Catarsis I

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catarsis literatura y otras vainas

AĂąo I

Tacna, julio 2014

N° 1

Director: Wilmer Kutipa Luque / skepsis_21@hotmail.com


INTRO En sus manos la revista “Catarsis”. Que no le espante su rústica indumentaria. Vacas flacas, usted entiende. ¿El nombre? Según el pequeño Larousse: Purificación de las pasiones mediante la emoción estética. Ya sabe, fin último de la tragedia griega, etc. Freud y sus elucubraciones sobre el método catártico, en fin. Es eso, más todo lo que usted pueda imaginarse. La palabreja ya es de uso corriente por cierto. ¿Por qué se publica? Por mero capricho del que atiza la cháchara en desmedro del discurso de orden, esto es: cero pretensiones, cero ínfulas, cero pedanterías. Su objetivo se reduce a registrar y difundir, más con ánimo de saltimbanqui que de pontífice. Su radio de acción es Tacna la herótica y un poco más allacito, más aquende que allende en todo caso. ¿Periodicidad? Discontinua siempre. ¿Es apolítica? No, aquí caben todos, desde ácratas hasta fachos, fulano, zutano y mengano, el papel aguanta todo; sin política no hay literatura, reza la frase de Perogrullo. Además, recuerde lector que el antídoto se llama carcajada en caso sufra de indigestión ideo-política. ¿Qué sugiere? Si quiere pasar un buen rato haga caso al kusillo, llévese “Catarsis”, una revista de literatura y otras vainas por el estilo, mejor que Condorito. ¿Algo más? No, eso nomás… ah una última cosa, vea usted, qué paja la imagen de portada, no? El autor se llama Yankarlo Quiroz Núñez del Prado, o si prefiere llamarlo en buena jerga: “Yanlo”, su alias. Ahora sí, es todo, vamos a la Plaza Colón. El Director

SUMARIO Narrativa: El puente del suicidio / Enrique Cuautli La muerte de los 21 años / Adalberto Varallanos La gota / Hugo Salazar del Alcázar

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Poesía: Mario Carazas Yesebell Sechar Ricardo Eyzaguirre Percy Vílchez Marcela Oversluijs Leo Cáceres Narda Segovia Yhan Koronel Katherine Medina

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Miscelánea: Entrevista a Yhan Koronel Escoxor / Alberto Ninaski La ventana indiscreta / Melissa Ascuña Acerca del realismo psíquico / Aldo Medinaceli Sobre Slow Food de Cher Santiago / Mario Carazas

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Catarsis

EL PUENTE DEL SUICIDIO Enrique Cuautli Por una condenada coincidencia en el tiempo y el espacio, dos resueltos suicidas interrumpen sus propósitos mortuorios. Y gracias a esta probabilidad, nuestro famoso “Puente del suicidio” aún permanece inmaculado, mientras la muerte involuntaria sigue arrasando más allá de sus contrafuertes. Tiempo: viernes, altas horas de la noche. Espacio: Tacna, puente vehicular del óvalo Cusco. Una tímida luna llena se esconde entre las nubes. La llovizna otoñal es casi imperceptible. A lo lejos, el estallido de un ladrido se prolonga en un eco. Casi no hay vehículos en circulación... La noche está prácticamente en queda. Esta es la relativa descripción de la escenografía de nuestro relato que sigue a continuación. Un desahuciado hombre está colgado de los barandales del ya nombrado puente, con toda la intención de darle punto final a sus tormentos. Sí, es un suicida. En eso, es impactado por los reflectores de una Hummer. El vehículo se detiene a una distancia prudente. Se apagan las luces y el motor. Se abre la ventana polarizada, luego la puerta y en seguida aparece una sombra antropoide. Da unos pasos y se cuadra delante de la Hummer. Ahora se puede distinguir que es un hombre de mediana estatura, más recio que enclenque, lleva traje negro de etiqueta, camisa albina, corbata aflojada, zapatos brillosos, de su mano derecha cuelga una botella de trago a medio tomar. Da otros pasitos más y se detiene. Inspecciona minuciosamente todo el espacio, menos el de los barandales. Toma un largo sorbo directamente de su botella como esos alcohólicos de profesión. Su lento exhalar se deja notar nítido a pesar de la poca luminosidad lunar. Es un hombre de esas películas gore quien se ha cuadrado frente al suicida y cuyo rápido actuar lo deja noqueado hasta el colmo de hacerlo olvidarse momentáneamente de su objetivo principal. Y de repente, como un impertinente despertador, el hombre de película masculla algo que no estaba en el libreto siendo suficiente motivo para evidenciar ante el otro su indeseada presencia. El suicida recupera la compostura y grita: “¡Qué, qué dice!, ¡voy a saltar si sigue acercándose!, ¡lárguese!” (que no nos sorprenda que un suicida amenace con matarse después de verse descubierto infraganti). “Que nada más genuino que el

suicidio para prolongar una existencia absurda”, contestó el otro. No había que perder tiempo en chácharas absurdas. El suicida inteligentísimo no quiere entenderlo y con una diplomacia muy propia de los desesperados, lo invita a largarse a la mierda. “Compadre, si fuera tan amable de quitarse del medio, con gusto me largo de este mundo. ¡No estoy bromeando!, ¡lárguese! ¿Acaso tengo cara de estar bromeando?, he venido a inaugurar este puente y lo voy a hacer, a menos que usted se adelante a mis pretensiones”. El trajeado parece no prestarle atención: “A propósito, ¿cómo se llama?”, le pregunta con aire displicente. “¡Nadie!, y no le incumbe nada... ¡lárguese!”. “Entiendo… yo, por cierto, soy Razón Escalante, debo acabar este trago primero, no tengo prisa, aviéntese nomás si desea…”. El improvisado guión de Razón Escalante con matices psicológicos, surte efecto en Nadie. Éste se pregunta si lo que el tipo le dice es cierto, si es un salvavidas momentáneo haciéndose el borracho, o uno de esos suicidas románticos, quizás un ángel, ¿por qué no?, uhmm no, cojudeces, es un simple suicida como él, y si es así, ¿qué carajos hacen dos suicidas discutiendo? Para rematar semejante estupidez, no encajan las razones –si es que se puede hablar de razón a estas desesperadas alturas de la vida– de sus suicidios. Mientras Nadie quiere hacerlo para acabar con sus tormentos, el otro aparentemente pretende hacerlo por mero placer, ¡por gusto! Es un tanatofílico, eso es. El gusto por la muerte como la cumbre de todas las extravagancias del hombre. ¡Maldición!, si tan solo este exquisito “gusto mortuorio” formara también parte de los atormentados. Si tan solo esto del suicidio fuera un viaje de trabajo o placer. Un viaje con posibilidad de renuncia y retorno, porque nada más aburrido que lo eterno. Si tan solo cuando uno se cansara de estar muerto de tanto trabajar o andar paseando pudiera irse a otro lugar mejor y hacer otras cosas. Si tan solo uno pudiera regresar de la muerte. Porque nunca nadie cree vivir lo suficiente, aun aquellos suicidas completamente convencidos. De ser posible preguntar a aquellos que se quitaron la vida días o semanas después de su deceso si querrían volver a la vida, sin duda responderían con un sí rotundo. Todos los relojes de la ciudad ya estaban apuntando hacia la madrugada pero el cielo seguía Pág. 3


Catarsis cargado de estrellas de brillos diáfanos a pesar de las nubes, el entorno seguía silente con intervalos de aullidos y algún que otro sonido maquinal, mientras el frío pugnaba por meterse a los huesos. De más lejos llegaba el sonido casi imperceptible de una orquesta. Y solamente eso. El silencio era tal, que era posible oír los latidos de corazones durmientes de cada existencia como tambores marcando el compás de la vida. Se percibieron estos detalles en el transcurso de silencio que sucedió al cambalache de palabras, exactamente después de que uno de ellos mandara a la mierda al otro. Razón Escalante se había dado tiempo para darle otro sorbo a su trago e indirectamente llamar a esta parte de la fiesta a Nadie. Nadie estaba exhorto con el descubrimiento de estos detalles que mostraban la otra cara de la existencia. El paisaje se mostraba más explícito y vivo cuando parecía que estaba muerto. Que no le distraigan estas pequeñeces. Levantó la mirada al cielo, aspiró el fresco que lo atravesó hasta las entrañas, sintió la frialdad de las rejas y se dio cuenta de que sus manos eran las únicas que lo sostenían, los pies se le sacudieron, se instalaron mariposas nauseabundas en su estómago, cerró los ojos, aguzó el oído y al fin pudo distinguir que la orquesta que tocaba a lo lejos era de género cumbiambero. Entonces, recordó su canción favorita, su disco, su POWERLIVE MAX, su cuarto, su casa, sus gatos... Razón Escalante le ofrecía un trago. Nadie ya estaba ebrio de los recuerdos repentinos que le habían embargado sin su consentimiento. Razón Escalante le dijo que nada más paciente que el suicidio, que se tomara un día más aquí, que allá no habría eso de un día más, que los suicidas acelerados suelen acabar en salas de emergencia... Nadie pudo controlar la tormenta de sus entrañas. Nadie aceptó el trago. Nadie dejó que se avienten un par de lágrimas desde el puente. Nadie ya no pensaba en el suicidio. Se sentaron sobre el capote de la camioneta Hummer. Bebieron como buenos borrachos directamente de la botella. Los minuteros pisaron fierro a fondo, cantaron los gallos madrugadores, la aurora rayó entre las montañas, los primeros taxis abandonaron las cocheras, sonaron los primeros despertadores, la ciudad estaba pretendiendo volver a su estado caótico. Los suicidas contemplaban la vida como desde un pedestal, la muerte estaba a sus pies, el crudo amanecer les pertenecía, intercambiaban palabras lacónicas, y ya estaban embriagados, y sus intenciones primarias se esfumaron, y el trago se acababa, y el deseo les hizo cantar “mozo, un par más por favor”, y la muerte, ah!

la muerte que seguía reinando más allá de los contrafuertes del puente del suicidio, jodiendo con titulares como: < < O T R A V E Z L A AV E N I D A PRINCIPAL AMANECIÓ TEÑIDA DE SANGRE: Una camioneta se estrelló contra un poste; sus dos ocupantes, quienes habrían libado licor, han fallecido en el acto. >> Para que esta última afirmación no se preste a malas interpretaciones, diremos que el puente amaneció con dos suicidas ebrios sobre sus barandales. Sin embargo, muy aparte porque no podía escapar de este relato, agrego que es una verdadera tragedia que los suicidas no se suiciden y los amantes de la vida mueran.

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Catarsis Adalberto Varallanos (1903-1929) vivió poco pero exploró mucho. Fue un vanguardista tremendo. Como a su íntimo amigo Carlos Oquendo de Amat también la tuberculosis le reventó los pulmones. Murió a los 26 años. El crítico Elton Honores ha escrito: “Adalberto Varallanos representa un caso de narrativa de vanguardia en el Perú, ligado al cubismo (y al futurismo, por su culto al avance tecnológico percibido como parte del progreso), que se inserta en un proceso de apropiación y de reelaboración de los códigos de la vanguardia, para dar cuenta de nuestra realidad peruana”. Este cuento fue publicado en la revista “Jarana” (1927), cuyo único número detenta un valor inestimable, pues en ella militaron: Oquendo de Amat, Jorge Basadre y Adalberto Varallanos.

LA MUERTE DE LOS 21 AÑOS Desde la orilla de mi nacimiento a Luis Cardoza Aragón, Vicente Huidobro y Alberto Hidalgo, suramericanos…

Adalberto Varallanos ESQUINA. Ángulo de lo ciudadano. Todos los silencios van a dar la vuelta. Cuidado. El reloj está dándose cuerda. Con los dedos perpendiculares tocó su cabeza. Cabeza. Pensamiento. Vez primera en que un hombre coge un hilo del pensamiento. En seguida veamos: Estoy parado aquí. ¿Pero cuántos años tengo...? 21. En efecto, extradimensionando la velocidad estéril de este meridiano terminante, difluiré todas mis anterioridades en una sola pared, mejor escalera, donde distribuiré los años pluralizados en una tenue recordación. Destruyendo la base de mis atributos, he aquí el examen de mi extensión en edades de incalculable estima. Torció su memoria hacia las escalas de meses que tenía delante, pasó a los años. Primer año, situado en un plano de inestricta verdad, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, hasta octavo. Todo ello queda encerrado en la malla cortable de una infancia tonta, coloreada de descubrimientos prefijados en una minúscula pureza maternal... Los senos que no fueron conocidos sino luego, cuando hubo concluido el último mes de sus dieciocho años. ¿Qué hizo a los nueve años próximos a su gravitación? ESCUELA: los recuerdos se ponen de pie. Aprender, aprender, aprender. Las letras pasan por su cerebro, de pie. Las palabras le hacían inteligente, se estuvo vistiendo de conocimientos durante un mes, dos meses, más, más... EUROPA, ASIA, ÁFRICA, AUSTRALIA. El mundo era redondo le llegó pronto a sus manos y ya, para siempre, rodó por su cabeza.

