Enero-Junio 2021
Volumen 32, No. 1-3
1969-2021
Editorial El maravilloso mundo de los gatos Alfonso Gabriel Ruiz-García, José Gabriel Ruiz-Cervantes
Artículo de investigación Arqueoictiología: huesos diagnósticos para la identificación de peces recuperados en contextos arqueológicos Bernardo Rodríguez
Artículos de revisión Índice de perfusión e índice de variabilidad pletismográfica como predictores de la respuesta de la perfusión de fluidoterapia perioperatoria en perros y gatos Edgar Ulises Ramírez-Picazo, Annylú Alejandra Muñoz-Flores, Ismael Hernández-Ávalos, Ágatha Elisa Miranda-Corté, Alejandro Casas-Alvarado
Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos Adriana Domínguez-Oliva, Daniel Mota-Rojas, Alfonso Gabriel Ruiz-García, Ágatha Elisa Miranda-Cortés, Ismael Hernández-Avalos
Caso clínico Omentalización como alternativa para el tratamiento de patologías prostáticas Jorge Luna del Villar-Velasco, Norma Pérez Gallardo
www.ammvepe.mx www.ammvepe.mx
Esquivel LCF y col. Gestación en la perra AMMVEPE 2001; 12(6):69-70
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Esquivel LCF y col. Gestación en la perra AMMVEPE 2001; 12(6):69-70
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Volumen 32, Números 1 - 3 • Enero - Junio 2021
Contenido
Contents
Editorial
Editorial
El maravilloso mundo de los gatos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
The wonderful world of cats . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
Alfonso Gabriel Ruiz-García, José Gabriel Ruiz-Cervantes
Alfonso Gabriel Ruiz-García, José Gabriel Ruiz-Cervantes
Artículo de investigación
Article research
Arqueoictiología: huesos diagnósticos para la identificación de peces recuperados en contextos arqueológicos . . . . . . . . . . . .7
Archeoictology: diagnostic bones for the identification of fish recovered in archaeological contexts . . . . . . . . . . . . . . . .7
Bernardo Rodríguez
Bernardo Rodríguez
Artículos de revisión
Review articles
Índice de perfusión e índice de variabilidad pletismográfica como predictores de la respuesta de la perfusión de fluidoterapia perioperatoria en perros y gatos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16
Perfusion index and plethysmographic variability index as a predictors of perioperative fluid therapy perfusion response in dogs and cats . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16
Edgar Ulises Ramírez-Picazo, Annylú Alejandra Muñoz-Flores, Ismael Hernández-Ávalos, Ágatha Elisa Miranda-Corté, Alejandro Casas-Alvarado
Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos . . . . . . .24 Adriana Domínguez-Oliva, Daniel Mota-Rojas, Alfonso Gabriel Ruiz-García, Ágatha Elisa Miranda-Cortés, Ismael Hernández-Avalos
Edgar Ulises Ramírez-Picazo, Annylú Alejandra Muñoz-Flores, Ismael Hernández-Ávalos, Ágatha Elisa Miranda-Corté, Alejandro Casas-Alvarado
Clinical recognition of stress in dogs and cats. . . . . . . . . . . .24 Adriana Domínguez-Oliva, Daniel Mota-Rojas, Alfonso Gabriel Ruiz-García, Ágatha Elisa Miranda-Cortés, Ismael Hernández-Avalos
Caso clínico
Clinical case
Omentalización como alternativa para el tratamiento de patologías prostáticas . . . . . . . . . . . . . . . . .36
Omentalization as an alternative for treatment of prostatic pathologies . . . . . . . . . . . . . . . . . .36
Jorge Luna del Villar-Velasco, Norma Pérez Gallardo
Jorge Luna del Villar-Velasco, Norma Pérez Gallardo
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Ruiz-García AG y col. El maravilloso mundo de los gatos. AMMVEPE 2021; 32(1-3): 4-6
EDITORIAL
AMMVEPE Vol. 32, No. 1-3 • Enero-Junio 2021
EDITORIAL
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El maravilloso mundo de los gatos The wonderful world of cats Alfonso Gabriel Ruiz-García,*,** José Gabriel Ruiz-Cervantes**
En estas líneas recordamos a la Dra. Joyce Blank por esta obra y su invaluable aportación, en general, a la medicina veterinaria y zootecnia y, en particular, a la medicina felina. Académica y ser humano de gratos recuerdos de quienes fuimos sus alumnos y en quienes despertó el deseo de aprender más sobre estas extraordinarias criaturas que acompañan al ser humano desde hace varios milenios y que, según los humanos, los hemos domesticado; para quienes convivimos diariamente con ellos, esta apreciación está muy distante. El maravilloso mundo de los gatos (Figura 1) es el título de una de las obras de la Doctora Irene Joyce Blank Hamer (1928 – 2019), quien nació en la Ciudad de México. Su padre fue estadounidense de origen holandés y su madre escocesa, de quien heredó el amor por los animales. Siendo niña la enviaron a estudiar a Estados Unidos. En su juventud estudió Filosofía y Letras en la Ohio State University y regresó a México a estudiar la licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Escuela de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, en San Jacinto. Durante 1951-1952 fue ayudante honorario en la Clínica de Pequeñas Especies de la Escuela de Medicina Veterinaria y Zootecnia, en donde obtuvo su título en 1953 con la tesis Contribución al estado de
la etiología de la encefalitis canina en el D.F., asesorada por el Dr. Manuel Ramírez Valenzuela. La Dra. Joyce fue la primera mujer médica veterinaria zootecnista que instaló en 1953, junto con su socia y amiga, la MVZ Graciela Gallegos Gómez (profesora de bioquímica), una clínica veterinaria donde se consultaban gatos y perros, esto en la Ciudad de México. La profesora Joyce impartió por muchos años la cátedra de zootecnia canina y felina. La obras que a través de su vida académica y clínica escribió fueron: El maravilloso mundo de los perros, El maravilloso mundo de los gatos, Nuestro gato, Los perros del México antiguo, Enciclopedia de perros de raza y El maravilloso mundo de la clínica veterinaria; además, 10 artículos de investigación en las especies citadas. De 1953 a 1978 la Dra. Joyce trabajó en su consultorio particular, especializándose en felinos y caninos domésticos. Por otro lado, su vida académica la enriqueció cuando en 1964 obtuvo la titularidad en la cátedra de Zootecnia Canina y Felina; en 1971 organizó la Primera Exposición Felina en México, participando como juez; en 1979, junto con el Dr. Payró, envió una propuesta al Consejo Técnico de modificación al programa de la cátedra “Zootecnia Canina y Felina” y fue fundadora de la cátedra “Razas de perros”.
* M en MVZ. Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, UNAM. **Clínica Particular. Solicitud de sobretiros: José Gabriel Ruiz Cervantes Correo electrónico: jogaruce49@yahoo.com.mx
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Figura 1. El maravilloso mundo de los gatos.
Estos son algunos datos del legado profesional y académico que nos dejó la Dra. Blank, quien en repetidas ocasiones fue galardonada en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Federación Canófila Mexicana y la Federación Felinofila Internacional, entre otras instancias. En relación con la práctica clínica en gatos, como se citó, la maestra Joyce fue pionera de quienes actualmente en sus clínicas y hospitales de pequeñas especies se han actualizado paulatinamente en el trato clínico de esta especie, hasta convertirse algunos de ellos en especialistas en gatos. En América, la clínica felina se empezó a documentar en 1961, cuando se citó en el Canadian Veterinary Journal un artículo de Graham JEB; en él se resume lo que se conocía hasta el momento sobre medicina felina. Para 1980, el Dr. John August publicó en Clínicas Veterinarias de Norte América temas de interés general sobre medicina en gatos. Ya en el 2005, la organización británica internacional Cat Care creó un panel de expertos en medicina para gatos con la finalidad de promover acciones para un mejor cuidado de esta especie de parte del médico veterinario; de esta actividad se han derivado una serie de documentos sobre cómo hacer las prácticas veterinarias con los gatos lo más amigables posibles. Así, muchas de las sugerencias son simples y económicas de llevar a cabo, pudiendo hacer la diferencia sobre el cuidado del gato y la buena relación con sus propietarios.
En 2008, Marín, un pionero de la medicina en gatos en nuestro país, creó la cátedra de Medicina felina en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ), UNAM, y en coautoría con Iturbe publicaron el Manual de prácticas de medicina de gatos; en el documento que genera la cátedra citaron: “En México –y al parecer en otras latitudes– en las últimas dos décadas ha aumentado la popularidad del gato como mascota. La población felina va en aumento y la cantidad de personas que adoptan un gato como mascota cada vez es mayor; quizá porque en la ciudad los espacios habitacionales cada vez son más reducidos y el gato se adapta perfectamente a vivir en departamentos pequeños. O bien, porque la gente pasa más tiempo trabajando y el gato les resulta una excelente mascota para el ritmo de vida actual.” Como resultado se ha incrementado el número de propietarios que están interesados en que su mascota sea atendida por un Médico Veterinario Zootecnista que conozca y comprenda tanto a la especie como sus padecimientos. Así, el MVZ que practique la medicina de pequeñas especies deberá comprender que los gatos son diferentes de los perros anatómica, fisiológica, etológica y nutricionalmente, por lo que conocer cuáles son estas diferencias y la implicación médica que pudieran tener, no solo es indispensable para llegar a un diagnóstico certero y dar un tratamiento adecuado para la especie, sino también para evitar confusiones que puedan poner en riesgo la vida del paciente felino. Al respecto, el Dr. Fabián Minovich (2017) tituló a su libro El gato no es un perro chico, enfatizando en todas las diferencias que existen entre ambas especies; en el prólogo de esta obra el Dr. Luis H. Tello citó: “Creo que mi primera experiencia profesional que me demostró cuán distintos son los gatos comparados con los perros, fue tratando a un felino que cayó desde el 12° piso y estaba vivo frente a mí, con una fractura de húmero y mandíbula… pero vivo. Así, poco a poco, caso a caso, paciente a paciente, gato a gato, fui aprendiendo que los gatos son los mejores maestros de humildad. Así que si crees dominar muy bien algún aspecto de la medicina veterinaria, siempre habrá un gato para demostrarte que no es cierto y que aún tienes mucho que aprender.” También citó: “Los gatos como mascotas son fascinantes, misteriosos, juguetones y atractivos, pero como pacientes son impredecibles, por lo que resulta siempre esencial aprender de la experiencia y casos de otros colegas.” Actualmente son varios clínicos de pequeñas especies en el área metropolitana y conurbada de la Ciudad de México quienes ya proporcionan
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servicios especializados para gatos y en general coinciden en que para atender mejor al paciente felino es importante considerar las directrices de la Asociación Estadounidense de Practicantes Felinos (AAFP) y de la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM), donde se publicó sobre las necesidades medioambientales felinas y de cómo y qué hacer para que las prácticas veterinarias con los gatos sean lo más amistosas posibles –para que el profesional las recuerde o las conozca y las transmita a sus clientes–. Otro punto de vista sobre el auge de la clínica felina se debe a que los gatos tienen muchas características sobresalientes que los convierten en una excelente compañía para la mayoría de los seres humanos. Principalmente porque son mascotas muy inteligentes, con una memoria envidiable y con una capacidad de observación que pocos animales poseen. Además: •
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Poseen un tamaño mediano. De acuerdo con el tipo de gato el tamaño puede variar, pero en la mayoría de los casos no suele pasar de 5 k y 50 cm. Ameritan poco cuidado. La alimentación, el aseado del gato o del arenero, son actividades muy sencillas de realizar. Extremadamente limpios. Louis Pasteur citó: “limpiándose constantemente, el gato es el animal más limpio y más desprovisto de virus que existe, un animal que merece ser acariciado.” Pueden estar en zonas pequeñas. Se pueden adaptar a cualquier tamaño que ellos necesiten para el momento. Son independientes. Si su dueño tiene una vida muy ocupada no debe preocuparse, ya que el gato esperará con paciencia a que se desocupe. Son ágiles. Pueden trepar y andar cómodamente por diferentes lugares sin correr el riesgo de lastimarse. No le temen a las alturas. Así que los puedes ver en el techo o en lugares de difícil acceso sin problemas. De igual forma, son capaces de dar brincos muy altos gracias a su elasticidad. En general, son longevos. Tienen una esperanza de vida de 12 a 18 años.
EDITORIAL
Además, dentro de las muchas cosas particulares de los gatos, se citan 10 particularidades de esta fascinante especie: 1. Se consideran dueños de la casa donde cohabitan con el humano. 2. Si te lame las manos, la cara o el cabello, tómalo como un cumplido: te está acicalando como a uno de los suyos. 3. Si se acuesta boca arriba junto a un humano significa que tiene confianza, ya que en esta posición no puede defenderse de un ataque. 4. Las personas que tienen gatos tienen menos estrés y menos ataques al corazón. 5. Cuando se frota contra su propietario es porque lo está marcando como parte de su territorio. 6. Casi nunca se comunica con un miau a otro gato, este sonido lo usa para comunicarse con los humanos. 7. Si levanta la cola y la mantiene totalmente estirada hacia arriba, significa que está saludando. 8. Le hacen más caso a las mujeres que a los hombres, porque reaccionan mejor ante el tono de voz agudo. 9. No comprenden los castigos, pero sí las recompensas cuando hacen algo bien. 10. El cojín de la nariz del gato es único para cada gato, es su huella digital. Particularmente deseamos recordar a varios de los mininos con los que hemos convivido, a saber: Six, Salomón, Briggita, Esnupia, Batley, Susú, Tomás, Dasha, Karppy, la gorda Meribá, Bicha, quienes, sin saberlo –día a día–, nos enseñaron cómo tratar a sus semejantes dentro de su entorno y en la consulta cotidiana. Finalmente, les compartimos la siguiente frase: “Los perros nos miran como sus dioses, los caballos como sus iguales, pero los gatos nos miran como sus súbditos” (Winston Churchill). Nada más cierto.
Rodríguez B. Arqueoictiología.
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
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Arqueoictiología: huesos diagnósticos para la identificación de peces recuperados en contextos arqueológicos Archeoictology: diagnostic bones for the identification of fish recovered in archaeological contexts Bernardo Rodríguez* RESUMEN
ABSTRACT
Los restos de peces son poco frecuentes en el contexto arqueológico; sin embargo, existen sitios prehispánicos en donde se ha reportado una alta concentración de huesos, sobre todo del cráneo de los peces, que se han convertido en indispensables para la identificación positiva anatómica y taxonómica de las especies, a estos elementos les hemos llamado huesos diagnósticos, ya que apoyan y dan certidumbre del uso y aprovechamiento de una determinada especie de pez en un sitio arqueológico; es decir, nos permite conocer cuáles variedades de peces fueron más aprovechadas, para su consumo alimentario, por las antiguas sociedades del pasado prehispánico. Estos huesos diagnósticos han servido, y han sido una constante, en la identificación de restos arqueoictiológicos, pero también han sido citados en otros trabajos de investigación, de carácter anatómico, por lo cual se convierten en verdaderas herramientas de trabajo de identificación anatómica y taxonómica de restos de peces encontrados en el contexto arqueológico.
Fish remains are rare in the archaeological context, however, there are prehispanic sites where a high concentration of bones have been reported, especially from the skull of fish, which have become indispensable for the positive anatomical and taxonomic identification of species, these elements we have been given to call diagnostic bones, since they support and give certainty of the use and exploitation of a certain species of fish in an archaeological site; that is, it allows us to know which varieties of fish were most commonly used, for their food consumption, by the ancient societies of the pre-Hispanic past. These diagnostic bones have served, and have been a constant, in the identification of archeoictological remains, but they have also been cited in other research works, of an anatomical nature, so they become true tools of work of anatomical and taxonomic identification of remains of fish found in the archaeological context.
Palabras clave. Huesos diagnósticos, contexto arqueológico, peces, identificación anatómica.
Key words. Diagnostic bones, archaeological context, fish, anatomical identification.
INTRODUCCIÓN Para quienes realizamos investigación arqueozoológica no es un secreto que en contextos arqueológicos los huesos de peces son poco frecuentes; lo anterior se debe, en gran medida, a la natural fragilidad de estos elementos anatómicos y su deposición en el suelo, es decir, si comparamos los huesos de peces con res-
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pecto a los de mamíferos –por ejemplo, el dentario de un huachinango vs. una mandíbula de perro– el primero resulta ser extremadamente frágil y pocas veces logra conservarse en el suelo de una ocupación humana (contexto arqueológico) o en un lugar biológicamente no perturbado por la humanidad (ambiente natural), siendo la razón principal del porqué son tan escasos en sitios arqueológicos, sobre todo si el
Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México.
Solicitud de sobretiros: Bernardo Rodríguez Correo electrónico: sanber65@hotmail.com
sitio de excavación se encuentra alejado de las costas nacionales o de cuerpos de agua de grandes dimensiones. Contrario a lo anterior, y pese a lo que se pudiera pensar de la escasez de huesos de peces en contexto arqueológico, en los últimos años, a raíz del interés que ha despertado la investigación arqueozoológica, en sitios arqueológicos como el Templo Mayor –en la Ciudad de México–, Teopancazco en Teotihuacan, Xaltocan y Santa Cruz Atizapan –en el Estado de México– y Chupicuaro, Guanajuato, por mencionar algunos, se han detectado restos de peces que se han preservado con el paso de los años. Precisamente, dentro de los huesos que han sido reportados en los informes
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técnicos, algunos son de la región del cráneo, los cuales se presentan con una mayor frecuencia; estos elementos anatómicos, que no sobrepasan la docena de huesos, han servido para la identificación taxonómica de las especies de peces que fueron aprovechadas por las sociedades de las distintas culturas del pasado prehispánico, convirtiéndolos en huesos diagnósticos de identificación positiva de especímenes óseos. Con base en lo anterior, la presente investigación es un ensayo de la apreciación que he tenido en los últimos años respecto a cuáles son los huesos de los peces que considero fundamentales para la identificación taxonómica de las especies, basado en la experiencia de los últimos diez años de investigación arqueoictiológica y en los huesos que son más frecuentemente utilizados, como ilustraciones, en los textos de anatomía ósea especializada en peces; sin olvidar que estos elementos anatómicos, sin contar vértebras y espinas, son los que mayormente se preservan en el contexto arqueológico. OBJETIVO Presentar un resumen general de la anatomía ósea de un pez típico, tipo carpa, y proponer, con base en bibliografía y estudios especializados en anatomía ósea de peces, cuáles pueden ser considerados huesos diagnósticos que apoyen la identificación positiva de los especímenes de peces encontrados en contextos arqueológicos. MATERIAL Y MÉTODOS Siendo la presente investigación un ensayo que busca dejar abierta la propuesta de cuáles elementos óseos pueden ser considerados como diagnósticos para la identificación positiva de los huesos de peces encontrados en contextos arqueológicos, considero importante efectuar un resumen de la anatomía ósea de un pez, el cual se llevó a cabo con base en lo presentado por Lagler y cols. (1984) y de mi tesis de doctorado Captura, preparación y uso diferencial de la ictiofauna encontrada en el sitio arqueológico de Teopancazco, Teotihuacan (2010).
