EVANGELIZANDO
EDICIÓN No. 6 - Abril - Mayo - Junio 2021
mi territorio
NOVICIADO COM Sagrado Corazón de Jesús - La Ceja
#Soymisionero
La cultura misionera que ha impregnado las 18 comunidades locales en la inspectoría San Luis Beltrán de Colombia Medellín, fruto de un trabajo arduo de constancia, de encuentro y formación que ayuda a visibilizar la experiencia del Evangelio en los diferentes contextos, de manera especial en la misión ad gentes en los territorios de: Condoto (Chocó), Santander de Quilichao (Cauca) y Minca (Sierra Nevada de Santa Marta). En el occidente colombiano donde se hace creíble nuestra misión los salesianos junto con los laicos y los jóvenes principales destinatarios de nuestra misión salesiana; hemos entendido que solo es posible hablar de ello cuando se está convencido a nivel personal de que la misión comienza por cada uno, en la familia y se proyecta en lo social.
de ir a encontrarse con una cultura ajena a la propia realidad, y entre más retirada se encuentre, mucho mejor. Es lo que habíamos aprendido quizás porque nos lo habían inculcado de esta manera. Pero la realidad es otra, la necesidad latente se manifiesta ahora en cada contexto, para buscar respuestas oportunas que construyan desde el evangelio a la cultura del amor, de la solidaridad y del encuentro con el otro. Es allí, donde cobra todo su sentido nuestro quehacer como religiosos: “Las personas consagradas, especialmente cuando por su carisma institucional trabajan en el campo de la misión y su incidencia desde la comunicación del mensaje de forma clara, han de adquirir un serio conocimiento del lenguaje propio de estos medios, para hablar de Cristo de manera eficaz al hombre actual, interpretando ‘sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias, y contribuir de este modo a la construcción de una sociedad en la que todos se sientan hermanos y hermanas en camino hacia Dios” como lo manifiesta la GS 13 VC 14.
La situación de pandemia que nos ha tocado vivir nos ha mostrado esta realidad: solo se comprende dicha situación desde la necesidad que tenemos de saber convivir con el otro, aceptando no solo las diferentes oportunidades sino el deseo de construir una mejor sociedad donde prime el derecho por respetar la vida del prójimo y saber convivir desde la diferencia.
Nuestro Fundador San Juan Bosco intuyó el valor e importancia que crea cultura y difunde modelos de vida, y, para defender y sostener la fe del pueblo, acometió empresas apostólicas originales. Siguiendo su ejemplo, aprovechamos
Es evidente que los grupos misioneros que tenemos en nuestra inspectoría han sabido llevar a cabo esta gran tarea, cambiando mentalidades de ver la misión exclusivamente como un espacio
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como dones de Dios las grandes posibilidades que la comunicación social y sus medios nos ofrece para la educación y la evangelización” Cons. 43.
diversas realidades en los diferentes contextos e inyecten una nueva cultura misionera desde la palabra y la acción, es decir, desde el testimonio. Necesitamos jóvenes, salesianos misioneros que le digan sí al Señor en el compromiso de cada día y desde el sentido corresponsable de llevar el mensaje del evangelio a quienes más lo necesitan.
Así lo refiere Él, y nos invita para que desde la realidad de los jóvenes que hoy se deciden a seguir más de cerca al Señor con un estilo particular dentro de la Iglesia. La misión confiada a los Salesianos, la educación, la evangelización, la comunicación social, deben mantenerse en estrecha colaboración y, para llegar a decisiones operativas conformes con el carisma, deben también hacer referencia a los destinatarios preferenciales de nuestra misión y a los servicios que queremos ofrecerles. Cf. Cons. 31
Agradezco la edición de este Boletín Virtual a la Comunidad Internacional del Noviciado Sagrado Corazón de Jesús en La Ceja Antioquia, a las diferentes inspectorías que nos han compartido cada una de las experiencias misioneras que se llevan a cabo y que fortalecen nuestra identidad carismática como Salesianos: Inspectoría Sagrado Corazón de Jesús – Ecuador, Inspectoría Santa Rosa de Lima – Perú, Inspectoría Nuestra Señora de Copacabana – Bolivia.
