Café con leche Cuento del libro Cuentos interculturales. Edt. Arial. Granada 2007. Autora: Ana Mª López Expósito. Ilustradora: Paz rodero Venta y distribución: Tienda Solidaria de la Casa encendida. Ronda de Valencia, 2 Madrid-28012
Solimó es un alumno de un IES de Madrid del barrio de Lavapies nacido en Senegal, lleva cuatro años viviendo en España con su tío. Le gusta especialmente el Rap, su mascota es un gato pardo que trajo de su país, le llama Dakar por su rapidez; siempre está fuera paseando por los tejados, en el interior del piso, siente que se ahoga. Todas las noches vuelve para dormir, cuando ve a Solimó le restriega su lomo, sube el rabo y duerme a los pies de la cama. El no le hace ningún reproche, sabe lo importante que es para el la libertad. Un día, en clase de lengua el profesor trabaja el tema de la poesía, se centra especialmente en los poemas de amor. Ese día les propone un taller para que elaboren sus propias composiciones a partir de versos de amor de autores de diferente nacionalidad. En sobres de colores les entrega mezclados versos de diferentes poetas, el le titula “Cóctel de versos”. Ese día Solimó se sienta junto a Katrina, una alumna nacida en Bulgaria que lleva solo un año viviendo en Madrid. Entre los dos crean una hermosa composición que mas tarde leen a sus compañeros uniendo sus voces.
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Desde ese día, Solimó observa a Katrina con más detenimiento, cuando sus miradas se encuentran sonríen. Si se ven en los pasillos hablan durante un rato. Hasta que un día, Solimó se le aproxima, la mira fijamente y quitándose sus llamativas gafas de sol le dice: -Nunca te he dicho que eres preciosa, sueño contigo todas las noches, haría cualquier cosa que me pidieras. -Yo también tenía ganas de hablar contigo, no eres tan creído como otros chicos. -Me das tu número de móvil. -Si toma, llámame luego. Me gusta que me llames, envíame mensajes. A lo largo de la semana se envían mensajes. Se acerca el fin de semana. Solimó le propone la primera cita, se siente seguro, sabe que ella va a decir sí. Ella accede, esta segura de que será una cita importante, se lo ha dicho claramente a su amiga Emilia que la ha llamado para quedar: -Mira me gustaría salir contigo, pero ya he quedado con Solimó, ya sabes que me gusta mucho y no quiero perder esta oportunidad. Contigo puedo quedar cualquier otro día, no creo que esto pueda perjudicar nuestra amistad. -Me parece bien. Me alegro por ti. Tú siempre has tenido las cosas muy claras, yo soy muy tímida y además indecisa. Si un chico me gusta, me muero de vergüenza, no se que hacer, pienso que se va a aburrir conmigo, entonces empiezo a decir tonterías. Me gustaría aprender de ti. -No lo digas, hazlo, eres una persona con muchos valores. Empieza a creer en ti. Si algún chico te vacila, no merece la pena que pierdas tu tiempo. A otra cosa mariposa, diría yo. -Gracias por el consejo. Nos vemos otro día -coge su mochila roja, la cuelga en su hombro izquierdo y se va para su casa, camina precipitadamente, está anocheciendo. Su primera cita tiene lugar en la estación de Atocha, junto al jardín con plantas tropicales. Dan un paseo y se encuentran con una escultura de hierro, una maleta y un paraguas situado sobre una plataforma de mármol. Dan dos vueltas alrededor para ver todos los detalles. Los paseantes se paran ante ella, la miran con curiosidad, les resulta interesante, está dedicada a todos los viajeros. -El autor es Eduardo Úrculo, está fechada en 1991 -comenta Katrina- mi padre dice que es un buen escultor. -No le conocía, sacaré datos de su biografía en internet, me gustaría conocer otras esculturas suyas. Por Madrid hay muchas al aire libre. Cuando lleguemos a la plaza de Santa Ana, te mostraré mi preferida, está dedicada a Federico García Lorca. Cuando paseo con mi tío nos gusta descubrirlas. En Senegal él las hacía en tallas de madera, para vender a los turistas, es un gran artesano. -¡Que interesante! Siguen caminando, con pasos cortos, atraviesan una gran puerta de cristales que les conduce a la entrada al andén de salida del tren de alta velocidad. Se sientan en un banco de hierro, observan a los viajeros que suben a tomar el tren con aspecto cuidado, elegantemente vestidos, la mayoría portando maletas de buen cuero arrastradas por ruedas caucho. -Algún día nosotros también subiremos a ese tren, me gustaría visitar Sevilla, la llaman la ciudad de la luz -comenta Solimó, a la vez que cruza la pierna derecha sobre la izquierda. -A mí también me gustaría. Seguro que iremos algún día -se pasa la mano por su lacia melena, la desplaza hacia los hombros y le sonríe.
