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La cata de Bilbao

16Las copas marianas La I cata de Bilbo: un nuevo modelo

El Druida. Email: elgrandruida@hotmail.com

“El principio de competir no estamos de acuerdo con él,preferimos el compartir.”

El gaztetxe de kukutza acogió durante un intenso día la I cata de marihuana de Bilbo.“¿Como que primera?,si aquí ya hemos hecho un montón de copas” alegaba uno de los convocados por el evento,“pero esto no es una copa,sino una cata común” fue la respuesta que recibió.

Después de organizar varias ediciones de la txapelketa, la famosa copa de Euskal Herria, la asociación Kalamudia optó en esta ocasión por una estructura diferente, que primara el gozoso compartir sobre la contienda entre cannabicultores para llevarse un premio. Los colectivos antiprohibicionistas Muskaria e Irola Irratia también aportaron sus esfuerzos a la organización del acto.

Alas diez de la mañana, del sábado 13 de diciembre, empezó la fiesta con un viaje sensorial, a cargo de un grupo de performancers. Cada participante era desplazado por el local, con los ojos vendados, mientras los actores le proporcionaban diversos estímulos, con lo que se conseguía llegar a otro estado mental sin necesidad de consumir nada. Un grato comenzar de la jornada, muy lejano a los tópicos principios habituales, imposible negar después de verlo que los consumidores de cannabis si saben divertirse sin drogas. Ylos que optaron por consumir pudieron hacerlo con información y responsabilidad, gracias a la asociación para la reducción del riesgo Ai Laket que realizó análisis gratuitos de todas las sustancias que se aportaron. El abogado Korku dio una charla sobre la situación legal del cannabis en el momento actual. Después de un repaso a las leyes principales que afectan a la cuestión, Korku entabló un coloquio con el público para solucionar sus dudas; allí insistió en aconsejar los consumidores que resistan a cacheos indiscriminados, pues la policía no tiene ningún derecho a hacerlos. Alos autocultivadores sorprendidos con las plantas sin cosechar sugirió los beneficios de declarar en el juzgado: “yo no sabía que esto era delito”, ya que según el abogado: “al juez no le valen las alegorías tipo esto es una planta medicinal, el tabaco y el alcohol son más dañinos y están permitidos o cosas semejantes”.

La comida vegetariana, con posibilidad de elegir entre menú clásico o cannábico, fue todo un éxito de comensales, aunque dejó a alguno de los más glotones un tanto imposibilitado para comenzar un cata rigurosa. Con los estómagos satisfechos dio comienzo la degustación oficial con el reparto de las muestras, más de 30 yerbas debían ser evaluadas en el exiguo plazo de una tarde, no había, por tanto, tiempo que perder. Los concursantes recogieron sus pruebas y se juntaron en varias mesas a compartir opiniones.

Pronto se difuminaron las fronteras de propiedad entre las bolsitas, cada cual tomaba de donde le parecía y cataba a placer. Alrededor de las mesas rulaban los porros, con el número escrito en la boquilla para saber que yerba contenía cada uno. En lugar de puntuar en las clásicas papeletas de voto, en esta ocasión había que rellenar una ficha, colocando adjetivos a la presencia, olor, sabor y colocón de cada variedad. Tan intenso y concienzudo era el ambiente de peritaje que Otero no consideró oportuno dar su charla sobre “secado de plantas psicoactivas” prevista para la tarde. En un gesto que le honra y demuestra su escaso personalismo prefirió dejarla para mejor ocasión, al objeto de no interrumpir a los concentrados catadores.

Las Critical Mass (Mr Nice Seeds Bank) tanto de interior como de exterior fueron muy apreciadas, también una Mazar (Dutch Passion) tuvo su momento de gloria, así como una Bubble Gum (Serius Seeds) de exterior: “Este año no hay premio, pero si lo hubiera yo se lo daría a la Bubble” comentaba Carlos. Una de las demoledoras fue una Jack Flash de Sensi Seeds, no quedó indiferente ninguno de los que la probaron. El intenso subidón de sativa que proporcionaba despejó la cabeza de muchos, algo cargada por el exceso de pruebas, uno de los que la degustó quedó tan satisfecho que se negó durante una hora a fumar más, para poder disfrutar su clarificador efecto.

“El promedio me ha parecido muy interesante, ha mejorado mucho respecto a las otras veces. Pero hay una estandarización en este momento en lo que es el cultivo, parece que las técnicas que venimos aplicando dan hasta aquí. Entonces a mi modo de ver hay mucha marihuana muy homogénea, hay pocas que destaquen. En sí misma cada una tiene personalidad y son buenas marihuanas, pero en conjunto todas son más o menos de la misma línea, de la misma tendencia, ese sabor a skunk, a hindu kush. No hay las sativas que se ven en otros sitios”, detallaba Carlos, uno de los miembros más antiguos de Kalamudia, mientras las actuaciones musicales de reggae fusión ponían fin a un sábado completo y ahumado. Ala hora de valorar la jornada Carlos consideró: “Esto más que una copa fue una cata colectiva, intentamos buscar una opción a lo que es el concurso tradicional. El principio de competir no estamos de acuerdo con él, preferimos el compartir. Buscamos un sistema diferente de puesta en común de los logros de los cultivadores, de automotivarnos, de hablar de nuestras plantas. Estamos buscando organizaciones alternativas a lo que es el concurso tradicional, que reproduce un esquema competitivo que no nos agrada nada. Tenemos que hablar un poquillo entre nosotros y ver qué conclusiones sacamos. Aver cómo manejamos la información que hemos recogido y si podemos aplicar esto para las próximas veces. Esa es un poco la idea, lo que hemos hecho hoy es un experimento.” De parecida opinión era David, activista veterano y socio de la grow shop Kalamundua: “No se sabía muy bien cómo hacer la valoración sin entrar a puntuar, esto ha sido un poquito en el último momento. Se optó por intentar algo nuevo y hacer este pequeño experimento, ahora queda valorarlo y sacar las conclusiones. Eso se hará ya otro día, reunirse y ver un poco qué se puede sacar de los escritos que ha aportado la gente. Yo pienso que ha estado muy bien, que hubo gente muy participativa que se implicó bastante.”

“Se trataba de compartir, para ello que mejor forma que reunirse a catar y explicar porqué se valora. Poner adjetivos por ejemplo al sabor, que no sea solo del uno al diez, sino explicado. Razonar porque se tiene esa opinión. No se trataba de mirar cual es la primera marihuana o la segunda, sino de catar y que cada persona que ha estado cultivando, pueda saber la opinión que tienen de su marihuana otros cultivadores o pedirse esquejes unos a otros. Antes no se decía que yerba era la de cada uno por lo de las puntuaciones, para ser objetivos, ahora eso ya no importa. Lo que predominó fue estar fumando entre varios y al final escribir algo juntos. La mayoría de la gente ha participado y ha escrito por lo menos alguna de las que les tocaba catar.” resumía Iñaki, otro de los miembros de Kalamudia que estuvo en la organización.

De izquierda a derecha: Carlos y David en la recogida de muestras.

Entrada del inmenso gaztetxe de kukutza.

Iñaki y Korku (con el micrófono en la mano) durante la charla legal.

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