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No renuncie en silencio

“Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor” el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor”.

Pero ¿qué sucede cuando la renuncia silenciosa se empieza a filtrar en otras partes de su vida? ¿Qué sucede si empieza a interferir con su vida espiritual, incluyendo su devocional diario, su participación y su servicio en la iglesia? El resultado puede ser devastador tanto para usted, como para su iglesia y las personas que le rodean.

Todo cristiano debe mantener una vida devota vigorosa, lo que algunos llaman un “momento de quietud” con Dios (Mateo 6:6), o devocionales diarios que incluyan lectura bíblica, oración y meditación en las Escrituras. La mejor defensa para la falsa doctrina es una dosis diaria de la Biblia. Es la guía para una vida cristiana plena, firme y fructífera.

Terreno resbaladizo

Mantener una vida devota ya es bastante difícil con todas las distracciones que nos rodean, por lo que sería fácil renunciar silenciosamente y hacer lo mínimo y necesario; lo suficiente como para desempolvar su Biblia o ver la aplicación electrónica de la misma. Puede que el estudio diario se reduzca gradualmente a un devocional de tres días a la semana o incluso pasar a ser un esfuerzo semanal.

¿Pasa más tiempo mirando videos de TikTok que leyendo su Biblia?

Lo que dicen las Escrituras trabajo. Un amigo me contó que una vez renunció silenciosamente a un trabajo con simplemente ir y mover el ratón de su computadora al azar hasta que finalmente lo despidieron.

Muchos creen que la tendencia prevaleció más durante la pandemia del COVID–19, cuando muchas personas en la fuerza laboral empezaron a trabajar desde la casa con muy poca supervisión, mientras que otros dicen que fue la respuesta de los empleados sobrecargados en ambientes empresariales con el fin de recuperar algún tipo de equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

La renuncia silenciosa es, sin duda alguna, contraria a la Palabra de Dios. A los cristianos se les instruye a ser ejemplares en un mundo que observa nuestro carácter personal, nuestras interacciones diarias y nuestra ética de trabajo. La Primera Carta a los Corintios (10:31) afirma: “En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”.

Además, Colosenses 3:23–24 nos dice:

“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que

La mayoría de los cristianos comienzan el año planeando leer un libro devocional diario o hasta pensando leer la Biblia en un año, pero nuevamente aparecen esas tediosas distracciones que demandan nuestra atención. ¿Y qué pasa si no lo hace unos días? Eso no perjudica, ¿no es así?

El problema es que esos días se pueden convertir en semanas o más. De pronto se da cuenta que está super atrasado y el hecho de pensar en ponerse al día y arreglar todo eso lo abruma. Puede volver a renunciar silenciosamente leyendo lo mínimo y necesario, lo suficiente para evitar que el polvo se asiente en su estantería espiritual. Puede que otros se rindan completamente.

También hay que considerar su vida de oración. ¿Qué pasaría si abandona su oración diaria y solo se arrodilla a orar cuando haya una emergencia?

El punto fundamental es que estaríamos renunciando silenciosamente a nuestras vidas espirituales y dejando sin oración a nuestra iglesia, sus líderes, su impacto y su alcance. No solo eso, sino que también estaríamos descuidando a nuestras familias, nuestro hogar y nuestros seres queridos que no son salvos y que necesitan oración.

Muchas personas después del COVID se han vuelto perezosas en cuanto a ir a la iglesia. La mayoría de las iglesias incorporaron (si no lo tenían antes) la transmisión en vivo durante la pandemia, cuando se hacía difícil reunirse en persona.

El mandato de Dios

Seamos realistas, es mucho más fácil ponerse cómodo en el sofá y mirar la transmisión en vivo que prepararse, salir a la intemperie y conducir hasta la iglesia. Sin embargo, depender de lo que algunos llaman "Iglesia por Zoom" no es bíblico. Ir a la iglesia es un mandamiento bíblico y Hebreos 10:24–25 nos dice: “Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran a hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca”.

Supongo que no trataría su asistencia al trabajo como lo hace con su iglesia.

En Hechos 2:42 leemos que los primeros creyentes "se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración”. Estaban juntos y dedicados los unos a los otros. Ellos no renunciaron silenciosamente.

En Lucas 4 podemos leer sobre el compromiso que mostró Jesús: "Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre”.

Se está perdiendo de muchas cosas si solo ve una transmisión en vivo, porque la iglesia es donde los creyentes se aman los unos a los otros (Juan 13:34–35), se animan (1 Tesalonicenses 5:11), se estimulan unos a otros al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24), se sirven mutuamente (Gálatas 5:13), se instruyen los unos a los otros (Romanos 15:14) y se muestran bondad y compasión (Efesios 4:32). Usted no puede hacer nada de eso si está mirando el servicio de la iglesia en su computadora, ni tampoco puede servir en la iglesia si no participa normalmente. Las personas en su congregación necesitan que usted sea constante, no alguien que solo se presenta una o dos veces al mes para cumplir con sus deberes ministeriales.

El mismo principio aplica a su familia. La Biblia es clara: debemos instruir a los niños en el camino correcto, pero ¿qué sucede si deja que las preocupaciones terrenales le impidan realizar la ardua labor de la crianza desde una postura bíblica? Se sorprenderá cuando sus hijos regresen a casa de la universidad convertidos en ateos.

Regrese a su primer amor

Entonces, ¿cómo evitamos renunciar silenciosamente a nuestra vida espiritual? Si lo pensamos bien, todos los que somos cristianos probablemente podamos recordar el entusiasmo que sentíamos por nuestra fe cuando fuimos salvos al principio. Éramos lectores voraces de la Palabra de Dios y no podíamos esperar para profundizar a diario en las ricas verdades de la Biblia. Contábamos los días para el próximo servicio de la iglesia. Servir en varios ministerios era un placer y anhelábamos que todos se salvaran.

En Apocalipsis 2:4 Jesús le recuerda a la iglesia de Éfeso su entusiasmo inicial al decirle: "Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio”. Que podamos regresar a nuestro primer amor. No renuncie a su devocional diario, a leer las Escrituras, a la oración, a la meditación, a asistir a la iglesia ni a servir a su congregación y a los demás. No solo atrofia su propio crecimiento al hacer lo mínimo y necesario, sino que también está descuidando a los propios ministerios y personas que lo necesitan para volver al ruedo.

Así que, por favor, deje rápido de renunciar en silencio.

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