Pasión flamenca

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13 de diciembre de 2015 EL NUEVO DÍA

Pasión flamenca ENTREVISTA

La coreógrafa Lola Sánchez presenta la producción navideña de su Instituto de Danza Española, en el marco de su 17mo. aniversario

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EL NUEVO DÍA 13 de diciembre de 2015

E

sta es la historia de una mujer que lleva toda su vida sobre las tablas. Aprendiendo a escuchar, buscando volar. Danzando poco a poco la vida, pero con la fuerza de quien hace lo que ama. Lola Sánchez destila flamenco puro. Es como una poesía que le exuda por los poros. Como cuando se va rasgando una guitarra en la primera melodía. Aunque la fuerza que emplea en el tablao’, no siempre es la misma que acompaña sus expresiones cotidianas. Su caminar es seguro, pero pausado, y su hablar potente, pero afectuoso. Lilybell Sánchez Figueroa lleva 17 años haciendo cultura y su dedicación le ha concedido un reconocimiento válido en el panorama de la danza nacional. Su nombre va estrechamente ligado al flamenco pues Sánchez ha pasado 17 años enseñando la disciplina en el Instituto que lleva su propio nombre en Guaynabo. Los próximos sábado, 19 y domingo, 20 de diciembre su Escuela presentará la producción “¡Ole! Con España en la Navidad” en el Centro de Bellas Artes de Santurce, un espectáculo en el que la coreógrafa ha articulado todos los detalles cual tru-trú finamente bordado. Desde la música, hasta los vestuarios, su hechura es una que le ha salido desde adentro, como los quejíos en el Romancero gitano de Lorca. Sánchez Figueroa, de Las Cuevas, Puerto Rico, inició su relación con el baile español cuando tenía 3 o 4 años. Poco a poco se fraguó entre las enseñanzas de Enrique Seijo y Pastora Molina hasta que Paco de Lucio le audicionó. Lo siguiente fue su debut como bailaora profesional a los 21 años, y una gira que tuvo su génesis en Madrid y se extendió por todo el mundo durante 13 meses. Y así, durante 12 años de su vida. En España también aprendió de las bailaoras Merche Esmeralda -una de las grandes de la llamada Escuela Sevillana de Flamenco- y Rosario Galán. De Paco aprendió muchísimas cosas que hoy lleva muy suyas, desde coser, coreografiar, hasta producir un espectáculo entero. “Paco fue muy especial en mi vida”, añade. Luego de pasar una temporada en España, la vida la regresó a la Isla, en donde fue bailarina invitada de Antonio Santaella para posteriormente trabajar con el mítico restaurante El Chotis durante 1992. Pero como todo lo que va a Madrid regresa, Lola volvió por otra temporada más a la capital española. “Allí estuve otros seis meses en los que fundé un ballet en Gerona junto a Paco, pero luego me di cuenta de que ésta Lola había cambiado”. Lola retornó a Puerto Rico para compartir estudio junto a la reconocida coreógrafa y bailarina argentina Leonor Constanzo -maestra de muchísimos artistas como Giselle Blondet, Adamari López, Chayanne, Gil René, Rafael José y Magali Carrasquillo, entre otros. Hasta 325 estudiantes acuñó Lola entre sus tablas nada más empezar, para luego fundar su propia escuela. Y desde entonces han sido 17 años muy especiales, de mucho trabajo, pero muy especiales. “No me quejo. Yo no planifiqué fundar la Escuela, sino que dejé que todo fluyera. He sido bendecida, he incursionado en distintas facetas”, y lo más importante,

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“me he conocido a mí misma”, enfatiza. Para Sánchez el arte jondo ha sido una catarsis, un proceso a través del cual sintonizar sus emociones para luego expresarlas. “El flamenco ante todo me ha dado energía y ha sido ese lugar de encuentro conmigo misma, ese espacio donde he saciado mi hambre y me he recuperado”, acota con brillo en los ojos. Y a pesar del bulle bulle del tablao, ha aprendido a escuchar, confiesa. “Y a honrar a los maestros. La enseñanza en mi vida ha sido transformadora. Mi existencia ha sido dirigida a través de la música y el baile. Jamás la habría imaginado sin esto”. No obstante, su percepción sobre el flamenco ha cambiado con el paso de los años. “Si. Mi cuerpo por lo menos ya pide otra cosa, quizá bailar descalza. Ese flamenco fuerte, duro, ya no es para mí”, reflexiona. Lola habla de su historia con grandísima humildad, sin reparar quizá en que su gestión ha sido colosal. Hacer cultura desde sus espaldas y hasta los llenos totales que provocan sus producciones anuales con el estudiantado y la compañía de su Instituto de Danza. “Yo he hecho cultura desde mi casa, por eso no se me ha hecho difícil. No he dependido de nadie. He trabajado con mis estudiantes como con mi familia. Posiblemente por eso es que llego a ellos, pues me ha costado tanto…”, explica quien cree que la danza siempre crecerá no importan los tiempos. “Aunque aquí en Puerto Rico nos falta apreciar más lo nuestro y dejar que crezca. ¡Nos falta trabajar más!”. Su huella es indeleble, un arte que ha entregado desde su vientre, aunque quizá la propia Lola lo resuma en las siguientes palabras, “he bailado mi vida. He vivido para bailar y he bailado para vivir”. LOLA SÁNCHEZ debutó como bailaora profesional con el

maestro y coreógrafo español Paco de Lucio.

s Samantha Díaz Roberts g Dennis M. Rivera Pichardo


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