Revista San Teófimo Núm. 117

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REVISTA DEL SEMINARIO DE MONTERREY | AÑO 30 | No. 117

¿y a ti? Hablando de

EVANGELII GAUDIUM CONOCE MÁS AL SEMINARIO... Estudio, Espiritualidad, Apostolado y Fraternidad.

¡LLAMADOS PARA SERVIR!

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Índice CONSEJO EDITORIAL Año 30 / No.117 Noviembre 2014 Tiraje: 1,700 ejemplares Impreso: ICNSA, S.A. DE C.V. Escobedo #340 Nte. Tel. 01(81)8340-6160 Monterrey, N.L. México www.icnsa.com

Director General

Pbro. Lic. Hilario González García

Director Editorial

Alan Lorenzo Sánchez Valencia

Edición

Hugo Enrique Garza Navarro

Redacción y estilo

Luz María Leal Guerra

Fotografía

Samuel Melendez Gutierrez

Diseño ICNSA

Distribución

Hugo Enrique Garza Navarro

Seminario Arquidiocesano de Monterrey Carretera a San Mateo Km 3.5, Apdo. postal No. 34, C.P. 67250 Tel: 1161-5757 www.seminariodemonterrey.org

Desde Rectoría

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¿Qué es la vida espiritual?

06

¿Qué hace un seminarista en su vida espiritual?

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¿Sabes qué hacen los seminaristas para su vida espiritual?

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¿Qué es la fraternidad?

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¿Cómo se vive la fraternidad en el Seminario?

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¿Cómo crees que viven los seminaristas la fraternidad?

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Explicación de la Evangelii Gaudium

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Frases importantes de la Evangelii Gaudium

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¿Has leído Evangelii Gaudium? ¿Qué te parece?

18

¿Qué es el Apostolado?

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¿Qué haces en tu Apostolado?

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¿Cuáles crees que sean las actividades del seminarista el día de apostolado?

26

¿Qué es la vocación?

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¿Quiénes son llamados a la vocación?

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¿Qué le dirías a un joven con inquietud vocacional?

30

¿Cómo fue mi llamado?

31

¿Cómo discerní mi llamado al sacerdocio?

32

¿Cómo es la experiencia de la etapa de Teología?

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Diósesis de Brownsville, Tx.

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Rápido y Vocacional

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Bienvenida nuevo equipo formador

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“Es necesario un proyecto formativo del Seminario que ofrezca a los seminaristas un verdadero proceso integral: humano, espiritual, intelectual y pastoral, centrado en Jesucristo Buen Pastor”. La vocación al sacerdocio ministerial pide un proceso formativo inicial que se da en el Seminario. Podemos decir que el Seminario es un ambiente especial en el que se cultiva la semilla de la vocación sacerdotal, proveyendo de los recursos humanos, espirituales y materiales necesarios para que los jóvenes que se sienten llamados a este camino puedan optar con libertad y responsabilidad el seguir a Cristo Sacerdote toda su vida. El Documento de Aparecida #319 expresa: “Es necesario un proyecto formativo del Seminario que ofrezca a los seminaristas un verdadero proceso integral: humano, espiritual, intelectual y pastoral, centrado en Jesucristo Buen Pastor”. El Seminario se convierte así en casa y escuela de maduración en el ser discípulos - misioneros, según el modelo de Jesús y sus apóstoles. El tema de este número de la Revista San Teófimo es la vida en el Seminario. Queremos compartir con nuestras familias, amistades y bienhechores las distintas dimensiones de la formación sacerdotal en nuestro Seminario. Nos sentimos LLAMADOS A SERVIR como sacerdotes de Jesús Buen Pastor, y para ello vemos que es necesario desarrollar en los futuros sacerdotes una personalidad bien integrada, una capacidad de comunión y participación amplia y generosa, una educación intelectual bien fundamentada y abierta a los retos de la sociedad contemporánea y una sensibilidad para el servicio pastoral que refleje en ellos el rostro amable y cercano de Jesús Sacerdote. Las circunstancias actuales están pidiendo que quienes aspiran al sacerdocio ministerial se entreguen al servicio de Dios en la Iglesia con un corazón indiviso para superar la fragmentación y la fragilidad que cunde en nuestra sociedad, con una mente clara y recta para iluminar los ambientes que provocan confusión a la hora de tomar decisiones y mantenerlas, con un espíritu dócil al Espíritu Santo para sembrar en nuestra Iglesia los valores evangélicos. Todas estas actitudes las tratamos de hacer vida en nuestro itinerario formativo en el Seminario de Monterrey.

Desde Rectoría 4

Gracias por su apoyo y su interés. Confiamos en que los contenidos de este ejemplar estrecharán aún más los lazos de cariño y solidaridad entre el Seminario y sus familias, amigos y bienhechores.

Pbro. Lic. Hilario González García Rector del Seminario de Monterrey


Espiritual


¿Qué es la vida espiritual? “La espiritualidad cristiana es la manera característica en que un cristiano o una comunidad de creyentes comprometidos se proponen libre y conscientemente vivir los valores evangélicos determinados.”

A través de la historia, en todas las culturas, el hombre por su

propia naturaleza ha anhelado lo Infinito, siempre ha buscado relacionarse con lo que Trasciende, con la “Divinidad”; es por ello, que el hombre guarda en su corazón inquietudes y búsquedas fundamentales: ¿De dónde vengo? ¿Por qué tengo autoconciencia? ¿Quién o qué soy? ¿Quién hizo todo el universo? ¿Quién controla las fuerzas de la naturaleza? ¿Existe Dios? ¿A dónde voy después de la muerte? ¿Cómo encuentro la Verdad de Dios? ¿Cómo me relaciono con Dios? ¿Cómo puedo saber lo que Dios quiere de mí? Es claro, que la historia de las religiones muestre diversas formas de vivir la búsqueda y la relación del hombre con Dios. Para H. V. Von Balthasar, la espiritualidad es la actitud básicavital (forma de vida) propia del hombre que es consecuencia y expresión de su visión religiosa, o de un modo más general, que es consecuencia y expresión de su existencia. La espiritualidad es la perfección de la vida espiritual del hombre. Espiritualidad Cristiana En general, la espiritualidad cristiana consiste en vivir según las enseñanzas de Jesucristo y no según la carne (Gál 5,2225; 1 Cor 2,10-16); es la forma de vivir que tienen los hijos adoptivos de Dios (Rom 8,14-18). En especial, la espiritualidad cristiana es la manera característica en que un cristiano o una comunidad de creyentes comprometidos se proponen libre y conscientemente vivir los valores evangélicos determinados, por ejemplo: el movimiento de Cursillos de Vida Cristiana, el Movimiento Familiar Cristiano, el Movimiento de la Renovación en el Espíritu Santo... Podemos concluir que la Espiritualidad Cristiana tiene los siguientes elementos: 6

• Es la forma de vida del creyente que se deja guiar por el

Espíritu de Cristo en el cumplimiento de los valores evangélicos en una comunidad eclesial.

• Es un estilo de vivir el Evangelio, impulsado por el Espíritu Santo, en una época o situación histórica determinada, la cual, desemboca en actitudes y acciones concretas en la vida del creyente.

• Es trinitaria, se caracteriza por la comunión de vida y amor del creyente con Dios Padre en Jesucristo por el Espíritu Santo.

• El núcleo fundamental de toda espiritualidad cristiana es la experiencia del misterio de la Encarnación y de la Redención de Jesucristo.

En la vida cristiana, el querer vivir en la Fe, Esperanza y Caridad (es el esfuerzo o modo práctico de realizar la perfección cristiana) recibe el nombre de vida espiritual o vida interior o vida ascética. No sólo podemos establecer una comparación o correspondencia entre la vida humana y la vida sobrenatural, sino que también podemos dejar asentado un axioma: los dones del Espíritu Santo complementan a las virtudes y las virtudes perfeccionan las facultades naturales del hombre. Un ser actúa como todos los demás seres de su especie en virtud de que comparte con ellos una misma naturaleza. Por ejemplo, un perro obra como tal porque posee una naturaleza canina. Algo semejante ocurre con el hombre en el plano sobrenatural: cuando recibe (o se le comunica) la gracia recibe la capacidad para obrar sobrenaturalmente. Al recibir la gracia, por el agua y el Espíritu Santo, nos convertimos en hijos adoptivos de Dios porque participamos de la naturaleza divina. La gracia del Espíritu Santo es el principio vital de la vida espiritual; la gracia es como el alma de la vida espiritual del hombre. Pbro. Lic. Ramiro Gerardo González García


Espiritual -

¿Qué hace un seminarista en su vida espiritual? “El seminarista que ora demuestra su fe en Cristo, su esperanza en el cielo y su amor a los hermanos.”