En efecto, el mundo era redondo, casi redondo, pero ya veremos... Por ahí encontró a la naturaleza; los amigos, la sociedad, los vecinos, los tíos, las primas que siempre le preguntaban para qué iba a estudiar. Y su MAMÁ que le decía: "mi hijo ha nacido para presidente de la República", porque su madre le traspasó su esperanza, luego al pariente más grande que está arriba: DIOS. ¿Para qué iba a preguntar por Dios? DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES Y EL HOMBRE ES SU JUGUETE. Las letras le decían las cosas que le circundaban y más allá: GEOGRAFÍA, CIENCIAS NATURALES, COMERCIO, PIROTECNIA (Vivía cerca de una fábrica de cohetes...). No podía desprenderse de las letras y de las palabras, ¿por qué no se iban las palabras del hombre...? No sabía… Llegaron los diez años, once, doce, trece, catorce. Los contornos y los límites se iban volviendo grandes. En su casa había oído: 'YA ESTÁS GRANDE. QUÉ PRONTO CRECEN LOS MUCIIACHOS. YA ESTÁS GRANDE''. Pasó por la horca de los profesores, de los directores, de los compañeros. Escuela y colegio. Alumnos y carpetas. Exámenes. Notas bajas y altas. Vinculó una mujer a su persona, habiendo surgido un amor a los 18 años. Las vulgaridades que después vinieron: conversaciones, promesas, cambios, besos, contactos, esperas y por fin le nació un recuerdo, y otro y otro. La que comenzó con su Pág. 5


Catarsis entregamiento se tituló Ifigenia (le puso ese nombre por tener algo que ponerle) Le crecía el sexo y él intersticiaba su varonía contra las mujeres, que luego se le acercaron pisando por la punta de los pies, medrosas, porque era joven, porque era bello, porque no le llamaban niño sino "LUCHO, LUCHITO, NO SEAS MALO”. Con ninguna. Las dejó con los días y todas se fueron con el calendario. Asegurando en una perpendicular armazón sus intentos, ya estuvo descascarando inteligencia y los “por qué” y el “yo”, poco a poco, fueron tomando el nombre de su propio nombre. Abrió los cuatro costados de su juventud y era como todos: “HAY QUE SABER VIVIR" y otras necedades infladas que le fueron acercando, en bandejas gratuitas. Surgió en él un calculador que calificaba la belleza, la tradición, los maestros y, asimismo, respetaba: “LAS PÍLDORAS DEL DOCTOR ROSS PARA LOS RIÑONES Y LA VEJIGA''. Tantos letreros como esos que estaban pegados en las paredes y en la cabeza de los hombres. Los libros, la cultura, los panoramas abiertos en cada día y hora, le explicaban que ya estaba teniendo esperanza, experiencia. Ya cayeron sobre é1 18 años y en seguida 19, que regulaba cada día solidificando los cartabones de su democracia interior. Restó varias veces de sí mismo, buscando los rastros de su persona. “Tengo –pensó– todas las grandes esperanzas”. Y ya estaba introduciendo los codos al porvenir: EL PORVENIR SE ABRÍA DE PIERNAS ANTE SU PERSONA. Germinando la presentación de sus mayores, recurrió a los antecesores del Perú. Ancló en los INCAS, poblando de soles históricos, directrizó su mente hacia la hermetización incaica. Los incas están en la historia, estuvieron en el Perú. Ideó, ideó, ideó... MANCO KAPAC, TUPAC YUPANQUI, HUASCAR, ATAHUALPA, etcétera... ¡qué tipos tan simpáticos! Cinematografió, nuevamente, en sus deyecciones pasadísticas, nuevas tramas contables: U N G R A N I M P E R I O, U N A G R A N CIVILIZACIÓN, UNA GRAN VIDA... Los hombres creían en dioses falsos, como hoy... pero ¿no eran para él todos los dioses falsos...? Los de los incas y los de los españoles. NI MÁS NI MENOS. Y perorizando otra vez, con un "a solas" nebuloso, sostuvo para sí: YO NO CREO EN EL PASADO INCAICO de que me hablan los historiadores, las ruinas y unos cuantos cholos que viven en el CUSCO, AYACUCHO, CAJAMARCA…

Tropicalizó muy paulatinamente lo demás del tiempo peruano que pertenecía a la COLONIA, INDEPENDENCIA, REPÚBLICA, desembarcando en nuestros días. . . En seguida almacenaba esto: "TODOS son unos sinvergüenzas, todos. El Perú es un país rico, como dijo Humboldt. Somos un pueblo ocioso, pero muy noble. Hechos, no palabras. Tenemos un brillante porvenir. Nación muy antigua, sólo nos falta capitales. Necesitamos grandes hombres. El Perú es un pueblo digno de mejor suerte. Está llamado a un futuro mejor. Ya viene el progreso, etc.". En cuanto a la mujer sostenía esta columna: "La limeña hija de Santa Rosa y de la PERRICHOLI es de seducción proverbial. La limeña es la mujer más bella de Suramérica... " "Los indios, la raza vencida. No han entrado a la civilización. El problema indígena. La tristeza del indio. Los Andes pensativos y solitarios. El yaraví llanto de las punas. Civilicemos a los indios. La rebeldía de la raza. El peligro de las mezclas. Hay que instruir a los indios. Escuelas, escuelas, escuelas, escuelas. Hechos, no palabras. Necesitamos vías de comunicación. Caminos, caminos, caminos, caminos. Seamos prácticos. Raza digna de mejor suerte". Algo que no se le huía de la cabeza: "Nuestras glorias nacionales. Nuestros grandes hombres. Prestigioso y conocido valor nacional. Nuestras ilustres figuras. Nuestro ilustre músico nacional. Nuestro historiador nacional. Sabio nacional. Honra nacional. Arte nacional. Escritor nacional. Música nacional. Escultor nacional. Pintor nacional. Crítico nacional. Maestro nacional. HAY QUE AMAR LO PROPIO Y NO LO EXTRAÑO''. Otras veces traían a su memoria: "Respetemos la tradición. Las ideas nuevas. La decadencia de Occidente. La crisis de los valores. Las ideas de vanguardia. Renovarse es vivir. El espíritu revolucionario. Combatamos el conservadorismo. Vayamos a la revolución social. Soy de ideas avanzadas. Las nuevas corrientes ideológicas. Hagamos la revisión de valores...". Parte de las monedas de todos los días; él se pegaba a las frases que oía y vivió así, hilando inutilidades. Romántico, porque desnudando su emoción disparó a una mujer este corcho: "TE ADORO" (La tarde fumaba su cigarrillo hecho de minutos). Los libros, para él, se le abrían de hojas como Pág. 6


Catarsis si fuesen femeninas, con un halago de voluptuosidad aprendido en Huysmans, Rachilde, Morand, Radiguet; contaba los argumentos de lo que leía. (Aquí una mujer y un diálogo). Decía ella: –¿Cómo es eso? Cuéntame... Casi nunca concluía de contar... Y un "ay qué simpático", con una abertura de brazos era el… FIN. Almohadones, cojines, alcoba. Porque se apoyaba con cabeza, dejó, varias veces, muchas ideas nuevas en el cojín del sillón, que sí, eran nuevas... Estuvo pensando ante un lecho sobre las memorias que podía escribir, cuando de la puerta de su habitación la criada, una cholita de Chumbivilcas, le disparó así: ''NEÑO LUCHO, ESTÁ LLAMANDO SU MAMA AL COMER…''. Cuando cayó con su mirada sobre el Omega apresado en su muñeca, eran las 12 y 32 minutos. Todavía quería sistematizar sus recordaciones y hacer un recorrido más lento a sus años destapados, porque ya estaba acercándose a ser mayor de edad. Porque a los 21 años somos mayores de edad. Violando una gana oculta exteriorizó la otra oportunidad, inocentemente, delante de unas amigas: "ESTO ES UNA VAYNA". En seguida el asombro por pedazos. No oyó lo que le insultaban, porque cerró las puertas de sus oídos. ESQUINA. Ángulo de lo ciudadano. Colocándose aquí no iba a concluir casi nunca. Era mucho inventario el que tenía que hacer en este instante. Se levantaron los escalones de sus años, nuevamente, desde el 1 hasta 1926, acortó el círculo y llegó al mes de junio, acortó más y llegó hasta la segunda semana y por terminar el día 23. (Él había nacido el día 23 de junio). Hoy cumplía toda su minoría y había en toda su vaciedad civilizada, en hilachas incoloras y rezagadas: FRÍO. Pero no había hecho nada, no había sido sino un anónimo, un pobrecito joven estudiante que ganaba unas libras en la oficina y se levantaba a las 7 a.m. Era como aquél, como tantos otros, preso en el PERÚ. Los domingos: matinée... Pulsó las cuerdas de un horizonte embarcando su imaginación y en efecto: EL MUNDO ERA REDONDO Y ERA GRANDE. Aire. Avionizó sus anhelos perforando las distancias. Abrió sus válvulas irradiantes. Pero ¿qué hacer con los años vividos...? Los contempló velozmente, como se contempla al abandonar aquel lecho de hotel donde una vez dormimos, para ver si

se nos queda algo o aquella mujer que se va a embarcar: GRACE LINE, VAPOR PARA NEW YORK. LOS PASAJEROS DEBEN ESTAR A LAS 5. Saltó sobre sí mismo y verticalizando dijo: el pasado muere hoy. Empezó a asesinar sus años uno a uno. Gemían sus dedos estranguladores. ESQUINA. Ángulo de lo ciudadano. Pasa un bocinazo, luego un CHANDLER 4336. La calle iba a llegar a la esquina poblada de ruidos. No se permitió más. Situó de una vez. ¡QUE MUERA!, exclamó sacando la pistola del cinto (¿qué suicida no lleva la pistola al cinto?), y acercándose tenuemente se puso delante de sus VEINTIÚN AÑOS, convulso, tiritante, como nunca, disparó: ¡PAM! El cuerpo cayó aplastando la vereda. Avanzó un paso, dos, tres, cuatro y se puso a andar (Se buscó los cigarrillos. No tenía). Volteó la esquina. MIENTRAS TANTO EL PAISAJE SE SUICIDABA A SUS PIES. ESQUINA. Ángulo de lo ciudadano. Por ahí quedan 21 años muertos. Crimen, crimen, crimen. . . Perú, 1927.

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Catarsis Hugo Salazar del Alcázar (1954-1996) poseyó un talento desbordante, multifacético, su repentina partida nos privó de realizaciones mayores. En una nota autobiográfica antes de morir escribió lo siguiente: “Tengo muchos proyectos en mente, algunos de ellos vinculados a Tacna. Quisiera tener el tiempo (y la disciplina) para poder realizarlos. Tengo muchos sueños y proyectos. A fin de cuentas habría que hacerle caso a Shakespeare cuando dice que uno está hecho con la madera de sus propios sueños. Y eso ya es bastante”. Su faceta como periodista y crítico teatral es de sobra conocida, sin embargo Hugo Salazar fue un poeta brillantísimo, así lo demuestran sus poemarios “Acerca de delfines podridos y el daño questos hacen (o) nueva crónica y desgobierno” (1975) y “Esta es nuestra belleza: el inmenso girasol que se desangra sobre el pavimento” (1977). Y no sólo eso, grande y grata sorpresa fue hallar entre sus papeles inéditos este relato que posee toda la inocencia de los años mozos, pues fue escrito siendo aún estudiante en el colegio Champagnat, según el emocionado testimonio de sus familiares. Cumplimos con publicar esta prosa como tributo a la memoria de Hugo Salazar del Alcázar.

LA GOTA La vida es lo que es porque nosotros somos lo que somos. A quien le debo todo lo que soy, bueno o malo, y a todas las gotas de agua que existen en el mundo.

