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El suelo vivo cosecha potentes cogollos resinosos

Recrear la naturaleza del suelo para crecimiento sano y grandes cannabinoides

El suelo vivo beneficia a los microorganismos que mantienen una relación de simbiosis con la marihuana donde ambos ganan. El suelo, al tener vida, consigue más vida, fomenta el crecimiento, además de redondear floraciones perfectas y desarrollar cultivos sanos.

Las plantas y los microbios se proporcionan alimento de forma recíproca gracias a los microorganismos que también protegen a las plantas de enfermedades, plagas o estrés hídrico. Además, contribuyen a mantener la salud y la estructura de los suelos.

En un gramo de tierra fértil habitan miles de millones de microorganismos: bacterias, actinomicetos, hongos, algas, protozoos y virus, entre otros. Son una pieza clave en la llamada red trófica del suelo o cadena alimentaria, formada por microorganismos, plantas, artrópodos, aves y otros animales. Esta red, como toda red alimentaria, es un sistema donde cada componente se alimenta de otro.

La red alimentaria del suelo comienza con las plantas, conocidas como productores primarios o autótrofos, ya que fabrican su propia comida. Las plantas, mediante la fotosíntesis, transforman la luz del sol en energía que utilizan para sus funciones vitales y también para convertir nutrientes de la atmósfera y el suelo en azúcares. Estos azúcares alimentan tanto a las plantas como a la micro vida del suelo y también atraen hongos beneficiosos para las plantas.

Las plantas sirven de comida y proporcionan nutrientes y energía a los herbívoros (consumidores primarios) y estos, a su vez, a los carnívoros (consumidores secundarios) y sus depredadores (consumidores terciarios). Al morir, plantas y animales vuelven al suelo en forma de materia orgánica, que será descompuesta por la vida microbiana que habita el suelo (descomponedores), sirviendo de alimento para las plantas.

Los microorganismos (principalmente bacterias y actinomicetos) descomponen la materia orgánica del suelo y la transforman en moléculas inorgánicas simples, que las plantas pueden asimilar fácilmente.

Por otro lado, los hongos ayudan a las raíces a absorber mejor los nutrientes y el agua, les ofrecen protección frente a patógenos y plagas, contribuyen a la formación y agregación de los suelos, regulan su pH y las oxigenan. A cambio, las plantas proporcionan a los microor- ganismos nutrientes en forma de azúcares y carbono que absorben de la atmósfera en forma de CO2

Algunas bacterias y actinomicetos convierten el nitrógeno de la atmósfera en nitrógeno mineral, que es esencial para el crecimiento de las plantas. Protozoos y virus se ocupan de regular la población microbiana del suelo y mantienen su equilibrio.

Los nematodos, si bien no son microbios sino gusanos, ocupan un rol esencial en esta comunidad subterránea transportando a bacterias y hongos que se enganchan a sus espaldas y transforman la materia orgánica en nitrógeno mediante la digestión.

El ciclo de nutrientes de la naturaleza es el movimiento de los nutrientes esenciales para la vida: carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno, potasio, calcio, fósforo y azufre. En nuestro planeta, la materia orgánica e inorgánica nunca se pierde, sino que circula dentro y entre los ecosistemas. En el ciclo del carbono, por ejemplo, las plantas absorben

CO2 de la atmósfera y lo fijan en su organismo mediante la fotosíntesis, en un proceso conocido como fijación de carbono. Este carbono será absorbido más tarde por los microorganismos del suelo y los consumidores primarios.

Suelo vivo para cannabis

El suelo vivo es una filosofía de cultivo que se inspira en el ciclo de la naturaleza e imita su funcionamiento. El propósito es crear y mantener un equilibrio biológico en el medio de cultivo. Este equilibrio permite la fertilización del medio y lo mantiene vivo. El objetivo es que la planta sea autosuficiente como lo sería en el bosque, de modo que un medio nutritivo y saludable le proporcione una alimentación óptima. La planta dispone de todos los macro y micronutrientes que necesita, en el momento adecuado y la cantidad precisa.

Así puede proporcionar cosechas muy productivas y con una gran riqueza en terpenos y cannabinoides. Cultivando con suelo vivo se elevan las cualidades de una variedad a su máximo nivel, sacando a relucir el verdadero potencial con fertilizantes orgánicos es, además, 100% sostenible y permite reutilizar el medio de cultivo una y otra vez. Por el contrario, los fertilizantes químicos pueden exterminar la vida de los suelos y los empobrecen, dejándolos estériles e inservibles para futuros cultivos.

