Memorias de Teresa Magaña Barajas
Un
compendio de anécdotas y comentarios de vida
Memorias de Teresa Magaña Barajas
Un compendio de anécdotas y comentarios de vida
María Teresa Magaña Barajas, Arandense de corazón, nació en la ciudad de León, Gto., siendo sus padres Delfino Magaña Servín (Hermano del Beato Luis Magaña) y Gregoria Barajas, originarios de Arandas, Jalisco.
Desde los 2 años vivió en Arandas con sus abuelos paternos, hasta su adolescencia. Estudió parte de la primaria en la escuela de la Maestra Guadalupe Mora junto con su hermano Pedro. Posteriormente la terminó en el colegio Nueva España de las Religiosas Siervas de Jesús Sacramentado.
No se puede hablar de la vida de Tere sin relacionarla con la de su hermano Pedro, pues eran inseparables.
Ellos desde muy niños, mostraron aptitudes para el canto. Quiero compartir una anécdota que platica Tere:
“En la casa marcada con el número 82 en la calle de J. L. Vallarta, donde Pedro y yo pasamos la mayor parte de nuestra infancia, una noche (Pedro de 10 y yo de 7 y medio años), sentados en el marco de la puerta que daba a la calle, nos pusimos a cantar.
Nuestros abuelos papá Raymundo y mamá Conchita como miembros que eran de la “Adoración Nocturna”, se habían ido a la parroquia de Sta. María de Guadalupe. Esa noche el empedrado de la calle brillaba por la luz de luna que bañaba a nuestro Arandas querido. Tal vez, inspirados por el cielo maravillosamente estrellado, mientras los abuelos regresaban, empezamos a cantar las canciones que estaban de moda, sería como las 9 de la noche.
En esa época, las familias acostumbraban a sacar las sillas a la calle y sentarse a disfrutar de las hermosas y apacibles noches, nuestro canto llegó hasta sus oídos, nos gritaron: ¡Tete, Perico, ¡vengan a cantarnos aquí!, Pedro y yo nos miramos muy sorprendidos y ni tardos ni perezosos en
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Biografía
ese momento (sin saberlo) iniciamos nuestra primera gira artística.
Fuimos recorriendo la calle Vallarta, nos seguían llamando y dimos vuelta a la izquierda por Juárez y luego a la derecha por Allende y después nos regresaron a Juárez. Les sorprendía, pienso yo que, a tan temprana edad, cantáramos en primera y segunda voz. Recuerdo perfectamente que cuando interpretábamos la canción “Hoja Seca” del maestro Carbajo, distinguimos las siluetas de Don Raymundo y Doña Conchita que venían ya cerca y ¡córrele! Los chiquillos de regreso a casa.
Llegamos, cerramos la puerta y cada uno saltó a su cama. Cuando entraron ellos y a sabiendas que fingíamos dormir, mi abuelo le dijo a mamá Conchita: Oye vieja ¿No escuchaste cantar a unos chiquillos en la calle?, a lo que ella contestó: Si viejo, pero no eran unos chiquillos, “eran unos pajaritos”, esa noche tuve motivos para dormir con más ternura, al oír lo que dijo mi abuela”
“Tuvimos muy buenos maestros, Pedro y yo fuimos muy afortunados. Quién iba a decirnos que tiempo después incursionaríamos primero en el Bel Canto en grupos corales y la ópera. Luego sería la canción clásica mexicana, así como la romántica popular; que viajaríamos a la Unión Americana y a otros países como Brasil, Puerto Rico, Venezuela, Colombia y a casi todos los estados de nuestra República Mexicana; que actuaríamos en radio, televisión, teatros, centros nocturnos, plazas de toros, embajadas, palenques, iglesias, cárceles, asilos, etc.
Se agolpan en mi mente las imágenes de grandes personajes de la cultura, las artes y la política que tuvimos el gusto de conocer, sin olvidar por supuesto los grandes artistas y amigos Arandenses.”
Después de este paréntesis, seguiremos narrando su trayectoria:
En la ciudad de México D.F. cursó sus estudios de Secundaria en la Escuela Parroquial de San Sebastián en el Centro Histórico.
Participó en el coro de su parroquia, la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto. Ahí en un salón de actos anexo a la parroquia cantó por primera vez en público en un festival del día de las madres la canción (tango) “Silencio en la noche” a la edad de 12 años.
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A la edad de 15 años se trasladó con su familia a radicar en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León.
En el Santuario de Guadalupe de Monterrey participaba en festivales cantando a dueto con Pedro. Ahí tocaba como organista y cantor el maestro José Hernández Gama, quien los impulsó para que estudiaran canto y solfeo. En ese tiempo cantaron en un programa de aficionados en la estación de radio XET y ganaron el 1er. Lugar. Después conocieron al maestro Silvino Jaramillo quien dirigía el coro de los niños de “La Ciudad de los niños” que fundó el Padre Álvarez, donde se formaban niños huérfanos y desprotegidos.
El Padre Álvarez organizaba giras en Estados Unidos para recabar fondos para su noble causa. Cuando Tere tenía 17 años los invitó a ella y a Pedro para que fueran a cantar. Esa gira duró como 2 meses. Cantaron en el Teatro Puerto Rico de New York, así como en el Estadio de los Yankees de New York, en las ciudades de Chicago, Atlanta, San Luis Missouri, Dallas, Houston y San Antonio, Texas.
A su regreso a Monterrey, por recomendación del Maestro Hernández Gama estudió canto con una excelente maestra la Señora Enedina León de Huicochea.
Fue integrante del coro de cámara Claudio Monteverdi, fundado por el Maestro Hernández Gama.
En ese tiempo, el Empresario Daniel Duno organizó temporadas de Opera Internacional. Donde se presentaban cantantes reconocidos internacionalmente como Giuseppe Di Stefano, Victoria de Los Ángeles, Ettore Bastianini, Giulietta Simionato, Antonietta Stella, Flaviano Labó, Ernestina Garfias, por mencionar algunos.
El coro Monteverdi fue invitado a participar en los coros de las óperas junto con otros cantantes de la Escuela de Música de Monterrey y de la Ciudad de México. Entre los coristas, Tere fue escogida para interpretar algunos papeles en diferentes óperas como: Anina en “La Traviata” de Verdi, El pastor en Tosca de Puccini y la Sacerdotisa en Aída de Verdi.
En Arandas, Tere cantó sola en varias ocasiones en festivales del Colegio La Salle, también cantó en la Plaza de Toros acompañada en el piano por el Maestro Javier Hernández en la celebración de las Bodas de Oro Sacerdotales del Sr. Cura Don Justino Ramos.
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El Coro Monteverdi, donde cantaban ella y Pedro en Monterrey estuvo en Arandas dando un concierto en el Templo del Sr. San José a beneficio de este.
Por el año de 1959 se fue a vivir a la ciudad de México, donde formalizó sus estudios de canto profesional en el Conservatorio Nacional de Música. Entró a formar parte del Coro Madrigalistas de Bellas Artes dirigido por el Maestro Luis Sandi. Ahí le tocó salir de gira nuevamente a la Unión Americana y cantaron en Washington en la Casa Blanca.
También participó en la ópera Rigoletto en el papel de Giovanna, en el Teatro del Palacio de Bellas Artes. Así mismo, invitada por la soprano Cristina Ortega participó en la Zarzuela “La Verbena de la Paloma” en el papel de la “Cantaora” en el Teatro Jorge Negrete de la Ciudad de México.
Posteriormente estuvo en el coro del Ballet de Amalia Hernández. Salió con dicho coro a cantar a Panamá, Venezuela, Colombia (Medellín y Bogotá).
Viviendo su hermano Pedro en Guadalajara, la invitó a cantar profesionalmente a dueto con él. Fue entonces cuando se dieron a conocer con el nombre de “Dueto Arrullo”, cantando en Televisión, canal 5 de Guadalajara en el programa “la Calandria musical” y en diferentes lugares donde los invitaban.
Cantaron invitados por el Lic. Francisco Medina Ascencio en su campaña electoral para Gobernador del Estado de Jalisco.
Grabaron un disco en Guadalajara y tres en la ciudad de México para diferentes Compañías entre ellas la Marca Peerless.
Ya como “Dueto Arrullo” cantaron en algunas fiestas del 16 de septiembre en Arandas.
En el año de 1965 contrajo matrimonio con el Sr. Javier Sánchez Velázquez y se fue a vivir a la Ciudad de México. Se retiró durante 9 años de la vida artística en los cuales se dedicó a formar a su familia, tuvo 4 hijos: Eva Regina, Luis Javier, Carlos Manuel y Jaime Antonio.
Después de estos nueve años, nuevamente empezó a cantar en el Dueto Arrullo, con Pedro. Fueron invitados por la Secretaría de Turismo a Brasil, representando a México para cantar en “La feria de la Bondad”, así como en la Embajada de México en Brasilia.
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Durante 10 años fueron parte del elenco principal en “La Cueva de Amparo Montes” un centro nocturno muy exclusivo, donde se interpretaba música romántica mexicana. Alternaron con cantantes mexicanos de renombre, como la misma Amparo Montes, Fernando Fernández, Toña la Negra, Ema Elena Valdelamar, Esmeralda, Jorge Macías, Julieta Bermejo, Chabuca Granda, Tania Libertad, y mucho otros.
También cantaron en el programa “Nostalgia” dirigido por Jorge Saldaña en el canal 13 de la Ciudad de México por 3 años.