Quisiera comenzar este artículo afirmando que no pretendo dar

los fundamentos teológicos y doctrinales de la espiritualidad en el candidato al sacerdocio. Tampoco pretendo dar una catequesis del por qué vivir profundamente una espiritualidad. Mi objetivo es presentar «algunos» elementos del estilo de la vida espiritual de un seminarista del siglo XXI.

Una realidad de la que no podemos prescindir en este artículo es la afirmación de que todas las áreas formativas del Seminario de Monterrey están unidas por un mismo hilo conductor: la caridad pastoral. Es decir, si se habla del área humana, intelectual, pastoral y/o espiritual se afirma la entrega a favor del rebaño que se nos ha confiado en el tiempo kairológico. Así, al hablar de la vida espiritual de un seminarista lo haremos basado en ese cimiento. El primer elemento es la oración. Cuando uno de nosotros se muestra agrio o ausente ante las relaciones con el otro, se ausenta también el diálogo. Esa realidad humana no es tan distinta entre los hombres y Dios. Por eso, la oración forma parte esencial en la vida formativa. Es decir, el seminarista que ora demuestra su fe en Cristo, su esperanza en el cielo y su amor a los hermanos. Sin la oración, la vida formativa se vuelve superficial y estéril. En este primer elemento podríamos hablar del rezo de la Liturgia de las Horas, la devoción eucarística y mariana, devociones populares y veneración de los santos, etc. En una ocasión me dijo un sacerdote: «la preparación de la homilía se comienza desde el Seminario». En un principio no entendí esa afirmación; con el paso de los años comprendí que una de las funciones sacerdotales es el servicio a la palabra. En nombre de Cristo, el sacerdote debe transmitir el Evangelio (cfr. PO, 4). Esto quiere decir que la palabra no debe transmitirse «al hay se va» (así decimos en mi pueblo), sino que ha de llegar realmente a quien la escucha. Esto exige la reflexión, esfuerzo y estudio de la Palabra de Dios, el Magisterio y la teología actual. Tal cosa no es posible sin sentarse al escritorio para estudiar; sin tomar un libro y meditarlo y; sin presentarnos como discípulos ante Cristo Maestro en las aulas. En pocas, palabras, un segundo elemento de vida espiritual es el estudio y la lectura espiritual. «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc. 6, 31). El descanso, el ocio, el reposo, las vacaciones, etc., están relacionadas con el «vivir en el Señor». La vida del seminarista se realiza entre los polos del trabajo intenso y la relajación. Entre las responsabilidades de la escuela, los cargos, el apostolado, la vida comunitaria y el estimulante descanso de la siesta, la fraternidad y el tiempo libre. Esta tensión hay que aceptarla y llevarla a la práctica para que nuestra vida tenga sentido. Es decir, el seminarista que no es capaz de trabajar intensamente tampoco es capaz de sentirse merecedor del descanso nocturno. Y el que no es capaz de descansar, no podrá rendir en sus obligaciones como es debido. Por eso, forma parte de la espiritualidad del seminarista, junto con la oración, el estudio, la lectura espiritual y el trabajo, el procurar también momentos de esparcimiento que lleven a la fraternidad sacerdotal. Quien vive a plenitud la fraternidad vive entonces a plenitud su espiritualidad. Son pocos los elementos que traté en este artículo, pero creo que dan pistas para ir creciendo juntos en la construcción del Reino de Dios, a través, de la promoción vocacional que se despierta y crece al contemplar la vida ejemplar de un seminarista. Martín Leonardo Martínez Treviño T3 7


¿Sabes qué hacen los seminaristas para alimentar su vida espritual? “Muy importante es trabajar la relación con Dios, es por eso que durante el día los seminaristas llevamos a cabo diversas actividades que nos ayuden a llenar y regocijar nuestro corazón en el amor del Padre.”

A

nte la pregunta anterior se me encomendó realizar un sondeo, el cual realicé entre los fieles de la parroquia Santo Niño ubicada en la colonia Sierra Ventana en Monterrey, arrojando los siguientes resultados. El 38% mencionó que los seminaristas realizamos oración vocal o mental, por ejemplo: acción de gracias por los bienes recibidos, pedir por el bienestar de la comunidad, pedir por la paz en las naciones, coloquios, etc. Un 5% señaló la adoración al Santísimo como parte fundamental de nuestra cultivación espiritual. Otro 5% también consideró la lectura orante de la Sagrada Escritura, dígase lectio divina, método ignaciano u otros métodos. El 10% habló acerca de los retiros como algo necesario en nuestra formación. El 9% piensa que el estudio, es decir la formación académica, está también en orden al crecimiento espiritual.

Por último un 33% tomó en cuenta el apostolado, en consideración especial la visita a los enfermos, como un encuentro con nuestro Señor a través de los demás, un alimentar la compasión humana y una motivación a trabajar más para servir mejor en el futuro. Algo que me llenó de alegría fue que todos los encuestados dieron razón de una u otra actividad que los seminaristas llevamos a cabo para nutrir nuestra vida espiritual, efectivamente nosotros realizamos cada una de las actividades mencionadas arriba, todo en un horario que se acomoda en la duración de un mes. Otra cosa importante de mencionar es la vida comunitaria, pues al entrar en el ámbito espiritual la relación con otras personas es muy importante, es por eso que en el Seminario tenemos algo llamado “grupos de vida” que son pequeñas comunidades asignadas, van de seis a ocho seminaristas, cuya misión es reunirse a compartir las experiencias de la semana. Adán Vázquez Morales F2

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Humana y Comunitaria


¿Qué es la Fraternidad? “El ser fraterno es una característica vital de todo cristiano, principalmente, de aquel que quiere configurar su vida con Cristo Buen Pastor.”

H

abrá muchas personas que, por razones de estudio, trabajo o quehaceres, no conocen el estilo de vida que se lleva en el seminario; es más, habrá algunos que ni siquiera saben qué es el seminario. En el presente artículo hablaremos de una parte importante en la vida de los seminaristas; para ello, te invito a reflexionar en esta pregunta: ¿Qué es la fraternidad? Podríamos decir que la fraternidad es la unión y buena correspondencia que hay entre aquellos que son o se aprecian como hermanos. Es el afecto y el vínculo de entre hermanos o entres quienes se tratan como tales; es un concepto de hermandad, amistad que viven quienes quieren reflejar a Cristo en sus vidas. Pero en realidad, la fraternidad va más allá de una amistad; el ser fraterno es una característica vital de todo cristiano, principalmente, de aquel que quiere configurar su vida con Cristo Buen Pastor. El Seminario nos enseña los valores de la solidaridad del saber compartir y vivir los momentos alegres, esperanzadores y los momentos dolorosos en comunidad, pero principalmente la fraternidad nos enseña a ser hermanos entre nuestros hermanos; la fraternidad es el ir buscando caminos que nos lleven a un verdadero encuentro entre aquellos que compartimos el don de la vocación. La fraternidad ha sido el motor que promueve acciones concretas en la realidad del seminario, sólo basta querer ayudar al otro como a uno de la propia familia. En el seminario nos echamos la mano cuando alguien se encuentra en dificultades, o como miembros de un equipo de trabajo, nos solidarizamos con el hermano. Por eso, insisto en que la fraternidad es posible vivirla desde nuestra condición de vida. Retomando algunas palabras del su santidad Benedicto XVI, en la Carta dirigida a los seminaristas de Friburgo el 18 de Octubre del 2010. Nos exhorta a vivir el sentido de la Hermandad: “El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal: no se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la comunidad de discípulos, el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos”. Un seminarista es un ser humano, normal, como tú, que ha oído la llamada amorosa y exigente de Cristo invitándole a seguirle. El seminarista es un hombre que se siente profundamente hermano de sus hermanos, que vive 10

cotidianamente la realidad fraterna, compartiendo las alegrías, penas y esperanzas de los demás, puesto que Jesús nos vino a enseñar con su propio testimonio de vida la importancia que tiene el “otro”, el prójimo y la comunidad. (Cfr. Hch 2,42). Es pues, la fraternidad concretizada en el compartir, donde los cristianos reconocen a Jesús. De esta manera vemos que el Seminario es una comunidad que impulsa a aquellos que están configurando su vida con Cristo Buen Pastor a vivir verdaderamente el valor de la fraternidad. Roberto Cordero García T2


Humana y Comunitaria -

¿Cómo se vive la fraternidad en el seminario? “La fraternidad en el Seminario de Monterrey la vivimos todos los días al compartir la alegría del mensaje en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía.”