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Vuelven de nuevo al jardín, suben por las escaleras mecánicas al primer piso donde se encuentra la cafetería Samarcanda. Se sientan junto al mirador desde el que se divisan todas las plantas (algunas de ellas, por no decir la mayoría, parecen haber sido traídas de otros países tropicales, se trata de especies no habituales en España). Más tarde, observan que en la planta baja hay gente de todos los lugares del mundo. Alrededor de los jardines, la gente se sienta para descansar en espera de que llegue la hora de salida de su viaje, los estudiantes aprovechan para sacar sus apuntes y estudiar, otros dan una cabezadita ya que el ambiente está bastante caldeado. Después toman un zumo de plátano y hablan durante largo rato. Salen de la estación, suben por la calle Atocha, pasan por la plaza Antón Martín, atraviesan por la esquina de la Latina hasta llegar a la plaza Mayor. Por el camino descubren que a ambos les gusta pasear, ir al cine, comer en el burger y sentarse en cualquier banco para hablar. -¿Crees que hay muchas diferencias entre nosotros? - pregunta ella. -No muchas, si te gusta el café con leche (je, je, je...) -dice mirando el dorso de sus estilizadas manos. -Me gusta, me gusta, ¡que rico está! lo tomo todas las mañanas -se sonroja ella.
-Tampoco creo que sea interesante ser totalmente iguales. Tenemos que entender las diferencias entre las personas como complementarias y estar dispuestos a aprender de los demás. -Ahora por ejemplo, estamos en un terreno neutral, tú no eres de este país ni yo tampoco, pero ambos vivimos aquí y queremos aprender de sus gentes y costumbres. Por eso hemos venido. -Quiero llevarte también a unos jardines maravillosos que se diseñaron en memoria de un prestigioso arquitecto italiano llamado Sabatini, que tampoco era español. Lo leí en una guía de turismo que compré antes de venir a España. Pasean tranquilamente. Solimó cuenta anécdotas de su vida en Senegal. A la vuelta empieza a llover y deciden volver en metro. -El próximo sábado, si quieres puedes venir a mi casa, te mostraré fotos para que puedas conocer mejor a mi gente y mi tierra. De paso te presentaré a mi tío, tiene ganas de conocerte. En mi país la gente es muy joven, más de la mitad de la población tiene menos de veinte años, la gente está muy unidad a pesar de sus etnias tan diversas: Wolof, Serer, Tekrur, Diola, Maslinke pero también hay gente europea viviendo en Senegal. -Solimó, lo he pasado fenomenal. -Yo también. El martes por la tarde, han quedado en casa de Emilia para estudiar. En el descanso su madre les prepara una suculenta merienda. Primero trae dos tazas de cerámica blanca con dibujos geométricos negros llenas de chocolate, las coloca sobre la mesa redonda que hay en la habitación de Emilia. Después una bandeja de cristal de murano sobre la que reposa una exquisita tarta de frambuesa, seguidamente unas servilletas de tela de panamá adornada con puntillas de ganchillo y por último una bandeja llena de bollería diversa. -A esta familia le gusta comer, no cabe duda, así están todos. Su madre jamás prepararía una merienda así, les haría un bocadillo de pechuga de pavo con lechuga y una fruta -piensa Katrina, que por educación ha tomado media taza de chocolate y un pequeño trozo de tarta. Cuando terminan, su madre recoge las tazas y fuentes de la merienda, las coloca sobre una bandeja de metacrilato azul y sale de la habitación. Cuando cierra la puerta, Katrina baja el tono de voz y aprovecha ahora para contarle su cita con Solimó. La emoción la