Con base en lo anterior, a este resumen le llamaré descripción ósea en el apartado de los resultados; del mismo modo, es importante mencionar que para llevar a cabo el trabajo de ratificación y selección de los huesos diagnósticos se empleó bibliografía especializada en anatomía ósea de peces y de características biológicas de este grupo de vertebrados: William (1933),1 INP (1976),2 Gómez (1976),3 Lagler y cols. (1977),4 Amezcua (1996),5 Reitz y Wing (1996),6 Hoshino y Hamaoka (1998),7 Rojo (2000),8 Matsui (2007),9 Deli Antoni y cols. (2008).10 En estos documentos se revisaron esquemas, imágenes y fotografías, además de que se analizaron las descripciones biológicas que sirvieran para la aceptación o exclusión de los huesos diagnósticos; también se empleó la colección de 35 esqueletos de peces del Laboratorio de Paleozoología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (LP-IIAUNAM); lupa y microscopio estereoscópico (ZEIZZ KL-200) con el propósito de observar las características físicas de los elementos anatómicos propuestos. RESULTADOS Descripción ósea: consulta anatómica del esqueleto de los peces El esqueleto de los peces está constituido por variadas clases de materiales esqueléticos dispuestos en estructuras externas e internas, ambas con porciones blandas y duras. 4 Anatómicamente el esqueleto suele ser dividido de diferentes maneras; sin embargo, y para fines prácticos de la presente investigación, la que más se ajusta a nuestros objetivos es la que lo divide en: •
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Esqueleto tegumentario. Piel, escamas óseas, radios de las aletas y tejidos conectivos que unen huesos y cartílagos. Esqueleto interno (endoesqueleto). Compuesto principalmente por huesos de la cabeza (incluido el cráneo) y la cintura pectoral.
1. Cráneo 2. Columnavertebral y costillas a) Aleta dorsal y anal b) Aleta caudal 3. Esqueleto c) Aleta pectoral apendicular d) Aleta pélvica
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Figura 1. División del esqueleto interno de los peces para fines prácticos del análisis arqueoictiológico (propuesto por Rodríguez, 2010).
Así, la descripción general se efectuará a partir del esquema de la figura 1. Cráneo El cráneo de los peces óseos (Osteichthyes) está dividido en dos regiones: el neurocráneo y el branquiocráneo. En el primero se tienen dos segmentos importantes: una serie de huesos interiores (endosteales) que forman un piso que rodea y protege a las cápsulas olfatoria, óptica y ótica, a ellas se une la región anterior de la notocorda; el segundo segmento es una serie de huesos dérmicos externos (ectosteales) que forma el techo de la caja cerebral y le da forma al rostro. El branquiocráneo está compuesto de tres regiones: la primera es la mandibular (mandíbula, propiamente dicha); la segunda es la región hial, el arco hioideo (que sostiene en su lugar a la mandíbula) y los huesos de la serie opercular que cubren a las branquias; la tercera es la región branquial o arcos branquiales.4,11 Los huesos del neurocráneo pueden ser agrupados por su localización en las siguientes regiones: olfatorios (área nasal), orbitales (cerca del ojo), óticos (cerca del oído) y los llamados basicraneales; es importante mencionar que en cada una de las regiones anteriores se encuentran huesos de cartílago y dérmicos. El cartílagohueso, o hueso de reposición, es generalmente de localización más profunda que el hueso dérmico y aparece primero como cartílago para ser sustituido más tarde por hueso. El hueso dérmico es usualmente de posición superficial y se origina en las capas profundas de la piel; estos dos tipos
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de huesos están representados por piezas pareadas en posición bilateral, siendo importante mencionar que solamente unos pocos elementos óseos, como el vómer, no son pareados.4,11 La región olfatoria del neurocráneo permanece parcialmente cartilaginosa en el adulto; sin embargo, el hueso de cartílago que contiene incluye el etmoides o paretmoides pareado y está colocado a ambos lados; el preetmoides está cubierto dorsolateralmente por los prefrontales; el etmoides y el preetoides están cubiertos ventralmente por el vómer (prevómer) y dorsolateralmente por los nasales. Los huesos dérmicos de esta región son los prefrontales y nasales en número par cada uno, mientras que el vómer es un hueso impar que lleva dientes en algunas especies de peces.4,11 El área orbital tiene como huesos de cartílago el orbitoesfenoides medio y los alisfenoides en par; los frontales cubren estos tres huesos dorsolateralmente. Los pequeños huesos dérmicos que rodean la región orbital son llamados colectivamente circumorbitales o huesos escleróticos; todos estos huesos son pareados, incluyendo los huesos frontales que forman parte de la región dorsal de la cavidad orbital. A los supraorbitales y muchos infraorbitales se les numera convencionalmente, comenzando con los más anteriores: 1, lagrimal o preorbital; 2, yugal; 3, infraorbital verdadero; 4, 5 y 6, dermofenóticos, que son los que llevan la rama intraorbital del órgano sensorial de la línea lateral.4,11 La región ótica tiene muchos huesos de cartílago, a menudo difíciles de identificar, aunque el neurocráneo sea cuidadosamente desarticulado. Están presentes los esfenóticos pareados (autoesfenóticos), pteróticos (autopteróticos), proóticos, epióticos, opistóticos, exoccipiales y el supraoccipital, el cual es un hueso único que está situado en posición dorsomesial extendiéndose en dirección caudal. Los huesos asociados, de origen dérmico, son parietales (pareados), postemporales y supracleitros. En este complejo de piezas óseas el hueso esfenótico está cubierto dorsolateralmente por los dermoesfenóticos y el postemporal conecta la cintura pectoral con el neurocráneo.4,11
En la base del cráneo, basicraneal, el único hueso de cartílago es el basioccipital, con una superficie cóncava posterior que articula con la primera vértebra. El único hueso dérmico es el paraesfenoides medio, cuya forma imita un crucifijo; este hueso largo se extiende desde la región olfatoria hasta el basioccipital. La región mandibular está compuesta por el oromandibular (mandíbula superior e inferior) y huesos asociados que se observan pareados. Los huesos de cartílago que constituyen el mecanismo de la mandíbula son los palatinos, cuadrados y metapterigoideos. Los primeros son huesos provistos de dientes, mientras que los segundos son huesos importantes en la articulación del pterigoideo, huesos de la porción superior del hioides y la mandíbula inferior. Los huesos dérmicos de la mandíbula superior son las premaxilas, las maxilas, los pteriogoideos y los mesopterigoideos. Las premaxilas llevan dientes en la mayoría de los peces dentados, pero las maxilas son típicamente excluidas de la abertura bucal en los peces provistos de aletas con espinas y, consecuentemente, no tienen dientes en ellas, es decir son edentadas.11 En muchas especies de peces hay un pequeño hueso de origen dérmico, la supramaxila, el cual está fijado posterodorsalmente a la maxila, mientras que en la mandíbula inferior los únicos huesos cartilaginosos son los articulares, los cuales son complementarios en el movimiento con los cuadrados. El extremo posterior de cada articular es un tanto redondeado y ancho, con un extremo anterior que se adelgaza para adaptarse a la hendidura de posición inclinada, y en forma de V, del dentario. Los huesos dérmicos de la mandíbula inferior son los angulares y son huesos pareados, al igual que los dentarios; cada uno de los angulares es un hueso pequeño fijado a la parte posteroventral del articular. Los principales componentes de la mandíbula inferior son los dentarios y tienen forma subtriangular y en varias especies de peces están provistos de dientes. La región anatómica denominada hioidea está conformada por huesos pares e impares de los tipos cartilaginosos y dérmicos. Los huesos pares de cartílago
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incluyen los hiomandibulares, simplécticos, interhiales, epihiales, ceratohiales e hipohiales. El basihial, también conocido como glosohial, entoglosal o hueso de la lengua, que es un hueso de cartílago. Los huesos dérmicos de la región son los preopérculos, opérculos, los subopérculos, los interopérculos, los branquióstegos, en número par, mientras que el urohial es impar. El hiomandibular se articula dorsalmente con el esfenótico, proótico y pterótico, se une anterodorsalmente con el metapterigoideo, también está conectado al interhial, al simpléctico y opérculo, por tejido conectivo y cartílago. El simpléctico es pequeño y encaja en un angosto surco del cuadrado. El interhial se conecta al epihial y hace que éste se conecte a su vez al hiomandibular y al simpléctico. El epihial es un hueso triangular situado entre el interhial y el ceratohial; ambos tienen formaciones óseas que se interconectan produciendo una conexión entre ellos. El hipohial consta de dos partes y se articula con el ceratohial. La serie de huesos operculares está situada a cada lado de la cabeza e integra la cubierta protectora de las branquias, limita posteriormente la mejilla, y está compuesta del preopérculo, opérculo, interopérculo y subopérculo. El primero es el hueso más grande en esta serie y se extiende en dirección posterior. Los radios branquióstegos sostienen la membrana braquióstega, se mantienen fijos por su extremo anterior a los huesos hioideos, principalmente los ceratohiales, su número y tipo de fijación es distinta dependiendo de la especie de pez. El urohial es un hueso fuerte que posee componentes planos horizontales y verticales que le dan un aspecto de T invertida viéndolo en sección transversal, se sitúa en el septo medio de la garganta. La región branquial del esqueleto está hecha enteramente de hueso de cartílago. Los componentes pares que preceden ventralmente en un arco branquial típico son farigobranquiales, epibranquiales, ceratobranquiales e hipobranquiales, así como un único basibranquial. Es típico que en los peces óseos haya tres basibranquiales, tres pares de hipobranquiales y cuatro pares de ceratobranquiales, epibranquiales
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unen en el septo esqueletógeno horizontal, donde éste se conecta a los mioseptos, de aquí que a veces sean llamadas huesos intermusculares; precisamente estos huesos son los que molestan al consumir pescado.4,11 Respecto a las costillas dorsales, están presentes en tiburones y en peces óseos, excepto en los cefalospidomorfos (lampreas) y holocéfalos (quimeras). Del mismo modo, muchas especies de peces poseen también costillas ventrales.11 Esqueleto apendicular En general, los apéndices se componen de cuatro conjuntos de huesos: huesos de sostén de las aletas dorsal y anal; huesos de sostén de la aleta caudal; huesos de sostén de la aleta pectoral, y huesos de sostén de la aleta pélvica. • Figura 2. Cráneo de un pez óseo. Imagen tomada de Lagler y cols., 1984: 62.
y faringobranquiales. En muchos peces perciformes hay dientes en las superficies faríngeas, llamados dientes faríngeos. Los dientes dorsales faríngicos son suprafaríngicos y los ventrales, infrafaríngicos. Los dientes de la garganta (ventrales faríngicos) son característicos de los Cyprinidos y los succionadores de los Cetostomidos, los cuales están situados en el quinto par de ceratobranquiales (Figura 2).4,11 Columna vertebral y costillas La columna vertebral está compuesta por las unidades óseas llamadas vértebras; aunque en algunas especies de vertebrados éstas son más o menos semejantes, generalmente, y de acuerdo con la región del cuerpo, son huesos anatómicamente modificados. El atlas y el axis se localizan en el extremo anterior de la columna y están altamente especializadas para articularse entre sí y a su vez, la primera con el cráneo. A todo lo largo de la columna, las vértebras tienen formaciones laterales que
sostienen a las costillas, además de que forman una serie de arcos que protegen la médula espinal; así también debajo de cada centro de las vértebras, sobre todo de la cola, hay una curvatura que protege importantes vasos sanguíneos axiales. De igual manera en la columna existen elementos vertebrales modificados, penúltimos, hipurales y urostilo, que son los que sujetan los radios de la aleta caudal. Por su estructura las vértebras de los peces son menos complejas que las de los vertebrados terrestres, en ellas la articulación es el resultado de una simple aposición de los centros, en lugar de existir protuberancias que produzcan una complicada articulación de vértebras entre sí, lo anterior es el resultado de la acción del agua, la cual proporciona un soporte al cuerpo del pez. Las costillas pueden ser de dos tipos: dorsales y ventrales, estas últimas son propias de los peces óseos (Osteichthyes) y se originan en las parapófisis del tronco ventral. Las costillas dorsales están localizadas en la región del tronco, pero se
Huesos de sostén de las aletas dorsal y anal. Los elementos óseos internos de la aleta dorsal y anal están conformados por series de tres huesos cada una. Un pterigióforo proximal (también llamado axonosto) derivado de un pterigióforo interneural (dorsal o interhemal) ventral; este se ubica hacia adentro adosándose en el septo esqueletógeno medio. En posición intermedia, hacia el radio de la aleta que va a ser sostenida, se encuentra otro pterigióforo; más afuera de la serie, articulándose con el radio de la aleta, se encuentra un pterigiofóro distal (baseosto). En el caso de los peces cartilaginosos, como los tiburones, las aletas dorsales están sostenidas internamente por cartílagos basales situados en la parte media, los cuales descansan sobre las espinas neurales de las vértebras adyacentes; hacia afuera se extienden cartílagos radiales para sostener los numerosos radios de la aleta, aunque la espina de la aleta, como en el tiburón galludo espinoso (Squalus acanthias), puede unirse al cartílago basal directamente. En las lampreas, los radios cartilaginosos de la aleta tienen solamente soporte membranoso, mientras que en algunos peces el pterigióforo proximal se
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articula con el radio de la aleta que tenga más cerca, mientras que el pterigióforo distal hace lo propio con el siguiente radio de la aleta más caudal, resaltando la pérdida del elemento anatómico intermedio.11 •
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Huesos de sostén de la aleta caudal. Son varios los tipos de suspensión esquelética para las aletas caudales, siendo las más importantes, por su teorización y secuencia evolutiva: Proterocerca (también llamada dificerca). La primera es el tipo original donde la línea axial del cuerpo se continúa hacia la aleta caudal, dividiéndola en una porción dorsal y otra ventral, ambas iguales, tal como puede observarse en las lampreas. Heterocerca. La segunda tiene como característica que la línea axial del cuerpo se levanta al llegar al extremo caudal, sosteniendo a la aleta caudal sobre elementos ventrales, este tipo de aleta es característica de los peces arcaicos ostracodermos y placodermos, se observa en tiburones, especies afines y peces óseos primitivos.* Homocerca. El tercer tipo de aleta tiene una línea axial que, al terminar en la penúltima vértebra, es continuada por un urostilo, producto de la fusión de varios elementos vertebrales, que sostienen los radios de la aleta caudal siguiendo una línea vertical apenas redondeada, que da término al urostilo y sus elementos óseos relacionados (placa hipural). En los peces óseos superiores es absolutamente prevalente la presencia de una aleta caudal casi o totalmente homocerca.4,11 Huesos de sostén de la aleta pectoral. En los peces relacionados con los tiburones (Chondrichthyes) la cintura pectoral está compuesta de un resistente cartílago coracoescapular que tiene forma de U ancha. Los elementos coracoides pares forman la figura ventral de la U, con articulaciones para la aleta en sus esquinas y
las extremidades superiores vienen a ser las partes escapulares; en las rayas, torpedos y quimeras los cartílagos escapulares se fijan en las vértebras mediante sus extremos dorsales. Mientras que en los peces óseos la cintura pectoral está compuesta de huesos de cartílago y huesos dérmicos; los elementos presentes en la mayoría de los peces óseos, en calidad de huesos de cartílago, son el coracoides y los escapulares, en número par cada uno, y cuatro pares radiales. Como huesos dérmicos pares encontramos los postemporales, los supracleitros los cleitros y los poscleitros. El postemporal es un hueso en forma de horqueta bifurcada, con las dos prolongaciones dirigidas hacia adelante. Una prolongación articula con el epiótico y la otra con el epistótico. El postemporal se une posteriormente al supracleitro. Mientras que el poscleitro se adapta ventralmente al cleitro y se extiende dentro del tronco muscular lateral. El coracoides es un hueso a primera vista de forma triangular que se adapta a la escápula por arriba y al centro mediante tejido conectivo, siendo importante mencionar que éste último hueso tiene
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forma cuadrada y presenta una gran abertura o foramen. La mayoría de las radiales que sostienen a los radios de la aleta y, en algunos peces, los radios de la aleta se articulan con el borde ventral de la escápula. La cintura pectoral está reducida de tamaño o está ausente, como sucede en los peces globo. La cintura está conectada a los radios de la aleta pectoral por medio de varios elementos esqueléticos intermedios. En los tiburones, y especies afines, están siguiendo una secuencia hacia el exterior a cada lado del pez, siendo así que se pueden nombrar como propterigio, mesopterigio y metapterigio, además de numerosos radiales que en su turno llevan los radios de las aletas.11 Huesos de sostén de la aleta pélvica. En los peces de la familia de los tiburones la cintura pélvica consiste en una simple barra cartilaginosa, llamada hueso isquiopúbico, el cual soporta la radialia con sus radios de la aleta; en las quimeras esta barra es doble, tal como sucede con el derivado óseo de la cintura pélvica de los peces lobulados primitivos (Crossopterygii) y los peces pulmonados (Dipnoi). En los peces óseos la cintura pélvica
Figura 3. Esqueleto de pez óseo. Imagen tomada de Lagler y cols. 1984: 61.