U

na chispa inquisidora que busca responder un ¿por qué? en el joven que se encuentra en un proceso vocacional para ingresar al Seminario son las actitudes de apertura, paciencia, servicio, entrega, entre muchas otras, que observa en los Seminaristas que lo acompañan en esta etapa. La respuesta a estas reacciones, contrarias a las que vive en su escuela o trabajo, sólo pueden llegar con el tiempo a través de vivir el proceso comunitario desde dentro del Seminario. Es que, tal vez sin darnos cuenta, poco a poco vamos reconfigurando con el acompañamiento de la comunidad nuestros criterios de juicio, dejando a un lado aquello que nos encapsula y aprisiona en el Yo para escalar, progresivamente, de compañeros, a hermanos en la aventura formativa hacia el Sacerdocio Ministerial. La Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis (PDV) hace hincapié en la importancia de esa vivencia de fraternidad comunitaria, que se hace patente en la puesta en común de cada uno de los dones que poseen sus miembros con vistas al crecimiento en la fe y en la caridad de todos (PDV, 60). Se debe precisar que el ensanchamiento de las virtudes teologales no permanece en el individuo o son sólo para sí, sino, como es de esperarse, van formando al futuro sacerdote en la exigente pero gratificante vida pastoral a ejemplo de Cristo, Buen Pastor. Aún mejor, considerando que la dimensión sacerdotal sobrenatural se impone sobre una base natural humana, la fraternidad en el Seminario cuando va acompañada de la amistad potencia aún más la alegría y espontaneidad que surge de manera natural en el discípulo de Cristo.

La fraternidad en el Seminario de Monterrey la vivimos todos los días al compartir la alegría del mensaje en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía; al recitar a un coro en los momentos de oración matutina y vespertina, las alabanzas a Dios con su Palabra e intercediendo por su Pueblo; al ofrendar nuestro tiempo personal en juntas, proyectos y planes para edificación de la comunidad y/o del Pueblo de Dios. Se dice que Veda El Venerable, en los momentos en que no viajaba y se encontraba, por tanto, en el Monasterio con sus hermanos benedictinos, no concebía el ausentarse de ninguna actividad espiritual comunitaria ya que, pensaba, si los ángeles están adorando también al Señor y no ven al hermano Veda con sus hermanos, se dirán que algo grave le pasó, entonces para no preocuparlos y hacerles perder el tiempo, acudía puntual a estos momentos de encuentro sagrado. Es por todo lo anterior que la fraternidad en la comunidad del Seminario, entre cada uno de sus miembros en concreto, va brillando poco a poco, se va puliendo, en la entrega a cada uno de ellos que nos sostienen, alientan y revitalizan para dar testimonio antagónico, locura y necedad, al mundo del que, paradójicamente, fuimos llamados. El Seminario, lugar preciso, desierto vivificante, tiempo exacto, para configurarme con Cristo Buen Pastor, modelo de fraternidad y entrega: Nadie tiene más amor, que aquél que da la vida por sus amigos (Jn 15,13). Gerardo Ramos Alfano T1

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¿Cómo crees que viven los seminaristas la fraternidad? “La fe, la misión, la aceptación mutua, el saberse una familia y Jesús mismo son los fundamentos que el Pueblo de Dios cree que el seminarista vive con alegría para alcanzar y vivir la Fraternidad.”

Yo pienso que desde que

comparten todo como en una familia; techo, comida, juegos, convivencia, pero principalmente la espiritualidad (oración, misa, comunión). (Ilse Núñez)

Al saberse familia. Al momento de sentirse familia dentro y fuera del seminario, comparten momentos importantes en sus vidas. A demás de que es Jesús quien los une entre sí. (Josefina Villarreal).

Siempre me ha llamado la

atención la especial dinámica de las relaciones entre ustedes, porque aunque hay personas de todo tipo con gustos e intereses diferentes hay una gran aceptación entre sí dada por Jesús mismo. Jesús es quien los ayuda a vivir la fraternidad a través de la aceptación mutua, y aunque no aplica para todos los seminaristas, sí aplica para la gran mayoría, vivir esta fraternidad en la humildad, alegría y aceptación mutua. (Cecy Torres)

Aunque hacen cosas ordinarias

juntos, lo más importante es que comparten una sola fe y misión, y son éstas quienes les da el sustento para que vivan la fraternidad. No hay nada que supere a la misión y la fe para crear fraternidad. (Mau Valdéz)

Adolfo Angel Alanís Vázquez F3 12


Intelectual


Explicación de la Evangelii Gaudium “Es deseo del Papa que nos lancemos a transformarlo todo y afirma que prefiere una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades.”

En una sociedad tan acelerada como en la que vivimos

actualmente, en la que todo se vive de prisa, es muy difícil hablar de la alegría, pues quien en verdad vive este valor, es aquel que sabe disfrutar y encontrar lo mejor en aquellas cosas que va viviendo. Ante esta problemática y postura del mundo actual, nuestro actual pontífice, el Papa Francisco, nos ha ofrecido un bellísimo documento, titulado, “La Alegría del Evangelio”. En el santo padre ciertamente podemos encontrar un gran testimonio de lo que significa vivir alegremente, lo cual va más allá de simplemente andar con una sonrisa en la cara, o de vivir tranquilamente porque decimos no tener problemas en la vida, más bien, quien descubre y hace suya la virtud de la alegría, aún en medio de la dificultad, sabrá encontrar la fuerza para enfrentarse ante esto alegremente. Una de las situaciones actuales, que el mundo nos presenta, es la propuesta del consumismo, en la que muchos de nosotros quizás nos hemos visto involucrados. El gran riesgo del mundo actual, con esta múltiple y abrumadora oferta, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y falto de desprendimiento, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales y de la conciencia aislada (Evangelii Gaudium 2). Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. El problema con esta propuesta, es que las personas al caer en esta actitud, pierden de vista el hecho de pertenecer a una comunidad, la cual le invita a vivir la fraternidad, considerando que al pensar en los demás está pensando en sí mismo también, pues se dirige al primer llamado que Dios nos ha hecho, que es el de la comunidad. 14

Una de las primeras invitaciones que el Papa Francisco, nos hace en este documento, es a que todos los cristianos nos reencontremos con Jesucristo, que renovemos nuestro encuentro, o al menos, nos dejemos encontrar por Él. Y nos recuerda que el evangelio invita insistentemente a la alegría. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.” Por tanto, podemos decir que esta alegría a la que se está invitando que asumamos, solamente la podemos encontrar partiendo del encuentro con una persona, a la cual llamamos Jesús, y en esa medida en la que renueves el encuentro que tú seguramente has tenido con Jesús, en que recuerdes aquel acontecimiento que fue tan importante en tu vida de fe, y que te movió tanto el interior, hasta el punto que pudieras estar verdaderamente convencido del inmenso amor de Dios, en ese mismo sentido podrás asumir la alegría como un estilo de vida propio. El Papa, nos habla de la Iglesia en su punto de partida como la comunidad de discípulos que ‘primerean’ y toman la iniciativa en salir al encuentro de los demás y lo hacen con el deseo inagotable de brindar misericordia. El Papa quiere que seamos parte de este grupo, nos invita a tomar la iniciativa en el tema de la evangelización. Es deseo del Papa que nos lancemos a transformarlo todo y afirma que prefiere una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades (Evangelii Gaudium 49). Ya desde hace algún tiempo, esta era una de las preocupaciones más