Hugo Salazar del Alcázar La gota corre por el terciopelo de la hoja de aquella violeta perdida entre la hierba. En su caída deja una estela húmeda que tiene mucho que contar acerca de lo que ha visto en el transcurso de aquella tan corta vida de un día. Ah! Cuántas cosas han ocurrido desde que la gota decidió abandonar su nube y vino a terminar a la hoja de una violeta. Vio nacer una mariposa, el centelleo de sus alas refulgía en el espejo que la gota formaba descomponiendo los colores para formar otra gama aún más hermosa. –¡Qué lindos colores!, observó la mariposa. –Son la base de tu vida, contestó la gota. Experimentó el dolor de la violeta al paso de la oruga que dejaba las huellas que indicaban que había pasado por allí y le preguntó a la violeta: –¿Qué puedo hacer para ayudarte? –Refrescarme nada más, respondió la violeta. Cuando la gota estaba por la mitad de su camino, ya había perdido gran parte de su volumen,

pero de esa manera refrescaba a la violeta. En un brusco movimiento la gota se precipitó rodando por la hoja hasta llegar al ápice del cual se sostuvo. Estos últimos segundos de vida de la gota habían transcurrido demasiado rápidos y sin siquiera percatarse, y se encontraba allí al borde del precipicio que tanto temía y abajo, esperando, la tierra ansiosa por saciar su sed con aquella gota. Comenzó a resbalar, hasta que no se pudo sostener y cayó, sin embargo esa caída esperando el final, para la gota le pareció lenta, y todo aquél día, aquella vida se le vino a la memoria nítidamente y recordó. Había sido educada en una nube, hija del mar y del sol, pues cuando éste se calentaba demasiado, el mar lo admiraba embelesado y en ese momento se amaban y el mar concebía vapor, el cual era enviado a las nubes para que se educaran esas pequeñas, casi ínfimas gotitas, y se hicieran grandes, y con ello bañaran la tierra y se hiciera sentir la Pág. 8


Catarsis supremacía del agua sobre la tierra. La tierra que se indignaba con esto, absorbía aquellas gotas para saciar su sed y refrescar sus entrañas, pero en algunos casos el agua ganaba terreno, como en el lago, donde se hace sentir que la tierra está por debajo del agua, y era una pequeña colonia del mar en la tierra, y esto se conseguía gracias a la lluvia que caía incesantemente sobre la tierra hasta ahogarla. A la gota de nuestra historia no le gustaba la idea de formarse para aquella misión, siempre salía reprobada, así que un día decidió escaparse de la nube. En su caída se encontró con que estaba encima del mar y que se iba a perder en la inmensidad de su madre, el mar, el cual por cierto estaba enojadísimo por su rebeldía. Pero el viento, de quien se había enamorado, le ayudó a evadir la furia de su madre. El sol, que observó toda la escena, se indignó tanto que empezó a calentar todo de una manera sofocante, lo que por consecuencia calentó el aire e hizo que el viento se extinguiera. El mar se enfureció y comenzó a azotar la costa, en ese momento el viento aprovechó la brisa que levantó el mar para refrescarse y formar un remolino, logrando así cubrir la huida de la gota. Al no haber viento, la gota cayó nuevamente y se posó sobre una nube que no era la suya. Ésta al verla se asombró y pasó lista a todas sus gotas para comprobar si estaban completas. Las contó 2 veces, eran 301 gotas, sobraba una, así que la nube le pidió a nuestra gota fugitiva que por favor se retirara a su nube original. Otra vez caer sin rumbo fijo, pues la tierra se veía a tanta distancia, cuando de pronto ¡pum! Aterrizó en las plumas de un pequeño ruiseñor. Con el ruiseñor conoció muchos lugares, sólo tenía que levantar la vista y podía apreciar todo desde los aires, ni muy lejos desde donde se encontraba antes, la nube, ni muy bajo, cerca de lo que temía, la tierra. Conoció a los árboles, el ruiseñor hacía paradas en cada árbol para descansar. Conoció a otros pájaros, tan lindos y bellos como el ruiseñor, y todos entonaban hermosas melodías con sus trinos. Aspiró por vez primera el aroma de los campos de crisantemos, todos juntos allí, una inmensidad, todo en familia, ¿familia?, esta idea se le cruzó por la mente y sintió nostalgia por sus hermanas las otras gotas, miró al cielo y vio cómo su nube pasaba por encima de ellos. –Es muy raro, pensó la gota, la nube me educa, el mar me engendra y el sol es mi padre pero no tengo

ni el calor ni la brillantez de mi padre, ni la inmensidad ni el aspecto de mi madre y no me agrada la instrucción de la nube, creo que nunca entenderé mi naturaleza, inclusive quiero más al viento que a cualquiera de los otros tres. No habían avanzado mucho cuando vio a sus hermanas precipitándose sobre la tierra en forma de una fina garúa, pobrecitos, eran aquellos que habían reprobado y no servían más que para garúa, eran los más débiles, los más pequeños, aquellos que no habían desarrollado lo suficiente como para pertenecer a una lluvia o a un aluvión. –¿Es ese el sentido de la vida?, se preguntó. Abajo la tierra aguardaba impaciente, pues estaba sedienta y quería saciar su sed que le secaba por dentro. –Crecer y desarrollarse, para luego arriesgarse a pelear una batalla que se sabe no ganarán, y caer, ser absorbido, ignorándolo todo, todas esas cosas que estoy viendo, precipitarse para terminar en las entrañas del mundo sin haber conseguido nada más que una simple formación para la guerra. Estaba ensimismada en sus pensamientos, cuando el ruiseñor hizo un giro y la gota resbaló hasta caer sobre una mullida alfombra de pelos que resultaba muy agradable. Se oyó un disparo de repente, la alfombra se empezó a mover a gran velocidad, se detuvo bruscamente y empezó a mover a gran velocidad, se detuvo bruscamente y empezó a ladrar. Entre los ladridos se oía un canto tristón y agónico que parecía haberlo escuchado antes, pero en una melodía más alegre, claro está, en aquella sinfonía que era el sibilante sonido del ruiseñor, que ahora se encontraba herido y cantaba en un tono muy suplicante; cuál sería su impotencia que simplemente se dejó llevar por las manos del muchacho que tenía un rifle colgado al hombro, y terminó en una bolsa que parecía estar llena de muchos pajarillos más. La gota se escurrió por el pelambre del animal hasta caer al aterciopelado haz de la violeta, para llegar a la culminación de lo que es la vida de una gota, al fin y al cabo iba a tener que llegar. Había transcurrido todo un día en la vida de la gota, en el cual había culminado como rocío de violeta, ¿no era, acaso, hermoso? Era mejor que ser un gotón para una tormenta, estaba realizada, conocía la vida. Cayó por fin sobre la tierra y lo único que le había faltado admirar era el firmamento. La tierra parecía dormida y no se había percatado de la presencia de la gota. Mientras esperaba el despertar de la tierra. Mientras esperaba el despertar de la Pág. 9


Catarsis tierra, admiraba las estrellas, la luna, y saboreó segundo a segundo aquel magnífico espectáculo, era la última noche que podría hacerlo. Miraba y pensaba: –¿No hubiera sido mejor quedarme en la nube y seguido el camino de los demás? Después de todo tenemos el mismo fin, absorbidas por la maldita tierra. ¿De qué me sirvió conocer todo esto, valdrá la pena? Mis padres son muy raros, tienen hijos, los mandan a una nube para que luego ésta nos enseñe a ser mejores, según lo establecido por la tradición de las gotas, y ser mejores significa ser gotas de tormenta. ¿Sería bueno? Tal vez no o tal vez sí, después de todo no lo probé. Tal vez debí ser soldado

de aluviones, son grandes, fuertes, desarrollados, pero con el alma vacía, y una de las cosas que puedo decirme a mí mismo y estar contento es que no la tengo vacía, la tengo llena de experiencias, sentí, amé, sufrí, de una manera diferente, y valió la pena, refresqué las hojas de mi violeta, aspiré el aroma a crisantemo, volé en las alas de un amigo y sufrí la muerte de este amigo, aprecié los colores de la oruga convertida en mariposa, escuché el concierto de las aves y sentí el roce del viento… La tierra había despertado y la gota no terminó su pensamiento, la violeta dobló su tallo, los crisantemos se perfumaron bien y el viento silbó de nuevo diciendo: ADIÓS!

Yanlo

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Catarsis

Mario Carazas: OLVIDA A DIOS olvida a dios su rostro templando el tuyo tensando la cuerda hasta romperla olvida a dios, en su morada sumergido ve tú, ve que haces por ti mismo que a tus actos nadie aguarda ni aquilata. olvida a dios, también a la ópera, no está de moda aunque tenga fanáticos, pero el ballet también los tiene , ellos suelen hablar cosas macabras y uno no sabe exactamente qué hablan ¿de dios o un hospital? olvida a dios dios huele a hospital los hospitales también me desagradan aunque sólo estuve un par de veces dentro los desahuciados que han estado ahí clavados por tanto tiempo los detestan tanto o más que yo olvida a dios de las alturas y tendederos, tus labios podrían apenas nombrarlo y enmudecerían tan pronto; tan estúpido no soy la cerveza embriaga, me gusta y no por los culitos que se mueven en la tele, así que si hablas de dios no me pongas su bondad en la cara ¿qué quieres ? ¿qué dispones? si yo nunca quise a la más bondadosa ni pude ni quise olvida a dios tebeciano, su conciencia nos tose en la cara aparta su mano de las brasas, ellas también necesitan oxígeno. Del poemario “Estación de la resaca” (inédito)

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Catarsis

Yesebell Sechar: HIPÓCRITAS Estoy conmigo mismo, el corazón es quien manda y yo obedezco. Agua Viva

Autopistas con un nuevo sol en los bolsillos y la brisa casi tétrica nos desviste el alma he pensado que en realidad no somos tan hipócritas como para hacer socialismo en las universidades… Hace 2 semanas no tengo medias y me ha dado risa ahora Ahora que ya no me amas y que, como tú, tres hombres más se alejan.. sé que alguien más decepcionaré mañana de eso no lo dudo no dudo de que me odies dudo de tu facha que amiga tú siempre te alejas y caes como trueno cuando la devastación de tus hábitos te traen de nuevo a mi casa vulnerable que siempre te abre la puerta te espera aventándose tus mansos besos que escupen maldiciones y a mí.. Todo me va mal me va igual dicen que estoy jodida que fumo mariguana y soy egoístamente apolítica que abro las piernas a quien me guste que camino como quiero que bailo cuando quiero que abro mi corazón cuando siento y estoy tan jodida porque aquí está prohibido amar porque aquí la libertad es un delito porque aquí la lucha antisistema es ilusión porque aquí el poeta es triste careta Y yo estoy malditamente risa que me interesas que ya no soy poeta que ya no encajo ni en un cajón que me siento en paz con las ratas y mi mejor amigo es una piedra que estoy malditamente risa sin tus máscaras puestas. Pág. 12


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Ricardo Eyzaguirre:

Estado mamífero de podredumbre El país es una marmota violada por un lagarto, sentada sobre estacas. No hay plata para los retrovirales, entonces, muere. Fe de erratas: Donde empieza la huevada con "el país es una marmota" (puntos suspensivos), debe decir: El mundo entero es una marmota violada por un lagarto, sentada sobre estacas, sobre agujas hipodérmicas, sobre mierda, entonces, muere.

Lagarto mecánico Muerde la raíz lagarto mecánico, cuélgate, hazte espiral, usa tus servomecanismos y escúrrete entre las corrientes, tuerto, desfigurado, feo como un tumor. Baja por este río seco que trae piedras secas, que trae cadáveres secos, que no carga ni una gota de agua en su cauce, seco cual vagina de mujer en coma, muerde y baja lagarto, déjate guiar por el olor a ciudad, por el olor a intestinos desparramados, a axilas parabólicas alineadas al pasamanos de un microbús, esperando captar ondas de radio para reprogramar sus cerebros, sus códigos C++, escritos y copiados por encargo del gobierno de la Franja Aérea Nº 1. Pág. 13


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Percy Vílchez Salvatierra: DÉDALO El último borde de sentido enmadera nuestro mundo en demencia como un enjambre asesino sobre trece gruesos tarros de confite como innúmeras fragancias irisándose en un vértice escarlata como un vórtex de esclerosis purpureando en el frontis de la casa donde nunca podrás ver a tus ansias hilvanando los favores de los vientos pues las ansias deshilan esos favores. La esfera del tiempo ahogará en ficciones nuestra vida deleznable sobre Ishtar y su cielo de Babel ex persecuto. En las sombras extendidas a los pies de Dédalo los lémures incuban basiliscos e intuyen en sus esteras los arrullos de sus cunas y, en voz baja, los dictámenes legales. Un crepúsculo en Propóntide será el alba sobre el Leteo y los frescos salaces del templo de Astarté expedidos sobre trozos de cristales quebrantados en un puesto de periódicos cualquiera. El tauróbolo será desvirtuado por los burgueses en las playas y sus breves aspersiones serán fama para el pueblo que esto ignora. Los frisos que observamos en Bitinia verán su dorso en Altamira y el plúmbeo mausoleo enrarecerá del pico de una estalagmita. La verdad es el plexo del eón en los espejos visto convexamente y hacia arriba como insectos suspendidos en la luz de lo inasible. Ironía que desboca en lo grotesco quimera exacerbada por el tedio irás contra el suelo dando vueltas cuando el ave que incandesce de sí misma se abrase en los hornos como un pájaro cualquiera. La verdad es el plexo de la vida en los espejos suspendida en la luz de lo inasible. Trujillo - Perú

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Marcela Oversluijs: # No te esfuerces querido mantengo la correa alrededor de tu cuello, egoístamente a tu alrededor. Nuestra paz no es paz, amarrado al centro del mundo entre callejones, entre paredes atado a tu tumba te encuentro y me ato para exhumarte. Sobre la arena tu cuerpo, y el planeta sigue girando, oscureciéndose el día donde serás el ritmo y yo seré el ritmo el dulce drama de cangrejos pacíficos, de dioses de cavernas que, mientras aspiran polvo y caminan sobre sus pieles, tú, te acuestas a respirar.