La comunidad salesiana está llamada a proyectar mirando al propio trabajo también desde fuera. Es un nuevo saber situarse, no sólo geográficamente; es algo así como emigrar de un lugar a otro. Es también un cambio mental, que implica considerar las cosas desde puntos de vista que van más allá del espacio material y de las finalidades inmediatas. “Vivimos unos tiempos en los que es preciso actuar. El mundo se ha materializado; por tanto, hay que trabajar y dar a conocer el bien que se hace. Si uno hace hasta milagros rezando día y noche y estándose en su celda, el mundo no hace caso y no cree en ello. El mundo necesita ver y tocar” MB XIII, 116.
Sea esta una oportunidad para que los diferentes grupos misioneros, comunidades parroquiales, grupos de la Familia Salesiana y laicos comprometidos en cada una de las CEPs, conozcamos este proceso y nos animemos para seguir trabajando en red por la construcción del Reino de Dios. En Don Bosco, P. Hernán Carmona. SDB
Es importante ser parte del cambio, más aún en estos tiempos tan complejos, donde la realidad del buen cristiano y el honrado ciudadano van tomando fuerza para comprometer a las nuevas generaciones de jóvenes y salesianos en formación, que apuesten a transformar las
Instagram: @misionessalesianascom E-mail: misionescom@salesianos.edu.co
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TERRITORIO
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TESTIMONIOS DE MISIÓN
Carlos Eduardo Hola, mi nombre es Carlos Eduardo Bermeo Navia. Soy colombiano, nacido en el departamento del Huila. Tengo 27 años, actualmente Novicio Salesiano, de la Inspectoría Boliviana, llegué a ese hermoso país con un gran anhelo Misionero. Llevé adelante una experiencia maravillosa de Misión en las obras Salesianas del Municipio de San Carlos en el departamento de Santa Cruz de la Sierra, contribuí a la formación de jóvenes más necesitados de dicha localidad en la Casa internado Don Bosco, así mismo en la pastoral Universitaria de la Universidad Salesiana. Dentro del ambiente cultural, busqué contribuir al crecimiento psicosocial de la población, buscando generar proyectos de promoción social que dignifiqué la calidad de vida de sus habitantes.
Llevar a Cristo a comunidades más necesitadas, desgastar tu vida por el Evangelio, no vale la pena, vale la vida.
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Yordan
Hola, soy Yordan Valera, tengo 20 años y soy novicio salesiano de la inspectoría Santa Rosa de Lima del Perú. La experiencia más significativa de misión para mí ha sido el trabajo con los jóvenes y niños de Oratorio San Juan Bosco del Rímac ubicado en las periferias de la ciudad de Lima, allí el trabajo era constante y sacrificado, pero me dejaba el corazón gratamente alegre de poder transmitir el amor, la alegría y esperanza de Dios a los jóvenes, a través del carisma salesiano.
“La misión es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios, pero podemos percibirla solo cuando vivimos una relación personal de amor con Jesús vivo en su Iglesia”
Gustavo
¡Hola! Me llamo Gustavo Gutiérrez Galarza, tengo 25 años y soy de la Inspectoría Salesiana "Nuestra señora de Copacabana" Bolivia, actualmente como Novicio Salesiano. Llevo apoyando a los jóvenes del MJS de la Muyurina- la Floresta y de las FMA en la ciudad de Montero desde el año 2011 en Bolivia. Ser un joven salesiano y estar con los que necesitan una sonrisa y poder dárselas, fue una experiencia muy bonita. Es por eso que he decidido seguir siendo un misionero, pero para toda la vida.
