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Estación de lo novedoso
Escrito por GORDON SPARKS
¡La primavera explota con nueva vida! De repente, un día usted nota en los parques y los bosques el matiz entre el rojo claro y el rosado oscuro que aparece tímidamente como brotes en las puntas de las ramas.
¡Eso es nueva vida! Entonces, en pocos días, esos sutiles matices de color se convierten en vibrantes azules, rosados, violetas, rojos y blancos, intercambiando su timidez por una belleza audaz.
Luego aparece ese otro placer de lo novedoso de la primavera: ¡una luz nueva!
Hay más sol y los días son más largos. La cada vez más intensa oscuridad de los meses de invierno retrocede y alivia con la esperanza que trae más luz. ¡La novedad de la primavera implica nueva vida y nueva luz!
Solía pensar que la renovación de la naturaleza en primavera era un buen símbolo o una buena metáfora de la resurrección de Jesús. Sin embargo, una metáfora no es una representación literal y, en años recientes, he estado aprendiendo que la nueva vida —o ¡nueva creación!— de la cual la resurrección de Jesús es “primicias” (1 Corintios 15:23) tiene una relación y una conexión literal con la creación original. Eso me sorprendió un día cuando leí 2 Corintios 4:6: “Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas (creación original), hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo” (creación nueva). La obra de Dios, al ordenar que la luz resplandeciera en las tinieblas en la creación original, está relacionada y conectada con la nueva obra de creativa de Dios al darnos nacimiento nuevo e incorporarnos a una nueva creación (Juan 3:3–8; 2 Corintios 5:17). Entonces hallé otros pasajes en la Biblia que apuntan a una conexión entre la creación original y la creación nueva. Por ejemplo, al explicarles a los discípulos su encuentro con el joven rico, Jesús habla de una futura “renovación de todas las cosas” (Mateo 19:28); y Pedro señala ese mismo futuro cuando habla del tiempo que ha de llegar de “la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:21). Renovación y restauración son operaciones para sanar o reparar un original que ha sido dañado. Así que, la creación original será renovada, restaurada, sanada, reparada y convertida en una nueva creación.
En Jesús, comenzó la nueva creación. Y como criaturas nacidas de nuevo, somos parte de esa nueva realidad. Anhelamos y oramos por el día cuando él haga nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21:5). Mientras tanto, la explosiva novedad de cada primavera, con su nueva vida y su nueva luz, anticipa la nueva creación en todo su esplendor. Jesús dijo que nosotros, el cuerpo de Cristo, somos la luz del mundo. Saquemos de la novedad de primavera — nueva vida y nueva luz— la inspiración para dejar que nuestra luz —como nueva creación que transforma al mundo— brille delante de todos “para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo” (Mateo 5:16).