## Penetra tus entrañas tu curva cementada allí donde renacía a ritmos que te gustaban saboreando tu fértil pubis respiro profundo y tú aspiras la nota densa del dolor libera tu sangre en mi carne apiádate de tus vivos ojos destrózalos apiádate de tus temblorosas manos perfóralas llora sobre mi espalda, logra que me penetre tu llanto hasta humedecer. En la agonía de tus células las mías reirán, así, sólo así, arráncate la piel y abrázame PISTA PARA EL PERDÓN

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Leo Cáceres: Astro Deseo XXIV «Y la nostalgia que siento no está ni en el pasado ni en el futuro». Fernando Pessoa

por qué no ser una forma distinta de muerte una en la que las sombras sean vericuetos donde poder desarrollar el azar del día sin remordimientos desarticularse en los precedentes de un ombligo cósmico oír el latido púrpura que se abandona a la corriente taquígrafa por qué no ser una forma distinta de vida una en la que el ciervo sangre pétalos de silencio antes de emprender cada racha de luz en las luctuosas retinas de la atenuación y se extravíe en mi bosque cinéreo donde perciba la homoestasis como una torva copla fantasmal aquí tienen señores mis recetas de vejez aquí mi psicopompo culpable solitario aquí mi eterno abu yaria sin mapa aquí mi astro vaginal derretido aquí mi olvido sin túnica amanece en puno y desamanecen mis acordes el lago fue anzuelo mi corazón pozo hierático traje conmigo la fragancia a traumatismo encéfalo craneano a pulgar derecho desfigurado a ekeko sediento de pisco a herida en simulacro a vallejo y neruda a vaso de agua a caída libre a vida amoratada por los cuatro costados déjame estoy leyendo poesía en una cerveza el mundo es un garabato llamo por teléfono a la existencia pregunto si puedo Pág. 16


Catarsis dormir en casa de la nada la misma cama hospital de agua negra la misma noche de mirada hogareña la misma salpicadura de sangre el mismo viento candado el mismo malestar inconsciente salté por una de las veinticinco ventanas de oquendo deambulo sin saber quién soy por el cementerio estuve delineando mis venas en las nubes ahora mis ojos son un mismo arlequín dormido en la cuerda tensada del recuento final de mis zancadas nostálgicas de regreso cinco lagunas me susurran que estoy vivo Puno - Perú

Narda Segovia: A las 4:45 a.m. se abre la luna Juntamos las narices y decidiste no volver a ser cobarde desde entonces remojo mis pies en tu vértice murmurando una plegaria a la luna de leche para verte llover y ser toda lluvia. Pero febrero crece en flores secas y es preciso deshilar las manías aprendidas es preciso el adiestramiento de la sed un aniquilamiento suave como madrugada. A veces olvido la forma de tus huellas dactilares tu andar rumiante la negación en tres verbos. Y pienso: es mejor desdibujar los relojes la contemplación de una pared vacía puede ser eterna He bordado mansamente las orillas de mis dedos he comprobado que al tiempo no le importa ir en espiral. La realidad crece en una maceta crece como la fiebre como el aura previa al dolor Hoy te ofrezco mi náusea, es toda tuya yo sé que ella también sufre. Arequipa - Perú Pág. 17


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Yhan Koronel: LA ONCEAVA MUSA Soy incorpórea, soy intangible, no puedo amarte. –Oh ven, ven tú. Bécquer Mi musa huele a mimosa y aloe vera, se tira chanchos, es puerca, tiene alma de jabalí, le salen truenos por el culo y gas mostaza cuando habla. De sus ojos crecen pararrayos con ropa tendida, y ondas theta surgen de sus cabellos de falda… mi musa que todo lo besa hasta volverlo azúcar, lagrimea hidromiel en la entrepierna… mi musa de fanta y kolin kola tritura cigarros y el humo es azafrán para sus venas… mi musa tiene una vagina de llanta cabeza de jibia con pico de pulpo que traga y traga la luz para escupir pollocks y/o kandinskys en la av bolognesi… mi musa a veces cree tener pinga y se la mete a todo el mundo y ríe y salta y llora y juega a ser una niña coqueta con sus bolas de grasa que del cuello le cuelgan como perlas… mi musa juega a las muñecas con sus palabras, se endiabla, se endiosa, la oscuridad de marte viaja hacia ella, vaca voladora, su leche cae, nieve agria… mi musa tiene espalda de tortuga, cuello de lapa, brazos de sauce, aliento de dragón… aletea con sus orejas de dumbo, resbala como pingüino en bloques de brea, cae como hoja, sube como globo, se enfada y hace de su cuerpo un fu gu sabroso y a sí misma se sirve como sashimi en el escritorio a la hora del café meloso. Ay! mi musa me sopla sueños de tiza. Mi musa fue la diosa de henriete vogel, de sophie von kühn… Mi musa se partió en mil y emergió como lou-salomé, o regine olsen, Mi musa caga grueso y delgado, a veces jala el wáter y mira satisfecha el caldito que dejó en la espiral de agua. Mi musa se masturba once veces al día, se limpia el culo con mis bolas, se lava los dientes con mi verga, ya limpia, se traga los focos para decir hola qué tal, y anguila eléctrica ella entra en el pensamiento y le echa cloro a todo mi cerebro. Mi musa le hace el amor a los pobres, sus tetas son banderas negras, sus lunares son discursos rojos que exhortan a la humanidad. Su voz tiene el sabor de los metales, sus manos son de oropiel, hedor de nácar. Mi musa se pega plumas y baila india alrededor del fuego. Mi musa tiene una mirada piadosa, traga libros de rabelais y vomita electrodomésticos para mamá. Mi musa en halloween me saca a pedir dulces vestida de pikachú y yo de ash. Mi musa también enferma y suda etapas azulrosa, cuando menstrúa es una gran jaqueca de petróleo y entonces la tengo que sacar a pasear con sombrero y/o bastón. Mi musa me habla como un ruido blanco y todo lo que toca estalla. Mi musa también se lanza a la alcaldía, revienta en pancartas de crepé, asiste a marchas para gays. Mi musa también es industrial, fabrica tarjetas de créditos y postales, cría chicharrón para vender chancho. Mi musa viene y se aleja… molesta a todos y regresa en muletas… a mi musa también le gustan los golpes y las patadas, el fuego en su cabeza, la correa bien aprieta en el cuello y gime y ladra por unas monedas y tratados de paz. Mi musa me abraza cuando la mando a la mierrda. Le gusta wagner y se queja de mahler, le gusta giotto y maldice a delacroix… ama a hokusai y se tira a beauvoir. Mi musa, en fin, ya está muy vieja, y gorda y flaca y tímida y pendeja, mi musa es una pobre chata que infla con sus gases y/o jugos los cachetes del mundo. En sus ojos han crecido zanahorias y remolachas… Caray, adiós musa. Esperaré tu próxima reencarnación, no demores mucho sí? PD: estoy embarazado.

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Katherine Medina: Murciégalos Ha llegado el tiempo de los murciégalos y la ancestral incomprensión de que mi cuerpo es sólo un cuerpo y nadie se muda en él sólo asienta un nuevo inquilino cuyo abrazo ciñe mi nicho cual oruga y se envuelve de balas verdes y amarillas tan rancias y roídas que se evaporan con el sudor del esfuerzo de haberme abierto las piernas como a una virgen hacendosa. Y me pregunta si nos veremos de nuevo ¿cómo negarle la muerte a un suicida? no me atrevo siquiera a tocarlo a respirar cerca de su cuello ni pasar mi afilada lengua sobre el azul de su mirada abatida y creo que es enorme por haber superado los rencores de ser traído a este mundo sin consulta previa y a pesar de todo al escribir estas líneas he tenido que asesinarlo.

Cortinas azules A Omar Suri Cortinas azules en mi cama bajo un ondulante viaje de manzanas, cortinas azules con tus pantuflas plomas, cortinas azules en el autobús con el sol rugiendo sobre mis mejillas, cortinas azules en las calles sonámbulas temiendo que no tengan piedad de mis pisadas neuróticas, cortinas azules con el cigarro anclado a mi boca evitando que mis vocablos se conviertan en laberintos oscuros, cortinas azules cactus errante, ulema sin corbata, cortinas azules porque las aves cantamos en diferentes idiomas y no se preocupe cariñito si no pueden entendernos me basta saber que usted también cortinas azules. Arequipa - Perú

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Catarsis En abril del 2013 el profesor analfabeto le hizo una entrevista a Yhan Koronel para cierta revista que no pudo salir a la luz por razones que no vienen al caso; esa entrevista permaneció inédita. La publicamos ahora por tratarse de un documento que nos revela aspectos de la inquietante personalidad del poeta Yhan Koronel así como del movimiento literario tacneño enarbolado por LETRASÉRTICA, hoy KAPUT. YHAN KORONEL EN SU LABORATORIO MUTANTE Explicita tu propuesta estética y tu concepción (el fin del libro…) hay un capítulo alusivo de citas respecto de la poesía ¿o prefieres llamarla de donde incluso la información genética, las otro modo? moléculas, los astros y sus movimientos son un tipo de escritura y/o lenguaje. Pero, fuera de eso, Toda mi vida me he preguntado qué carajos es siempre me he preguntado por qué escribimos, en poesía... y quizá sea eso: un carajo. Me explico, y general, todos los que escribimos… Quizá la espero no pecar de complicado, pero es que respuesta sea que escribimos para organizarnos. jodidamente creo que las mismas fuerzas que hacen Eso claro si consideramos a los escritores como un que el escritor, el poeta, el narrador, el crítico, tejido intelectual y hasta un órgano esencial para la escriban, son las mismas fuerzas que dieron origen a humanidad. No olvidemos que el lenguaje y la la vida a través del big bang. Explicaré mi concepto escritura tal como las conocemos son un proceso de poesía, pues esta misma puede extenderse a todo cognitivo motorizado por la actividad electrotipo de obra artística, y en mi caso, hasta científica, química de nuestras neuronas y cerebros. Quizá por incluso matemática y filosófica. Para mí la poesía es eso el tópico tan conocido de escribir para exorun acto-proceso de crear. No significa más que crear. cizarnos, sea lo mismo que escribir para organiRecordemos que la palabra poesía deriva del latín zarnos, para mantenernos 'normales' o no caer en la poēsis, y este del griego ποίησις que, si no me falla la 'locura'. Por supuesto que todo esto que digo de la memoria, en su origen histórico se refería y poesía tiene poco o nada que ver con el concepto de significaba crear, simplemente crear. Entonces la poesía clásica que tienen algunos todavía en el poesía es creación pura y todo poeta crea. Desde ese contexto de la literatura: donde es vista como una punto de vista, todos somos poetas porque creamos, forma del discurso literario o artístico que se rige y para ser más pretenciosos en la acepción, se diría por disposiciones y relaciones de equivalencia entre que todo el mundo escribe, porque en este mundo sonidos e imágenes. Nada más chato que ese todos significan, y si significan 'algo', pueden leerse y concepto. Poesía es acción y punto. No puedo estar hasta reescribirse. No necesito decir que incluso las quieto. Tengo que estar haciendo algo. Y este algo conductas humanas son una forma de escritura es lo que me hace. Estoy hecho de mis percepciones corporal que se insertan en las 'realidades' propias a y deseos cuya simetría no entiendo pero me hacen su medio como estratagema social. Entonces, en este sentir que vivo y tengo un propósito. La creación punto quiero insertar un bonito concepto que quizá como un estilo de vida simplemente. Eso es poesía podría arrojar más luces a la dimensión que le estoy y vivir en poesía. No es coincidencia que los capos dando a esto del acto creativo de la escritura y/o de Hora Zero en su momento hayan dicho que poesía. En biología y sociología hay un novedoso y “poesía lo es todo” en un afán anquilosado de quizá revolucionario concepto que se llama autopoiesis explicarlo. Por otro lado, no hago poesía como obra propuesto por los biólogos chilenos Humberto literaria, simplemente escribo como un proceso de Maturana y Francisco Varela en su libro “De investigación y función tecnológica para mis máquinas y seres vivos: autopoiesis la organización propios fines. Si por ahí dicen que hago poesía o de lo vivo”, donde claramente podemos hacernos que soy poeta, lo tomaré siempre como una una idea de lo que significa esto de la poiesis y/o coincidencia. En lo referente a mi propuesta autopoiesis. Podemos hacer una fácil inducción de estética, diré sencillamente que es polivalente o que la poesía es creación y/o organización de la vida simplemente bizarra. Últimamente he estado misma, solo que en este caso a través de la palabra. leyendo mucho de física cuántica, tratados de No olvidemos que en un interesante texto de Derrida Schrodinger, incluso la totalidad de los papeles de Pág. 20