No somos la luz, sino los que llevamos la luz que es Cristo. 4
Gustavo Quishpe Un saludo fraterno, soy Gustavo Rubén Quishpe Ayala, de la inspectoría Sagrado Corazón de Jesús (Ecuador). En esta ocasión les contaré una experiencia misionera que realicé dentro de la presencia salesiana en Ecuador. Mi experiencia misionera fue participar en el Voluntariado Juvenil Misionero de la Familia Salesiana en Ecuador, esta es una oportunidad en la que muchos jóvenes de las obras salesianas se ponen al servicio de los demás, sobre todo ayudando a los más necesitados que se encuentra en las tres regiones del Ecuador Costa, Sierra y Amazonía. Personalmente, tuve la oportunidad de ayudar en el Proyecto Salesiano (PACES), que brinda espacios formativos a muchos jóvenes en situaciones de riesgo y de la vulnerabilidad en la ciudad de Cuenca, gracias a esa experiencia tuve el discernimiento para luego iniciar mi proceso formativo en el carisma salesiano.
“Ser valiente y con esperanza, para el bien de mis hermanos” TRADUCCIÓN EN KICHWA: Yuyayki: “chinchi kana, chinallatik shuyanata yachana, ñukanchik wawkikunamanta alli kawsachun”
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Portadores
de luz Iluminación Bíblica:
La identidad nos viene de la llamada y de la misión, que tiene como base nuestro contexto personal, familiar, social y cultural. Por la misión, a la que hemos sido convocados, sabemos quiénes somos. Soy este hombre, esta mujer, enraizado en Dios, en su vida y en Jesucristo.
“Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”
Desde esta perspectiva, “Jesús propone entregar la vida para ganarla, porque “quien aprecie su vida terrena, la perderá” (Jn 12, 25). Es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz del mundo.
Mateo 28:19-20
LA LLAMADA Y LA ELECCIÓN ¡Somos llamados a la vida! por inescrutable designio de Dios. Él nos ha elegido desde siempre con una dignación de amor para ser partícipes de Dios mismo, para ser uno con Jesús; tenemos una vocación a la vida y a la existencia. Por nuestro bautismo, vida consagrada o ministerio, Dios, en su amor de Padre, nos ha dado desde siempre una vocación de consagración.
Jesús nos convoca a vivir y caminar juntos, en comunión fraterna. No hay discipulado sin comunión con la Iglesia. Ante la tentación, presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia, y la búsqueda de nuevas formas individuales de espiritualidad, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión (DA 156). Ante la despersonalización,
Toda vocación nace, crece y madura en el seno de una familia cristiana, en ella aprendemos a orar, a amar a Dios, a vivir la caridad y a compartir.
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gieron a su maestro, fue Cristo quien los eligió. Que no fueron convocados para algo, sino para Alguien, elegidos para vincularse íntimamente a su Persona (Mc 1, 17; 2, 14). Jesús los eligió para “que estuvieran con Él y enviarlos a predicar” (Mc 3, 14), para que lo siguieran con la finalidad de “ser de Él” y formar parte “de los suyos” y participar de su misión.
Jesús ayuda a construir identidades integradas” (DA 110). “La propia vocación, la propia libertad y la propia originalidad son de dones de Dios para la plenitud y el servicio del mundo” (DA 111). Reflexión desde la Palabra de Dios y desde Aparecida
A. EXPERIENCIA Y ENCUENTRO CON JESÚS
El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es participación en la Vida que sale de las entrañas del Padre, es formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (Lc 6, 40b), correr su misma suerte, y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas” (DA 131).
La fuerza y alegría de nuestra vocación viene del encuentro personal con Jesús y de haber experimentado su amor. Ser discípulos misioneros, ser vocación y misión, son una sola cosa con la vida y con la persona que somos por designio amoroso de Dios. La maravilla de la amistad comienza por la llamada de Jesús que nos encuentra en lo que hacemos, pero, sobre todo, en los que somos y, esta llamada nos cautiva. El llamamiento de Jesús conlleva una gran novedad. El encuentro con Jesús, comenzó con una pregunta: ¿Qué buscan? (Jn 1, 38) y, siguió con una invitación: “Vengan y vean” (Jn 1, 39). Invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él, porque es la fuente de la vida (Jn 15, 5-15) y, sólo Él tiene palabras de vida eterna (Jn 6, 68).
