2015 Sínodo sobre la Familia LOS DESAFÍO PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN La misión de predicar el Evangelio a toda la humanidad ha sido confiada directamente por el Señor a sus discípulos y es la Iglesia quien lleva adelante tal misión en la historia. En el tiempo que estamos viviendo, la evidente crisis social y espiritual llega a ser un desafío pastoral, que interpela la misión evangelizadora de la Iglesia para la familia, núcleo vital de la sociedad y de la comunidad eclesial. La propuesta del Evangelio sobre la familia en este contexto resulta particularmente urgente y necesaria. La importancia del tema surge del hecho que el Santo Padre ha decidido establecer para el Sínodo de los Obispos un itinerario de trabajo en dos etapas: la primera, que se llevó a cabo en el 2014, ordenada a delinear el “status
quaestionis” y a recoger testimonios y propuestas de los Obispos para anunciar y vivir de manera creíble el Evangelio de la familia; la segunda, la Asamblea General Ordinaria del 2015, para buscar líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia. El evangelio de la familia es la buena noticia del amor divino que es proclamada a todos los que viven esta fundamental experiencia humana personal, de pareja y de comunión abierta al don de los hijos, que es la comunidad familiar. El magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio es presentado y ofrecido de forma comunicativa y eficaz, para que toque los corazones y los transforme según la voluntad de Dios manifestada en Cristo Jesús. Tomado de: Documento preparatorio Ciudad del Vaticano
Editorial
La Iglesia, una casa de puertas abiertas a concluido la primera parte del tan esperado Sínodo de la familia. Un total de 174 padres sinodales reflexionaron durante 15 días sobre la realidad familiar en el mundo actual. El mensaje final subraya, como se esperaba, la belleza del matrimonio cristiano entre el hombre y la mujer, fiel y fecundo, como “amor conyugal, único e indisoluble, que persiste no obstante las muchas dificultades de las limitaciones humanas; es uno de los milagros más bellos”. Pero tampoco desconoce todas las cuestiones problemáticas que giran en torno a la familia, desde las consecuencias de la grave crisis económica hasta los fracasos matrimoniales que engendran nuevas relaciones y nuevos matrimonios.
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Se puede leer también el agradecimiento por la fidelidad, la fe y la esperanza que las familias ofrecen al mundo, así como la conciencia de esa “luz” que resplandece en muchas familias por la entrega mutua de los esposos. Un acento especial recae igualmente sobre el noviazgo y la preparación al sacramento del matrimonio, que hace conocer “la sexualidad, la ternura y la belleza” que superan el tiempo. Pero no falta el coraje para mirar de frente los desafíos que tiene que enfrentar la familia actualmente, es decir, la fidelidad conyugal puesta a prueba por el individualismo, el debilitamiento de la fe, el frenesí diario, las
crisis económicas que provocan crisis matrimoniales, porque no se asumen con paciencia, perdón, reconciliación y sacrificio. El documento afirma que “de los fracasos matrimoniales nacen nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problemáticas”. El texto nos recuerda que en el sínodo también se ha reflexionado “sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar”. Pero “Cristo ha querido que su Iglesia fuera una casa con las puertas siempre abiertas a la acogida, sin excluir a ninguno”, continúa diciendo el documento, por tanto, se agradece a “los pastores, fieles y comunidades que acompañan y se hacen cargo de las laceraciones internas y sociales de las parejas y de la familia”. Finalmente, hace un llamado a los gobiernos y a las organizaciones internacionales “para que promuevan los derechos de la familia para el bien común”. El mensaje termina con una oración que bien pudiera ser llamada el “padrenuestro de la familia”. El documento de trabajo estará en las manos de pastores y fieles, la reflexión continuará ahora a nivel de las Iglesias locales. Que el Espíritu Santo ilumine este camino, de modo que todo sea para mayor gloria de Dios y bien de las almas. El Director.
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La Voz del Papa Carta del papa Francisco a las familias
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Queridas familias
a Iglesia de Dios los recibe y los abraza. Somos un solo Pueblo con una sola alma, convocados por el Señor que nos ama y nos sostiene. He sentido el dolor de tantas familias que viven en situación de pobreza y de guerra. Escuché a los jóvenes que quieren casarse, a pesar las de dificultades. He palpado el dolor de niños y ancianos… y me pregunto: ¿Cómo es posible hoy vivir la alegría de la fe en familia? ¿Es posible vivir esta alegría? Hay una palabra de Jesús en el Evangelio de Mateo que sale al encuentro: “Vengan a mí, todos ustedes que están cansados y agobiados y yo los aliviaré”. Frecuentemente la vida es agotadora y a veces trágica. Sin amor el esfuerzo se hace pesado, intolerable. Pienso en los ancianos solos, en las familias que se desesperan porque no reciben ayuda para sostener a aquellos que necesitan de atención y cuidados especiales. A ellos también Jesús les dice “vengan a mí”. Pienso en el matrimonio, donde los esposos, sin saber lo que les ocurrirá, qué alegrías y qué dolores les esperan, se comprometen y caminan juntos, de la mano, confiándose a la gran mano del Señor, siempre y para toda la vida, sin hacer caso a esta cultura del provisorio, que nos corta la vida en pedazos. Con
contenido
la confianza en la fidelidad de Dios afrontan todo, sin miedo, con responsabilidad. Los esposos cristianos no son ingenuos, conocen los problemas y peligros de la vida, pero no tienen miedo de asumir su responsabilidad delante de Dios y de la sociedad. Sin escaparse, sin aislarse, sin renunciar a la misión de formar una familia y traer al mundo a los hijos. Los cristianos se casan porque tienen la necesidad de estar unidos entre ellos y para cumplir la misión de padres. “En la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad”, así dicen los esposos en el sacramento. En su matrimonio rezan juntos, y con la comunidad. ¿Por qué? ¿Porque se acostumbra hacerlo? ¡No! Lo hacen porque tienen necesidad para el largo viaje que van a emprender juntos. Un largo viaje que no es por partes, que dura toda la vida, y necesitan la ayuda de Jesús para caminar juntos, con confianza, para acogerse, uno al otro cada día, y perdonarse cada día, esto es importante en las familias, saber perdonarse. Porque todos tenemos defectos. ¡Todos! Y a veces hacemos cosas que no son buenas, que hacen mal a los demás. Hay que tener el coraje de pedir perdón cuando en la familia nos equivocamos. Todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia; en la pareja se dicen palabras fuertes, pero escuchen este consejo: no terminen el día sin hacer las paces. La paz se rehace cada día en la familia. Diciendo “perdóname” se recomienza de nuevo.
EDITORIAL
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PASTORAL JUVENIL
EN MEMORIA DE
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PASTORAL LITÚRGICA
La Iglesia, una casa de puertas abiertas
P. Silvio Sassi Superior general de la Sociedad de San Pablo
BEATO ALBERIONE
La edición, medio de apostolado
PASTORAL FAMILIAR EL regalo de Dios: pertenece a una familia
08 10
La vida consagrada vista desde los jóvenes
La Cuaresma
PASTORAL DE LA CATEQUESIS La catequesis en la reflexión de la Iglesia
ACTUALIDAD
El perdón no cambia tu pasado, pero si tu futuro
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Queridas familias, el Señor conoce nuestras fatigas y los pesos de nuestra vida. Pero conoce también nuestro profundo deseo de encontrar la alegría del descanso.
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Recuerden, Jesús dijo: “Que su alegría sea plena”. Él quiere que nuestra alegría sea plena. Lo dijo a los Apóstoles y lo repite hoy a nosotros. Entonces, ésta es la primera cosa que quiero compartir con ustedes, y es una palabra de Jesús: vengan a mí familias de todo el mundo, para que su alegría sea plena. Y esta palabra de Jesús, llévenla en el corazón, compártanla en la familia. Nos invita ir hacia Él para darnos y darles a todos la alegría. Nos invita a ir hacia Él para tener la alegría. En la vida la familia experimenta tantos momentos bellos: el descanso, los almuerzos juntos, las salidas al parque, al campo, la visita a los abuelos; la visita a una persona enferma; pero si falta el amor, falta la alegría; la fiesta y el amor siempre nos los da Jesús. Él es la fuente inacabable. Allí, en la familia, Jesús nos da su Palabra y nos da el Pan de su vida para que nuestra alegría sea plena. Queridas familias, caminen con alegría junto a este Pueblo. ¡Quédense siempre unidos a Jesús y llévenlo a todos con su testimonio!
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2015 Dirección: P. Martín Sepúlveda, ssp Coordinación: P. Martín Sepúlveda, ssp; P. Danilo Medina, ssp; Jr. Leopoldo Zapata, ssp Redacción: Polo Zapata A. AUTORES: Editorial: El Editor; Pastoral familiar: P. Wilson Zuloaga, ssp; Pastoral juvenil: Sor Mery Reyes Ibarra, msc; Pastoral litúrgica: Augusto Bergamini; Pastoral de la catequesis: P. Martín Sepúlveda, ssp; Actualidad: P. Leonel Narváez Gómez; Guías homiléticas: P. William Segura; Biblia: P. José Luis Sicre, sj; Cultura: P. Freddy Granados, ssp; En librería: Constanza Moya; Mariología: Papa Francisco; Eclesiología: P. Danilo Medina, ssp; Novedad: Jr. Jorge Forero, ssp Publicidad: María José Molina Trujillo / e–mail: publicidad@sanpablo.com.co
Juntos hagamos nuestras las palabras de san Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”. Con la gracia de Cristo, vivan la alegría de la fe.
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Que el Señor los bendiga y que María nuestra Madre los custodie y los acompañe.
GUÍAS HOMILÉTICAS
P. William Gerardo Segura S.
BIBLIA
El profetismo en el Nuevo Testamento Segunda parte
TESTIGOS DE LA FE Pablo VII, Beato
CULTURA
Bioética y vida consagrada
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Impresión: Taller San Pablo, Calle 170 Nº 8G–31, Bogotá, D.C. - Colombia
EN LIBRERÍA
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MARIOLOGÍA
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NOVEDAD
María, la madre de la evangelización
ECLESIOLOGÍA
Unidad en la diversidad: desafío permanente de la Iglesia
Aburrido de mi Facebook, ¡pero siguo ahí!
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En memoria de
P. Silvio Sassi
Superior general
de la Sociedad de San Pablo El padre Silvio Sassi, Superior general de la Sociedad de San Pablo, murió en la madrugada del domingo 14 de septiembre de 2014, fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, a la edad de 65 años, víctima de un paro cardiaco. El sacerdote italiano estaba en el segundo mandato al frente de la Congregación, tras haber sido reconfirmado en el cargo en mayo de 2010 y hubiera concluido su mandato en mayo del 2016. Nuestro hermano sacerdote era el sexto sucesor del beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina.
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Vida pastoral no 157 - enero / marzo - 2015
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l P. Silvio Sassi, nació en Vezzano sul Crostolo (Región de Emilia, Italia) el 10 de julio de 1949. Entró en el seminario paulino de Módena el 4 de septiembre de 1960 a la edad de once años. Cumplidos los estudios mediosentró en el noviciado en Ostia Lido (Roma). Emitió la Profesión religiosa el 20 de agosto de 1967. Continuó los estudios de liceo y filosofía en Alba y los teológicos en Roma, donde emitió los votos perpetuos el 7 de septiembre de 1975. La ordenación sacerdotal fue el 29 de junio de 1977 de manos de Mons. Fausto Vallaine, en la Cripta del santuario Regina Apostolorum (Reina de los Apóstoles).
En ese año, obtuvo la licenciatura en Teología por la Facultad Pontificia San Buenaventura en Roma. Luego viajó a París para seguir los estudios en la Universidad de la Sorbona, para especializarse en Ciencias de la Comunicación (1977-1981), y completó sus estudios como investigador en Semiología (1982): la tesis doctoral fue sobre la semiología de la publicidad.
y los dos seminarios internacionales, el primero sobre el carisma paulino, la actualización del carisma paulino en el tercer milenio, espiritualidad y misión (2008), el segundo, Seminario internacional sobre San Pablo (2009, junto a la celebración del Año jubilar Paulino), son testimonios de su interés por la vida paulina.
El P. Silvio volvió a Italia y se dedicó como docente y director del Estudio Paulino Internacional de la Comunicación Social (SPICS), enseñando semiología, lingüística y publicidad (1983-1998). Por algunos años fue docente de Ética y Comunicación en el Instituto Superior de Teología Moral en la Academia Alfonsiana en Roma.
El Centenario de fundación de la Sociedad de San Pablo y de la Familia Paulina, en curso, ha marcado el punto de convergencia de sus reflexiones, esperanzas, esfuerzos y oración: tenía ya preparada la carta anual: “Evangelizar en la comunicación con la comunicación”, tema muy querido por él, para ser publicada el 26 de noviembre próximo, festividad del Beato Santiago Alberione, y la realización conclusiva del estudio sobre Don Alberione “Fundador” (23-25 de noviembre). Tenía como objetivos finalizar las fiestas por el siglo de vida de la Familia Paulina con una Audiencia con el Santo Padre y la concelebración eucarística presidida por el Cardenal Secretario de Estado.
Su actividad docente la dedicó junto a los encargos institucionales: por dos mandatos consecutivos fue Consejero provincial de Italia (1986-1994) y de 1999 al 2004 desempeñó el encargo de Director general de las actividades apostólicas. Numerosos fueron los cursos de actualización y conferencias a paulinos y paulinas en Italia y en el extranjero sobre temáticas como: el Fundador y su carisma, el apostolado paulino, la Iglesia y la comunicación, la cultura de la comunicación en la sociedad actual. Esto le permitió conocer, en buena medida, el rostro internacional de la Congregación y de la Familia Paulina, experiencia bastante útil para el encargo que el VIII Capítulo General de la Congregación le confió el 10 de mayo del 2004, eligiéndolo Superior general de la Congregación, misión que le fue reconfirmada por el IX Capítulo General el 8 de mayo del 2010. Igualmente fue nombrado por el Santo Padre Benedicto XVI, el 20 de octubre de 2006, como Consultor del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales. Su constante preocupación fue la atención particular al carisma paulino: estudiarlo, meditarlo, actualizarlo y vivirlo con autenticidad. Sus cartas anuales
El P. Silvio Sassi ha sido el discípulo que ha seguido a Cristo hasta allí “donde está Él”, es decir, hasta la vida donada totalmente. Quien ha estado a su lado en estos años puede dar testimonio de que “no se aferró a la vida” o al propio yo, sino que se ha hecho “don” por toda la Familia Paulina y con toda la Familia Paulina. Ahora vemos la muerte, pero él nos invita a mirar la vida y a mirar en la muerte el misterio de gloria a que estamos llamados, porque si el grano de trigo muere lo hace para romper el muro de la muerte y llevar mucho fruto y un fruto que permanezca. Hoy la Familia Paulina, con fe viva, cree que el P. Silvio intercederá por todos quienes vivimos la misión de comunicar al mundo a Jesucristo Camino, Verdad y Vida a los hombres de hoy con los medios de hoy. “El grano de trigo ha caído en tierra y ha muerto, ahora es el tiempo para dar el verdadero fruto, mucho fruto, en Cristo Jesús”.
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beato
ALBERIONE a los comunicadores Por: BEATO SANTIAGO ALBERIONE
La edición, medio de apostolado as modernas invenciones del cine, la radio, la televisión [el internet] no han disminuido en absoluto la intensidad y la amplitud de la influencia de la prensa; es más, le han ampliado el campo del “apostolado de la edición” […] porque se presentan hoy como fuerzas que se complementan y refuerzan mutuamente, son fuerzas dominadoras del pensamiento y del mundo. Hoy, más que nunca, ha de usarse estos inventos del genio humano, no para suprimir su fuerza fundamental, sino para hacer de ellos instrumentos de apostolado en el sentido de defensa contra los asaltos de ediciones adversas, según el programa categórico “oponer armas a armas”, y de conquista para hacer servir estos “progre-
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sos del arte, de la ciencia, de la misma perfección técnica e industria humana que, por ser verdaderos dones de Dios, estarán ordenados a la gloria de Dios y a la salvación de las almas” (Pío XI. Vigilanti cura). Para no incurrir en el peligro de desviarse de un ideal tan vasto y sublime conviene ante todo basarse en principios que ponen a la edición de apostolado en su verdadera luz: naturaleza, importancia y fin. Naturaleza del apostolado de la edición Por “apostolado de la edición” no se entiende aquí simplemente ese conjunto de iniciativas que rechazan cuanto ofende a la moral o la fe cristiana, o como algún ideal de bien particular, sino una verdadera misión, que se puede definir propiamente como predicación de la Palabra divina por medio de la edición, es decir, anuncio, evangelización de la buena nueva, de la verdad que salva, y que ha de hacerse en todo tiempo y lugar, según el precepto divino: “Vayan por to-
Importancia
La razón se deduce fácilmente de la naturaleza del apostolado, en cuanto es predicación de la Palabra divina, y del valor intrínseco de la edición. Los medios de comunicación son las armas de influencia misteriosa que guían a los hombres a su albedrío ya que generalmente forman sus opiniones y regulan su vida sobre cuanto leen, ven y oyen. Y en esto no hay nada de absurdo, pues es sabido que la palabra y el escrito hablan al intelecto introduciendo en él ideas, mientras que la voluntad sigue al intelecto y su vida procede de las ideas. Fin La gloria de Dios y la salvación de los hombres, éste es el fin específico del apostolado de la edición. Es el mismo programa que los ángeles cantaron sobre la cueva de Belén: “Gloria Deo, pax hominibus”. El programa de Jesucristo y de su vida perenne en la Iglesia. El apóstol de la edición tiene, pues, un solo ideal: hacer reinar a Dios en los hombres. Es decir, someter a Dios las inteligencias, reavivando en ellas la fe, llevándolas a la observancia práctica de su ley; someter a Él los corazones, inspirándoles el amor sobrenatural de Dios, la caridad.
Los católicos han trabajado y siguen trabajando en el arduo y devastado campo de la prensa, del cine, de la radio… pero hay todavía muchas posibilidades de acción positiva, de éxitos concretos. Y ahora se pude afirmar que, sin un uso amplio de estos poderosos propagadores del pensamiento, inmensas zonas permanecerán siempre fuera del radio de la acción cristianizadora. Tomado de: El apostolado de la edición.
Si desea recibir información acerca del Instituto puede comunicarse con : P. Martín Sepúlveda – Superior Provincial - provincial@sanpablo.co
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beato Alberione
do el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15); a todo hombre porque, como todos tienen una ignorancia derivada del pecado original, así mismo todos poseen una inteligencia para comprender y elevarse a Dios. Como la predicación oral, la escrita o impresa divulga la Palabra de Dios, multiplicándola, para hacerla llegar a todas partes, incluso allí donde no puede llegar o no se puede conservar inalterada la palabra. Esto a ejemplo de Dios mismo, que nos dio su Palabra divina en los 72 libros de la Sagrada Escritura, y a ejemplo de la Iglesia, que en todo tiempo unió a la predicación oral también la impresa.
Pastoral Familiar El
regalo de Dios:
Pertenecer a una
familia
Por: P. Wilson Zuloaga, ssp
Mientras en todos los rincones del mundo, los padres sinodales que participaron en la reunión de obispos de octubre pasado en el Vaticano para tratar el tema de la familia estudian el documento de trabajo preparatorio para el Sínodo de octubre de este año, es importante tener en cuenta las impresiones que dejó el Sínodo extraordinario anterior y que quedaron plasmadas en gran parte en la Relatio Synodi, para que el papa Francisco elabore la exhortación apostólica postsinodal que dejará establecidas las reglas de trabajo de la Iglesia con las diversas problemáticas que plantea la pastoral familiar en las diferentes realidades del mundo.