Es importante mencionar que el tipo de aletas proterocerca y heterocerca aparecen transitoriamente durante el desarrollo embrionario de muchos peces que presentan el tipo de aleta homocerca.
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Cuadro 1. Relación de los huesos diagnósticos, propuestos en el presente estudio.
Huesos diagnósticos
Angular-articular Cleitrum Cuadrado Dentario Hiomandibular Maxilar Opercular Premaxilar Preopercular
Sitio arqueológico Templo Mayor Teopancazco, Teotihuacan Ciudad de México Estado de México 1997 2010
Figura 4. Izquierda a derecha: premaxilar, maxilar y dentario de Centropomus undecimalis (robalo), Euguerres plumieri (mojarra) y Lutjanus campechanus (huachinango). Fotografías: Bernardo Rodríguez.
está conformada por un par de huesos de cartílago, los basipterigios, estos se aprecian separados o fusionados en forma variada de acuerdo con la especie; fijos, posteriormente a cada basipterigio, están los radialia que sostienen los radios de la aleta pélvica de cada lado en los peces óseos inferiores (Holostei), mientras que en los superiores (Teleostei) los radialia pélvicos desaparecen y los radios de la aleta articulan directamente en los basipterigios. Si bien la cintura pélvica era primitivamente de posición abdominal, se fue desplazando hacia adelante durante la evolución de los
peces óseos, lo suficiente como para ponerse en contacto con las aletas pectorales en los peces superiores; en algunos de estos peces, como los Gadidae (bacalaos), las aletas pélvicas se encuentran actualmente situadas hacia delante de las pectorales (Figura 3).4,11 HUESOS DIAGNÓSTICOS: UNA PROPUESTA Ya he mencionado que la arqueoictiología se encarga de la identificación y análisis de los restos de peces descubiertos en contextos arqueológicos, lo anterior con el propósito de determinar una recons-
Referencia Akira Matsui. Deli-Antini y cols. 2007 2008
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trucción hipotética de la paleoecología del lugar donde se llevó a cabo la pesca (ambiente antiguo); con base en lo anterior, los restos de peces que pueden ser descubiertos incluyen escamas, huesos (tanto del cráneo, como de la columna vertebral, costillas y esqueleto apendicular), otolitos (estructuras calcáreas del oído interno, que permiten el equilibrio en los peces) y dientes; sin embargo, por propia experiencia, no es así, ya que, como se pudo apreciar en el apartado de descripción ósea, los huesos de los peces son sumamente complejos de entender, sobre todo los que componen el cráneo, ya que se encuentran desarticulados y cambian su morfología de acuerdo con ubicación, función y ambiente acuático en que se desenvuelve la especie a identificar. A lo anterior hay que agregarle su natural fragilidad y poca preservación en el contexto arqueológico, lo cual complica, aún más, su identificación anatómica y taxonómica. Ciertamente en el contexto arqueológico son poco frecuentes los restos de peces, sin embargo, y aunque no llegan a preservarse en su totalidad, sí se pueden conservar algunos huesos, dependiendo de las condiciones de suelo, ambiente circundante y manejo humano, a estos les he dado en llamar huesos diagnósticos, ciertamente, en el análisis arqueozoológico existen huesos o elementos anatómicos que pueden ser considerados imprescindibles para la identificación
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Figura 5. De izquierda a derecha: hiomandibular, preropercular y cleitrum de Centropomus undecimalis (robalo), Euguerres plumieri (mojarra) y Lutjanus campechanus (huachinango). Fotografías: Bernardo Rodríguez.
Figura 6. De izquierda a derecha: articular-angular y cuadrado de Centropomus undecimalis (robalo), Euguerres plumieri (mojarra) y Lutjanus campechanus (huachinango). Fotografías: Bernardo Rodríguez.
taxonómica de las especies; sobre todo si consideramos que algunos huesos, en estructura y función, son extremadamente muy semejantes entre sí, pudiendo ser no identificables inclusive en la misma especie, género o familia. Los materiales que generalmente permanecen sin identificar son las vértebras
y las espinas, pues son considerados elementos no diagnósticos, aunque hay casos donde la identificación se realizó con este material (e.g. Follet, 1957; Hamblin, 1984); a través de estudios osteológicos comparativos de dichas estructuras se podrá determinar su utilidad real en la identificación. Por su parte, el mal estado
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de conservación de las piezas óseas puede eliminar las características diagnósticas, imposibilitando su identificación (Pollock y Ray, 1957) o sesgando su cuantificación (Barragán-Severo, 1984).12 En el sentido estricto de identificación de las especies de peces, en el contexto arqueológico existen dos elementos que son importantes para ello: las escamas y los otolitos; sin embargo, la presencia de estos es casi nula en el contexto arqueológico, las escamas por su fragilidad natural y los otolitos, muy probablemente, por su naturaleza calcárea, pueden ser confundidos por pequeñas rocas que son desechadas en el momento de la excavación. Así, la información obtenida de los restos ícticos es muy heterogénea, pero en general comprende el reconocimiento de material en varios niveles de identificación, el tipo de elemento óseo recuperado y su posible utilización.12 Con base en lo anterior es importante reconocer cuáles serian esos elementos óseos que pueden ser considerados como diagnósticos en la identificación de las especies de peces en el contexto arqueológico. Por principio de cuentas, e independientemente de la cronología o antigüedad del sitio, existen 59 sitios arqueológicos que han reportado diferentes restos de peces en las seis áreas culturales en que se ha dividido el país; 12 uno de esos sitios, en el cual tuve la oportunidad de llevar a cabo el análisis arqueoictiológico correspondiente, es en Teopancazco, en Teotihuacan, Estado de México. Aquí, la frecuencia ósea indicó la presencia de 270 huesos de la región del cráneo, 206 del esqueleto apendicular y 533 de la columna vertebral; en ellos, exceptuando las vértebras que no pueden ser consideradas como diagnósticas, se tienen articulares, premaxilares, operculares, preoperculares, hiomandibulares, dentarios, cuadrados y cleitrum, como los que más abundantes en el sitio; lo anterior es interesante si consideramos que en el análisis arqueoictiológico, de la Ofrenda 23 del templo Mayor13 se reportan de diferentes taxa, varios de los huesos que se identificaron en Teopancazco, coincidiendo con los elementos óseos que presentan Deli-Antoni y cols. en su artículo de Mar Chiquita10
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contexto arqueológico del cual proceden y características tanto biológicas como culturales de los elementos encontrados que puedan complementar lo anatómicamente descriptible e identificable, siendo muy importante el intercambio de información con arqueólogos, biólogos, antropólogos y especialistas involucrados en el análisis arqueoictiológico.11 REFERENCIAS 1.
Figura 7. Ubicación de los huesos diagnósticos en un esquema de perca común. Dibujo de Louise Nash, modificado por Bernardo Rodríguez, para el presente trabajo.
para la identificación de especies; más aún, Akira Matsui presentó en su texto Fundamentals of zooarchaelogy in Japan And East Asia,9 Capítulo 6, los esquemas dibujados de diferentes huesos de peces; sin embargo sobresalen: angular, articular, cuadrado, dentario, maxilar, premaxilar, opercular, preopércular, hiomandibular y cleitrum (Cuadro 1). Como se puede apreciar, en dos sitios arqueológicos coinciden los huesos de peces identificados, así también sucede en el documento presentado por Akira Matsui,9 mientras que Deli Antoni10 no hace referencia al cleitrum, maxilar y opercular; sin embargo, sí lo hace para el lacrimal, urohial y paraesfenoides. Así, y siguiendo lo presentado en el cuadro, la propuesta de huesos diagnósticos para la identificación de restos óseos de peces, estaría en función de la presencia de angular-articular, cleitrum, cuadrado, dentario, hiomandibular, maxilar, opercular, premaxilar y preopercular; es decir, diez huesos altamente identificables por la observación de características anatómicas propias de cada elemento óseo y lo que presenta Akira Matsui9 y Deli-Antoni (Figuras 4 – 7).10
Es importante mencionar que una identificación taxonómica positiva en huesos como vértebras, espinas o radios, estará sujeta a la relación del contexto arqueológico, el análisis físico-cultural del hueso y otros sustentantes; entre ellos, que se encuentren estos huesos diagnósticos, para así dar certidumbre de la identificación; sin embargo, lo más importante es el comparativo (cotejamiento) del espécimen problema con el elemento de comparación de la colección osteológica de referencia. CONCLUSIÓN El estudio aquí presentado, independientemente de los otolitos, señala la importancia que tienen ciertos elementos óseos para la identificación de especies de peces encontradas en el contexto arqueológico; estos huesos son: angular-articular, cleitrum, cuadrado, dentario, hiomandibular, maxilar, opercular, premaxilar y preopercular, así también, resulta importante mencionar que vértebras y espinas pueden ser identificadas siempre y cuando se encuentren en asociación con alguno de estos diez huesos diagnósticos, sin descuidar el
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Ciencias Biológicas, Sección de Estudios de Posgrado e Investigación, Departamento de Biología-Ecológica del Instituto Politécnico Nacional; 1997.
Ramírez-Picazo EU, et al. Índices de perfusión y de variabilidad pletismográfica en fluidoterapia perioperatoria.
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RTÍCULO DE 16-23EVISIÓN AMMVEPE 2021; 32 (1-3):
AMMVEPE Vol. 32, No. 1 • Enero-Junio 2021 pp 16-23
Índice de perfusión e índice de variabilidad pletismográfica como predictores de la respuesta de la perfusión de fluidoterapia perioperatoria en perros y gatos Perfusion index and plethysmographic variability index as a predictors of perioperative fluid therapy perfusion response in dogs and cats Edgar Ulises Ramírez-Picazo,* Annylú Alejandra Muñoz-Flores,* Ismael Hernández-Ávalos,** Ágatha Elisa Miranda-Cortés,*** Alejandro Casas-Alvarado*** RESUMEN
ABSTRACT
Objetivo. Proporcionar una actualización de la monitorización hemodinámica con base en la terapia de fluidos, haciendo énfasis en el estudio y descripción del índice de perfusión (Pi) e índice de variabilidad pletismográfica (Pvi) como predictores de la respuesta de la fluidoterapia perioperatoria en perros y gatos. Material y métodos. En este estudio fueron consultadas diversas fuentes bibliográficas a partir de las cuales se realizó una revisión documental, seleccionando aspectos básicos de la fisiología hemodinámica, factores que pueden alterar los índices Pi y Pvi, así como la utilidad y funcionalidad clínica de la monitorización no invasiva de estos parámetros como predictores de la respuesta de la perfusión de fluidoterapia perioperatoria en perros y gatos. La evidencia sugiere hasta el momento que en la práctica veterinaria se ha optimizado un control preciso del estado hemodinámico del animal, reduciendo las complicaciones intra y postanestésicas, donde la monitorización de los índices Pi y Pvi en pacientes anestésico-quirúrgicos ha coadyuvado en el mejoramiento del bienestar animal. Conclusión. La evaluación del volumen intravascular y el mantenimiento de la normovolemia son cruciales y deben ser uno de los principales objetivos en la monitorización anestésica.
Aim. To provide an update of hemodynamic monitoring based on fluid therapy, emphasizing the study and description of the perfusion index (Pi) and plethysmographic variability index (Pvi) as predictors of the response of perioperative fluid therapy in cats and dogs. Material and methods. In this study, various bibliographic sources were consulted, from which a documentary review was carried out, selecting basic aspects of hemodynamic physiology, factors that can alter the Pi and Pvi indices, as well as the clinical utility and functionality of non-invasive monitoring of these parameters as predictors of the perfusion response of perioperative fluid therapy in dogs and cats. The evidence so far suggests that precise control of the animal’s hemodynamic status has been optimized in veterinary practice, reducing intra- and post-anesthetic complications, where monitoring of Pi and Pvi indices in anestheticsurgical patients has contributed to improving animal welfare. Conclusion. The evaluation of intravascular volume and the maintenance of normovolemia are crucial and must be one of the main objectives in anesthetic monitoring.
Palabras clave. Índice de perfusión, índice de variabilidad pletismográfica, fluidoterapia, perros, gatos.
Key words. Perfusion index, plethysmographic variability index, fluid therapy, dogs, cats.
INTRODUCCIÓN El aporte de volumen sanguíneo es de especial interés en los pacientes ingresa-
dos a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o incluso en aquellos que son sujetos de cirugía general dado que en todos ellos se busca optimizar el gasto cardiaco
* Tesista. Farmacología Clínica y Anestesia Veterinaria. ** Farmacología Clínica y Anestesia Veterinaria. Departamento de Ciencias Biológicas. *** Profesor de Asignatura A interino. Farmacología, Toxicología y Terapéutica Médico Veterinaria. Departamento de Ciencias Biológicas. Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán. Universidad Nacional Autónoma de México. Solicitud de sobretiros: MVZ Ismael Hernández-Ávalos Carretera Cuautitlán-Teoloyucan Km 2.5, San Sebastián Xhala, Cuautitlán Izcalli, Estado de México, México Correo electrónico: mvziha@hotmail.com
y proporcionar una mayor estabilidad hemodinámica.1 La pérdida de líquido insensible en animales es generalmente < 1 - 2 mL/kg/h durante la anestesia, donde las pérdidas por evaporación de los tejidos traumatizados quirúrgicamente son más difíciles de evaluar, pero se ha determinado experimentalmente que éstas varían de 2 - 30 mL/h en vísceras no exteriorizadas y exteriorizadas, respectivamente. Aunado a esto, se debe considerar que los tejidos manipulados quirúrgicamente no acumulan cantidades marcadas de líquido a menos que estén gravemente inflamados o traumatizados.
Ramírez-Picazo EU, et al. Índices de perfusión y de variabilidad pletismográfica en fluidoterapia perioperatoria. AMMVEPE 2021; 32 (1-3): 16-23
Gasto cardiaco o volumen sistólico
Estas pérdidas de líquido insensibles, tomadas junto con las pérdidas basales y en ayunas, sugieren que las tasas iniciales para el reemplazo de líquidos intravenosos a perros y gatos sanos rara vez necesitan superar los 5 - 10 mL/kg/h (basal + ayuno + pérdida insensible). Así, en aquellas circunstancias en las que se requieren mayores tasas de administración de líquidos (15 - 30 mL/ kg/h) el líquido debe administrarse durante la primera hora y reducirse a la tasa basal, teniendo en cuenta la pérdida de sangre a partir de entonces.2 Por tanto, la predicción de la respuesta a esta expansión de volumen, evaluando el grado de precarga permitiría realizar un manejo guiado en la terapia de fluidos, evitando los efectos adversos del volumen exógeno administrado al paciente.1 Así, por ejemplo, en medicina veterinaria es frecuente encontrar alteraciones de las funciones transportadoras del sistema cardiovascular. Algunas de éstas son primarias, tal es el caso de una hemorragia. Este evento provoca una disminución en el retorno venoso, lo que a su vez genera una reducción en el gasto cardíaco, con una respuesta barorreceptora debido a la caída de la presión arterial, lo cual es común en un procedimiento quirúrgico. Por tanto, para evitar que estos fenómenos
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se acentúen se administran soluciones intravenosas compensatorias; sin embargo, la evaluación hemodinámica tiende a ser un tanto compleja, ya que los marcadores hemodinámicos tradicionales, como la frecuencia cardiaca (FC), la presión venosa central (CVP) y la presión arterial no invasiva (PNI), han demostrado ser insuficientes para evaluar el comportamiento hemodinámico. Por estas razones, se necesitan nuevos parámetros clínicos que identifiquen de una forma más sencilla la reactividad hemodinámica de los pacientes que reciben terapia de fluidos intraoperatoria, ya que la administración de estos se considera beneficiosa solo si el paciente se encuentra en la parte ascendente de la curva de Frank-Starling (Figura 1).3-5 Así entonces, la expansión de volumen sanguíneo constituye la primera línea de terapia en las situaciones de inestabilidad hemodinámica, además de que la expansión de la volemia puede ocasionar efectos deletéreos pulmonares secundarios al aumento de agua extravascular. Por tanto, estas situaciones enfatizan la importancia del uso de parámetros fiables que identifiquen a los pacientes que responden al aporte de volumen exógeno. Los parámetros hemodinámicos propuestos para decidir la
B
a’ AA
Precarga o volumen diastólico final Figura 1. El paciente A es hipovolémico y se encuentra en la parte descendente de la curva. La modificación de precarga con fluidoterapia aumenta el gasto cardiaco o SV visto como una a’. El paciente B se encuentra en la porción ascendente. Un aumento en la precarga del ventrículo izquierdo no cambia el CO o SV visto como b’.
