrincante en el negocio de las drogas, el archiconocido Cartel de Medellín, estaba estableciendo estrechas alianzas con organizaciones de traficantes mexicanos, los cuales se estaban volviendo cada vez más poderosos, y estaban estableciendo puntos de reabastecimiento y almacenamiento de mercancía a lo largo de la costa del Océano Pacífico, en Costa Rica, El Salvador y Guatemala, en donde la droga era enviada a México por rutas terrestres. Los colombianos enviaban grandes cargamentos de droga hacia Nicaragua, Honduras o El Salvador, los cuales eran empacados en volúmenes más pequeños y enviados por diversas rutas hacia el norte. Una vez la droga recibida en México, redes de contrabandistas aprovechaban puntos ciegos en la frontera con California y Arizona para introducirla, utilizando a los miles de inmigrantes ilegales, quienes aprovechaban a ganar unos dólares como “drug couriers”, como los denomina Douglas.

S/A. Siglo Veintiuno. Especial Narcotráfico. Pág. 3. El 28 de septiembre de 2007, Giovanni Pacay Paredes, ex agente de inteligencia militar es asesinado en un Centro Comercial en la zona 17 de ciudad de Guatemala, tras su muerte se supo que participó en una unidad que logró la captura del capo mexicano El Chapo Guzmán y en el asesinato de Edgar Gálvez Peña. 45 Farah Douglas. Drug Traffickers Build a New Central American Route to U. S. The Washington Post, 28 de marzo de 1993, pág. A. 01. 46 Farah Douglas, Ibid. 43 44

24


Pero las rutas no se olvidaban del más eficiente tráfico aéreo, pues de acuerdo a un agente

antidrogas

mexicano

entrevistado

por

Douglas

explicó

que

pilotos

experimentados entraban al espacio aéreo de México, provenientes de Centroamérica, buscando la costa del pacífico, a una altitud de 30,000 pies, para confundirse con el denso tráfico aéreo comercial y en puntos establecidos cerca de la frontera norte bajaban repentinamente a 1,000 pies, dejando caer su carga sin tocar tierra y una vez vacíos regresando a la altitud crucero original para regresar al istmo.

El Cartel de Cali. De las 70 toneladas de cocaína traficadas en 1992, el 75% fue exportado por el denominado Cartel de Cali, conocido también como “Los caballeros de Cali”, una banda criminal que operaba más silenciosamente que el violento Cartel de Medellín. Mientras su contraparte se imponía mediante la violencia brutal, el Cartel de Cali prefería una forma más efectiva de operación, mediante la compra de protección y contratación de servicios supervisados. Este cartel estaba más inclinado a corromper a las autoridades que a imponerse por actos de violencia, aunque actuaba de esta forma en “casos necesarios”.

Informes colombianos describían al Cartel de Cali como un tipo de “consorcio de grupos de traficantes asociados con cierta holgura”, pero dominado por las familias Rodríguez y Santa Cruz47. El cabecilla principal de la organización era Gilberto Rodríguez Orejuela, llamado “Jugador de ajedrez” y encargado de las finanzas del cartel, dirigiendo las operaciones de lavado de dinero e incluso actuaba como juez o árbitro cuando alguno de los miembros de la organización criminal rompía las estrictas reglas que los regían.

El segundo escalón del poder lo constituían las familias Urdinola y los Herrera, y cuya cabeza, Iván Urdinola Grajales era conocido por la brutalidad con que actuaba, llegándosele a responsabilizar por la muerte de 300 pesonas, según la policía colombiana.

Según la DEA, en el año de 1993, el Cartel de Cali manejaba el 85% de la droga mundial, un éxito fulminante debido principalmente a dos razones: la reputación de la organización de rehuir de los actos violentos y su fama de redistribuir las ganancias generosamente.

47 Sobre la estructura del Cartel de Cali ver: Siglo Veintiuno, Especial Narcotráfico, 30 de septiembre de 1993, pág. 8, artículo titulado Los carteles de la droga.

25


Pero para el ya citado periodista Smyth48, una tercera razón de su éxito era haber establecido una base de operaciones y logística en Guatemala, que llegó a albergar en sus bodegas de 50 a 75 toneladas métricas de cocaína al año.