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o se puede desconocer las problemáticas centrales que fueron ampliamente discutidas y que generaron todo tipo de interpretaciones, algunas acertadas, otras salidas de contexto y que se convirtieron en meras especulaciones, pero que sentaron las bases de una discusión seria y fresca para los posibles aportes pastorales que la Iglesia debe plantear para edificar la familia, núcleo central de la sociedad. Temas como la comunión a divorciados vueltos a casar, parejas en unión libre y la situación de las parejas homosexuales, concentraron la atención de los medios de comunicación social, olvidando de paso que había más problemáticas importantes que tratar y de las cuales la Iglesia no puede olvidarse; estos temas se desarrollaron en el Sínodo, distribuidos así:
1. El evangelio de la familia en el contexto de la evangelización a)
Método de discernimiento sobre la familia.
b)
Método de trabajo sinodal.
2. El evangelio de la familia y la pastoral familiar a) b)
El desafío educativo de la familia: escuela de humanidad, socialidad, eclesialidad y santidad. Firmeza y claridad en los itinerarios formativos.
c)
La familia como protagonista de la evangelización.
d)
La acción pastoral en situaciones de crisis.
e)
Dificultades internas de la familia y presiones externas.
3. Las situaciones pastorales difíciles a)
La Iglesia como “casa paterna” (EG, 47).
b)
Verdad y misericordia.
c)
Las convivencias y los matrimonios civiles.
d)
El cuidado pastoral de los divorciados vueltos a casar.
e)
La praxis canónica de las causas matrimoniales y la vía extra-judicial.
f)
La praxis de las Iglesias ortodoxas.
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Pastoral Familiar
4. La familia y el evangelio de la vida a) Anunciar el evangelio de la vida. b) La familia en el contexto relacional. c) La responsabilidad de la Iglesia y la educación. d) Temas relativos a la Humanae vitae. Como podemos observar, fueron muchas las temáticas que se llevaron a cabo y que terminaron traduciéndose finalmente en la Relatio Synodi, documento de trabajo oficial (dado que las Relatio disceptationem eran apenas documentos de lo discutido pero no aprobado, como lo dieron a entender algunos medios, generando confusión entre los fieles) que fue entregado a los 193 obispos participantes para preparar el Sínodo de octubre de 2015, con el cual concluirá el tema de la pastoral familiar, la elaboración final de una exhortación apostólica postsinodal, a ejemplo de la Familiaris consortio, de Juan Pablo II (1981). Como lo informó ACI Prensa y EWTN Noticias, en su debido momento, los obispos latinoamericanos “señalaron que a pesar de las dificultades que pueda pasar la familia, el amor reinará en ella si se tiene a Jesús como centro”; comentaron, además, que “una familia sana y fuerte es una Iglesia fiel”.
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Mons. Peña, refiriéndose al mensaje del papa Francisco en la vigilia de oración celebrada en la Plaza de San Pedro el sábado 4 de octubre, dijo que en “la familia debe reinar el amor desde la perspectiva y la mirada del maestro: Jesús. El matrimonio es dos personas que deciden amarse en Cristo y llevar una vida unidos en el amor para siempre”. Afirmó también que en República Dominicana trabajarán con el material que se recoja del Sínodo, con el fin de orientar, ayudar y orar con la familia, dado que “todos los problemas son superables si Cristo está de eje”. Por su parte, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Panamá, Mons. José Ulloa Mendieta, declaró que el Sínodo es “esperanzador, es una corriente de agua fresca para la institución más importante que es la familia”. Haciendo eco a las palabras del Santo Padre en la inauguración del Sínodo, Mons. Ulloa exhortó a no tener “miedo de dialogar, de expresar lo que sentimos y que juntos podamos encontrar soluciones”. Señaló que uno de los grandes retos que se tiene en su país es fortalecer la familia, pues “más del 70% de los hijos en Panamá son fuera del matrimonio”, por tanto, se debe “trabajar sobre las necesidades de la institucionalidad de la familia y sobre todo una familia que sea escuela de verdaderos valores”.
E invitó a valorar “el regalo que Dios nos ha dado de poder pertenecer a una familia”, porque es ahí “donde el Señor quiere que podamos tener la más grande experiencia de amor”. Así mismo, Mons. Luis Augusto Castro, presidente de la CEC, afirmó que el Sínodo extraordinario buscó abrir nuevas puertas y nuevos caminos para servir a la familia. Destacando las palabras del papa Francisco, acotó que “se debe mirar hacia otras formas de familia y no pasar como si sólo interesara las que están bien constituidas”. Al respecto, el presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana subrayó que “hay familias que viven así no más, sin matrimonio, pero puede haber amor, responsabilidad, sacrificio; a estas hay que ayudarlas también. Y a las que han optado por su matrimonio civil, también hay que ayudarlas”.
En relación con el tema de los homosexuales, señaló: “Acoger a las personas homosexuales tiene que ser lo más obvio para la Iglesia y las familias cristianas. Muchas son personas de fe, están unidas a la Iglesia, trabajan en la pastoral y se pueden sentir rechazadas por la Iglesia. Lejos estamos de tener una actitud de discriminación o rechazo”. Dejó claro, sí, que la acogida no puede confundirse con validar el matrimonio entre personas del mismo sexo. “Eso es otra cosa, una sociedad que se quiere formar, pero nunca la pondremos al nivel del matrimonio cristiano. Estas personas son dignas, las unas como las otras. Ese afecto y comprensión hay que tenerlos con todas”. Preparémonos para el Sínodo de octubre de este año, y que nuestro Señor Jesucristo, san José y la santísima Virgen María, iluminen el proceso para consolidar una labor pastoral familiar acorde con el querer de Cristo y de su Iglesia.
Pastoral juvenil La
vida
Por: Sor Mery Reyes Ibarra, msc
consagrada vista desde los a Iglesia tiene el mandato de Jesús de extender su Reino, proclamar la Buena Noticia del amor de Dios, de hacer discípulos y misioneros a hombres y mujeres para que trabajen en favor de la justicia, la paz y la convivencia, así como de ayudar al prójimo en todo tipo de necesidades (cf. Mt 28, 19-20).
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Y la Iglesia somos todos los bautizados, laicos y consagrados. Por tanto, extender el Reino de Dios no es misión exclusiva de sacerdotes y religiosos o religiosas, sino tarea de todo bautizado. ¿Somos conscientes de ello los que decimos llamarnos “cristianos”?
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jóvenes El papa Francisco, en la exhortación Evangelii gaudium, al marcar los objetivos de su pontificado, nos recuerda que “en virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (Mt 28, 19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador... La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados... todo cristiano es misionero…” (EG, 120). Insiste el Papa en que tanto consagrados como laicos, según sus distintas funciones pastorales y misioneras, en la evangelización “no deben dar lugar a la superioridad de los unos sobre los otros” (EG, 104), es decir, que tanto unos como otros somos corresponsables de una única y misma misión.
Vocación y misión Con la intención de saber qué piensan los jóvenes sobre la responsabilidad que atañe, por el hecho de ser bautizados, de colaborar activamente en las actividades y tareas de la Iglesia, desde la vocación a la cual han sido llamados por Dios, es decir, como laicos o consagrados, se realizó una encuesta, con preguntas de respuesta abierta, a 30 jóvenes de ambos sexos. La encuesta como tal tenía una doble intención:
1. Directamente, ofrecer a los jó-
venes cristianos un instrumento para la reflexión y toma de conciencia sobre la vocación, ya sea a la vida laical o consagrada.
2. Indirectamente, presentar a los
consagrados, hombres y mujeres, para que puedan confrontar su trabajo pastoral, la visión que los jóvenes tienen sobre el trabajo que ellos realizan.
Vivencia y experiencia de los encuestados
Vale indicar que las respuestas pueden tener un carácter sesgado, puesto que la encuesta se aplicó a un colectivo selecto, muchachos y muchachas que, en mayor o menor grado, conocen las estructuras y las personas consagradas que trabajan en las parroquias, obras y tareas eclesiales a las que ellos pertenecen; pero, precisamente por eso, son también testigos excepcionales, aptos para diagnosticar con mayor precisión tanto los aciertos como los fallos o deficiencias que pueden tener los sacerdotes, religiosos y consagrados que trabajan en la “pastoral juvenil”.
La mayoría de los encuestados muestra una gran satisfacción por sus vivencias y experiencias cristianas, que han marcado sus vidas, gracias al ambiente familiar donde han crecido, por su pertenencia a movimientos parroquiales, comunidades cristianas juveniles, colegios donde han estudiado, catequesis, experiencias de oración, Ejercicios Espirituales, etc., que les han ayudado a crecer en la fe y a vivir con mayor entrega y alegría. Describen, igualmente, como positivo, por el bien que les ha reportado, el trato con personas consagradas que les han orientado o animado, el testimonio de sus vidas, incluso la amistad personal, aun reconociendo sus limitaciones y defectos. No falta quien lamenta, no obstante, haber tenido experiencias desagradables.
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Pastoral Juvenil
Valoración del trabajo Reconocen el trabajo desinteresado y la actitud de entrega, no pocas veces cargada de sacrificio, de tantos sacerdotes, religiosos y religiosas que ofrecen su vida y cualidades al servicio de la promoción humana, social, cultural y religiosa. Concretan y señalan, entre otros, la asistencia a enfermos, pobres, educación, etc., y explícitamente ponderan la alegría con que viven la propia vocación y su actitud de consagrados. No hay que olvidar, como indica alguno, que los consagrados están siempre en el punto de mira y de vigilancia de todos.
Necesidades más urgentes En toda comunidad hay siempre múltiples necesidades. Los jóvenes encuestados conocen muy bien las necesidades del entorno y ambiente donde viven y se mueven, por eso afirman y valoran la importancia de la existencia y presencia de líderes consagrados en los movimientos sociales y religiosos que conocen, de cara a la construcción del Reino de Dios y a la convivencia pacífica y armoniosa entre los hombres, y señalan las prioridades y tareas que, en su opinión, necesitan mayor atención. En primer lugar, señalan la importancia de que los párrocos ejerzan el liderazgo de su propia comunidad cristiana como verdaderos pastores, atendiendo primordialmente a la juventud y a los niños, como parte de la población más vulnerable, sin olvidar el trabajo y apostolado con las familias, a las que deben invitar a integrarse más activamente en la Iglesia y vida cristiana.
Lo mejor y lo peor Es satisfactorio comprobar que los encuestados muestran un alto grado de madurez y buen criterio, pues, preguntados por lo que más les agrada y desagrada del trabajo de sacerdotes, religiosos y religiosas, señalan como positivo y agradecen su cercanía espiritual, su coherencia de vida, en conformidad con su vocación, su esfuerzo y trabajo por extender el Reino de Dios, y su entrega a la comunidad para que ésta crezca en la fe, en la unidad y en el amor. Por el contrario, les desagrada y critican la infidelidad y la incoherencia de los consagrados a la propia vocación. Reclaman la poca disponibi-
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lidad de algunos cuando se los necesita. Exigen que se denuncie pública y abiertamente situaciones que vayan en contra del buen ejemplo y la moral, o cuando el consagrado busca satisfacer, por medio de su ministerio, únicamente sus intereses personales egoístas.
Dos consejos Se pidió a los jóvenes que manifestaran lo que, desde su experiencia, debería y no debería hacer el pastor (sacerdote) de una comunidad cristiana (parroquia). Una vez más el sentido común y su sensatez quedó plasmada en sus respuestas.
1. Dan por supuesto que en todo momento deben apoyarse en la fe en Dios, por medio de la oración. A nivel humano, subrayan que deben informarse y escuchar a la comunidad, ser pacientes, comprensivos y no desanimarse, pues la tarea no es fácil.
2. Seguidamente, aconsejan, que no sean impositivos, pues con ese estilo no generan cambios. Y, además, añaden que es necesario autoevaluarse (examen de conciencia) con frecuencia, para mejorar. Al preguntarles sobre ¿qué aconsejarían a un amigo/ amiga que manifiesta el deseo de consagrarse al Señor? Respondieron: Todas las respuestas, sin excepción, fueron de ánimo y de estímulo. Una vez descartado que se trata de una falsa o pasajera ilusión, de una u otra manera en todas las respuestas encontramos alguna de estas palabras o ideas: ánimo, perder el miedo en dar el paso, arriesgarse por amor, abandonarse al amor de Dios, dejarse guiar por el Señor, entregarse al amor de Dios y el prójimo, etc.
Vocación sí – vocación no Finalmente, a las preguntas de por qué hay personas que siguen el camino de la vocación sacerdotal o religiosa, y por qué escasean hoy las vocaciones, encontramos respuestas muy acertadas. Seguir el camino de la vocación es el resultado de un encuentro con Cristo. Es la respuesta a una llamada, un ofrecimiento a Dios, a los hermanos y a la sociedad, un dar prioridad al amor de Dios. Y las vocaciones escasean… porque no se inculca tal deseo en el hogar, por falta de valentía y ausencia de ideales generosos, por miedo al compromiso o a equivocarse, por egoísmo, porque vivimos en una sociedad materializada. Para concluir, se destaca una cosa evidente, y es que los jóvenes valoran la vida consagrada, por la entrega, el riesgo, la alegría que manifestamos los consagrados (sacerdotes, religiosos y religiosas), y al mismo tiempo exigen que sean totales, coherentes, entregados a la vocación asumida, a Dios, a Jesús que los llama –y a quien un día dijeron sí–. A los jóvenes no les atrae la mediocridad, la tibieza de vida... por eso observan y valoran al consagrado que lleva su vida con alegría, que lo demuestra con el ejemplo de vida y lo vive con coherencia.
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Pastoral Litúrgica
LA
Cuaresma Por: Augusto Bergamini
1. Estructura de la Cuaresma en el Misal de Pablo VI
El concilio Vaticano II prescribió: “El doble carácter de la Cuaresma que, sobre todo mediante la renovación o la preparación al bautismo y mediante la penitencia, dispone a los fieles para la celebración del Misterio Pascual con la escucha más frecuente de la Palabra de Dios y la oración más intensa, se ponga en mayor evidencia tanto en la liturgia como en la catequesis litúrgica. Para ello: a) utilícense más abundantemente los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal y, si se ve oportuno, se tomen también otros de la antigua tradición; b) dígase lo mismo de los elementos penitenciales” (SC, 109).
Fiel a esta orientación, la reforma precisó la finalidad, la estructura y la duración de la Cuaresma. El tiempo de Cuaresma tiene como finalidad preparar la Pascua, es decir, guiar hacia la celebración del Misterio Pascual tanto a los catecumenos, a través de los diversos grados de la iniciación cristiana, como
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a los fieles, por medio de la renovación del bautismo y de la penitencia.
es día de ayuno, se imponen las cenizas.
El tiempo de Cuaresma transcurre desde el Miércoles de Ceniza hasta la misa en la Cena del Señor, inclusive. Desde el principio de la Cuaresma hasta la Vigilia pascual no se canta el Aleluya.
Los domingos de este tiempo se llaman domingos I, II, III, IV, V de Cuaresma. El sexto domingo, en que comienza la Semana Santa, se llama “Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor”. La Semana Santa tiene como finalidad la veneración de la Pasión de Cristo desde su ingreso mesiánico en Jerusalén.
El miércoles con que se inicia la Cuaresma y que en todas partes
El jueves de la Semana Santa, en la mañana, el obispo, concelebrando la misa con su presbiterio, bendice los santos óleos y consagra el crisma 1. (La rúbrica del Misal Romano recuerda que, “si notables dificultades se interponen a la reunión del clero y del pueblo con su obispo, la bendición se puede anticipar a otro día, pero siempre cercano a la Pascua y con el formulario de la misa propia”) (nn. 27-31). Las razones que llevaron a la reforma de este tiempo litúrgico fueron dadas por la comisión “Consilium” que se encarga de la puesta en práctica de la constitución sobre la liturgia.
A) Duración de cuarenta días El carácter original de la Cuaresma, según la fuerza expresiva de la misma palabra, fue puesto en la penitencia de toda la comunidad y de los individuos, a lo largo de cuarenta días. En la determinación de la duración de cuarenta días, para que los cristianos se preparen a celebrar la solemnidad pascual, es más que cierto que tuvo gran peso la tipología bíblica de los cuarenta días, a saber, el ayuno de cuarenta días de nuestro Señor Jesucristo; los cuarenta años que pasó el Pueblo de Dios en el desierto; los cuarenta días pasados por Moisés en el monte Sinaí; los cuarenta días durante los cuales Goliat afrentó a Israel hasta que David avanzó contra él, lo abatió y lo mató; los cuarenta días durante los cuales Elías, fortalecido por el pan asado en el rescoldo y con el agua, llegó al monte de Dios, el Horeb; los cuarenta días que Jonás predicó la penitencia a los habitantes de Nínive.
Sin embargo, el uso de dar comienzo al ayuno cuaresmal desde el miércoles que antecede al primer domingo de Cuaresma, es muy antiguo (siglos VI-VII), e igualmente el rito de la imposición de las cenizas establecido para ese día, hizo que el Miércoles de Ceniza se difundiera en la práctica común de los fieles más que muchos otros días solemnes.
Y éste es el motivo por el cual se juzgó oportuno que no se hiciera ninguna innovación para restituir a la santa Cuaresma la plenitud de su simbolismo como sí se ha hecho para el Pentecostés pascual.
B) Tiempo de Septuagésima y tiempo de Pasión Si al comienzo de la Cuaresma se ha conservado el Miércoles de Ceniza, por su carácter popular, la supresión de una parte del tiempo de Septuagésima, que constituía una especie de ampliación y anticipo del tiempo cuaresmal, y, por otra, la reducción del tiempo de Pasión, por el hecho de que esto provocaba una especie de ruptura, ha llevado la Cuaresma a su primitiva unidad e importancia.
En tiempo de los Padres de la Iglesia, los cuarenta días de la Cuaresma se contaban desde el primer domingo de Cuaresma hasta el jueves “en la Cena del Señor”, como se lee en los sermones de san León Magno. El Misal y el Breviario romano conservan hasta ahora el recuerdo y el uso de este modo de contar los días de la Cuaresma. Normas generales para la ordenación del año litúrgico y del calendario, nn. 27-31.
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Pastoral Litúrgica El tiempo de Septuagésima fue abolido porque no aportaba ningún elemento propio y, en el Oficio divino, debía utilizar las partes del Ordinario “durante el año”. No era fácil tarea hablar de él al pueblo (¿cuál era el significado preciso de las palabras septuagésima, sexagésima, quincuagésima?) y, sobre todo quitaban su característica de novedad a la liturgia penitencial de la Cuaresma antes de que ésta hubiera comenzado. Los textos propios de estos tres domingos encontraron otra utilización en el Misal Romano; el Aleluya se canta hasta el Miércoles de Ceniza, exclusive. El tiempo de Pasión ha sido reducido para conservar la unidad interna de la Cuaresma, y el domingo llamado de Pasión se convirtió en el domingo V de Cuaresma, como en el rito ambrosiano; el domingo siguiente, con el cual comienza la Semana Santa, es el “Domingo de ramos y de la Pasión del Señor”.
La cruz y las imágenes de los santos ya no se cubren como se hacía antes, salvo en las regiones donde las conferencias episcopales hayan señalado como útil la conservación de esta práctica; en los últimos días de la Cuaresma, la piedad de los fieles sea orientada a contemplar la Pasión del Señor (cf. Consilium, 1969, 50-51).