Catarsis Einstein. Por qué? Por qué mi estética está caracterizada por una sola cosa que se rizoma: la investigación. Escribo para investigar en todo sentido. Tengo la enfermiza ambición de investigarlo y conocerlo todo para ver el todo desde afuera. A veces, siento que en el proceso de mi autoinstrucción he llegado a enloquecer… ya no soy capaz de diferenciar entre lo que es arte y lo que es ciencia, sus estéticas se cruzan como finas membranas de partículas que a todo le dan sentido, y a la misma vez se lo quitan. En mi estado actual soy capaz de llamar poetas a Maiakosvki, Marx, Darwin, Freud, Galois, Barthes, Kepler, Newton, Shakespeare, Proust, Gauss, Mendel, Mendeleiev, en fin… la lista es infinita. No creo sea osado confesar que he leído la teoría de la relatividad como un libro de poesía en mi adolescencia. Si hubiese sido Hiram Bingham explorando el Cusco a comienzos del siglo XX, para describir mi asombro y admiración ante semejante obra y creación que resultan las ruinas de Machu Picchu, habría exclamado: “es poético!” para describir la dualidad que significa estar ante semejante antología de conocimientos arquitectónicos que son una oda a la simetría, la estética, etc.; y la antología de mis propias emociones como derivadas de la primera. Así debe entenderse la poesía. Como la admiración por lo desconocido y la develación del mismo. Eso creo que hace la poesía y la escritura misma. Por otro lado, evidentemente toda creación debe entenderse como estética, y a esta estética como el quehacer ético del hombre, no en un afán moralista, cristiano o maniqueo, sino simplemente porque lo estético es todo lo que el hombre debe hacer para seguir siendo hombre. Ya he dicho o sugerido que la escritura no es exclusiva de la literatura o que hace alusión única a la estética del arte. Desearía tanto que se descartaran esas ideas daltónicas que se tienen de la poesía y la escritura. Lo que me interesa a mí es simplemente obedecer a mis pulsiones, lo que me motiva a escribir, registrar y proyectar, ahí se revela mi esencia, mi ego, que no es más que la suma de las voluntades que he experimentado, de personas que he conocido, de libros que he leído, y en general todo lo que vivo y seguiré viviendo. Por ello, mi poesía, como un rizoma, se ramifica en una especie de árbol genealógico donde se conjuga una sola epopeya, la epopeya de la razón, hasta dónde pueda llegar la razón a través de la escritura y su estética. No sabría decirte lo que significa mi 'poesía' como proceso de lectura para un otro. Solo te estoy hablando de 'poesía' como 'mi' proceso de creación y la forma de operar que de ella espero. Me gustaría tanto

recomendar la “Estética del cambio” de Bradford P. Keeney para estas acepciones que manejo de la estética. Soy y hago escrituras. Finalmente me mencionas: 'o prefieres llamarla de otro modo'. Claro que sí, si me lo permites, y esto para deshacer los mitos que en ella construyen descuidados dialectos de la improvisación. Yo preferiría a la poesía como una tecnología del hombre, y a la vez me gustaría decir también que 'la poesía' ha muerto junto con los poetas. La primera gran ingenuidad 'poética' del hombre ha sido superada, vivimos en tiempo que debemos volver nuestras miradas al pasado únicamente para fotocopiar y divulgar los errores que la han caracterizado, y que la llevaron a un estado de incomprensión depredadora y viral; estado que seguimos arrastrando nosotros los hijos del siglo XXI. Por ello, lo mío no es ni poesía, ni poética, ni estética, ni nada parecido a misticismos, fábulas y relatos que la 'postmodernidad' se ha encargado de “superar”. Lo mío es tecnología, todo en mí es tecnología de la investigación. Diríase que mi escritura y mi poesía es tecnológica. Mero artificio lúdico de mis propias investigaciones. De hecho me considero un homo tecnos más que cualquier otra cosa. Pero qué es lo que entiendo por tecnología? No voy a responderlo aquí. Quizá me contradiga y eso me parece genial. Háblame de “una” de esas 'escrituras' y cómo ésta ha definido tu estro. Me entiendo como un ser espectral, como una gama de sensibilidades, es decir, quizá esto le pase a todos, pero encuentro que soy muchos, o varios al menos, puesto que mis intereses están desperdigados y minados por aquí y por allá, es decir, no me entiendo, y una manera de entenderme y entender al mundo es escribir, y por ello escribo de muchos modos, respondiendo a la combinación de mis pulsiones. Por ejemplo, déjame contarte, voy a comparar una de mis escrituras rememorando una anécdota de infancia; cuando tenía 9 años recuerdo estar corriendo en mi casa como una cucaracha, tratando de descubrir la totalidad de mi casa que siempre se me presentaba nueva e inexplorable, y en el taller de mi padre, preci-samente donde guardaba líquidos, aceites y masas extrañas, recuerdo que agarraba una botella y ahí mezclaba los aceites, los lubricantes, y demás menjunjes, los vertía en la pepona con agua, esto sumado a que luego iba al baño a coger la pasta dental, el detergente, la lejía, el shampoo, y finalmente los Pág. 21


Catarsis residuos de tomate o jugo de naranja de la cocina; entonces una vez que tenía todo esto dentro de la pepona, cerraba la botella para contemplar mi obra, me maravillaba ante ella, era un goce total. Así se me hizo costumbre tener debajo de mi cama tantas peponas con todas las combinaciones accesibles a mi imaginación de entonces. Considero que mi mejor obra está en esas peponas que solía coleccionar. Así pues debe entenderse mi escritura, o si quieres, una de mis escrituras, como la resultante de la mezcla experimental de códigos, discursos, disciplinas, en fin, textos y contextos que llegan a evidenciar dimensiones nuevas y modos de acceder a ellas. Otra manera de explicar una de mis escrituras, es esa otra experiencia que también me acercó a 'lo estético', que más o menos ocurrió por esos años. Tenía un perro llamado Charly. Tenía una cicatriz al igual que yo en el cuello, resultado de un atropello. Varias veces habían intentado envenenarlo, pero siempre se salvaba con algo de leche en polvo y aceite de oliva que le dábamos. Un día lo atropellaron sospechosamente, se estaba muriendo. Yo lo acompañé. Lo veía agonizar, lo veía vomitar pedazos de materia hepática si no me equivoco y harta sangre y sustancias que no comprendía. Cuando por fin murió, mi padre lo llevó no muy lejos a un acantilado de basura. Pasaron dos o tres días, luego de superar el hecho, decidí ir a buscarlo para verlo por última vez. Y ahí estaba Charly, apestando de todas las maneras posibles. Tumbado, todavía con la piel y los pelos fijos en su cuerpo. Por curiosidad volteé su cuerpo, y lo que encontré fue asombroso. La putrefacción se descubrió ante mí como algo poético. Miles de formas de vida minúsculas y coloridas, infestas y titilantes que devoraban la carne muerta de mi canino amigo ya sin vida. Así accedí a otra acepción de la estética. Así comprendí y sigo comprendiendo la escritura. Una de mis escrituras... alquimia y putrefacción.

textos que pueden ser calificados de horribles porque no obedecen a ninguna lógica. No hago más que mezclar aparatosamente palabras, frases, que resultan duras y severas para el fino oído del lector acostumbrado a las eufonías de la poesía más sentimental. En realidad en ciertos textos como “vorágine” o “explota”, lo único que estoy haciendo es 1) cartografíar mis pensamientos y 2) imitar el sonido, y ojo, digo sonido y no ruido, que hacen los aviones kamikazes cuando impactan explosivamente sobre las maquinarias marinas en Pearl Harbor. A eso supongo te refieres con lo de kamikaze. Lo otro de alusiones al código bushido y el harakiri son enfoques y el respeto que le tengo al sacrificio y el honor tan característicos de la filosofía oriental, en específico del pensamiento chino-japonés. Simplemente me encanta. Pienso que es algo que hace falta en Occidente, en tiempos de desconfianza, irresponsabilidad, y en fin, toda esa mierrrda que es el Perú y Latinoamérica. Soy consciente de mi fugacidad. Así pensaban los antiguos ronins y samuráis. Casi podría confesarte que considero al escritor como un ronin o un samurái. Los ronin no tenían amos, los samuráis sí. Tuvieran amos o no, sus katanas servían a un amo que bien podría ser su filosofía de vida (bushido) más que sus jefes o daimios. La ausencia del amo en el ronin no significa que no tuviese honor ni respeto por el código bushido. Simplemente los ronin eran samuráis huérfanos que habían perdido a sus amos o simplemente fueron desterrados por sus ideologías. Así pues, para mí el escritor y su escritura son como el ronin y su katana. Hecha la analogía, me gustaría citar una frase de Mihawk: una espada que solo tiene poder, no es poderosa. Ergo, la 'poesía' es explosión, he dicho en algún lado. Y es cierto, la explosión, el estallido como la resultante de la fisión nuclear de palabras, discursos e ideas que se destruyen, reconstruyen y deconstruyen infinitesimal y aleatoriamente. En el fondo eso es lo En tus poemas hay algo recurrente y es esa que busco, aunque no me quita el sueño decir que es vocación suicida con alusiones al kamikaze, el un mero capricho de mi espontaneidad vital…oh! bushido, el harakiri y demás elementos extraídos de la cultura japonesa. ¿Todo eso, que Otro elemento que se filtra en tus “escrituras”, de otro modo llamas “pirotecnia”, es también o sólo en una de ellas, es el regusto por la otra de tus poéticas? ciencia y sus avances, hay en muchos pasajes de tu obra una sucesión galopante de Claro que lo kamikaze tiene algo que ver con el terminología científica, ¿esto forma parte de tu bushido. En mis textos de 'poesía' tengo la intención propuesta estética o es simplemente una de amalgamar, de hacer una mescolanza con los estratagema para turbar al lector despresignificados y básicamente me pregunto por las venido? palabras, qué son las palabras. Pero también hay momentos en que plasmo estados de ánimo. Tengo La ciencia y sus avances hacen referencia a mi conPág. 22


Catarsis cepto de tecnología. Después de todo, no sé por qué tengo gusto por las palabras que no suelen encontrarse en simples textos de literatura. Toda mi vida, incluso antes de leer literatura, he leído tratados de ciencia. De niño tenía una especie de trastorno bouvard-pécuchet. Qué es eso? Lo saqué de una novela de Flaubert donde los personajes Bouvard y Pécuchet eran unos idiotas que querían serlo todo y experimentarlo todo pero terminaban fracasando. Así entonces de niño quería ser biólogo, astrofísico, librero, matemático, naturalista y blablablá. De ahí ciertas palabras me quedaron eufónicas a los oídos. Sobre todo las esdrújulas. Son tan hermosas. Y claro, los neologismos. Quizá para el lector estas alusiones a códigos exclusivos de la ciencia y sus avances no le suene para nada estético, pero es mi proceso de creación. Es mi manera de percibir. A mí me encantan. Puede que quizá los use en abundancia, pero no olvides que el sonido-ruido que hace alusión al estallido kamikaze es uno de mis objetivos y gustos favoritos. Tal vez debería ajustar y perfeccionar eso. Pero claro, no le quitemos el mérito a un tal Cortázar: “Temblaba el troc, se vencía las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopelaban hasta el límite de las gunfias.” (68-9) Has dicho que vienes preparando una serie de libros de poesía, seis o siete en total, ¿a qué responde ese afán omnívoro?, ¿son parte de tu proyecto?, ¿de qué tratan y cuándo los publicarás? Claro, son parte de un proyecto. Pero de uno de tantos proyectos. Lo bueno de escribir 'poesía' como experimentos escriturales de la palabra, es que te permiten responder a las preguntas: qué son las palabras, qué es lo que evocan, para qué sirven, y qué resultado obtienes de ellas. Eso es lo que me pregunto con cada texto 'poético' sea cual sea el mecanismo de expresión que utilice. Afirmo que me encanta lo escatológico, lo pirotécnico, lo documental narrativo, y un sinfín de códigos referentes a los videojuegos, las computadoras, la pornografía, la criminalística, el mundo del anime y el manga, las películas hollywoodenses, el cine alemán, japonés; los héroes del cómic, las leyendas de la literatura, el panteón de poetas malditos, los grandes y no tan grandes personajes y espíritus de la historia como el emperador Hiroito, William Wallace, El Barón Rojo…, la vida de los hombres de ciencia, el mundo de los surrealistas, los dadaístas, pintores, músicos, físicos, filósofos y filosofías, en fin, toda

una estela de nombres y hechos que fácilmente terminarían en un texto interesante con solo mencionarlos, adjetivarlos y darles un sentido. Todo eso quiero analizarlo escrituralmente, convertirlo en texto, en una escritura que respira y se asfixia, en una escritura que todo lo revisa para cristalizar –qué sé yo–, esperanzas que tengo en la palabra y su humanidad. Después de todo, para mí, a diferencia de un joven Wittgenstein, el mundo son sólo palabras. Las personas y su psicología son puras palabras. Lo otro sería decirte que paralelamente a ese proyecto de analizar todo ese mundo y pasarlo por el filtro de la palabra y la escritura; tengo el interés de destruir el idioma, y más que destruirlo, refinarlo, inventar uno. Más allá de todo eso, soy algo consciente de que se me puede achacar de querer hacer y escribir muchas cosas y/o libros. A todos esos achaques y autoachaques les respondería con unas palabras que recuerdo le escribía Flaubert a Colet, decía algo así como que “¿por qué tanto afán de publicar rápidamente sin antes corregir?” en claro repudio a los autores parisinos que se preocupaban en producir como cerdos. Pero es que es difícil convivir con tantos códigos en la cabeza, con tantas formas de pensar y de ver el mundo. Sin duda estoy algo extenuado, pero una cosa es cierta, no dejo de trabajar; y creo que leer y leer es una manera de escribir, al menos de empezar a escribir. Ahora mismo estoy trabajando en más de 20 libros a la vez. No me creen? Ya lo verán. Creo que me ha pasado algo que Van Gogh escribía en sus cartas, felizmente tengo la cita en mano, precisamente reservado para este tipo de momentos: “Sin embargo resulta que me había jurado no trabajar. Pero todos los días sucede lo mismo, al pasar encuentro a veces cosas tan bellas que, en fin, a pesar de todo hay que tratar de hacerlas… A propósito: ¿No has leído nunca los hermanos Zemgamno de los Gouncourt? Si yo no hubiera leído esto, tal vez me atrevería a más…”. Definitivamente escribo 20, 30 libros a la vez entre poesía, narrativa y escritos técnico-críticos. Pero no tienen nada que ver con mi Opus Magnum. Son meros ejercicios de escritura y gimnasia de pensamiento. Son pura transición. “Y morir debe ser dejar de escribir”, dice un tal Fuster. Todavía no he muerto. También dices que tu escritura es simple transición hacia un Opus Magnum al que esperas llegar. Confieso que eso me suena a alguna forma de justificación, como cuando los budistas hablan del nirvana como última Pág. 23


Catarsis estancia de su periplo espiritual, algo que, desde luego, en la práctica se reduce a simple ejercicio teorético siendo ese nirvana nada más que una entelequia. ¿Ese Opus Magnum del que hablas no es, acaso, una mera entelequia? Sí. Ese Opus magnum será el dispositivo final, una suerte de hardware y software. Al hablar de Opus Magnum me refiero a la obra de mis entrañas. No ya al simple entrenamiento filosófico que hago de la escritura, sino a la alquimia final, visión holística de la totalidad desde dentro y fuera vuelta acto. Estoy felizmente condenado a ser un modelo para las próximas generaciones. No hay mejor oficio que el ser luminaria. Y por eso, cueste lo que cueste aunque me destruya, llevaré a cabo ese Opus Magnum, que no solo consiste en escribir unos libros finales como mi non plus ultra... Hay tanto que quisiera decirte ahora mismo sobre ese Opus Magnum, pero un trillón de asuntos corren por mi cabeza y el pulso se me acelera. Solo adelantaré que una parte de ese Opus Magnum lleva el título provisional de 'Primer acto: HUMUS'. Entiendo que el “puto viaje ontológico” al que haces referencia es el dínamo que te mueve a explorar en las obscuras regiones de la existencialidad humana. No es el espacio para decir que ente y ser no son la misma 'cosa'. En realidad, sí, podría decirse que me pregunto por la existencialidad humana. Solo me gustaría agregar que la ontología no estudia ni se pregunta exclusivamente por los seres humanos, sino por todo tipo de entes y 'seres'. Mi “puto viaje ontológico” me lleva a preguntarme por el universo, el cosmos y/o los multiversos junto a los cuerpos y materia que componen la totalidad, ya sean sub partículas (string theory), ya sean formas de vida inteligente como los humanos. Entonces no solo me pregunto por el ente y el ser de la existencia humana, sino de todo. Los seres chónicos como el hombre, la mujer, y los animales apenas y comprenden el 0.03% de la totalidad del cosmos conocido, una de sus pocas formas de vida 'inteligente'. Abrumador, no te parece? Dejo esta frase de un célebre juego llamado Half Life 2: “Estrellas de carbón con antiguos satélites colonizados por hongos sensibles… Gigantes de gas habitados por inmensas inteligencias meteorológicas… Mundos que se extienden a través de membranas donde las dimensiones se entrecruzan… Ha ha, imposible describirlo con nuestro vocabulario.” Quizá solo quiera describir

todo eso que imagino con un vocabulario imposible. Pensar escribiendo, etc. Se lee entrelíneas, cuando hablas de un “todo ontológico”, de tu “opus magnum”, etc., cierta vocación totalitaria, el deseo de estructurar una obra total, un proyecto que abarque todas las materias del conocimiento humano, proyecto ambicioso que animó a grandes escritores como Churata o Verástegui, sólo para citar a peruanos, por quienes entiendo que sientes admiración. ¿Qué tanto bebes de estas influencias?, ¿y por qué embarcarse en un proyecto de tamaña envergadura en una época signada por lo fragmentario? Así es, mi 'opus magnum' es el trabajo más serio que haré y que está proyectado para cuando sea un sujeto que haya experimentos de manera holista las direcciones significativas y aleatorias de lo que es escribir y pensar una totalidad. Sin embargo, mi Opus Magnum no debe consignarse como un proyecto narcisista que diga “oh chucha, esta es mi obra maestra y cambiará al mundo, soy lo máximo”, no. Mi Opus Magnum responde a mi egoísmo por responderme a preguntas fundamentales que quizá la mayoría considera pasadas de moda y/o anticuadas por su dosis de romanticismo decimonónico. Ese Opus Magnun será una especie de revisionismo, y en ese sentido me encantan las obras de Verástegui y Churata a quienes considero espíritus interesantes. Su versátil manera de manipular el texto y de hacer revisionismos holistas de la evolución del espíritu humano a través de lenguajes y discursos como la ciencia, el arte y el idioma mismo, me parecen loables. (Algo que los escritores de hoy, sobre todo los de ahora, no comprenderían.) Claro que los admiro pero nunca tanto. Pecaré de pretencioso (eso me hace humano), visto con mis ojos, Churata y Verástegui son buenos neobarrocos. No entraré a fondo en esto, pero la escritura puede dar más que los simples ejercicios que hicieron Verástegui y Churata en su momento. No voy ya a los contenidos, quizá en contenidos Churata es más interesante, pero la escritura puede dar más. Una escritura debe destruir el idioma y fundar una psicología. Los libros de Ch. y V. como signos son buenos horizontes que no miran el sol. Entonces, a estas alturas, ya te he dado dos claves de ese futuro opus magnum: 1) revisionismo al espíritu humano en todas sus expresiones históricas y 2) destruir el idioma refundándolo a la vez. Algo que a simples Pág. 24


Catarsis cálculos podríamos denominar como los objetivos de una escritura salvaje. Pensar en primitivo. Solo así se destruyen las distopías en las que vivimos como libres homúnculos del sistema monetario-mercantil. Es una lástima que en pleno siglo XXI tenga que escribir libros para expresarme... Lo de fragmentariedad vs totalidad no sé qué puedo decirte. Los escritores que apelan a técnicas y métodos fragmentaristas de escritura propias de la incapacidad postmodernista, son pura fanta y cocacola. La lectura siempre ha sido un llenado donde el papel esencial lo ha tenido, a mi parecer, el lector y no el autor. Los escritores siempre han experimentado. Lo malo es que somos demasiado orgullosos como para comprender las escrituras propias de la época. Es que claro, somos harto moderrnos e importantes como para darle importancia a las totalidades de un Shakespeare o de un Lautreamont. Quizá todo sea pereza. Los escritores de ahora siempre están inflados por sus propios mitos e incapacidades, son más escritores que lectores. Para graficar mejor esto: Nietzsche era un 'escritor fragmentario' y asimismo sus enseñanzas se leen como totalidades porque mastican, trituran y pulverizan totalidades para reorganizar totalidades. Por más que la escritura de Nietzsche sea fragmentaria, caleidoscópica, pirotécnica, holográfica o simplemente deconstructivista, no significa que estas grandes totalidades no existan. Vivimos en una totalidad, todo será totalidad siempre. La unidad, el sujeto, la estructura, en fin, pónganle el nombre que quieran. Entonces dada la dualidad onda-partícula… el texto y la escritura son lo mismo. Insisto, no nos dejemos sorprender por la plaga de hipsters culturosos y frikis pseudoacadémicos y demás fauna que infesta los cafés y burdeles que se erigen en nombre del “arte” o de la “culturalidad”. Ah y claro, lo de 'todo ontológico'. Mi escritura me acerca al ente y no al ser. Lo demás es siempre un pretexto. Mi escritura busca un acceso al ente. Después de todo no hago más que preguntarme en todos mis escritos, textos y libros ¿qué carajos fue el big bang? La escritura es siempre un egoísmo… qué más podría ser? Quizá una venganza o una religión en su acepción einsteniana. De momento mi escritura es pura mitología y… cómo lo llaman? Ah, sí…pose. Finalmente, ¿cómo debe entenderse el movimiento LETRASÉRTICA dentro del panorama literario actual y qué significa para Yhan Koronel? Soy de esos locos que necesariamente tienen que tirar

por el wáter mil soles para mandar al carajo ciertos demonios. Lo ideal sería no hacerlo pero es inevitable. En este caso el demonio sería algo así: “a ver qué onda con eso de sacar una revista y mover la escritura” que es una forma bien pendeja de decir: “oh mierda, hay que promover la cultura porque estoy harto de toda esta gente de mierda que hace mierda el planeta”. Y eso es. Eventualmente creo que todo ser humano tiene algo de idealista por más que trate de negarlo hasta el tuétano. Y como es propio de mi edad, mi ideal sería avanzar en bloque con los amigos de la revista y hacer bulla moviendo la escritura sea cual sea sus medios. Por eso siempre veré a Letrasértica más que una revista o un simple grupo de frikis (que gustan de la literatura, la música y blablabla) como una célula de zombis mutantes porque, creo yo, agonizamos en los textos hacia la búsqueda de una mutación vital que dé sentido a nuestras vidas individuales. En el fondo es eso. Como verás, ahora estoy de director de la revista que es una especie de etiqueta que sinceramente lo único que significa es: “bueno, ahora soy el huevón que debe soportar los tiempos de creatividad y entrega de los textos de los demás poetas y escritores, reunirlos, editar, hacer una chancha y sacar la revista en su fecha”. Aunque no siempre es así. No es fácil reunirse con unos amigos para armar una revista y mover la escritura en una ciudad perezosa como Takna. Letrasértica me recuerda a mi etapa en la que quería ser un rockstar, años en los que iba de una banda a otra y donde jamás me ponía de acuerdo con la gente porque cada individuo es una divinidad inaccesible donde llegar a un acuerdo es tan difícil como cagar parado. Pero armar una revista es distinto a sacar un álbum de música. Basta que los amigos te envíen sus textos y ya. Claro que lo otro sería contarte cómo veo a Letrasértica ideológicamente en el sentido de proyectar de forma teleológica mi manera de ver el mundo. Pero básicamente se resumiría en esto: “la unión hace la fuerza”, o en este caso, el rrruido que podemos meter. Y por cierto, me olvidé lo del 'panorama literario'. En este punto debo afirmarte sinceramente que no estoy ni me siento tan identificado con la literatura, después de todo odio 'la' literatura. No es más que una institución que tiene como cohortes a la belleza, el estilo y la ética en sus dimensiones más aberrantes, aparte que los considero conceptos tan kawais que mi cerebro se atrofia y blablá Lo mío y lo de Letrasértica es puro texto y experimentalismo. Y puede que mis compañeros no estén de acuerdo con esto, pero ya lo he dicho: ni poetas ni narradores 'existen', solo hay Pág. 25


Catarsis escritores y/o no sé dónde leí que escribir es una manera de pensar o de ejercitar la memoria, pero sólo hago eso, pensar y ejercitar la memoria a través de todos los medios posibles, para ver “si pesco algo”. Quizá sea sólo eso lo que hacemos todos en Letrasértica, pensar y ejercitar la memoria. En el caso de Letrasértica (como grupo y célula) no sé cuánto duremos como bloque, pero yo tengo para rato con la escritura y sus dispositivos. Por supuesto que aquí me gustaría contradecirme: para mí la literatura es acción y ataque. Para qué? Para quiénes? No sé. Créeme que no lo sé… Takna - Ciudad Nueva, 2013.

La conminatoria lanzada por Alberto Ninaski tiene todavía olor a pólvora. Más de uno caerá sobresaltado de su cómoda butaca producto del escozor o “escoxor” (Ninaski ha trocado la bella Z greco-hispana por la misteriosa X) primario, atisbo del futuro aguijón, del purificador ¡kaput!, que provocará esta misiva. Cumplimos con publicarla. Rásquese quien pueda. ESCOXOR

Alberto Ninaski Fieles como los canes al mandato del hueso y del respeto que merecen quienes honran la buena fe de la palabra mordida y ensalivada queremos lanzar nuestro manifiesto a favor de la joda. La joda para nosotros representa en sentido contrario y anticonvencional toda la energía liberada de impuestos morales que la civilización imperante acusa en su sistema rectilíneo y uniforme, ergo: nos meamos en la institucionalidad graduada a escala mundial, defecamos en la santa democracia que ha traído el odio y la explotación del hombre por el hombre hasta el infinitus dei… no aspiramos sin embargo a desaliñarnos el peinado infringido por su pedagogía, estamos más allá de posturas tradicionales que con el justiprecio neto de hacer la revolución se han justificado para adoquinarse en la historia y así ultrajarla a su conveniencia a causa de sus propias mediocridades procedimentales, todas han fallado es cierto, nosotros no seremos la excepción, pero queremos el sinceramiento de las cosas, queremos desafiar este status quo formal, para extraviar a quienes tengan por voluntad extraviarse, perderemos la noción de la raxón, la fe será nuestro arpón para demoler el metal blanco de la ballena

moderna, esa que simbólicamente viene a representar la molicie y la imbecilidad de quienes se abstraen de la realidad.. no respetamos nada.. pero esperamos respeto.. todo acto que venga a cometer cualquier miembro de nuestra organixación estará completamente validada y elevada a acto de honrosa maldad.. para quienes ven en las artes el motivo individualista para su justificación existencial les decimos que se vayan alistando el cambio orgánico o cognitivo, porque no perdonaremos… el sarcasmo, la traición valen desde hoy, porque estamos más allá de la fe cínica… esta adopción de sentidos alternos nos permitirá hacer el proceso histórico a cuanto muerto haya en la tierra o sobre ella, los vivos deben temblar porque les corresponde el detergente y el ácido lisérgico... esta misiva debe ser analizada como un acto pscicocinético, un escoxor primario para el futuro aguijón serio que lo degüelle.. Ahora os toca pronunciar: Por la nada y el sinceramiento en todo el acto animal por los siglos de los siglos ¡the end! ¡Delincuentes del mundo, uníos! Pág. 26


Catarsis Lo que sigue es un fragmento del largo ensayo que Melissa Ascuña viene preparando sobre la obra cinematográfica de Alfred Hitchcock, al análisis de “La ventana indiscreta” deben sumársele los de “Pájaros”, “Psicosis”, “Encadenados” y “Vértigo”, los filmes más relevantes del director británico. Y a Hitchcock le siguen Kubrick, Almodóvar, Argento, Woody Allen, entre otros que serán objeto de estudio crítico por parte de Melissa Ascuña en un libro de próxima publicación a cargo de la editorial KOREKHENKE. “LA VENTANA INDISCRETA” O LA OBSESIÓN VOYEURISTA DE HITCHCOCK

Melissa Ascuña Una botella de vino a medio llenar. Binoculares a través de una ventana. Una ducha. Aves en el campo. En lo cotidiano también habita el horror. Aquellos que consideramos cercanos guardan secretos, oscuras incógnitas que amenazan con devorar a todo aquel curioso que ose contemplarlos. O desvelarlos. El lente de una cámara hurga, escarba. La vida de los otros surge ante nosotros, cómplices silentes de aquello que tal vez sería mejor no ver. Alfred Hitchcock fue un director de cine británico, pionero en muchas de las técnicas que caracterizan a los géneros cinematográficos del suspenso y el thriller psicológico. A lo largo de una carrera que duró más de medio siglo, Hitchcock configuró un estilo cinematográfico distintivo y muy reconocible. Fue innovador en el uso de la cámara para imitar la mirada de una persona, obligando de esta manera a los espectadores a participar de cierta forma de voyeurismo. Empleaba encuadres para provocar ansiedad, miedo o empatía y desarrolló una novedosa forma de montaje fílmico. Sus películas también abordan a menudo temas del psicoanálisis y tienen marcadas connotaciones sexuales. “La ventana indiscreta” (1954) es todo un ícono dentro del cine, así como una de las cintas más comerciales (en el buen sentido del término) y reconocidas de su director. Protagonizada por James Stewart, Grace Kelly y Telma Ritter en los papeles principales, la cinta sigue la historia de L. B. Jefferies, un reportero fotográfico (Stewart) que se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada. A pesar de la compañía de su novia Lisa (Kelly) y de su enfermera Stella (Ritter), procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de

extrañas circunstancias empieza a sospechar sobre un posible delito, cometido por un vecino suyo cuya mujer ha desaparecido, emprendiendo una investigación personal de inesperadas consecuencias. Hitchcock explota aquí la mirada del otro, convirtiendo a James Stewart en el gran “indiscreto”. Los vecinos del fotógrafo (nótese el oficio del protagonista, que evoca básicamente a la captura de imágenes) se convierten en objeto de un estudio minucioso y retorcido que busca escarbar con impudicia en la existencia de todos aquellos que pululan a su alrededor. La película es perfilada como una historia de suspenso que busca resolver el misterio que envuelve un supuesto crimen. Pero Hitchcock esconde bajo su metraje varias lecturas en su apariencia pueril de thriller al uso. Es, ante todo, una lúcida reflexión sobre la curiosidad, sobre la inclinación humana de hurgar en lo prohibido, de conocer lo que sucede alrededor más por un sórdido placer que por necesidad. Así lo entienden los personajes, que son víctimas de una fiebre de curiosidad mórbida que los aleja de la apatía de su vida cotidiana (a él de su reclusión forzosa, a ella del evidente desgaste de su relación sentimental) y a los problemas que entraña, a la vez que los distrae y evita que los enfrenten. La verdadera contrariedad a la que se enfrenta Jefferies, el protagonista principal, no es el posible homicidio cometido por 1 su vecino, ése es el MacGuffin de la historia, sino su temor al compromiso (Hitchcock, al igual que Bergman y Woody Allen, en varias de sus cintas gusta de retratar las relaciones humanas, sobre todo de las de pareja y los conflictos que enfrentan). Jefferies, al eludir comprometerse con su novia, muestra a su vez el temor misógino del hombre hacia la mujer independiente. Analicemos la manera cómo se nos presenta Lisa Carol, su novia. Pág. 27


Catarsis Una mujer de clase alta, con una intensa vida social, que trabaja como modelo y relacionista pública de revistas de modas, con numerosos contactos importantes dentro del jet set, que no es precisamente el ama de casa entregada a su familia, que tanto valora el american way of life, ni tiene la intención de serlo. Ella representa claramente la imagen de una mujer autosuficiente, sensual y extrovertida, a la vez que sensible y sofisticada, un tipo de mujer al que Jefferies teme, inconscientemente. De ahí que su invalidez 2 adquiere un doble simbolismo . El protagonista busca excusas para rehuir a Lisa, por dos motivos. El más importante es la pérdida de libertad que significa para él el matrimonio. Considera que, siendo ambos tan distintos, uno tendrá que anularse y adaptarse al estilo de vida del otro. Y ninguno se muestra dispuesto a ceder, pues ambos consideran que su manera de vivir es superior a la del otro. Lisa quiere intentar vivir al estilo errante de Jefferies, pero éste teme que ella no lo soporte y termine abandonándolo. Este es otro de los fantasmas inconfesables del testarudo fotógrafo: le aterra que ella se aleje de su lado, y para evitar ello prefiere ser él quien finalice la relación, hallándole obstáculos (reales o imaginarios). Además, en el fondo, teme no poder complacerla (en el aspecto más físico que económico de la palabra). Para conocer el desenlace de esta “lucha de poderes”, sólo tenemos que remitirnos al final de la película. Una vez resuelto el caso, Jefferies sufre un nuevo accidente y se lastima ambas piernas, siendo recibido por su conmovida novia, que lo abraza y consuela. De esta manera, el director nos narra la entrega final del fotógrafo, que acaba literalmente en los brazos de Lisa. La doble fractura representa su sumisión final (en el sentido que podría interpretarse como la aceptación de la consolidación de un vínculo matrimonial con ella) y la escena en que ella finge leer un libro de supervivencia para luego intercambiarlo por una revista de modas mientras Jefferies duerme, como un anticipo del estilo de vida que ellos finalmente terminarán adoptando. Por otro lado, Hitchcock también exorciza en la cinta su pasión fetichista por la observación de entornos ajenos, equiparándolo al quehacer cinematográfico. Jefferies, observa, intuye, investiga. Aquí la investigación del delito es la excusa ideal para justificar su intromisión en las vidas ajenas que examina con una satisfacción culpable y orgásmica. Como un dios omnipresente y omnipotente, contempla lo que sucede alrededor suyo, lo juzga y condena. La misma labor que realiza un director de cine, lo mismo que realiza un espectador: se sienta y

mira, examina y valora. Y Hitchcock parece cavilar sobre la legitimidad del asunto, sobre el derecho de espiar a otros que creemos tener los seres humanos bajo cualquier excusa, por muy humanitaria que parezca. Jefferies lo expresa de ese modo, durante un excelente diálogo que sostiene con su pareja luego de ser testigo de una incómoda experiencia que enfrenta su vecina solitaria con un hombre: “Me pregunto si es ético observar a un hombre con binoculares, una lente de largo alcance. ¿Tú opinas que es ético aunque pruebes que no cometió un crimen?”. Luego sigue meditando: “Claro que pueden hacer lo mismo conmigo, observarme como a un insecto bajo una lente.” Autorreferencia clara, porque eso es justamente lo que padece Jefferies sin saberlo en ese momento al ser víctima de la curiosidad de los espectadores por conocer el desenlace de la historia; el espectador lo analiza y juzga, tal como hace él con su esquivo y aparentemente siniestro vecino. La investigación es el móvil para llevar a cabo sus fantasías voyeuristas sin sentir remordimientos. También se preocupa por la indiferencia que caracteriza su época (mensaje que lamentablemente aún no se ha desfasado, sino más bien agudizado) en la que nadie se preocupa por los demás más que para chismorrear. Así lo proclama otra de las vecinas del fotógrafo, esta vez una mujer casada, luego del asesinato de su perrito: “¿Quién de ustedes lo hizo? ¿Quién mató a mi perro? ¿No saben el significado de la palabra vecino? Los vecinos se ayudan, se hablan unos a otros, se interesan si alguien vive o muere. Pero ninguno de ustedes lo hace. No puedo imaginar que alguno de ustedes sea tan ruin como para matar a un perrito indefenso. Era el único en este vecindario que quería a todos. ¡Lo mataron porque los quería! ¡Sólo porque los quería!”, luego, la vida sigue su curso normal, como si nada hubiera pasado. Pero el dardo ya ha sido lanzado. Y este acontecimiento les sirve a los protagonistas para culminar con su investigación. En su plano más técnico, la película es toda una lección de cine. Hitchcock encuadra la cámara y crea tensión en base a la suposición, a detalles que deben hilvanarse para tener un significado. El director crea un juego del gato y el ratón mediante el cual Jefferies planea desmoronar psicológicamente al señor Lars Thorwald (y al espectador también) para que termine confesando su falta (en nuestro caso, nuestra afición a husmear en la vida de los otros). Por ello el director no encuentra necesario mostrar el crimen en pantalla, porque los derroteros que explora son otros. La fotografía se basa en colores cálidos y tenues (amarillo, rojo y toques de blanco) para crear un ambiente cercano que refuerce sensaPág. 28


Catarsis ción de cotidianidad vulnerada, con una dirección de arte que recrea un aparentemente tranquilo barrio de clase media. Los vecinos que lo integran, por otro lado, reflejan de manera concreta y precisa diversos tipos de personas que se pueden encontrar (el matrimonio sin hijos, el matrimonio joven, el matrimonio agobiante, la mujer solitaria, la joven que busca el éxito, los artistas sin éxito). La música, inolvidable, colabora a resaltar la tensión del film, que se forja con la imagen, más no la crea (como hacen las películas actuales, que terminan sintiéndose vacías cuando uno se habitúa al artificio musical). El vestuario y el maquillaje es un punto aparte, pues ayuda a definir el temperamento de los personajes (moda refinada para Lisa, una bata para Jefferies, terno elegante para Thomas J. Doyle, su escéptico y diligente amigo policía; un vestido sencillo para la enfermera, un terno común para el vecino sospechoso, que ponga en evidencia su insignificancia, etc.). Posee una buena mezcla de sonido y edición de imágenes que crean un interés in crescendo por la historia, y unas actuaciones pertinentes con las que es posible conectar. Sobre todo con una sugestiva Grace Kelly, en un papel hecho a su medida, que termina por atraer la admiración de

todos por su carisma y belleza. Y no es para menos. Jefferies, así como el director y el espectador, observa a Lisa con una fascinación mística, como si de un ángel caído se tratara (basta recordar su primera aparición en escena, de manera repentina, envuelta en un tul blanco). Un halo mágico, de mujer inalcanzable, pero a la vez cercana, rodea y seduce a aquel que la contempla. NOTAS: 1.- Un MacGuffin es un elemento de suspenso que hace que los personajes avancen en la trama, pero que no tiene mayor relevancia en la trama en sí. Es una expresión acuñada por Alfred Hitchcock y que designa a una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, y que en realidad carece de relevancia por sí misma. 2.- La pierna escayolada representa la pérdida de libertad, la inmovilidad forzosa que lo “obliga” a indagar en la vida de los demás para escapar del aburrimiento y satisfacer su propio morbo. Por otra parte, también simboliza una latente impotencia sexual (latente porque su invalidez es transitoria).

En enero de 1965 Gamaliel Churata leyó en Puno una conferencia destinada a esclarecer aspectos de su obra EL PEZ DE ORO. Aldo Medinaceli reflexiona en torno a la propuesta leída por Churata aquella noche: la dialéctica del realismo psíquico. Este texto apareció originalmente en la revista boliviana Mariposa Mundial (edición de julio 2012). Aldo Medinaceli nos ha remitido un fragmento a manera de síntesis. EL REALISMO PSÍQUICO: UNA ESTÉTICA ORIGINAL, LIBRE Y REVOLUCIONARIA

Aldo Medinaceli La conferencia titulada: Dialéctica del Realismo Psíquico – Alfabeto del incognoscible, es un documento clave para nuestra cultura y sus raíces, un documento literario contundente, un verdadero alfabeto de lo desconocido y oculto, así como de las prácticas rituales andinas y sus alcances. No dudaría en atribuirle las bases epistemológicas del desciframiento de nuestro comportamiento como seres híbridos y cuna/semilla de diversas culturas, esencial para el entendimiento de la obra El Pez de Oro, así como de los trabajos inéditos que le siguen.

La propuesta de Churata es plenamente universal y de alma cósmica, humana en el sentido más profundo, trasciende lo andino y sus fronteras, tanto así, que para compartir el código de su obra, menciona pasajes de la tradición cristiana, o cuentos sagrados de la religión hinduista. Churata anhela cristalizar todas estas vertientes en un solo ser, en una sola célula –citándolo–, en la célula de El Pez Oro, donde va tras al hombre de todas las razas y todos los credos: el habitante andino pleno de luz, abierto al mundo y al cosmos, eliminando el signo Pág. 29


Catarsis del dogma o el gesto del fanático, que tanto ha destruido en nuestra propia tradición. Mi propuesta de lectura hacia la obra de Churata es la de una trans/racialidad y de una trans/culturización libre de prejuicios. Que sus palabras reivindicaron y señalan aún con fuerza los derechos del indígena, es cierto, de una manera justa y coherente, pero más cierto es que la profundidad de su visión trasciende los límites raciales y geográficos. Sin ser desleal con las consignas de su tiempo, con los ideales humanos luego de las Guerras Mundiales, Churata propone, y citando a José María Arguedas, a un ser de todas las sangres, donde confluyan las diferencias, similitudes y hasta contradicciones de la genealogía humana. Su propuesta nace de un contacto vivo con lo divino, con eso velado y no visto, escudriñando hasta el origen de los conflictos, en una constante vivisección interna, hasta llegar a aquello que llama el gen universal, la semilla, la hata, y que es parte de los categoremas indígenas que desarrolla en la conferencia. La propuesta de la Dialéctica del Realismo Psíquico no es lineal ni persigue la línea recta, sus ideas de tiempo, espacio, vida y muerte son sincrónicas, se seducen, se atraen y se repelen, se encuentran en el instante de la paradoja y luego siguen su curso. El Pez de Oro –leído desde esta Conferencia–, es una bella espiral andina, cósmica, híbrida, algo castiza. Es necesario tomar en cuenta a la obra de Churata como una obra mayor, que logra inspirar posturas acaloradas e interpretaciones contradictorias, similar a un Kierkegaard o un Dostoievski (uno de sus hijos se llamó Fedor), capaz de incendiar templos así como de erigir pilares. No es panfletaria, si bien combina la revisión de un hecho histórico como la colonización de América, señalando la desigualdad, los hechos sangrientos e inhumanos que dejaron la Historia, también obliga al habitante 'colonizado' a horadar en su propio instinto, a desnudar a fondo la psique e intestinos; si de eso se trata precisamente el Realismo Psíquico, de una representación leal del interior de nuestras células y neuronas, de una permanente introspección individual y colectiva, en individuo y comunidad. No se trata de ocultar sabidurías, traumas, prejuicios ni esperanzas, sino de develarlas y, en este sendero, descubrir tesoros culturales, sombras, gamas, voces acalladas, vertientes filosóficas y, en mayor medida, actos de magia: salvajes luces de alma trascendida, tal como él mismo bautizaría su obra, la Epopeya del Hombre Animal, en el sentido más puro del término. Baste decir que los fenómenos psíquicos han sido cuestionados y hasta repudiados desde el

nacimiento de la edad moderna, y antes durante el oscurantismo. Las culturas marginales o no hegemónicas (léase: tradiciones africanas, asiáticas, tibetanas, indígenas, en su amplia acepción global), pueden identificarse con la creación de una racionalidad diferente. La obra de Churata quiere devolverle a lo psíquico su validez, su posición en las categorías inherentes al alma humana. Quiere hacer tambalear a los racionalistas y fertilizar a los fieles del instinto. Su obra es una obra dedicada a quienes creen en lo invisible y para aquellos que siquiera toman en cuenta la posibilidad de que la maquinaria humana tuvo alguna vez, o tiene aún, aquello que se llamó espíritu, alma, ajayu. Considero que la categoría del realismo psíquico es una útil herramienta de lectura, la recomendable entrada previa a El Pez de Oro –en el cual todavía no nos hemos enfocado–, y un portal de ingreso a una obra que incendia de Ajayu al lector, desde el otro lado de las cosas, desde el aura invisible de todos los muertos, hacia la unión de elementos dispares –nunca imposible–, y una nueva percepción de los fenómenos energéticos. La Paz - Bolivia

Gamaliel Churata

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Catarsis “Slow Food” (Edit. KOREKHENKE, junio 2013), el poemario de Cher Santiago, se presentó en la UNJBG el 18 de julio del 2013, para la ocasión el poeta Mario Carazas leyó un texto a modo de presentación, el cual no pudo ser publicado en la revista LETRASÉRTICA, esa la razón de su presencia aquí. Un apunte adicional: El 27/06/2014 Cher Santiago estrenó su película “Yo, Fungi”, un mediometraje de corte experimental que cuenta con propia BSO a cargo del dúo Marcelino Diamond y Ameil Ra, cuya notable música noise-electro-experimental viene sacudiendo la escena local. El dúo Diamond-Ra no es sino la unión de Cher Santiago y Yankarlo Quiroz Núñez del Prado. La verdad sea dicha.

VEN PEQUEMOS, TRISTE ME DECÍAS, ATROPELLEMOS A ESOS PERROS DE LA CALLE

(sobre SLOW FOOD de Cher Santiago) Mario Carazas Porque siempre al Perú lo hallamos en Estado de guerra o mejor diremos en Estado de Sitio. ¿Puede esta generación predecir o simplemente degustar lo malo, lo pestilente de todo? Ayer 17 de julio, el congreso acaba de enmierdarse un poco más, "¿cómo se puede crear música después de Auschwitz?" –preguntaba Adorno, tras contemplar el horror de los campos de concentración de los nazis–, "no se puede escribir poesía después de Auschwitz". ¿Realmente se puede escribir poesía después de esto, después de la degradación moral?. Yo creo que sí, y es urgente. ¿Escribir acaso es un compromiso y con quién y para qué? ¿El poeta está inmerso en un botadero de basura y es la poesía tan solo un ambientador? No lo sé, no puedo precisarlo. ¿La poesía realmente puede salvarte? ¿O se trata de sólo un escape, un paraíso artificial?. La verdad lo ignoro y no creo que pueda dar consejos o discursos de ese tipo, supongo que me quedaré con esa frase de retoño budista: “si tensas demasiado la cuerda se cortará, si la tensas demasiado floja, no sonará.” Yo agregaría: Y el arte no será. Las calles pueden ser peligrosas, las tiendas unas vampiras, el cielo un gran logotipo, cristo un gran vendedor, la fe un gran estudio de mercado. Debo expresar gracias por inyectarnos una sustancia sucia en nuestras venas. Lo que fuere, no importa, total tú escribes, y ni demonios ni santos tienen que ver en esto. Es tu destino o simplemente no estabas hecho para él, y ¿qué cosa es el destino? ¿cómo se come eso?, serás estallido o descenso quizás pero nunca una parálisis. Y Slow Food es todo un trip, un viaje, Slow

Food es el nombre de la ópera prima de Cher Santiago, No es un poemario corto, son más de 70 poemas. No hay que leerlo de un tirón, hay que tomarse sus pausas y escrudiñar su lenguaje. Aquí no hay seco y volteado, pero tampoco el asunto es tan serio o ceremonioso. Cher reconoce su época y él nos avisa que “los dioses precarios son máscaras que usan nuestros hermanos.” Muchos podrían tildar a la generación de Cher, como una generación del internet y las redes. Pero ellos están haciendo absolutamente lo mismo que nosotros haríamos. ¿Se puede ser joven y leer tanto y tener tantas influencias distintas? En los 90, para conseguir libros teníamos que viajar a Lima, tenías que ahorrar, tenías que privarte de ciertos placeres, una vida monástica o maldita, ahora puedes descargar libros en pdf y de manera gratuita, envidiable situación, pero también es una muestra que aún sobra solidaridad de los que subieron dicha información. Que pasa que en un poemario como Slow Food aparezcan los siguientes términos: coctel, melón, glaceado, ostras, quesos, lechuga carola, mate, ceviche, setas, buñuelos, pecanas, mayonesa, pan de anís, yogurt. Nada es casual, pues en su pequeña biografía que aparece en la contracarátula de su libro, nos advierte el poeta su deseo de ser un cocinero profesional. Por cierto que en la contra-carátula aparece una foto muy expresiva del autor, en estado iluminado, más allá del Samsara o el mundo terrenal de los budistas. Cher Santiago es muy concentrado en el poema, posee un lenguaje contenido, no se deja llevar por la hemorragia, es Pág. 31


como si pensara cada verso, renunciando a lo visceral para tocar la inteligencia y a la belleza. Los desgarros por esta ciudad son muy bien cubiertos, no se desnuda, pero Cher sí se desnuda al amor, Slow Food significa “Se come lento”, una respuesta clara al fast food, a la comida rápida, Cher pide un alto, Stop!, aquí me bajo. Cher sabe que es contranatura lo que le pide a su época: el ser más reflexivos. Pero Cher tampoco intenta salvar al hombre, no al modo retórico o teatral de los antiguos profetas, sino toma al hombre, lo despluma, lo coloca en su tabla de picar, lo coce lentamente, lo escabecha y lo sirve a los

comensales, a la tecnología, a los medios masivos de comunicación. Luego estos comentarán tal hecho no como un sacrificio o inmolación del hombre, sino como un titular corriente, amarillista, bien marketero, hasta burlesco, lo suficiente para que no de pena, la palabra tragedia es muy académica, qué aburrimiento. Así que ya sabe, sírvase el poemario, si siente una incomodidad al degustarlo, una espina o una piedra, esa espina es el poeta, el plato está listo, sírvaselo frío o caliente, sírvaselo, es para llevar. Esto no es un poemario al paso.

Cher Santiago (Tacna, 1989). Hijo de inmigrantes arequipeños. Estudiante de Turismo. Quiere ser un cocinero profesional. “SLOW FOOD” constituye su primer poemario orgánico, el mismo que sintetiza una labor poética que se remonta hasta el año 2006.

“CATARSIS, revista de literatura y otras vainas”, se terminó de diagramar, fotocopiar y engrapar al frente de la UNJBG, en el cubil del chino Lanchipa, el 23 de julio del año 2014 de la era cristiana. Tuvo un tiraje misio de 100 ejemplares.


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