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embarga -Emilia presiente que su amiga se está enamorando, mientras recogen sus libros y cuadernos. -Me alegro por ti, eres muy guapa y tienes muy buen tipo. Creo que les gustas a casi todos los chicos de la clase. Yo, sin embargo, cada día estoy más gorda, por eso los chicos no se fijan en mí. ¡Me gustaría tanto ser como tú! En tu país la gente es más delgada. -Hay de todo, pero tu tienes otras cualidades, además el físico no es tan importante, quien te quiera tiene que aceptarte como eres. -Si, pero soy gordita, cuando sea mayor y gane dinero me haré una liposucción para quitarme las grasas de la tripa, lo he leído en las revistas de belleza. ¿No crees que es lo mejor? -se pellizca la tripa con las dos manos -Mira lo que me sobra, ya me gustaría tener una talla cuarenta. -Si quieres que sea sincera, creo que te vendría bien cuidar un poco tu figura; pero pienso que eso de la liposucción puede ser peligroso. ¿ Por que no vienes conmigo al gimnasio? -Prefiero la natación, dicen que es el deporte más completo -se agacha para recoger el bolígrafo que se ha caído al suelo -A partir de hoy comeré más verduras y frutas, que son más saludables para la salud. Los dulces los comeré en días especiales o en los cumpleaños. Y esta semana me apunto a clases de nación. -Me parece estupendo, se que si lo haces dentro de poco bajarás de peso, tú tienes una gran fuerza de voluntad, fue lo primero que me llamó la atención cuando te conocí, ¡Ojalá yo la tuviera, seguro que sacaría mejores notas! -Por cierto Katrina, el otro día vi a Radu en la biblioteca, me preguntó por ti, yo creo que le gustas. -Si es guapo, pero no es mi tipo. Inténtalo tú. -Cuando me quede más delgada, ahora no me atrevo. -Pues no se por que, hay que quitarse los complejos. Me voy es tarde. Gracias por explicarme los problemas de matemáticas y por la merienda, tu madre es muy generosa. -De nada. Hasta mañana. Era un sábado por la mañana, Katrina salió de casa a primera hora. Había estado nevando toda la noche, el suelo estaba bastante mojado, caminaba con cuidado, muy abrigada. Llevaba puesto un abrigo de paño beig, un gorro marrón oscuro de lluvia, su bufanda de cuados marrones y negros y unos guantes de piel de borrego. Cuando estaba cerca de la casa de Solimó vio una pastelería y entró: -Por favor deme esta tarta de manzana. Envuélvala para regalo -sacó su monedero rojo y le dio un billete de veinte euros. -Aquí tiene la vuelta. -Gracias. Adiós. Al llegar a la puerta, toca el timbre y sube las escaleras. Solimó abre la puerta, se dan dos besos en las mejillas. -Tío, tío. Cierra la puerta, sube la llave de paso que está situada a la izquierda y se enciende la luz. -Dame tu abrigo y bufanda. -Hola tío, esta es Katrina -alza la voz. -Hola, pero que guapa eres, ya me lo había dicho mi sobrino. No se porque me extraño -le extiende su mano derecha, a la vez que estrecha fuertemente la de ella y le da dos besos. -Gracias, me ha dicho que usted es como un padre para él.