El periodista Smyth entrevistó a Lee McClenny, agregado de prensa en la embajada de los Estados Unidos en Guatemala, quien informó que: “The vast majority of cocaine trafficking in Guatemala is Cali cartel-related”, agregando que en julio de 1992, las autoridades descubrieron 2.8 toneladas métricas de la droga almacenada en una casa en un pueblo cercano a la ciudad de Antigua Guatemala y que tan sólo tres meses antes, en el mes de abril en el puerto de Miami, la DEA encontró 6.7 toneladas de cocaína, lo suficiente para proveer de droga para cada adicto a los Estados Unidos para una semana49. Para la agencia antidrogas este hallazgo significó el quinto de mayor tamaño en la historia del país, resultando en el arresto de Francisco Guzmán, el cuñado de uno de los lideres del Cartel de Cali, Harold Ackerman, llamado por la DEA como “el embajador de Cali en Miami”.

La acción que reveló públicamente la presencia de tal Cartel en suelo guatemalteco fue el asesinato del veterano oficial de policía, Rony Sagastume. Al momento de su muerte, Sagastume acababa de ser asignado a la investigación de las operaciones del Cartel de Cali en Guatemala. En septiembre de 1992 es asesinado mientras estaba sentado a bordo de un vehículo con otras dos personas50. La policía informó casi de inmediato que su muerte había sido ejecutada por manos profesionales, dada la circunstancia que Sagastume, un experimentado oficial de la institución, no había tenido tiempo siquiera de desenfundar su arma. Otro de los pasajeros del auto, Rafael Arce Godínez, de nacionalidad cubana, también fue asesinado, y un tercer pasajero, no identificado, fue secuestrado por los asesinos.

Tras una breve investigación, la Policía Nacional informó a la prensa que un día antes del asesinato del oficial había llegado al país un “escuadrón de la muerte” enviado por el Cartel de Cali con la misión específica de deshacerse de Sagastume51.

Frank Smyth. A New Kingdom of Cocaine. The Washington Post, 26 de diciembre de 1993. Frank Smyth. Ibid. 50 FRank Smyth. Ibid. 51 S/A. Siglo Veintiuno. Especial Narcotráfico, 30 de septiembre de 1993, pág. 2. 48 49

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-VILa Cofradía52 : De la lucha contrainsurgente al crimen organizado.

Las lealtades verticales. El ejército de Guatemala, a diferencia de sus similares centroamericanos no desarrolló demasiado el fenómeno de la férrea lealtad entre promociones durante los años de la lucha armada, y esto se debió, según un informe de inteligencia desclasificado53, entre otros motivos al golpe de Estado que derrocó al general Romeo Lucas García en 1982. El informe describe el efecto del golpe en estos términos: “Compañeros de clase de la academia militar y amigos hasta por 20 años, se encontraron repentinamente en diferentes bandos, como producto de este golpe desde las barracas, con aquellos que mantuvieron la lealtad hacia Lucas y posteriormente relegados a posiciones de menor importancia, posiciones lejos de la capital, o que fueron enviados al extranjero como agregados militares o estudiantes”. El golpe de estado fue un terremoto de fidelidades que se debió principalmente a que para consolidar su poder dentro de la Institución Armada, el Jefe de Estado de facto, general retirado Efraín Ríos Montt realizó alrededor de 400 cambios al interior de la institución armada.

Al golpe de Estado se sumó, según la misma fuente, el hecho que a finales de la década de los setenta los altos mandos del ejército comprendieron que los mejores oficiales dentro de los rangos de capitán a coronel, los militares “más jóvenes y más brillantes”, debían ser destinados a trabajos de inteligencia o planificación de operaciones tácticas, si se quería explotar de forma óptima sus talentos. A los oficiales escogidos se les ubicó en el nivel 18 del edificio del Ministerio de Finanzas Públicas, en el Centro Cívico de la ciudad, lugar al que denominaron en clave “la oficina” y se les encomendaron tareas exclusivas de inteligencia con el fin de combatir a la insurgencia activa en aquel momento.