2. Origen e historia de la Cuaresma Se puede entender mejor el significado de la reforma de la Cuaresma hecha por el Vaticano II si se conoce la historia de este tiempo litúrgico. La celebración de la Pascua en los primeros tres siglos de la vida de la Iglesia no tenía un período de preparación. Se limitaba a un ayuno que se hacía los dos días anteriores. La comunidad cristiana vivía tan intensamente el compromiso hasta el testimonio del martirio (no podemos olvidar que se estaba en tiempo de persecución), que no sentían la necesidad de un período de tiempo para renovar la conversión que ya había tenido lugar en el bautismo. Pero sí prolongaba la alegría de la celebración pascual por cincuenta días (Pentecostés). Cuando se registró una menor tensión en el compromiso de vida cristiana después de la paz de Constantino, comenzó a sentirse la necesidad de un conveniente período de tiempo para llamar a los fieles a una mayor coherencia con el bautismo. Nacen así las prescripciones relacionadas con un período de preparación para la Pascua.
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Pero “una observancia preparatoria para la Pascua hace notar antes que de los cánones conciliares, debió nacer del sentido mismo y del genio sobrenatural del cristianismo” (Schuster. Liber sacramentorum, 1944, 3). En Oriente encontramos las primeras referencias a un período prepascual como preparación espiritual para la celebración del gran misterio a principios del siglo IV. San Atanasio en las Cartas pascuales (entre el 330 y el 347), san Cirilo de Jerusalén en las Protocatequesis (c. IV) y en las Catequesis mistagógicas IV, 3 (347) hablan de este período como de algo conocido. Eusebio (+340) en el De solemnitate paschali habla del “quadragesimale exercitium... sanctos Moysen et Eliam imitantes”. En Occidente tenemos testimonios directos solamente a fines del siglo IV. Hablan de ella Eteria (385) en su Itinerarium (27, 1) respecto a España y Aquitania; san Agustín respecto a África (Passim); san Ambrosio (+396) respecto a Milán (De Elia et jeiunio). No se puede saber con certeza dónde, por medio de quién y cómo surgió la Cuaresma, sobre todo en Roma; sólo sabemos que se fue formando progresivamente. Tiene una prehistoria unida a una práctica penitencial preparatoria a la Pascua que comenzó a afianzarse desde la mitad del siglo II (se encuentran alusiones en los escritos de los Padres amenícenos, san Ireneo, hacia el 190, en la carta al papa Víctor sobre la cuestión de los cuartodecimanos recuerda un ayuno antes de Pascua). Hasta el siglo IV la única semana de ayuno era la que precedía a la Pascua. A mediados del siglo IV aparecen añadidas a ella otras tres semanas para abarcar complexivamente cuatro semanas.
La costumbre de inscribir a los pecadores para la penitencia pública cuarenta días antes de Pascua determinó la formación de una “cuadragésima” (Cuaresma) que comenzaba en el VI domingo antes de Pascua (“dominica in quadragesima”). Dado que no se celebraba un rito penitencial en domingo (y tal era el caso del rito de inscripción de los pecadores para la penitencia), se asignó éste para el miércoles precedente. Todos los miércoles eran día “estacional” y, por tanto, de ayuno. Así nació el “Miércoles de Ceniza”.
Experiencias que se viven en el interior de las familias, brindando herramientas para el manejo de sanas relaciones.
Desde fines del siglo IV la estructura de la Cuaresma es la de los “cuarenta días”, considerados a la luz del simbolismo bíblico que da a este tiempo un valor salvífico-redentivo del cual es signo la denominación de “sacramentum”. Cuando en los siglos VI y VII se extendió este tiempo litúrgico a cincuenta, sesenta y setenta días (quincuagésima, sexagésima, septuagésima), esto tuvo lugar para acentuar su índole penitencial con menoscabo de la índole pascual. Al mismo tiempo, de hecho se rompió la unidad del Triduo pascual que pasó a gravitar sobre el aspecto de la pasión-muerte de Cristo. “El tinte cada vez mas penitencial de la Cuaresma, se explica, en último análisis, desde un enfoque de la Pascua diferente del original” (Brovelli. Anno litúrgico, 1977, 384). Por tanto, se puede concluir que al desarrollo de la Cuaresma contribuyó, en primer lugar, la práctica del ayuno de preparación para la Pascua, luego la disciplina penitencial a la cual, desde el 306, se refiere la Epístola canónica de San Pedro Alejandrino; finalmente, las exigencias siempre crecientes del catecumenado con la preparación inmediata para el bautismo, que se celebraba en la noche de Pascua2.
Encuentra también
2 Téngase presente que los nombres “trigésima” y “quadragésima” no se referían a treinta o cuarenta días de ayuno, sino indicaban solamente que se estaba a treinta o cuarenta días de la Pascua. Luego, para obtener un número real de cuarenta días de ayuno, se añadieron los cuatro días precedentes al “domingo en Cuaresma” comenzando el miércoles que, por este motivo, se llamaba “in capite ieiunii”. Al cómputo hay que quitar cuatro (trigésima) y los seis domingos (quadragésimar), días en que no se ayunaba.
Disponibles en:
Catequesis Familia Pastoral de la catequesis
La
catequesis en la reflexión de la Iglesia Por: P. Martín Sepulveda, ssp
Muchos se quejan de que el desempeño de la catequesis en nuestras comunidades es débil porque las parroquias se centran en otras pastorales y servicios y poco o casi nada en el entrenamiento y formación de los catequistas. ara una catequesis renovada es necesario adoptar nuevos valores y actitudes. Y en lugar de eso usamos algunos proverbios populares para justificar los fallos cometidos, tales como:
P
Santo de casa no hace milagros. Lo usamos para no reconocer los dones de las personas de nuestra comunidad. Cuando muchas de ellas son capaces de transformar la realidad y dar solución a los problemas de la vida diaria en la catequesis.
Errar es humano. Con esto se pasa toda la responsabilidad al Espíritu Santo, al justificar que Él es el que habla y actúa a través de nosotros y que, por eso, no hay necesidad de formación. Este dicho es utilizado constantemente para justificar los errores y fallas que surgen por la comodidad.
Sugerencia: buscar otros refranes populares y reflexionar con los catequistas.
En casa de herrero, azadón de palo. Olvidamos así los dones que Dios nos da, o, simplemente, no los ponemos en práctica. ¡En casa de herrero debemos tener azadón de hierro!
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Para no caer en actitudes negativas frente a la catequesis, es necesario prestar atención a:
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.
Catequizar sólo para recibir los sacramentos. Organizar la catequesis como un colegio, con profesores y alumnos. Hacer encuentros sólo de adoctrinamiento. Tener poca actitud de acogida. Excluir el trabajo en equipo. Tener poca creatividad. Perjudicar la información necesaria por falta de comunicación. Actuar en forma dispersa e inconstante. Improvisar, manejar todo con superficialidad sin la preparación adecuada de los encuentros. Débil testimonio cristiano, falta de participación en la celebración Eucarística y los demás sacramentos. A pesar de estas deficiencias, en la misión el catequista debe procurar trabajar en:
1. 2.
Acogida: al recibir a los catequizandos y sus familias, procurar conocer sus dificultades y anhelos. Valorar siempre a todas las personas. Alegría: demostrar satisfacción y animación por la catequesis. Pues ésta nos hace comunicar el Evangelio con entusiasmo, vivacidad y alegría por el Reino de Dios, con la certeza de que Él nos ama.
3. 4.
Buenas relaciones entre las personas para que haya ayuda mutua. Trabajo en equipo: participar en las asambleas de planeación y de evaluación.
5. 6. 7. 8.
Compromiso comunitario: dar mayor atención a los problemas sociales de la comunidad. Firmeza y perseverancia para no ser catequista desechable. Organización y puntualidad en los encuentros catequéticos. Técnicas: para salir de la rutina, buscando el perfeccionamiento continuo, con creatividad.
9.
Motivación de la fe: nunca desanimarse, por muy grandes que sean las dificultades, recordando que estamos llamados a una gran misión.
10. Solidaridad: con las personas más necesitadas. 11. Pastoral familiar: mayor trabajo con las familias, realizando encuentros periódicos con los padres de los catequizandos o visitándolos en sus casas, promoviendo momentos de oración, etc. 12. Participación en las celebraciones y en los sacramentos. 13. Testimonio de vivencia cristiana en comunidad.
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Pastoral de la catequesis
Conversando y respondiendo: • ¿Cuál es el resultado de una buena acogida a los catequizandos, familias, catequistas y comunidad? • ¿Cómo evitar los aspectos negativos y crear situaciones positivas para enriquecer la catequesis?
FORMACIÓN DE LOS CATEQUISTAS Para la formación de los catequistas, el Magisterio ha publicado bastante material que nos puede ayudar en este compromiso. Por eso, en esta oportunidad queremos presentar una corta pero importante bibliografía de lo que se ha reflexionado a lo largo de muchos años en la Iglesia sobre la catequesis. Conocer estos documentos y procurar tenerlos es ya una herramienta significativa en la tarea de formación del catequista.
La catequesis en la reflexión de la Iglesia Después de terminado el concilio Vaticano II, la catequesis se volvió un verdadero conjunto de obras. Todos sentían la necesidad de una profunda renovación. A partir de allí se vienen realizando congresos, reuniones, debates y semanas de estudio acerca de la catequesis. Miremos algunos de los eventos más importantes de los últimos 30 años.
Reuniones y congresos A nivel universal: el Sínodo de los Obispos con el tema La Catequesis en el mundo de hoy (1977); el Congreso Internacional de Catequesis en Sevilla (1992); el Congreso Internacional de Catequesis en Roma (1997). A nivel continental: la Semana Latinoamericana de Catequesis (1982); la Segunda Semana Latinoamericana de Catequesis (1994); también tenemos presente la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América (1997); la Tercera Semana Latinoamericana de Catequesis realizada en mayo de 2006. El Taller sobre María en la Catequesis del Congreso Teológico-Pastoral Mariano realizado en octubre de 2006 en Cuauhtitlán, México y, finalmente, la Conferencia General de Aparecida que fue un gran acontecimiento catequético.
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Documentos y publicaciones universales Dei Verbum (1964): Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II; habla de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, como debe leerse, profundizarse y practicarse. Directorio General de pastoral catequética (1971): contiene directrices para la catequesis inspiradas en el concilio Vaticano II. Propone una catequesis que lleve a una Iglesia más abierta y participativa, centrada en la persona de Jesucristo, con especial atención a la creatividad del catequizando y con el compromiso de implicar a las familias.
Ritual de iniciación cristiana de adultos (1972): enseña cuáles son las exigencias de la iniciación cristiana que ha de cumplir tanto el adulto que quiere bautizarse como el niño que recibió el bautismo a los pocos días de nacer, y que tras una adecuada educación −catecumenado− accede, por primera vez, a la Eucaristía completando así su “incorporación plena en el Cuerpo de Cristo”. Evangelii Nuntiandi (1975): Carta encíclica del papa Pablo VI acerca de la evangelización en el mundo de hoy, a partir de los desafíos de la modernidad y en el respeto a las culturas. La catequesis es una etapa de la evangelización, por eso debe entenderse bien sus objetivos y métodos. Catechesi tradendae (1978): Carta encíclica escrita por Juan Pablo II, inspirada en las conclusiones de los Obispos reunidos en el Sínodo de 1977 acerca de la catequesis. Publicada en 1979. Redemptoris missio (1990): sobre la permanente validez del mandato misionero, publicada por Juan Pablo II el 7 de diciembre de 1990. Trata la urgencia de la actividad misionera en estos tiempos. La Catequesis de adultos en la comunidad cristiana. El Consejo internacional para la catequesis publicó en 1990 un documento sobre la catequesis de adultos, dándole como subtítulo: Algunas líneas y orientaciones. Pretende contribuir al esfuerzo comprometido que se va realizando en las comunidades cristianas del mundo en el ámbito de la catequesis de adultos, en la perspectiva, tan vivamente subrayada por Juan Pablo II, de la evangelización. Son orientaciones elaboradas de forma sistemática y orgánica a partir de las diversas experiencias, para ayudar y orientar a los agentes pastorales y catequistas a una mejor comprensión y realización de la catequesis de adultos.
Catecismo de la Iglesia Católica (1992): es una actualización del Catecismo de Trento publicado en el siglo XVI. El Catecismo es un resumen de la doctrina cristiana que busca la unidad y la coherencia interna de la Iglesia. No es un libro de catequesis, sino un punto de referencia para los catequistas y, especialmente, para los obispos. La Interpretación de la Biblia en la Iglesia (1993): documento de la Pontificia Comisión Bíblica, trae las directrices para una lectura crítica, espiritual y comprometida de la Palabra de Dios. Es de fundamental importancia para la catequesis, aunque no hable de ella directamente. Guía para los catequistas. La Congregación para la Evangelización de los Pueblos publicó en 1993 la Guía para los catequistas, con el fin de seguir reconociendo e impulsando la tarea que estos están llevando a cabo en los países de misión. En el documento “se tratan de manera sistemática y existencial los objetivos principales de la vocación, la identidad, la espiritualidad, la elección, la formación, las tareas misioneras y pastorales, la remuneración y la responsabilidad del pueblo de Dios hacia los catequistas, en la situación actual y en perspectiva de futuro” (GCM, 1). Directorio general para la catequesis (1997). Veintiséis años después de la publicación del Directorio general de pastoral catequética (DCG, 1971), la Congregación para el clero decidió su renovación. Así se dio origen al actual Directorio general para la catequesis (DGC, 1997). El motivo de la reelaboración está en los avances que, en el campo catequético, se han producido en estos años, especialmente las exhortaciones apostólicas Evangelii nuntiandi y Catechesi tradendae, la encíclica Redemptoris missio y la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento conclusivo, Aparecida (2007): propone un completo sistema catequético como lo exigía su tema: Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan Vida. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Describe el entorno, enuncia principios y propone para ese entorno un sistema catequético.
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Actualidad EL
Perdón NO Cambia TU pasado,
PERO SI TU FUTURO Por: Leonel Narváez Gómez1
Desde el año 2001, la Fundación para la Reconciliación viene posicionando teoría y métodos para una cultura política del perdón y de la reconciliación como componente indispensable para la paz sostenible de Colombia. Somos conscientes de que en la construcción de la paz será urgente responder primero a las necesidades objetivas de los colombianos (salud, empleo, educación, vivienda, etc.); segundo, será imperativo responder a las necesidades jurídicas que implica negociar el conflicto (verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición), pero, tercero, será igualmente y posiblemente prioritario responder a las necesidades subjetivas de las víctimas, es decir, a la rabia, los rencores y los deseos de venganza generados por tanta violencia.
*** Recientemente nos conmovió a los colombianos el testimonio de Constanza Turbay al encontrarse en La Habana con el jefe de las FARC, Iván Márquez, quien le pidió perdón a ella y a su familia por el asesinato de sus dos hermanos, su madre y algunos acompañantes.
E
stos factores subjetivos de la violencia (y en especial la venganza y las riñas), aunque sutiles y silenciosos, son actualmente la causa de casi el 80% de los homicidios en Colombia (Fiscalía, 2014). Por esto, anunciamos con insistencia que la paz sostenible pasa por procesos de fortalecimiento de cultura política de perdón y de reconciliación. ¿Qué es eso? ¿Cómo aplicarlo en la vida cotidiana? ¿Qué implicaciones tiene para los que nos llamamos cristianos?
Misionero de la Consolata, Sociólogo; actualmente es Presidente de la Fundación para la Reconciliación desde donde ha expandido metodologías de Perdón a creciente número de grupos en 15 países del Continente Latinoamericano. 1
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Una frase de Constanza nos llamó fuertemente la atención: “¿Si las víctimas perdonamos, por qué no puede perdonar el país? ¿Será que necesitan que les duela tanto como a nosotros?”. Reconoce Constanza que el perdón es difícil –heroico, decimos nosotros–, pero te libera del sufrimiento y, sobre todo, de esos factores multiplicadores del dolor que se llaman rencor y deseo de venganza. Un reciente libro titulado El país que se hizo a tiros (2013), del historiador Gonzalo España, evidencia como nuestros próceres de la
patria no encontraron otra forma de resolver sus conflictos más que con las armas y la eliminación del otro. El mensaje poderoso que nos llega de Cuba es que, finalmente después de 60 años, tanto Gobierno como subversión entendieron que todo se puede resolver a través del dialogo. Así se empieza. Constanza Turbay, y con ella miles de colombianos, la gran mayoría de ellos humildes pero profundamente sabios, nos están dando ejemplo del poder transformador del perdón. Han entendido que están equivocados aquellos empresarios del odio que siguen insistiendo en posicionarse políticamente aprovechando nuestro cerebro arcaico para vendernos rabia, rencor, retaliación. Una cultura ciudadana de perdón y reconciliación tiene entonces relevancia y pertinencia fundamental en esta coyuntura histórica de Colombia.
Pero ¿qué es el perdón y cómo empezar a perdonar? El perdón no es olvido, no es negación de la ofensa, no es renuncia a la justicia, no es abrazo con el ofensor. No es reconciliación. Robert Enright, uno de los más reconocidos teóricos del perdón, lo define como la disposición interior a abandonar el resentimiento, el juicio negativo y el comportamiento indiferente hacia el ofensor. Es un ejercicio exclusivamente interior y personal. En palabras sencillas, el perdón es un ejercicio de aseo íntimo, de asepsia y de sanación interior. En palabras más complejas, el perdón es el salto (heroico, muchas veces) de los abismos peligrosos de la rabia-rencor y urgencia de retaliación a las alturas de la compasión, de la bondad y de la misericordia (promoción de la justicia restaurativa y transicional a cambio del castigo en la superación de los conflic-
CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA
tos Una ayuda para que los Institu fecía pro y da ova ren cia da respondan con au tiempo ro est nu de os afí evangélica a los des no profético y puedan continuar siendo sig del amor de Dios.
Disponible en:
Actualidad tos). Es un giro narrativo de gran repercusión en la vida de las personas. Por eso es un acto de ascenso humano. La acción de perdonar implica mínimamente tres momentos: primero, reconocer y contar el dolor-caos que ha ocasionado la ofensa y la rabia-rencor subsiguiente; segundo, tomar la decisión de perdonar totalmente, independiente de si el ofensor pide o no el perdón. El perdón es un don: ¡así tan simple y tan profundamente como suena! El perdón es un don moral y no requiere el arrepentimiento o la solicitud del ofensor. El perdón es un acto de reconstitución interior que quedaría bloqueado si dependiera del arrepentimiento del ofensor. La tercera fase es comprender al ofensor y pasar de la retaliación a la compasión.
lidad que debe ser interiorizada y comprendida por el otro para poder perdonar en todo caso, o pedir perdón, si el ofensor logra también sentir el dolor de su víctima y, por tanto, compasión. Este ejercicio o gimnasia del perdón le permite al ofendido realizar esos giros narrativos que dinamizan la memoria coagulada por la ofensa y en vez de venganza hace la opción preferencial por la misericordia. Estos nuevos relatos son profundamente transformadores. Una persona y un pueblo que perdona proclaman la soberanía absoluta de la dignidad humana. Se perdona en razón del ofensor, decía Hannah Arendt. La víctima deja de ser víctima y se vuelve victorioso. El perdón no ha cambiado el pasado, pero si el futuro.
Se realiza así un acto de liberación y de crecimiento humano y espiritual sin medida, colaborando conscientemente con la permanente creación divina de seres humanos nuevos. Es un acto que implica sentir el dolor del otro como propio, al dejar que la misma sensibilidad de Cristo, que sentía el dolor del hermano en sus propias entrañas (com-pasión), transforme la propia sensibilidad. Esto quiere decir que el otro puede ser la víctima o el victimario, cada uno con su propia rea-
Conclusión Primera: el ejercicio del perdón es difícil, es heroico. Para la gran mayoría de nosotros, el camino del perdón demanda la ayuda de guías o animadores que nos señalen las posibles rutas a seguir.