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-Desde que murieron sus padres vive conmigo. Se sientan en el sofá que hay en el comedor, su tío les prepara una taza de té mientras hablan durante largo rato. -¡Que casa más bonita, cuantas esculturas de madera! -Mi tío es un verdadero artista, ya en Senegal trabajaba haciendo tallas de madera, te lo comenté el día que fuimos a la estación de Atocha -Mi sobrino es muy exagerado. Cuando vivía en Senegal hacia yo las esculturas, pero desde que vivo aquí, me las envían mis amigos los artesanos y las vendo en tiendas y mercadillos. Mi sobrino me ayuda mucho, le estoy enseñando el oficio. -Esta es muy original -comenta Katrina. -La hacen los alumnos en la escuela de artes y oficios, representa la fecundidad, es una copia de una escultura del gran maestro senegalés Ousmane Sow, yo le admiro porque no necesita modelos para la creación de sus obras. Después de un rato, se levanta y se dirige a la cocina. -Yo voy a preparar la comida, mientras le enseñas las fotos -comenta su tío. Entonces pasan a la habitación de Solimó. En un sillón de mimbre, está tumbado Dakar encima de un cojín de cuadros verdes y rojos, cuando les oye rápidamente comienza a maullar. -Esta es Katrina -dice Solimó, acariciando su cabeza. -¡Hola Dakar! -seguidamente, pasa su mano derecha por el elegante lomo del gato pardo.¡Que pelo más suave tiene!. Acto seguido, se prepara para dar un paseo, sube su gruesa cola y de un salto se sube a la ventana que está abierta y desaparece por los tejados. Del techo de la habitación, cuelga una tela enorme con un paisaje africano, donde se mezclan los tonos violetas, rojos y azules y una mujer que lleva a sus espaldas a su hijo, atado con un pañuelo. Katrina la mira embelesada. En ese momento, Solimó enchufa el ventilador y la tela inicia un movimiento suave como las olas del mar. -Es un paisaje típico de las aldeas del sur de Senegal. Entonces, se quitan los zapatos y se sientan encima de la cama. Este le muestra sus fotos y recuerdos. -Mira estas fotos son del palacio presidencial de la Cámara de comercio y de la facultad de medicina. Aquí aparecen los campos de cacahuetes, estos constituyen el primer producto agrícola del país, que le convierte en el primer país productor del mundo. Arachi Hypogaea es el nombre botánico del cacahuete, es un miembro de la familia del guisante, una legumbre. -Una vez leí un artículo que decía que los cacahuetes son muy buenos para la salud, contienen muchas vitaminas. -Así es. -Estas en blanco y negro, son del famoso rally París-Dakar. -¿Por qué le llaman así? -No se si te he comentado que Senegal ha sido colonia francesa, el francés es una de las lenguas principales, yo ya lo estudié en el colegio por eso me resultó muy fácil aprender español, aunque no son iguales las estructuras de las frases son similares -confirmó Solimó. -Mira esta foto está hecha en la isla Goré, esta es la puerta de África, de aquí partieron los primeros esclavos para el nuevo mundo. En ese momento se cae una foto al suelo, alarga la mano y la coge. -¿Qué árbol es este? no lo conozco. -Es el árbol del mango, una fruta sabrosísima, Senegal es uno de los primeros productores de mango. Mira en esta se ve mejor, es un primer plano, es una fruta grande
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con forma ovalada con un hueso enorme en el centro. Mi madre solía hacer mermelada de mango y de cacahuete. -Nunca lo he comido, seguro que está bueno. -No lo dudes. -Este también tiene el tronco muy grueso, las hojas son bastante pequeñas. Es el famoso árbol del baobab, en el libro del principito se habla de él. -Si, este si lo conozco. -Otro día seguimos, no quiero agobiarte. Por mucho que te cuente, África no es para contarla, sino para vivirla. Algún día te llevaré conmigo y podrás comprender otras cosas. -Cuando vengas a casa te contaremos cosas de Bulgaria, también tengo algunas fotografías -comenta Katrina mirándole directamente a los ojos. Salen al salón, su tío ha preparado una estupenda comida. -Por cierto, esta tarde, ponen en los cines Renoir una película de Senegal, creo os puede gustar. -Me gustaría verla -comenta Katrina. -A mí también. -Vamos -se ponen de pie, se dirigen a la entrada. Katrina se pone su abrigo beige, se sube el cuello y se coloca la bufanda haciéndose un nudo bastante holgado. Se despiden de su tío. En la calle ha bajado la temperatura, saca los guantes y gorro de lana. Dan un paseo hasta Gran Vía. Solimó la invita a tomar un café en un Vips. Después se van al cine -antes de entrar, leen en un enorme cartel que hay en la puerta de entrada que es una película de Ousmane Sembene, director