Este nuevo enfoque de la lucha contrainsurgente logró efectos dramáticos, sobre todo en el año de 1982, pero cambió también la estructura interna dentro del ejército, pues la dirección de inteligencia (D-2) fue convirtiéndose poco a poco, en una especie de club Cofradía: organización laico-religiosa propia del altiplano guatemalteco, dirigida por ancianos de las comunidades y que tienen a su cargo la dirección o protección de algún santo o culto religioso. 53 National Security Archives. El Ejército Guatemalteco: lo que revelan los archivos de los Estados Unidos. Volumen II, Documento número 39, Agencia de Inteligencia de Defensa, telegrama secreto titulado Por qué el fenómeno de la “tanda” no existe en el ejército guatemalteco. Telegrama del Estado Mayor Conjunto, fechado el 26 de agosto de 1991. 52

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selecto al que sólo tenían derecho de ingresar los oficiales considerados “brillantes”. Aunque alguno de los miembros de ese “club” fuera nombrado jefe de alguna zona militar, enviado al extranjero a estudiar o como agregado militar a alguna legación diplomática, a su regreso siempre era reincorporado a la D-2.

De la misma forma que se formó ese selecto club de militares de inteligencia, dentro del seno del ejército también surgió un segundo club: el de los operativos. Estos eran también oficiales jóvenes con talento que se les reclutaba para participar en operaciones clave y se les asignaba comando de tropas, en especial en puestos relativos a la planificación y la conducción de operaciones contrainsurgentes en el campo.

Estos dos grupos dentro del ejército crearon redes verticales que el informe secreto denomina de “reconocimiento, relaciones y lealtades subordinadas a un líder” pero fuera de la estructura formal de la institución armada, construyendo una red paralela de fidelidades que no depende del escalafón ni del grado.

La Cofradía. El grupo de oficiales de inteligencia llegó a conocerse y a trascender fuera de las filas del ejército conocido como informalmente como “la cofradía”, y llegó a ser una efectiva respuesta en la lucha contrainsurgente que debilitó a las fuerzas insurgentes. Su trabajo y las circunstancias especiales de la dura lucha contrainsurgente en el campo guatemalteco de los años ochenta forjó lo que el telegrama desclasificado llama: “la más fuerte de las redes de lealtades dentro de la institución”. La cofradía tenía entre sus funciones, de acuerdo al retirado Coronel Luis Francisco Ortega Menaldo: “controlar el incremento del flujo de armas y la subversión urbana”54, por lo que su red de inteligencia controlaba las aduanas de todo el país.

Desde esta posición privilegiada y a medida que la guerra iba bajando de intensidad, la red de inteligencia fue combinando sus labores contrainsurgentes con la infiltración de los Órganos del Estado, como una forma alternativa para ganarse la vida luego de finalizado el conflicto armado. Sin embargo la organización comete un error durante el gobierno de Cerezo. La DEA captura a un teniente del ejército durante una operación de trasiego de drogas en el Aeropuerto La Aurora. El resultado es que el militar capturado es dado de

54 Juan Hernández Pico. Terminar la guerra, traicionar la paz. Editorial de Ciencias Sociales, Guatemala: 2005. Pag. 438.

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baja del ejército y su superior inmediato, también implicado en el tráfico de drogas, es trasladado a otro comando, sin consecuencias penales para ninguno de los dos militares.55

De esta forma organizaron toda una red dentro del Ministerio de Finanzas Públicas, que fue develada en el año 2002 por Alfredo Moreno, un verdadero capo del contrabando, quien durante las audiencias del juicio seguido en su contra fue describiendo la estructura de la organización56. En una de esas audiencias se supo que la red llegó a controlar el contrabando, el robo de furgones de café, el tráfico de ilegales, el robo de vehículos, secuestros y asaltos de bancos, entre otros ilícitos, confirmando de esta forma las denuncias que ya había hecho en el año de 1993 los periodistas Farah Douglas y Tod Robberson desde las páginas del The Washington Post, citando a un agente de policía mexicano: “What we see are the same groups that are trafficking in guns envolved in many other things that are illegal. The same groups that transport drugs now deal in weapons, stolen cars and other products.”57

Los arquitectos de esta compleja red, de acuerdo a las publicaciones de prensa de ese momento fueron varios altos oficiales del ejército: un general y tres coroneles. Según una investigación realizada por el diario elPeriódico, publicada el 12 de noviembre de 2002, la red abarcaba la Jefatura del Estado Mayor del Ejército, la Dirección de Inteligencia, la Dirección de Contrainteligencia y el Estado Mayor Presidencial.