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administración de volumen deberían identificar a los pacientes que se beneficien del aporte de volumen exógeno, incrementando su volumen sistólico, al mismo tiempo que deberían evitar un tratamiento inútil y potencialmente perjudicial.6-8 OBJETIVO Proporcionar una actualización de las nuevas tecnologías de monitorización hemodinámica con base en la terapia de fluidos, haciendo énfasis en el estudio y descripción del índice de perfusión (Pi) e índice de variabilidad pletismográfica (Pvi) como predictores de la respuesta de la perfusión de fluidoterapia perioperatoria en perros y gatos. MONITORIZACIÓN ANESTÉSICA PERIOPERATORIA En las diferentes áreas de la anestesiología, la monitorización hace referencia al registro de los estándares básicos que tienen como objetivo medir y vigilar los parámetros fisiológicos de un paciente. De forma tradicional, los valores que se han establecido como obligatorios son la oxigenación, ventilación, función cardiovascular, temperatura, nivel de relajación muscular y el estado de consciencia del paciente. Sin embargo, estos parámetros pueden ser estadificados en tres niveles de monitorización, los cuales son: básico, intermedio y avanzado.9,10 La aplicación de los distintos niveles de monitorización se relaciona directamente con el grado de enfermedad del paciente y con el tipo de intervención médica o quirúrgica que se deba realizar de manera que las necesidades de monitorización en los pacientes son diferentes según los niveles de atención médica.11 Lo ideal en anestesiología veterinaria es que se puedan establecer niveles avanzados de monitorización y sobre todo cada vez más tecnificado, lo cual surge de la necesidad de monitorizar determinados parámetros biológicos con relativa frecuencia sin que suponga una sobrecarga excesiva para el paciente y los médicos veterinarios encargados, con la finalidad de realizar una monitorización continua.12
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Esta actividad es fundamental para garantizar que los individuos anestesiados mantengan un estado hemodinámico, respiratorio y metabólico adecuado a pesar de encontrarse bajo la acción de fármacos anestésicos, analgésicos y sedantes, que pueden tener efectos negativos sobre estos sistemas orgánicos.13 Sin embargo, la monitorización de un nivel avanzado es la menos utilizada por los clínicos, dado su coste, quedando
relegada en su uso a veterinarios especializados en anestesia y a procedimientos, cuyo nivel de riesgo es elevado para el paciente, tal es el caso de la monitorización hemodinámica con base en la perfusión de los tejidos periféricos donde el Pi y el Pvi han mostrado ser confiables, significativos y certeros. En el cuadro 1 se muestran los parámetros cardiorrespiratorios y fisiológicos en perros y gatos durante procedimientos anestésicos.12,13
Cuadro 1. Parámetros hemodinámicos fisiológicos y cardiorrespiratorios en perros y gatos anestesiados. Variable
Intervalo de referencia en perros
Intervalo de referencia en gatos
Hemodinámicos FC/min Presión sistólica (mmHg) Presión diastólica (mmHg) PAM (mmHg) Hematocrito (%) Pi (%) Pvi (%) PVC (mmHg) Gasto cardiaco (mL/kg/min)
60-120 90-140 60-90 70-90 34-59 0.14-9.5 5-60 0-3 120-200
120-160 90-140 60-90 70-90 28-47 0.10-9.5 5-60 0-3 130-200
Ventilación FR/min Volumen tidal (mL/kg) PaCo2 (mmHg) ETCo2 (mmHg) pH de la sangre arterial
8-16 8-22 35-45 35-45 7.35-7.45
12-24 8-22 35-45 35-45 7.35-7.45
Oxigenación SpO2 (%) PaO2
95 100
95 100
Otros Temperatura (grados Celsius) Proteínas totales (mg/dL) Glucosa en sangre (mg/dL) Lactato en sangre (mg/dL) Producción de orina (mL/kg/h) Índice de PTA BIS (%) Na+ (mEq/l) Cl- (mEq/l) K+ (mEq/l)
36.6-38.5 4.9-8.5 70-150 <2 1-2 50-70 40-60 145-154 105-116 4.1-5.3
36.6-38.5 5.9-8.5 90-150 <2 1-2 50-70 40-60 151-158 113-121 3.6-4.9
FC: frecuencia cardiaca. PAM: presión arterial media. Pi: índice de perfusión. Pvi: índice de variabilidad pletismográfica. PVC: presión venosa central. FR: frecuencia respiratoria. PaCO2: presión parcial de dióxido de carbono en la sangre arterial. EtCO2: CO2 espirado. PaO2: presión parcial de oxígeno en la sangre arterial. SpO2: saturación de oxígeno en la hemoglobina medida por pulsioximetría. PTA: índice de la actividad del tono parasimpático. BIS: índice biespectral.9,14-17
MONITORIZACIÓN HEMODINÁMICA EN PERROS Y GATOS Además de los parámetros estáticos clásicos, en los últimos años se han desarrollado nuevas tecnologías y parámetros de carácter dinámico que se han descrito como mejores predictores de la respuesta a un volumen de perfusión.18 Recientemente se ha sugerido utilizar la tecnología de co-oximetría para proporcionar una monitorización continua no invasiva sobre la actividad hemodinámica en la terapia de fluidos exógena sobre los procedimientos perioperatorios en perros y gatos, observando una ventaja sobre la pulsioximetría común, ya que esta última usa emisores de luz roja (660 nm) e infrarroja (950 nm) en comparación con el co-oxímetro de pulso (Radical-7, Massimo, EUA) que usa ocho longitudes de onda en el espectro de luz en un rango de 500 a 1,300 nm. Las diferentes densidades ópticas de la luz en diferentes longitudes de onda se analizan y se convierten en una señal digital utilizando un algoritmo. Además de la saturación de oxígeno (SpO2), frecuencia del pulso, el Pi y el Pvi, la co-oximetría de pulso permite la medición no invasiva de hemoglobina total (SpHb), carboxihemoglobina (COHb) y metahemoglobina (MetHb) con mediciones en condiciones de movimiento y baja perfusión.19 ¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVEN EL Pi Y EL Pvi? Los índices Pi y PVi son predictores no invasivos de la respuesta hemodinámica en el paciente perioperatoio. El primero de ellos se describe como el estado de la perfusión periférica y es el resultante de la proporción del flujo sanguíneo pulsátil y el flujo sanguíneo estático no pulsátil en el tejido periférico de un paciente (Figura 2), además de que brinda información sobre la fuerza de señal de pulso en el sitio de medición. La importancia del Pi radica en su relación con la precarga y gasto cardiaco del paciente anestesiado, ya que se relaciona directamente con la perfusión sanguínea periférica de los tejidos.2,20
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Por otra parte, el Pvi es una variable no invasiva dependiente de la precarga que se deriva de la forma de onda pletismográfica de oximetría de pulso.21 Este parámetro ha sido utilizado en medicina humana como un índice dinámico que predice los cambios dinámicos en el Pi que ocurren en la precarga después de la expansión de volumen durante el ciclo respiratorio, por lo que se considera que ayuda a detectar los cambios en el estado del volumen intravascular de un individuo luego de la administración de un fluido.4,21,22 Entre las implicaciones clínicas que tiene el
Pvi se han mencionado la detección de hipovolemia y el monitoreo de la respuesta a la terapia de fluidos en pacientes anestesiados, tanto en ventilación espontánea como controlada mecánicamente.23-25 En las figuras 3 y 4 se demuestran las zonas donde se puede colocar el co-oxímetro, además de presentar su monitorización individual de Pi y Pvi en perros y gatos, respectivamente. La ventaja del monitor es que, además de obtener datos sobre el Pi y el Pvi, tiene aditamentos. Un brazalete que se utiliza en medicina humana principalmente en el área de pediatría; sin embargo, en medicina veterinaria se utiliza en gatos y lechones colocándolo en el maslo de la cola, con lo cual se busca la medición continua de hemoglobina total (SpHb) en g/dL (Figura 5).22 Para que en el Pvi se midan los cambios dinámicos que ocurren en el Pi sobre los ciclos respiratorios, se requiere calcular mediante una fórmula (Figura 2). Así, cuanto mayor es el Pvi, más probable es que el paciente responda a la administración de líquidos. El uso o manejo de fluidos basado en Pvi ha demostrado que presiones con una PEEP en pacientes quirúrgicos reduce el volumen de fluido perfundido en el perioperatorio, además de que ayuda a controlar las concentraciones
A
B
C
D
Pimax Pimin
Pvi =
Pimax – Pimin Pimax
x 100
Figura 2. Proporción del flujo sanguíneo pulsátil y el flujo sanguíneo estático no pulsátil en el tejido periférico y cálculo del índice Pvi, considerando los cambios hemodinámicos que ocurren en el índice Pi durante un ciclo respiratorio.21
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de lactato intraoperatorias y postoperatorias.2 FACTORES QUE MODIFICAN LOS ÍNDICES Pi Y Pvi El Pi y el de Pvi tienden a ser susceptibles a cambios y/o modificaciones dependientes de diferentes factores; además, muchos factores pueden disminuir la corriente alterna del Pi (como vasoconstricción, frío, estrés quirúrgico, o el uso de fármacos vasoactivos). Sin embargo, la anestesia general reduce los componentes oscilatorios de la señal de perfusión relacionados con la actividad simpática, miogénica y el componente modulador del endotelio.26,27 Uno de los factores más importantes que modifican el Pi y el Pvi en pacientes sometidos a cirugía asistidos con ventilación mecánica es la presión positiva al final de la espiración (PEEP); estudios en humanos y animales han demostrado que presiones con una PEEP ≥ 7 cm H2O refleja cambios significativos en los índices antes mencionados, ya que los pulmones ejercen una fuerza o presión positiva sobre el corazón dando como resultado la disminución del gasto cardiaco y, por ende, la caída hacia la parte descendente de la curva de Frank Starling.23,28
Figura 3. Sitios de medición. A. Lengua. B. Belfo. C. Oreja. D. Monitorización del Pi y Pvi en perros.
20
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A
B
C
D
Figura 4. Sitios de medición. A. Lengua. B. Cojinete miembro anterior derecho. C. Oreja. D. Monitorización del Pi y Pvi en gatos.
A
B
Figura 5. Alternativa de medición y monitorización del Pi y PVi en gato. A. Brazalete colocado en el maslo de la cola del gato. B. Monitorización del Pi, Pvi, frecuencia del pulso y SpHb en g/dL.
Por otra parte, en humanos se ha demostrado que el método de fijación, así como la zona de colocación de un oxímetro de pulso puede afectar la capacidad del dispositivo para determinar con precisión la forma correcta de la onda pletismográfica; sin embargo, en medicina veterinaria estudios recientes con el co-oxímetro de pulso han tenido resultados preliminares donde la colocación del pulsioxímetro en diferentes regiones anatómicas no ha provocado cambios significativos o modificaciones en la lectura del Pi, Pvi y, por ende, también en la onda pletismográfica.29 En el cuadro 2 se presentan los principales factores que pueden afectar o modificar el Pi y el Pvi en procedimientos quirúrgicos en perros.
Cuadro 2. Factores que modifican el Pvi. Factor
Referencias
Índice de perfusión Vasopresores (epinefrina, atropina) Presión positiva al final de la espiración Volumen corriente Hipercapnea Respiración espontánea Presión intratorácica Frecuencia del pulso Presión intraabdominal Posición del cuerpo Hipovolemia Sitio de medición Estímulo quirúrgico - nociceptivo Cantidad y tipo de fluidos Frecuencia cardiaca y arritmias
Broch, et al.30 Biais, et al.31; Monnet, et al.32 Desebbe, et al.33 Hofer & Cannesson34 Desebbe, et al.33; Roeth et al.35 Mousa36 Yin & Ho37 Goldstein, et al.38 Latini, et al.39 De Backer & Pinsky40 Delerme, et al.41; Kell, et al.42 Schoonjans, et al.43 Desgranges, et al.29 Takeyama, et al.44 Sandroni, et al.45; Yin & Ho37 Roeth, et al.46; Hofer & Cannesson34
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UTILIDAD CLÍNICA DE LA MEDICIÓN DE LOS ÍNDICES Pi Y Pvi COMO PREDICTORES DE LA RESPUESTA DE LA PERFUSIÓN DE FLUIDOTERAPIA PERIOPERATORIA EN PERROS Y GATOS Han sido pocos los estudios donde se han utilizado estos índices durante la monitorización perioperatoria en perros. Así, por ejemplo, Vaidehi23 realizó un estudio clínico utilizando 73 perros clasificados en un riesgo ASA (American Society of Anesthesiologists) I a III, los cuales fueron sometidos a cirugía de tejidos blandos o procedimientos de diagnóstico, tales como resonancia magnética o tomografía computarizada, permitiendo una ventilación espontánea en todos los casos, concluyendo que el valor mínimo de Pvi fue de 5% y el valor máximo de 61%, manteniendo un rango de 5 - 43%. En el cuadro 3 se presenta el resto de parámetros medidos por ese autor en particular. No obstante, los valores de Pi registrados fueron ≥ 1%, sin mostrar una correlación estadística entre los valores de Pvi y Pi. Este comportamiento se ha presentado también en otros estudios en humanos,21,29,33,47 en los cuales tampoco se informa de ningún cambio en Pi, aunque se observó que el Pvi sí varía con la administración de fluidos endovenosos. La
falta de relación entre los valores de Pvi y Pi, tanto en perros como en humanos, ha sido discutido y al parecer la respuesta se fundamenta en la forma en que se calcula el Pvi mediante una fórmula que incorpora valores máximos y mínimos de Pi en la forma de onda pletismográfica que están presentes en cientos de puntos en esta forma de onda. Por lo tanto, lo que se ve en el dispositivo de oximetría de pulso es el valor acumulado de Pvi que se promedia a partir de cientos de cálculos que involucran Pi durante varios ciclos respiratorios. Esta podría ser una de las razones por las cuales no se observa un Pvi directamente influenciado por Pi. Además, otro factor que participa en las variaciones de los valores de Pi y Pvi, es el tipo de ventilación mecánica o manual.20,22 Yusuke, et al.24 reportaron la precisión del Pvi como un indicador no invasivo de la capacidad de respuesta ante la perfusión de líquidos en perros hipovolémicos, al utilizar seis perros de la raza Beagle, clínicamente sanos y sin enfermedad cardíaca (ASA I) según un examen físico, hemograma, perfil bioquímico y electrocardiograma, además de exámenes ecocardiográficos. Los pulmones se ventilaron usando ventilación mecánica después del bloqueo neuromuscular con bromuro de vecuronio y el mantenimiento anestésico fue hecho con sevoflorano. En este estudio, las variables cardiopulmo-
Cuadro 3. Resultados del estudio de Vaidehi.23 Variable Pvi (%) Pi (%) FC (latidos/min) Presión sistólica (mmHg) PAM (mmHg) Presión diastólica (mmHg) FR (Resp/min) SpO2 T (°C) HTo (%) Proteínas totales (g/dL)
Valor mínimo 5 0.14 40 60 38 24 2 88 97.8 19 4
Valor medio 18.0 1.7 92 109 83 64 7 98 100.6 46 6.5
Valor máximo 61 9.7 160 193 163 143 20 100 104.2 57 8.6
Pvi: índice de variabilidad pletismográfica. Pi: índice de perfusión. FC: frecuencia cardiaca. PAM: presión arterial media. FR: frecuencia respiratoria. SpO2: saturación de oxígeno en la hemoglobina medida por pulsioximetría. T: Temperatura. HTo: hematocrito. Los datos se obtuvieron y promediaron colectivamente a los cinco, 10, 15 y 20 min después de la inducción anestésica.23
21
nares incluidas fueron: presión arterial media (PAM), presión venosa central (CVP), gasto cardiaco de termodilución transpulmonar (TPTDCO), volumen sistólico (SV), Pi, variación de la presión del pulso (PPV), variación del volumen sistólico (SVV) y Pvi, determinándose antes y después de seis etapas de extracción gradual de sangre venosa (incrementos de 5 mL/kg) seguidas de seis etapas de infusión gradual (incrementos de 5 mL/ kg) de sangre derramada. La extracción de sangre resultó en aumentos significativos en PPV y Pvi, pero con disminuciones en PAM, CVP, TPTDCO, SV y Pi. La infusión de sangre resultó en aumentos significativos en PPV, Pvi, PAM, CVP, TPTDCO, SV y Pi. Con estos resultados se concluye que la medición no invasiva de Pvi predijo la capacidad de respuesta de fluidos con precisión moderada igual a PPV en perros con ventilación mecánica anestesiados con sevoflorano. Los valores umbrales provisionales para la identificación de la capacidad de respuesta a los líquidos fueron PPV > 16% y Pvi > 12%. Sin embargo, se necesitan más ensayos clínicos para confirmar estos valores umbrales en perros. Muir19 describió que el uso del manejo de líquidos dirigido por objetivos basado en Pvi en pacientes quirúrgicos reduce el volumen de líquido intraoperatorio infundido y disminuye las concentraciones de lactato perioperatorio. Estas observaciones fueron fundamentadas en el análisis de datos de 113 perros y 12 gatos a los que se les administró bolos de fluidos (de 3 a 15 mL/kg durante 10 - 15 min) para tratar la hipotensión intraoperatoria. Estos animales mostraron una mejoría en el pulso arterial palpable, mejorando con ello la perfusión periférica, por lo cual se presentó una disminución en el Pvi. De esta manera, este autor concluye que la administración de líquidos es esencial para optimizar la perfusión tisular, donde la determinación de Pvi ayuda a predecir la capacidad de respuesta de la terapia de fluidos y a guiar el reemplazo de líquidos durante la anestesia en perros y gatos, comentando que el Pvi es dependiente del tipo de solución a utilizar, ya que las diferencias en los tipos de fluidos (crista-
22
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loides o coloides) disponibles determinan sus efectos sobre el equilibrio electrolítico y ácido-base, así como su capacidad para restaurar o mantener la presión arterial y la perfusión tisular. Así, los cristaloides isotónicos equilibrados mantienen los requerimientos de agua, la osmolalidad de la sangre, la perfusión tisular y el equilibrio ácido-base en candidatos quirúrgicos sanos normales, mientras que las soluciones coloides son más efectivas para tratar la presión arterial baja, la perfusión tisular deficiente y la pérdida de sangre.2 Como sucede con los perros y otras especies de interés veterinario, es importante definir los valores cuantitativos de los índices Pi y Pvi para cada especie. De forma particular, los gatos no son la excepción, ya que la evidencia de algunos estudios indica que a partir de la monitorización de estos parámetros es posible establecer la situación hemodinámica del paciente felino. Al respecto, Smith48 realizó un estudio en tigres anestesiados con ketamina y medetomidina, en donde menciona que la PAM y el Pvi fueron significativamente correlacionados, concluyendo que los valores de Pvi en pacientes hipotensos fueron mayores en comparación con los valores de los pacientes normotensos e hipertensos. Si bien todos los hallazgos pueden ser medidos y utilizados de manera óptima por el anestesiólogo, existen algunas limitantes que pueden provocar variaciones en la recopilación de datos. Para obtener los valores basales de Pi y Pvi en gatos es necesario que el lector se encuentre en la posición correcta y que se logre mantener al gato en una posición inmóvil hasta que los valores aparezcan en el monitor, lo cual, por el temperamento de esta especie, resulta ser complicado y en ocasiones los valores suelen alterarse, por lo que es recomendable realizar estas mediciones en un espacio adecuado y con las personas que sean necesarias para sujetar al paciente.48 Actualmente, quienes suscriben el presente artículo de revisión se encuentran desarrollando un proyecto de investigación en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la finalidad de determinar los rangos norma-
les del Pi y Pvi, así como sus correlaciones con otras variables fisiológicas en perros y gatos en procedimientos perioperatorios electivos con agentes halogenados como el isoflorano.