Después del sismo de 1985 en la ciudad de México, Pedro decidió regresar a vivir a Guadalajara y Tere continuó presentándose en la “La Cueva” con Amparo Montes hasta su retiro de los escenarios. Después se dedicó a dar clases particulares de canto durante 23 años, teniendo grandes satisfacciones en esta profesión, ya que algunas de sus alumnas se fueron a especializar y a cantar en Europa.
En el año de 2009 ella y su esposo, se establecieron en la Ciudad de Querétaro y en su casa siguió cultivando el arte de las clases de canto, lo cual, comenta ella, es algo que le ha alimentado el alma y que tanto ama.
Hoy en día está retirada y ha encontrado en la escritura otra forma de transmitir emociones y experiencias de vida.
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Realizada por Evangelina Magaña Barajas. México, D.F. 26 de noviembre de 2013.
Ella es mi hija
En los años 60 pertenecí al coro de Madrigalistas de Bellas Artes, mi papá asistió a un concierto que dimos precisamente en el Palacio de Bellas Artes. Y entabló conversación con un señor compañero de asiento. Ya durante el concierto, un barítono del coro cantó solo y este señor le comentó con orgullo a mi papá: - ¡él es mi hermano!
Mi papá según me contó después, empezó a decir mentalmente:
¡Ánimas Santas que cante Teresa sola! ¡Ánimas Santas que cante Teresa sola! Ánimas Santas que cante Teresa sola! - y sí, en un momento dado, canté sola y muy, pero muy orgulloso le dijo mi papá al señor: - Ella es mi hija!
Este es un recuerdo para mi papá... Don Delfino Magaña.
30 dic 2018
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“La vida es hermosa. Y dura también, las dos cosas. Uno tiene que manejar eso...”
-Rufino Tamayo
Les voy a presumir que en un evento particular donde había mucha gente, el maestro Tamayo tuvo la atención de tomar una silla y sentarse enfrentito de nosotros para escucharnos cantar a mi hermano Pedro y a mí.
15 nov 2018
“Para mí el teatro fue una experiencia muy enriquecedora, la posibilidad de dejar de ser uno mismo es siempre muy hermosa...”
-Hugo Gutiérrez Vega. Escritor, Diplomático, Poeta y Actor Jalisciense.
Apropósito de este gran señor. Quiero compartir con ustedes esta anécdota. Mi sobrino Felipe Loza Magaña le obsequió un disco del Dueto Arrullo, y él, Hugo, tuvo a bien enviarme un libro suyo con esta dedicatoria... Para Tere Magaña estos pensamientos rotos, de un alteño a una alteña que arrulla... Un besote. Falleció el 25 septiembre de 2015 a la edad de 81 años.
29 dic 2018
Stravinski en Bellas Artes
El coro de Madrigalistas tenía sus ensayos de las 8 a las 10 de la mañana de lunes a viernes, en la calle de Dolores número 12, enfrentito del Palacio de Bellas Artes. Soy malísima para retener en la memoria las fechas, solo les diré que un día al terminar el ensayo, nuestro director el maestro Luis Sandi nos preguntó; ¿quieren conocer a Igor Stravinski? claro! contestamos, a lo que nos dijo, pues vayan ahorita a Bellas Artes, ahí está.
Rápido nos fuimos y nos sentamos en la tercera fila de las butacas del teatro. La Orquesta Sinfónica Nacional estaba afinando. A poquito entró el gran compositor y director ruso apoyando su caminar en medio de dos personas. Ya estaba muy grande;
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tenía un joven asistente de director, también ruso que ensayaba atendiendo las indicaciones del maestro, su obra ¡El Pájaro de Fuego! ya que al día siguiente sería él mismo quien dirigiría a teatro lleno la obra ya ensayada. ¡Imagínense por favor nuestra emoción! escuchar en vivo, parte de esta extraordinaria obra y observar la presencia del compositor ¡a escasos 3 o 4 metros! Con cariño esta anécdota para ustedes.
[Una ojeada al libro 50 años de música en el Palacio de Bellas Artes nos muestra que Stravinski estuvo al frente de la OSN en 7 ocasiones: en 1940, 1941, 1946, 1948, 1952, 1960, y 1961. Dirigió principalmente obras de su creación, desde las más emblemáticas (Pájaro de fuego, Petruchka, La consagración…, Juego de cartas, Divertimento del Beso del hada, Pulcinella)]
3 ene 2019
Adiós Mariquita Linda
En una ocasión nuestro querido coro de Madrigalistas de Bellas Artes fue invitado para cantar a un evento en el Auditorio Nacional al que asistiría el presidente de México de ese entonces Don Adolfo López Mateos.
Hicieron uso de la palabra varios oradores; después nosotros, cantamos el Himno Nacional y al final cantamos la canción “Adiós Mariquita Linda” porque en alguna ocasión el Sr. presidente había expresado que ésa era su canción favorita, y en medio de los aplausos se acercó para despedirse de mano de cada uno de nosotros y por cierto, como era muy guapo y seductor, una de mis compañeras dijo en voz baja; Ay! voy a tardar en lavarme la mano!
Ya después, terminado su sexenio, en una entrevista que le hicieron a una persona cercana al Sr. presidente, comentó que en una ocasión López Mateos le había dicho; ¡ya estoy cansado de que a donde quiera que vaya, escuelas, teatros, etc. etc. estudiantinas, mariachis y hasta la Sinfónica Nacional me canten o toquen Adiós Mariquita Linda! ¡Mejor no hubiera dicho que era su canción favorita! ¿verdad?
8 ene 2019
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Amo esta canción que data de 1968 ¡casi lloro al escucharla! porque la relaciono con el nacimiento de mi hijo Luis Javier, pues yo la escuchaba mucho en un pequeño radio que me llevó al hospital mi esposo Javier. ¡No sé qué dice la letra, pero la melodía me encanta! y más por la razón que ya expliqué! (¡esto ya parece una carta! jajaja) – “Honey” con Bobby Goldsboro
https://www.youtube.com/watch?v=_pmZ2UYcpc8
28 sep 2020
En los años 70 el grupo Mocedades estaba en su apogeo. Recuerdo que yo tenía en mis brazos a mi hijo Jaime que debe haber tenido unos 4 años; estábamos escuchando esta canción, y de pronto con sus manitas me tomó de la cara y me dijo suavemente: ¡Te amo...! ¡Maravilloso recuerdo! Hoy, en el presente, hijo, te digo: ¡Yo también Te amo! – “Eres tú” con Mocedades
https://www.youtube.com/watch?v=1s3BIX0duKs
29 sep 2020
Esta canción la cantábamos a dueto Susu y yo en todas las reuniones cuando ella tenía apenas ¡unos 9 años! ¡Te acuerdas m’hija? Te amo. – “Soy Rebelde” con Jeanette
https://www.youtube.com/watch?v=sdE4HkTLfoI
29 sep 2020
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Mis abuelos paternos papá Mundito y mamá Conchita eran fumadores. Por la mañana al levantarse mamá Conchita tenía la voz algo ronca. Siendo yo una niña recuerdo que una mañana al darle mi mamá Conchita los buenos días a mi abuelo éste le dijo: ¡Ay vieja! me asustaste! yo creía que era un señor!
13 ene 2021
Con Fanny Kaufman «Vitola»
En una ocasión fuimos contratados mi hermano Pedro y yo para cantar en un evento de restauranteros en Celaya Guanajuato en el que actuaría también la gran actriz cómica Vitola. Ella pidió irse con nosotros; durante el trayecto por la solitaria carretera, en dos ocasiones abrió la ventanilla y sacando la cabeza gritó muy fuerte hacia la nada, ¡Chinguen a su madre! luego la cerró y nos dijo: fue un desahogo muchacho. Nos hizo reír durante todo el camino.
Después del evento nos invitaron a cenar. En el restaurante había un piano y Perico y yo empezamos a cantar espontáneamente la canción “Quiéreme mucho”, entonces la gran Vitola se paró y dijo; como esa canción es de mi Cuba, la cantaré con ustedes, se paró en medio de nosotros, nos abrazó y la cantamos los tres. Hermoso recuerdo
15 ene 2021
Don Pedro Vargas
Pedro y yo tuvimos el honor de ser invitados para cantar en un evento en la casa presidencial de Celaya, Gto., al lado de nada menos que Don Pedro Vargas, el tenor continental, así lo llamaban.
Recuerdo que al escucharlo cantar en persona ¡se me puso la piel chinita! tenía una voz hermosa! ¡Cálida, aterciopelada! imposible imaginarnos que algún día cantaríamos a tres voces con él.
Cuando terminamos de cantar, nos asignaron una pequeña habitación de la residencia antes de ser invitados a la comida que se ofreció esa tarde. En la habitación Don Pedro se sirvió
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Me asustaste
un coñac y yo encendí un cigarro. El me preguntó; ¿para que el cigarro? yo muy apenada solo levanté los hombros y como notó que me avergoncé, me dijo: ahora pregúnteme usted, ¿y para que el coñac? Lindo recuerdo.
Con doña Amalia en Colombia
En este hermoso mundo del canto, durante mi carrera tuve el gusto de pertenecer al coro del Ballet Folklórico de Amalia Hernandez y poder viajar por Caracas, Venezuela, Panamá y en Colombia a Bogotá, Cali y Medellín.
Ahí en Medellín, una mañana la señora Amalia nos invitó a dar una vuelta por el centro de la ciudad, también nos acompañaba un periodista amigo de ella, llamado Jairo. Y así, caminando, caminando, conocimos la Catedral de Medellín.