Intelectual -

apremiantes para nuestra Iglesia, por ejemplo, el Papa Juan XXIII, como una motivación para la realización del Concilio Vaticano II, decía que era importante abrir las puertas y las ventanas para que el Espíritu Santo soplará fuertemente en nuestra Iglesia, para que ésta se dejara transformar por Dios, de tal modo que nosotros, quienes formamos la Iglesia tenemos la responsabilidad de transformar nuestra manera de llevar el evangelio a los hombres, para que éstos puedan encontrar en él, la alegría que la buena nueva nos ofrece. Más adelante, el Papa, critica duramente a la economía actual, porque excluye a los débiles y sólo hace fuerte a los poderosos. Señala que existe una creciente deformación ética en nuestras sociedades y asistimos al debilitamiento del sentido del pecado personal y social, así como un progresivo aumento del relativismo. También alerta que esta filosofía de vida, de mundanidad espiritual y de idolatría del dinero, debilita los vínculos entre las personas y desnaturaliza los vínculos familiares. “¡El dinero debe servir y no gobernar! De tal manera, que aquel que dice creer en Cristo, no puede hacer distinción de personas, más bien tiene que ser solidario con aquellos que sufren, sobre todo con aquellos que en el

mundo se ven tan desprotegidos y carecen de muchas cosas, y ayudarlos a descubrir, que la alegría y la felicidad no se encuentra solamente en las cosas materiales, el dinero y lo que éste nos puede ofrecer, sino que va más allá de esto. Luego, el Papa habla de quienes deben anunciar el evangelio así como de la forma y manera. Al respecto subraya que la Iglesia es el pueblo de Dios y debe ser, conforme al proyecto de amor de nuestro Padre Dios, el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse bien recibido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. A través del Bautismo nos convertimos en pueblo de Dios y nos convertimos en discípulos misioneros, en agentes evangelizadores. Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. Héctor Manuel Robledo Roque T4

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Frases importantes de la Evangelii Gaudium “La alegría del Evangelio es hacer presente en el mundo el Reino de Dios.”

El Evangelii Gaudium es el primer documento pensado y

redactado por nuestro Santo Padre. El Papa Francisco nos propone un camino de alegría, que nos llevará a un encuentro con la persona de Jesucristo vivo y presente a través de su Palabra, él nos recuerda que: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1). En un mundo altamente individualista marcado por el consumismo en donde sólo se buscan los placeres superficiales, el hombre se va llenando de sus propios intereses y ya no le queda un espacio para los demás ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor. Ya no palpita el entusiasmo de hacer el bien. Y ante este panorama desesperanzador el Papa nos pide a cada uno de nosotros los cristianos a que renovemos nuestro encuentro con Jesucristo (EG 3). Pues sólo a través de ese encuentro o reencuentro con el amor de Dios, que se convierte en una feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada pues cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí estará el manantial de la acción evangelizadora. Porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida ¿Cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros? El bien siempre tiende a comunicarse (EG 9). Francisco también habla de la importancia de la parroquia como centro de evangelización y corazón de la comunidad creyente “la parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy 16

diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de formar y adaptarse continuamente, seguirá siendo “la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas”. Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta una estructura separada de la gente de los sectores que se miran a sí mismos” (EG 28). La tarea encomendada por el Papa es de ser evangelizadores que anuncien la Buena nueva del Reino de Dios a todos los pueblos. Con los apóstoles se inicia la Iglesia que es comunidad evangelizadora que siempre está saliendo al encuentro de los hombres para presentarles a Cristo con su ejemplo de vida. El ser de la iglesia es precisamente ser pueblo de Dios. En ella, todos están llamados a sentirse cerca del Padre a través de Jesús y en la unidad que da el Espíritu Santo. Es este Espíritu el que mueve al hombre a ser una Iglesia tomada en cuenta de las diferentes culturas de los pueblos. De modo que la cultura no es un obstáculo para la evangelización. Sobre esto dice el Papa Francisco que la gracia supone a la cultura pues en ella es en donde la fe crece y es gracias a los símbolos de la cultura que la fe se hace familiar y cercana al hombre. De este modo el Papa aclara que la multiculturalidad no es un riesgo para el Evangelio, sino la base natural de la sociedad en la que se origina. El Evangelio, La Buena Noticia, ha sido propagado a través de la palabra. Es Cristo, la Palabra del Padre quien nos salva. Por eso la reflexión sobre la palabra viva de Cristo y escrita en los Textos Sagrados es el centro de la vida de la Iglesia. El Papa hace hincapié en la centralidad de la predicación del Evangelio. La predicación, dice el Papa, es el momento


Intelectual del diálogo entre Dios y su pueblo donde el predicador es el mediador. La predicación nace del amor a Dios. Es por eso que el predicador debe preparar sus homilías para que sea una renovación del Mensaje que Dios da a su pueblo y un encuentro personal con Cristo para cada creyente. Una de las novedades de este documento es que el Papa nos recuerda la dimensión social del Evangelio pues nos dice: “Evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios. Pero, ninguna definición parcial o fragmentaria refleja la realidad rica, compleja y dinámica que comporta la evangelización, sino es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla.” (EG 176). En esta parte de la exhortación el Papa Francisco desarrolla la temática del abandono de los pobres, los débiles, los ancianos y los más vulnerables. Indica que el kerigma o el anuncio o la predicación del Evangelio, debe tener un contenido social cuyo centro es la caridad . La caridad que habla el Papa no es una ayuda temporal o sobrante de lo que podemos dar, sino el verdadero compromiso en el mejoramiento de la situación de los hombres que brota del reconocer que cada uno de ellos “ha sido elevado al corazón mismo de Dios” (EG 177). Una de las consecuencias de este reconocimiento es la inclusión social de los pobres según una intención que desee emplearlos y ver en ellos fines y no medios de consumo o de mercado. Lo que el Papa busca es construir una economía que tenga como base el reconocimiento del hombre como fin y no como medio, donde la plenitud de las personas traiga el bien común y la paz social que estén fundamentados en la justa repartición de la riqueza y la valoración de la dignidad humana de las personas. Y en el último apartado su Santidad nos llama a ser evangelizadores con Espíritu, es decir evangelizadores que se abran a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés el Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua (…) Invoquémoslo hoy, apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con la vida que se transfigura en la presencia de Dios (EG 259).

Roberto Carlos Alvarado García T3

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¿Has leído Evangelii Gaudium? ¿Qué te parece? “Un evangelizador no debería tener cara de funeral.”

La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de

los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Todos como bautizados participamos de la misión de Jesús, la de evangelizar, pero es a través del encuentro con Él que nos llenamos de alegría para esta ardua tarea (Cfr Evangelii Gaudium n. 1). El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría. Quien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros? Cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal, un evangelizador no debería tener cara de funeral. Cristo ha traído consigo toda novedad. Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad (Cfr Introucción EG n. VI). El Papa Francisco nos invita a retomar nuestra vocación de evangelizadores, saliendo de nuestros espacios, de nuestras comodidades y ayudar a quien lo necesita, por lo cual, tú como miembro activo de la vida de la Iglesia, estás llamado a esta tarea. Sondeo en parroquia de Salinas Victoria ¿Has leído Evangelii Gaudium? ¿Qué te parece? La mayoría de las personas encuestadas que participan en grupos juveniles, coros, liturgia, manifestaron desconocer este documento, sin embargo, después de platicarles un poco en que consiste esta exhortación del Papa mostraron interés y curiosidad sobre el libro, sobre todo en su contenido, ya que implica a todos los bautizados y con un carácter un poco más obligatorio a los que de alguna manera están más involucrados en el que hacer de la Iglesia y en concreto en su comunidad parroquial. 18

Un porcentaje menor dijeron que sólo habían escuchado sobre Evangelii Gaudium, que es del Papa Francisco, pero desconocen su contenido. Un par de personas fueron las que sí habían tenido ya un encuentro con el mensaje del Papa en esta exhortación, a lo cual comentaron que les pareció por mucho importante, aunque no lo habían terminado de leer, comentaron que es algo que todos los miembros de la Iglesia deberían conocer, pues la evangelización es algo que urge a todos para una mejor vivencia del Reino. José Carlos Abundis Cano T1


actividades

del seminario


El Seminario de Monterrey, adaptándose a los nuevos

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tiempos y sus tecnologias y con el compromiso de mostrar y difundir la fe así como también sus actividades, adopta esta novedosa forma de compartir con ustedes las publicaciones de la Revista San Teófimo. Las cuales están disponibles para su visualización y lectura desde la comodidad de su computadora, Smartphone o Tablet, esto con el objetivo de llegar más lejos, ampliar horizontes e incluir a más personas. Los invitamos a que nos visiten en la página:

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actividades

del seminario


Pastoral


¿Qué es el Apostolado? “El apostolado… es esencialmente mostrar a Cristo en tu persona, es decir, que a través de lo que tú hagas y digas lo puedan ver a Él en ti y la recompensa sería el que te digan: en ti veo a Cristo.”