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Segunda: pero cómo hacer cuando no obstante que el perdón sea el mensaje central del Evangelio de Jesús, escandalosamente es al mismo tiempo, el tema más desconocido, ignorado y poco practicado, dentro de la vivencia cristiana. Si el 95% de los colombianos se profesan cristianos, ¿qué hace que sigamos siendo uno de los países más violentos del mundo? Para agravar las cosas, en 20 siglos, la teoría y método del perdón siguen en su infancia. Sólo en los últimos 15 años, las ciencias sociales han comenzado a tratar el tema desde las universidades y los centros de pensamiento. Y aunque tímidamente todavía, por fortuna, dentro de las jerarquías católicas y en las organizaciones educativas el tema comienza a interesar. No obstante que sepamos de memoria que la gran pasión de Jesús fue instaurar el Reino y que la característica central de este Reino fue la misericordia traducida en el perdón, muchos líderes de la religión cristiana permanecemos vergonzantes del perdón sencillamente porque somos analfabetas al respecto. Sí, analfabetas de eso que constituye el corazón del mensaje de Cristo.
Un cristiano que no viva, no anuncie y no celebre el perdón, no le queda nada más para vivir, anunciar o celebrar. Es sencillamente el fin del cristianismo. Un cristiano que vive, practica y celebra el perdón realiza el milagro de evidenciar al Dios que lo habita. El perdón es una forma sublime de endiosarse. El perdón es la forma más cerca de parecerse a ese Dios cuya misericordia no tiene fin (Sal 102).
Guías
Homiléticas P. William Gerardo
Segura Sánchez Del Evangelio según san Mateo
Enero 4 EPIFANÍA DEL SEÑOR
Llegaron a Jerusalén desde Oriente unos sabios y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos, que acaba de nacer? Porque vimos cuando apareció su estrella y venimos a rendirle homenaje” (…) Una vez en la casa, vieron al niño con María su madre, cayeron de rodillas y le rindieron homenaje (cf. Mt 2, 1-12).
Is 60, 1-6 / Sal 71 / Ef 3, 2-3a.5-6 / Mt 2, 1-12
Palabra del Señor
DIOS, EN CRISTO, OFRECE LA SALVACIÓN A TODOS
L
a liturgia nos lleva a contemplar la revelación del misterio de la salvación y la santidad que se da para todos, cercanos y lejanos por igual. Celebrar la Palabra es gozar con la manifestación divina y, llenos de asombro, optar por el proyecto universal de Dios.
Dios se hace visible en la santidad de su pueblo La festividad de hoy está envuelta toda ella de luz. Pero esa luz no es para ser contemplada a distancia, sino para ser acogida como don divino y convertida en luminaria que resplandece el rostro y atrae a otros hacia sí. Isaías manifiesta que es el amor del Señor el que resplandece y brilla sobre Jerusalén; es su gloria la que alumbra y permite a los peregrinos de todos los pueblos encontrar el camino hacia la ciudad. Según el pensamiento judío, los seres humanos no eran dignos de participar de la luz divina, por eso es Dios el que, con su teofanía, se manifiesta al pueblo para exponerle su programa de liberación, salvación y santidad. Es la gloria del Señor, según el profeta, la luz que alumbra al pueblo fiel, Jerusalén, y a los demás pueblos, para que caminen hacia la salvación; salvación que es ofrecida, como don universal. De ahí la invitación inicial a Jerusalén para que se levante ante la salvación que se aproxima y la haga visible a otros.
El misterio de la salvación se abre a todos La luz, como es natural, no es para ocultarla, sino que se la enciende para que alumbre y permita a los hombres caminar con seguridad. Esto es lo que manifiesta Pablo cuando expone a los efesios que la buena noticia, como luz, emerge también para los pueblos paganos, los no judíos, que se hacen coherederos de la misma herencia otorgada al pueblo de Israel.
El misterio “ahora” revelado se refiere a la unidad de los dos pueblos que en un tiempo fueron enemigos, y que por el sacrificio de Jesucristo vuelven a Dios. Todo esto acontece gracias a la predicación del Evangelio, dice Pablo. Por otro lado, los cristianos de Éfeso no son ignorantes del misterio revelado, pues ya han oído hablar de él y de la gracia otorgada por Dios a través del sacrificio pascual de Cristo. Es responsabilidad de los fieles comunicar a los otros pueblos la buena noticia de su inserción en la comunidad de los redimidos por la predicación del Evangelio y las aguas del bautismo. Lo que de alguna manera ya saben o han oído, ha de ser proclamado de manera explícita, alegre y dinámica.
En busca del que solo puede ser adorado Para “re-conocer” el misterio de Dios-hombre se necesita tres momentos: indagar, comprender y vivirlo. Esa es la actitud de los magos venidos de Oriente, que se ponen en camino, guiados por la estrella, hacia la ciudad santa con el fin de averiguar dónde debía nacer el “Rey”. Una vez recibida la información, continúan su camino hacia la ciudad de Belén, con un solo objetivo: “Adorar” el misterio del rey que ha nacido. Llegados al lugar “postrándose, lo adoraron”. Sí, celebrar la revelación del misterio implica, necesariamente, ser capaces de re-conocerlo y de postrarse ante él en actitud de adoración. En este sentido, “los magos” venidos del paganismo nos dan una gran lección a los que vivimos la fe como cosa cultural o como visible tradición. La Palabra nos invita, pues, a ponernos en camino, a buscar al rey para “adorarlo”, para acogerlo, para celebrar la presencia de Aquel que tiene el poder de transformarlo todo y de darle un nuevo sentido a existencia entera. enero / marzo - 2015- Vida pastoral no 157
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Guías homiléticas Enero11 BAUTISMO DEL SEÑOR Is 42, 1-4.6-7 / Sal 28 / Hch 10, 34-38 / Mc 1, 7-11 Del Evangelio según san Marcos LLlegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán (…) al salir del agua, vio que se abría los cielos y que el Espíritu Santo descendía sobre Él como una paloma. Y una voz desde el cielo dijo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo mi complacencia” (cf. Mc 1, 7-11).
Palabra del Señor
LA IDENTIDAD DEL HIJO DE DIOS
L
a Palabra de hoy está cargada de misterio, no ya escondido, sino revelado, visible, presente y actuante en la persona de Jesús; accesible para cada creyente; especialmente para la comunidad de los ungidos por el Espíritu que lo viven con fe, amor y esperanza.
Levantar la mirada hacia el siervo de Dios Isaías utiliza tres características que describen e identifican al Siervo de Dios: sostenido, elegido, preferido. Estas características traslucen la figura de una persona dócil a la voluntad de Dios, y, al mismo tiempo, decidida y firme en su misión. El Señor se “deleita” en su Siervo y la dota de muchos dones. El texto describe, además, las acciones que el Siervo realiza, todas en consonancia con el querer divino y para el bien, salud y santidad de los destinatarios, sus beneficiarios. Resulta paradójico, sin embargo, que el “rescate de los beneficiarios” se logre a través de una serie de “negaciones” que ejecuta el Siervo. La capacidad para realizar esas acciones, que se oponen a la forma natural como los seres humanos reaccionan ante el dolor, el sufrimiento y los maltratos, la recibe del mismo Dios, que le ha dado su Espíritu. Es por ello que la Palabra invita a levantar la mirada hacia él: “He aquí mi siervo”, es decir, a mirarlo, clavar la mirada en él, solo en él.
La unción de Dios capacita para hacer el bien Hacer el bien, practicar la justicia, son imperativos cristianos que se desprenden a partir del encuentro personal con el Hijo de Dios, y de haber sido injertados en la vida divina por las aguas del bautismo. Éste es el mensaje de Pedro dirigido a los “paganos” que, movilizados por la fuerza del Espíritu del Resucitado, invitan al Apóstol para que les
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hable de la Buena Noticia de Jesucristo, “Señor de todos los pueblos”, y su obra salvífica. Pedro afirma que fue el mismo Dios quien ungió a Jesús con el Espíritu Santo y le capacitó para llevar a cabo la obra de la redención, ofrecida a todos los que, sin discriminación, temen a Dios y practican la justicia. Por lo mismo, la fe en Jesucristo, el enviado del Padre, debe capacitar al creyente para que realice, con la fuerza de la Palabra y los sacramentos, en unión con la Iglesia, la obra de la santificación. Como en Jesús, el Espíritu Santo debe impulsarnos a realizar acciones concretas de liberación y sanación a los que carecen de ellas por la ausencia de Dios en sus vidas.
Jesús revela el proyecto salvífico de Dios La Palabra divina proclamada hoy lleva al creyente de la mano, y según la pedagogía divina, a descubrir que en la persona de Jesucristo se encuentra la presencia de Dios, su amor y su misericordia. Él es su Hijo, el amado, el predilecto. El cosmos (cielo) lo reconoce y la voz lo confirma: “Éste”, y no otro, es mi Hijo. Jesús, el que se acerca a Juan, el que se humilla, se coloca en la fila de los pecadores como gesto de solidaridad con la realidad humana, recibe la complacencia del Padre. Sí, “éste” es “el Hijo”, el que ofrece la salvación y la salud, el Siervo doliente de Isaías, el ungido con el Espíritu, según Pedro. Él, por la fe, ofrece a todos la salvación, pero no de forma poderosa y deslumbrante, sino en la humildad, la humillación, el abajamiento. La persona de Jesús hace que se rasgue el cielo, es decir, que la relación con Dios esté abierta a todos, que la comunicación querida por Él sea fluida y desde su persona, desde la fe en Él como Hijo predilecto y amado, enviado al género humano.
Enero 18 II DOMINGO ORDINARIO 1S 3, 3b-10.19 / Sal 39 / 1Co 6, 13c-15a.17-20 / Jn 1, 35-42 Del Evangelio según san Juan Los discípulos oyeron lo que dijo Juan y siguieron a Jesús. Él se volvió y al ver que lo seguían les preguntó qué querían. Ellos le dijeron: “Rabí (que quiere decir ‘Maestro’), ¿dónde vives?”. Él les dijo: “Vengan y verán”. Ellos fueron y vieron dónde vivía y ese día se quedaron con Él (cf. Jn 1, 35-42).
Palabra del Señor
EL MISTERIO SE REVELA CERCANO
L
a comunidad, convocada por la Palabra y la Eucaristía, está invitada a hacer experiencia del misterio, a escuchar la voz del Dios que habla en lenguaje humano, que lo pide todo, y a la vez permite el acceso a vivir su intimidad, al lugar donde Él mora.
Atentos a la revelación de Dios La presencia divina (voz), cuando no se cuenta con la capacidad (fe) para captarla, puede presentarse oscura y desconocida, indescifrable, y pasar desapercibida. Conocer ese lenguaje (misterioso) ayuda al creyente a solidificar su fe y dar razón de ella. Y para alcanzar ese grado de comprensión es necesario, por una parte, contar con la experiencia del encuentro personal con Dios, y, por otra, la ayuda de un “maestro”, un interlocutor. El texto de Samuel narra una “teofanía”, esto es, la manifestación progresiva y respetuosa de Dios al joven Samuel, que no logra comprenderla, pues aún no había recibido la palabra del Señor. Él acude a Elí, que hace la función de mediador. El autor ve la necesidad de la intervención del sacerdote Elí como el intérprete que lleva al discípulo a comprender que es Dios quien le habla y que ha de saber responder con las palabras y gestos adecuados. La clave del texto se encuentra, entonces, en la respuesta: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha”. La comunidad reunida hoy en asamblea celebrativa es invitada a la escucha del Señor.
Todo el ser de la persona al servicio de Dios Sobre el tema de la santidad y santificación del cuerpo, como un todo (espíritu y materia), Pablo, escribiendo a la comunidad de Corinto, lo aborda desde la sexualidad (fornicación), que para la sociedad permisiva de Corinto, como otras actividades externas, afectaba únicamente al cuerpo, sin repercusiones morales. El Apóstol, conociendo esta forma de pensar, expone con vehemencia que el cuerpo no es para fornicar, es
decir, para el comercio carnal con prostitutas, sino que, por el contrario, éste es el medio por el que la persona humana entra en relación con Dios, su Creador, con el otro (prójimo) y con su entorno (creación). El cuerpo del creyente, del que ha aceptado la fe y ha sido regenerado en las aguas bautismales, según la perspectiva de Pablo, que habla desde la experiencia de la fe en el Resucitado, es miembro de Cristo y ha sido creado para la santificación. Por eso sanciona que la unión carnal con prostitutas (que es comparable con la idolatría) es un pecado contra el propio cuerpo, miembro de Cristo y templo del Espíritu Santo.
Interesados en conocer el misterio La comprensión de la Revelación no es un concepto intelectual, sino una experiencia de encuentro con una persona que hace posible la comunicación y vivencia del misterio divino. Esta revelación afecta a la persona humana en todas sus dimensiones. Por eso, quien se encuentra con Jesús y tiene acceso al misterio divino, no puede ser el mismo, porque ha sido alcanzado por lo divino y su vida se ha llenado de un nuevo sentido y significado. Los dos discípulos que siguen a Jesús, le acompañan, ven dónde mora y se quedan con Él, viven la sublime experiencia del encuentro. Pero el que toma la iniciativa es Jesús, cuando pregunta “¿qué buscan?”. Esa pregunta encierra dentro de sí toda la carga vocacional y misionera. En el encuentro, Jesús no habla sobre sí mismo o sobre su mensaje, no hace un discurso teológico sobre su persona y su origen eterno en Dios, sino que invita a su interlocutor a que haga conciencia de lo que busca, se cuestione sobre los motivos del qué y el porqué, de los desafíos que tendrá que afrontar y las esperanzas que puede alcanzar. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Guías homiléticas Enero 25 III DOMINGO ORDINARIO Jon 3, 1-5.10 / Sal 24 / 1Co 7, 29-31 / Mc 1, 14-20 Del Evangelio según san Marcos Caminando por la orilla del lago de Galilea vio a Simón y a su hermano Andrés, que estaban echando la atarraya en el lago, pues eran pescadores. Entonces les dijo Jesús: “Síganme, y haré que sean pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron sus redes y lo siguieron (cf. Mc 1, 14-20).
Palabra del Señor
LA PALABRA ANUNCIA BUENAS NOTICIAS
E
l día del Señor, que reúne a los creyentes, es muy buena noticia, es un llamado a la vida como respuesta a la iniciativa divina que en Jesucristo invita a la conversión, al cambio de mentalidad y comportamientos que expresen la cercanía del Reino de Dios.
Al final está la frase: “Porque la representación de este mundo pasa”. Se trata de la representación o configuración, o la forma como el ser humano se comporta en el trato con las cosas: matrimonio, consecución de sus alimentos, propiedades, honra, poder y otros.
Ante la propuesta divina de la conversión
Naturalmente que Pablo no mira estas realidades con pesimismo, pero sí quiere que se descubra que el mundo en su representación actual ya ha sido transformado por Cristo para el creyente en un mundo nuevo y diferente que le habla de eternidad. Convertirse es ser capaz de ver la iniciativa de Dios como la acción realizada ya en Cristo que ha trastocado todos los valores desde Dios.
La liturgia de hoy nos da la posibilidad de reflexionar sobre un elemento importante de la teología: la “conversión”. Aunque para Jonás la conversión, más que una “buena noticia”, tiene el carácter de amenaza y castigo, para Dios la llamada a la misma no se da bajo el signo del miedo o el temor, sino como toma de conciencia por parte del infractor, para que, reconociendo su error, vuelva con todo su ser a vivir bajo la amistad del Creador. El protagonista de la conversión es Dios, que lo hace movido por la misericordia. Pues es Él el que envía al profeta a la gran ciudad para que anuncie su Palabra que invita al cambio de mentalidad, de actitud y de comportamiento. Le respuesta de los amonestados detiene la “ira de Dios” al reaccionar positivamente ante la palabra del profeta, realizando obras visibles que evidencian su cambio de actitud. Convertirse de la mala vida hizo que Dios cambiara de parecer y desistiera de enviar el castigo de la destrucción.
Convertirse es ver el mundo desde Jesucristo La conversión también está en relación con aquello que rodea la vida moral-familiar de los creyentes (matrimonio y virginidad), que Pablo lo aborda desde la concepción escatológica del final inminente ya adelantado en los versículos 26 y 28, donde toca el tema en relación con Cristo, que es el centro de todo el texto que sigue al de hoy.
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Convertirse ante la predicación del Reino La conversión como “buena noticia”, es anuncio de algo bueno que viene y que, acogido por la fe, acontece en el corazón humano, en su voluntad y en su mente. Es algo tan bueno que la realidad total requiere una nueva actitud y visión, más amplia y trascendente, una vida más intensa y personalizada, y la construcción de un entorno y una historia liberada de todo lo que la amenaza, y centrada en la cercanía de Dios en Jesucristo. La frase “conviértanse y crean en la Buena Noticia” está relacionada en Marcos 1, 1-15 con dos actitudes fundamentales, como respuesta a la palabra escuchada, a la proclamación de Juan el Bautista y, fundamentalmente, a la de Jesús y su anuncio de la llegada del Reino de Dios. La palabra conversión del texto significa “cambio de mente o mentalidad”, pues se trata de cambiar la opinión, los sentimientos, el propósito de vida, y este cambio lo abarca todo: las emociones y la voluntad, con la repercusión en el campo ético y en el comportamiento exterior o práctico.
Febrero 1 IV DOMINGO ORDINARIO Dt 18, 15-20 / Sal 94 / 1Co 7, 32-35 / Mc 1, 21-28 Del Evangelio según san Marcos Un sábado en la sinagoga (…) se presentó un hombre que tenía un espíritu maligno y se puso a gritar: “¡Déjanos en paz, Jesús de Nazaret! ¡Viniste a destruirnos! Yo sé quién eres: el santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!”. El espíritu maligno lo sacudió, dio un terrible grito y salió de él (cf. Mc 1, 21-28).
Palabra del Señor
DIOS PASTOREA A SU PUEBLO CON AUTORIDAD
L
a asamblea congregada para vivir el misterio de la voluntad de Dios, descubre en la liturgia que el Señor no abandona a su pueblo, sino que le da profetas y personas que disponen su tiempo para la edificación de la comunidad y para la enseñanza con poder y autoridad.
El profeta es mediador entre Dios y su pueblo Ser profeta es ser portador de buenas noticias por parte de Dios para el pueblo. Desde tiempos de Moisés, Dios ha revelado su voluntad por boca de los profetas. Al final de los días de Moisés, Dios promete suscitar otro profeta como él para seguir revelando su voluntad. En el monte Horeb Israel había pedido una persona como mediadora entre él y Dios, y ésta será el profeta. Hay que recordar, sin embargo, que la institución profética en Israel empezó con Samuel (siglo XI a.C.) y se extenderá hasta el retorno del exilio. La características del profeta son: tomado de entre los hermanos del mismo pueblo, por tanto, no hay necesidad de escuchar a profetas extranjeros; Dios pondrá las palabras en su boca, así pasa con los profetas Jeremías (1, 8-10) y Ezequiel (3, 4.10); comunicará o hablará las cosas que el Señor le mande, por eso es importante la escucha, de lo contrario se le pedirá cuentas de la desobediencia; la autoridad le viene del mismo Señor, por eso hablará sus palabras y no podrá decir nada contrario a su voluntad.
El soltero está al servicio del Señor en la Iglesia En Cristo todos, pero algunos en especial, son llamados para el servicio misionero de la Iglesia. Ese es el criterio que guía la lectura de este texto (1Corintios), el del servicio (misionero) al Señor, tal como Pablo mismo lo ha vivido en su vida. Él desearía que todos los creyentes en la comunidad se entreguen sin preocupaciones, divisiones ni distracciones al servicio del
Señor, pero no por eso condena o rechaza otros modos de vida. En el texto hay consideraciones escatológicas y prácticas, más que morales, al hablar sobre los estados de vida y de cómo agradar al Señor. “Preocupación” y “agrado” son los temas centrales, y lo que diferencia entre solteros y casados, pues mientras los solteros, por su condición, pueden ocuparse de forma más plena en el servicio a Dios y a los hermanos, los casados tienen que velar por otros intereses; sin embargo, esto no desmerita, en los casados, su deseo de conocer y entregarse a Dios, de otra forma, claro está.