Nos impresionó tanto su belleza exterior como la interior, entramos a la iglesia la cual estaba completamente vacía y, en medio del silencio me dijo la señora Amalia... – canta el Ave María. ¡Lo canté con toda mi alma! A la salida, en la puerta de la iglesia, Jairo nos tomó una foto a las tres, Amalia, mi compañera y yo.
Como un mes después ya en Mexico, me llegó por correo un sobre con esta foto y al reverso decía: “Para ti Tere, con el recuerdo de un inolvidable Ave María...” Jairo. Hermoso recuerdo. (sin presunción)
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16 ene 2021
17 ene 2021
En la casa de Don Mario…
En una ocasión me llamó por teléfono mi hermano Pedro y me dijo: ¡Arréglate que en una hora paso por ti porque vamos a cantar en la casa de Mario Moreno Cantinflas!
Y es que un señor de apellido Tovar que era gran admirador de nuestro dueto (Dueto Arrullo) tuvo el deseo de llevarnos para cantarle a Don Mario, se conoce que ellos eran muy amigos. Y así fue, llegamos a la casa, Don Mario estaba solo, en una gran sala. Le cantamos “Adiós Mariquita Linda” a cappella y otras tres o cuatro canciones con la guitarra.
Recuerdo que él fue muy amable y al despedirnos le dijimos que éramos sus admiradores a lo que el gran Cantinflas nos contestó: – Yo también soy su almirante. Lindo recuerdo.
21 ene 2021
Joselito y una pompa morada en Venezuela
En una de tantas giras que hicimos con el Coro del Ballet Folklórico de Amalia Hernandez, pudimos visitar la ciudad de Caracas, Venezuela.
Desafortunadamente no pudimos actuar porque había “revueltas” o no sé cómo se diga; el caso es que había muchas balaceras en la calle; por lo que por seguridad estuvimos encerrados en el hotel una semana entera.
Ahí estaba también la compañía de teatro de Manolo Fábregas, de manera que pudimos convivir con los actores que la conformaban, por ejemplo, con Rubén Rojo que ¡estaba guapísimo! Dacia Gonzalez, Luz María Aguilar, que por cierto entre ella y yo surgió una bella amistad, aunque muy corta. De los demás actores no recuerdo su nombre. Tal vez para hacer más llevadero el encierro, ellos escenificaban algún sainete, o declamaban, a Manolo Fábregas le gustaba cantar, en fin; luego algunos integrantes del ballet bailaban, pero bailaban ¡ritmos cubanos! era muy divertido.
En el lado izquierdo de la recepción del hotel había una terraza donde servían el desayuno; una mañana fui y me senté a una de las mesas, después de un rato un joven como de unos 17 años me pidió permiso para sentarse a la mesa conmigo y yo
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acepté. Él era español y después de un rato de conversación, ¡Oh sorpresa! se trataba de Joselito! a quien de niño le decían: “El ruiseñor que canta”.
Desayunamos y después de una charla muy agradable me retiré. Muy mona ya desde lejos levanté la mano para decirle adiós y al dar la vuelta hacia la entrada de la recepción ¡me caí! me di un santo trancazo! por no decir chingadazo! por supuesto que fueron a auxiliarme empleados del hotel! Al otro lado, Joselito continuó tomando su café ¡sin ni siquiera enterarse! salí de la terraza con el gusto de haberlo conocido y sobándome discretamente la pompa...por no decir la nalga jajajaja!
10 feb 2021
Brasil
Invitados por la Secretaría de Turismo, fuimos mi hermano Pedro y yo para cantar en “La Feria de la Bondad” en Sao Paulo, Brasil. Nos recibió el cónsul de México en ese tiempo y esa misma noche en el consulado nos ofrecieron una recepción; ahí conocimos a varias familias que radicaban allá, una de ellas fue el matrimonio precioso formado por el Señor Edward Klitbo de origen danés y su esposa mexicana Elisa, quienes nos hospedaron por 8 días en su casa, por cierto, eran los padres de Cynthia Klitbo, quien años después hizo una carrera como actriz en México, en aquel entonces era una linda chiquilla de 7 u 8 años.
En La feria de la Bondad, varios países latinoamericanos exponían sus productos, por ejemplo, en el stand de México, recuerdo más o menos que había una guitarra de Paracho, rebozos, figuras hechas con papel maché... ahí cantamos en dos ocasiones; después el cónsul nos invitó a la embajada en Brasilia para darle una sorpresa al Señor Embajador. Pasó por nosotros diciéndonos que apenas teníamos tiempo de llegar al aeropuerto y
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manejó ¡cómo alma que lleva el diablo! solo que lo hacía muy bien.
Total, volamos a Brasilia y llegamos a la embajada, una ¡señora residencia rodeada de jardines! y guiados por el cónsul, nos dirigimos a un espacio donde se ofrecía una íntima comida con intelectuales y empresarios. Al vernos el Señor Embajador casi corrió a nuestro encuentro ¡Tere! ¡Pedro! y abrazó a mi hermano con tanta efusividad que lo levantó del piso!
–Y yo que quería darle una sorpresa Sr. Embajador, – dijo el cónsul, a lo que éste le contestó: – ¡Así fue! ¡gracias por traerme a estos muchachos!
Resulta es que el embajador era el Lic. Juan José Torres Landa, un señor muy alegre y carismático para quien ya habíamos actuado cuando fue Gobernador de Guanajuato. Estuvo muy emotivo todo. Y bueno, se llegó la hora de regresar a Sao Paulo; durante el vuelo todo iba bien hasta el avión comenzó a balancearse y se escuchó un fuerte ruido, ¡que miedo!, la sobrecargo nos informó que el capitán debía hacer un aterrizaje de emergencia por una avería en el avión y había que repararla, ¡aterrizó en un campo abierto! ahí permanecimos por espacio de una hora y media! sin tener permiso de levantarnos ni para ir al baño mientras le hacían “talacha” al avión. Cuando terminaron de reparar la avería y volvimos a despegar, ¡no les quiero platicar el miedo que teníamos! (En el vuelo venían mayormente japoneses y aunque no se les notaba ¡tenían miedo también!) nos tomó media hora llegar con bien gracias a Dios, y al bajar por la parte trasera del avión, en medio del ruido ensordecedor de las turbinas algún mexicano que venía en el vuelo gritó fuertemente ¡Ya chingamos!
Finalmente llegó el día del regreso a México, nos acompañó al aeropuerto la familia Klitbo y Cynthia aquella muchachita linda lloraba y lloraba, se había encariñado mucho con nosotros y nosotros con ella. Y así, otro más de mis recuerdos.
18 feb 2021
Y la vida me llevaría
En el cruce de las calles de Rodriguez Puebla y Venezuela en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se encuentra ubicado el mercado Abelardo Rodríguez, que se construyó en 1934 (por cierto, año en que nació mi marido). El edificio es muy artístico, en techo y paredes hay murales pintados por discípulos de Diego Rivera.
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A un costado se encuentra el Teatro del Pueblo, ¡Un teatro maravilloso desde la entrada! Cálido, no muy grande; las paredes de los lados de la sala, de la mitad para abajo están cubiertas de madera muy fina y brillante y en la parte de arriba hay fotografías en marcos redondos de artistas que actuaron ahí.
Un día 10 de mayo se presentó la compañía de Teatro de doña Virginia Fábregas, un gran nombre en México y el mundo, por supuesto que era una función para el día de las madres. En el intermedio se presentaron 5 niñas muy monas de entre 10 y 12 años para bailar un vals portando cada una, una cartulina con una letra “M – A – D – R – E”, una de ellas ¡era yo! Estuvimos embobadas conociendo a los actores, Doña Virginia muy linda nos regaló sándwiches, ¡Fue una experiencia maravillosa! Yo tenía 12 años.
Quien iba a decir, que mucho tiempo después la vida me llevaría a encontrarme de nuevo con este teatro y sus recuerdos. Mis hijos se presentaron también ahí en un fin de cursos del colegio, ¡32 años después! Carlos en ese tiempo de 11 años recibió su certificado de primaria y Jaime de 8, bailó con sus compañeros la famosa canción “New York, New York”, con un trajecito tipo Charleston, recuerdo que yo misma forré su bastón y su sombrero con cinta de colores.
Al ver bailar a Jaime, algunas lágrimas se me escaparon de emoción al recordar que yo de niña también lo había hecho… ¡Hermosa coincidencia!
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26 feb 2021
Este para mí, es un recuerdo de oro molido.
En la casa marcada con el número 82 en la calle de J. L. Vallarta, donde Pedro y yo pasamos la mayor parte de nuestra infancia, una noche (Pedro de 10 y yo de 7 y medio años), sentados en el marco de la puerta que daba a la calle, nos pusimos a cantar.
Nuestros abuelos papá Raymundo y mamá Conchita como miembros que eran de la “Adoración Nocturna”, se habían ido a la parroquia de Sta. María de Guadalupe. Esa noche el empedrado de la calle brillaba por la luz de luna que bañaba a nuestro Arandas querido. Tal vez, inspirados por el cielo maravillosamente estrellado, mientras los abuelos regresaban, empezamos a cantar las canciones que estaban de moda, sería como las 9 de la noche.
En esa época, las familias acostumbraban a sacar las sillas a la calle y sentarse a disfrutar de las hermosas y apacibles noches, nuestro canto llegó hasta sus oídos, nos gritaron: ¡Tete, Perico, ¡vengan a cantarnos aquí!, Pedro y yo nos miramos muy sorprendidos y ni tardos ni perezosos en ese momento (sin saberlo) iniciamos nuestra primera gira artística.
