La cosecha

Monseñor José María

Cosecha, secado, curado y almacenado

“El secado ha de hacerse en un lugar fresco, oscuro y ventilado”

El final de la floración, la cosecha, el secado, curado y almacenado, son operaciones que influyen de forma decisiva en la calidad final. Cortar las plantas a destiempo, no prestar atención a mohos, almacenarla a medio secar en bolsas de plástico... las chapuzas se pagan, marihuanas que podrían haber sido manjares deliciosos acaban convertidas en apestosos yerbajos.

Monseñor Jose María

El último periodo de vida de la planta conviene no abonar para darle la oportunidad de eliminar los posibles excesos de nutrientes. Hay a la venta enzimas, bacterias y otros preparados para ayudar a las plantas a eliminar los restos de abonos y acumulaciones de sales. Las que estén en contenedores habrá que practicarles un lavado de raíces, mediante el riego abundante, hasta que drene con abundancia por los agujeros inferiores, más o menos conviene que el volumen de agua empleado sea el doble a la capacidad de la maceta.

Empieza a notarse el cambio climático en los últimos años por gotas frías y chaparrones variados a finales de verano. Proteger las plantas del agua en las últimas semanas de floración es importante, al mojarse se estropea la resina, aumentan las posibilidades de moho y también pueden romperse las ramas, pues los gruesos cogollos, cargados de agua, pesan mucho más. Los que cultiven en exterior, sin invernadero, pueden prevenir muchos problemas solo con instalar un armazón en el que colocar una cubierta antes de las lluvias. En los cultivos de guerrilla se puede intentar poner un plástico con cuerdas atadas a la vegetación circundante, es importante cuidar el punto de unión de plásticos y cuerdas para que no se produzcan desgarros. Hay que dejar una caída para el agua, si el plástico se coloca recto la lluvia retenida va embolsándose hasta que se cae todo encima de las plantas. En las terrazas es buena idea instalar un toldo. Hay que cubrir las plantas antes de la lluvia, de lo contrario al salir el sol el agua comenzará a evaporarse y se condensará en la cubierta, tras lo cual empezará a gotear hacia abajo.

Moho

Si aparece el moho hay que retirar las partes infectadas y desecharlas, pues no sirven para fumar, cerrar los cortes con pasta de podar para que la infección no vuelva a entrar por las heridas. En caso de que la infección avance y las predicciones indiquen que el clima no mejorará, es mejor precosechar a contemplar cómo el moho devora el trabajo de toda una temporada. La cola de caballo, el suero de leche y el propóleo son aliados naturales en la lucha contra el moho, no hay que usar fungicidas para flores, pues no están diseñados para ser fumados y pueden provocar intoxicaciones.

Invernadero alicantino a finales de octubre, sólo queda una inmensa planta por cosechar.

Fechas de recolección

Las fechas de recolección que ofrecen los catálogos de los bancos de semillas son solo orientativas, cada planta evoluciona a su manera, según una serie de variables. Para saber cuando una planta está madura hay dos métodos clásicos. Un sistema es cosechar cuando la mayoría de los estigmas de las flores, pasan de ser blancos a tener tonalidades marrones o anaranjadas. Otro es observar las cabezas de los tricomas con un microscopio, cuando tornan de transparentes a lechosas y alguna va cogiendo color ámbar es momento de la recogida. Las recogidas antes de tiempo producen menos cantidad y un efecto más cerebral, las sobremaduradas son más productivas y de embriaguez más física. Se pueden cosechar enteras de una vez o se puede hacer esta operación por partes, a medida que maduran las distintas zonas de la planta, de esta forma se aseguran las que ya están listas, a la vez que se proporciona más luz a las partes inmaduras. Conviene cosechar tras un día de sol, no en plenas lluvias.

Las hierbas con predominancia índica comienzan a estar listas a partir de septiembre, mientras que las de tendencia sativa tardan más, por lo que necesitan un otoño sin demasiada humedad y un sol con suficiente intensidad para conseguir una maduración correcta.