senegalés, titulada Moolaadé, donde retrata la rebelión de las mujeres contra la ablación, práctica castigada en las sociedades europeas. En el cine le acaricia la mano por primera vez y no paran de hacer manitas mientras dura la película. Le besa la mano varias veces a la vez que da vueltas a su anillo negro de piel de elefante, que lleva en el dedo corazón. Empiezan a sentirse muy cómodos. Cuando salen, ella está muy impactada, ha aprendido muchas cosas, pero no deja de pensar en costumbres que para ella son incomprensibles -Solimó se da cuenta, rápidamente, le aclara muchas cosas: -Es una denuncia a la comunidad internacional acerca de este ritual que no solo se practica en Senegal. Mi madre y hermana también tuvieron que pasar por esta práctica, yo nunca estuve de acuerdo. Algunos hombres mayores para no perder poder se aferran a las antiguas tradiciones, es una forma de someter a la mujer. Pero no estés preocupada, yo no pienso así, creo en la igualdad entre los seres humanos. -Me ha sorprendido, la música es magnifica. -Es una música compuesta por Boncana Maiga, recuerda la libertad de un espíritu puesto en libertad, después de un largo encierro. Te contaré un secreto, este compositor es un gran maestro, me gusta estudiar con su música de fondo. -Que vestuario tan original. -Las telas son así, la mayoría de las mujeres de los poblados llevan visten largos. En las grandes ciudades, visten con ropa corta como en Europa. -Las mujeres son muy guapas. -Siempre se ha dicho que se encuentran entre las más elegantes del mundo -confirma Solimó. Al día siguiente es lunes, quedan en la hora del recreo en el patio del IES, para tomar algo y hablar un rato. Katrina se aproxima lentamente, cuando está a punto de llegar, él empieza a hablar convencido de que ella le esta oyendo:
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-“Cuando camino por la calle siento el olor a tu perfume como una acacia” -se vuelve hacia ella, girando sus piernas lentamente, unos segundos después gira su cuerpo y por último su cabeza bruscamente hacia la derecha, aja, ya estás aquí. -Eres un poco fanfarrón, ja,ja,ja -le gusta lo que dice. Se siente segura. Nunca antes le había ocurrido nada igual. -Anoche no me podía dormir, escribí un poema de amor para ti -lo lleva escrito en una postal, pero prefiere leérselo con su voz y sus sentimientos. Después se lo entrega. -Bésame ahora. -Te quiero. -Yo también. Sellan sus labios con un beso. El timbre ha sonado, Katrina se va a clase. En ese momento aparece Radu con otro amigo de color del mismo curso. -¿Cómo te ha pillado esa pijita blanquita?, ya no quedas con nosotros. No te fíes de ella, yo creo que es una golfa, me lo han dicho otros que han salido con ella. -Retira esa palabra, si no quieres que parta tu sucia boca, utilizas un lenguaje muy vulgar. Empieza la pelea, Radu es más fuerte, su amigo le sujeta los brazos y entonces aprovecha, le pega un puñetazo y le tira de espaldas. Solimó se levanta con ganas de partirles la cara a los dos. Tiene sangre en la nariz, en ese momento ve a su gato Dakar detrás de la verja que maúlla fuertemente. Con sus ágiles patas trepa, pasa al interior y se acerca a él levantando el rabo enfurecido. Los otros salen huyendo. Se oyen los pasos del director, sus pisadas son inconfundibles -tok, tok, tok, sus suelas son de un cuero muy fuerte y ruidoso. Cuando camina todos los alumnos le reconocen sin necesidad de verle. -¿Qué ha pasado? -pregunta. -Nada, me he caído. Ya estoy bien. He visto que mi gato se estaba peleando con otro, yo le he defendido, otro gato me ha arañado y por eso llevo sangre. -Ah vale, vete al botiquín, di al conserje que te cure. Esto no puede ser, últimamente hasta los gatos entran en el IES. Mientras tanto Katrina en casa se siente feliz. Su madre rápidamente nota que su hija está enamorada. Come muy poco, su mirada está ausente, no presta atención a las cosas, hace días que no va al gimnasio. Un día van de compras y aprovecha para preguntarle por el afortunado. -¿Como se llama? ¿Lo conozco?. ¿Es español?. -No lo conoces, se llama Solimó es de Senegal. -¿Por que no le traes un día a casa y así le conocemos tu padre y yo?. -De acuerdo pero primero le consultaré. Una tarde, Radu se encuentra en la biblioteca con Emilia, este le pregunta por Katrina. -No la veo ahora. No se mucho de ella -miente. -Te veo más delgada, estás empezando a ponerte muy rica. -Gracias, ya no como tantos dulces, además me he apuntado a clases de natación. -Un día de estos te invito al cine. Emilia se sonroja. -Le he escrito una carta a Katrina ¿Podrías dársela esta tarde?. Es importante que la lea cuanto antes.