[Esta fotografía tiene una dedicatoria de mi hermano Pedro a Evita fechada el 11 de noviembre de 1966 la cual dice:
Evita: Cuando tengas muchos problemas, dale un "vistazo" a tus hermanos y piensa en todo lo que Dios nos ha permitido gozar juntos.
Perico]
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Fuimos recorriendo la calle Vallarta, nos seguían llamando y dimos vuelta a la izquierda por Juárez y luego a la derecha por Allende y después nos regresaron a Juárez. Les sorprendía, pienso yo que, a tan temprana edad, cantáramos en primera y segunda voz. Recuerdo perfectamente que cuando interpretábamos la canción “Hoja Seca” del maestro Carbajo, distinguimos las siluetas de Don Raymundo y Doña Conchita que venían ya cerca y ¡córrele! Los chiquillos de regreso a casa.
Llegamos, cerramos la puerta y cada uno saltó a su cama. Cuando entraron ellos y a sabiendas que fingíamos dormir, mi abuelo le dijo a mamá Conchita: Oye vieja ¿No escuchaste cantar a unos chiquillos en la calle?, a lo que ella contestó: Si viejo, pero no eran unos chiquillos, “eran unos pajaritos”, esa noche tuve motivos para dormir con más ternura, al oír lo que dijo mi abuela.
14 mar 2021
Dos pequeños recuerdos de nuestra infancia en Arandas Jal.
El niño cantor en el mostrador y tanta la emoción
En los portales de la plaza principal en Arandas, había grandes tiendas, de calzado, de ropa y demás. En una ocasión mi papá Delfino llevaba en brazos a Perico mi hermano que apenas contaba con 5 años de edad; entró a la tienda de ropa, paró a Perico en el mostrador y le dijo: ¡canta m’hijo canta! y por supuesto que Perico con sus 5 añitos ¡cantó! porque ¡nació para cantar!
Recuerdo que en mi casa de Arandas, en el marco de la puerta que da a la calle estaba yo sentada muy arregladita y emocionada porque iban a llegar de Tampico mis papás con mis hermanos mayores (debo haber tenido unos 6 años de edad). Pero en cuanto vi que se acercaba el carro en que venían, ¡fue tanta mi emoción! que no me pude contener y me metí corriendo a esconder hasta el fondo del corral. Hasta ahí llegó mi mamá Goya mientras repetía ¡tete! ¡tete! ¿dónde estás?
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Luego me recuerdo en su regazo donde me quedé dormida. La tibieza y el aroma de su pecho no se me han olvidado a pesar de haber transcurrido tantos, tantos años.
Con amor, recordando a mi mamá Goya.
26 mar 2021
De blanquillos y otras coincidencias...
Al lado derecho del gran corral de mi casa en Arandas, se hallaba la caballeriza, luego un cuarto sin puerta donde vivía una vaca que ordeñaban muy de madrugada, mamá Conchita nos llevaba a la cama un jarrito de leche recién ordeñada, que porque era muy nutritiva y finalmente el gallinero, que por cierto una tarde en que mamá Conchita había salido, a Perico y a mí se nos ocurrió tomar dos huevos para venderlos en la tienda de abarrotes de un señor, bueno, más bien de un joven llamado Antonio Torres.
Él me decía “Tereta”
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¿Que dice mi mamá Conchita que si le compra estos huevos?
– Le dije al llegar a la tienda; y Toño con una sonrisa me los compró.
Cuando mamá Conchita llegó a casa, se fue directamente al gallinero, pues todas las tardes recogía los huevos, luego de recogerlos nos dijo a Perico y a mí (que mal disimulábamos nuestra culpa)
– Que curioso, faltan dos huevos. – Creo que eso nos caló más que si nos hubiera dado una buena reprimenda, esa era su forma de hacernos ver las cosas. Así era ella.
Seguramente al pasar por la tienda, Toño le contó lo de la venta.
Muchos años después ¡tal vez 15! cuando yo cantaba en el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes en la ciudad de México, fui a cobrar la “quincena”, cosa que se hacía en la puerta trasera del Palacio, por la calle de Hidalgo, por donde entraban los artistas, personal de mantenimiento, etc. Ahí estaban las cajas y una escalera para llegar a los camerinos, al escenario, etc. Al pie de esa escalera vi una cara familiar, me fui acercando y pregunté:
¡Nos dimos un fuerte abrazo! fue muy emotivo ese reencuentro.
Resultó que por coincidencia los dos trabajábamos en Bellas Artes; él formaba parte del personal de vigilancia del teatro y yo en el Coro. ¡Que pequeño es el mundo y que bellas son las coincidencias!
20 abr 2021
20 –
– ¿¿TOÑO?! – ¿¿TERETA?!
Cómo lidié con el tema de la muerte en mi infancia.
I.
En mi corazón de niña, tendría yo unos 7 u 8 años, se despertó siempre una gran admiración por mamá Conchita, admiración que desde luego perdura hasta ahora. Ella fue muy solicitada para “ayudar a bien morir” a quien agonizaba o a rezar por quien ya había fallecido.
Una noche me tocó acompañarla a la vuelta de la casa, se trataba de una joven madre que había muerto con su hijo al dar a luz, recuerdo su cuerpo dentro del ataúd vestida de blanco y a un costado de sus pies el cuerpecito de su hijo. Mamá Conchita dirigió el Santo Rosario además de otras oraciones para difuntos. Se percibía ahí un aire de ternura y dolor.
II.
A propósito de la muerte, en alguna plática de no sé quién, escuche decir que, para perderle el miedo a los difuntos, con que se le besara los pies a uno, se lograba.
Cuando murió mi papá Mundito (mi abuelo), como era costumbre, le rezaron toda noche y en la mañana muy temprano, estando él tendido en su cama y cuidando que nadie me viera, le besé los pies por encima de la sábana que lo cubría. ¿Qué si me dio resultado? Quien sabe…
III.
Una tarde-noche que regresé de un evento de mi escuela donde habíamos ido a la entrada de Arandas para recibir a un alto prelado de la iglesia, encontré a mamá Conchita rezando con su hermana Chelina quien estaba postrada en su cama, al mismo tiempo cosía sobre una tela color de rosa en la máquina de coser “Singer” manual.
Después de preguntarme que cómo me había ido en el evento de la escuela, me dio una pequeña canasta para que ahí pusiera unos azahares que debía cortar del árbol de limón que se encontraba exactamente frente a la habitación donde se encontraban ellas.
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Subí pues la gran escalera que llevaba al granero para alcanzar la parte alta del árbol que era donde había más azahares; habiendo ya anochecido, desde ahí pude contemplar la figura de mamá Conchita sentada un tanto encorvada rezando y cosiendo a la luz de una lampara de petróleo. Al paso del tiempo, esa escena se convirtió para mí en un poema hasta el día de hoy.
Regresé a la habitación con el encargo y entonces me pidió que ensartara cada florecilla con aguja e hilo, ya no recuerdo más… seguramente cuando terminé, tomé mi leche con pan y me fui a dormir.
A la mañana siguiente, mi tía Chelina se encontraba tendida, vestida con camisón rosa y manto azul y en su frente y cabeza lucía una hermosa corona de azahares.
La muerte puede presentarse con formas inesperadas, de ternura o dolor, la podemos enfrentar siguiendo fórmulas mágicas o simplemente podemos trabajar, para que, llegado el momento, el recuerdo sea un perfume de flores de azahar, una rica leche de la infancia y un hermoso retrato de mi mamá Conchita.”
2 may 2021
Hace mil años tuve el gusto de conocerlo, cuando yo pertenecía al Coro de Madrigalistas de Bellas Artes, ¡preciosa voz, además de ser muy guapo! – “Vecchia Zimarra” de la ópera “La Bohème” con Roberto Silva
https://www.youtube.com/watch?v=Zg1J9WAx4WE
27 may 2021
¡Y son munnnchas!
Llegó al tendejón de la esquina una viejita que le dijo al tendero:
– Me da un centavo de sal, – y antes de que éste le dijera nada, siguió diciendo, – ¡y es munnncha!
Ya muchas veces he mencionado que tuve una infancia muy feliz en Arandas.
Mi mamá Conchita fue una mujer muy inteligente, cariñosa y atenta a nuestro crecimiento. No permitía que estuviéramos
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ociosos, frecuentemente me pedía que le leyera en voz alta pasajes de la Historia Sagrada (así también se le llamaba antes a la Biblia) o el libro “Corazón diario de un niño” de Edmondo De Amicis y también sobre vidas de santos, por mencionar algunas; seguramente queriendo inculcarme el amor por la lectura y lo sagrado.
Se podría decir que mi papá Mundito fue un hombre guapo, de piel apiñonada, ojos verdes y bonito bigote, ¡bueno! lo importante es que fue muy generoso y siempre le gustaba ayudar a la gente; pasaba un señor vendiendo naranjas y él le compraba todo el costal, pasaba el de las cañas, igual le compraba todas las que traía, el del aguamiel, el de los camotes, el de la “fruta de horno” que eran pequeños pastelillos preparados con recetas de repostería originales de España ¡riquísimos!
