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Psiquis (Psique
Acerca de las Aventuras amorosas, ¿Amor libre? Psic. Magdalena Fonseca Gómez
Cuando de relaciones de pareja se trata, en nuestra cultura la tendencia es a mantener una relación monógama; especialmente cuando existe una relación matrimonial. Las aventuras amorosas son desaprobadas porque se cree que amenazan la estabilidad de una familia y la familia es considerada la base de las sociedades. La monogamia es la que establece legalmente los derechos, en este sentido muchos movimientos feministas han luchado por exigir los mismos derechos en concubinatos y relaciones no monógamas. La desaprobación de las aventuras amorosas es diferente si la persona que tiene la aventura es el hombre o la mujer. Mientras que para el hombre es un símbolo de virilidad, para la mujer es un acto de deshonra. Estudios antropológicos y de género evidencian que en situaciones donde el esposo debía ausentarse del hogar durante un tiempo prolongado, él se aseguraba de que la esposa quedara embarazada para evitar que ella tuviera una aventura amorosa. Dando por hecho que las mujeres embarazadas no están al alcance de otra persona, porque su cuerpo está ocupado. Tanto hombres como mujeres pueden llegar a sentir deseos de tener una aventura por diversos factores: monotonía, soledad, sentirse atractivos o atractivas, intento de rescatar el matrimonio o pretexto para terminar con él, entre otras. Luan Linquist, menciona en su libro “Amantes secretos, Las aventuras amorosas existen, cómo convivir con ellas” que suele suceder con frecuencia que los amantes casados se lo comenten a su pareja; quien opta por mantener la imagen del matrimonio. Lo cual advierte que las aventuras no necesariamente perjudican al matrimonio. Puede mejorar la relación, deteriorarla o no cambiar. En otros casos la persona que mantiene una aventura amorosa no siente culpa, sin embargo, puede haber consecuencias negativas a raíz de esta.
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Así mismo menciona algunos de los mitos más comunes con respecto a las aventuras amorosas: arruina el matrimonio o relación de concubinato, es un acto egoísta porque no existe compromiso alguno con la relación extramarital, aventuras en el trabajo no funcionan.
La realidad es que: 1.Una aventura amorosa no siempre arruina una relación, en ocasiones la fortalece. No siempre se tiene en mente el término del matrimonio sino un giro a la rutina, un breve encuentro sin ningún compromiso más que sentirse “libre” por un instante. 2. Las relaciones extraconyugales tienden a ser largas en algunos casos. A pesar de las condiciones “aceptadas de la relación”, suele suceder que una de las partes comience a querer mayor compromiso a medida que la relación avanza. 3. Un número considerable de aventuras se desarrollan en el ámbito laboral y no siempre afectan el trabajo.
Beneficios de una aventura amorosa
Al inicio de una relación erótico-afectiva la carga pasional es intensa por lo cual la satisfacción sexual y sentimental está presente. Hay una intensa liberación de adrenalina, dopamina y otros neurotransmisores, dando una sensación de bienestar y felicidad. La persona se percibe diferente, más atractivo o atractiva, con mayor seguridad. Se tiene la ilusión de tener control sobre la situación: insatisfacción en el matrimonio, la otra persona no le pide un compromiso mayor. Ejercicio pleno de la sexualidad, sobre todo si en la relación marital han disminuido los encuentros sexuales.
Desventajas de las aventuras amorosas
Sentimiento de culpa, al darse cuenta de que si la aventura es descubierta podrá causar dolor y sufrimiento tanto a su cónyuge como a sí mismo o misma.
Perder a la pareja. No necesariamente implica una separación definitiva; sin embargo, si deciden continuar con el matrimonio, se corre el riesgo de no poder volver a recuperar la confianza y poco a poco se va deteriorando la relación creando insatisfacción en ambas partes. Pérdida de autoconfianza, autoestima y sentimiento de soledad.
Marcela Lagarde en su libro “Claves feministas para la negociación en el amor”, menciona que el amor romántico trajo consigo un modelo en el cual se reivindica la pasión erótica y el amor fuera de la institución matrimonial; sin embargo, el amor romántico viene acompañado de la tragedia.
Tragedia porque pareciera que lo importante no es ser amado sino amar “tener a alguien a quien amar”. El sufrimiento se instaura como parte del amor: fusionarse con el otro para vivir. Por otro lado, se sitúa otro momento histórico dentro de la concepción del amor: el amor libre. Este amor busca eliminar la castidad con amor y amistad, la fidelidad la conciben como una expresión de la apropiación de las personas. Virginia Wolf y diversas amistades de la época formaron parte de este movimiento, de reconocer la diversidad sexual, entendiendo el amor como pacto de libertad, excluyendo el sufrimiento del amor. Este amor debe tener compromisos claros entre los involucrados, anhelando la igualdad entre los cónyuges.
¿El amor libre es equivalente a aceptar las aventuras amorosas? No lo considero así, ya que la connotación de “aventura amorosa” parte de la desigualdad aún presente entre hombres y mujeres, parte de la idea de mantenerlo en secreto o de no asumir el compromiso de su estar en la relación conyugal. El amor libre, sin embargo, parte de la concepción de que cada persona decide amar en libertad, en mutuo acuerdo y en cualquier tipo de relación, asumiendo compromisos de esas relaciones. “[…] la libertad debe estar en el centro de cualquier relación humana y de cualquier relación de amor. El amor es libre, porque el objetivo del pacto amoroso es preservar la libertad de cada uno. Entonces, el amor consiste en cuidar: cuidar tu propia libertad y cuidar la libertad de la otra persona. Ambos somos responsables de nuestras libertades” (Lagarde, 2001, 59). Apropiarse de la sexualidad, aprender a estar consigo mismo o misma, respetar la libertad, escucharse, comunicarse, empatizar y amarse intensamente para poder amar a la naturaleza y a la humanidad, son retos que tenemos por delante.
Referencias: Lagarde, M. (2001) Capítulo 3 El amor a partir de la era burguesa en Claves feministas para la negociación en el amor. 1ra. Edición Managua pág. 43 – 65 Linquist, L. (2000) Amantes secretos, Las aventuras Amorosas existen, cómo convivir con ellas. Paidós pág. 272.