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Desde Rectoría
¿Y tú... cómo vives la santidad? San José Obrero ¡Alégrense y regocíjense! Exhortación Apostólica del Papa Francisco
San José Sánchez del Río Obra de René Martínez Valadez
Hay santos en las pandillas de Monterrey
Consejo Editorial
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Rector/ Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Coordinador Dept. Comunicación/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez Director Editorial/ Ignacio Ávila Rangel Consejo Editorial Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez/Lic. Adriana Martínez del Río/Ignacio Ávila Rangel Equipo de Redacción/ Lic. Adriana Martínez del Río/ Isaac Argüello Cepeda/ Antonio de Jesús/ Jesús Pablo Saldívar Diseño/ Lic. Mayra Gómez González/ Lic. Juan Luis Oliva Silva Fotografías/ Lic. Mayra Gómez González/José Isabel Hernández/Evaristo Nájera/ Diego Treviño/Salvador Martínez Tiraje: 16,000 ejemplares Impreso: Enfoque Gráfico
DESDE
REC TO RÍA
¿Habrá seminaristas y sacerdotes santos en nuestra Iglesia diocesana?
Muy queridos hermanos y hermanas, familia querida de nuestro Seminario. Reciban un saludo fraterno. Les entregamos con mucha alegría el Nº 136 de nuestra revista que en ésta ocasión dedicaremos a un tema importantísimo para nuestra vida cristiana: La santidad. Todos los que creemos en Jesús desearíamos que nuestros pastores, es decir, obispos y sacerdotes fueran más santos. A veces los comparamos con los grandes santos de la Iglesia y anhelaríamos, con razón, que en nuestra Iglesia de Monterrey hubiera no sólo muchos, sino más santos sacerdotes; y así lo pedimos en la oración por las vocaciones. Pero, ¿qué es la santidad? ¿habrá seminaristas y sacerdotes santos en nuestra Iglesia diocesana? Cada creyente, no sólo los sacerdotes, cada bautizado en cualquier vocación está llamado a la santidad. El Papa Francisco ha visto la necesidad de reflexionar en éste tema de la santidad y nos ha regalado una hermosa Exhortación Pastoral “Gaudete et Exsultate” que significa, “Alégrense y regocíjense”, una carta, que trata precisamente acerca de “el llamado a la santidad en el mundo actual”, el Papa nos explica cómo Jesús entendió lo que significa ser verdaderamente santos y no sólo aparentar ser santos. Con la sencillez que caracteriza el Papa Francisco, la exhortación presenta la santidad, no como el camino que unos cuantos perfectos o místicos logran alcanzar; sino como un estilo de vida, que la gente sencilla de nuestro pueblo vive, gente que el Papa llama “santos de la puerta de al lado”. Dios les bendiga, en nombre de nuestros seminaristas y formadores les pedimos sus oraciones para que seamos muchos, sí, pero además, muy santos sacerdotes al estilo de Jesús.