Las muchachas vecinas, muy risueñas y platicadoras, iban a sacar agua del pozo que estaba en el patio de la casa, pasaba también por agua para vender “el aguador” al que le decían “Juan el menso”, en algún momento mi hermana Evita me comentó que no sabía por qué le decían así, quizás porque era un hombre muy bueno. Juan llevaba huaraches muy toscos, traía el dobladillo del pantalón enrollado hasta las rodillas, se colocaba un palo curvado de hombro a hombro atrás de la cabeza cargando en cada extremo los botes de agua y así se le miraba por todo el pueblo que, por cierto, una gran poetisa arandense llamada Concha Mojica decía refiriéndose a él, “el aguador tiene la silueta de Jesús el Crucificado”. Yo digo, Juan era bueno y no menso, punto.
Un día llegó a la casa Jesús “el mediero”, un señor que trabajaba a medias las cosechas del rancho de papá Mundito (a medias porque compartía las ganancias por mitad), llegó con un costal de tela lleno de frijol y dos costales grandes con mazorcas de maíz para desgranar. Luego luego papá Mundito le dijo a mamá Conchita: – “dale de comer”, – en ese momento Perico y yo nos fuimos a la cocina porque era un espectáculo ver cómo comía este señor. Mamá Conchita le sirvió un buen plato de cocido de res, Jesús metía un pedazo de tortilla al caldo, la sacudía y le daba la mordida, otro pedazo igual, lo sacudía y ¡Va la mordida! y así le fuimos contando las tortillas, ¡Algo así como 15! ¡Y eran munnnchas!
Una mañana camino a la escuela, en lugar de bajar por la calle de siempre, la de Juárez, decidí hacerlo por la siguiente, hacia la
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orilla del pueblo, que llamaban la calle del “zanjón” porque un gran trecho era eso, un zanjón lleno de arbustos. Como había llovido, había que caminar con mucho cuidado, pegadita a la pared del lado izquierdo para no resbalar, pues era puro lodo toda la bajada.
De pronto descubrí entre los arbustos ¡una hilera de monedas!, me corrí las medias de popotillo hasta debajo de las rodillas y con muchísimo cuidado me arrodillé para recogerlas, luego las limpié, me limpié las rodillas enlodadas y proseguí mi camino a la escuela, solo que como me entretuve tanto, se me pasó la hora de entrada a clases y me tuve que hacer “la pinta”.
Ya con dinero en la mano, pasé a una tiendita y compré unas cajitas redondas de madera con cajeta y me fui a degustarlas tranquilamente sentada en una banca de la plazuela frente al templo del Sr. San José que en esa época estaba en construcción, una gran cantidad de palomas platicadoras se posaban arriba de la masa arquitectónica bellísima de cantera.
Como Arandas era entonces un pequeño pueblo floreciente, todo mundo conocía a todo mundo, unas señoras que pasaron me preguntaron: – ¿Tete que haces aquí?, – a lo que contesté: –Pues vine a contar las palomas. ¡Y eran munnnchas!
4 jun 2021
Refranes interpretados a mi manera: “Camarón que se duerme, se lo lleva la chingada!” “Agua que no has de beber, se la lleva la chingada!” “Al que con lobos anda, se lo lleva la chingada!” “Al que nace pa’tamal, se lo lleva la chingada!” “Al que quiere azul celeste, se lo lleva la chingada!...” Perdón por decir chingaderas, mi Dr. me lo recetó, siempre y cuando no ofenda a nadie. jajaja!
8 jun 2021
¡Adiós NOVIA! ¡Adiós NOVIO!
Como verán no me canso de recordar mi infancia en Arandas, Jal.
Al final del zaguán por donde se entraba a mi casa, había un recibidor seguido de un gran patio en el cual, del lado
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izquierdo, estaban el granero y el árbol limonero, en medio un conjunto de macetas con plantas florales que hermoseaban la vista desde la entrada, finalmente a la derecha el pozo de agua al que, con permiso de mis abuelos, acudían a llenar sus cántaros las vecinas y también cómo recordarán, “Juan el menso” el aguador.
Los sabores de mi infancia y la cocina de mamá Conchita
La cocina constaba de dos cuartos, en uno colgaban de las vigas del techo que no era muy alto, unas canastas con, no sé, tortillas, fruta, chiles, cebollas, jitomates, longaniza, cecina de res; seguramente para resguardarlos de los gatos, lo cierto es que cuando entrabas a esa parte de la cocina, los olores te abrían el apetito. En el otro cuarto que era más grande, había un banco de ladrillo de pared a pared y en él, un fogón donde mamá Conchita preparaba la comida con leña o carbón.
De los desayunos, recuerdo los chilaquiles, el jocoque, los frijoles con chorizo, el huevo en salsa roja y tortillas recién hechas; tomábamos leche o chocolate o aguamiel o atole de masa con chocolate, mejor conocido como champurrado, un poco de pan dulce o birote o algo de camote tatemado ¡la cosa más deliciosa!
De las comidas recuerdo el cocido de res, la sopa seca de fideo, las albóndigas, los chiles poblanos rebosados rellenos de queso con una salsa de jitomate sencillamente suculenta, las calabacitas con carne de cerdo… ¡era una fiesta saborear todo lo que cocinaba mamá Conchita!
En tiempos de cuaresma no podían faltar las lentejas con el indispensable cilantro, los nopales en salsa de chile ancho y tortitas de camarón, o pescado y por supuesto la capirotada, que es un postre de origen español según investigué.
Otro de los platillos que más me gustaban era el arroz con mole de chile ancho el cual se preparaba asado al comal con ajo y cebolla y luego molido en metate y espesado con masa de maíz disuelta en el caldo de carne de espinazo de cerdo, agregándole al mole unas tiras de nopalitos tiernos cocidos.
Por cierto, ese arroz con mole se llevaba a los días de campo, que se hacían en el rancho de mi papá Mundito, tengo muy presente en la memoria una escena: Mientras en botes de lámina se cocían elotes y calabacitas tiernas, mis hermanas Esperanza y María cantaban a dueto, bueno todos cantaban, pero ellas
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llevaban la batuta, alguien tocaba la guitarra. El rancho estaba relativamente cerca, a veces la ida como el regreso (ya casi anocheciendo), se hacían caminando. Recuerdo que alguien me cargaba en sus hombros por detrás de su cabeza para cruzar el río, que chiquilla debo haber estado. En esa misma ocasión, al cruzar el río, Perico mi hermano comenzó a llorar sin control; los adultos empezaron a decir que seguramente el río se había llevado el alma de mi hermano, y en ese momento se regresaron todos al río y comenzaron a gritar: ¡vente Perico, vente! ¡regresa Perico, regresa! y el dejó de llorar.
Vuelvo a casa y recuerdo que, en el gran corral, un lavadero de piedra se levantaba al pie un frondoso árbol de capulín. Cuando mamá Conchita lavaba la ropa, se ponía un sombrero de ala ancha para protegerse del sol, yo la observaba de lejos, alta y esbelta con su falda hasta el tobillo, muy blanca, chapeteada, risueña (otra escena para mí, convertida en poema). Me llamaba para que fuera a sacar los capulines que habían caído en la pileta del agua del lavadero y me daba los que se había acumulado en las alas de su sombrero.
Es increíble cómo la tragedia se puede mezclar con eventos chuscos.
Eran las fiestas de enero, actos religiosos, feria, juegos pirotécnicos, corridas de toros, serenata con música en el quiosco y muchas cosas más, y ¡órale! Que en la plaza de toros se escaparon como 5 o 6 toros que pusieron en jaque a todo el pueblo, uno se metió a la iglesia y los feligreses gritaban, “¡es el diablo!”, había gente que se subía a los árboles, otros corrían. Yo estaba de visita en casa de Nena Valle, que era como mi hermana; nos subimos a una silla para asomarnos por la ventana que daba a la calle y veíamos el corredero de gente. Resulta que una viejita llamada Ramocita Pedroza caminaba por el jardín (así se le llama a la plaza principal del pueblo) y un toro la corneó y ¡Dios mío! la mato…
Ramoncita fue catequista por muchos años y la gente se preguntaba, ¿Cómo es posible que así haya terminado su vida?! Mientras sucedía el drama de Ramocita, en otro lado un señor que estaba sentado en una piedra grande envuelto en su cobija por el frío que hacía, se paró como para sacudir la cobija o algo así, y en eso ve venir a un toro y queriendo y no, le soltó un capotazo, él mismo sin darse cuenta, se convirtió en torero por 5 minutos.
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Todos los días para ir a la escuela, yo bajaba por la calle de Juárez y pasaba por una casa en cuya puerta se encontraba siempre un muchacho que me decía: – ¡Adiós NOVIA! – Y yo le contestaba, – ¡Adiós NOVIO! Yo debo haber tenido unos 9 años y él un poco más y era guapo, si no, ni le hubiera contestado. Y así fue mi primer noviazgo.
27 jun 2021
Aun no me desprendo de mi niñez en Arandas, Jalisco.
Personas que me impresionaron.
Era una mujer de mediana edad muy delgada y desgarbada, le decían la “Circa” porque tal vez, para verse blanca, se embadurnaba la cara con harina y luego se pintaba muy rojo los labios y las chapas, de ahí el mote de la Circa. Se conoce que no estaba bien de sus facultades mentales y tenía un hijo. La llamaban de algunas casas para que hiciera limpieza, pero no duraba mucho. Me conmovía ver que se sentaba con su hijo (ya adolescente) en la orilla de la banqueta y la gente les llevaba comida; cuando ella murió, su hijo se mantenía haciendo mandados a una familia que luego se lo llevó a Guadalajara y no se supo más de él.