“La Cofradía, formada según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), por los generales retirados Manuel Antonio Callejas y Callejas y Luis Francisco Ortega Menaldo para controlar la seguridad y defensa del país. Según la agencia de Washington, esta estructura militar controló contrabando, narcotráfico, trasiego de armas y crimen organizado, operando desde una oficina del Ministerio de Finanzas Públicas en los años ochenta.”58

55 Equipo de investigación. La Cofradía en era democrática asesorada por Alfonso Portillo. Elperiódico, Guatemala, 2 de febrero de 2010. 56 Equipo de investigación. Ibid. 57 Douglas Farah y Tod Robberson. Drug Traffickers Build a New Central American Route to U. S. The Washington Post, 28 de marzo de 1993, pág. A.01. 58 Equipo de investigación. Desclasificados de EE.UU. revelan existencia de “La Cofradía” en el ejército. Diario elperiódico, Guatemala, 3 de febrero de 2010.

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El modo de operación de la red se pudo construir a raíz de los documentos confiscados a Moreno tras su captura, en diciembre de 1996, en el que se logró establecer La Cofradía contaba con la asesoría del llamado Grupo Salvavidas, que se cobraba el 30% de los ingresos recaudados por el sistema de aduanas.

Gracias a la gran cantidad de documentos que se hallaron en la residencia de Alfredo Moreno se realizó una purga dentro del gobierno guatemalteco, en la que 18 oficiales del ejército, policía, Guardia de Hacienda y Aduanas fueron despedidos, así mismo se dio de baja al viceministro de la Defensa, general César Augusto García González, general Ortega Menaldo59 y coronel Salán Sánchez, entre otros altos mandos de las fuerzas armadas.

Dentro de las pesquisas efectuadas por el Ministerio Público para llevar a juicio a Moreno se contó con la colaboración de un ex funcionario de Aduanas y miembro del Grupo Salvavidas, Francisco Javier Ortiz quien a cambio de beneficios judiciales aceptó denunciar funcionamiento de la red, y que por su interés se transcribe en extenso, aunque deben ser tomadas con reserva, debido a la fuente y sus motivaciones:

“La banda tenía una red al interior del cuerpo militar y del sistema de aduanas. Entre quienes formaban parte de la red castrense se encontraba el general retirado Manuel Antonio Callejas y Callejas, quien dirigió la Sección de Inteligencia del Ejército (G-2) de 1980 a 1982 y trabajó como jefe del Estado Mayor de la Defensa de 1987 a 1989. En 1990 y 1991, Callejas y Callejas fungió como director general de Aduanas. Ortega Menaldo trabajó para Callejas y Callejas cuando este último encabezaba la inteligencia militar, la que a principios de los años ochenta tenía sus oficinas en el octavo piso del Ministerio de Finanzas Públicas. En 1981 y 1982 Moreno dirigió las operaciones en Aduanas e informaba a Ortega en el ministerio; además controlaba las operaciones ilegales de la Guardia de Hacienda, Ministerio Público y Contraloría de Cuentas. Portillo y Ríos Montt eran miembros de dicha banda. Portillo estaba profundamente vinculado con la agrupación, y cada dos semanas recibía Q50 mil de parte de la oficina de

59 El general retirado Luis Franciso Ortega Menaldo ha negado en todo momento cualquier vinculación con el crimen organizado. Su negativa más contundente la realizó durante una entrevista con los periodistas Jose Luis Font y Juan Carlos Llorca, en la entrevista publicada en elperiódico, Guatemala, 21 de marzo de 2003, bajo el título: “Si algo se atrasa, fue Ortega; matan a alguien, fue Ortega.”