En el decreto sobre la formación sacerdotal dice que “la

formación de los alumnos que aspiran hacia el sacerdocio, deben ser verdaderos pastores de almas, a ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor” (PDV, n. 153). Para poder trabajar en este objetivo, de configurarnos con Jesucristo, los Seminarios Mayores, propician la experiencia de apostolado donde los seminaristas podemos palpar los mismos sentimientos de Cristo; estos apostolados son: la pastoral de la movilidad humana, pastoral de la salud, la pastoral penitenciaria, la pastoral vocacional, pastoral social, entre otras. En cada apostolado se pueden ver distintas realidades, pero la necesidad es la misma: escuchar y ver a Dios no importa el lugar o la pastoral que sea, esta necesidad es universal, lo puedo decir porque en las pastorales que he servido, lo pude experimentar. Lo anterior lo digo porque esa necesidad la pude ver en el penal, en los tres años que estuve sirviendo a los internos, también lo he empezado a mirar en el hospital o la pastoral de la salud, el nuevo apostolado que se me encomendó. Decía que hasta en el penal, porque había escuchado a distintas personas que con sus comentarios catalogaban a los presos como malos y en los tres años que pude estar compartiendo la fe con ellos, pude ver la gran necesidad que hay de mostrarles a Dios en la persona de Cristo, porque también son personas y con una gran cantidad de fe que hasta me sentía pequeño ante ellos, por esa forma ansiosa, sincera y sedienta de irle mostrando a Dios su amor y arrepentimiento.

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Anécdota que tengo de lo anterior es cuando iba visitando a unos presos en sus celdas compartiendo la fe a través de la Palabra de Dios, es decir, del Evangelio del Domingo próximo con alguna reflexión, me sorprendí cuando cuatro internos dentro de su celda estaban rezando el rosario y cada uno tenía un rosario en la mano, no me llamó la atención ni sus tatuajes, tampoco la forma en que estaban vestidos, mucho menos el por qué es que estaban dentro del penal, sino, que estaban rezando el rosario fervorosa y devotamente. También el cómo en una ocasión me tocó mirarlos platicando con Dios estando ellos hincados enfrente del sagrario, con sus ojos cerrados y me manifestaban ese diálogo entre él y Dios y nadie más, sin importar quién entrara o saliera de la capilla. El apostolado no solamente es para ir y hacer un servicio como hacer alguna Celebración de la Palabra, o enseñar un método de oración, dar una plática o un tema, enseñar el Catecismo, tal vez visitar las casas, etc., sino que también es esencialmente para que tú muestres a Cristo en tu persona, es decir, que a través de lo que tú hagas y digas lo puedan ver a Él en ti y la recompensa sería el que te digan: en ti veo a Cristo.

Israel Gómez Estrada T3


Pastoral -

¿Qué haces en tu Apostolado? “Me reconozco como instrumento, con la responsabilidad de responder a su llamado de la mejor manera, y poder así acercar a las personas al amor misericordioso del Señor.”

En el presente ciclo formativo, el Señor me permite llevar

a cabo mi apostolado en el CE.RE.SO. de Apodaca y en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, Salinas Victoria, N.L. Sábado tras sábado, junto con mi compañero José Carlos Abundis, llegamos al Penal alrededor de las 10:00 am, y después de pasar los filtros de seguridad, nos presentamos directo a la Capilla dedicada a “Jesús, Divino Preso”, en donde nos reciben amablemente y con mucha disposición para cooperar con nosotros, el sacristán Rubén, además de Antonio, quien nos ayuda y acompaña a recorrer los comedores y palapas del área de visitas, saludando a los internos y a sus familias. Durante alrededor de una hora, recorremos el lugar, mientras Antonio toca las campanas para invitar a todos a la Celebración de la Palabra, Hora Santa o Rosario (actividades que realizamos alternadamente cada sábado), al tiempo que platicamos con las personas que se acercan a nosotros para contarnos sus problemas, pedir oración o hacernos preguntas. Hacia las 11:30 nos trasladamos a la Capilla, para recibir a la gente que nos acompaña en la oración. Cabe destacar que, siempre llegan niños con quienes también aprovechamos la oportunidad para jugar y platicar. Alrededor de las 12:30 pm, terminamos la actividad y nos retiramos del Penal, después de esta experiencia tan profunda de fe, la cual agradezco a Dios. Trato de tener presente en mi oración a todas las personas con las que convivimos en este apostolado, pidiéndole a Dios también por mi compañero Carlos y por mí, para que nos conceda ser siempre instrumentos de su amor y su misericordia.

Después de visitar el Penal de Apodaca, nos dirigimos a la Parroquia de Salinas Victoria, en donde cordialmente nos reciben, el párroco Pbro. Juan José Escamilla, el vicario Pbro. Etson Sustaita y el Seminarista de Experiencia Eclesial Pedro Mora. Ya en la comunidad parroquial mi encomienda es la de ayudar a la formación del grupo de ministros extraordinarios de la Eucaristía, con quienes comparto alrededor de una hora durante la tarde, viendo temas de liturgia y espiritualidad. Por último, hacia las 5:00 pm, tanto mi compañero como yo, salimos de la parroquia a una capilla cada quien, para llevar a cabo ahí la celebración de la Palabra. Tanto la experiencia en el Penal de Apodaca como en la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe, me permiten descubrir la necesidad que la gente tiene de encontrarse con Dios. Me reconozco como instrumento, con la responsabilidad de responder a su llamado de la mejor manera, y poder así acercar a las personas al amor misericordioso del Señor. Ambas son oportunidades muy valiosas para nuestro encuentro personal con Jesús en su Iglesia, para poder servirle en nuestros hermanos, para seguir creciendo en la fe y continuar nuestra formación sacerdotal en la dimensión pastoral.

Rogelio López Sagástegui. T1 25


¿Cuáles crees que sean las actividades del seminarista el día de apostolado? Los seminaristas realizamos diversas acciones según la necesidad de la parroquia o lugar de apostolado.

S

an Juana Sáenz Leal perteneciente al templo de San Mateo (Juárez, N.L) nos responde: “Nos enseñan cosas de Dios y a valorar las cosas, en el catecismo, ayudan a limpiar la parroquia, a orar en los Grupos de Biblia, visitan enfermos”. Joseph Alexander Moreno Cruz nos responde: “Actividades que hagan que pensemos en Dios.” María González Paz: “Dan la Doctrina, trabajan, organizan fiestas, dan temas a adultos”. En cuanto al aspecto pastoral, los seminaristas realizamos diversas acciones según la necesidad de la parroquia o lugar de apostolado. Parece ser que no se conocen las actividades que hace un seminarista en dicho apostolado. Sería bueno que el seminarista compartiera, en base a su experiencia, las actividades que ha realizado en las diversas parroquias donde ha tenido apostolado. Algunas de las actividades que tenemos los sábados, días que realizamos nuestro apostolado, principalmente son: catecismo, formación de catequistas, ministros extraordinarios, formación de jóvenes, monaguillos, adultos. Preparamos retiros, visitamos a los enfermos en las casas u hospitales. Visitamos a los encarcelados. Nos encargamos de algunas pastorales como la universitaria, social, catequética, la juvenil, entre otras. Miguel Ortiz Balandrán F3 26


Vocacional


¿Qué es la vocación? De tal modo que hablar de vocación es hablar de la llamada de Dios, a la cual el hombre debe responder alegre y generosamente en una misión específica.

