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Weckels Top 44

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La ley y el hongo

La ley y el hongo

Esta planta necesitará otros 8 días para completar la floración. Con ayuda de un cable suspendido podemos sujetar los cogollos superiores.

Diferentes cubetas de cultivo

Los problemas que acabamos de mencionar, rara vez aparecen cuando se cultiva en agua. A diario, medimos los valores de EC del agua de

alimentación que hay en las cubetas de cultivo, gracias a lo cual podemos tomar medidas inmediatamente cuando algo va mal. Tomar estas medidas es bastante fácil cuando se cultiva en una fina capa de agua dentro de cubetas. Sencillamente, si el valor EC es demasiado alto, dejamos que el agua se escurra fuera. Pero, naturalmente, el cultivo en cubetas tiene también un inconveniente. Por ejemplo, podéis imaginar lo rápido que se extiende en el agua una enfermedad de las raíces. Si nos ocurre esto, hay poco que podamos hacer para evitar que

el problema se extienda rápidamente a las raíces de las demás plantas (en la misma maceta). Para minimizar este riesgo, plantamos las plantas en macetas que no estén en contacto unas con otras. Así, aunque las plantas que estén en la misma maceta se verán afectadas, las demás no estarán expuestas al contagio.

Por suerte, la verdad es que la Top 44 es mucho menos sensible a una EC demasiado alta que, por ejemplo, una variedad como la Cytral.

alto de EC (por ejemplo, más de 1.7), hay que reducir la cantidad de nutrientes que se añade al agua, para que baje el nivel, lo que además limpiará nuestro sustrato. Esto se comprueba al cabo de un tiempo, volviendo a medir la EC del agua sobrante. Por supuesto, además del nivel de EC hay muchos otros factores que influyen en el éxito del cultivo de marihuana. Pero lo cierto es que suelen ser estas pequeñas cosas las que acaban marcando la diferencia.

Agua osmótica

Pero existen unos cuantos trucos para bajar los niveles de EC de nuestras aguas. Como mencionábamos antes, se puede hacer utilizando el agua osmótica del deshumidificador, añadíendola a la mezcla de nuestro depósito de agua. Por supuesto, cuanto más pequeño sea el depósito o menos agua haya en él, mayor efecto tendrá el añadido de este agua osmótica. Pero cualquier cantidad ayuda, y si al final produce una mejor cosecha, el esfuerzo sin duda habrá valido la pena.

Poco vulnerable

Por suerte, la verdad es que la Top 44 es mucho menos sensible a una EC demasiado alta que, por ejemplo, una variedad como la Cytral. Sin embargo, los cultivadores debemos tener cierto control sobre todos los factores. Como estamos cultivando básicamente en agua, no tenemos la ventaja de un tope, como es el sustrato cuando se cultiva en él. Las mezclas de tierra funcionan como una especie de tamiz, gracias al cual las raices no tienen que luchar con una dosis demasiado alta de nutrientes (y con un nivel de EC en el agua de alimentación también demasiado alto), todo al mismo tiempo. Por otro lado, el inconveniente del sustrato es que cuando le damos demasiados nutrientes a través del agua de alimentación, durante un periodo de tiempo largo, las sales se acumulan en el sustrato, lo que pronto constituirá una mezcla que puede ser bastante tóxica para nuestras plantas.

Incluso cuando se miden cuidadosamente las dosis de nutrientes puede ocurrirnos esto. Podemos prevenirlo midiendo los niveles de EC del agua que desborda del sustrato después del riego. De esta forma podemos cortar el problema a tiempo. Si no vigilamos de cerca los niveles de EC

¡Toda la plantaciòn reboosa cogollos! Las plantas Top 44 de la cubeta con hidrogránulos también lo están haciendo de maravilla.

y permitimos que el sustrato acumule concentraciones demasiado altas de sales nutrientes, suele ser demasiado tarde para salvar las plantas. El infortunado cultivador intenta en vano limpiar su sustrato, regando como un poseso con agua pura la fina capa de tierra. Esto puede servir una sola vez, aunque las plantas sufrirán un fuerte impacto negativo, lo que se reflejará en la posterior cosecha.