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-Bueno...bueno -dice tímidamente, ante la mirada irresistible y descarada de los enormes ojos azul-celeste. No tengo nada que hacer –piensa mientras sale de la biblioteca y se dirige a casa de Katrina. Emilia toca al timbre. Su madre baja a abrirle la puerta. -Son normas de la comunidad tenemos que bajar a abrir la puerta, el otro día hubo un robo en el interior. Pasa, te veo más delgada. -Desde hace un mes, cuido mi alimentación y hago natación, he sustituido los bollos por fruta y pan tostado, ya me he acostumbrado no es nada sacrificado. Gracias por animarme. -Cuando tengas mucho apetito toma productos integrales o alimentos sin azúcar. Son muy saludables. Después acompaña a Emilia a la habitación de Katrina y se va. -¿Qué haces por aquí, no te esperaba?. -Estaba en la biblioteca y Radu me ha dado esta carta para ti. -Vamos a leerla. Hola Katrina: Quiero decirte que me gustas mucho, creo que me estoy enamorando de ti. Se que ahora sales con Solimó, por eso te escribo esta carta; hay cosas de él que tú no sabes. No es el chico apropiado para salir contigo, ha nacido en África y allí son todos unos salvajes según mi padre. Tu cultura y la mía son más próximas. El tiene otro color de piel, dicen que la negra es una raza inferior, si un día te casas y tienes hijos los marginaran en las clases. No sólo esto, hay más cosas, Solimó es un ladrón, un día me quitó el móvil de mi mochila, no lo he denunciado porque me da pena. Me ha dicho Adama que sus padres murieron y vive con su tío. Pero lo peor de todo es que es un farsante. Te está engañando, tiene novia en su país y se casará con ella cuando cumpla dieciocho años. Cuando quieras le preguntas a Adama y verás como te lo confirma. Espero respuesta princesa. -Será cerdo. No, no le creo. ¿Qué piensas? -No te enfades yo veo mas guapo a Radu. Pero creo que Solimó es buena persona y no creo que tenga novia en Senegal. Lo mejor será que se lo preguntes a él o que te olvides de todo. -No pienso contestarle a este cretino. -Me voy a la piscina, entro a las ocho voy con retraso. Hasta mañana -coge su bolsa azul de deporte y se marcha a todo correr. Aquella noche le cuesta conciliar el sueño, cree a Solimó, pero... ¿Y si fuera verdad que tiene novia y la estuviera engañando?. Lo del móvil no se lo cree. Al día siguiente se encuentra con Solimó en la puerta del IES, le da dos besos y después malhumorada le pregunta: -¿A que edad se casan los chicos en tu país? -Depende, unos muy jóvenes, otros a partir de los veinticinco, yo cuando termine mis estudios y tenga un buen trabajo.¿A que viene esta pregunta? -Solo por curiosidad. -Algo te ha pasado, te noto extraña hoy. No le des vueltas a tonterías en esa linda cabecita -la estrecha entre sus brazos dándole un beso en la cabeza.