Cada una de las personas que caminamos en esta vida, nos movemos por un rumbo,

avanzamos hacia una meta, queremos lograr un objetivo, y en algunas ocasiones podemos llegar a preguntarnos: ¿para qué vine a este mundo?, ¿cuál es el sentido de mi existencia?, ¿qué hago aquí?, es aquí donde, en nuestra vivencia de la fe existe algo a lo que llamamos VOCACIÓN. Llegamos a este mundo de una manera inesperada y sin haberlo pedido, de pronto te das cuenta que eres y existes, es el momento al cual llamamos, llamado a la vida. Posteriormente, en el caminar de la vida se nos brinda el inmenso regalo de ser llamados a ser hijos de Dios por medio del bautismo, la vocación a formar parte de su Iglesia, la familia de Dios. Luego, en el caminar de nuestra vida de fe, se nos muestra y se nos proponen las opciones de vivir eligiendo un estilo de vida, con el fin de alcanzar el llamado al cual todos debemos responder: la Santidad. Aquí encontramos las 3 vocaciones específicas a las cuales todo cristiano es llamado a elegir alguna de ellas. La vocación al sacerdocio, que consiste en la invitación a vivir en la manera en que Cristo vivió y actuar en su nombre. De igual modo, la invitación que Dios hace a sus hijos e hijas a consagrarse a Él por medio de los votos de la pobreza, la castidad y la obediencia, consiste en vivir ya desde esta vida lo que se vive en la prometida vida futura. Ahora bien, los fieles laicos que son los que “tienen como vocación propia la de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios, responden así a la llamada a la santidad y al apostolado, que se dirige a todos los bautizados” (Cfr. Compendio de la Iglesia Católica 188). De tal modo que hablar de vocación es hablar de la llamada de Dios, a la cual el hombre debe responder alegre y generosamente en una misión específica. Reitero, la vocación es la invitación de Dios a seguirlo en el camino hacia la santidad. El hombre estará en busca de algo, del sentido en su vida, tendrá ganas de saciar esa hambre de plenitud, y “hay también un hambre más profunda, el hambre de una felicidad que sólo Dios puede saciar” (SS Francisco, JMJ 2013). Ángel Josué Loredo Experiencia Eclesial 28


Vocacional -

¿Quiénes son llamados a la vocación? Los llamados a la vocación sacerdotal son hombres valientes, generosos y, sobre todo, son hombres libres, agradecidos con Dios por el amor que nos regala…

Todo sumo sacerdote está tomado de entre los hombres y

constituido en favor de la gente en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. (Hb.5,1) El Señor ama y conoce tanto a su pueblo, que sabe lo que necesita y lo da con prontitud, es por eso que provee de pastores a su grey amada, para que en ellos vean su protección, dirección y misericordia. Hace la invitación de seguirlo para que el hombre que responda lleve a cabo su plena realización en el servicio a los demás, siendo así un mediador entre Dios y su pueblo, a imagen de nuestro redentor, Jesucristo. La cita con que se inició este apartado indica que son hombres tomados de entre los hombres, sin duda, el Señor llama a todos pero solamente responden algunos, y no importa si estudian medicina, si son abogados, o chavos que cursan preparatoria; tampoco el lugar de donde sea originario, Monterrey, Escobedo o Galeana; el Dios amoroso no se fija en eso, sino, simplemente en su corazón, en sus sentimientos y en la ofrenda que le hacen a él. Es por ello, porque lo conoce, que Dios sale al encuentro de aquel que está dispuesto a seguirlo sin importar el qué dirán, además de remar contra corriente, ya que el pensamiento de hoy es el de disfrutar, más que el darse a los demás. El hombre

llamado al sacerdocio está dispuesto a ofrecer la vida que Dios le dio, por amor y gratitud, al mismo Dios, siempre en libertad y alegría. También, los llamados a la vocación sacerdotal son hombres que les gusta dar y darse: dan su tiempo; prestan sus oídos para escuchar al hermano; da consejos en favor del otro; y da su vida por los demás, en la casa, en la escuela, en el trabajo, en la parroquia. Ellos no se sienten atados de manos para ayudar al otro, van sin miedo a socorrer por el simple hecho de que el otro lo necesita, no se esconde, sino que se abre a la voluntad de Dios. Por lo tanto, los llamados a la vocación sacerdotal son hombres valientes, generosos y, sobre todo, son hombres libres, agradecidos con Dios por el amor que nos regala, son hombres que se sienten amados; este amor los lleva a la disposición de entregarse, de una manera radical, a Dios y a su pueblo, demostrando la alegría y la misericordia que vive en él por la gracia de Cristo.

Joel Alejandro Dorado Araujo F1

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Todos estamos llamados a una vocación en particular. Dios

¿Qué le dirías a un joven con inquietud vocacional? “En el Seminario encontrarás a más personas que tienen la misma inquietud por llegar a ser sacerdotes, con quienes compartirás el pan de cada día, los estudios, el deporte, la espiritualidad, las convivencias, etc.”

nos ha elegido para llegar a ser sacerdotes, profetas y reyes por medio del bautismo; tenemos que abrir los ojos, oídos y el corazón para saber cuál es nuestra misión en esta vida terrena. Nuestra meta es llegar a la santidad y, en nuestro paso, dar a conocer el Evangelio y llevar almas al Reino de los Cielos. Si has descubierto la vocación que Dios te eligió, entonces, ten por seguro que es lo mejor para tu vida, porque sabemos que Dios nos ama más que nadie y lo conoce todo, entonces Él sabe cuál es la mejor vocación para cada uno de nosotros para vivir una mejor vida y poder llevar a su pueblo a la vida eterna. Por eso debes discernir tu vocación, descubrir los signos que Dios nos da, para saber a qué te está llamando, y una vez que hayas descubierto lo que Dios tiene planeado para ti, debes responderle con un “Sí”, como la Virgen María respondió al Ángel Gabriel (Lc. 1, 38), y hacer la voluntad de Dios. Yo te invito a que disciernas tu vocación, y si es el sacerdocio, entonces te invito a que entres al Seminario. No tengas miedo de qué dirán las demás personas, lo importante es encontrar la felicidad y si Dios te ha escogido, entonces vas por el buen camino; no importa que obstáculos haya en el recorrido, tu puedes superarlos, ya que Dios no envía a una misión que no puedas. Para llegar a ser sacerdotes debes formarte en el Seminario, para así conocer más a Jesús y darlo a conocer a los demás, ya que no podemos dar algo que no tenemos, y no podemos amar a alguien que no conocemos. En el Seminario encontrarás a más personas que tienen la misma inquietud por llegar a ser sacerdotes, con quienes compartirás el pan de cada día, los estudios, el deporte, la espiritualidad, las convivencias, etc. Es un ambiente agradable y fraterno donde te sentirás como en un buen hogar, donde todos conviven y se preparan para seguir avanzando en la formación. También asistirás a apostolados en parroquias para ver las necesidades del pueblo; ayudando en el catecismo, en los grupos parroquiales, en actividades vocacionales, etc. Habrá algunos tropiezos y obstáculos, pero que eso no te desanime, tú sigue adelante. Y no sólo porque ya estés en el seminario, significa que ya vas a ser sacerdote, debes seguir discerniendo tu vocación y cada día responderle a Dios que aceptas su voluntad y, si esta es la vocación a la que te ha llamado, seguir adelante para convertirte en un santo sacerdote. Para terminar, algo muy importante, siempre haz oración, para saber a qué te llama Dios; y no olvides a nuestra querida madre, la Virgen María, que te proteja de todo mal y te ayude a seguir los pasos de Cristo e interceda por ti, y si llegamos a tropezarnos que nos ayude a levantarnos para seguir adelante hacia el camino del Reino de los Cielos. Sócrates González Ramos F2

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Vocacional -

¿Cómo fue mi llamado? “¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has vencido!” Jr 20,7