Otro problema de “lavar” la mezcla de sustrato es que éste se moja tanto que se convierte en fango, lo que asfixia las raíces (que no pueden otbener el suficiente oxígeno). Las raíces mueren a consecuencia de ello, y a menudo se pudren en el subsuelo mojado. Las raíces que todavía queden sanas se verán negativamente afectadas por esta putrefacción, con lo cual las esperanzas de obtener aún una buena cosecha se esfuman. También hay que mencionar que dependiendo de la etapa del cultivo en que nos ocurra esta tragedia, las consecuencias son diferentes. Si ocurre en las primeras semanas, siempre podemos estirar un poco el presupuesto y volver a empezar el cultivo desde el principio, con nuevos clones en una nueva mezcla de tierra, y aprendiendo de la experiencia dónde cometimos el error. Muchas veces hacer esto es mejor que intentar arreglar una situación comprometida. Siempre que hay problemas durante las primeras fases del cultvo de marihuana, incluso si los problemas no son demasiado graves, veréis que tienen un efecto negativo para el resto del periodo de crecimiento.

Si nos encontramos con una sola planta enferma, o con mal aspecto, lo mejor es eliminarla. En toda plantación aparece un cierto número de individuos enfermos entre las plantas, los que solo causa frustración y preocupaciones innecesarias. Además, las plantas enfermas rara vez desarrollan cogollos decentes, por lo que lo mejor es arrancarlas y reemplazarlas por plantas saludables de la misma o similar variedad. La planta escuálida pronto se verá abrumada por sus vecinas más vigorosas, y acabará muriendo. Por si fuera poco, una planta muerta atrae en seguida a las plagas de mohos y otras, todas ideales para destrozar una cosecha.

Eliminar las plantas enfermas o débiles es muy fácil en nuestro sistema de cultivo, ya que lo hacemos sobre una capa de agua. Simplemente, quitamos la maceta enferma. Hay que hacerlo con cuidado, para no dañar las otras raíces.

En cuanto al espacio que queda vacío, no os preocupéis, las plantas saludables en seguida harán buen uso del espacio extra.

La mayoría de las cabezas de flores se vuelven rojizas, lo que señala el final de la fase de floración.

Un precioso cogollo de Top 44.

Lámparas

Durante este ciclo de cultivo hemos usado fundamentalmente lámparas de 400 vatios. Estas lámparas emiten la luz suficiente para el óptimo desarrollo de las Top 44. Aunque en mi opinión las lámparas de 600 vatios tienen la mejor relación entre la cantidad de luz que emiten con la cantidad de energía que gastan, esta vez hemos elegido las de 400. No es una locura mía, ya que en el cuarto de cultivo que estamos utilizando hay un límite paar la cantidad de electricidad que se puede suministrar. Los sistemas eléctricos de las casas tienen también un límite, y eso es algo que debemos tener en cuenta. También debemos tener en cuenta que estamos limitando deliberadamente las dimensiones de nuestras Top 44, por lo que las lámparas de 400 nos darán una luz más que suficiente. A veces, lo mejor es repartir la disponibilidad de luz con varias lámparas. Además de las de 400 vatios, utilizamos también dos lámparas de 250. Estas se cuelgan en las esquinas del cuarto de cultivo o en aquellas zonas donde las plantas parezcan crecer algo más despacio. Así les podemos ofrecer a estas plantas un poco de atención extraordinaria (en forma de luz), para que alcancen a sus compañeras más saludables. Por lo tanto, lo mejor es ir colgando estas lámparas continuamente en una zona u otra.