Cultivando con abonos orgánicos se obtiene un producto final más saludable. El cultivo orgánico permite obtener cogollos 100% libres de químicos.

Composición del suelo vivo

El principio del suelo vivo es reproducir en un cultivo el mismo proceso que la naturaleza realiza de forma autónoma. Los elementos esenciales que se necesitan para crearlo son los hongos, bacterias y actenomicetos.

Los conseguimos hongos trichodermas protegen las raíces del estrés y de patógenos (como el hongo Rhizoctonia solani, la botrytis o la fusariosis. Las bacterias mantienen las plagas a raya y participan en el ciclo del nitrógeno.

Los hongos microrrízicos viven en la rizosfera y protegen las raíces contra enfermedades, plagas y el estrés hídrico, sirven de reserva de nutrientes para la planta y la ayudan a enraizar y también a absorber mejor el agua y los nutrientes gracias a las hifas, que funcionan como extensiones de las raíces con las que abarcan más superficie. Las micorrizas también fabrican nutrientes para las plantas, oxigenan el suelo y mejoran su estructura, garantizando un correcto drenaje y retención del agua.

Para conseguir abonos naturales animales y/o vegetales, el guano de murciélago, humus de lombriz, harina de ortiga y algas marinas son esenciales. Esta es la materia orgánica que los microorganismos van a descomponer y transformar en alimento para las plantas.

Para crear la mezcla de abonos, existe la posibilidad de completar el suelo vivo con un fertilizante de liberación lenta en pellets o un preparado de suelo vivo. Así se aportará la materia orgánica necesaria para que los hongos generen nutrientes para las plantas.

El suelo vivo y el súper suelo comparten la misma filosofía, nutrirse del suelo y el ciclo de la vida y aplicarla al cultivo de cannabis. El concepto es aportar al medio de cultivo todo lo necesario para que las plantas gestionen su propia nutrición, proporcionando las condiciones necesarias para que exista una abundante vida microbiana y dejando a al ecosistema hacer el resto.

ciones de aplicación y tablas de cultivo para cada producto, con tal de crear una formulación específica para cada cultivador. No existe riesgo de sobre fertilización, ya que contiene nutrientes sólidos de liberación lenta.

Además, puede combinarse la microvida con planes de cultivo que utilizan fertilizantes minerales y líquidos. El suelo vivo ofrece nutrición y protección frente a patógenos y enfermedades, con lo que reducen el uso de pesticidas y fungicidas.

Y sobre todo es un medio de cultivo 100% orgánico y respetuoso con el medio ambiente, por tanto mantiene los suelos fértiles para futuros cultivos.

Riego y cuidados de la planta

En el cultivo con suelo vivo, el riego de las plantas es muy importante. Hay que hidratar el sustrato hasta que tenga el nivel de humedad necesario, pero evitar el exceso de agua y dejar que la tierra se seque antes del siguiente riego, permitiendo así que el agua y el aire circulen. Es muy importante controlar el pH del suelo para un correcto desarrollo de la vida microbiana y optimizar la absorción de nutrientes por parte de la planta.

Es recomendable alimentar a la planta con nutrientes sólidos orgánicos, y hacer aplicaciones suplementaria en las primeras semanas de crecimiento y en la tercera y cuarta semana de floración.

El control de plagas es esencial, mediante la observación de las plantas y la aplicación de productos preventivos naturales. Si se quieren conseguir unas condiciones óptimas para las plantas, es importante monitorizar y controlar la humedad, la temperatura y la iluminación del cultivo.

El cultivo orgánico aporta una nutrición óptima a las plantas, porque estas disponen de los nutrientes en el suelo para absorberlos cuando quieran y en la cantidad necesaria.

El cultivo con suelo vivo ofrece la posibilidad de obtener cosechas de calidad y altos rendimientos. Además, favorece la protección de los suelos: manteniéndolos fértiles, saludables y con una buena estructura durante mucho tiempo. La filosofía del suelo vivo nos hace conscientes de la importancia de conservar el equilibrio biológico en el medio de cultivo y el importante trabajo que juegan los microorganismos.

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La importancia de cultivar de forma orgánica

El cultivo orgánico no únicamente recompensa al cultivador con cosechas sabrosas, sino que también es un método de cultivo respetuoso con el medio ambiente, que cuida los suelos y los mantiene sanos y fértiles. El cultivo

Ventajas del suelo vivo

El suelo vivo no solo recompensa a los cultivadores con una cosecha saludable, abundante y de calidad, sino que ofrece otras muchas ventajas. Es un método fácil de crear y de aplicar. Algunas marcas especializadas ofrecen propor-

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