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Campamentos de Verano
Testimonios sobre el impacto que tienen los campamentos del Ejército de Salvación
Shareena Echevarr A
“Los campamentos del Ejército de Salvación cambiaron mi vida. Aunque vivía en extrema pobreza, todo el año esperaba el momento en que visitaría uno de ellos. Sabía que allí podría disfrutar de tres comidas diarias. Además, iba a conocer amigos que no me juzgaban porque no usaba la mejor ropa. Sabía que recibiría amor como el que Jesús nos concede, sin prejuicio. Desde que conocí esa clase de amor, anhelé pasar el resto de mis días mostrándoles a otros el mismo tipo de amor que aprecié en esos campamentos. Un amor divino que parecía estar vivo en todos los campamentos del Ejército de Salvación.
”Le entregué mi vida a Jesús a la edad de 8 años en el campamento CONNRI. Ahí participé en un drama interactivo llamado ‘The Story’. En la obra, pude ver a Jesús caminar sobre el agua, sanar a un ciego, morir en la cruz y resucitar. Fue entonces que me di cuenta de que todo eso no fue inventado. Me percaté de que el Evangelio era real y poderoso. Pero, lo más importante fue que pude reconocer que Él me había llevado a ese lugar para que lo conociera en ese momento. Hace 20 años le entregué mi vida a Jesús en el campamento. A Dios no lo limita el tiempo. Además, Él tiene planes tan maravillosos para nosotros, que ni siquiera nos imaginamos. Doy gracias a Dios por su plan divino”.
Shareena Echevarría actualmente sirve como pastora en el Ejército de Salvación.
Steven Acosta
“Los campamentos influyeron mi vida en maneras que aun no puedo imaginar. Aparte de los recuerdos que conservo de ellos, sé que en sus instalaciones y en los programas del Ejército de Salvación aprendí lecciones que usaré toda la vida y que me han convertido en la persona que hoy soy. Aunque me destaqué como atleta desde la edad de 8 años, fue en el campamento Tecumseh y en los programas después de clases donde aprendí a trabajar junto a otras personas. Aprendí que cuando eres parte de un equipo, este siempre debe ser la prioridad. Eso me enseñó mi papel en el equipo y me ayudó a cooperar en su progreso. Lección que he aplicado en todos los grupos en los que he participado. La primera vez que fui a un campamento fue también la primera que me quedaba en un lugar que no era mi casa. Allí conocí a otros niños, otro ambiente y aprendí la importancia de la independencia. Esas enseñanzas fueron cruciales en mi desarrollo. Es posible que eso sea parte de las razones por las que escogí ser vendedor. Para mí es muy fácil acercarme a cualquier persona, aunque no la conozca, y entablar una conversación. Sin embargo, lo más importante de todo eso fue que esos campamentos y programas evitaron que vagara en las calles. Desde pequeño, siempre fui el ‘niño inteligente’ que andaba con el grupo de los problemáticos. No obstante mi experiencia con el Ejército de Salvación me permitió el espacio para dejar de tratar de ser alguien que no era y pasar tiempo con chicos que eran más como yo, que solamente buscaban un lugar donde se sintieran cuidados y seguros.
”Uno de mis recuerdos favoritos es cuando aprendí a nadar en el campamento. Siempre me han gustado las competencias; por eso, cuando vi a otros niños nadando en la parte profunda de la piscina del campamento, decidí superar mis temores al agua. Me lancé al estanque y practiqué hasta que aprendí a flotar. El salvavidas se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se ofreció a enseñarme las destrezas básicas de la natación en la parte un poco más profunda de la piscina. Llegué a la casa feliz y le conté a mi mamá que había aprendido a nadar, algo que ella nunca pudo hacer en su niñez por falta de oportunidad”.
Steven actualmente trabaja para una compañía que colabora periódicamente con el Ejército de Salvación y es miembro del grupo Echelon en Morristown, New Jersey. Los miembros de este grupo colaboran, ofreciendo sus destrezas como aporte voluntario, con el Ejército de Salvación y brindan juventud.
COMO REFUGIO PARA MUCHOS por más de un siglo, los campamentos del Ejército de Salvación abren sus puertas cada año para recibir a cientos de niños. La experiencia para muchos de ellos es inolvidable y merecedora de dar a conocer. Algunos de esos niños crecieron y sintieron la responsabilidad de involucrarse en la comunidad para retribuir algo de lo que un día recibieron. Algunos participantes de los campamentos, en sus propias palabras, relatan sus experiencias y la influencia que experimentaron.
Muchos niños cuentan sus experiencias de inmediato, sobre todo lo que disfrutaron más y lo que aprendieron.
• Una experiencia positiva que aprendí es que no solo con la voz exaltamos a Dios sino también con nuestras manos y nuestros pies.
• Me gustó mucho realizar proyectos manuales como, por ejemplo, diferentes banderas.
• Nunca olvido lo divertido que fue la experiencia de escalar en piedra.
• En el campamento pude conocer distintas personas.
• Aprendí quién era Dios.
Sin embargo, no es sino a medida que crecen que se dan cuenta del impacto que tuvo esta experiencia.
Los pinchos de pollo, carne, cerdo o salchichas con vegetales, que podemos elaborar como más nos guste, clavados en un palillo para ese fin y combinados con otros ingredientes que pueden ser sobre todo verduras, son exquisitos. Eso sí, puedes encontrar muchísimas variaciones: seleccionar distintas partes o tipos de carnes o aves, que serán más o menos jugosas, hacer marinadas previas para que tengan más sabor o prepararlas en base a cualquier clase de gastronomía (asiática, griega, turca, etc.). Las opciones son muchisimas!
Estos pinchos son los preferidos en todas nuestras barbacoas. En nuestro caso, cortamos la carne o el pollo que vayamos a usar en cubos de más o menos una pulgada y los ponemos a marinar, en una bolsa plástica Ziploc, desde la noche anterior.
Ingredientes para la marinada
• Aceite
• Sal
• Ajo
• Perejil o cilantro