Él se llamaba Sabinito - (a esta persona yo no la conocí), me dice mi muy querida sobrina Anita Valle que Sabinito era muy rubio de ojos azules, que parecía alemán, que tenía los pies deformes y caminaba con muletas y aun cuando caminaba con mucha dificultad, cuando en tiempo de lluvias, la lluvia no llegaba, él se colgaba del cuello una penca de nopal en la espalda y otra en el pecho y se iba por la calle rumbo a la parroquia, cantando alabanzas pidiendo a Dios que lloviera. Debió haber sido impresionante verlo y escucharlo.
Francisco Mora, era un señor que con megáfono en mano y caminando por las calles, anunciaba eventos y sucesos que ocurrían en Arandas; ya sea que se exhibía tal o cual película o que se había extraviado algún niño, etc. etc. Mi sobrina Anita, me comentaba que “Pachillo” (así le decían), solía reunirse con un grupo de amigos y que después de tomarse algunas copas, les declamaba con tal vehemencia el poema “El brindis del bohemio” que los hacía llorar y que cada día 12 de diciembre, en
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las puertas de la parroquia, sumamente emocionado, declamaba un poema dedicado a la Virgen de Guadalupe (sin copas por supuesto).
Pues yo lo recuerdo con su megáfono por la calle (por cierto muy chapeteado) así era Don Pachillo Mora!
Me entristecía que estando yo en la puerta de mi casa, veía pasar a una señora preguntando a cuanta persona se encontraba: –¿Has visto a Martín?, ¿Has visto a Martín?, ¿Has visto a Martín?, – me imaginaba que seguramente Martín era algún hijo que se le había perdido.
Años después, otra vez, mi querida sobrina Anita, me comentó que el Martín por el que preguntaba, era su nieto y que tal vez era un niño travieso que se le escapaba, o algo así. Después se supo que Martín ya hecho un joven, había ingresado en un seminario y tiempo después fue ordenado sacerdote y que posiblemente lo mandarían a ejercer su sacerdocio en Arandas. ¡Que maravillosa noticia!
El último personaje de quien les quiero hablar lo conoció mi hermano Pedro (que en paz descanse), éste era un viejito que ya borrachito, se sentaba en la orilla de la banqueta para ver pasar a las muchachas y exclamaba: ¡Hay que nalguitas tan alegres!
Jajajajaja
14 sep 2021
¡Yo también soy su Almirante! Mario Moreno Cantinflas.
Nos lo dijo a mi hermano Pedro y a mí después de que le cantamos en su casa y le expresamos que lo admirábamos.
28 oct 2021
Bendita memoria
Mi hijo Javier nació por cesárea hace casi, casi 53 años, recuerdo que cuando me llevaban a la sala de operaciones ya iba yo un poco sedada, el doctor que me operaría llevaba un radio grande en su mano derecha y en ese momento se escuchaba cantar al Dueto Arrullo, yo dije: – Doctor los que cantan somos
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mi hermano y yo, – a lo que él contestó: – Sí, sí, sí señora, cómo no... – Por supuesto que no me creyó. Dos días después durante una curación que me hacía, yo canté “Ay unos que si me miran...” y dice el doctor: – Ah caray! ¡es verdad Señora! la felicito!
16 nov 2021
Lo que es la sugestión
Mi papá Delfino según él, siempre necesitaba tomarse un Mejoral (pastilla de paracetamol) para dormir, entonces nuestra muy querida Rafa su esposa, se lo dejaba en el buró además de un medio vaso de agua.
Una mañana Rafa vio que el Mejoral seguía estando en el buró, lo que mi papá se había tomado era ¡un botón de camisa! que también ahí se encontraba!
¡Y mi papá durmió plácidamente! Zzzzzzzzzzzzzz
250 millas
¡Anécdota que recuerdo con mucho amor!
8 dic 2021
En un vuelo de Dallas Texas a La Ciudad de Mexico que hicieron mi inolvidable hermano Pepe y mi muy querida cuñada Irmita les tocaron los asientos en la parte trasera del avión; en un momento dado, Pepe se paró y caminó hacia delante, claro, y al regresar le dijo a Irmita: ¡Qué maravilla! en un minuto he caminado 250 millas!
jajaja! ¡Genial!
El Circo
4 ene 2022
Contaban mis hermanas Esperanza y María una anécdota de nuestro hermano Pepe siendo él un niño. Que en unas Fiestas de Enero en Arandas Jal. en la plaza donde estaba la feria, se encontraban el volantín, los caballitos, las sillas voladoras, la rueda de la fortuna, en fin y además un circo. Mamá Conchita
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les dio permiso de ir, pero que por ningún motivo se metieran al circo. Esperanza debe haber tenido unos13 años, María 11 y Pepe 7.
Ya estando ahí se preguntaron: – ¿entramos al circo? – no! porque mamá Conchita se va a enojar! – pero no se lo decimos!
bueno y entraron. Durante todo el trayecto de regreso a la casa le iban diciendo a Pepe: ¡no vayas a decir que fuimos al circo! no vayas a decir que fuimos al circo! se lo repitieron muchas veces! y al llegar a la casa lo primero que hizo fue decirle a mamá Conchita con voz firme y segura: ¡No fuimos al Circo! Como homenaje a mi inolvidable Pepe.
Pepe e Irma en la “Bella Italia”
En una ocasión, hace muchos años, mi hermano Pepe e Irma su esposa hicieron un tour a Venecia, en el autobús en el que iban Pepe hizo amistad y conversaba con casi todos los compañeros del tour, pero no con un Sr. algo apático, parecía que Pepe no le caía bien. Total, recorriendo las visitas turísticas llegaron a un puente frente al gran canal de Venecia en el que turistas paseaban en Góndolas, el espectáculo era maravilloso y ahí en ese puente, Pepe cantó
“O sole mío” y “Torna a Surriento”! la gente le aplaudió! y en ese momento el Sr. apático lo felicitó con un apretón de manos. Definitivamente creo que se lo ganó con su canto. Y por cierto, Pepe cantaba muy lindo!
8 ene 2022
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–
7 ene 2022
Yo cantaba en la estación de radio XEFB de Monterrey en un programa que se hacía cada 8 días y muy feliz porque me acompañaba una gran orquesta. Un día me dijo el director que de la Cervecería Cuauhtémoc nos habían invitado a él con su orquesta y a mí a un festejo de fin de año que les hacían a sus obreros, yo acepté encantada. Se llegó el día y de la cervecería enviaron un carro a recogerme a mi casa (yo era muy joven). El evento se llevó a cabo en su propio campo de Beisbol en el que estaban como dos mil obreros!, antes de mi actuación estaba en el escenario una joven que no cantaba muy bonito que digamos, pero tenía un cuerpazo! se acompañaba ella misma con su guitarra, cruzada de piernas enseñando, ¡no bueno! y los obreros felices!
Luego me anunciaron a mí; subí al escenario y me recibieron con una rechifla; ¡ay! popotitos, popotitos! que vas a hacer! el maestro me miró un tanto nervioso, pero yo impasible y sonriente empecé a cantar con la, insisto, extraordinaria orquesta. Iniciando con la canción “Así” de María Grever (porque un beso como el que me diste nunca me había dado) y los chiflidos empezaron a aminorar, aminorar, luego canté “Al di La” en italiano y no recuerdo que otras más; el punto es que los hice cantar conmigo (“que lejos estoy del suelo donde he nacido”) luego bendito sea Dios no dejaban de aplaudir! la orquesta me despidió con una Diana! después como había algo de lodo porque había llovido,
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varios obreros me hicieron una alfombra con sus chamarras para que yo no resbalara.
Ya de regreso a casa en el carro empecé a llorar y el chofer me dijo; porqué llora si los conquistó y yo le contesté; ¡pues por eso mismo lloro!
Cuando entré a la casa mi papá me vio llorosa y me dijo, pues que pasó hija! a lo que contesté: que tuve mucho éxito papá!
Muy fuerte este recuerdo.
Con Rufino Tamayo
22 ene 2022
Acabo de leer que en 1981 se inauguró el Museo Rufino Tamayo y recordé una bonita anécdota de una experiencia que tuvimos mi hermano Pedro y yo, ya una vez la conté, pero permítanme repetirla.
El señor y la señora Dorian, precioso matrimonio que asistía mucho a La Cueva de Amparo Montes donde nosotros actuábamos. Nos contrataron para cantar en una cena en su casa que era una ¡señora residencia! pues eran personas muy ricas; la cena la ofrecían a personas intelectuales y entre ellas estaban don Rufino Tamayo y su esposa Olga.
Pedro y yo estuvimos cantando en una sala contigua al comedor a la hora de los postres y, como los comensales tenían una plática más o menos fuerte, don Rufino Tamayo ese gran pintor de fama internacional, tuvo la deferencia de salirse del comedor, tomar una silla y sentarse frente a nosotros para escucharnos más de cerca, no decía nada, solo sonreía discretamente nos aplaudía...
Muy, muy lindo recuerdo.
26 ene 2022
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¡Que cante la flaca sola!
La Cueva de Amparo Montes era un centro nocturno absolutamente familiar donde por cerca de diez años cantamos ahí y con Amparo Montes viajamos a la mayor parte de la República.
Actuaron grandes cantantes como Fernando Fernandez, Toña la Negra, Esmeralda, Chela Campos y María Luisa Landín; pero el elenco de planta lo formábamos Teté Cuevas al piano, Julieta Bermejo, Jorge Macías y Pedro mi hermano y yo “El dueto Arrullo” Amparo por supuesto era la estrella; cada quien hacía su presentación y al final cantábamos todos juntos con Amparo. Una noche estando todos en el escenario se escuchó tres veces el grito de ¡que cante la flaca sola! ¡que cante la flaca sola! ¡que cante la flaca sola! (yo mera) y ante la insistencia me dijo Amparo cántales; como los que gritaban eran personas de Argentina, les canté la canción “Los ejes de mi Carreta” ¡no bueno! el aplauso fue padrísimo!