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aduanas de Valle Nuevo y Q20 mil de la de Pedro de Alvarado. Los Q50 mil eran para el FRG y los restantes Q20 mil para Portillo…” 60

Cómo se construye un Estado Paralelo.61 Los militares fueron utilizando sus nombramientos como trampolines para montar la estructura de su organización. De esta forma, cuando el general Callejas es nombrado Director de Migración aprovecha para infiltrar a gente de confianza dentro del sistema migratorio del país y así montar todo un sistema de tráfico de ilegales. De la misma forma, cuando un coronel del ejército es nombrado para trabajar en el Ministerio de Finanzas Públicas, éste inicia la labor de establecer contactos y asegurarse fidelidades necesarias dentro la de institución para controlar el contrabando y las operaciones de transporte de drogas. Por su parte, un general es destacado a la Escuela Kaibil “La Pólvora”, en Poptún, departamento Petén, en donde establece áreas de operaciones para protección de rutas de narcotráfico en ese remoto lugar. Otro general, al ser nombrado jefe de la Dirección de Inteligencia provee tropas para que realicen operaciones militares fachada para encubrir las actividades delictivas de la cofradía. Un coronel es nombrado director de inteligencia militar, institución que para esa fecha (gobierno de Vinicio Cerezo) coordinaba operaciones con la DEA, con lo que se logra tener acceso a información de primera mano para expandir el tráfico de drogas a zonas no vigiladas del país. También durante el gobierno de Vinicio Cerezo es nombrado jefe del Estado Mayor Presidencial otro general del círculo fundacional de la Cofradía, quien toma el control del Aeropuerto Internacional La Aurora (vigilado en ese entonces por el llamado “Agrupamiento Táctico”, compuesto por una tropa de 400 hombres) lo que le permitió a la red controlar el tráfico aéreo de ilegales y droga.

Golpes bajos. El gobierno del Presidente Álvaro Arzú da un relativo golpe a la estructura. Detienen al llamado “capo del contrabando”, Alfredo Moreno y allanan su casa, en donde encuentran gran cantidad de información sobre la red criminal. Archivos documentales, digitales, fotografías, organigramas y cheques comprometen nombres, puestos y responsabilidades dentro de la organización. De esta forma se descubre que para la 60 S/A. Testigo denuncia sobornos que recibía el mandatario. Diario elperiódico, Guatemala, 14 de octubre de 2002. 61 Para una narración completa de la construcción de la estructura paralela ver: José Rubén Zamora. El Crimen Organizado, el Ejército y el Futuro de los guatemaltecos. Diario, elperiódico, Guatemala, 12 de noviembre de 2002. Ofrece un listado completo de los oficiales del ejército que supuestamente forman parte de la cofradía y detalla sus funciones dentro de la estructura.

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organización trabajaba incluso el político Alfonso Portillo, como analista político, quien sería luego Presidente de la República.

El escándalo desatado por los hallazgos provoca que muchos militares soliciten su baja del ejército. No obstante el escándalo y la baja masiva de altos oficiales, las pesquisas judiciales se detuvieron casi repentinamente.

El Ministerio Público se dedicó a la persecución penal de militares de rangos medios y bajos, de forma que para el final del gobierno de Álvaro Arzú e inicios del período presidencial de Portillo, muchos de ellos habían regresado a trabajar al Estado, por ejemplo, un coronel que ingresó como asesor de seguridad del Presidente y un hermano de los implicados fue contratado como piloto personal del presidente Alfonso Portillo, quien sería investigado luego por acusaciones de lavado de dinero, mediante vuelos a Panamá en el avión presidencial.

Los miembros más conocidos de la cofradía fueron identificados puntualmente por el citado artículo de elperiódico, e incluso algunos de ellos llegaron a ser Ministros de la Defensa.

De acuerdo a algunas informaciones, La Cofradía casi desaparece a consecuencia del “Serranazo”, el fracasado autogolpe propiciado por el presidente Jorge Serrano Elías, que desplazó a sus cuadros más importantes de sus puestos de influencia, pero logró reconstruir sus redes durante el gobierno de transición encabezado por Ramiro de León Carpio hasta que la caída de Moreno puso en peligro a la organización nuevamente, que supo cómo recuperarse y seguir operando.

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CONCLUSIONES.