Capacitado para enseñar con autoridad El evangelista Marcos comunica que la enseñanza de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm es realizada con “autoridad”. La palabra “autoridad” juega un papel importante en este Evangelio, porque indica la capacidad que tiene Jesús para hablar de determinada manera y para realizar una acción; capacidad que es dada y que, por tanto, se puede alcanzar. Jesús tiene autoridad para perdonar pecados en la tierra, para expulsar los demonios, para enseñar. Es necesario notar que su autoridad está íntimamente relacionada con la proximidad del Reino de Dios (1, 15). Su autoridad hace que los espíritus inmundos se sientan invadidos por la presencia del bien, griten y pierdan su poder de dominio sobre el ser humano, le reconozcan y sean callados. La asamblea reunida se maravilla de la autoridad de Jesús, cosa que la Palabra proclamada y el pan partido siguen realizando en medio del pueblo santo de Dios cuando cada domingo se proclama con autoridad la enseñanza de Jesús. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Guías homiléticas Febrero 8 V DOMINGO ORDINARIO Jb 7, 1-4.6-7 / Sal 146 / 1Co 9, 16-19.22-23 / Mc 1, 29-39 Del Evangelio según san Marcos Por la mañana, muy de madrugada, se levantó y se fue a un lugar despoblado y allá se puso a orar. Simón y los que estaban con él salieron en busca de Jesús, y cuando lo encontraron le dijeron: “¡Todos te están buscando!”. Pero Él les dijo: “Vamos a otra parte, a los pueblos cercanos, para predicar también allá...” (cf. Mc 1, 29-39).
Palabra del Señor
LA PALABRA DA VIDA Y ESPERANZA AL CREYENTE
L
a liturgia convoca a la escucha de una Palabra poseedora de autoriad, que a la vez es fuente de salud, liberación y esperanza. Ella no sólo es autoridad, sino fuerza que libera a los hijos de Dios poseídos por poderes contrarios a la salvación.
El drama del dolor cotidiano La vida del que no encuentra sentido ni trascendencia, discurre en la limitación de lo que está por venir, en la inmediatez de las cosas. Esto, más el dolor y el sufrimiento, agrava la situación del ser humano. Es la experiencia de Job, quien descubre que su vida, sometida a la enfermedad y al sinsentido, ha perdido la esperanza y la motivación, pues mientras el día transcurre entre el cansancio y la fatiga, la noche agrava su dolor y la melancolía. Pero es precisamente ahí, en los momentos límite de la vida, cuando aparece con más claridad la presencia misericordiosa de Dios, como en las palabras de Job, que expresan un grito de esperanza. Esperanza que aún no conoce el misterio maravilloso de la Resurrección de Cristo, pero que de alguna manera deja entrever que hay algo más, sin poder por ahora diferenciarlo ni describirlo. La vida del creyente, iluminada por la Palabra, se llena de esperanza, capaz de superar la amargura de la vida.
El anuncio se convierte en necesidad vital Pablo, para explicar sobre el servicio gratuito y desinteresado, recurre a su oficio de fabricante de tiendas, trabajo que lo realiza para ganarse el sustento y no exigir, como sería su derecho, la manutención de los otros. Y lo hace para confrontar entre el trabajador libre, que labora por cuenta propia, y el esclavo, que labora obligado por su condición. El libre tiene derecho a su salario, mientras que el esclavo está sometido a la voluntad del amo.
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Sin embargo, el apóstol, que es libre, se hace esclavo de todos por el Evangelio, por el Señor, para ganarlos a todos. De ahí su grito: “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”. El anuncio del Evangelio es testimonio de un hecho de salvación y, a la vez, acontecimiento de salvación; entre ambas no hay separación. Pablo se sabe llamado por Cristo para anunciar el Evangelio de forma particular a los paganos (Rm 1, 1; Ga 1, 16); todo cuanto realiza es evangelización (1Co 1, 17). Su celo, su ardor, la profundidad de la experiencia vivida en el encuentro con Cristo le hace gritar esta frase tan llena de contenido.
El anuncio es liberación para el ser humano Marcos presenta la jornada de un día cualquiera de Jesús, que empieza después del culto y se extiende hasta la caída del sol. En ese lapso Jesús sana y libera a los que se encuentran sometidos al dolor, al sufrimiento y la opresión del pecado. Él extiende la mano para levantar al que está derrumbado por causa del mal, como es el caso de la suegra de Simón. La fiebre era vista como una enfermedad a la que se asocian fuerzas religiosas. La curación de la fiebre muestra el dominio de Jesús sobre el pecado y el diablo. Pero no sólo ella es beneficiaria de la salud que ofrece Dios en su enviado, Jesucristo, sino que son muchos los enfermos curados de diversos males, y los espíritus inmundos expulsados de la vida de las personas. Marcos presenta la actuación pública de Jesús como liberador que, al ser “el más fuerte”, sana y devuelve al ser humano la libertad. La Palabra liberadora de Dios es para toda persona que experimenta la amargura de la enfermedad y la opresión del mal.
Febrero 15 VI DOMINGO ORDINARIO Lv 13, 1-2.44-46 / Sal 31 / 1Co 10, 31—11, 1 / Mc 1, 40-45 Del Evangelio según san Marcos En cierta ocasión, se acercó a Jesús un leproso, se puso de rodillas y empezó a rogarle: “Si quieres, me puedes dejar limpio”. Jesús sintió compasión, extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Si quiero que quedes limpio”. Y en seguida se le quitó la lepra y quedó limpio de su enfermedad (cf. Mc 1, 40-45).
Palabra del Señor
LA SALUD VIENE DEL PODER Y AUTORIDAD DE JESÚS
E
scuchar la Palabra de Dios como comunidad de discípulos, es ser capaces de reconocer que en Jesús le ha sido entregada a la humanidad el acceso a la intimidad divina (conmoción entrañable) que sólo busca la liberación de todo mal y la integración en la vida de fe.
La persona pertenece a la vida de la comunidad La salud integral de la persona humana es un bien, es un derecho y un deber, pero en la sociedad actual, por la ambición de las empresas prestadoras de salud, la persona enferma se convierte en un problema que, de ser posible, debe ser eliminado del sistema. Pero esta realidad no es actual, ya en los primeros libros de la Biblia (Levítico) descubrimos cómo la enfermedad era vista como castigo, y el portador era considerado como persona indeseable. Según la ley de Moisés, por ejemplo, la enfermedad de la lepra, que no tenía curación, era interpretada como un castigo divino por el pecado. La persona con la lepra se veía separada de la comunidad y era obligada a vivir sola fuera del campamento; además, era calificada de impura, e impedida de participar en las actividades religiosas. La enfermedad hoy no puede relacionarse con la separación del enfermo de la vida de la comunidad, y todos han de aportar al respecto.
Imitable es quien refleja en su vida a Cristo El texto: “Sean, pues, imitadores míos, como yo lo soy de Cristo”, se presta para hacer una lectura de la “imitación” en relación con una particularidad característica de una persona o con su modo de actuar (2Ts 3, 7.9) o con el estilo de vida de la persona a imitar (1Co 4, 16s; Flp 3, 17). Pablo posee una clara imagen de toda la personalidad moral de Jesús, por eso se hace imitador de Él, es decir, imitador de un ejemplo y de una Persona.
A la vez, Pablo es imitable en la medida en que es imitador de Cristo, porque le amó primero, y entregó su vida por él. El apóstol invita a imitar a Aquel sobre quien ha fijado su mirada, que es su vida, y no puede dejar de anunciarlo. La exhortación a imitarle a él, implica que, en cuanto imitador de Cristo, el cristiano que imita a Pablo está imitando a Cristo, el cual a su vez es imitador del Padre, pues no hace otra cosa que lo que ve al Padre. Pablo es imitable en relación con la libertad cristiana (10, 23ss), y en cuanto que no busca su propio interés sino el de todos (10, 32).
Quedar limpio y saber leer a Dios en la propia vida El ser humano no fue creado para vivir fuera de la comunidad, solo y aislado, sino que su vida ha de hacer visible el poder de Dios y la libertad que tiene para actuar. Marcos ofrece la escena de un hombre que, desahuciado por la ley, se acerca a Jesús, la nueva ley, le suplica de rodillas y confía en su poder y autoridad para sanarlo: “Si tú quieres”. La reacción de Jesús no es evasiva, ni indiferente ante el clamor del enfermo, sino que, conmovido desde las entrañas, se acerca al enfermo, lo toca, y le dice: “¡Sí, quiero: sana!”. Imitar a Cristo, siguiendo la exhortación de Pablo, significa moverse a compasión, actuar a favor del otro, no condenarlo, no discriminarlo, no excluirlo, sino con firme decisión de voluntad (quiero) abrirle el corazón y poner a su servicio los “medios” que le permitan no sólo integrarse a la comunidad, sino convertirse en un agente evangelizador, dando firme testimonio de la acción divina en la propia vida. Dejarse tocar por la Palabra dicha con autoridad de Jesús es sanar y ser testigo de ese poder. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Guías homiléticas Febrero 22 I DOMINGO DE CUARESMA Gn 9, 8-15 / Sal 24 / 1P 3, 18-22 / Mc 1, 12-15 Del Evangelio según san Marcos Después de que Juan fue entregado, se dirigió Jesús a Galilea y empezó a predicar el Evangelio de Dios. Decía: “El plazo se ha cumplido; ya llega el reinado de Dios. Vuélvanse a Él y crean en el Evangelio” (cf. Mc 1, 12-15).
Palabra del Señor
LIBERADOS DE TODO MAL POR LA PALABRA FIEL
L
a escucha de la Palabra de Dios dota de la luz para transitar por el camino de la vida y de la fe con la mirada fija en el Señor de la vida, en el Resucitado, en la liberación de todas las fuerzas del mal que puedan aquejarnos. La Palabra provee de confianza a la comunidad.
Una alianza de vida Hacer un pacto, sellar una alianza, es una forma de garantizar la verdad de una promesa, la autenticidad de una palabra, de un acuerdo. El ser humano necesita cierta seguridad sobre la palabra dada por el otro, y Dios se adecua a ese lenguaje. Por medio de Noé, Dios promete a la humanidad, más allá de su infidelidad, respetar la creación y la vida en general. Y esto lo hace precisamente porque es un Dios creador, un Dios que da vida y que llama a la vida. Y la alianza tiene, entre otros, el sentido de la continuidad de la vida, no sólo de la raza humana, sino de todas las criaturas, por todas las generaciones. El signo visible será el arco iris, puesto en las nubes. Con la alianza queda prohibido cualquier exterminio posible de la vida, la tierra y sus habitantes por parte del mismo Dios: “Me acordaré de mi alianza”. La Palabra empeñada del Señor garantiza que por la luz que ilumina las nubes generando colores la vida humana está custodiada.
El agua es signo de la salvación La Carta de Pedro revela la situación de los cristianos que sufren injusticias y la enemistad del mundo que los rodea, y necesitan una palabra que les fortalezca y ayude. ¿Cómo pueden en tales situaciones vivir auténticamente su cristianismo? El autor responde: mirando a Cristo, el crucificado, resucitado y glorificado. El sufrimiento tiene sentido si es por causa de la justicia y la defensa de la verdad, en función del 36
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proyecto salvador que alcanza a todos los hombres, también a los “hacedores” de injusticia. ¿Qué avala al cristiano como seguidor auténtico de Cristo? El bautismo, que no consiste “en quitar la suciedad de la carne”, que sería la función elemental del agua, sino en generar “una conciencia pura o buena”, es decir, orientar la vida y la conducta moral hacia el Crucificado y resucitado. La salvación la obtiene el ser humano por las aguas del bautismo que le transforman en creyente y obediente de la voluntad de Dios en Cristo.
El mal no puede destruir la obra de Dios en Cristo Hablar de Satanás es hablar de pruebas, tentaciones, poder maligno; y la reacción natural es mantenerse lejos de él. Sin embargo, se quiera o no, le está permitido rondar en nuestro entorno y ejercer su poder, pero somos conscientes que su poder “no es infinito, no es más que una criatura poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo… su acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero ‘nosotros sabemos que en todo interviene Dios para bien de los que le aman’” (CEE, 395). A partir del uso del verbo “servir” podemos considerar que los ángeles están al servicio de Jesús y que lo asisten con alimento y luego lo acompañarán al final de los tiempos, pues, “con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios… Son agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra” (CEE, 329).
Marzo 1 II DOMINGO DE CUARESMA Gn 22, 1-2.9a.10-13.15-18 / Sal 115 / Rm 8, 31b-34 / Mc 9, 2-10 Del Evangelio según san Marcos Jesús llamó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a ellos solos a un monte alto y apartado. Y se transfiguró delante de ellos (…) Y se les aparecieron Elías y Moisés, que estaban hablando con Jesús (…) Entonces apareció una nube que se posó sobre ellos. Y se oyó una voz que salía de la nube: “Éste es mi Hijo muy querido. Escúchenlo” (cf. Mc 9, 2-10).
Palabra del Señor
CUANDO EL AMOR ROZA CON LA LOCURA
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a Palabra invita a salir de lo habitual, para sumergirnos en la experiencia de la obediencia de la fe, en la confianza en una Palabra que no defrauda, porque todo está ordenado para el bien de los que aman a Dios.
La fe en Dios hace posible lo imposible La idea de “sacrificar” no suena bien al ser humano, menos aún si se trata de inmolar a un hijo, al único, al amado. Sin embargo, ese es el mandato (o más bien prueba) de Dios a Abrahán: que tome a su único hijo, a quien ama, y lo ofrezca en sacrificio. Es evidente que la acción implica hacer una lectura, no tanto literal, sino metafórica, pues la petición y complimiento están orientados a mostrar la entrega incondicional de Abrahán a la voluntad de Dios, como confianza total, por eso es considero el padre de la fe. En Éxodo 22, 30 se dice: “Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y el de tu oveja”. Es necesario recordar que en la tradición bíblica sobre los sacrificios, el hijo primogénito fue substituido con el sacrificio de un animal (Ex 34, 20). Llama siempre la atención que no se mencione ningún sentimiento de Abrahán luego del mandato recibido de Dios, mientras que se resalta su obediencia y su fe incondicional.
El amor de Dios no tiene límites Para Pablo, el amor de Dios se enmarca en las razones existentes de la certeza de la santificación final o de la liberación futura de los hijos de Dios, la cual está garantizada por la salvación ya presente (vivir con Cristo en la gloria de Dios). Ante las objeciones (presentadas en futuros reales, no lógicos) que algunos tendrían al respecto, Pablo responde: “Entonces no hay ahora ninguna condenación
para los que están en Cristo Jesús”. Este verso está de fondo en todos los versículos que se ofrecen para la reflexión. Se dice que Dios no “escatimó”, o no eximió. La presentación de ese “estar de Dios de nuestra parte” la justifica Pablo con la firme decisión del Padre de no escatimar a su propio Hijo, el único, despojándose de él y haciéndose pobre por los hombres. Para ello se utiliza el mismo verbo, que en Génesis 22, 16 se refiere a la ofrenda de Isaac por parte de Abrahán (primera lectura). Si sorprende la fiel y firme reacción de Abrahán a la Palabra de Dios, tanto más la reacción del mismo Dios que no se reservó, sino que entregó a su único Hijo.
El amor se ha expresado en el sacrificio de la cruz La expresión “mi Hijo amado” o similar se encuentra únicamente tres veces en todo el Evangelio de Marcos, una de ellas en el contexto de la parábola de los viñadores homicidas. Esos textos ayudan a captar por qué Jesús es el Hijo amado de Dios y hay que escucharlo. Y es que están marcados por el tema de la prueba y de la muerte, con el reconocimiento de Jesús como el Hijo de Dios al pie de la cruz, y la forma de su muerto (Mc 15, 39). Ser el amado del Padre lo es debido a la forma como cumple su misión al dar su vida y entregarse a la muerte para revelar a un Mesías, Hijo de Dios, crucificado y sufriente. La entrega es lo que manifiesta su profunda verdad de Hijo y ponerse a disposición del Padre. Dice Benedicto XVI: “… el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sino que se sume en la embriaguez de la felicidad, que ansía el bien del amado, convirtiéndose en renuncia porque está dispuesto al sacrificio, es más, lo busca”. Sí, el amor de Dios llega a la locura en la búsqueda del bien del otro. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Guías homiléticas Marzo 8 III DOMINGO DE CUARESMA Ex 20, 1-17 /Sal 18 / 1Co 1, 22-25 / Jn 2, 13-25 Del Evangelio según san Juan Las autoridades judías se dirigieron a Jesús y le dijeron: “¿Qué prueba nos das de que tienes derecho a hacer esto?”. Jesús les respondió: “Destruyan este santuario, y en tres días lo reconstruiré”. Ellos le replicaron: “Cuarenta y seis años llevan restaurando este santuario, ¿y tú lo vas a reconstruir en tres días?”. Pero el santuario del que Él hablaba, era su cuerpo (cf. Jn 2, 13-25).
Palabra del Señor
LA VIDA VERDADERA POR LA CRUZ Y LA RESURRECCIÓN
L
a liturgia cuaresmal está cargada del poder y de la sabiduría que no proceden ya de la Ley, sino de la fe en Jesucristo, del poder de la vida sacrificada, que aunque destruida en la cruz, se levanta victoriosa en el evento de la resurrección.
La Ley garantiza no recaer en la esclavitud La Ley de Dios se constituye en marca de vida del pueblo de la alianza. Por ella Dios se hace cercano a su pueblo, y, a la vez, dicta las normas de comportamiento de las personas como comunidad. Dios ha obrado la liberación y ahora quiere garantizar la libertad por medio de una “Ley”. El contexto en que está situado el texto del Decálogo o las “Diez Palabras”, es el corazón mismo de la revelación de la alianza. Quien da la Ley, el Señor, se presenta con solemnidad: “Yo soy el Señor, tu Dios”. Esta fórmula expresa la vinculación mutua, la pertenencia recíproca entre Dios y su pueblo, pues por los mandamientos Él se ha vinculado a su pueblo por amor. Por su parte, el pueblo responderá con la fidelidad, entrando en comunión con su voluntad, respondiendo a su iniciativa, amándole como su único Dios y Señor. Dios se ha revela en la historia al elegir y entrar en comunión de alianza con un pueblo. La respuesta personal de cada miembro del pueblo elegido expresará un sí al proyecto y voluntad del legislador.
La salvación y la sabiduría de la cruz Pablo hace alarde de un lenguaje elocuente y lleno de la sabiduría de la cruz, donde deja claro que el centro de su teología y de la salvación lo tiene la cruz. “Proclamamos a Cristo”, poder de Dios; Él es el contenido central y esencial del anuncio. El Crucificado no expone señales (salvo las de los clavos) ni filosofía alguna (salvo la del amor). Quien quiera encontrar a Dios lo puede hacer desde la cruz, el lugar escogido para expresar su fidelidad. 38
Vida pastoral no 157 - enero / marzo - 2015
La construcción gramatical de “crucificado” indica un acontecimiento ocurrido en el pasado, pero que tiene validez permanente en la historia de los seres humanos, y se refiere a Cristo, el que a través de un humillante proceso judicial fue muerto en la cruz. La cruz es juicio que se lleva a cabo con las últimas humillaciones y el total despojo de derechos. A ese acontecimiento de salvación somos llamados todos, tanto creyentes como lejanos. Al presentarlos como “llamados” se les unifica y de ese modo se abre la salvación obtenida en la cruz a una universalidad sin exclusión.