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Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector
¿Y tú... ´ COMO VIVES la santidad? La Santidad en todos los estilos de vida es es reproducir en nosotros la vida de Jesus: sus actitudes, su manera de ver la vida, de amar, de pensar, de acercarse al otro. La santidad es un camino de todos los días y de toda la vida, en lo cotidiano de nuestra existencia, en lo más pequeño de nuestras acciones. Hmna. Madre Ileana Baas Pool Religiosa de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús
La santidad más que buscar ser el modelo de virtudes, se trata de aceptar incondicionalmente a los demás, no porque se lo merezcan, sino porque así es Dios Trino, comunidad de vida y amor desde la inclusión y aceptación incondicional de nosotros. La santidad es finalmente entender la vida desde la óptica del Crucificado resucitado, como gracia que supera el juicio. Pbro. Valentín Treviño Ramos Parroquia Nuestra Señora de Zapopan
Gracias a Dios, tenemos 25 años de feliz matrimonio buscando la santidad, haciendo feliz uno al otro junto a Cristo y acompañados con la Virgen María. Nuestro crecimiento humano y espiritual procuramos hacerlo juntos. Vivir juntos en el trabajo activo en los apostolados de nuestra parroquia, nos ha permitido compenetrar en el entendimiento del compromiso mutuo de donación al otro. El reto que nos plantea la bella responsabilidad de ser cabezas de la iglesia doméstica, nos motiva en acrecentar y reflejar el amor mutuo en nuestra comunicación, apoyo y confianza. Familia Hernández Carreón
La santidad en la vida consagrada se vive mediante la práctica de los votos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. De manera concreta, nosotros vivimos la santidad con la práctica de nuestra regla, la cual redactó nuestro Padre San Francisco; meditando la Pasión de Cristo; sirviendo a Dios a través de los hermanos de fraternidad; en nuestros apostolados, llevando el Reino de Dios a todas las personas; y con los sacrificios de cada una de estas manera, vivimos la santidad a la que todos estamos llamados. Fray Raúl Francisco Ramos Escobar OFM Orden de Frailes Menores
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SAN JOSÉ OBRERO
La figura de San José encierra un profundo misterio por su carácter silencioso, es un hombre justo, dicen con ligereza las Sagradas Escrituras y él nos lo demuestra no sólo con la intención de no entregar a María al peso de la ley; sino con la capacidad de poner su voluntad al servicio de Dios, es decir, actuando con misericordia y cumpliendo, podríamos decir que perfectamente, la misión que se le encomendó: ser el padre terrenal del Hijo de Dios. Esto nos bastaría para comprender por qué se toma como santo patrono de los Seminarios. Tomar el rol de padre lo convierte en custodio de Jesús y María, dice el misionero Sebastián Campos y en su artículo para catholic-link, detalla las virtudes del Santo: justo, traba-
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jador, entre otras, pero además lo reconoce como primer Rector de un Seminario, en el sentido “que tuvo bajo su responsabilidad la formación humana, religiosa, laboral y espiritual de Jesús, dado a que en la tradición judía, es rol del padre, la educación de su hijo”. Ya en el año de 1870, por medio de la Quemadmodum Deus, el Papa Pío IX proclamaba a San José patrono de la Iglesia Universal, resaltando su honor al ser custodio de los principales tesoros de la Iglesia; la Virgen María, como su esposa, y Jesús, como su hijo, con el cual conversó y le mostró su mayor afecto.
Las breves palabras de la encíclica no pierden vigencia, aún más parecen que hoy en la actualidad es necesario volver a pedir la intercesión de San José: “Y puesto que en estos tiempos tristísimos la misma Iglesia es atacada por doquier por sus enemigos y se ve oprimida por tan graves calamidades… los venerables obispos de todo el orbe católico, en su nombre y en el de los fieles a ellos confiados, elevaron sus preces al Sumo Pontífice para que se dignara constituir a san José por patrono de la Iglesia” Un año después con el documento Inclytum Patriarcham se exhortaba a la Iglesia a rendirle culto y venerarlo. La relación entre San José y el Seminario como Institución de Formación Sacerdotal, nos remonta a la España de 1873, donde el Beato Manuel Domingo y Sol comenzó abrir colegios para seminaristas pobres, esto a raíz de la crisis vocacional provocada, entre varios factores, por la revolución de 1868. Por determinación de Monseñor Benito Vilamitiana, el primer colegio se llamó “Colegio de San José”, y los que siguieron llevaron el mismo