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El sábado Solimó se levanta temprano, da un paseo, se acerca la hora de la comida. Piensa en los padres de Katrina. -Seguro que su familia me acepta, ellos también vienen de otro país, ya tenemos algo en común. Le habían invitado aquel sábado -según Katrina, para celebrar la fiesta más típica de su país, el 1 de Marzo. Aquella mañana, cada uno se había adornado con una “ martenitza”, un adorno hecho de hilos blanco y rojo, en formas de pulseras. Habían preparado otro para Solimó. Rápidamente Katrina se lo colocó en la muñeca del brazo derecho cuando le abrió la puerta. -¿Por qué se utilizan los colores rojo y blanco?-preguntó él. -El hilo rojo es símbolo de la salud y fuerza y el blanco de vida larga -explicó su madre-Deberás llevar la “martenitza” hasta que se veas la primera cigüeña o golondrina. -De acuerdo, que interesante, seguro que me da suerte. Pasaron al comedor, fue entonces cuando le presentó a su padre. Notó que éste le miraba de arriba abajo -ambos se estrechan fuertemente la mano. La mesa estaba puesta. -Yo he sido el encargado de preparar la ensalada. Me gusta cocinar aunque normalmente lo hace mi mujer. -Yo hago la comida todos los días en casa ya que mi tío está trabajando y no tiene tiempo. -He preparado una ensalada búlgara que se llama Filipopolis, se hace con lechuga, tomate, pepino, aceitunas negras, queso fresco y anchoas. Es sencilla, creo que te gustará -aclara su madre. El segundo plato es un guiso de cordero relleno con arroz y verdura -explica Katrina, el otro día, su tío nos preparó un guiso estupendo de pollo con patatas -mirando a su padre que estaba sentado en la presidencia de la mesa. -El postre típico de Bulgaria es el yogur espeso, es tan sabroso que es único en el mundo. La existencia de bacilos autóctonos produce una singular fermentación a partir de leche de vaca, oveja o búfala -comentó su madre. -¿Para beber quieres vino blanco o tinto? -dijo su padre. -No suelo beber. Un vaso de agua por favor. La comida se desarrolla con tiras y aflojas, eso que su madre quita hierro al asunto en todo momento. A su padre parece que no le ha caído demasiado bien Solimó. Katrina nota que su padre, al que siempre ha considerado una persona comprensiva, solo ve inconvenientes en todo lo que dice. -Creo que África, es el continente más atrasado del mundo, allí la gente se muere de hambre. Nosotros en Bulgaria tenemos más recursos naturales. Hay una gran producción de verduras y hortalizas. Nuestro queso es famosísimo en el mundo entero -comenta su padre. -Eso dicen algunos, que lo más probable es que no hayan estado nunca en Senegal. Yo pienso que es uno de los países más evolucionados, con niveles de educación más elevados en el tercer mundo. Bien es cierto, que muchas cosas podrían funcionar mejor, pero la mayoría de los gobernantes se aprovechan de los recursos naturales y esto perjudica al país.
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-La mirada de su padre se dirige hacia los dedos de Solimó que come un trozo de pollo y lo coge con sus dedos pulgar y corazón -por un momento ha olvidado sus cubiertos. -Os sirvo una copa de Rakya, es un licor que hago todos los años a base de pasas, ciruelas o albaricoques. -Gracias señora, está buenísimo. Se marcha, no enfadado, si contrariado. Katrina le acompaña a la puerta. Bajan en el ascensor, salen a la calle. -Parece que le he caído genial a tu padre, no ha dejado de alabarme durante toda la comida, je,je,je,....pero que suerte tengo, soy fantástico. -Mañana lo verás todo de otro color. No le des más vueltas. -Si, si mañana lo veré todo en naranja será un día reconfortante. -Tu padre no es nada, pero nada racista...eso solo pasa en España. -Es buena persona, dale tiempo. Yo le conozco bien, cuando se acostumbre a vernos juntos verás como cambia de opinión. Se marcha pensativo, ahora no ríe -piensa, seguro que el color de mi piel le molesta. Se va convencido de que el racismo es un fenómeno universal. Desde ese día presiente que se produce un pequeño distanciamiento entre los dos, pero no quiere pensar en negativo. Su tío le ha enseñado a tener una buena autoestima y vivir en positivo, los africanos están siempre preparados para todas las sorpresas posibles, no tienen tanto sentido de la propiedad. Nada le divierte tanto como reírse de él mismo. Pasados unos días Katrina va a la biblioteca, se encuentra con Emilia que está sentada junto a Adama y Radu. Aunque se sorprende un poco, no hace comentarios. -¿Te vienes el domingo por la mañana al Parque de Atracciones?, queríamos proponértelo para ir los cuatro, -dice Radu- nos lleva mi padre. -No se, tendría que pedir permiso a mis padres -aclara Katrina. -Ven princesa, me haría mucha ilusión, tenemos muchas cosas que contarte ¿Verdad Adama? -Te llamo mañana y me lo confirmas, dame tu número de móvil -dice Radu, sacando el suyo. El Domingo se van los cuatro, se montan en la mayoría de las atracciones, la que más les gusta es la montaña rusa. En la hora de la comida Adama confirma a Katrina que Solimó no es una buena persona y que se casará en Senegal cuando cumpla los dieciocho. Pero primero, le hace prometer que no lo va a delatar. La semana siguiente, no tiene noticias de Solimó. A su tío, le ha dado un infarto y está ingresado en el hospital, tiene que ir todos los días. No tiene tiempo para llamar a Katrina. Esta, a su vez, se extraña de no tener noticias suyas, piensa que no la llama por que tiene otra novia en su país o quizás tiene otras ocupaciones más importantes que estar con ella. Empieza a salir con Radu que le muestra su mejor cara. Un día le regala una pulsera de plata con su nombre. Algunos días, salen con Emilia y Adama, los cuatro se lo pasan bien. Solimó se ha enterado que Katrina sale ahora con Radu, éste se ha encargado de lanzarlo a los cuatro vientos. Piensa que él, ahora no puede hacer nada por impedirlo, está pendiente del cuidado de su tío, es lo único que tiene y no le va a fallar.