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CONCLUSIONES Es importante destacar que la anestesiología sirve de apoyo a la realización de técnicas quirúrgicas y de diversos procedimientos no invasivos, donde el equipo de monitorización se vuelve imprescindible tanto en medicina humana como en la práctica veterinaria, lo que permite un control más preciso del estado fisiológico del animal reduciendo las complicaciones intra y postanestésicas. Por lo tanto, el objetivo de la monitorización de los pacientes se basa en el deseo de mejorar el bienestar animal, ya que se agregan beneficios como una recuperación más rápida y controlada, así como un tiempo de hospitalización más corto. Dado el hecho de que la morbilidad y mortalidad perioperatorias son más altas de lo previsto y los anestesiólogos están a cargo de tratar este problema, los avances recientes en tecnologías de monitoreo mínimamente invasivas y no invasivas pueden facilitar un uso más extendido en el quirófano, además de los costos, el grado de invasividad de cualquier herramienta de monitoreo determina la frecuencia de su aplicación, al menos perioperatoriamente. Por tanto, la evaluación del volumen intravascular y el mantenimiento de la normovolemia son cruciales y deben ser uno de los principales objetivos en la monitorización anestésica.
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Domínguez-Oliva A, et al. Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos.
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RTÍCULO DE 24-35EVISIÓN AMMVEPE 2021; 32 (1-3):
AMMVEPE Vol. 32, No. 1-3 • Enero-Junio 2021 pp 24-35
Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos Clinical recognition of stress in dogs and cats Adriana Domínguez-Oliva,* Daniel Mota-Rojas,** Alfonso Gabriel Ruiz-García,*** Ágatha Elisa Miranda-Cortés,**** Ismael Hernández-Avalos****
RESUMEN
ABSTRACT
En los animales el estrés constituye una respuesta biológica adaptativa hacia estímulos nocivos físicos o psicológicos, que implican cambios neuroendócrinos, inmunológicos, fisiológicos y conductuales como consecuencia de la activación de los ejes hipotálamo-hipófisis-adrenal y el simpático-adreno-medular. El estudio de las alteraciones en el comportamiento es una herramienta sencilla y no invasiva que permite evaluar el bienestar animal a partir del reconocimiento de conductas que reflejan el estado mental en el que los animales se encuentran. En el presente trabajo se describe la neuroendocrinología del estrés y su influencia sobre el comportamiento, así como las principales escalas basadas en el comportamiento y que actualmente son aplicadas para la evaluación clínica del estrés en perros y gatos. Estos instrumentos incorporan la postura corporal, expresión facial, conductas de desplazamiento y vocalizaciones para otorgar un grado de discomfort observable, ya que de manera cotidiana, los animales de compañía están expuestos a factores estresantes como el transporte, visitas al hospital, manejo médico, estancia en refugios y entornos desconocidos, entre otros. El objetivo de esta revisión es presentar las escalas actualmente disponibles en medicina veterinaria empleadas para el reconocimiento de cambios de conducta, y contribuir a implementar estrategias y manejos stress-free en la clínica diaria, con la finalidad de evitar las repercusiones fisiopatológicas derivadas del estrés y la consecuente reducción en el bienestar y calidad de vida de los animales de compañía.
In animals, stress represents a biological and adaptative response to a physical and psychological stimulus. It involves neuroendocrine, immunological, physiological, and behavioral changes due to the activation of the hypothalamic-pituitary-adrenal axis and the sympathetic–adrenal–medullary axis. The study of behavioral changes is a non-invasive tool that evaluates animal welfare and can reflect their mental state. The present study describes the neuroendocrinology of stress and its influence on behavior, along with the main behavior-based rating scales currently applied for the clinical evaluation of stress in dogs and cats. These tools comprehend body posture, facial expression, activity, and vocalizations to provide an apparent degree of comfort since companion animals are exposed to regular stressors such as transportation, hospital visits and stays, medical management, and shelters or unfamiliar environments, among others. Therefore, these scales help to identify and design strategies to. The objective of this review is to describe the scales currently available in veterinary medicine to recognize behavioral changes in order to apply them, achieve stressfree handling and prevent the pathophysiological consequences of stress and the reduction of welfare and quality of life of companion animals.
Palabras clave: Conducta, estrés, expresión facial, gatos, perros.
Key words: Behavior, stress, facial expression, cats, dogs.
INTRODUCCIÓN Cuando un animal se encuentra bajo estrés diversas respuestas fisiológicas se desarrollan con el propósito de preparar al organismo para afrontar el desafío.
Estos eventos son consecuencia del reconocimiento del estímulo por el sistema nervioso central (SNC) y la activación de los ejes hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) y el simpático-adreno-medular (SAM), considerados como dos princi-
* MVZ Dipl. Clínico particular con enfoque en etología clínica y neurología. ** Neurofisiología del dolor y bienestar en animales domésticos y silvestres. DPAA. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (UAM-X). *** Bienestar animal. Departamento de Ciencias Pecuarias. Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FES-C), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). **** Farmacología Clínica y Anestesia Veterinaria. Departamento de Ciencias Biológicas. FES-C, UNAM. Solicitud de sobretiros: MVZ Adriana Domínguez-Oliva Correo electrónico: mvz.freena@gmail.com
pales componentes involucrados en la respuesta a estresores.1 El estrés, en definición, es un estado biológico adaptativo a un real o potencial peligro al bienestar de un individuo.2 Es inducido por múltiples agentes o estresores físicos o psicológicos que propician la alteración del comportamiento, además de cambios en el sistema nervioso autónomo (SNA) y desórdenes inmuno-endocrinológicos y cognitivos para reestablecer el balance del organismo.3 Esta respuesta constituye una función esencial que promueve el mejoramiento y la adaptación, a corto plazo, hacia cualquier estímulo nocivo.4 Sin embargo, cuando la reacción es intensa y por un periodo prolongado, el animal se vuelve incapaz de mantener la
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homeostasis y desarrolla efectos adversos en el comportamiento e inmunidad,5,6 predisponiendo a patologías secundarias y al deterioro de la salud general,7 incluso molecular.8 Actualmente, la evaluación de la llamada respuesta al estrés involucra el análisis integral de biomarcadores neuroendocrinos y factores conductuales.9,10 Estos últimos son estudiados a través de diversas escalas que clasifican la observación de patrones y frecuencia de presentación de comportamientos, en rangos que contribuyen a distinguir el impacto negativo del exterior sobre el bienestar de perros en gatos. El objetivo de esta revisión es describir las escalas actualmente disponibles en medicina veterinaria para facilitar el reconocimiento de cambios de conducta y contribuir a implementar un manejo stress-free en la clínica diaria de pequeñas especies.
NEUROENDOCRINOLOGÍA DEL ESTRÉS Y SU INFLUENCIA SOBRE EL COMPORTAMIENTO ANIMAL Una vez identificado un estímulo nocivo, la activación de los ejes HHA y SAM es esencial para el control de las respuestas neurales, endocrinas, inmunes y comportamentales del individuo.9 Los efectos que ejercen las hormonas producidas por estos ejes significan una acción a corto o largo plazo con propiedades reguladoras sobre distintas funciones orgánicas y cuya secreción se altera directa o indirectamente durante un estado de estrés.11 Estructuras en el tronco encefálico y en el hipotálamo, como el núcleo del tracto solitario y el locus coeruleus (LC), en conjunto con otras regiones como la corteza prefrontal y la amígdala, se activan en situaciones hostiles.9 El núcleo para-
25
ventricular (PVN) del hipotálamo y el LC poseen especial importancia debido a que significan la principal vía por la cual se intercomunican ambos ejes para permitir el procesamiento cognitivo del estrés que induce los cambios conductuales observados en los animales de compañía.12 En primera instancia, el eje SAM es el encargado de la reacción fisiológica conocida como respuesta de lucha o huída. Cuando se detecta un peligro, el sistema SAM libera de manera rápida catecolaminas provenientes de fibras adrenérgicas en la médula adrenal.5,12 Esto incrementa la capacidad del sistema nervioso simpático (SNSi), el cual genera un estado de alerta con aumento en la frecuencia cardiaca (FC), frecuencia respiratoria (FR), presión arterial (PA), temperatura (T), y en el flujo de sangre hacia órganos esenciales, así como un incremento en la producción de glucosa (vía gluconeogénesis, glucogenólisis y lipólisis).13
Estresor SAM
HHA
Locus coeruleus
Hipotálamo PVN
Amígdala
CRH Hipófisis
SNS
Hipófisis anterior ACTH
Órganos
Médula adrenal
Glándulas Músculo liso
Catecolaminas
Clándula adrenal
Noradrenalina Adrenalina
Respuestas
Fisiológicas
Inmunes
Conductuales
Inmunidad Inflamación
Jadeos Bostezos Temblores Postura baja Lamido belfos Hipervigilancia Vocalizaciones
↑
↓
↑
↓
Energía Glucosa ↑ FC, FR Midriasis ↑ Coagulación ↑ Flujo sanguíneo ↓ Gastrointestinal
Corteza adrenal Glucocorticoides Cortisol
Cognitivas ↓
↓ Memoria Aprendizaje
Figura 1. Respuesta neuroendocrina del estrés y sus consecuentes cambios fisiológicos, inmunológicos, conductuales y cognitivos. ACTH: hormona adrenocorticotropa. CRH: hormona liberadora de corticotropina. FC: frecuencia cardiaca. FR: frecuencia respiratoria. HHA: hipotálamo-hipófisisadrenal. PVN: núcleo paraventricular. SAM: simpático-adreno-medular. SNS: sistema nervioso simpático. Fuente: Godoy, et al., 2018,9 Lefman y Prittie, 2019,12 y Lakhan-Pal y Gunnar, 2020.13
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Cuadro 1. Signos fisiológicos presentes en animales bajo estrés. Signos fisiológicos Taquicardia Taquipnea Aumento de temperatura corporal Hiperglucemia Hipersalivación Sudoración Jadeos Temblores
Referencias 10 21 22 23 24 24 25 25
Por otra parte, la respuesta del PVN a señales nocivas periféricas activa el eje HHA y estimula a las neuronas de esta zona a secretar la hormona liberadora de corticotropina (CRH) en el sistema portal hipotálamo-hipofisiario, el cual lleva estos péptidos a la hipófisis anterior para producir la hormona adrenocorticotropa (ACTH).14 La ACTH actúa directamente en los receptores de la zona fascicular de la corteza adrenal para inducir la producción y segregación de cortisol, el principal glucocorticoide citado como un biomarcador del estrés en prácticamente todas las especies domésticas (Figura 1).3,4 En perros y gatos, los glucocorticoides colocan al organismo en un estado de emergencia con alta movilización de energía, favoreciendo la gluconeogénesis y la lipólisis. En concentraciones normales, los niveles de cortisol se asocian con interacciones sociales y afectivas que contribuyen al comportamiento y el manejo cognitivo de una situación amenazante.13 No obstante, la activación excesiva por estrés crónico reduce la actuación del eje HHA e inhibe respuestas del PVN, suprimiendo procesos reproductivos, el crecimiento y la función inmune.7,15 De igual manera, dichos neuropéptidos son cruciales para la memoria, el aprendizaje y las emociones, debido a que la saturación con cortisol de los receptores ubicados en el hipocampo rompe con la transmisión de la señal hacia esta zona y dificulta esos procesos.16 Cabe destacar que estas hormonas hipotalámicas, catecolaminas y glucorticoides intervienen en la homeostasis de los animales desde estados
prenatales,17 a edades tempranas (de dos a cuatro meses) y en la adultez.18,19 Además, en algunos estudios se ha mostrado que las hembras poseen mayor predisposición a manifestar alteraciones y niveles elevados de las mismas.5,20 El cuadro 1 muestra los principales parámetros fisiológicos que indican la activación de los ejes HHA y SAM, vinculados al estrés en pequeñas especies.
•
ALTERACIONES CONDUCTUALES DERIVADAS DEL ESTRÉS
•
•
La manera en la que un organismo modifica su comportamiento en respuesta al estrés depende de la historia clínica del paciente, la intensidad y la duración del estímulo, de las experiencias previas, así como de la capacidad de predecir y controlar dicho evento.26 De modo general, los cambios que se pueden observar se clasifican en tres categorías:
Conductas de desplazamiento. Comportamientos repetitivos fuera de contexto, como lamerse la nariz, sacudirse, bostezar, rascarse, exceso de acicalamiento en gatos y pica. Estereotipias. Patrones obsesivos sin un propósito aparente, como lamido excesivo de flancos y extremidades, morder, caminar en círculos, perseguir la cola, ladrido excesivo, polidipsia o polifagia. Comportamientos alucinatorios como mirar fijamente a un punto o “cazador de moscas”.16,27,28
Los animales reflejan una gran variedad de alteraciones en la expresión corporal y facial cuando se enfrentan a un estresor. Estas pueden ser catalogadas en cuatro patrones: •
Huída. Tratan de escapar de la situación, se esconden detrás de objetos o personas.
Cuadro 2. Conductas reconocibles en animales bajo situaciones de estrés. Perros
Gatos Signos de estrés agudo
Polipnea y jadeos Lamido de nariz o belfos constante Temblores o rigidez muscular Bostezos Exceso de actividad Vocalizaciones Hipersalivación Piloerección Mirada fija Midriasis Cabeza, orejas y cuerpo agachado Excretas inadecuadas
Temblores Orejas caídas Intentos de huir Cola escondida Bufar o siseos Esconderse o refugiarse en su jaula Sentado con la cabeza baja Hipervigilancia Ojos abiertos Midriasis Bigotes hacia atrás Marcaje
Signos de estrés crónico Disminución de repertorio conductual Disminución de conductas de exploración Reducción de sociabilización Actividades de desplazamiento Estereotipias Apatía o pasividad Aumento de las horas de sueño o desórdenes del sueño Anorexia Broom y Johnson, 2019.2 Horwitz y Mills, 2015.16 Modificado de Jones, et al., 2014.30 Hammerle et al., 2015.31
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• •
•
Lucha. Agresión hacia personas o congéneres, gruñen, ladran o bufan. Paralizarse. Se quedan inmóviles o se mueven con lentitud. En muchas ocasiones se confunde con una mascota tranquila de buena conducta cuando en realidad está paralizada de miedo. Nerviosismo. La respuesta más común en perros y gatos, y se observa mediante lamido de belfos, bostezos, rascarse, sacudirse y mirar hacia todos lados (Cuadro 2).29 ESCALAS CLÍNICAS PARA LA EVALUACIÓN DEL ESTRÉS EN PERROS Y GATOS
Empleando como fundamento el conjunto de cambios previamente descritos, se han elaborado escalas de evaluación clínica para establecer el estado mental de animales de compañía. Estas herramientas proporcionan una valoración sencilla y no invasiva que cuantifica el grado de discomfort ante estímulos adversos como el transporte, la contención física, los ambientes desconocidos, la separación con el cuidador, y la interacción con otras personas o congéneres.32 Las visitas al hospital y el manejo médico comprometen particularmente el bienestar de los pacientes debido a que el entorno desconocido, estímulos visuales, táctiles y auditivos, pruebas de laboratorio y la falta de control frente a la situación, los coloca en un estado de inestabilidad.33,34 Adicionalmente, el dolor también es un elemento que conduce a una mala adaptación del sistema sensorial, motor e integrativo, y, en consecuencia, a cambios en la conducta.10,29,35
ESCALA CLÍNICA DE ESTRÉS EN PERROS Esta escala permite evaluar la conducta clasificándola en un rango de 0 a 5. Se emplea durante una consulta médica al ingresar a la clínica, mientras se pesa al paciente, y al entrar a la sala de exploración (Cuadro 3).10,34 Valores cercanos a 0 se asignan a perros tranquilos y relajados. Por ejemplo, individuos con experiencias previas positivas en hospitales, muestran niveles bajos de estrés, a diferencia de pacientes recién ingresados que expresan desórdenes como jadeos, lamido de belfos y posturas bajas.37 Por otra parte, valores de 5 pertenecen a animales sumamente nerviosos que se rehúsan a cualquier tipo de manejo36 y que guardan una relación directamente proporcional entre muestras de actitud y valores elevados de cortisol urinario.34 Con esta escala se ha logrado identificar que el grado de estrés es dependiente del transcurso del tiempo, con una disminución gradual con el mismo, indicando que el estado mental del animal mejora una vez que éste es capaz de habituarse a su entorno.38 Una ampliación de la escala clínica incorpora diversas regiones corporales que participan en la respuesta del estrés. Considera la postura del cuerpo, cola, orejas y labios, así como la mirada y el tamaño de la pupila junto con la respiración, actividad y vocalizaciones para obtener un total de 36 puntos posibles.36 Puntuaciones intermedias o bajas se asignan a perros tranquilos o con moderado distrés, mientras que puntajes elevados concuerdan
con una postura corporal baja, midriasis e intentos de agresión, rasgos que sugieren al médico y al personal intervenir de manera pronta para evitar complicaciones derivadas del estrés (Cuadro 4). Asimismo, en procedimientos como muestras sanguíneas, ultrasonido y corte de uñas, es recomendable establecer el grado de comfort debido a que asegurar un ambiente tranquilo al animal permite que, en caso de exámenes para diagnóstico, los resultados mejoren en calidad y presenten pocas alteraciones derivadas del mismo estrés, y también evita que se relacione el miedo con una respuesta negativa en sesiones posteriores. Para ello, instrumentos similares a los anteriores se pueden aplicar contemplando la actitud, respiraciones, labios, actividad, vocalizaciones y el grado de restricción física que se requiere para el manejo del paciente.36 CUESTIONARIO DE CALIDAD DE VIDA EN PERROS (QoL) Este protocolo compara el comportamiento en una situación actual con su contraparte normal o natural en un ambiente favorable.39 Estima la calidad de vida dependiendo del tipo de respuesta positiva o negativa que el individuo exprese (ej. lamido de nariz y belfos, polidipsia; movimiento de cola, vigilancia y conductas de exploración), la frecuencia con la que lo realice, y el tiempo que transcurre desde que el animal es situado frente al estímulo y manifiesta la consecuencia. En caninos confinados en refugios, el aseo a los animales, masajes y sesiones de entrenamiento como parte de un enriquecimiento
Cuadro 3. Escala Clínica de Estrés en caninos y su comportamiento característico. Nivel de estrés
Comportamiento / Expresión / Actitud
0 1 2 3 4 5
Muy amigable, interacciona, busca atención. Tranquilo, relajado, aparentemente incómodo o desinteresado. Alerta, pero tranquilo y cooperativo. Tenso, pero cooperativo, no relajado; pero puede controlarse con la correa. Muy tenso, muestra ansiedad, temblores, vocalizaciones, no obedece comandos, dificultad para controlarlo con la correa. Muy nervioso, ladra o aúlla, trata de esconderse, necesita ser levantado o jalado de la correa para entrar al consultorio, en ocasiones se niega a entrar.