Ya fuera del escenario estas personas nos felicitaron y Pedro mi hermano un poquillo molesto les dijo; cierto que mi hermana es delgada, pero eso de que ustedes le griten flaca pues... a lo que ellos le contestaron; con todo respeto señor, en Argentina decimos flaco o flaca, pero ¡de cariño! (pues solo que sea por eso jajaja)
29 ene 2022
En una gira por los Estados Unidos
En monterrey N.L. el padre Álvarez fundó la “Ciudad de los niños” donde se educaban a niños huérfanos y desprotegidos; un magnífico maestro llamado Silvino Jaramillo formó por encargo del padre, un coro infantil maravilloso que cantaba ¡como los ángeles! así mismo a otro músico de quien no recuerdo su nombre, lo comisionó para formar un mariachi de adolescentes y también tocaban padrísimo. Con el fin de recabar fondos para su noble causa, el padre organizó una gira por los Estados Unidos y nos invitó a Pedro y a mí, yo tenía 17 años. En las presentaciones cantaba primero el coro y después de su actuación, seguíamos
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nosotros, al final se cerraba el programa con la actuación del mariachi; ¡no bueno! éxito total.
El padre organizó perfectamente la gira, al grado de que en cada ciudad a la que llegábamos, en un punto ya nos esperaban familias latinas para hospedarnos.
Cantamos en el Teatro Puerto Rico de Nueva York, en el estadio de los Yankees, en las ciudades de Chicago, Atlanta, San Luis Missouri, Dallas, Houston y San Antonio Texas. La gira duró dos meses.
Durante la gira, viajamos en un autobús rentado y Perico de vez en cuando se ofrecía manejarlo para que el chofer descansara. Precisamente mi hermano manejaba cuando entramos a la isla de Manhattan en Nueva York por un túnel carretera construido bajo el río Hudson, precioso! colosal!, a la salida habían varias avenidas y Perico entró por una en sentido contrario! inmediatamente un oficial de tránsito lo detuvo, este oficial estaba guapérrimo! alto, rubio barbicerrado con los ojos verdes (pues gringo no?) y cuando este vio las placas del autobús al abrirle Perico la puerta, dijo: vaya! vaya! tenían que ser de mi país! resultó que el guapísimo oficial era de Tepatitlán Jalisco! (¡sorpresas te da la vida! jajaja)
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Teresita afuera de la casa Blaca en Washinton D.C.
4 feb 2022
Papá Delfino un día de las madres
En la ciudad de México cursé la secundaria en la escuela parroquial de San Sebastián, en el Centro Histórico.
Participé en el coro de la parroquia de Nuestra Señora de Loreto (que era mi parroquia) ahí en un salón de actos canté por primera vez en público en un festival del día de las madres; canté el tango “Silencio en la noche” canción alusiva a una madre que recibe cinco medallas por sus cinco hijos muertos en la batalla.
Recuerdo que por los nervios y la emoción bajo mi vestido largo chocaban mis rodillas una con la otra, recuerdo también que entre el público distinguí el rostro de mi papá Delfino... haciendo pucheros... tenía yo 12 años...
Recuerdo con mucho amor para mi papá Delfino.
8 feb 2022
El Beato Luis Magaña y el General Miguel Z. Martínez
Cuando Pedro y yo dejamos de cantar como Dueto Arrullo, nos dedicamos a dar clases de canto, él en Guadalajara y yo en la ciudad de México. Pasado el tiempo, en una ocasión me invitó a un recital de sus alumnos y yo con gusto fui. Cantaron sus alumnos y al final cantamos él y yo, fue un éxito total.
En el vuelo de regreso a la ciudad de México, me tocó como compañero de asiento un joven señor y pronto nos pusimos a conversar, hablamos de música, los hijos, los viajes, luego se tocó el tema de Arandas, él me dijo que su papá había estado ahí en tiempos de la Revolución Cristera, ¡ah! le pregunté por el nombre de su papá y me dijo que era el general Miguel Z. Martínez.
Después de meditarlo bien le dije: – Pues has de saber que tu papá mandó fusilar a un tío mío, (Luis Magaña ahora Beato), después de un rato, él comentó; – Bueno mi
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padre fue un hombre de su tiempo que simplemente cumplía órdenes.
Luego de un largo silencio le pregunté, – ¿Y cómo era tu papá en casa? – a lo que respondió: – Era el papá más amoroso del mundo.
Y así pues, nos despedimos cordialmente.
¡Al paso de los años, el misterio de las coincidencias!
12 feb 2022
Otra lagrimita de emoción al recordar que también esta canción del maestro Manuel M. Ponce ¡la canté mucho! –“A la orilla de un palmar” con Tito Schipa
https://www.youtube.com/watch?v=gQBH1-fV128
17 feb 2022
Otra lagrimita de emoción al recordar que varias veces yo canté esta conmovedora canción, en La Cueva de Amparo Montes. – “Alfonsina y el mar” con Mercedes Sosa
https://www.youtube.com/watch?v=6O7vewJGMYk
20 feb 2022
Suceso tragicómico
Eran las fiestas de enero en Arandas Jal.
Actos religiosos, feria, juegos pirotécnicos, corridas de toros, serenatas con música en el kiosco, en fin... y ¡órale! que de la plaza de toros se escaparon como 5 o 6 toros que pusieron en jaque a todo el pueblo, había gente que se trepaba en los árboles, un toro se metió a la parroquia y los feligreses gritaban ¡es el diablo!
Yo estaba de visita en casa de Nena Valle que era como mi hermana, nos subimos a una silla para asomarnos por la ventana que daba a la calle y vimos el corredero de gente!
Resulta que a una viejita llamada Ramoncita Pedrosa que
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caminaba por el jardín (así se le llama a la plaza principal del pueblo) un toro la corneó y ¡Dios mío! ¡la mató! Ramoncita fue catequista por muchos años y la gente se preguntaba ¿Cómo es posible que así haya terminado su vida?!
Perdón, pero aquí viene lo chusco. En otra parte del pueblo, por el frío que hacía, un señor envuelto en su cobija estaba sentado en una piedra grande y se paró como para sacudir su manta o algo así, cuando en eso, vio que venía un toro y a querer o no, ¡le soltó un capotazo!, él mismo sin darse cuenta, ¡se convirtió en torero!
23 feb 2022
Una lagrimita de emoción al recordar que esta canción la cantábamos a dueto mi hija Regina y yo; ¡Regina tendría 9 años más o menos! – “Soy Rebelde” con Jeanette
https://www.youtube.com/watch?v=JuLRF7mch_I
23 feb 2022
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Dueto Arrullo con María Felix en la Cueva de Amparo Montes.
Hola a todos.
Hace un mes y 6 días sufrí una caída en el baño, tan fuerte que me fracturé el hombro izquierdo, como diría mi hermano Pedro, me di un golpe religioso, o sea ¡un santo madrazo!
Gracias a Dios y después de la cirugía a la que fui sometida, me he ido recuperando poco a poco.
Ha sido una experiencia muy fuerte, porque mis cuatro hijos se han turnado para atenderme, desde bañarme, vestirme, ayudarme a caminar, pues a raíz de la caída tampoco podía caminar por una afección crónica en mi columna, pero ya empiezo a dar mis primeros pasos afortunadamente. (a mis casi casi 85 años)
Durante todos estos días he reflexionado mucho sobre la misericordia de Dios, sobre el gran amor que me han manifestado mis hijos, tanto Regina, como Javier, Carlos, Jaime y sus familias, así como el de mi esposo Javier, el de Evita mi hermana que se vino inmediatamente de la Ciudad de México; he recibido llamadas telefónicas de familiares y amigos, en una palabra: ¡estoy rodeada de amor!
Por aquí andaré nuevamente Dios mediante, publicando mis recuerdos y las dichosas frases.
Los Quiero.
31 mar 2022
Con el maestro Hernández Gama
“Por el triste callejón, donde vivo desde ayer, he escuchado este pregón... he escuchado este pregón... ¡Ay algo que componer?! Y he pensado sin querer... y he pensado sin querer... en mi roto... en mi roto corazón”
– Hermosa canción del músico y compositor José Hernandez Gama.
Tuve el gusto de interpretarla acompañada por él mismo en el Tecnológico de Monterrey hace más de cincuenta años. El maestro Hernandez Gama fue un gran impulsor de la música en Monterrey N. L. Nació en Lagos de Moreno Jal. y falleció en 2019 en Monterrey. ¡Lo recuerdo con mucho cariño! 8 may 2022
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Vaya ejecución! me emociona… –”Recuerdos de La Alhambra” con Milos Karadaglic
https://www.youtube.com/watch?v=lLaev8EbcNE
10 jun 2022
Un recuerdo de Evita mi hermana
Mi papá Delfino solía ser bromista, pero con cara de seriedad; por ejemplo, mi hermana Evita me comenta que recuerda la ocasión en que dijo muy serio: – “En Arandas la gente es tan buena que llueve, y no hay quien se oponga” Perdón, pero a mí ¡me dio mucha risa!
