Auténtica amazona

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17 de agosto de 2014 EL NUEVO DÍA

● A LA IZQUIERDA Y ABAJO, la amazona, en uno de los recovecos de la casona, con su uniforme de jinete. Abajo, en el establo junto a Moyo, momentos antes de iniciar la práctica.

Q ● ARRIBA, Claudia Colón sobre

Entrevista

Auténtica amazona

Claudia Colón y su pasión por los caballos

Moyo, durante la ejecución de un salto en la Hacienda Siesta Alegre en Río Grande, propiedad de Greg y Linda Jackson.

UIEN LA VE no diría que con sus 110 libras de peso y su mediana estatura, domina a la perfección un ejemplar de raza Warmblood de 1, 300 libras y 17 manos de altura. Claudia Colón tiene los ojos diáfanos cuando se pone a favor de la luz, la mirada plena y el brillo de quien ha descubierto su pasión temprano en la vida. Una energía necesaria, sobre todo para llevar a cabo el deporte que practica. Colón no parece hacer salto ecuestre porque sea un deporte élite, o por un capricho de juventud. Claudia ama a los animales. No solo a los caballos. Su actitud la hace completar un binomio con su jamelgo a la perfección. Algo que no todos los jinetes de salto ecuestre pueden alcanzar a tan pronta edad.

Seis horas al día, seis días a la semana, la amazona arriba a la Hacienda Siesta Alegre en Río Grande -un paraíso desde cuyos balcones se aprecia El Yunque, y en el que los coquíes cantan durante el día- y se encorva sobre Jasper o Moyo para saltar bajo las instrucciones de su entrenador, el doctor Berti Zequeira. Eso cuando no entrena en Estados Unidos junto a su ejemplar Alex Heartbreaker, con quien dice tener una conexión especial. Pero la joven estudiante de biología no prefiere una raza sobre otra. "He tenido la oportunidad de montar muchos caballos diferentes y te puedo decir que todos son mis caballos favoritos. De todos he aprendido cosas distintas que me han ayudado a ser la amazona que soy hoy en día", añade. La pasión de la jinete tiene un origen. Su madre para más señas; que desde joven practicó el deporte. Así, Claudia asistió desde los seis años junto a su hermana, al Campamento de Verano que ofrecía el Centro Ecuestre de Puerto Rico. "Desde ese primer día en que me monté en un caballo, mi pasión y amor por este deporte aumentó cada vez más. Tanto así, que no visualizo mi vida sin poder practicarlo". En más de una ocasión Claudia ha representado a la Isla internacionalmente, desde Veracruz hasta Alemania, Alex Heartbreaker y Cocolía Waka Waka Z la han acompañado en sus saltos. "No existe honor más grande para mí que el poder representar a Puerto Rico. Es una responsabilidad muy grande la que recae sobre nosotros los atletas, y más aún en este deporte, donde no soy solo yo la que tengo que hacer un buen desempeño, sino también mi caballo". Colón entra al establo y se acerca a Jasper, uno de los ejemplares con los que practica a diario. No tarda mucho en camelarlo y acariciarle la crin, mientras que Jasper responde rodeando su diminuta figura con el hocico. La química fluye y Claudia se olvida ipso facto del fotógrafo y todo lo demás. "Lo más que me gusta de este deporte es la compenetración que existe

entre el jinete con su caballo. Por esta razón, es que al jinete y a su caballo se les llama binomio; dos mentes, dos cuerpos hacia un solo propósito. El jinete tiene que tener una conexión única con su caballo para que ambos puedan obtener un buen desempeño. El caballo tiene que estar contento con el trabajo que se le exige; y solo así, el jinete podrá lograr sacar lo mejor de él", explica momentos después. Quizá lo menos que le guste en la vida sea el maltrato hacia los animales. "Lo que no me gusta es cuando veo como algunos jinetes ven al caballo como un método de conseguir gloria y dinero, y se olvidan del amor por el animal". "Cada día que estoy junto a mis caballos es una experiencia nueva y única para mí. Mi entrenador siempre nos ha enseñado que debemos tratar a nuestros caballos con mucho amor y respeto. Junto a él, he tenido la experiencia de rescatar caballos de carrera e irlos reentrenando, esta vez para la disciplina de salto, para luego buscarles un nuevo hogar. Hemos tenido varios que han resultado ser excelentes caballos de salto y les han traído muchas alegrías a sus nuevos dueños. A estos caballos les hemos podido dar una segunda oportunidad de vida", narra Claudia sobre sus experiencias más memorables dentro del deporte. Colón, que piensa especializarse en veterinaria más adelante, se pone su casco, sus guantes y fusta en mano, baja al picadero para completar los saltos correspondientes del día junto a Moyo. Primero hay que calentar al caballo, así que da varias vueltas por la zona. La jinete sabe los pasos que debe dar, y su filosofía como amazona la lleva muy presente: "mucha disciplina y dedicación son elementos esenciales. Además, siempre poner como prioridad el amor y respeto hacia el caballo, ya que sin ellos, ningún jinete podría ser exitoso. Con fe, esfuerzo, trabajo y dedicación, siempre se pueden alcanzar los sueños y metas".

s Samantha N. Díaz Roberts g Alberto Bartolomei


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