Modificado de Țurcanu y Papuc, 201634 y Overall, 2013.36
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Muerde. Temblor continuo. -Hipersalivación, jadeo, boqueo. Mirada fija a la distancia. Tan atrás y caídas posibles.
Totalmente dilatadas sin iris.
Gruñe e intenta morder. Temblor periódico Bosteza, lame belfos. Jadeo con salivación. No observa la habitación, busca a su dueño. Hacia atrás y caídas.
Dilatadas con poca cantidad de iris,
Llora, gime. Lame belfos. Patas flexionadas, temblor ligero. Jadeo. No mira al médico, pero observa la habitación Totalmente hacia atrás.
Dilatadas con una cantidad considerable de iris
Encorvado, difícil de examinar el vientre, con postura baja.
Enroscado, completamente retraído.
3
4
Enroscada y pegada al vientre.
Rígido, difícil de manejar, cuerpo un poco agachado. 2
Escondida entre patas.
Tenso, acepta manipulación. 1
Hacia abajo.
En reposo o levantada. Relajado, se mueve por su cuenta. 0
Modificado de Overall, 2013.36
Llora o aúlla. Inactivo. Firmes. Normal, mandíbula Mirada intermitente al médico.
Postura de la cola
Ligeramente más abajo que en reposo.
Se mueven hacia atrás.
Normal, leve dilatación. tensa.
Ninguna. Flexible. Relajados. Normal, mandíbula relajada. Mira continuamente al médico. Elevadas y ligeramente hacia adelante.
Normal, responden a la luz.
Respiración Mirada Postura de las orejas
Pupilas
ambiental, establecen mejores niveles de QoL, independientemente del tiempo de estancia en el lugar.40 Una escala recientemente validada, titulada Lincoln P-QoL, analiza la interacción mascota-dueño mediante comportamientos asociados a excitabilidad, temor y tranquilidad. Los dos primeros se relacionan con efectos negativos en la salud del animal, mientras que el último supone una mejora y una influencia positiva.41 Mullan y Main42 realizaron un cuestionario para medir la QoL en perros a través de la escala análoga visual (VAS), denominando a 0 mm como “sin problema” y 120 mm como “gran problema”. Asimismo, establecieron 11 categorías (actividad, comfort, apetito, sociabilidad, agresión, ansiedad, vigilancia, dependencia, satisfacción, estabilidad y condiciones) para evaluar el bienestar en animales de compañía y proponer cambios que mejoren su comfort, nivel de ejercicio, dieta, estimulación mental y compañerismo. La ventaja de estos cuestionarios es su aplicación en diferentes ámbitos de la medicina veterinaria, entre ellos, calidad de vida de pacientes con cáncer donde se determina la vitalidad, movilidad, compañía y dolor;43 en casos de epilepsia idiopática con evaluación del impacto de los tratamientos en la estabilidad emocional de los dueños y mascotas;44 y en caninos con dermatitis atópica para evaluar el impacto de la severidad del prurito en su vida cotidiana.45 ETOGRAMAS
Nivel de Postura del estrés cuerpo
Cuadro 4. Escala de evaluación de estrés en caninos en ambiente hospitalario o en el cuarto de exploración.
Labios
Actividad
Vocalización
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Diversos autores han implementado etogramas basados en los principales cambios de conducta en distintos ambientes y condiciones. Comportamientos como lamido de belfos o nariz, hipervigilancia e hiperactividad, en conjunto con incrementos en parámetros fisiológicos (ej. ratio cortisol:creatinina), han sido clasificados como una respuesta emocional adversa en caninos enjaulados en refugios o en pensiones.46 Así, Kiddie, et al.47 encontraron que dichas reacciones se pueden atenuar al otorgar camas de cartón
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y colocar separaciones entre las jaulas para evitar el contacto visual constante entre congéneres, reduciendo la frecuencia en el número de bostezos, así como el tiempo en el que los animales permanecen acostados; variables indicativas de un bienestar mejorado. Otro etograma abarca 26 comportamientos típicos en perros, divididos en dominios relacionados a estrés (ej. postura baja e intentos de escapar) y a afiliaciones (ej. postura de juego y movimiento de cola) para valorar el bienestar en actividades como intervenciones asistidas por animales.48 En cuanto a estrés dentro de clínicas veterinarias, los efectos de la musicoterapia como enriquecimiento,49 y la interacción social, juegos y entrega de premios durante una consulta,50 muestran una disminución de cambios de postura, vocalizaciones, actividad o temblores que suelen observarse en pacientes influenciados por los dueños, personas ajenas y el entorno en sí. CUESTIONARIO DE INVESTIGACIÓN Y EVALUACIÓN DEL COMPORTAMIENTO EN EL PERRO (C-BARQ) Diseñada para ser completada por los propietarios, C-BARQ es una encuesta que compila una gran variedad de preguntas agrupadas en 14 subcategorías que representan distintos rasgos del individuo: agresión hacia desconocidos, agresión hacia el propietario, agresión hacia congéneres, rivalidad entre congéneres, miedo a desconocidos, miedo no social, miedo hacia otros perros, sensibilidad, ansiedad por separación, apego, adiestramiento, persecución, excitabilidad, y nivel de energía (Cuadro 5).51 En una puntuación de 0 a 5, los dueños califican el comportamiento de acuerdo con la frecuencia en la que se presenta, siendo 0- nunca y 5- siempre.52 C-BARQ ha sido aprovechado en diversos estudios para el análisis del estrés en caninos expuestos a estímulos externos como el sonido de una tormenta eléctrica y su relación con niveles elevados de cortisol salival,52 su respuesta en un ambiente hospitalario,53 así como la
aparición de fuertes respuestas fisiólogicas (cortisol salival, inmunoglobulina A y cromogranina A) y su relación con rasgos negativos en el comportamiento como reflejo de una respuesta adaptativa.54 Recientemente, Doane y Sarenbo,55 combinaron C-BARQ y el cuestionario QoL para desarollar una herramienta adecuada para la evaluación del bienestar en perros, quienes bajo estrés muestran mayores rasgos de miedo, agresividad y ansiedad por separación. ESCALA DE ESTRÉS EN GATOS En felinos, la Cat Stress Score (CSS) comprende siete niveles que describen detalladamente 11 aspectos de la conducta. Contempla la posición del cuerpo, del vientre, piernas, cola y cabeza, así como cambios faciales en los ojos, pupilas y orientación de orejas y bigotes, además abarca las vocalizaciones y el nivel de actividad del animal, el cual suele descender en casos de estrés severo.56 Un puntaje de 1 corresponde a un individuo completamente relajado sin vocalizaciones, mientras que un puntaje de 7 refleja a un paciente aterrorizado con hiperventila-
ción, midriasis, orejas agachadas e inmóvil (Cuadro 6). Esta escala cuantifica el grado de discomfort en condiciones comúnmente estresantes para felinos, en particular el confinamiento en refugios, su interacción con perros o las visitas al hospital.57,58 Los resultados obtenidos han mostrado niveles de estrés y patrones de conductas negativas que se reducen con el tiempo, con la hora del día (mayor en la mañana y menor durante la tarde), y con la interacción de los animales con objetos que les permitan mostrar comportamientos propios de la especie para autorregular su bienestar.59,60 De igual manera, CSS ha sido aplicado dentro de un ambiente clínico para el estudio de diferentes métodos para minimizar el estrés en gatos. La influencia de música específica para gatos, basada en vocalizaciones afiliativas de la especie, redujo significativamente el nivel de comportamientos asociados a un estado desfavorable.61 Los efectos ansiolíticos de fármacos comúnmente administrados para controlar el estrés en pequeñas especies (gabapentina), reflejaron CSS entre 1 y 3 en pacientes premedicados 1 o 2 h antes de la cita en el hospital, correspondientes a mascotas relajadas o levemente tensas.62
Cuadro 5. Versión simplificada de C-BARQ para la evaluación del comportamiento canino. Comportamiento
Subcategoría
Agresión
Dirigida hacia desconocidos Dirigida hacia el propietario Dirigida hacia congéneres Rivalidad entre congéneres
Miedo
Miedo hacia otros perros Miedo hacia desconocidos Miedo no social
Otros comportamientos
Adiestramiento Persecución Ansiedad por separación Excitabilidad Sensibilidad Apego Nivel de energía
0
Puntuación 1 2 3 4
5
0: nunca. 1: rara vez. 2: a veces. 3: con frecuencia. 4: casi siempre. 5: siempre. Modificado de González-Ramírez, et al., 2017.51
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Cuadro 6. Escala de estrés en felinos. Puntaje
Alteraciones presentes
1.0 Relajado
Acostado de lado o de espaldas; vientre descubierto, respiración tranquila; miembros completamente extendidos; cola extendida y levemente curvada en la punta; cabeza recargada en una superficie con la barbilla levantada; ojos cerrados, parpadea lentamente; pupilas normales; orejas normales; bigotes normales, laterales; sin vocalización; descansando o durmiendo.
2.0 Poco relajado
Cuerpo en decúbito ventral, recargado hacia un lado o sentado. De pie con la espalda horizontal; vientre puede estar o no descubierto, respiración lenta o normal; miembros anteriores y posteriores extendidos. De pie los mantiene en extensión; cola extendida o levemente enrollada. De pie está elevada con una leve curva en la punta; cabeza recargada en una superficie o sobre el cuerpo, tiene movimiento; ojos entrecerrados o abiertos y pupilas normales; orejas erguidas hacia delante y hacia atrás; bigotes laterales o hacia adelante; sin vocalización; durmiendo, descansando, alerta o activo, puede estar jugando.
3.0 Leve tensión
En decúbito ventral o sentado. De pie, con la mitad craneal del cuerpo más elevada; vientre no expuesto, respiración normal; miembros flexionados o extendidos en pie; cola crispada, curvada sobre el cuerpo o hacia atrás. De pie está elevada o tensa hacia abajo; cabeza sobre el cuerpo con algo de movimiento; ojos abiertos y pupilas normales; orejas levemente hacia atrás o erguidas hacia adelante; bigotes laterales o hacia delante; maúlla o en silencio; descansando o activamente explorando.
4.0 Muy tenso
En decúbito ventral, enrollado o sentado. De pie, mitad craneal del cuerpo más elevada; vientre no expuesto, respiración normal; miembros flexionados. De pie, miembros pelvianos flexionados y torácicos extendidos; cola cerca del cuerpo. De pie está tensa hacia abajo, crispada o encorvada, moviéndose de un lado a otro; cabeza sobre el cuerpo o contra el cuerpo con poco movimiento; ojos ampliamente abiertos o apretados; pupilas normales o parcialmente dilatadas; orejas erectas hacia enfrente o alternando atrás y adelante; bigotes laterales o hacia delante; maúlla para llamar la atención; alerta o descansa vigilante. Puede estar explorando o tratando de escapar.
5.0
Decúbito ventral o sentado. De pie con la mitad craneal del cuerpo más elevada; vientre no expuesto, respiración normal o rápida; miembros flexionados cerca de una superficie; cola doblada cerca del cuerpo y hacia delante; cabeza al mismo plano que el cuerpo, poco o nada de movimiento; ojos ampliamente abiertos y pupilas dilatadas; orejas parcialmente agachadas; bigotes laterales o hacia adelante y hacia atrás; maúlla, aúlla, gruñe o permanece en silencio; alerta, trata de escapar.
6.0 En decúbito ventral o agachado sobre la punta de las patas, tiembla. De pie con el cuerpo Muy asustado cerca del piso, arrastrándose y puede presentar temblores; vientre no expuesto, hiperventilación; miembros flexionados cerca de una superficie; cola sobre el cuerpo y hacia adelante; cabeza inmóvil, cerca de una superficie; ojos completamente abiertos con pupilas dilatadas; orejas completamente caídas; bigotes hacia atrás; maúlla, aúlla, gruñe o permanece en silencio; inmóvil, alerta o acechando. 7.0 Aterrado
Agachado sobre la punta de sus cuatro patas, tiembla; vientre no expuesto, hiperventilación; miembros flexionados; cola pegada al cuerpo; cabeza inmóvil, posición baja en comparación con el resto del cuerpo; ojos completamente abiertos; pupilas completamente dilatadas; orejas completamente caídas y hacia atrás; bigotes hacia atrás; aúlla, gruñe o permanece en silencio; inmóvil.
Modificado de McCobb, et al., 2005.57
Postura
Domínguez-Oliva A, et al. Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos. AMMVEPE 2021; 32 (1-3): 24-35
Por otra parte, Dybdall K, et al.63 determinaron el comportamiento de gatos remitidos a refugios por sus propios dueños, quienes presentan frecuentemente CSS elevados con midriasis, hiperventilación, orejas y bigotes hacia atrás, y una mayor prevalencia de infecciones del tracto respiratorio alto, en comparación con animales recuperados de la calle, debido a que la separación con su cuidador constituye un estresor psicosocial adicional que compromete la inmunidad como consecuencia del estrés crónico. ETOGRAMAS El movimiento de la cabeza, intentos de escapar o esconderse, vocalizaciones, posición de las orejas, tamaño de la pupila y el movimiento ocular, en conjunto con parámetros fisiológicos (FC, FR, T, PA, cortisol y glucosa) han sido rasgos adoptados para definir el nivel de distrés en gatos en consulta, encontrando
alteraciones en dichos comportamientos y elevaciones en los parámetros mencionados (Cuadro 7).23 Gourkow, et al.64 clasificaron a los animales en ansiosos, frustrados o contentos, dependiendo de los comportamientos y posturas corporales observadas en gatos mantenidos en refugios. En los felinos del primer rubro se apreció una postura corporal baja, inmovilidad, y tendencia a esconderse y mantener el cuerpo cerca del suelo; los animales frustrados manifestaron maullidos persistentes y patrones repetitivos con lapsos cortos de agresión. Tras acariciar a los animales, dichos comportamientos disminuyeron al margen de incrementos en sIgA, ya que acariciar suavemente a las mascotas eleva la concentración de oxitocina, un neuroquímico involucrado en el bienestar animal.65 Otras escalas basadas en la conducta también han verificado la efectividad de fármacos y su impacto sobre la actitud (Cuadro 8), estableciendo que las
Cuadro 7. Etograma para evaluar el comportamiento. Comportamiento
Descripción
Cabeza
Movimiento voluntario, viendo a los lados o arriba y abajo.
Intentos de escapar
Forcejea cuando se le maneja o huye del médico.
Esconderse
Coloca cabeza o cuerpo lejos del campo visual del manejador.
Vocalizaciones
Gruñe, sisea, ronronea o maúlla.
Posición de orejas
1. Relajadas, derechas y con dirección craneal. 2. Derechas, pero hacia los lados. 3. Agachadas. 4. Agachadas y presionadas contra la cabeza. 5. Aplanadas con la parte superior girada hacia adelante.
Dilatación pupilar
1. Relajadas. 2. Ligeramente dilatadas. 3. Moderadamente dilatadas. 4. Pupilas muy dilatadas. 5. Pupila recta vertical.
Movimiento ocular
0. Ojos no visibles. 1. Mirada fija. 2. Escanea y cambia frecuente de dirección.
Modificado de Nibblett, et al., 2015.23
31
feromonas faciales felinas, aumentan la frecuencia de conductas positivas como acicalamiento, ingestión de comida, y tiempo recostado, sugiriéndolos como alternativas que pueden mejorar el estado mental de gatos sanos u hospitalizados por sus efectos ansiolíticos.66 OTRAS ESCALAS BASADAS EN EL COMPORTAMIENTO FELINO PARA LA EVALUACIÓN DEL BIENESTAR El Cuestionario de Salud y Bienestar en Gatos (CHEW) evalúa el estado mental y emocional del animal junto con otras características físicas (movilidad, ojos, pelaje, condición física y apetito) y sociales, 67 aunque su aplicación en entornos estresantes dentro de hospitales o refugios necesita mayor investigación. Freeman, et al.68 evaluaron la fiabilidad y validez de esta herramienta, distinguiendo entre animales sanos y enfermos, factor que conlleva a un estado crónico de estrés. La Escala Karnofsky Modificada (KS) integra aspectos de salud y bienestar animal que son observados tanto por el propietario como por el clínico.67 Un total de 36 puntos pueden obtenerse de la evaluación respecto a la condición corporal, peso, temperatura, y a los sistemas cardiovascular, respiratorio, músculoesquelético, nervioso, linfático y urinario/genital, otorgada por el médico; y con la percepción de comportamientos y frecuencia de aparición que es calificada por el propietario. Sin embargo, en comparación con el QoL test en pacientes con el virus de inmunodeficiencia, ha mostrado tener resultados menos exactos que la segunda para analizar el nivel de discomfort.69 ESCALA FAS (FEAR, ANXIETY AND STRESS) EN ANIMALES DE COMPAÑÍA Desarrollada por la fundación Fear Free, este esquema plantea cinco niveles que registran comportamientos de miedo, ansiedad y estrés en perros y gatos. Su
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Domínguez-Oliva A, et al. Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos. AMMVEPE 2021; 32 (1-3): 24-35
Cuadro 8. Etograma con las conductas comúnmente evaluadas en gatos para cuantificar el estrés. Conducta
Subescala
Descripción
Presente
Consumo
Interés en comida Comer Interés en líquidos Beber
Olfatea, toca o lame el recipiente con comida. Ingesta de comida. Olfatear, tocar o lamer el plato con agua. Beber agua.