La experiencia del profeta describe muy bien mi experiencia

vocacional, así como el profeta se resistió a cumplir con su misión, yo también por mucho tiempo me resistí a escuchar el llamado de Dios. A los 17 años dejé mi pueblo para irme a California Estados Unidos con toda mi familia. Ahí comenzó una nueva etapa en mi vida y en mi camino vocacional, al poco tiempo de llegar me acerqué a un grupo llamado Movimiento Cristo Rey, Defensores de la Fe Católica en este grupo hice grandes amistades, y también mi fe se vio fortalecida. Durante seis años formé parte del grupo, llegando a ser coordinador del mismo por dos años, pero desafortunadamente el grupo se desintegró algún tiempo después. Durante el tiempo que estuve en el grupo volví a sentir la inquietud por la vocación sacerdotal, gracias al testimonio de un sacerdote de Monterrey, el Padre Blas Alberto Hernández que se encontraba de misión en California, y que se convertiría en mi amigo y director espiritual, él fue quien me invitó a entrar en el Seminario de Monterrey, pero yo me resistí pues yo tenía otros planes, tenía mi novia, quería casarme con ella y tener una familia. Pero como los planes de Dios superan por mucho los nuestros, mi noviazgo sólo duró un año. De las grandes amistades que hice en el Grupo Cristo Rey destaca la amistad de Antonio Robles, fue mi mejor amigo quien me mostró lo que significa la verdadera amistad y lo que significa hacer la voluntad de Dios y no nuestra propia voluntad. En el año de 1999 Antonio contrajo un cáncer que lo fue acabando paulatinamente durante tres años, hasta que murió en febrero del 2001. Yo lo fui acompañando durante todo el proceso de su enfermedad, y junto a Él fui entendiendo lo que Dios quería para mí; al mismo tiempo que Antonio luchaba con el cáncer, yo luchaba

por no perder mi fe, pues poco a poco me fui alejando de la Iglesia y de mi familia. Fueron años muy difíciles para mí pues aunque económicamente me iba muy bien, cada vez me sentía más vacío y más alejado de Dios, cada día la comunicación con mi familia se iba deteriorando más y más, fue entonces cuando me di cuenta que me estaba resistiendo a Dios. Así que volví a la Iglesia a un grupo de oración. Tony iba empeorando, ya casi pasaba más en el hospital que en su casa, los doctores ya no le daban ninguna esperanza y los dolores a causa de la enfermedad cada vez eran peores. Yo me encontraba muy molesto con Dios, pero Tony siempre me decía que el sólo quería hacer la voluntad de Dios, y aunque sabía que iba a morir pronto hacía planes y casi siempre tenía pensamientos positivos, que compartía con los demás, su actitud hacia la vida me hizo reflexionar en mi propia actitud hacia la vida, él sabía que iba a morir y aun así tenía planes, yo tenía una vida por delante y ni si quiera sabía qué hacer con mi vida. Así que un día fui al grupo de oración y de rodillas le pedí a Dios que me dijera qué quería de mi y también le pedía que ayudara a Tony, que ya no sufriera más, ahí Dios me hizo recordar mi inquietud vocacional hacia el sacerdocio y por fin entendí que él me quería para Él, yo le prometí que trataría de responder a su llamado pero que ayudara a Tony, y el me respondió, dos días después Tony murió. El cumplió con su llamado y yo también sigo tratando de responderle al Señor.

Diác. Luis Fernando Mejía Zaragoza. 31


¿Cómo discerní mi llamado al sacerdocio? ”En la oración y a través de la palabra de Dios, me dan las pautas para seguir discerniendo este llamado y para que mi respuesta siga siendo generosa, pero siempre buscando la voluntad Dios en mi vida.”

C

uando me hacían esta pregunta me ponía a reflexionar sobre la experiencia de Dios en mi vida. Desde mi encuentro con él, a través de un Kerigma, hasta mi decisión de ingresar al seminario. En este momento recordaba cual había sido el paso de Dios en mi vida, y de qué manera me había llamado, a través de las personas, de la oración y de su palabra. ¿Pero cómo he discernido mi llamado al sacerdocio? ha sido a través de la oración, la palabra de Dios, la reflexión y la dirección espiritual. Estos son los elementos que me han ayudado a discernir este llamado que Dios me hace para servir a su pueblo a través del sacerdocio. La oración es importante para descubrir tu vocación, pero eso es importante dialogar con Dios, es mediante la oración como podremos encontrar lo que Dios quiere de nosotros. Es en la oración, que el Espíritu Santo afina nuestro oído para que podamos escuchar, “Habla Señor, que tu siervo escucha (1S 3, 10), es importante el dialogar con Dios para crear un vínculo con Él que nos mantendrá en la fidelidad de esta vocación. La palabra de Dios, es importante en este discernimiento sacerdotal, porque encontramos en ella, elementos que nos permiten ir moldeando nuestra respuesta y nos mantienen el 32

Sí que dimos a Dios un día. Es en ella donde encontramos las herramientas, para formarnos como futuros pastores, porque es donde Jesús nos dice qué cualidades debemos tener si queremos ser verdaderos discípulos de Él, a parte es nuestro alimento y a lo que nos vamos a dedicar en el futuro ministerio. La reflexión es importante porque por medio de ella, vamos discerniendo lo que Dios ha hecho en nuestra vida, los acontecimientos de la misma y lo que nos va diciendo a través de su palabra y la oración, así como reflexionar sobre nuestras capacidades y nuestras áreas de oportunidad, para crecer como personas y como cristianos. Por último, la dirección espiritual, ha sido importante en este discernimiento, porque es ahí, donde presento mis inquietudes y lo que he reflexionado, en la oración y a través de la palabra de Dios, y me dan las pautas para seguir discerniendo este llamado y para que mi respuesta siga siendo generosa, pero siempre buscando la voluntad Dios en mi vida.

Diác. Sebastián Bautista Vázquez T4


Fiesta de San Teófimo 2014

San Teófimo 2014

HE AQUÍ UN JOVEN SIN DOBLEZ


¿Cómo es la experiencia de la etapa de Teología? “Seguir el camino de Jesucristo es lo que hacemos todos los días; compartir la fe, los conocimientos y la fraternidad. La experiencia de estar en la etapa de teología ha sido para conocer y amar más a Dios y a la Iglesia.”

En el Evangelio de san Juan está escrito: “Yo soy el Camino”

(Cfr. Jn 14, 6). Estas palabras de Jesús son prueba de que es necesario seguir la ruta que Él propone para ser felices. Hace tres años inicié la última etapa de formación en el Seminario, realmente ha sido un regalo de Dios. Lo puedo describir sencillamente como un caminar con el Señor. La experiencia formativa en el teologado me ha llevado a configurarme intensamente con Cristo, Buen Pastor. Al comenzar la espiritualidad de todos los días con el oficio de lectura, el corazón se prepara para el encuentro en la Eucaristía en la que nos unimos todos como hermanos a celebrar la victoria de Cristo en la Cruz. Se vive la espiritualidad propia del sacerdote diocesano que nos sostendrá en el futuro ministerio. Seguir al Señor Jesús, implica también renunciar a nuestros deseos y necesidades para transformarlas por los deseos y necesidades del Reino. Esto es algo que, en los apostolados que he realizado especialmente en la Pastoral de la Salud, he ido madurando y asimilando con fe y esperanza. La pastoral que realizamos cada sábado es fuente de encuentro con Dios y forma real de lo que vive el presbítero en una comunidad. Escuchar a mis hermanos de regreso al Seminario que comparten sus experiencias acrecienta y fortalece la fe. Ellos son los testigos del camino. Cada uno es parte importante de la comunidad, algunos muy buenos amigos, otros excelentes hermanos. En todos está presente una parte del infinito amor de Dios.

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Algo que estoy seguro que sucede en esta etapa de formación, es el desbordamiento de alegría al escuchar que algún hermano será ordenado presbítero o diácono, también que han sido admitidos como candidatos a las órdenes sagradas. Esto es único. Siento que estar tan cerca de los que van a ser consagrados para siempre es un gran motivo para agradecer a Dios y comprometerse a seguir orando por las vocaciones sacerdotales. Por último, quiera compartir y recomendar por qué un seminarista debe de tener confianza en Dios y anhelar ser parte del Instituto de teología: primeramente es una gracia estar aquí, es fruto del esfuerzo y de la perseverancia que con la ayuda de la oración del pueblo de Dios se puede lograr. Es un tiempo especial para responder con gran madurez y seguridad a la llamada de Dios en un compromiso con la Iglesia. Se experimenta el ministerio sacerdotal con mayor cercanía a lo que algún día viviremos. Las estudios te preparan de manera muy directa a adquirir los conocimientos que te ayudarán a ser un buen sacerdote. En fin, vale la pena seguir al Camino para llegar algún día a comenzar la etapa final del Seminario para conocerlo y amarlo más ¡Ánimo a todos!