1. El fenómeno del involucramiento de elementos del ejército guatemalteco en el tráfico de drogas no fue exclusivo de este país. Dale Scott y Jonathan Marshall apuntan que altos mandos del ejército hondureño desde mediados la década de los ochenta ya estaban participando activamente en el negocio, así como miembros del ejército salvadoreño controlaban el paso de aviones de droga por el aeropuerto de Ilopango. El caso extremo sería el de Panamá, que se convertiría no sólo en una inmensa bodega de drogas sino que ofrecía otros servicios a los carteles colombianos, como lavado de dinero, protección, asilo, etc. En los casos de Honduras y El Salvador, su involucramiento en el tráfico de drogas se deriva directamente de la presencia de los Contras en territorio hondureño y de la activa oficina de la CIA en El Salvador, pero el caso guatemalteco probablemente se explique tomando en cuenta la continua amenaza a la seguridad que mantenía vigente el largo conflicto armado, que había resultado en el desgaste de todas las instituciones, redundando en el fortalecimiento del ejército en cuanto a ser la única presencia de las fuerzas de seguridad en extensos territorios de la república, a costa de la ausencia de autoridades policiales, administrativas y judiciales. Es significativo que incluso las distintas fuerzas policiales (Policía Nacional, Cuerpo de Detectives y la Guardia de Hacienda) llegaron a estar a disposición de las fuerzas armadas para actuar dentro de operaciones contrainsurgentes, según se estableció en las dos comisiones de la verdad que presentaron sus respectivos informes terminado el conflicto. Esta posición de poder significó también que no existiera ningún control sobre las fuerzas armadas, quienes aún bajo la nominal autoridad de un presidente civil (quien constitucionalmente es el Comandante General del Ejército) siguieron actuando como si no tuvieran que rendirle cuentas a nadie. El mejor ejemplo de esta situación de latente enfrentamiento entre poder civil y militar se manifestó claramente en el caso del asesinato de Michael Devine, en el que el ejército se rehusó a colaborar con la investigación.

2. Por su parte, los políticos vieron en la actividad del narcotráfico una solución para la carencia de recursos, así como una posibilidad de controlar feudos electorales. Su incursión en este negocio derivó en la colaboración directa con elementos de las fuerzas armadas involucrados, quienes aseguraron su poder mediante alianzas con el poder político, que les asignaba puestos claves en la administración pública

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o dentro de la jerarquía militar como garantía de la buena marcha del tráfico de drogas. De esta forma las fuerzas de seguridad civiles y militares sin siquiera darse cuenta fueron alineándose a favor o en contra de los grupos de interés que protegían sus subalternos, práctica que aunque incipiente, sería el fundamento para el virtual secuestro del estado por parte del crimen organizado que se enquistaría en sus estructuras hasta manipularlo deliberadamente, como dejarían en claro las declaraciones de Alfredo Moreno tras su captura, casi una década después.

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Referencias.

Libros. 1. Dale Scott, Peter y Jonathan Marshall. Cocaine Politics: Drugs, Armies, and the CIA in Central America (Updated Edition). Kindle Edition. 2. Hernández Pico, Juan. Terminar la guerra, traicionar la paz. Editorial de Ciencias Sociales, Guatemala: 2005. 3. Sabino, Carlos. Guatemala, la historia silenciada. Segundo Tomo. Capítulo XXIII. Fondo de Cultura Económica, Guatemala: 2008. 4. Villagrán Kramer, Francisco. Biografía Política de Guatemala. Volumen II. Libro cuarto. Editorial de Ciencias Sociales, Guatemala: 2005.

Artículos de prensa. 1. Christian, Shirley. Central America a new drug focus. The New York Times, New York, 16 de diciembre de 1991. 2. Douglas, Farah. Drug Traffickers Build a New Central American Route to U. S. The Washington Post, 28 de marzo de 1993. 3. Douglas, Farah y Tod Robberson. Drug Traffickers Build a New Central American Route to U. S. The Washington Post, 28 de marzo de 1993. 4. Emling, Shelley. U. S. Miffed at Guatemala in Drug Case. Los Angeles Times, Los Angeles, California: 22 de marzo de 1992. 5. Equipo de investigación. Los vínculos de Ortega Menaldo con el narcotráfico. Diario elperiódico, Guatemala, 22 de marzo de 2002. 6. Equipo de investigación. La Cofradía en era democrática asesorada por Alfonso Portillo. Elperiódico, Guatemala, 2 de febrero de 2010. 7. Equipo de investigación. Desclasificados de EE.UU. revelan existencia de “La Cofradía” en el ejército. Elperiódico, Guatemala, 3 de febrero de 2010. 8. Freed, Kenneth. U. S. Is Taking a New Track in Guatemala Diplomacy: American officials are turning to the military to help achieve stability and to gain help in the war on drugs. Los Angeles Times. Los Ángeles, California, 7 de mayo de 1990. 9. Font, José Luis y Juan Carlos Llorca. “Si algo se atrasa, fue Ortega; matan a alguien, fue Ortega.” Elperiódico, Guatemala, 21 de marzo de 2003. 10. Gálvez Mis, Álvaro. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Parte II. Prensa Libre, Guatemala, 19 de junio de 1995. 11. Gálvez Mis, Álvaro. Ex convicto prepara demanda internacional contra el Estado de Guatemala y la DEA. Prensa Libre, Guatemala, 18 de junio de 1995.