Emoción
Esconderse Asustarse Deambular Agacharse Temblar
Se esconde debajo de la sábana o arenero. Se estremece o paraliza con sonidos o al tacto. Camina repetidamente de un lado a otro. En posición defensiva mirando con cautela. Temblores de una extremidad o el cuerpo.
Descanso
Acostado Durmiendo Sentado
Decúbito ventral o lateral. Tranquilo con los ojos cerrados. Alerta, con patas delanteras sobre el piso.
Actividad
Escalando Acicalarse Amasar Jugar Frotarse el rostro Vocalizar
Escala la pared o la jaula. Se limpia el pelaje con la lengua y las patas. Da forma con las patas al sustrato o piso. Persigue, salta, muerde o pelea en juego. Presiona el rostro contra el observador. Ronroneo, llanto, siseo, gruñido.
Eliminación
Interés en arenero Eliminaciones
Olfatea o toca la caja de arena. Orinar o defecar.
Interacción con el observador
Observar Olfatear Evitar Lamer Agresión Caminar
Mira los movimientos del observador. Investiga objetos o personas con la nariz y hocico. Se retira cuando se mueven o se le acercan. Intentos de lamer objetos o al observador. Gruñe, sisea, piloerección o ataca. Se aleja de una posición estacionaria.
Ausente
Modificado de Griffith, et al., 2000.66
diseño es un semáforo de tres colores (Figura 2):
restablecer el bienestar mental y emocional de los pacientes.70
a. Verde. Es posible llevar a cabo la consulta, ya que el animal se encuentra relajado. b. Amarillo. Se encuentra inquieto, existe leve renuencia al manejo y presenta jadeos y cola baja. c. Rojo. El animal muestra signos severos de FAS, agresión y es intolerante a cualquier interacción.
CONCLUSIONES
Instaurar esta escala en hospitales y clínicas veterinarias permite al médico distinguir signos de FAS e intervenir para
El estudio y reconocimiento de alteraciones en el comportamiento es un instrumento práctico y no invasivo que facilita estimar el grado de estrés que un animal percibe. La posición del cuerpo, expresiones faciales y vocalizaciones son parte del repertorio conductual que sugiere el nivel de comfort y la influencia que diversos estímulos físicos, biológicos, ambientales y psicosociales ejercen sobre el estado mental de perros y gatos. Aunque
suelen presentar alta variabilidad en las observaciones y poca especificidad para interpretar objetivamente los cambios en diversos contextos, las escalas basadas en conductas para la evaluación del estrés actualmente empleadas, en conjunto con neuro-inmuno biomarcadores y otras herramientas, permite identificar problemas e implementar prácticas stress-free (ej. limitar la sujeción física, reducir estímulos visuales, táctiles y auditivos, y ocupar premios o alimentos como refuerzo) con el propósito de evitar que las consecuencias fisiopatológicas derivadas del estrés impacten sobre el bienestar y calidad de vida de los animales de compañía.
Domínguez-Oliva A, et al. Reconocimiento clínico del estrés en perros y gatos.
ROJO
FAS elevado / alto Nivel 5. Signos severos de FAS con agresión, gruñe, se abalanza, ladra, sisea o trata de morder. Intolerante a procedimiento. Nivel 4. Signos severos de FAS sin agresión: inmovilidad, inquietud, trata de escapar, pupilas dilatadas, jadeo excesivo, taquipnea, temblores, labios cerrados y tensos, orejas caídas hacia atrás, cola escondida (perro) o la sacude (gato). Puede o no aceptar refuerzos. No tiene interés en interactuar con los medios del equipo y trata de alejarse.
AMARILLO
FAS moderado / precaución Nivel 3. Muestra más de dos signos de FAS moderado que ocurren más de cuatro veces por minuto. Rechaza refuerzos en ocasiones, y los acepta en otras. Duda en interactuar con los miembros del equipo, pero no los evita. Nivel 2. Muestra uno o dos signos de FAS moderados: orejas levemente hacia atrás, cola baja, ceño fruncido, movimientos lentos, busca demasiada atención, jadea con los labios apretados, cuatro o menos veces por minuto. Acepta con facilidad los refuerzos y busca socializar con los miembros del equipo.
VERDE
AMMVEPE 2021; 32 (1-3): 24-35
FAS bajo / sigue Nivel 1. Muestra uno o dos signos de FAS: lamerse los belfos, evade contacto visual, gira la cabeza sin mover el cuerpo, levanta una pata, pupilas dilatadas, jadeos menos de cuatro por minuto, interesado en refuerzos (premios, juego, atención) e interactúa. Nivel 0. Ningún signo de FAS. Se encuentra relajado y solicita contacto con las personas alrededor.
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Luna del Villar-Velasco J y col. Omentalización y patología prostática
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ASO AMMVEPE 2021; 32 (1-3):LÍNICO 36-43
AMMVEPE Vol. 32, No. 1-3 • Enero-Junio 2021 pp 36-43
Omentalización como alternativa para el tratamiento de patologías prostáticas Omentalization as an alternative for treatment of prostatic pathologies Jorge Luna del Villar-Velasco,* Norma Pérez Gallardo*
RESUMEN
ABSTRACT
A partir del quinto año de edad los perros sufren crecimiento prostático como consecuencia de la disminución en la actividad sexual. Las estructuras secretoras de las glándulas que se encuentran distribuidas en el parénquima proliferan y disminuye la posibilidad de eliminar la secreción acumulada. Las alteraciones frecuentes en perros son: hiperplasia prostática benigna (HPB), prostatitis bacteriana, quistes prostáticos, quistes paraprostáticos y neoplasia maligna prostática. Estas alteraciones son consecuencia de los acúmulos de secreción que se infiltran con células plasmáticas y linfocitos que modifican la próstata, creando apariencia nodular. La omentalización se sustenta en identificar el omento mayor en sus puntos de origen anatómico e irrigación completa para ser traccionado e introducirlo cuidadosamente en la glándula prostática, de manera ventral a la uretra sin lesionarla (técnica modificada simple) respetando la integridad vascular del mismo. Se recomienda para las patologías antes citadas excepto neoplasias malignas. Esta opción terapéutica se respalda en las propiedades omentales, lo que permite mantener la función y absorber cualquier líquido que produzca la glándula y evitar recidivas.
Dogs from the 5th year of age suffer prostatic growth as a consequence of the decrease in the sexual activity of the animals. The secretory structures of the glands that are distributed in the parenchyma proliferate and the possibility of eliminating the accumulated secretion decreases. The frequent alterations in dogs are: benign prostatic hyperplasia (BPH), bacterial prostatitis, prostatic cysts, paraprostatic cysts and prostatic malignancy. These alterations are the consequence of secretion accumulations that infiltrate with plasma cells and lymphocytes that modify the prostate, creating a nodular appearance. The omentalization is based on identifying the greater omentum at its points of anatomical origin and complete irrigation to be tractioned and carefully inserted into the prostate gland, ventrally to the urethra without injuring it (simple modified technique) respecting its vascular integrity. It is recommended for the aforementioned pathologies, except malignant neoplasms. This therapeutic option is based on omental properties, which allows it to maintain function and absorb any fluid produced by the gland and prevent recurrences.
Palabras clave. Próstata, hiperplasia prostática, omentalización.
Key words. Prostate, prostatic hyperplasia, omentalization.
INTRODUCCIÓN La próstata es una glándula localizada en la cavidad pélvica, ventral al recto y dorsal a la vejiga. Envuelve y rodea el primer segmento de la uretra caudal al cuello vesical. Es un órgano de naturaleza fibromuscular y glandular. El tamaño de la próstata varía con la edad, en animales jóvenes y sanos; de *
manera normal tiene el tamaño de una nuez, cubierta por una fina envoltura de tejido conectivo denso, que define su límite conocida como cápsula prostática.1 La próstata constituye parte del aparato genito-urinario, relacionándose anatómicamente con otras estructuras como los conductos deferentes. El tejido glandular de la próstata está distribuido en dos partes histológicamente definidas, inmersas en
Académico del Hospital Veterinario de Especialidades, Departamento de Medicina, Cirugía y Zootecnia para Pequeñas Especies, Facultad de Medicina Veterinaria, UNAM.
Solicitud de sobretiros: MVZ Jorge Luna del Villar-Velasco Correo electrónico: jorgevelasco1259@hotmail.com
varias capas musculares y tejido conectivo que conforman dos lóbulos. Las partes importantes son la región central y la periférica. Sin embargo, se diferencian cuatro zonas en la próstata: zona ventral o estroma fibromuscular, de naturaleza fibromuscular, una lámina gruesa de tejido conectivo y muscular compacto cubre toda la superficie ventral de la próstata, rodeando la uretra proximal a nivel de cuello vesical, donde se une con el esfínter interno y el músculo detrusor, en el que se origina. La uretra, ocupa casi un tercio del volumen total de la próstata, no contiene glándulas y en ningún momento participa en patologías comunes de ésta.
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La región periférica de origen endodérmico es la parte anatómica más grande de la próstata glandular, contiene 75% de dicho tejido, sitio en donde se originan casi todos los carcinomas. La región central es el área más pequeña de la próstata glandular, representa entre 20 - 25% de su masa y es atravesada por los conductos eyaculadores. Resulta afectada por 10% de los adenocarcinomas. Ambas regiones glandulares presentan diferencias, tanto en la anatomía como en su estructura citológica. La parte transicional y periuretral tiene origen mesodérmico, formada por un grupo pequeño de conductos íntimamente relacionados con la uretra proximal. Estos conductos representan 5% de la masa prostática glandular. A pesar de su tamaño y su irrelevante importancia funcional, la parte transicional y las glándulas periuretrales constituyen el sitio específico de origen de la hiperplasia prostática benigna (HPB) y adenocarcinomas. Estas características anatómicas propician que todos los cambios y procesos patológicos, benignos como malignos, producidos en esta glándula, provoquen alteraciones más o menos notables en la micción.2 En la próstata pueden identificarse principalmente tres tipos de células: células epiteliales secretoras, son cilíndricas altas, bien diferenciadas y conectadas entre sí por moléculas de adhesión celular, con su base fija a la membrana basal a través de receptores de integrinas. Participan en la extrusión mecánica del líquido eyaculado bajo estimulación nerviosa. Células basales, más pequeñas que las anteriores, menos abundantes, diferenciadas y se fijan sobre la membrana basal. Se estima que dan origen a las células epiteliales secretoras. Las células neuroendocrinas se ubican entre el epitelio secretor y en los conductos de todas las porciones de la glándula, así como en la mucosa uretral prostática.2 FISIOPATOLOGÍA Alrededor de los cinco años, todas las estructuras secretoras de las glándulas empiezan a proliferar, principalmente
las células epiteliales, la próstata sigue creciendo, la salida de los alvéolos queda comprimida, e impide eliminar la secreción y quedan llenos de contenido, lo que puede provocar en la próstata una superficie irregular. Sin embargo, alrededor de los cuatro años de edad se inicia tendencia a la hiperplasia quística.3 Conforme evolucionan, y por la carga de estrógenos, estos acúmulos de secreción se infiltran con células plasmáticas y linfocitos que originan un contenido nodular a la próstata, entremezclándose con zonas modificadas por proliferación de células basales prostáticas, atróficas o metaplasias con atrofia de las células epiteliales.4 Aunque con la hiperplasia aumenta el tamaño, disminuye la función secretoria prostática (reducción del volumen seminal). SEMIOLOGÍA DE LAS ALTERACIONES PROSTÁTICAS La prostatomegalia es frecuente en el perro y afecta a 70% de los machos a partir de los cinco años de edad. Las patologías prostáticas incluyen: hiperplasia prostática benigna (HPB), prostatitis bacteriana, abscesos prostáticos, quistes prostáticos, quistes paraprostáticos y neoplasia prostática maligna, como el adenocarcinoma. Los quistes prostáticos son hallazgos incidentales frecuentes que pueden verse asociados a HPB u otras afecciones prostáticas. Los abscesos prostáticos pueden desarrollarse como una complicación de prostatitis bacteriana y o quistes infectados.4 La HPB se acompaña de alteración en la relación entre andrógenos y estrógenos y requiere la presencia de testículos. El proceso hiperplásico se facilita por estrógenos, que pueden aumentar los receptores de andrógenos. En consecuencia, se presenta hiperplasia por la producción creciente de estrógenos, aunque la producción de andrógenos declina con la edad.5 Con referencia a la prostatitis, esta puede ser aguda o crónica, con abscesos o sin estos, suelen deberse a bacterias que ascienden por la uretra, aunque es posible la diseminación hematógena. El desarrollo y persistencia de la infección
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prostática depende de la interacción entre los mecanismos normales de defensa del huésped y la patogenicidad de la bacteria, entre las que se citan Escherichia coli, Staphylococcus, Streptococcus y en algunos casos Mycoplasma y Brucella canis. Asimismo, se mencionan los trastornos que incrementan el número de bacterias en la uretra periprostática o la vejiga urinaria, o que comprometen la resistencia local o sistémica del huésped.5. Los pacientes con infección aguda de la próstata presentan signos de un proceso séptico agudo: fiebre, anorexia, letargo y leucogramas inflamatorios con desviación a la izquierda o sin esta. Además, es frecuente encontrar exudado uretral y una próstata dolorosa a la palpación. El análisis de orina presenta piuria, hematuria y bacteriuria.5 En estos pacientes es posible encontrar alteraciones radiográficas como mineralización granulosa del parénquima o ultrasonografía con lesiones hipoecoicas difusas multifocales.5 En los casos de pacientes con adenocarcinoma prostático, el pronóstico es reservado debido a que es una enfermedad altamente maligna. Los signos clínicos y los datos de laboratorio y radiográficos son similares en las diferentes formas de afección prostática, el diagnóstico definitivo suele establecerse cuando la enfermedad está en etapa avanzada.5 Los quistes prostáticos se relacionan con vestigios embrionarios de los conductos de Müller.3 Otros refieren quistes de retención por obstrucción de los conductos glandulares a causa de hiperplasia prostática, prostatitis crónica o metaplasia escamosa.6-8 Se puede distinguir una fase quística, en la que descienden los niveles de andrógenos y aumentan los estrógenos o sustancias similares.9 De hecho, se han descrito quistes prostáticos concurrentes con sertolinomas en perros.10 En un sentido amplio, los quistes pueden localizarse desde la unión uretrovesical hasta el inicio del esfínter estriado en todo el espesor estromal y uretra prostática; según el lugar donde se sitúan pueden clasificarse en laterales y mediales; en relación con su origen en adquiridos y congénitos.11 Por lo que respecta a los quistes
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laterales adquiridos, se trata generalmente de quistes de retención,12 resultado de procesos inflamatorios u obstructivos en el marco de una hiperplasia de próstata, como se mencionó anteriormente, aunque este apartado incluiría también los cistoadenomas de próstata, los quistes posmanipulación prostática, quistes de conductos eyaculadores o los de vesículas seminales.13 Aquellos que se manifiestan clínicamente lo hacen de manera similar a otras patologías urológicas de más relevancia pronóstica, con un conjunto de signos tan variados como inespecíficos, de ahí la necesidad de completar el estudio hasta establecer el diagnóstico de exclusión. A pesar de la controversia en torno a su origen,14 existen diversas características bien establecidas por las que se les considera entidades bien definidas, en el caso de los perros, los más frecuentes son de origen mesodérmico, la ausencia de esperma en su interior y la falta de continuidad con la uretra, indicarían que se trata de un quiste derivado de los conductos de Müller.12,13,15-17 Todo esto unido a la descripción embriológica de Müller acerca de los conductos mesonéfricos hace pensar que puedan corresponder a un vestigio de la fusión del utrículo con el tubérculo de Müller.18 Esta localización hace que incluso quistes de un centímetro de diámetro puedan presentar signos si crecen hacia los lugares de drenaje de los conductos eyaculadores o del cuello vesical y explicar los signos agudos con los que se manifiestan la mayoría de las veces, a raíz de cualquier proceso que ocurra en su interior, desde sangrado parietal con hemorragia intraquística hasta ruptura espontánea.19 La presentación clínica más frecuente es el síndrome miccional; pueden presentarse infecciones recurrentes, hematuria, signos similares a los de la prostatitis e incluso provocar episodios de hemospermia o aneyaculación.15,16,19,20 DIAGNÓSTICO La ecografía se presenta como la primera prueba de elección, ya que se alcanza un rendimiento diagnóstico óptimo, que
incluso no se ve superado ni por la TAC, ni por la RNM.13,18 Esto no significa abandonar el resto de exploraciones urológicas, para hacer un buen uso de éstas en casos complejos o en los que se sospeche de patologías asociadas. Los quistes paraprostáticos se presentan en 80% de perros mayores de 10 años.21 A pesar de que se describen en todas las razas caninas, las de mayor tamaño, especialmente el Doberman y el Pastor alemán, tienen mayor incidencia.22 Es posible que se presenten de forma infrecuente, oscilando su incidencia entre 1 y 6% del total de casos de enfermedades prostáticas.23-26 No obstante, su incidencia real en la población canina en general es desconocida.25 Diversos mecanismos han sido propuestos para explicar el origen: desarrollo anómalo del conducto de Müller remanente (utriculus prostaticus), expansión localizada de un área prostática por acúmulo de secreciones debido a obstrucciones ductales (quistes de retención), así como secuelas de hematomas prostáticos (hematoquiste).25,27,28 En cualquier caso, estos quistes alcanzan un tamaño considerable, clasificándose en pequeños, medianos y grandes según el volumen de líquido que contengan; respectivamente 100 mL, 100 – 500 mL o > 500 mL.29 Los quistes paraprostáticos presentan como signos clínicos asociados dolor abdominal, inapetencia, disuria, constipación, tenesmo o incontinencia, debidos a la compresión sobre estructuras adyacentes.22,24,27 Su diagnóstico clínico se efectúa mediante palpación abdominal y rectal, punción directa y mediante técnicas de diagnóstico por imagen.26,29,30 Un tipo especial de quiste paraprostático es el osteocolagenoso, del que existen pocas descripciones debido a la escasa presentación. Se caracteriza a nivel histopatológico por la presencia de áreas de metaplasia de hueso esponjoso en su pared.24,25,30,31 En cuanto al diagnóstico ultrasonográfico, las descripciones son escuetas e inespecíficas, ya que su aspecto ecográfico no se encuentra aún bien documentado. Finalmente, se considera que el cáncer de próstata es una enfermedad multifacto-