La vida no admite ser destruida, es resucitada No siempre es fácil comprender el sentido de las palabras que las personas utilizan para entablar una comunicación; a veces el lenguaje quiere expresar otra cosa. Ese es el caso de las palabras de Jesús, quien utiliza términos que hacen referencia a las realidades celestiales, mientras que sus interlocutores lo interpretan en el plano puramente material. De ahí el asombro ante la sentencia de Jesús de destruir el templo (que no será efectuado por Él, sino por sus verdugos), para levantarlo en tres días, algo inaudito para el judío que conoce bien la historia de “su templo” construido en un lapso de cuarenta y seis años. Por eso Juan hace el comentario de que se refería al templo de su cuerpo, el cual se levantó glorioso de la tumba tres días después de que fue destruido por la crucifixión y la muerte. Los “signos” de Jesús nos llevan a descubrir el sentido profundo de sus palabras, que están prescritas ya en la Escritura. Los signos están al servicio del “creer” de los miembros de la comunidad cristiana. ¿Acogemos la Palabra con la certeza de la fe que da la Pascua de Jesús?
Marzo 15 IV DOMINGO DE CUARESMA 2Cro 36, 14-16.19-23 / Sal 136 / Ef 2, 4-10 / Jn 3, 14-21 Del Evangelio según san Juan Jesús dijo a Nicodemo: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea, tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna y nadie perezca (cf. Jn 3, 14-21).
Palabra del Señor
LA PEDAGOGÍA DIVINA NOS SORPRENDE
L
a liturgia cuaresmal convoca a los cristianos a creer en el Hijo, enviado de Dios, la escucha de su Palabra, que no es de condenación, sino de misericordia; Palabra que capacita al creyente a aceptar la salvación por pura gracia y no por méritos propios.
Dios educa y salva a su pueblo El pueblo relee la historia a la luz de la fe y encuentra allí la mano de Dios que, a pesar de su ira, lo educa. Pues, después de la gran catástrofe del exilio, y con el retorno, el pueblo se plantea la pregunta de cómo fue que sucedió todo. Recordemos que cerca del año 1000 a.C. David conquista Jerusalén y funda un gran reino, compuesto de tres partes: el reino del norte, Judá en el sur y Jerusalén. El reino del norte cayó en el 722 a.C. a manos de los asirios y desapareció prácticamente de la historia. El reino del sur, con la dinastía de David, fue destruido en el 586 a.C., junto con Jerusalén, el palacio del rey y el templo de Jerusalén. La clase dirigente del pueblo fue lleva al destierro en Babilonia. Cincuenta años después (setenta dice el texto) el rey persa, Ciro, permite el retorno y ayuda en la reconstrucción del templo. La última palabra de Dios nunca es la condenación, ni la destrucción, sino la misericordia, es decir, perdón (comenzar de nuevo), salvación y santidad. La interpretación de la historia es motivo que ha de impulsar a la conversión.
Salvados por la gracia en Cristo Jesús El texto de Efesios se inserta en el trasfondo del bautismo, sobre todo en el bautismo de adultos. El bautismo es el punto decisivo en la vida de las personas, especialmente de aquellos que han decidido optar por el camino de Cristo: Él es el camino de la muerte a la vida, quien sigue ese camino está salvado. Dios “nos vivifi-
có con Cristo”, nos hizo revivir y nos dio vida junto con Él. Aun cuando la muerte y la vida son experimentables para el creyente, éste vive con la certeza de la fe de que la muerte no tiene la última palabra. La salvación ha sido dada “por la gracia”. Al estar muertos por el pecado, sólo la gracia, don gratuito de Dios en Cristo, nos redime y salva. “Nos resucitó con Él”, es decir, junto con alguien, con Cristo (cf. Col 3, 1; 2, 12). “Nos sentó con Él”, literalmente dice: nos consentó con Él, es decir, el bautismo se convierte para el creyente en una especie de ascensión al cielo. Y todo eso acontece “en Cristo Jesús”, todo depende de Él y no de nuestro ser, ni de nuestras obras, ni de nuestros méritos; en fin, todo es en Cristo y con Cristo.
La salvación está en creer en el Hijo, el enviado La Palabra de Dios nos sorprende siempre y abre espacios de salvación, por eso no debe ser una escucha pasiva, sino atenta y dispuesta a transformarla en vida, para gestar en lo cotidiano una actitud de proclamación y de profesión de fe. En esta línea, la Palabra divina nos sorprende y desconcierta, porque no sólo tiene una palabra de misericordia, ni sólo ofrece la salvación como don, sino que, llegada la plenitud de los tiempos, se hace carne, se materializa para que todo el que la vea, la sienta, tenga vida eterna. Esa Palabra es su Hijo amado, que habla en lenguaje humano y revela los misterios del Dios a quien nadie ha visto jamás. El envío del Hijo tiene como finalidad la salvación de quienes “crean” en Él, así como la comunicación de la vida eterna. No es la condenación lo que busca Dios, sino la salvación y la vida para todos. Sin embargo, el ser humano, por su libertad puede elegir las tinieblas, permanecer alejado de la comunión con el Dios que sale a su encuentro para ofrecerle su amistad, extenderle la mano y abrirle horizontes de vida y de verdad plena. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Guías homiléticas Marzo 22 V DOMINGO DE CUARESMA Jr 31, 31-34 / Sal 50 / Hb 5, 7-9 / Jn 12, 20-33 Del Evangelio según san Juan “Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado, dice Jesús (…) si el grano de trigo no muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se apega a la vida, la pierde; pero el que no se apega a ella en este mundo, se asegura una vida eterna. El que quiera servirme, que me siga…” (cf. Jn 12, 20-33).
Palabra del Señor
AL SERVICIO DEL PROYECTO DE DIOS
L
a liturgia exhorta, por medio de la Palabra, a los creyentes a decidirse en favor del proyecto salvífico de Dios, en unidad con su Hijo y su misterio pascual, muerte y resurrección, para dar frutos de verdad y llevar la salvación a todos los que crean en su enviado.
Dios se ha decidido por el corazón humano Cuando las cosas definitivamente no salen bien, cuando las infidelidades se multiplican y se termina por abandonar a Dios, sólo queda la esperanza de que Él se vuelva hacia los suyos y ofrezca una nueva oportunidad. El texto de Jeremías forma parte del libro de la consolación (cap. 30-31), cuyo tema es la atención inmerecida de Dios para con su pueblo. Se trata de seis poemas sobre la prometida nueva felicidad, a la que siguen cinco descripciones de la bendición otorgada como don por parte de Dios. La esperanza de una nueva alianza de Dios con su pueblo hace renacer en los hombres la fe. Pues esta alianza será capaz de unir la voluntad de Dios y el querer de la persona, porque la ley será grabada en lo más profundo de la mente y del corazón. Es más, se dice que ya no será necesaria la instrucción para conocer a Dios. Aquí se da todo un giro en la comprensión y vivencia de la ley, pues la antigua estaba grabada en tablas de piedra, era externa; la nueva está grabada en el corazón, por lo tanto es interna, más humana.
Aprender a obedecer renunciado a la propia voluntad Este pequeño texto de Hebreos es como la parte conclusiva del tema sobre el sumo sacerdocio misericordioso, fiel y solidario de Cristo con la humanidad. El autor reconoce a Cristo como sumo sacerdote ungido por Dios y no por los hombres. Es un sacerdocio que se realiza por el sufrimiento 40
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y la obediencia de Aquel que se sometió definitivamente a la voluntad divina en sentido total, es decir, renunciando a los propios deseos y sometiéndose en total libertad a la voluntad de Dios. Así se convirtió en fuente de salvación eterna. Jesús aprendió lo que es obedecer, lo que eso conlleva, no sólo lo que significa obedecer una vez, sino siempre. Él aprende la obediencia a través de la pedagogía divina que pasa por el dolor, la cruz, la muerte, el abandono, amando y siendo dócil a la forma de amar de Dios, que alcanza su culmen en la cruz. Él vence toda tentación de hacer su propia voluntad por su permanente voluntad de obediencia respecto a Dios. Jesús no fue salvado en cuanto no ha padecido la muerte, sino en cuanto que ella no tiene dominio ni poder sobre Él.
Renunciar a sí mismo para dar fruto Jesús recurre a una imagen utilizada por los cuatro evangelistas: el grano de trigo. Pero a diferencia del significado que dan los sinópticos, en el Evangelio de Juan no tiene el sentido de muerte-resurrección, sino del grano que debe morir para dar fruto. Sin embargo, en el contexto de Juan se debe recordar que la “hora” de Jesús está en relación con su muerte y resurrección, y como consecuencia de este evento será posible que los apóstoles comiencen a predicar el Evangelio a todos, incluidos los paganos, lo que se puede entender como los frutos de la entrega del Señor. Se debe tener cuidado de no estirar demasiado, buscando dar un significado mayor a las palabras, cuando está centrado en la pequeñez del grano y la cantidad de frutos que puede dar si muere. Esto se puede entender más bien en sentido de renuncia a sí mismo para ponerse al servicio de Jesús y alcanzar la vida eterna, que está íntimamente ligada a la comunión con el Padre.
Marzo29 DOMINGO DE RAMOS Procesión: Mc 11, 1-10; Misa: Is 50, 4-7 / Sal 21 / Flp 2, 6-11 / Mc 14, 1–15, 47 Del Evangelio según san Lucas Cuando estaban comiendo, Jesús, tomó pan, pronunció sobre él la bendición, lo partió, se lo repartió y les dijo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Tomó luego una copa, dio gracias a Dios y se la pasó. Todos bebieron de ella. Y Él les dijo: “Esto es mi sangre, la sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos” (cf. Mc 14, 1ss).
Palabra del Señor
ANTE LA PATERNIDAD QUE ENGENDRA HIJOS
E
sta solemnidad se presenta a los creyentes con todo el sentido de una educación, de una pedagogía que se fundamenta en el beneplácito de Dios en quien escucha como discípulo, tiene los sentimientos de Cristo y se revela como hijo de Dios desde la misma cruz.
Con la confianza puesta sólo en el Señor El texto de Isaías, que pertenece al tercer cantico del Siervo de Yahvé, comunica la idea de un buen maestro (mi Señor) interesado en la formación de su discípulo (cada mañana me despierta el oído para que escuche como un iniciado). Ante un buen maestro, el discípulo puede abandonarse confiadamente, pues él le enseñará lo correcto (la Palabra de Dios) y el discípulo pondrá en práctica en su momento (en la tribulación) lo aprendido. Se puede confiar que el maestro tiene y conoce toda la visión, posee el material y la seguridad necesaria para llevar al discípulo por el camino adecuado. Por eso éste puede exponer su rostro, su persona, su ser más íntimo, a insultos y no quedar avergonzado. En ese momento se requiere una gran confianza, que a través de la experiencia cotidiana en el trato con las personas, sea capaz de sostener, de tomar sobre sí las consecuencias de haberse decidido a dar la batalla, mantener la autenticidad, permanecer firme en la confesión de la fe en Dios, pese a las burlas de los adversarios.
Hasta las últimas consecuencias en la humillación La comunidad de Filipo enfrenta algunos problemas de comunión, particularmente tensiones entre comunidades domésticas, a las cuales Pablo quiere dar respuesta a partir del ejemplo de Cristo, el cual tuvo una existencia de servicio en favor de los demás. La verdadera confesión de fe en Jesús comienza por el reconocimiento de su soberanía adquirida por el anonadamiento y la muerte en la cruz.
El comportamiento conveniente de los creyentes debe configurarse a partir del misterio de Cristo Jesús que comienza con la preexistencia eterna en igualdad con Dios; se materializa en la encarnación como anonadamiento y humillación, y se plenifica en la muerte en cruz, con lo cual alcanza exaltación, adoración gloria por parte del Padre. El abajamiento de Cristo, como actitud vital, comienza con la humillación, la renuncia a ser tratado como correspondía a su condición divina, y se extiende a lo largo de toda su vida terrena, como actitud irrenunciable, hasta desembocar en la muerte de cruz.
Verdaderamente tú eres mi Hijo El Relato de la pasión según san Marcos coloca al lector, o más bien a quien escucha su proclamación, en una actitud de interrogación: ¿quién es este hombre que es capaz de semejante muerte por amor? O simplemente: ¿quién es ese hombre? Para obtener la respuesta es necesario prestar atención a la escena de la crucifixión y escuchar de labios del centurión romano la profesión de fe que surge de la impresión frente al desenlace que se da cuando Jesús expira: “Realmente este hombre era Hijo de Dios”. Sí, el amor de Dios por los que ha elegido en su Hijo ha llegado a su extremo. Al inicio del evangelio, la voz del cielo había proclamado: “Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto”. Con el sacrificio de Cristo la parece identificar a otro destinatario, el discípulo: “Tú eres mi hijo, el amado, por ti el Hijo único ha entregado su vida y ha expirado en una cruz”. Ser discípulo implica no sólo la escucha del maestro, o el abandono de toda seguridad, sino también la escucha de una voz que proclama mi identidad. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Biblia
Profetismo en el El
Nuevo
Testamento Por: José Luis Sicre Díaz
4. Profetas y profecía en Lucas-Hechos
El mundo que presenta Pablo, interesante pero falto de detalles concretos, se completa bastante con los datos que ofrece Lucas, quien parte de un dato admitido por la tradición rabínica de la época: la estrecha relación entre el Espíritu y la profecía. Por eso, aunque no utilice el verbo “profetizar”, basta que la presencia y acción del Espíritu se traduzca en palabras para que podamos hablar de profecía. 42
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Segunda parte
4.1. El evangelio de la infancia (Lc 1-2)
Teóricamente, al hablar de la profecía en la Iglesia primitiva deberíamos limitarnos al libro de los Hechos. Sin embargo, el Evangelio ofrece datos muy interesantes sobre la concepción que Lucas tiene de este fenómeno, especialmente al relatar la infancia de Juan Bautista y de Jesús.
En esos relatos aparecen varios personajes que profetizan o que hablan llenos del Espíritu Santo: Isabel, Zacarías, Simeón, Ana. Sólo de uno de ellos, Ana, se dice que es profetisa. Los otros tres pronuncian su profecía en un momento concreto de su vida, a propósito de una cuestión concreta.
Isabel, llena del Espíritu Santo, 42exclamó con voz fuerte: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. 43¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? 44Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre. 45¡Dichosa tú que creíste! porque se cumplirá lo que el Señor te anunció” (Lc 1, 42-45). El don profético de Isabel consiste en lo que Pablo llamaba “conocer los misterios y la ciencia toda”. Sin revelación previa, sólo con escuchar el saludo de María, Isabel sabe y proclama que es la madre de su Señor, no una embarazada cualquiera. Sabe también que María ha tenido un diálogo con el ángel, en el que ha dado prueba de fe. Y sabe también que lo anunciado por el Señor se cumplirá. Por consiguiente, el don profético de Isabel consiste en conocer cosas ocultas, misteriosas, ya sean del pasado (el acto de fe de María), del presente (el niño que lleva en el vientre es su Señor) o del futuro (lo anunciado se cumplirá). El relato sobre Zacarías es muy interesante para captar la relación entre profecía y alabanza de Dios. Cuando se plantea el nombre del niño, y él escribe que debe ser “Juan”, cuenta Lucas:
Al punto se le soltó la boca y la lengua y se puso a hablar bendiciendo a Dios. 65Toda la vecindad quedó sobrecogida; lo sucedido se contó por toda la serranía de Judea 66y los que lo oían reflexionaban diciéndose: “¿Qué va a ser este niño? Pues la mano del Señor lo acompañaba”. 67Su padre Zacarías, lleno de Espíritu Santo, profetizó (sigue el Benedictus). 64
El Benedictus aparece ahora mismo en un sitio inadecuado, no inmediatamente después de recobrar el habla, sino cuando la noticia ya se ha extendido por la serranía de Judea. Parece que Lucas, en un primer momento, se limitó a describir la reacción de Zacarías como simple alabanza de Dios. Más tarde, la explicita incluyendo el Benedictus. Y ese canto de alabanza lo introduce como profecía: “Lleno de Espíritu Santo, profetizó”. La profecía, en este caso, tiene dos matices distintos: el primero, muy acentuado, de alabanza (“Bendito sea el Señor”). Pero esta alabanza se justifica por el conocimiento de misterios ocultos al común de los mortales. Zacarías sabe que lo más grande que ha hecho Dios no es suscitarle un descendiente en su vejez, sino suscitar un descendiente en la casa de David, alguien que va a salvar del poder de los enemigos, que va a cumplir las antiguas promesas hechas a los patriarcas. Como en el caso de Isabel, este conocimiento de misterios pasados va unido al conocimiento del futuro, cuando predice la misión que llevará a cabo su hijo. En el profetismo de Simeón también se unen alabanza y conocimiento de misterios ocultos. Adviértase que en ningún momento se llama a Simeón “profeta” ni se le aplica el verbo “profetizar”, pero se subraya la acción del Espíritu Santo.
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Biblia
Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel y se guiaba por el Espíritu Santo.12 Le había comunicado el Espíritu Santo que no moriría sin antes haber visto al Mesías del Señor. 27Movido, pues, por el Espíritu, se dirigió al templo. Cuando los padres introducían al niño Jesús para cumplir con él lo mandado en la ley, 28 Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 25
“Ahora, dueño mío, según tu palabra, dejas libre y en paz a tu siervo; 30porque han visto mis ojos a tu Salvador, 31que has dispuesto ante todos los pueblos 32como luz revelada a los paganos y como gloria de tu pueblo Israel”. 29
El padre y la madre estaban admirados de lo que decía acerca del niño. 34Simeón los bendijo y dijo a María, la madre: 33
“Mira, éste está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten; será una bandera discutida y así quedarán patentes los pensamientos de todos. 35En cuanto a ti, una espada te atravesará” (Lc 2, 25-35).
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Como en el caso de Zacarías, se empieza bendiciendo a Dios. Y esa alabanza está justificada por el conocimiento de la realidad del niño que tiene en sus brazos: el Salvador de Dios, luz para los paganos y gloria de Israel. Pero Simeón conoce también el futuro de Jesús (bandera discutida) y el de María (una espada te atravesará el alma). El último personaje, Ana, es también muy interesante para conocer la idea lucana del profetismo:
Estaba allí la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era de edad avanzada, había vivido con el marido siete años desde la boda 37 y siguió viuda hasta los ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo noche y día con oraciones y ayunos. 38Se presentó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a cuantos aguardaban el rescate de Jerusalén (Lc 2, 36-38). 36
Curiosamente, al único personaje al que se da el título de “profetisa”, se lo presenta subrayando aspectos que no habríamos imaginado: una profunda vida de piedad, de servicio al templo con ayunos y oraciones. Pero también ella conoce la realidad profunda de Jesús, sin que nadie se lo diga, y ese conocimiento la impulsa a la alabanza y al anuncio. Las intervenciones de estos cuatro personajes nos ayudan a captar el concepto lucano de profetismo. Igual que en el AT, está vinculado a un conocimiento de lo oculto. Pero no se trata de cuestiones banales, como las asnas perdidas por el padre de Saúl. El misterio oculto, el único realmente importante, es el de la persona y la obra de Jesús, y las repercusiones que tiene aceptarlo. Por otra parte, ese conocimiento provoca una reacción inmediata de alabanza. Las breves palabras de Simeón o de Isabel podrían servir de modelo a los profetas de las antiguas comunidades cristianas y enseñarles a pronunciar profecías parecidas.