Daniel Alejandro Frías Calderón T3


Vocacional -

Diócesis de Brownsville, Tx. “Esta hermosa Diócesis fue establecida el 10 de Julio del año del Señor 1965, siendo el primer Obispo Monseñor Adolph Marx.” Actual Obispo de La Diócesis; Monseñor Daniel Ernest Flores

La razón principal de este escrito es para dar a conocer un poco de lo que es La Diócesis de Brownsville, Tx. Recientemente tuve una entrevista telefónica con la Secretaria de vocaciones la Sra. Karmina Juárez y esto es lo que nos ha compartido: La Diócesis de Brownsville (en latín: Dioecesis Brownsvillensis, en inglés: Diocese of Brownsville) Esta hermosa Diócesis fue establecida el 10 de Julio del año del Señor 1965, siendo el primer Obispo Monseñor Adolph Marx. Poco a poco ha ido creciendo, llegando a tener en la actualidad más de setenta parroquias. La sede de la Diócesis es la Catedral de la Inmaculada Concepción en la ciudad de Brownsville, Tx. Erigida el 10 de julio de 1965. La ‘’Diócesis de Brownsville’’ es sufragánea de la Arquidiócesis de Galveston-Houston. Dentro de la provincia eclesiástica de Galveston-Houston, cubriendo un total de 10,945 km². Se le iguala en territorio a la Diócesis vecina de Matamoros, Tamaulipas; México. Alrededor de 943,611 católicos viven en esta jurisdicción. Algo de lo que nos puede llamar la atención es lo relacionado a las vocaciones sacerdotales, podemos compartir que estamos agradecidos

con Dios nuestro Señor por haber llamado a servir a su Iglesia en esta Diócesis, a muchos hombres de los cuales perseveran en el ministerio sacerdotal 106 sacerdotes. Con un total de 20 seminaristas en formación, de los cuales sólo uno es de África los demás hispanos, la mayoría mexicanos. Algunos de los Obispos que ha tenido la Diócesis son: Adolph Marx (1965) Humberto Sousa Medeiros (1966–1970) John Joseph Fitzpatrick (1971–1991) Enrique San Pedro, SJ (1991–1994) Raymundo Joseph Peña (1994—2009) Daniel E. Flores (2009– ) Sabiéndonos hijos de Dios, sobretodo “cristianos católicos” practicantes de una misma fe, hacia un solo Señor Salvador de mundo, “Cristo Jesús”; les agradezco su meritoria atención. Ariel Herrera Mata T1 35


Rápido y Vocacional “Reunidos por el Espíritu en una sola fraternidad”

La

vida en el seminario corre de prisa, y es a veces importante sentarse a recapitular todo lo que hemos hecho. A 3 meses de haber iniciado este ciclo escolar, es bueno ver el camino que en este corto tiempo hemos trazado. En junio pasado las misiones de verano nos hicieron reflexionar sobre el valor de la cercanía, es decir, el pastor que a semejanza de Cristo, ve al pueblo de Dios “como ovejas sin pastor” (Mc 6,34), y no porque no haya pastores que estén con su pueblo, sino porque la necesidad es mucha, los obreros pocos, y nosotros que nos sentimos llamados “a colaborar en el designio divino de salvación”, nos vemos conmovidos e invitados a compartir nuestra fe con ellos. Es así como el seminarista se va formando un “corazón de pastor”, con espíritu de disponibilidad y cercanía, para estar con la iglesia, quien a final de cuentas en la formación sacerdotal, según su “parecer”, será quien pida nuestra ordenación. En ese mismo espíritu de disponibilidad, 62 jóvenes que dijeron “sí” al Señor, vivieron su Pre-Seminario, como una primer experiencia de vida comunitaria, en oración

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y ánimo de alegría. El Centro Vocacional de Monterrey, luego de 9 meses de proceso vocacional, cierra un año de trabajo, poniendo como corolario la experiencia del PreSeminario a aquellos jóvenes que solicitaron en el retiro de la opción, seguir su discernimiento de manera más formal, sobre el llamado de Dios, en miras a la vocación sacerdotal; ya sea como seminaristas internos del Menor, o bien como seminaristas en familia. Así el 9 de Agosto, celebrando la eucaristía solemne, estos jóvenes se integraron a la comunidad del seminario en la misa de inicio de curso. Es sencillo reconocerse y reflejarse en los rostros de los jóvenes de nuevo ingreso, que habiendo hecho una opción radical por Jesús, tienen en su corazón el deseo desinteresado de buscar en Cristo la plenitud de su vida, integrándose a una vida de acción-formativa que los lleve a cumplir la misión a la que son llamados, dándose así mismo un sentido de existencia. Para los que tenemos un pequeño o largo camino recorrido en la formación del seminario, estos rostros nos recuerdan a quién nos ha llamado por nuestro nombre, y al que habiéndole dado un “sí” hace tiempo, nos sigue interpelando día con día para


Vocacional sostener la respuesta afirmativa a nuestra vocación. Sus rostros inmortalizan nuestro llamado, y la sencillez con la que Jesús sigue llamando a mas operarios a su mies, pues «la mies es mucha y los obreros pocos» (Mt 9,37). Sus rostros, nos exigen hacernos cargo de ellos como hermanos mayores y responsables, “pues la presencia frente a un rostro, mi orientación hacia el Otro no puede perder la avidez de la mirada más que mudándose en generosidad; incapaz de abordar al otro con las manos vacías” (E. Lévinas, “Totalidad e infinito”). En la misma sintonía de encuentro con el otro, se suscitó el Provincial de Seminarios Mayores, aquí en nuestro seminario, los días 14, 15 y 16 de septiembre. El objetivo principal era la convivencia y la fraternidad entre los seminaristas de las distintas diócesis de la provincia, así como la de los sacerdotes. El lema fue “Reunidos por el Espíritu en una sola fraternidad” (PDV.60), y reflejaba un poco la actitud y la misión de este encuentro de seminaristas: fraternizar, convivir, y compartir el ser y saberse llamados. Participando de ambientes de fiesta, camaradería, e incluso de oración de los unos por los otros, pudimos percibir que el Señor llama en todo lugar, y que alegres por haber respondido, somos muy pocos los que hemos dicho “sí”, en comparación con la gran necesidad de la iglesia. Agradecidos por este llamado a seguirlo de una manera tan especial, pedimos que, así como el propietario de la viña sale a contratar obreros a distintas horas, los jóvenes sigan respondiendo a esas horas; y que nuestra respuesta sea cada vez más firme y sincera, para que ese “sí” titubeante, se convierta en uno absoluto y entregado. No es de extrañar que en tan poco tiempo el Señor nos permita experimentar de maneras tan distintas su amor y su llamado, especialmente en el encuentro con el otro, con su rostro, pues “sólo en la relación con el otro alcanzo yo mi sentido más profundo” (Lévinas). Es una invitación a salir de nosotros mismos, a purificarnos del “individuo” que hay en nosotros, lográndolo a fuerza de tornarnos disponibles, capaces de acoger al otro (cfr. E. Mounier, “El personalismo”).

Jesús Pablo Saldívar Castillón F3

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Bienvenida Nuevo Equipo Formador Recibimos con alegría, a los sacerdotes que el Señor les ha encomendado servir en el Seminario de Monterrey por medio de nuestro señor Arzobispo... SEMINARIO MENOR Pbro. Jesús Gerardo Martínez Delgado Prefecto Disciplinar Pbro. Jesús Hernández Moyeda Director Espiritual y Prefecto de Apostolado Pbro. Darío Francisco Torres Rodríguez Director Espiritual Pbro. Julio César de la Garza Torres Prefecto Disciplinar de Seminaristas en Familias

CURSO INTRODUCTORIO Pbro. Ernesto Fabián Tello Medina Director Espiritual

INSTITUTO DE TEOLOGÍA Pbro. José Alfredo Flores García Coordinador de Instituto Pbro. Alejandro Salinas Silva Prefecto Disciplinar, T2 Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Prefecto Disciplinar y Prefecto de Apostolado

De igual modo, encomendamos a Nuestro Señor, a todos los sacerdotes que este año escolar renuevan su servicio en la formación de los futuros pastores del pueblo de Dios. 38


(Miércol es)

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“Con tu cooperación estamos ayudando a la formación de los futuros pastores del Pueblo de Dios”.

de Diciembre con la Lotería Nacional

¿Te gustaría ser Colaborador?

Bono de

Llámanos, llevamos y recojemos los talonarios hasta tu casa u oficina.

¡Cada bono participa con tres números!

SEMINARIO DE MONTERREY Lunes a Viernes de 8:45 am a 6:00 pm Corregidora 700 Col. Plan de Ayala, San Pedro Garza García, N.L.

Tel. 1160-1376 al 1380

1er.

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Cooperación

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Colabora dor $20,000. ºº



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