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Todo marcha bien, aparentemente, Katrina no está completamente feliz pero se deja llevar, cree que Solimó no ha apostado fuerte por ella. Seis meses después, Radu se encuentra con unos amigos en el parque de la Arganzuela, entre ellos está Adama. -Que chicos, os gané la apuesta ¡Me la he ligado o nooo!, soy irresistible con las chicas, ésta ya no me interesa. Ya me podéis dar cada uno los cincuenta euros que acordamos. Mañana empezaré a salir con Olga la Venezolana, esa si que está maciza y no es tan estrecha. ¿ A ver quien apuesta ahora? -no obtiene respuesta. -Toma tus cincuenta euros -dice Adama. -Cincuenta de cada uno son doscientos cincuenta. Os invito a una litrona. Para que luego digáis que los rumanos no somos generosos. Katrina no vuelve a tener noticias de Radu, lo ve en clase, pero su actitud ha cambiado por completo ahora ya no la mira, lo ve coqueteando con Olga la Venezolana. No entiende demasiado bien que está pasando, pero ha aprendido muy pronto que las palabras se las lleva el viento, no nos podemos fiar de ellas por muy bonitas que sean, es mejor observar los hechos. Empieza a pensar en Solimó, no lo ve, lleva un tiempo sin ir a las clases. Ahora sale con Emilia y Adama. Un día se pone a llorar, Adama, que le está tomando aprecio, comenta que Radu les ha utilizado, incluso a él. Ahora ya no son amigos, se siente un cobarde -le comenta la apuesta que hizo con los amigos. Reconoce que mintió cuando habló mal de Solimó. -A Solimó le tiene mucha envidia, nunca le podrá igualar como persona. ¿Queréis que le llame por teléfono? Podemos ir a verle seguro que está con su tío en el hospital. Yo le quiero pedir perdón. -Vale -dice Katrina, pero que tonta he sido. Solimó está en el hospital, les recibe con entusiasmo, les agradece la visita. Tras la recuperación de su tío, empiezan a quedar los cuatro. Entre Katrina y Solimó todo va despacio, poco a poco, van recuperando la confianza del uno en el otro. Los padres de Katrina se sienten mejor ahora, estaban muy preocupados, vuelven a ver sonreír a su hija, últimamente la habían visto muy decaída. Ella les explica todo lo que ha ocurrido. Su padre que también se sentía culpable le sugiere: -Podrías invitar el sábado a Solimó. La vez anterior no fui muy cortes con él y creo que le debo disculpas. El domingo vuelven a quedar los cuatro. Adama les comenta la última de Radú. -Creo, que el novio de Olga la venezolana, que es campeón de karate, le propinó una gran paliza, ya que intento propasarse con ella. Le puso los ojos tan morados, que tardará varios días en salir a la calle. Me lo han contado, yo no tengo tratos con ese impresentable. -Ja, ja, ja,...el que la hace la paga, si no antes, después. -Le ha estado muy bien, a mi me lo ha dicho Olga -comenta Emilia- Creo que se va a tener que ir del Instituto todos saben ya quien es, dudo que alguien quiera ser amigo suyo. -Vamos a dar un paseo -Sugiere Adama. Los cuatro se levantan y cogidos de la mano se dirigen al parque del Oeste. -Rápido, va a empezar la puesta de sol -dice Solimó. Entonces el horizonte se convierte en un lienzo, donde se mezclan los tonos verdes, azules, violetas y amarillos y en el lateral izquierdo se divisa una gran bola de fuego de color rojo-anaranjado, que poco a poco va desapareciendo.
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