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12. Gálvez Mis, Álvaro. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Prensa Libre, 19 de junio de 1995. 13. Gálvez Mis, Álvaro. Douglas Gadea reconoce pasada relación con Cartel de Medellín. Diario Prensa Libre, Guatemala, 19 de junio de 1995. 14. Gerth, Jeff. Management Woes Hobble U. S. Fleet in Drug War. The New York Times, 13 de Junio de 1990. 15. Gruson, Lindsey. Drug Trafficking and Poppy Growing Finding a Lush Home in Guatemala. The New York Times, 1 de octubre de 1989. 16. Hockstader, Lee. Drug Trade Routed Through Guatemala: U. S. Intensifies Efforts to Stop Trafficking. The Washington Post, Washington, D. C.: 25 de mayo de 1991 17. Krauss, Clifford. American’s killing in Guatemala Hurts Drug Fight. The New York Times, 7 de abril de 1991. 18. Miranda Castillo, Ricardo. Presunto ex agente de la DEA vincula a civiles y militares en acciones de narcotráfico. Diario Siglo Veintiuno, Guatemala, 30 de julio de 1996. 19. Miranda Castillo, Ricardo. Castillo: Pablo Escobar se reunió con Vinicio Cerezo. Diario Siglo Veintiuno, Guatemala, 31 de julio de 1996. 20. Miranda Castillo, Ricardo. Celerino Castillo empieza a ser escuchado. Diario Siglo Veintiuno, 1 de agosto de 1996. 21. S/A. Revelan nuevos detalles de la relación de Alpírez con la CIA. Prensa Libre, Guatemala, 3 de abril de 1995. 22. S/A. CIA acusada de complicidad en dos asesinatos en Guatemala. La República, Guatemala, 24 de marzo de 1995. 23. S/A. La CIA niega los cargos en su contra. La República, Guatemala, 24 de marzo de 1995. 24. S/A. Our Man in Guatemala. The Washington Post, 26 de marzo de 1995. 25. S/A. Especial Narcotráfico. Siglo Veintiuno, Guatemala, 30 de septiembre de 1993. 26. S/A. Testigo denuncia sobornos Guatemala, 14 de octubre de 2002.

que

recibía

el

mandatario.

Elperiódico,

27. Smyth, Frank. Has Guatemala become the Cali cartel’s bodega? The Wall Street Journal, 10 de mayo de 1995. 28. Smyth, Frank. My Enemy’s Friends: In Guatemala, the DEA fights the CIA. The New Republic, 5 de junio de 1995. 29. Smyth, Frank. Has Guatemala become the Cali cartel’s bodega? The Wall Street Journal, 10 de mayo de 1995.

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30. Smyth, Frank. A New Kingdom of Cocaine. The Washington Post, 26 de diciembre de 1993. 31. Wirpsa, Leslie. Ex-agent: Drug agency had role in CIA crimes. National Catholic Reporter, 6 de septiembre de 1996. 32. Zamora, José Rubén. El Crimen Organizado, el Ejército y el Futuro de los guatemaltecos. Elperiódico, Guatemala, 12 de noviembre de 2002.

Otras Fuentes. 1. www.foia.cia.gov. 2. www.nsa.org. 3. www.justice.gov/dea/pubs/history/1975-1980html.

Dirección de contacto: • •

rfernadez@ufm.edu.gt refo3@yahoo.com

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