rial, en la que participan principalmente factores hormonales, además de los relacionados con la raza, la dieta y una historia familiar de cáncer prostático. El cáncer prostático se origina por el crecimiento clonal de una célula epitelial alterada en su genoma; no obstante, se han identificado múltiples clonas malignas dentro de la misma glándula, como consecuencia de la inestabilidad genética de la próstata.32,33 Desde el punto de vista histológico, se sabe que existen lesiones precursoras. La neoplasia intraepitelial prostática (NIP) se considera como una lesión precancerosa. Encontrar NIP de alto grado en biopsias por aspiración de próstata, incrementa el riesgo de encontrar carcinoma entre 20 y 50%. Cuando existe NIP de bajo grado, no se observa un incremento en el riesgo de cáncer de próstata. Cuando se localizan glándulas atípicas sin carcinoma en biopsias por aspiración, también conocida como proliferación acinar atípica, se recomienda incrementar el número de biopsias en busca de carcinoma, ya que la incidencia en estos casos, puede ser tan alta, como 50%. La hiperplasia adenomatosa atípica se ha sugerido como una lesión precursora de carcinoma, habitualmente de bajo grado. No obstante, su asociación al cáncer es controversial.34,35 TRATAMIENTO La prostatectomía radical es un tratamiento efectivo en pacientes con cáncer de próstata clínicamente localizado;36,37 sin embargo, se encuentran en función directa de la etapa en el momento del diagnóstico. Para la enfermedad temprana, la estadificación utilizando examen digital-rectal, ultrasonido transrectal e idealmente la resonancia magnética endorrectal, son de gran utilidad para determinar la localización del tumor. En pacientes con cáncer de próstata avanzado, la enfermedad llega a ser resistente a la terapia hormonal en algún momento de su evolución. Es entonces cuando surge la necesidad de otra alternativa terapéutica eficaz. Durante mucho tiempo se utilizó la quimioterapia
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paliativa, fue hasta 1996 en que se demostró un beneficio con esta modalidad terapéutica, utilizando la combinación de mitoxantrona-prednisona empleada en humanos. Desde entonces fue considerada como la primera línea de quimioterapia para cáncer de próstata avanzado refractario a terapia hormonal. Recientemente, se han mejorado los resultados utilizando docetaxel combinado con prednisona o con fosfato de estramustina y se ha propuesto como primera línea una combinación que contenga docetaxel.38,39
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de la Ciudad de México, un perro de raza Dobermann de siete años, macho, con datos de estreñimiento; en la anamnesis, los propietarios manifestaron que no podía defecar desde dos semanas atrás, habían observado presencia de sangre y moco en heces; decaimiento, falta de
Figura 4. Craneal a la próstata y dorsal a la vejiga. Se observa estructura con contenido anaecoico y celularidad.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO El tratamiento quirúrgico consiste en colocar un catéter uretral. Se expone la próstata mediante celiotomía en la línea media ventral caudo-umbilical. Posteriormente se expone la vejiga y la próstata cuidando la irrigación e inervación de ambos órganos con paños de tercer campo. Se inserta una aguja de gran calibre dentro del absceso, se recolecta una muestra, para cultivo y citología. Se disecan digitalmente todas las trabéculas y bandas fibrosas que conectan los abscesos adyacentes, creando una cavidad común, se succiona y lava la cavidad para remover los acúmulos de líquido, se desbrida el tejido necrótico. Se introduce el omento mayor a través de las cavidades producidas por los abscesos. Las complicaciones más comunes a corto plazo posterior al drenaje pueden ser anemia, derrame urinario, edema subcutáneo, choque, hipoglucemia, incontinencia urinaria, sepsis e infecciones inscisionales.40 El paciente debe ser orquiectomizado en el mismo tiempo quirúrgico. El postoperatorio se cuida de mayores complicaciones, aparte del edema subcutáneo presentado, la antibioterapia inicial por seis semanas concomitantes con la terapia de líquidos, esta última con el fin de producir diuresis y aumentar la filtración y, por ende, disminuir la azoemia.
Figura 1. En la proyección Ld-Li se observa el colon desplazado hacia dorsal, distendido con presencia de heces y la próstata que ocupa más de 70% de la distancia entre la base del sacro y el pubis.
apetito y vómito, y ligera dificultad a la micción. Al examen físico se apreció dolor en abdomen caudal, temperatura rectal de 39.9 °C, pérdida de peso, a la palpación digital de la próstata se constató aumento asimétrico de tamaño y dolor al ejercer presión, aunado a una estructura paraprostática anómala de gran tamaño que sobresalía a nivel del perineo. Como primer paso se sugirieron estudios de imagenología. Estudio radiográfico
Neumocistografía
Figura 2. En la proyección Ld-Li se observa neumocistografía. La vejiga está desplazada cranealmente como consecuencia de la próstata incrementada de tamaño.
Distención de colon descendente con retención e impactación fecal, prostatomegalia, misma que comprime la luz del recto produciendo acentuada estenosis rectal que impide la correcta evacuación de heces (Figuras 1 y 2). Estudio ecográfico Se observa área anaecoica paraprostática correspondiente a lesiones ocupantes de espacio, líquidas o de alto contenido celular compatible con quiste o abscesos (Figuras 3 y 4). Diagnóstico y tratamiento
CASO CLÍNICO Anamnesis Se presentó a consulta al Hospital Veterinario de Especialidades Churubusco,
Figura 3. Quiste prostático de 1.9 x 1.65 y otro de 1.0 cm con una próstata de 5.33 cm.
Ante la sospecha de quiste paraprostático no se procedió a aspiración con aguja fina debido al riesgo de producir peritonitis; se recomendó cirugía: orquiectomía y omentalización prostática.
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Manejo prequirúrgico Los pacientes con abscesos o quistes abscedados tienen mayor probabilidad de desarrollar hipoglucemia, azoemia, leucocitosis, piuria y bacteriuria, por lo que se procedió a instaurar terapia de líquidos y antibioterapia con amoxicilina y ácido clavulánico 20 mg/kg de peso VO BID, metronidazol 15 mg/kg de peso VO BID; en el posquirúrgico inmediato se mantuvo la fluidoterapia y se continuó con la antibioterapia por seis semanas, aunado al protocolo de analgesia sustentado en tramadol 2 mg/kg VO TID por cuatro días y butorfanol. Se sugirieron exámenes complementarios, perfil renal y hepático, hemograma, cultivo y antibiograma. Tanto el hemograma como el perfil bioquímico se encontraron dentro de rangos establecidos. Se obtuvo muestra estéril de la secreción prostática y no se reportó crecimiento bacteriano
Vena prepucial
Figura 5. Incisión paralela al pene en piel. Se refirió la vena prepucial.
Figura 6. Línea media caudomedial. Se incidió para llegar a la cavidad abdominal. A Figura 9. Se protegió el omento mayor aislado y se mantuvo humedecido con solución salina fisiológica.
Protocolo anestésico-analgésico •
• •
Preanestesia. Tiletamina / Zolacepam 4mg/kg de peso EV, Tramadol 2.0 mg/ kg de peso EV, Meloxicam 0.1 mg/kg de peso EV. Inducción. Propofol 4 mg/kg peso EV lenta. Mantenimiento. Isofluorane al 3% con una fracción inspirada (Fi) de O2 al 100%.
Durante todo el procedimiento se monitoreó al paciente de forma no invasiva, mediante ECG, pulsioximetría y capnometría, temperatura corporal y presión arterial.
Figura 8. Se puncionó la pared del quiste utilizando aguja calibre 21 y se aspiró líquido serohemorrágico, el cual se envió a laboratorio.
B
Figura 10. Sondeo uretral con catéter semirígido para identificar la uretra en el proceso de omentalización de la próstata. Figura 7. A. Se localizó la próstata, caudal al trígono vesical. B. Adherencias entre vejiga, próstata y órganos adyacentes.
Técnica quirúrgica 1. Se realizó celiotomía caudoumbilical paralela al pene (Figuras 5 y 6). 2. Se expusieron la próstata y la vejiga (Figura 7). A la exploración directa se observó una gran estructura nacarada muy vascularizada y con áreas de color rojo oscuro, la cual presentaba amplias y sólidas adherencias con vejiga, lo que impidió su completa exterioriza-
ción y manejo, ante lo cual se optó por evacuarla mediante aspiración. 3. Se expuso el absceso en su cara ventral o ventrolateral para evitar daño a la inervación de la vejiga o uretra. Se realizó punción en la pared del quiste y se aspiraron 975 mL de líquido serohemorrágico (Figura 8); pese al vaciado, se mantuvo la sólida consistencia de sus paredes, tamaño y presencia de
Figura 11. Próstata abscedada, una vez evacuada, se llevó a cabo un trayecto lado a lado con una pinza de Rochester para insertar el omento. Se observó la sonda empleada para su drenaje.
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5. Figura 12. Paso del omento a través de la próstata, sobre la parte ventral de la uretra, para ser fijado posteriormente.
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Figura 13. Fijación del omento al tejido prostático utilizando puntos separados simples y material absorbible monofilamento.
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A
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adherencias, lo que impidió confirmar el posible origen anatómico. Se obtuvieron muestras para biopsia y o cultivo para enviar al laboratorio. Se drenó el absceso. Se lavó y aspiró con solución salina tibia. Se preparó y expuso el omento. Se aisló con paños de tercer campo humedecidos (Figura 9). Para identificar la uretra, es necesario que se coloque previamente una sonda urinaria (Figura 10). Se perforó la parte ventro-lateral de la pared prostática con hoja de bisturí y pinza hemostática o de Rochester (Figura 11). En próstatas con gran acúmulo de líquidos es necesario comunicar todas las regiones afectadas para luego hacer pasar el omento a través de todas éstas (Figura 12). La digitotomía es una buena técnica para no dañar la uretra. Se fija el omento a la próstata, cerca de los bordes de incisión o la perforación creada por la pinza, mediante puntos simples separados con material monofilamento absorbible (Figura 13). Cierre y síntesis de la pared abdominal (Figura 14). Se orquiectomizó al paciente.
Un día posterior a la cirugía se informó que aún tenía cierta dificultad para evacuar, por lo que se decidió realizar un enema con solución salina tibia, repitiéndose 48 h después, con resultados satisfactorios. Se continuó con la antibioterapia durante seis semanas, observándose adecuada recuperación. Es importante recalcar que también se procedió a la orquiectomía del paciente. DISCUSIÓN
Figura 14. A. Cierre convencional de la pared abdominal por línea alba. B. Debido a que la incisión en piel y subcutánea fue realizada paramedial, se realizó reducción de espacios muertos en el tejido celular subcutáneo, seguido de puntos en piel.
Los quistes paraprostáticos son estructuras sacciformes con un contenido líquido o semisólido situados en torno a la próstata como grandes estructuras de paredes finas y contenido líquido.26-28 Sus posibles etiologías son difíciles de determinar e incluyen el desarrollo anormal del conducto de Müller, hematomas prostáticos y obstrucciones ductales.25,26
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En cualquier caso, se considera más práctico utilizar criterios de clasificación topográficos en vez de etiológicos, ya que son poco claros; por lo que vale asentar el término paraprostático a toda estructura quística de tamaño considerable situada fuera, pero en vecindad con la próstata con o sin conexión patente con ésta, tal y como refieren algunos autores.25,28 En un estudio retrospectivo, donde se revisaron un total de 177 casos de enfermedades prostáticas se encontró que las razas más afectadas fueron el Dobermann y el Pastor alemán, los cuales representaron respectivamente 9 y 5.6% del total de casos, lo que coincide con el presente informe.22 Otro factor a considerar, es la edad del paciente, la cual se relaciona de manera directa con la presentación de enfermedades prostáticas. La edad de este perro fue de siete años, coincidiendo con el segmento cronológico de mayor riesgo.30 El hallazgo de quistes múltiples en el mismo perro es frecuente, pero siempre existe uno principal, de localización intraabdominal o intrapélvica.41 En el caso presentado se conjuntaron dos quistes principales. Es importante recordar que a la exploración física se comprobó fuerte distensión abdominal que correspondió a la palpación con una masa no desplazable y de consistencia blanda situada en la porción abdominal medio-caudal; en la exploración rectal se palpó la próstata incrementada, aunado a una estructura para-prostática anómala de gran tamaño que sobresalía a nivel del perineo. La prevalencia de los quistes prostáticos es mayor que las neoplasias y la hiperplasia benigna. Este paciente no presentó ningún signo de enfermedad severa, solo un poco de dificultad para realizar las funciones de micción y defecación, lo que coincide con los signos más observados en casos de quistes prostáticos.22,23,42 Los valores analíticos del examen de secreción prostática, por su parte, se encontraban sin evidencia de infección debido a que no se desarrollaron colonias en el cultivo bacteriano efectuado. En este sentido, hay autores que afirman que el contenido de estos quistes es siempre estéril, mientras que otros preconizan que pue-
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den presentarse infecciones secundarias que producen un exudado purulento y abscesos.25,27 En algunos casos se puede encontrar metaplasia ósea en las paredes de quistes prostáticos, sobre todo en los de gran volumen,8,23 alteración que en ningún momento apareció en este caso. En cuanto a la imagenología, la técnica de cistografía con medio de contraste negativo ha sido recomendada como diagnóstico auxiliar para localizar quistes paraprostáticos y diferenciarlos de la vejiga. El examen ecográfico de los quistes reveló una gran estructura redondeada con contenido anaecoico con celularidad y márgenes internos lisos. No obstante, Stowater y Lamb (1989) encontraron una gran diversidad en el aspecto, destacando la ausencia de un patrón de ultrasonido concreto asimilable con las características clínicas e histopatológicas de cada tipo de quiste paraprostático. Por tanto, se considera que la ecografía podría ser eficaz en el diagnóstico definitivo de este tipo específico de quistes.26,29 En todas estas técnicas, y en mayor o menor grado según los autores, se describen como principales complicaciones posquirúrgicas la retención y la incontinencia urinaria. 6,7,23,41 probablemente por el compromiso de la inervación y la irrigación del trígono vesical durante la cirugía.26 Normalmente estos problemas responden al tratamiento médico con betanecol o fenilpropanolamina.23 En este paciente en ningún momento se presentó ninguna de estas complicaciones. CONCLUSIONES Los métodos quirúrgicos más usados son la extirpación total del quiste, si la morfología y las relaciones anatómicas lo permiten, la marsupialización podría ser una opción a considerar. Otra técnica que parece ofrecer buenos resultados es la resección parcial del quiste y la omentalización de sus vestigios.23 El omento o epiplón gastrocólico o epiplón mayor es la membrana que envuelve el intestino, parte de la curvatura mayor del estómago (lámina anterior) y desciende en la cavidad abdominal (como un delantal) hasta la región pélvica, adherido al colon
transverso.43,44 Es un órgano linforreticular que está integrado por arteriolas, vénulas, linfáticos, células mesoteliales, células endoteliales, macrófagos, linfocitos, monocitos, granulocitos, células plasmáticas, fibroblastos y adipocitos.44-46 Además, recientemente han sido aisladas células madre (stem cells) desde el omento.47,48 Tiene funciones de defensa y absorción de líquidos, de gran utilidad para solucionar los problemas prostáticos, el epiplón no permite la formación de fibrosis en el tejido subyacente y, por tanto, no lesiona al tejido glandular, u otro tejido en el área donde se implanta; el omento introducido en el parénquima prostático y/o en los quistes paraprostáticos no solo solucionará las alteraciones prostáticas, sino que mantendrá su función de bomba de absorción de cualquier líquido que siga produciendo y evitar recidivas. El omento proporciona una fuente de aporte sanguíneo para la llegada de antibióticos, leucocitos y factores angiogénicos y sirve como un drenaje fisiológico. Actualmente se sabe que el poder angiogénico se debe a dos factores de crecimiento angiogénicos:46,49 • •
Factor de crecimiento de los fibroblastos (FGF). Factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF).
En todos los casos, se aconseja la orquiectomía, ya sea que la próstata se encuentre alterada por un crecimiento excesivo o por HPB, o por adenocarcinoma; la prostatectomía parcial es un método que deberá contemplarse, aunque conlleve exceso de dificultad quirúrgica y secuelas postoperatorias. Además, es importante mencionar que se carece de disponibilidad de fibra láser, la que es usada de manera cotidiana en cirugía de próstata en humanos.
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INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES AMMVEPE 2018; 29(3-6):
Instrucciones para los autores
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AMMVEPE Vol. 32, No. 1-3 • Enero-Junio 2021
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