DIABETES MELLITUS Y EJERCICIO
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica común, caracterizada por un déficit de insulina lo que provoca una alteración en el transporte de la glucosa a través de la membrana celular para su subsecuente oxidación. También se hallan alteradas la resíntesis del glucógeno muscular y hepático, la síntesis de triglicéridos en los adipocitos, el proceso de su eliminación (efecto antilipolítico), y la síntesis y almacenado en proteínas (efecto anabólico). La insuficiencia insulínica, en consecuencia, conduce a una alteración metabólica que provoca síntomas tan comunes como fatiga, debilidad, pérdida de peso, aumento del apetito, polifagia, poliuria y signos de licosuria y cetosis. Aunque puede permanecer asintomática durante muchos años, la diabetes mellitus, a menudo provoca alteraciones importantes en los llamados órganos diana: retina, riñones, sistema nervioso y arterial, lo que puede afectar a la calidad y esperanza de vida. Existen dos formas distintas de diabetes, la insulino dependiente (DMID) y la no insulino dependiente (DMNID). La DMID es una enfermedad autoinmune, en la que el propio organismo ataca y finalmente destruye las células beta productoras de insulina. Aparte de los aspectos genéticos, existen evidencias que sugieren una infección viral como desencadenadora del proceso autoinmune. El elemento clave de la DMNID es la parcial insuficiencia de la insulina debida a la resistencia a la insulina y/o a un defecto de secreción de la misma. La resistencia a la insulina a menudo se asocia con hipertensión, dislipemia y obesidad. Aparte de las tendencias genéticas, la dieta y la obesidad, la experimentación animal y datos epidemiológicos sugieren que la falta de ejercicio puede contribuir a la relativa eficiencia de insulina. La diabetes o síndromes similares pueden también ser provocados por alteraciones endocrinas diversas (hipercorticoesteroidismo, acromegalia, hipertiroidismo, feocromocitoma), medicamentos (corticoides, hormonas tiroideas, anticonceptivos, ( tiazidas) y enfermedades pancreáticas o hepáticas. JUSTIFICIACION DEL EJERCICIO FISICO COMO PREVENCION Y TERAPIA Debido al efecto insulínico de la contracción muscular (aumento de la permeabilidad de la membrana a la glucosa), el ejercicio puede aumentar la sensibilidad a la insulina, disminuir la glucosa sanguínea y aumentar su utilización. El aumento de la tolerancia a la glucosa mejora el perfil glicémico y se traduce en una disminución de la hemoglobina
glicosilada. Un mejor perfil glicémico puede retardar y reducir el riesgo de complicaciones tardías. Dado que este efecto es relativamente corto, se necesitan sesiones de ejercicio físico frecuentes para mantener los beneficios. El ejercicio físico puede disminuir indirecta pero significativamente la resistencia a la insulina, al reducir el peso corporal y el nivel del metabolismo basal. Aparte del control ponderal, el ejercicio tiene un efecto beneficioso sobre otros factores de riesgo cardiogénico, como la dislipemia y la hipertensión arterial. Se puede reducir el riesgo coronario de los pacientes diabéticos (tres veces superior al normal). Finalmente, el ejercicio puede disminuir el estrés, aumentar la sensación de bienestar y mejorar la calidad de vida. CONSIDERACIONES GENERALES Debe realizarse un control médico antes de los planes de ejercicio físico que incluya una prueba de esfuerzo para detectar posibles afectaciones coronarias asintomáticas. Deben descartarse cetoacidosis y glicemias superiores a 300 mg %. Cuando existan alteraciones renales o hipertensión deben de considerarse los riesgos y beneficios. Durante las primeras fases de la práctica física se debe extremar el control médico, incluyendo monitorización de la glucosa para ajustar la dieta y la medicación (insulina o antidiabéticos orales), dadas las modificaciones metabólicas que produce el ejercicio. MODALIDADES DE EJERCICIO Se recomiendan las actividades aeróbicas de moderada intensidad, como caminar vigorosamente, el ciclismo, la carrera o el jogging y el esquí de fondo. Dado que muchos diabéticos son obesos, se recomiendan ejercicios que no produzcan sobrecarga del aparato locomotor como el ciclismo o la natación. Generalmente se recomienda la práctica diaria o regular de la actividad física. Clásicamente no se han recomendado ejercicios anaeróbicos por su efecto hipertensor, especialmente en los pacientes con evidencias de vasculopatía. En la actualidad, se conoce que ciertas formas de trabajo anaeróbico pueden ser seguras y potenciar los efectos beneficiosos del trabajo aeróbico. Los circuitos de entrenamiento son muy recomendables puesto que involucran grandes grupos musculares, debiendo permitir 10-12 series confortables. INTENSIDAD DEL EJERCICIO La intensidad debe ser del 50-70% del V02 máx. Las intensidades más elevadas activan excesivamente el sistema adrenérgico con el consecuente aumento de la glicemia. La frecuencia cardíaca, con limitaciones, puede ser utilizada como indicador del ejercicio. En los pacientes con neuropatía autonómica, la frecuencia cardíaca puede no reflejar la intensidad del esfuerzo efectuado. Como alternativa, el trabajo expresado en METs puede utilizarse en la prescripción de ejercicio. SATURACION DEL EJERCICIO
Se recomiendan sesiones entre 20 y 60 minutos. Menos de 20 minutos provocan beneficios cardiovasculares mínimos y de más de una hora aumentan el riesgo de hipoglicemia. FRECUENCIA DE LA PRACTICA DE EJERCICIO Se sugiere la práctica diaria que es más cómoda para el ajuste del tratamiento y de la dieta. Desde un punto de vista más realista y más práctico, el objetivo puede ser 4sesiones semanales. CONSIDERAClONES PRACTICAS Los pacientes deben ser educados sobre los efectos y riesgos potenciales del ejercicio, especialmente la hipoglicemia. Los diabéticos deben llevar distintivos de su condición y practicar el ejercicio físico con un acompañante por eventuales hipoglucemias o pérdidas de consciencia. Mientras sea posible, el ejercicio debe realizarse a la misma hora, con similar intensidad y duración. Debido al efecto insulínico del ejercicio, los pacientes insulino-dependientes deben reducir sus dosis en un 20% o aumentar la ingesta alimentaria cuando se inicien en un programa de ejercicio. Para evitar la hipoglucemia se deben ingerir carbohidratos 30 minutos antes del ejercicio. Si éste se prolonga, deben ingerirse 10 gramos de carbohidratos (una pieza de fruta, un zumo, etc.) cada 30 minutos. Hay que prestar una atención especial al pie del diabético que practica ejercicio. La falta de sensibilidad por neuropatía y/o vasculopatía aumenta el riesgo de lesiones. Son esenciales un calzado adecuado y una buena higiene para evitar callos o ampollas. Un buen calentamiento y una buena recuperación deben formar parte del programa integral de ejercicio. Salud con Nutrición os acerca este artículo procedente de FEMEDE (Federación Española de medicina Deportiva). Si quieres Ver más Artículos de la Federación.
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