El encuentro con Jesucristo nos lleva a una profunda experiencia de Dios, que es unidad, amor y comunión inseparable, es decir, Uno y Trino. Que nos creó por amor y siempre buscó a sus criaturas para darles vida y amor, entregando a su Hijo como don de amor, para que, renovados por la fuerza del Espíritu, lo podamos llamar Padre (Gál 4, 4-5). Nos vemos reflejados en Pedro, en Natanael, en Andrés, en Magdalena, en la Samaritana. Nos lleva a exclamar: Tú tienes palabras de vida eterna, tú has tocado lo mejor mío y me has dejado sin palabra. Eso era lo que deseaba.
En la convivencia cotidiana con Jesús, los discípulos descubren que no fueron ellos los que esco-
Hoy hacemos la misma pregunta:
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incluso hasta la cruz: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga” (Mc 8, 34)
“Maestro, ¿dónde vives?” (Jn 1, 38), ¿dónde te encontramos para poder comenzar el proceso de conversión, comunión y solidaridad? ¿Cuáles son los lugares, las personas y los signos que nos hablan de ti y nos permiten ser discípulos y misioneros tuyos?
Nos alienta el testimonio de tantos misioneros y mártires de ayer y de hoy en nuestros pueblos que han llegado a compartir la cruz de Cristo hasta la entrega de su vida. El Espíritu nos constituye en luz del mundo, testigos y presencia de Jesús con la propia vida (DA 140; 16).
B. IDENTIFICADOS Y CONFIGURADOS CON EL MAESTRO La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (Jn 10, 3). Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (Jn 14, 6). Es una respuesta de amor a quien nos amó primero “hasta el extremo” (Jn 13, 1). Llamados a ser partícipes de su vida y misión hasta ser uno con El (Gál 2, 20). En este amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9, 57) (DA 136).
C. NOS ANIMA Y CONFIRMA EN LA MISIÓN Ya estamos caminando con él, llevamos mucho tiempo, se siente el polvo del camino, lo arduo de la cruz. Pero nos lleva consigo a lo solitario y se nos manifiesta en toda su belleza, nos enamora con el esplendor de su rostro, la fidelidad de su corazón y nos fortalece para la cruz, para la pasión (Lc 9, 28-35). Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (Mt 28, 19; Lc 24, 46-48). Les entrega la paz, el Espíritu y la misión: “Como el Padre me envió, también yo los envío. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo (Jn 20, 21-22). “Vayan por todo el
“Identificarse con Jesucristo es también compartir su destino: “Donde yo esté estará también el que me sirve” (Jn 12, 26). El cristiano corre la misma suerte del Señor,
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mundo a proclamar la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15). “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma” (DA 144). En amistad y seguimiento siempre necesitamos “recomenzar desde Cristo”. Vivir el encuentro como un acontecimiento fundante y vivificante con la persona de Jesús que da un nuevo horizonte y una orientación decisiva (DA 12-13).
Pone fuego de misión y decimos “¿no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba por el camino y nos fascinó con su amor? (Lc 24, 32). Pone a nuestra disposición el Reino del Padre: “Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo un Reino para ustedes, como mi Padre lo dispuso para mí, para que coman y beban a mi mesa en mi Reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel” (Lc 22, 28-30).
Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo” (Hch 1, 8) (DA 145).
Nos invita a decirle que le amamos: Nos pregunta: “¿Me amas?”. Se nos ha pegado el polvo del camino y anhelamos responderle: “Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero” (Jn 21, 17). Y él nos dice “pastorea, sirve a mis hermanos”, anda confirma en la fe a tus hermanos, es tu misión, anuncia el amor y la buena noticia del evangelio.
La respuesta a su llamada da pasión e inmediatez de Samaritano. “nos da el imperativo de hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos, siguiendo la práctica de Jesús que come con publicanos y pecadores (Lc 5, 29-32), que acoge a los pequeños y a los niños (Mc 10, 13-16), que sana a los leprosos (Mc 1, 40-45), que perdona y libera a la mujer pecadora (Lc 7, 36-49; Jn 8, 1-11), que habla con la Samaritana (Jn 4, 1-26)” (DA 135).
Por esto, todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión, al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. De esta manera, como Él es testigo del misterio del Padre, así los discípulos son testigos de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva. Cumplir este encargo no es una tarea opcional,
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