4.2. Pentecostés: justificación del profetismo de todos los cristianos
Pasando al profetismo de los primeros cristianos, Lucas nos ofrece, ante todo, la justificación bíblica y teológica, en el relato de Pentecostés. Para comprenderlo hay que remontarse a un episodio del libro de los Números (c. 11). Moisés, cansado de tener que ocuparse de todos los problemas del pueblo, se queja al Señor, y éste le responde:
“16Tráeme setenta dirigentes que te conste que dirigen y gobiernan al pueblo, llévalos a la tienda del encuentro y que esperen allí contigo. 17Yo bajaré y hablaré allí contigo. Apartaré una parte del espíritu que posees y se lo pasaré a ellos, para que se repartan contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo”. Cuando Moisés hubo reunido a los setenta ancianos, 25 El Señor bajó en la nube, habló con él, y apartando parte del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta dirigentes del pueblo. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar, una sola vez. Y entonces ocurre lo más importante:
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento. 27Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: “Eldad y Medad están profetizando en el campamento”.
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Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: “Prohíbeselo tú, Moisés”.
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Un
hombre que vivió
sin temor alguno el ardor de la
Moisés le respondió: “¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor!”.
29
Disponible en:
fe
Biblia
Este deseo de Moisés de que todo el pueblo reciba el Espíritu del Señor y se convierta en profeta lo recogerá Joel hablando de los últimos tiempos:
3 1Después derramaré mi espíri-
tu sobre todos: “Sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones. 2También sobre siervos y siervas derramaré mi espíritu aquel día” (Joel 3, 1-2). Aquí el espíritu no desciende sobre setenta varones cualificados, sino que rompe todas las barreras: la del género (hijos e hijas), la de la edad (ancianos y jóvenes), la de las clases sociales (siervos y siervas). Y este anuncio es el que ve realizado Lucas el día de Pentecostés. La iconografía (el Greco) y los misterios del Rosario presentan este hecho de forma interesada: “La venida del Espíritu Santo sobre el sagrado colegio apostólico”. Lucas no limita el don al colegio apostólico, lo extiende a toda la comunidad cristiana.
4.3. Una comunidad que profetiza Por consiguiente, en Pentecostés tendríamos el fundamento teológico del carácter profético de toda la comunidad cristiana. A primera vista, el don del Espíritu no impulsa a los cristianos a profetizar, sino a hablar en lenguas: “Se llenaron todos de Espíritu y empezaron a
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hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu Santo les permitía expresarse”. Y el contenido de lo que dicen lo resume el público presente cuando comenta: “Todos los oímos contar, en nuestras lenguas, las maravillas de Dios” (v. 11). Sin embargo, Pedro, en su intervención posterior, al citar las palabras de Joel, identifica el hablar en lenguas contando las maravillas de Dios con el hecho de profetizar. Este dato se repite con la conversión de Cornelio y su familia.
No había acabado Pedro de hablar, cuando el Espíritu Santo bajó sobre todos los oyentes. 45Los creyentes convertidos del judaísmo se asombraban al ver que el don del Espíritu Santo también se concedía a los paganos; 46pues les oían hablar en lenguas arcanas y ensalzar a Dios (Hch 11). 44
Y casi un duplicado de Pentecostés lo tenemos con los doce discípulos de Juan que se convierten en Éfeso: “Pablo les impuso las manos y vino sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran doce varones” (Hch 19, 6-7). Aquí no se concreta el contenido de lo que dicen, pero, por los casos anteriores, podemos deducir que se trata de alabanzas a Dios por todos sus beneficios. Por consiguiente, según Lucas, toda la comunidad puede profetizar, y lo hace recordando y agradeciendo todo lo bueno que Dios ha hecho a lo largo de la historia. Otra forma de profetizar que tiene la comunidad es anunciar el Evangelio, a pesar de las persecuciones. Así se dice en Hechos 4, 31: “Al terminar la súplica, tembló el lugar donde estaban congregados, se llenaron de Espíritu Santo y anunciaban el mensaje de Dios con valentía”. Poco antes, Pedro, lleno de Espíritu Santo y de valor ha acusado a las autoridades de haber crucificado a Jesús y de haber desechado la piedra elegida por Dios. Tanto la actitud de Pedro como la de la comunidad empalman perfectamente con la de los profetas del AT, especialmente la del profeta Miqueas: frente a falsos profetas y adivinos, “yo, en cambio, estoy lleno de valor, de espíritu del Señor, de justicia, de fortaleza, para denunciar sus crímenes a Jacob, sus pecados a Israel” (Mi 3, 8).
TambiĂŠn en:
Testigos de la fe
Pablo VI,
BEATO
El primer Papa que visitó Latinoamérica y Colombia ha sido beatificado el pasado 19 de octubre por el papa Francisco. El papa Montini es una figura clave en la historia de la Iglesia porque le correspondió llevar adelante y culminar uno de los acontecimientos históricos más importantes del siglo XX: el concilio Vaticano II que había inaugurado su predecesor, el papa Juan XXIII.
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l talante de este gran santo de la Iglesia lo podemos leer en sus mismas palabras, en la clausura del concilio Vaticano II, que lo presentan como un gran servidor de Cristo: “Quizá el Señor me ha llamado y me ha puesto en este servicio no porque tenga alguna aptitud, o para que gobierne y salve a la Iglesia de las dificultades presentes, sino para que en algo sufra por la Iglesia, y quede claro que es Él y no otros, la guía y la salvación”.
E
Como sucede con los grandes personajes, también del papa Pablo VI podemos destacar algunos momentos importantes de su pontificado, como cuando pronunció su discurso en la ONU, donde hizo el llamado: “Nunca más la guerra”, o en el histórico abrazo con el patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras, de donde se siguió la revocatoria de las recíprocas excomuniones, o al introducir ese bonito gesto de arrodillarse para besar la tierra a la que llegaba como peregrino, o en el inaugurar el rezo del vía crucis en el Coliseo Romano llevando la cruz en procesión… en su acercarse a los pobres, enfermos y necesitados, entre otros.
El conductor del concilio Vaticano II Pablo VI fue el verdadero conductor del concilio Vaticano II y lo ha hecho con la conciencia de quien pretende ayudar a la Iglesia en la reflexión de su misterio y en la superación del rompimiento entre fe y vida, buscando caminos de encuentro con el mundo, apostando por el diálogo con la sociedad moderna y sus desafíos. En un contexto social y eclesial ciertamente difícil, el papa Montini ha sabido servir con humildad, disponibilidad, generosidad. Y precisamente conducido por este espíritu, en el concilio supo actuar con paciencia, escucha y capaci-
dad de mediación. De esa manera ha construido puentes entre posiciones extremas y sin ánimos de reconciliación; ayudó a madurar una viva pasión por el Evangelio y un deseo inalcanzable por encontrar nuevas formas de comunicarlo a los hombres de hoy. Por eso el papa Montini siempre apreció y resaltó la obra del beato Santiago Alberione y su aporte a la Iglesia con los nuevos medios de comunicación. De él dijo: “Nuestro P. Alberione ha dado a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para vigorizar y ampliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y con los medios modernos”. enero / marzo - 2015 - Vida pastoral no 157
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Testigos de la fe papa Montini con una altura intelectual sobresaliente y con el propósito de seguir construyendo el Reino de Dios en la tierra.
En diálogo con el mundo
El Magisterio de Pablo VI Una buena manera de recordar a este gran Papa de la Iglesia es retomando sus escritos. Volver a leer, por ejemplo, la encíclica Eclesiam suam y reflexionar sobre los caminos que la Iglesia debe recorrer hoy para cumplir su mandato misionero. Pero encontramos también la dimensión social del catolicismo y de su magisterio en la Populorum progressio, donde expresa una sentida preocupación por las naciones menos favorecidas: “Los pueblos que pasan hambre interpelan a los pueblos que viven en la opulencia”. Otra encíclica que generó mucha polémica fue la Humanae vitae, publicada en 1968, dedicada al tema de los métodos para el control de la natalidad, que suscitó numerosas discusiones incluso en ambientes católicos. Muy destacada ha sido la exhortación apostólica Marialis cultus, con la que se propuso llevar a la “pureza original” el culto cristiano por el cual la Iglesia, en Espíritu y verdad (Jn 4, 24), adora al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y venera con particular amor a María santísima, Madre de Dios. Y para resaltar, por último, la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, en la cual parece haber tomado fundamento la misma Evangelii gaudium del papa Francisco. A través de sus escritos se nos revela un 50
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Pablo VI tendió puentes para el encuentro de la Iglesia con el mundo y con otras Iglesias. Fue un Papa ecuménico. Quiso una Iglesia que no se encierre en aquello que divide, sino que se abra a la búsqueda de puntos de unidad. De ahí su encuentro con el patriarca de Constantinopla, Atenágoras, o con el arzobispo de Canterbury, Michel Ramsey. Quería una Iglesia sin temor al diálogo, por eso no duda en reconocer al otro como un interlocutor válido, con el cual se puede recorrer un trayecto del camino para encontrar aquello que es esencial. Un hecho significativo es que Atenágoras, cuando encontró al papa Montini el 5 de enero de 1964, inmediatamente lo definió “Pablo II”, porque veía en él una gran afinidad con el Apóstol de las gentes. Un gesto que, cincuenta años después, quiso repetir el papa Francisco cuando fue a Tierra Santa para reforzar los lazos de unión con quienes creen en Cristo, repitiendo este gesto con Bartolomé. En ese entonces Pablo VI había tenido el coraje de “salir” para abrir el espacio no sólo a los viajes misioneros sino, sobre todo, al ecumenismo. Es el “salir” al que hoy Francisco invita a la Iglesia.
El legado de un gran Papa Pablo VI entra en la galería de los grandes Papas que ha tenido la Iglesia católica en los últimos años. Lo más importante es que su magisterio lleva a una imagen muy determinada de la Iglesia, que es esencialmente la Iglesia-comunión que marcó la línea eclesial del Vaticano II, partiendo desde su mismo dinamismo interno y, por tanto, una Iglesia que está en diálogo y en reciprocidad con el mundo. Sin duda, lo que animaba al papa Pablo VI era un espíritu de oración y contemplación, y de aquí nacen la fuerza y las motivaciones sencillas de su comportamiento, su desinterés personal y sus búsquedas apasionadas por ser testigos de Cristo, como él mismo lo afirmó: “Hoy el mundo no necesita profetas sino testigos”. Sin duda, el hoy beato Pablo VI se ubica dentro de esta serie de Papas del siglo XX que no han ahorrado una gota de energía para entregarla a Dios y a su amada Iglesia, que han vivido ardientemente su ministerio e intensamente su vida.
Una llamada a reflexionar sobre la vida consagrada y
a replantear los caminos para vivir una fe s贸lida y comprometida.
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Cultura
BIO ética y vida consagrada Por: P. Freddy Granados, ssp
Acercamiento al concepto de bioética ¿Qué tiene que ver la bioética con la vida consagrada? Es la pregunta que surge de inmediato, porque la bioética está relacionada con la medicina, nace en el contexto médico, mientras que la vida consagrada está relacionada con una vocación, un carisma, unos consejos evangélicos, una espiritualidad y un estilo de vida propio. Sin embargo, existen aspectos comunes como el “cuidado de la vida”, el “bienestar de las personas”, la integralidad, etc. –claro está cada una desde su visión–, que pueden ayudarnos a encontrar los elementos unificadores para su aplicabilidad.
P
ara esto es necesario, primero, definir los conceptos a tratar con el fin de tener claridad de los mismos; segundo, encontrar una línea de pensamiento incluyente, holístico y abierto a la riqueza de las bondades que cada una como disciplinas puede aportar a la otra, y viceversa.
La bioética, en cuanto ciencia, dice Gilbert Hottois, cubre un conjunto de discursos y prácticas generalmente pluridisciplinarias y pluralistas que tiene como objeto aclarar y, si es posible, resolver las preguntas de tipo ético y bioético suscitadas por el avance de la ciencia y la tecnología en el seno de sociedades caracterizas por ser, en diversos grados, multiculturales, individualistas y evolutivas1. Según la definición anterior, la bioética se presenta, entonces, como la disciplina, discurso, práctica que es capaz de unificar asertivamente criterios de justicia y de bien común, respetando la autonomía y la dignidad del ser humano, rescatando la bondad de todas las disciplinas y la apertura dialéctica hacia aquello que es benéfico para el bien de la humanidad.
Cf. HOTTOIS, Gilbert. ¿Qué es la Bioética? Bogotá: Universidad El Bosque, 2007.
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Acercamiento al concepto de vida consagrada La vida consagrada se da a partir de una decisión radical que se hace en torno a un proyecto de vida a través de un camino específico llamado carisma, conocido como vocación… que nos impulsa a darlo todo por el anuncio del Reino de Dios, como lo hizo Jesucristo. Esta decisión, el consagrado, la toma de manera consciente, libre, voluntaria y responsable. Como don de Dios, la vida consagrada está llamada a ser creadora de fraternidad, de esperanza, de seres humanos íntegros que ayuden a humanizar humanizándose desde la libertad, la misericordia, la correspondencia… abriéndose al mundo de manera receptiva y compasiva, dispuesta a escuchar las nuevas formas de ver la vida y su contexto sociocultural, sin perder la esencia cristiana y evangélica en los diferentes campos de misión y evangelización.
Elementos unificadores Mirar los aspectos compatibles de la bioética con la vida consagrada, dedicada a una forma de vida específica, nos debe llevar a resignificar, repensar y replantear algunos aspectos que, haciendo una crítica constructiva, ayuden a asumir una posición desde la vida de fe, inmersos en el mundo, “pero sin ser del mundo”, con el fin de conocer la realidad y abordar los problemas sociales con responsabilidad.
1. Hablar el mismo lenguaje de las ciencias, teniendo
en cuenta que los avances e investigaciones… fueron creados y promovidos para dar respuesta a problemas humanos, buscando siempre el bien de la persona humana, de la sociedad, de una comunidad y del mundo entero; sin embargo, nos cuesta mucho abrirnos al diálogo y escuchar posiciones que tienen el mismo objetivo nuestro, tan sólo porque utilizan metodologías y lenguajes distintos.
3. Aprovechar la oportunidad que nos brinda la ética
y la bioética para volver sobre nosotros mismos y mirar, tanto al interior como al exterior, tomando conciencia de la opción de vida que hemos hecho y tratar de corresponder desde nuestra libertad y responsabilidad, es decir, hacer lo que debemos hacer y no esperar que los demás lo hagan por nosotros.
4. Potenciar el sentido de conciencia, libertad y res-
ponsabilidad como elementos propios de la conducta humana, ligados a los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, para evitar la tentación de justificar que sólo tiene sentido aquello que nos da placer, que tiene remuneración económica o que no choca con nuestra libertad, con nuestra autonomía...
5. Ser conscientes de que cada persona en el mun-
do es única e irrepetible y tiene los mismos derechos y deberes para elegir su proyecto de vida de acuerdo con su contexto cultural y sus valores éticos y morales.
6. Respetar y potenciar la formación integral y holís-
tica del ser humano en sus facultades mentales y espirituales, y en su proceder como persona (sobre todo en el consagrado), sin importar la raza, el sexo, el color y su contexto sociocultural.
A modo de conclusión, cabe recalcar que una bioética bien encaminada puede motivar una muy sana vida consagrada, y una vida consagrada bien vivida puede promover y respaldar los auténticos valores defendidos por la bioética.
2. Analizar algunas normas establecidas, que fueron
importantes en su momento, pero que hoy deben ser actualizadas, porque en lugar de ser ayuda y aclarar las dudas, provocan confusión, o porque han sido marcas del pasado que no tienen nada de cristiano y no reflejan el amor misericordioso de Dios Padre.
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En librería DE Enero A Marzo LEEMOS
EL RECOMENDADO ES...
DIOS, HOMBRE, CREACIÓN Richard Acosta Los grupos humanos más oprimidos son los más afectados por las transformaciones que sufre el planeta debido a las acciones desarrollistas e industrializadas que afectan todas las formas de vida. No sólo las crisis económicas y sociales afectan a las poblaciones más vulnerables, también la crisis medioambiental pone en riesgo a los más desprotegidos, primeros destinatarios del mensaje de esperanza del Evangelio. Es preciso formular reflexiones y acciones que den respuesta a este problema. La ecoteología ofrece un camino para comprender la responsabilidad del ser humano frente al medio ambiente. El autor de Dios, hombre, creación plantea una interesante comprensión del caos ambiental que ha provocado el ser humano como un rompimiento de la triple alianza establecida por iniciativa de Dios con el hombre y la creación. Desde esta perspectiva, una lectura atenta de la Sagrada Escritura permite entender la participación del cosmos en la historia de la Salvación y en la Revelación, la mediación que cumple la creación a la hora del encuentro con Dios concreto e histórico. Los destinos del ser humano y la creación son inseparables, y la maldad humana está amenazando la existencia de ambos. Richard Acosta, a partir de una atenta lectura de la Biblia, orienta una interpretación de esta realidad, según
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la cual, desde el libro del Génesis y del Éxodo, el caos ambiental está formulado ya, así como la advertencia de las consecuencias que puede provocar la maldad humana sobre el planeta, hasta llegar al Apocalipsis donde se habla de una tierra nueva y un cielo nuevo.
Dios, hombre, creación llama la atención sobre la responsabilidad que tiene el teólogo frente a la realidad de depredación y muerte que amenaza la vida de nuestro planeta. Es su deber, como sugiere el autor, interpretar “los designios salvíficos de Dios, que se dicen en su Palabra”. Sin embargo, hasta ahora están empezando a tener eco los planteamientos de una ecoteología o una teología del medio ambiente en el ámbito académico. A este desafío responde el presente libro que formula como objetivo principal destacar la tarea del biblista como aquel que propone nuevas dinámicas relacionales del ser humano con el planeta. A partir de la hermenéutica y el método propio de la teología de la liberación, el autor propone una interpretación bíblica que comprende la Tierra, creación de Dios, dentro de los alcances de la alianza, de la liberación y de la salvación; ella es beneficiaria de éstas junto con el ser humano. Una investigación que enriquece el trabajo de la comunidad académica, así como también de grupos ecoteológicos.
VIRTUDES PARA UN MATRIMONIO EXITOSO Marina Echeverri
TEOLOGÍA DE LA PAREJA Y DE LA FAMILIA Silvio Botero La situación actual de las parejas y de las familias debe suscitar preocupación entre los sacerdotes: la mayoría de los fieles cristianos viven la experiencia matrimonial y de familia; por tanto, es urgente prestar especial atención a la problemática moderna de los casados y de las futuras familias. Recurriendo al Magisterio de la Iglesia y teniendo en cuenta los cambios históricos que se han dado al interior del mismo, Silvio Botero hace un exhaustivo análisis sobre un tema muy actual que, como se ha visto en el reciente Sínodo sobre la familia, presenta puntos de vista divergentes que no logran conciliarse. Su estudio profundiza sobre la manera como se ha comprendido la familia en la Iglesia a través de los siglos hasta llegar a la problemática actual, que exige una nueva teología y una mirada distinta frente a los nuevos desafíos. Para el autor, “una nueva reflexión sobre la pareja conyugal y la familia plantea la necesidad de revisar el len-
guaje tradicional; exige hacer opción por el método del Concilio Vaticano II (GS, nn. 4 y 44), pide un nuevo punto de partida: el amor, la sexualidad y la sacramentalidad”. Su investigación es una apuesta por la familia, un llamado a tomar conciencia sobre su ser y su quehacer dentro de la sociedad, pues sólo una reflexión bien orientada podrá permitirle converger con el proyecto ideal propuesto por el Creador. La Iglesia, en este momento, no ha dado determinaciones finales y concretas respecto a ciertos puntos álgidos como el de los divorciados vueltos a casar. El presente estudio ahonda en estos y otros aspectos de la pareja conyugal y de la familia. Mientras conocemos las conclusiones finales del Sínodo de la familia, es preciso que académicos y pastoralistas se empapen del asunto y se preparen para poder orientar de forma acertada a las familias de hoy. Este libro es una herramienta seria y segura para tal fin.