Cogollos

Una vez hemos hecho todo correctamente, no hay planta que recompense más nuestros esfuerzos que la Top 44. Por eso es una planta tan conocida a nivel comercial. Las cabezas de flores de la Top 44 empiezan a florecer con cierta inocencia, para ir haciéndose más y más grandes. El cogollo produce gran cantidad de filamentos blancos de THC y suele tener una forma redondeada, de bola. En cuanto al aspecto, las flores suelen tenerlo bastante bueno, aunque no para deslumbrar al amante de variedades exclusivas. Debido a su corto periodo de floración, tampoco se pueden esperar cogollos blanco-hueso, ni cabezas de flores especialmente extraordinarias. Como los cultivadores holandeses están continuamente aumentando su búsqueda de nuevos descubrimientos de maría, y dispuestos a gastar un poco más en una variedad exclusiva con un buen sabor, la producción de la mayoría de variedades comerciales como la Top 44 se ha ido marchando al extranjero. Aún así, todavía se fuma mucha Top 44 en Holanda. ¿Por qué? Porque una buena Top siempre da un buen colocón, además de ser de buen sabor, y desarrollo medio. ¿Por qué no iba a gustar? Otro punto a su favor es que suele ser bastante más barata que las variedades de larga floración. Espero que con este artículo de dos partes os hayáis hecho una idea sobre las posibilidades de este método de cultivo, y de los éxitos que se pueden obtener con él. Aunque esta vez hemos utilizado una variedad de floración corta, se trata de un método muy adecuado también para las variedades de floración larga. Precisamente porque estas variedades son más vulnerables a las dosis altas de nutrientes. Muchos cultivadores de variedades largas que utilizan sustrato, se encuentran con que, aunque en las primeras ocho semanas no parezca haber ningún problema, en las dos últimas semanas del periodo de floración, algo va mal. El suelo ha acumulado, con el paso del tiempo, niveles peligrosos de sales nutrientes. El daño está ya hecho, y las dos semanas probablemente más importantes del ciclo se han perdido. Precisamente para evitar estas tragedias, el cultivo en una fina capa de agua de alimentación puede darnos sorpresas muy agradables.

En el próximo número veremos cómo se hace una Space Cake, así que seguid atentos.

Tabaco: el nuevo prohibicionismo

Cristina Pizarro

Da mucha pena constatar una vez más que el pasado no sirve de nada. No hemos aprendido gran cosa de la historia de la prohibición, ni siquiera aquellos más concienciados que argumentan impecablemente a favor de la legalización de drogas actualmente ilegales. Tampoco, desde luego, los gobernantes de países que desde hace tiempo se han percatado de que la actual legislación en materia de drogas es inútil y/o dañina. Y mucho menos las instancias medico/farmacológicas encargadas de velar por la “salud pública” universal.

Pero de los poderosos no esperamos nunca gran cosa, sobre todo cosas sensatas. Lo que duele es la falta de respuesta por parte de los que siempre han enarbolado la bandera del libre albedrío, y que ahora bajan la cabeza, sintiéndose culpables de ser los nuevos “dope fiends” (demonios de la droga), y creyéndose a pies juntillas toda la desmesurada campaña de las autoridades para anatemizar al actual enemigo público número uno de la Humanidad. Sí, claro, me estoy refiriendo al tabaco. Esta nueva prohibición que avanza a pasos agigantados va a seguir el mismo camino que todas las anteriores. Tal vez despertemos cuando aparezcan los primeros muertos por consumir tabaco adulterado del mercado negro. O cuando, alterado por el síndrome de abstinencia, un tabacómano nos saque la navaja en el metro, para conseguir su dosis de uno o dos cigarrillos ¿tal vez en una papelina? No, no hay nada nuevo en este asunto, ni siquiera la droga en cuestión.

Una breve mirada atrás

A principios del siglo XVII, el tabaco es todavía una sustancia nueva en Europa, sin embargo su importación ya es un monopolio para la Hacienda española, que posee grandes plantaciones en Santo Domingo y Cuba. En Nueva Inglaterra, y a pesar de que los puritanos se escandalizan, se convierte casi de inmediato en una formidable fuente de ingresos: Virginia, con una población de menos de 300.000 habitantes, produce 35 millones de kilos de tabaco para mascar y fumar, proporcionando más de la mitad de todos los ingresos por exportación. Eso acalla rápidamente a los detractores de esa costumbre que “evoca el horror de un insufrible infierno lleno de pez”. (Jacobo I). (Seguro que si las actuales autoridades sanitarias conocieran esta frase la incluirían en sus campañas). Otros países, en cambio, son menos comprensivos, especialmente los que no son exportadores. En Rusia, una ley del siglo XVII obliga a torturar a todo fumador hasta que confiese el nombre de su proveedor, y en la región alemana de Lunenberg se decreta la pena de muerte por mascar, inspirar nasalmente o inhalar humo de tabaco. Unos años más tarde, el papa Urbano VIII excomulga a los usuarios de tabaco que consuman la sustancia en lugares próximos a las diócesis. En Sajonia, Transilvania, Berna, Países Bajos y Suecia, el tabaco también se ilegaliza dando lugar a castigos más o menos severos. A pesar del rechazo, y de las diversas legislaciónes punitivas, un siglo más tarde el hábito se ha extendido a lo largo y ancho de todo el mundo. No existe en la Historia ninguna otra costumbre que se haya extendido tan rápido y tan universalmente. (Bueno, ahora en la era de Internet y la globalización quizás sí). Los grandes ingresos por impuestos que gravan el tabaco, sugieren a los gobernantes suavizar progresivamente las medidas anti-tabaco, hasta que éstas desaparecen por completo. En 1725, Benedicto XIII decide aceptar el consumo para “evitar a los fieles el espectáculto escandaloso de dignatarios escapando del santuario para irse a fumar a escondidas.”