Manicura

Después de la cosecha viene el proceso de retirar las hojas o manicura. En primer lugar se eliminan las hojas grandes, desprovistas de resina, son las menos útiles. A continuación las hojas medianas, con alguna glándula, pueden servir para hacer psicomantequilla. Por último las pequeñas hojas pegadas al cogollo y cubiertas de glándulas, con estas hojitas se puede fabricar hachís con métodos como el ice-o-lator. Es importante elegir unas tijeras cómodas y afiladas, a medida que la resina las cubre hay que ir limpiándolas con un trapo y alcohol. Han aparecido en el mercado varios modelos de manicuradoras eléctricas (ver reportaje en página 8), desde las que mecanizan la acción de unas tijeras, hasta las conectadas al tubo de la aspiradora para aprovechar este electrodoméstico en succionar las hojas hacia una cuchilla giratoria. Hay grow shops que además de venderlas las alquilan, pues los cultivadores de exterior solo las necesitan unos días al año.

Secadero con bandejas de tela para maximizar el espacio y el suelo cubierto de cartón.

Excelentes hierbas junto a parafernalia selecta. Grinder y mecheros oficiales de la IV Parade. Boquilla Spliff Stick, papel Smoking King Size, grinder Mega Leaf, tamaño cosecha, y grinder Net Screen con rejilla para recoger la resina.

Si la humedad es muy alta pueden aparecer mohos indeseables Secado

El secado ha de hacerse en un lugar fresco, oscuro y ventilado, en esta operación la marihuana queda reducida aproximadamente a una cuarta parte de su peso en fresco. Se intentará mantener la humedad en torno al 60% para que el proceso transcurra a su ritmo, un tiempo orientativo de duración suelen ser las dos semanas. Si la humedad es muy alta pueden aparecer mohos indeseables que arruinen la cosecha, si es muy baja y se seca demasiado rápido la clorofila queda en los tejido, lo que empobrece el sabor. Cuando las plantas se despiezan, el proceso irá más rápido que al dejarlas enteras o en ramas grandes. En zonas muy calurosas y de humedad escasa se efectúa una manicura ligera, las plantas quedan lo mas enteras posibles y con bastante hoja de forma que se ralentiza el secado. Así mismo esto favorece la protección de las glándulas de resina por las hojas.

El método más común es colgarla de cuerdas tendidas de un lado a otro del secadero. Hay a la venta en las grow shops unas bandejas de tela que se pueden acoplar unas a otras para formar estanterías. Es importante tener etiquetada cada planta o rama con información sobre la variedad y fecha de cosechado, así se evitan confusiones posteriores. Las cajas de cartón son útiles tanto para forrar suelos y paredes en ambientes demasiado húmedos, como para secar pequeñas cosechas, atravesándolas con hilos para colgar los cogollos.

Curado y almacenado

Un truco muy extendido para comprobar si están secas, es doblar las ramitas laterales, cuando crujen al romperse ya están a punto. Para curarlas hay que parar un poco antes, en el momento en que los cogollos parecen secos por afuera pero guardan en su interior un punto de humedad. Entonces se pasan a recipientes cerrados y opacos, tipo botes de cristal o cajas de madera. Los recipientes se abrirán al principio todos los días y luego cada vez menos. Cuando no se domina la técnica conviene sacar la marihuana de vez en cuando e inspeccionarla, si hay malos olores o aspecto amazacotado, puede estar produciéndose una putrefacción por haber empezado a curar sin un secado correcto, hay que sacarla toda y volver al paso anterior. A partir de los dos meses se la considera curada, aunque hay cannabicultores que prefieren esperar más tiempo.

La luz, el calor y el oxígeno estropean la calidad por lo que se procurará almacenarla a salvo de estos elementos, como por ejemplo en botes herméticos de cristal, forrados de tela o papel. Otra posibilidad es usar máquinas para envasar al vacío.

Cuando el invierno avanza, al cannabicultor afortunado y constante solo le resta el trabajo de catar su cosecha mientras planea la siguiente campaña.