Un recuerdo de amor para mi papá don Delfino Magaña
23 sep 2022
Cuántos bellos recuerdos. – “Se equivocó la paloma” con José Carreras
https://www.youtube.com/watch?v=biQU5eb9otM
17 ene 2023
Anécdota de Toñita
Cuando mi señora suegrita ya era una persona muy mayor, en nuestras tardes de charla en su casa de retiro, me contaba anécdotas de su niñez en Arandas, recuerdo ésta de que en su escuela había una niña compañera suya, que era muy simpática y ocurrente. Un día la maestra le preguntó que cuáles eran los cinco sentidos y esta niña le contestó: – ver... oír... oler... gustar... tocar... ¡cantar! y ¡bailar!
¡Me encantó!
1 feb 2023
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Esperanza
Mi hermana Esperanza fue la madre amorosa de nada menos que de 16 hijos, vivió entregada a ellos y a su esposo don Jesús Valle.
Su casa estaba muy cerca de la mía, y cuando yo iba al centro de Arandas o algún otro lado, me quedaba de paso y muchas veces pasaba de visita a saludar. Como muy seguido estaba recuperándose de algún parto, a veces desde la cama les gritaba: - ¡Niños, ya es hora de irse a la escuela!, ya más grandecitos les fue asignando tareas de la casa. Era muy organizada, una gran mujer.
Cantaba a dueto con María mi otra hermana que, por cierto, María le enseñó corte y confección de manera ella misma les hacía muy bonitos vestidos a sus niñas.
Ya pasado el tiempo cuando por las mañanas bajaba ya bañada a preparar el desayuno, inmediatamente ponía discos y música con cantantes de aquella época, de Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado y muchos más, eran canciones bonitas muy finas.
Recuerdo que cuando salió el disco de los "Tres tenores" Esperanza nos dijo que Plácido Domingo era su novio, también estaba Evita, quien dijo que el de ella era José Carreras y yo dije, pues ¡¡claro que Pavarotti era el mío!! nos reíamos mucho.
Pasados los años, vivían ya solas ella y mis sobrinas Anita y Vicky. Cuentan que un día que se descompuso algo en la casa, Esperanza dijo: - Ay!! cómo hace falta un hombre en esta casa! a lo que Vicky replicó: - No mamá! ¡en esta casa se necesitan 3 hombres!
Besos hasta el cielo a mi hermana Esperanza. María
Mi hermana María, mi mariquita linda; no se quedó atrás y tuvo ¡14 hijos!
Vivió entregada a ellos y a su esposo Don Leopoldo Navarro. María, hacía muchas cosas y todas las hacía bien. Estudió alta
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costura en Dallas Texas donde vivieron (por ello enseñó algo de lo que sabía a Esperanza) y continuó trabajando en una tienda de ropa muy elegante a donde iban grandes personalidades, como la esposa de Elvis Presley, actrices de la conocida serie “Dallas” y la mexicana Verónica Castro; que pedían que fuera María mi hermana la que les ajustara la ropa, por la delicadeza con la que manejaba hilo, aguja y dedal.
En una visita que hicieron a México ella y Polo mi cuñado, le dije a María que yo tenía una tela de brillos guardada, me pidió que la sacara y en dos horas me confeccionó un saquito precioso que puesto encima de algunos vestidos largos, me veía muy elegante en las actuaciones artísticas con Pedro mi hermano.
Me viene a la mente un recuerdo gracioso.
Contaban que cuando era una niña que apenas podía hablar, allá en Arandas en casa de sus abuelos don Raymundo y doña Conchita, un día hizo berrinche y se tiró de barriga al piso, el cual estaba hecho de ladrillos; papá Raymundo le dijo a tono de regaño: - ¿Qué estás haciendo? – A lo que ella contestó muy compungida y sollozando: - Estoy contando los “ladlillos”.
Mi mariquita linda, te envío besos hasta el cielo por la gran fortaleza que tuviste como madre y como esposa.
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José Luis
Recuerdo que Pepe desde muy joven en la Ciudad de México era muy disciplinado, hacía mucho ejercicio, le gustaba mucho cantar y estudio con un maestro de canto muy afamado, el maestro Pierson, quien fue maestro de Jorge Negrete, Pedro Infante y Hugo Avendaño por decir algunos.
Era todo un artista, pues también le gustaba la actuación, fue a audicionar a la casa del actor y consiguió que le dieran un muy buen papel, actuando con actores profesionales en una obra llamada “Lodo y Armiño”, tenía una gran presencia escénica mi hermano.
Guardo un recuerdo muy bonito de cuando un día me dijo muy emocionado: - Arréglate! Vamos a concursar a la XEQ. – Tendría yo unos 14 años. Me vestí con una falta y saquito azul marino y una blusa blanca y nos fuimos en taxi. Cuando llegamos, vimos que había muchas personas esperando su turno para pasar, total! Cantamos nosotros haciendo un dueto con la canción “Llévame” de Gonzalo Curiel.
No sé cuál fue el resultado, ni me importó; hoy día recuerdo la vehemente ilusión que siempre tuvo Pepe por cantar. Besos hasta el cielo!
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José Guadalupe
Mi hermano Lupe, era hermoso por fuera y por dentro. En una ocasión fui invitada por el maestro Hernandez Gama (QPD), para cantar en el Tecnológico de Monterrey y en esa ocasión me quedé en casa de Lupe. Al día siguiente después del evento, mi hermano fue por mí, era ya tarde noche, de pronto vimos en una esquina a un señor ya grande pidiendo limosna. Lupe bajó la ventanilla del coche y le dio unas monedas; cuando la cerró de nuevo empezó a sollozar. Yo le pregunté: - ¿Qué pasa Lupito? –Es que me da mucha tristeza que un señor de su edad tenga que pedir limosna. - Me contestó. Así era Lupe de sensible y compasivo por las necesidades de los demás. Besos hasta el cielo.
Raymundo Magaña Barajas
Mundo mi hermano era la bondad personificada, recibí siempre de él muy buenos consejos, era sumamente piadoso; llegaba de la calle a su casa y ponía a sus hijos, que eran todavía muy chicos, a rezar el rosario junto con él.
Era muy gracioso porque no podía contar un chiste, ya que mientras lo contaba, no podía parar de reír.
Contaban los abuelos algo muy simpático acerca de Mundo; que una noche en las fiestas de enero en Arandas, en medio de fuegos pirotécnicos y bolsas de cacahuates, Mundo que era muy muy niño, se estaba muriendo de sueño y ya camino a la casa después de media cuadra, se dieron cuenta que el niño no iba con ellos y esto fue porque él se había quedado dormido acostadito en el empedrado con sus manitas debajo de las mejillas como si estuviera en su cama. Besos hasta el cielo.
Pedro
Magaña
Perico, como todo mundo le decíamos, era muy simpático, a pesar de que se preocupaba por todos, nos hacía reír mucho contando chistes a la hora de la comida. Era muy cariñoso con sus sobrinos, siempre les acariciaba el mentón, o sea, la piocha…
Contaban que cuando Perico tenía como 4 o 5 años máximo, mi papá Delfino lo sentaba en el mostrador de una tienda de ropa en Arandas y le decía: - Cante mijo! - Y si, a esa tiernísima edad, Perico cantaba, o sea que nació para cantar. Besos hasta el cielo.
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Granmúsico y maestro de muchos niños y jóvenes cantores a quienes inculcó el amor por la música. No se puede hablar
de mi hermano Rubén sin mencionar al Coro Metropolitano de la Ciudad de Monterrey, o Coro de la Purísima como se le conoce también. Durante los ensayos y preparación del coro, él era muy estricto y exigente, pero lo más lindo es que una vez que terminaba el ensayo, jugaba con los niños y los hacía reír.
En una ocasión, fuimos a Monterrey y al llegar a su casa, nos dijeron que Rubén estaba cantando una misa en una iglesia y allá pedí que me llevarán con él. Subí al coro y al verme, en lugar de saludarme, empezó a tocar la introducción del Ave María de Schubert y “púmbale”, me dijo, ¡cántala! ¡Y pues sí, la canté! Besos hasta el cielo.
Evangelina Magaña
Se agolpan en mi mente tantas cosas que podría decir de Evita mi hermana, por ejemplo, que es bella por fuera y por dentro, buena, piadosa, generosa, trabajadora, amante de la música y del arte, ¡¡¡pero sobre todo una guerrera!!!
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Rubén
Les voy a platicar algo. El maestro Díaz Dupont, maestro de escena de la Ópera de Monterrey, nos cantaba esto que dice así: “Una morena y una rubia, hijas del pueblo de Madrid, me dan el opio con tal gracia, que no lo puedo resistir” el cual es uno de los versos de la conocida zarzuela “La verbena de la paloma”, Evita tendría unos 15 años y yo unos 21. ¡Sobra decir quién era la “güerita” y quien la morenita!, hermoso recuerdo, te quiero Evita.
Los hermanos Magaña Martínez
Mi papá Delfino y Rafa nos dieron la gran dicha y bendición de tener a nuestros hermanos maravillosos. A Esperancita, a quien tuve en mis brazos cuando era una bebé. A Javier, muy risueño él, a Nena, que no le bastaba un dedo y se chupaba dos, el medio y el anular, a Juanito, con una sensibilidad a flor de piel que me recuerda a mi papá y a Connie, que más bien la recuerdo más grandecita y muy platicadora.
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Todos ellos tan amorosos, tan entregados y llenos de energía, son el impulso que un señor llamado Delfino Magaña Servín supo tener para honrar hasta el último minuto de vida, su hermoso legado de unión familiar. Los amo con todo mi corazón.
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Familia