En la actualidad, la tasa de divorcios ha subido de manera alarmante, por tanto, el índice de hijos de padres separados ha ido en aumento. Pareciera que para la sociedad de hoy es más usual romper una relación conyugal que conservarla hasta la muerte. Es urgente, entonces, formular propuestas que contribuyan a la consolidación de la pareja y, por tanto, de la familia. Virtudes para un matrimonio exitoso ofrece orientaciones prácticas para abordar esta preocupante realidad. La autora, casada y especialista en educación y asesoría familiar, elabora un práctico libro que comprende el sentido del matrimonio, los problemas que atentan contra él y la manera de contrarrestarlos. A partir de las virtudes humanas o cardinales, y de las virtudes sobrenaturales o teologales, Marina Echeverri propone un camino para sortear eficazmente los principales obstáculos que
enfrenta la relación conyugal en la vida diaria: la no aceptación del otro en su totalidad, la indiferencia, los celos, la manipulación, entre otros, son defectos naturales en el ser humano que, mal manejados, pueden acabar con la relación de pareja y con la familia. Estos defectos o conductas equivocadas pueden combatirse con las virtudes señaladas en este libro. Los diferentes casos citados, que evidencian muy bien las situaciones de conflicto al interior de pareja, sirven para ilustrar cómo es posible dar una solución adecuada a los problemas que más agobian al matrimonio en su cotidianidad. Un libro práctico, fácil de leer, aconsejable para todas las parejas de casados y de novios, para que estén alerta de estas situaciones y para aquellos que viven algún conflicto marital puedan salir adelante y restaurar las relaciones conyugales y familiares.
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M E
aría,
Mariología
adre la
de la
vangelización Por: Papa Francisco
Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (Hch 1, 14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización.
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El regalo de Jesús a su pueblo En la cruz, cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuentro entre el pecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de la Madre y del amigo. En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre le había encargado, Jesús le dijo a María: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego le dijo al amigo amado: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27). Estas palabras de Jesús al borde de la muerte no expresan primeramente una preocupación piadosa hacia su madre, sino que son más bien una fórmula de revelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica. Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra. Sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que “todo está cumplido” (Jn 19, 28). Al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio. Al Señor no le agrada que falte a su Iglesia el icono femenino. Ella, que lo engendró con tanta fe, también acompaña “al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús” (Ap 12, 17). La íntima conexión entre María, la Iglesia y cada fiel, en cuanto que, de diversas maneras, engendran a Cristo, ha sido bellamente expresada por el beato Isaac de Stella: “En las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se entiende en general de la Iglesia, virgen y madre, se entiende en particular de la Virgen María […]. También se puede decir que cada alma fiel es esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana, virgen y madre fecunda […]. Cristo permaneció nueve meses en el seno de María; permanecerá en el tabernáculo de la fe de la Iglesia hasta la consumación de los siglos; y en el conocimiento y en el amor del alma fiel por los siglos de los siglos”1.
1
Isaac de Stella, Sermo 51: PL 194, 1863.1865.
LA MISIÓN EVANGELIZADORA ESTÁ EN TUS MANOS
INSCRIPCIONES Hasta el día 21 de febrero Las inscripciones se pueden hacer en: www.sanpablo.co/educacion (+57-1) 3682099 - Ext. 5 diplomadocatequesis@sanpablo.co
Duración: 25 semanas Inicia: 2 de marzo de 2015
Mariología
María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la “esclavita” del Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios.
A través de las distintas advocaciones marianas, ligadas generalmente a los santuarios, comparte las historias de cada pueblo que ha recibido el Evangelio, y entra a formar parte de su identidad histórica. Muchos padres cristianos piden el
Bautismo para sus hijos en un santuario mariano, con lo cual manifiestan la fe en la acción maternal de María que engendra nuevos hijos para Dios. Es allí, en los santuarios, donde puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida. Como a san Juan Diego, María les da la caricia de su consuelo maternal y les dice al oído: “No se turbe tu corazón […] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?” (Nican Mopohua, 118-119).
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La Estrella de la nueva evangelización A la Madre del Evangelio viviente le pedimos que interceda para que esta invitación a una nueva etapa evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial. Ella es la mujer de fe, que vive y camina en la fe (cf. Lumen gentium, 52-69), y “su excepcional peregrinación de la fe representa un punto de referencia constante para la Iglesia” (Redemptoris Mater, 366). Ella se dejó conducir por el Espíritu, en un itinerario de fe, hacia un destino de servicio y fecundidad. Nos-otros hoy fijamos en ella la mirada, para que nos ayude a anunciar a todos el mensaje de salvación, y para que los nuevos discípulos se conviertan en agentes evangelizadores (cf. Propositio, 58). En esta peregrinación evangelizadora no faltan las etapas de aridez, ocultamiento, y hasta cierta fatiga, como la que vivió María en los años de Nazaret, mientras Jesús crecía: “Éste es el comienzo del Evangelio, es decir, de la buena y agradable nueva. No es difícil, pues, notar en este inicio una particular fatiga del corazón, unida a una especie de ‘noche de la fe’ –usando una expresión de san Juan de la Cruz–, como un ‘velo’ a través del cual hay que acercarse al Invisible y vivir en intimidad con el misterio. Pues de este modo María, durante muchos años, permaneció en intimidad con el misterio de su Hijo, y avanzaba en su itinerario de fe” (Redemptoris Mater, 381). Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque “derribó de su trono a los poderosos” y “despidió vacíos a los ricos” (Lc 1, 52.53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también la que conserva cuidadosamente “todas las cosas meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19). María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás “sin demora” (Lc 1, 39).
INSCRIPCIONES Hasta el 28 de marzo Las inscripciones se pueden hacer en: www.sanpablo.co/educacion (+57-1) 3682099 Ext. 5 diplomadobiblia@sanpablo.co
Duración: 25 semanas Inicia: 6 de abril de 2015
Mariología
Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Le rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para todos los pueblos, y haga posible el nacimiento de un mundo nuevo. Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5). Con María avanzamos confiados hacia esta promesa, y le decimos: Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro «sí» ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús. Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora. Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga. Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino. Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz. Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya. Tomado de: Papa Francisco. Carta encíclica Evangelii gaudium. 60
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Fascinante estudio para comprender una de las más ricas expresiones literarias de la Sagrada Escritura, el libro de Job.
¿Por qué sufren las personas buenas?
Cuando las personas tienen diicultades en la vida, ¿es un castigo de Dios?
¿Qué está en la base del sufrimiento humano? Disponible en:
Eclesiología
Unidad en la diversidad:
desafío permanente de la Iglesia Hablar de Iglesia es hablar de un proyecto en construcción permanente; no es una realidad acabada y fija, sino dinámica y en proceso. Desde cuando Jesús elige a los discípulos, se va constituyendo la semilla de la Iglesia (cf. Mc 3, 13-19), con una característica típica: la unidad en la diversidad. En efecto, entre los apóstoles hay variedad de formas de ser y de pensar, de condiciones culturales y socioeconómicas, de ideologías políticas y religiosas, de sensibilidades y temperamentos. Cada uno de ellos sobresale por algún tipo de “diversidad”, no necesariamente positiva. 62
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Por: P. Danilo Antonio Medina L., ssp
medida que ese núcleo original de la Iglesia se fue ampliando con la presencia de otros discípulos (cf. Lc 10, 1ss), fue creciendo aún más la pluralidad, primero dentro del ambiente judío, donde provenía el primer grupo de discípulos, luego fuera de los ambientes palestinenses. Siguiendo el programa de evangelización señalado por el propio Señor Jesús, antes de regresar al Padre (cf. Hch 1, 8; Mt 28, 18-20), la Buena Noticia cristiana fue abriéndose caminos, desde Jerusalén y sus alrededores, hasta ir ampliando los horizontes por el mundo conocido: “Los confines de la tierra”.
A
En esta expansión evangelizadora hace presencia la figura del apóstol Pablo, quien después de su crucial encuentro con el Resucitado camino hacia Damasco, recibe la tarea de predicar el Evangelio de Jesús en los contextos paganos (cf. Hch 13, 2ss; Ga 2, 1-10). Junto a un equipo misionero, el Apóstol emprende su incansable actividad como “heraldo, apóstol y maestro en la fe y en la verdad” (1Tm 2, 7; cf. 2Tm 1, 11), visitando los territorios de Siria, Asia Menor, Grecia, etc., queriéndolo llenar todo del mensaje salvífico de Jesús, y con el anhelo profundo de hacer resonar dicho anuncio hasta los confines del mundo, representados en Roma, la capital del Imperio (cf. Rm 15, 19-24).
Las comunidades que fueron surgiendo de los viajes y de las fatigas misioneras del equipo evangelizador paulino, fueron el escenario del primer gran intento, difícil pero exitoso, de inculturación del Evangelio cristiano en los contextos grecorromanos, particularmente en las grandes ciudades del Imperio. Al mismo tiempo, estas comunidades pagano-cristianas fueron también prototipo de la variedad sobre la cual se construye la unidad eclesial. Al interno de tales iglesias habían grupos de cristianos provenientes de la tradición judía, así como paganos convertidos que traían las riquezas culturales, las tradiciones y creencias de sus propios contextos sociales.
El apóstol Pablo y su equipo tuvieron que enfrentar el difícil reto del sincretismo, que pretendía hacer convivir en el Imperio los cultos de las religiones mistéricas, incluso las expresiones religiosas orientales y los movimientos de corte gnóstico filosófico que llegaban a las grandes ciudades y puertos, además de las propias manifestaciones religiosas de cada lugar. El Evangelio cristiano, si bien trae consigo la propuesta de la salvación universal, y está abierto a todos los que deseen acogerlo, no por ello puede convivir con el sincretismo religioso. La diversidad al interno de la Iglesia no es sincretista, y por eso mismo construye la unidad. Se impone la necesidad de abandonar los ídolos para servir al único Dios vivo y verdadero (cf. 1Ts 1, 9).
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Mariología Las comunidades paulinas, en medio de tantas vicisitudes y obstáculos, fueron haciendo realidad el proyecto cristiano de Iglesia tal como lo presentaba el Apóstol en sus cartas. ¿Cuál era ese proyecto eclesiológico paulino? Varios textos de sus cartas (cf. Rm 12; 1Co 3, 6-9; 12, 1ss; Ef 2, 19-22; 5, 22-33) ofrecen algunas imágenes que usa el Apóstol para referirse a la Iglesia en su tensión entre realidad e ideal: el cuerpo, la esposa, el edificio y el plantío. En todas esas imágenes y figuras literarias subyace una idea de fondo: la unidad de la Iglesia se construye sobre la diversidad de carismas, de talentos, de funciones y servicios, que el Espíritu Santo suscita en las personas, pero para la edificación de toda la comunidad. Hablar de Corinto, de Roma o de Éfeso, es hablar de ambientes sociales plurales y diversos, donde los discípulos de Jesús debían asumir el desafío de consolidar su identidad cristiana, pero en sintonía y en diálogo con el mundo pagano que los circundaba, y que
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Vida pastoral no 157 - enero / marzo - 2015
en algunos casos estaba marcado por fuertes injusticias sociales, desórdenes morales, sincretismos religiosos; además de los problemas internos que iban surgiendo precisamente como consecuencia de sus diversidades y conflictos. Esta realidad nos permite comprender mejor la significación de la enseñanza paulina, cuando propone como ideal de Iglesia cristiana la unidad en la diversidad.
Por su parte, la unidad no podía provenir sino de Dios, quien es al mismo tiempo fuente y garante de la comunión, pues “para Él no hay griego o judío (…) esclavo o libre, Cristo es todo y está en todos” (Col 3, 11). No obstante, la diversidad y pluralidad que se da en la Iglesia, sabemos que nuestra vocación es la unidad, porque “uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu (…) Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos” (Ef 4, 4-6).
El peligro es perder el equilibrio y la armonía que debe darse entre esos dos elementos coesenciales y complementarios del ser de la Iglesia: unidad y diversidad. Lastimosamente la historia de la Iglesia nos ha demostrado que en ocasiones se malinterpreta el sentido de la unidad confundiéndola con la uniformidad, que no es la propuesta cristiana; o también, para reivindicar el derecho a la diversidad se ha caído en peligrosas desviaciones y rebeldías que lesionan la unidad. El documento de Aparecida recuerda que el cometido fundamental de la Iglesia como comunidad de comunidades es la de vivir la comunión y esforzarse con todos los medios para que esa comunión se extienda a todas las personas y los pueblos. Cada comunidad cristiana, por pequeña que sea, es ambiente ideal para vivir la comunión y para asumir el compromiso misionero, poniendo al servicio los diversos carismas, talentos y servicios (cf. DAp 156 y 159). El papa Francisco enseña que “las diferencias entre personas y comunidades a veces son incómodas, pero el Espíritu Santo, que suscita esa diversidad, puede sacar de todo algo bueno y convertirlo en un dinamismo evangelizador que actúa por atracción (…) sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad” (EG, 131).
El Centro
Bíblico Verbo
nos ofrece este libro en ocho guías para entender algunos temas importantes que el apóstol Pablo trata en la Primera carta a los Corintios. Guía sencilla con fundamento fundamen bíblico para tratar temas importantes en la pastoral.
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Aburrido de mi Facebook,
¡pero sigo ahí! ¿Tienes Facebook? Sí, ¿hace cuánto tiempo?, hace un resto. Y ¿qué tal? Más o menos, ya estoy aburrido de no encontrar nada nuevo. res preguntas que tal vez te han hecho o te has hecho a ti mismo. La verdad es que las redes sociales, especialmente Facebook, para muchos adultos, niños y jóvenes ya se volvió aburrida y rutinaria, porque estamos cansados de no recibir nuevos amigos y tener que charlar con las mismas personas; no vemos nada nuevo de los amigos y nos cansamos esperando que alguien nos escriba… abrir Facebook nos produce fastidio y por ello terminamos diciendo anuestros amigos y familiares: “Estoy aburrido del face…”.
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Si esto te pasa, ¿por qué sigues en Facebook? Quieres cerrar tu cuenta de Facebook porque sientes que ya no quieres hacer parte de esta red social, porque ha dejado de ser interesante, pero, tal vez, lo primero que te venga a la mente sea… ¡y todo lo que tengo en face! Entre ellos están tus fotos, amigos, familiares, las páginas que sigues, aplicaciones divertidas, juegos, música-radio, los mejores comentarios, etc. Todo esto puede influir a la hora de dejar esta red social. Es loco, pero tiene mucho de verdad. Pero, ¿por qué aburre el Facebook?, cuando no pasa nada, cuando los comentarios y publicaciones se repiten, nos quedamos bajando y bajando, con el mouse, el muro social y el muro personal, nos vamos de un lado a otro, y sólo vemos cosas aburridas y nos impresiona el estado ridículo de algunas personas, cada vez que comparten sus comentarios o sus fotografías. En este momento te invito para que vayas a tu muro y revises lo que 66
Vida pastoral no 157 - enero / marzo - 2015
has publicado durante esta semana, y medites si lo que estás publicando le importa a los demás o si estás enseñando algo nuevo para el crecimiento personal de otra persona, que tal vez está sufriendo y quiera un mensaje de esperanza. Si a ti te aburre el Facebook, puede ser que a los demás (amigos y familiares) estén aburridos de tu carente y aburrido muro de Facebook, porque no enseñas lo que estás aprendiendo el día de hoy. En conclusión, mi propósito y tu propósito es poder enseñar a otros lo que has aprendido hoy en tu vida, para generar diálogos que nos ayuden a profundizar temas de la escuela, el colegio o la oficina. @GeorgeForero27
L I BRE RÍ A S COLOMBIA BOGOTÁ Dirección Comercial y Departamento de ventas Calle 17A No. 69-67 - Tel.: 4114011 - Fax: 4114000 direccioncomercial@sanpablo.co - ventas@sanpablo.co Centro Comercial Calima Calle 19 con carrera 30 - 2do. piso - Local B 122 Tel.: 7443323 libreriacalima@sanpablo.co Quinta Paredes Carrera 46 No. 22A - 74 Telefax: 2444957 - PBX: 3682099 Ext.: 6 libreriaquintaparedes@sanpablo.co Centro Carrera 9a. No. 15-01 - Tel.: 2433653 - Fax: 3345036 libreriacentro@sanpablo.co Chapinero Carrera 13 No 51-34 - Tel.: 3454014 - Fax: 3454059 libreriachapinero@sanpablo.co Calle 170 No. 8G-31 - Tel.: 6783656 - 6711221 libreria170@sanpablo.co Niza Av. Suba No. 118 - 93 - Telefax: 2537700 librerianiza@sanpablo.co Montevideo Calle 17A No. 69-67 - Tel.: 4114011 - Fax: 4114000 libreriademontevideo@sanpablo.co 20 de Julio Diag. 27Bis Sur No. 5-79 - Cuadra arriba del Santuario Divino Niño Tels.: 5690551 / 2787337 - libreria20dejulio@sanpablo.co Seminario Carrera 6 No. 10-47 - Tels.: 5624472 / 5624473 / 3429881 libreriadelseminario@sanpablo.co
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ECUADOR, CENTRO AMÉRICA Y EL CARIBE COSTA RICA San José - Calle 2 Av. 6 y 8 Tels.: 22565005 / 22222064 - Telefax: 22562857 libreriacostarica@sanpablo.cr ECUADOR Quito - Centro Comercial Iñaquito - Local A10 Tel.: 02-6021038 - libreriainaquito@sanpablo.ec Quito - C.C. Quicentro Sur - Planta 2 - Local 065 Tel.: 02-4000140 - Cel.: 0994658841 libreriaquicentrosur@sanpablo.ec Quito - Av América OE3-188 y Pascual de Andagoya Tel.: 02-2541650 - Fax: 2331444 - Cel.: 0994658259 libreriaamerica@sanpablo.ec Quito - García Moreno No. 3-56 y Sucre (Pasaje Amador) Tel. 02-2289529 - Fax: 2287456 - Cel.: 0994659083 libreriaalberione@sanpablo.ec Guayaquil - Aguirre 813 entre Rumichaca y García Aviles Tel. 04-2516420 - Fax: 2512391 - Cel.: 0997263727 libreriaaguirre@sanpablo.ec Urdesa - Victor Emilio Estrada 613 entre las Monjas y Ficus Tel.: 04-2381379 - Fax.: 2381300 - Cel.: 0993316533 libreriaurdesa@sanpablo.ec Portoviejo - Chile 521 entre 10 de Agosto y Córdoba Tel.: 05-2636568 - Cel.: 0994658879 libreriaportoviejo@sanpablo.ec Machala - Guayas entre Rocafuerte y 25 de Junio Local 1201 - Tel.: 07-2960430 - Cel.: 0994658548 libreriamachala@sanpablo.ec Ambato - Calle Bolívar y Mera esquina Tel.: 03-2422026 - Cel.: 0994659275 libreriaambato@sanpablo.ec Cuenca - Benigno Malo 5-08 y Calle Larga Tel.: 07-2839746 - Cel.: 0994659440 libreriacuenca@sanpablo.ec
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2015 año de la vida Consagrada declarado por el
Papa Francisco
Jesús Verdad,
está destinado a acoger la lectura de la Palabra de Dios en actitud de recogimiento y aceptación.
Jesús Vida,
se dedica a la oración con exposición del Santísimo.
Jesús Camino,
abarca lecturas del Magisterio papal.
Un itinerario
de oración para rogar por los
consagrados. Disponible en: