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DÍA DEL RIÑÓN Y ÉTICA DEL CUIDAR

Desde el año 2006 se

viene celebrando

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el Día Mundial del Riñón, una efeméride instaurada por la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF), a las que se suman otro conjunto de organizaciones de la salud y especialistas en el área de diálisis y otros tratamientos para los riñones. El Comité Directivo de la WKD (World Kidney Day) solicita a todos, en todo el mundo, que no sólo estén conscientes de la enfermedad, sino que conozcan activamente cuáles son las propias medidas de salud renal. Y añade: Por ejemplo, cuál es su presión arterial y cuáles son los objetivos del tratamiento. Es una causa que nos involucra a todos los miembros de la comunidad renal en todo el mundo: médicos, científicos, enfermeras y otros proveedores de atención médica, pacientes, administradores, expertos en políticas de salud, funcionarios gubernamentales, organizaciones de nefrología y fundaciones. Todos debemos de estar conscientes de las formas en que una mayor atención al riñón en el marco de las políticas gubernamentales puede generar

importantes beneficios tanto para los pacientes como para los pre-

supuestos sanitarios. El mismo Comité, adicionalmente, alienta al público a adop-

tar una dieta y estilos de vida sa-

ludables (acceso a agua potable, ejercicio, dieta saludable, control del tabaco y prevención del cambio climático) para mantener una buena salud renal, preservar la función renal por más tiempo en las personas con ERC y aumentar en general la conciencia de la importancia de los riñones. Es impresionante el abanico

de posibilidades que se pueden

implementar para prevenir, organizar respuestas adecuadas y limitar los daños., Se puede extender la educación del paciente renal (de la dieta al estilo de vida), para empoderar a los pacientes, sus cuidadores y sus sistemas de apoyo, para lograr buenos resultados de salud. Imprescindible es involucrar a los médicos de atención primaria, para que mejoren el reconocimiento y el tratamiento de los pacientes con ERC en todo su espectro, desde la prevención y detección temprana, hasta la prevención secundaria y terciaria, así como la atención de la insuficiencia renal.

La ERC es una amenaza mundial para la salud pública, pero generalmente ocupa un lugar no muy

destacado en las agendas guber-

namentales para la salud (se trata de una queja repetida en casi todas las naciones y desde hace, por lo menos, 15 años) y los compromisos políticos sobre programas de enfermedades no transmisibles se centran principalmente en otros padecimientos (enfermedad cardiovascular, cáncer, diabetes y enfermedad respiratoria crónica). La ERC no encuentra todavía una respuesta adecuada, también por su alto costo de tratamiento. Se ve necesario involucrar a los políticos y administradores sobre el impacto de la enfermedad renal y la insuficiencia renal en la salud de los ciudadanos, así como la carga asociada en los presupuestos y sistemas de atención médica, alentando la adopción de políticas

públicas y la asignación de recur-

sos que aborden la carga global de la enfermedad renal, garantizando así el vivir mejor con la enfermedad del riñón. Un rol destacado puede asumir el sistema informativo, para socializar los conocimientos, alertar sobre los riesgos y presionar a los gobernantes. El reto de la prevención de la ERC no puede ser solventado sin

involucrar activamente a toda la

comunidad. Uno de los datos más llamativos sobre las lesiones renales agudas, es que éstas se suelen

presentar en los sectores más

deprimidos de la sociedad, aquellos que tienen menores ingresos. Las principales razones que justifican este hecho son: el bajo ingreso del hogar que le impide llevar una dieta sana, lo que puede acarrear con el tiempo una enfermedad en el riñón, pero también están los altos costos de los tratamientos de las enfermedades renales que, en la mayoría de los casos, resultan imposibles de pagar para algunas familias. Para solucionar esta desigualdad nació este día, con el propósito de crear conciencia entre los actores públicos para que brinden el apoyo a los centros de salud de sus países y así generar

una red de ayuda al paciente con enfermedades renales.

Te invitamos a que te informes sobre las enfermedades de los riñones y su patología, para que así logres mantenerlos sanos y ser un agente de cambio hacia una

sociedad más justa y atenta a las personas vulnerables.

En las últimas décadas va tomando importancia, en las reflexiones filosóficas y sociales, lo que con una expresión única se puede definir como “ética del cuidado”. Se trata de una perspectiva interesante y estimulante: se trata de crecer – como personas y como sociedad – en la capacidad de cuidar. Algunos ejemplos: cuidar las relaciones familiares, la convivencia

con los vecinos, las relaciones de trabajo; cuidar de las personas débiles o desamparadas (niños, ancianos, enfermos, con diferentes capacidades, migrantes, víctimas de violencia, etc.); cuidar de los recursos naturales, los animales, las plantas y el medio ambiente; cuidado de todas las dimensiones del ser humano (física, cognitiva, emocional, relacional y espiritual); cuidados de las ciudades y de la cultura, del legado de nuestro antepasados, de la educación de las nuevas generaciones, etc. Frente a actitudes de despojo de la naturaleza y de indiferencia (“me vale”) frente al sufrimiento de los demás, la ética del cuidado (sustanciada en el interés hacia los problemas ajenos y de atención a una convivencia civil digna de este nombre; en inglés “I care”) ofrece una respuesta que permita vislumbrar un futuro mejor. El camino educativo se puede describir de esta manera: del interés, al amor y al cuidado. Las actividades propias del cuidado —escuchar, prestar atención, responder con integridad y respeto— son actividades relacionales. La ética del cuidado nos guía para actuar con cuidado en el mundo, especialmente ante el sufrimiento, y recalca el precio que supone la falta del mismo: no prestar atención, no escuchar, estar ausente en vez de presente, no responder con integridad y respeto. Un cuento de hace dos mil años nos ayuda a profundizar en la mentalidad del “cuidar” (Cayo Julio Higinio, “Fabulae seu Genealogiae”). “Un día cuando se disponía a atravesar un río, Cuidado se sintió inspirado al fijarse en un pedazo de barro. Entonces maravillado comenzó a darle forma, cuando apareció Júpiter. Cuidado pidió a Júpiter que le soplara con su espíritu, lo que éste hizo de buen agrado. Cuidado quiso nombrar a su criatura, pero Júpiter se lo prohibió, a menos que le llamara como él. Esto suscitó una discusión entre Cuidado y Júpiter, el padre de los dioses. En eso apareció Tierra, quien también quiso llamar a la criatura con su nombre pues ésta estaba hecha de su propia materia. Ahora eran tres los envueltos en una discusión, de manera que pidieron a Saturno que actuara como árbitro. Este tomó la siguiente decisión que pareció justa: «Usted, Júpiter quien le otorgó el espíritu, recibirá de vuelta este espíritu cuando la criatura muera. Usted, Tierra quien le otorgó el cuerpo, recibirá de vuelta la corporeidad de la criatura cuando esta muera. Pero usted, Cuidado, quien moldeó a la criatura, determinará cuales son los cuidados que debe recibir la criatura mientras ésta viva». Una vez más comenzaron a discutir sobre el nombre de la criatura, cuando Saturno decidió que sería llamada hombre que se deriva de “humus” que quiere decir tierra fértil”. Higinio no visualiza a Cuidado como una divinidad sino como una personificación de un modo de ser fundamental. Nosotros somos cuidado, de manera que el cuidado es una condición fundamental que constituye al ser humano. Sin cuidado nos deshumanizamos. Heidegger afirma que el cuidado es “una condición on-

tológica siempre subyacente a todo lo que el ser huma-

no emprende, proyecta y hace; el cuidado constituye la plataforma desde donde se genera cualquier interpretación sobre el ser humano”. Así que, para lograr comprender la actividad humana, necesitamos conocer lo que es el cuidado. El cuidado surge cuando alguien toma importancia para mí, entonces paso a dedicarme a él o ella, me dispongo a participar de su destino, de sus búsquedas y sufrimientos; en fin, de su vida. El cuidado significa una forma de existir y coexistir, de estar presente en la realidad. A través de esa presencia, de ese entramado de relaciones, el ser humano va construyendo su propio ser y su propia identidad.

Salud Renal Integral

Camilo de Lellis A.C.

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