El presente

En la actualidad, la situación se ha invertido. Una falaz contabilidad opone a los ingresos del Estado por impuestos, un desmesurado gasto sanitario para la atención de enfermedades producidas por el uso/abuso del tabaco. Prácticamente todos los males posibles son achacables a esta “adicción” (antes hábito o costumbre). La novedad es que el anatema afecta a millones y millones de personas, en torno al 30% de las sociedades occidentales, con lo que, en un tiempo récord, se pretende (y se está consiguiendo) poner fuera de la ley a un número monstruoso de ciudadanos/ as.

La clave de que lo estén consiguiendo ya no es una cuestión de orden moral, sino que se recurre a la sacrosanta Salud, propia, ajena o pública. Y para ello, como siempre, a las verdades se añaden medias verdades, exageraciones, datos no comprobados, y hasta mentiras monstruosas.

¿Alguien recuerda los años cincuenta, cuando la Organización Mundial de la Salud lanzaba campañas en contra de la marihuana afirmando que “si se entraba en una habitación donde se hubiera estado fumando marihuana, se corría el riesgo de volverse loco y acabar asesinando a la propia familia”? ¿Por qué ahora nos lo volvemos a creer todo? En los foros médicos más importantes no existe certeza alguna respecto a los efectos del tabaco sobre personas cercanas (excepto en situaciónes muy concretas y prolongadas), y sin embargo ese es el argumento estrella que culpabiliza a los fumadores y les hace tragarse todas las prohibiciones y regañinas, los famosos “fumadores pasivos”. Existen muchas más seguridades sobre la influencia de las antenas de móviles en la aparición de agresivos tumores cancerígenos y ahí siguen, encima de las escuelas infantiles...

Por otra parte, la cruzada no se limita a garantizar o salvaguardar la salud de los “fumadores pasivos”, protegiéndolos del nocivo humo en los ambientes de trabajo (esos lugares de trabajo tan saludables , con sus edificios “inteligentes” en los que no se puede abrir una ventana, y cuyos inquilinos respiran un aire mil veces filtrado y contaminado de bacterias). En los trenes, por ejemplo, ese problema estaba ya resuelto, con vagones para fumadores, naturalmente en la cola, lo que impide que llegue ningún humo a otros vagones. ¿Por qué los eliminan? Pura crueldad, desde luego. ¿Y por qué no fletan vuelos para fumadores? Seguro que los llenan.

A todas estas preguntas se puede contestar fácilmente: porque no hay oposición, no hay rebeldía. Todo fumador se siente culpable por seguir fumando, y está dispuesto a aceptar incluso que le releguen al último puesto en las listas de espera de los hospitales, porque es responsable de su enfermedad ¿Y por qué no los del colesterol alto, o los deportistas que se rompen algo? ¿O es que los no fumadores no tienen riesgo de enfermedad o muerte?

Más vale que empecemos a reaccionar, al menos todos aquellos que nos oponemos al prohibicionismo. Más vale que actuémos antes de que sea demasiado tarde, antes de que los muertos por enfermedades debidas a fumar durante muchos años, se conviertan en muertos fulminados en un sucio cuarto de baño, en manos de traficantes y mafias (que en el caso del tabaco, además ya existen, sólo tienen que adecuarse a los nuevos tiempos), y entonces sí que tendremos un auténtico problema de salud pública.

Aprendamos del pasado, de la Historia, y no permitamos que esta tropelía se consume, o al menos, dificultémoslo un poco. Es nuestro deber moral, además de nuestro perfecto derecho.

“... no hay nada igual al tabaco; es la pasión de la gente honrada, y quien vive sin tabaco no merece vivir. No sólamente regocija y purga los cerebros humanos, sino que instruye a las almas en la virtud y enseña a hacerse honrado”.

Molière, Don Juan

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