nombre. Al ver el éxito traducido en incremento de vocaciones, agradecidos con la intercesión del Santo, se le encomiendan las vocaciones eclesiales a San José. La fecha de veneración que se había establecido en la Quemadmodum Deus fue el 19 de marzo, sin embargo el Papa Pío XII en 1955 decreta el primero de mayo como Fiesta de San José Obrero, coincidiendo con el “Día del Trabajo”. Éste día lo toma el Seminario de Monterrey para celebrar a San José como patrono del Instituto de Filosofía, hace falta indagar más sobre los datos históricos que encierran ésta fiesta; sin embargo, no podemos dudar que año con año causa gran entusiasmo entre seminaristas y formadores, pues se presta la oportunidad
de convivir con las otras casas de estudio, además de reflexionar cómo hemos adoptado los valores que en vida y en silencio, expresó San José. Para dar testimonio de ello, le he pedido a mi compañero Ángel nos narre su experiencia de tales fiestas: Este es mi primer año en el Seminario Mayor, pero cada año antes de llegar aquí, esperaba con ansias la llegada de la Fiesta, porque se vive algo muy diferente a lo ordinario, por ejemplo, se suspenden clases, y la mayoría del tiempo se vuelve fraternidad, momentos de diversión, escucha, motivación, y momentos de oración en los cuales todos, como un sólo Seminario acudimos a la ayuda de Dios y, por medio de San José le encomendamos nuestra vocación, para poder formarnos como pastores fieles a Dios y a su pueblo. Cada fiesta concentramos nuestra mirada y fe hacia una de las tantas virtudes que podemos encontrar en San José, quiero compartirte algunas de ellas: cuidadoso de las necesidades de la familia, varón justo, verdadero Padre y Esposo, amoroso y fiel a la voz de Dios. Esta última es la que más resuena en mi formación, porque quiero ser fiel a la voz de Dios en mi camino, y sé que bajo la invocación de San José alcanzaré tantas virtudes como él, las cuales, me puedan llevar a la santidad.
Isaac Argüello Cepeda Primero de Filosofía
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¡Alégrense y regocíjense!
Exhortación Apostólica del Papa Francisco El pasado 19 de marzo de 2018 recibimos la nueva Exhortación apostólica del Papa Francisco, en la que nos hace una invitación para responder a nuestro llamado a la santidad en el mundo actual. “Sean santos, porque yo soy santo” (Lv 11, 45), Dios nos llama a cada uno a la santidad, a vivir la contemplación en medio de la acción, según nuestra realidad, nuestra forma particular de compartir la gracia de Dios. El Papa identifica como enemigos de la santidad al pelagianismo y al gnosticismo. El primero se caracteriza por cimentar en la voluntad humana la santidad del hombre. El pelagiano no necesita de la gracia, su sola voluntad lo construye, olvida entonces que “todo depende de la misericordia de Dios” (Rm 9, 16).
Por otro lado el gnosticismo se distingue por una fe encerrada en el subjetivismo, la persona está encerrada en su propia razón o en sus propios sentimientos. El gnosticismo es puro pensamiento pero nada de acción, “comprensión de la fe y de todo el Evangelio” sin reconocer el misterio que es Dios.
Las bienaventuranzas El corazón del documento es el Evangelio de Jesús: las bienaventuranzas. Éstas son “el ID” del cristiano. En ellas se dibuja el rostro de Jesús que cada uno estamos llamados a reflejar: 10
Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
Ser pobre de corazón, depender completamente de Dios, es santidad Felices los mansos, porque heredarán la tierra
Reaccionar con mansedumbre, no optar por el odio, la violencia o la venganza, es santidad Felices los que lloran, porque serán consolados
Evitar la esclavitud de la indiferencia, saber llorar con los demás, es santidad Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados
Buscar con hambre y sed la justicia para cada persona, es santidad Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia
Dar y perdonar, mirar y actuar con misericordia, es santidad Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios
Cuidar y mantener nuestro corazón limpio de todo aquello que mancha el amor, eso es santidad Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios
Dejar el chisme, trabajar por la comunión, sembrar paz en nuestro alrededor, eso es santidad Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos
Optar por el Evangelio día a día aunque eso nos traiga problemas, es santidad
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Algunas notas de la santidad actual. En el documento, se indican cinco notas de la santidad en el mundo actual: Es fundamental “aguantar la vida” centrados en Dios, quien nos ama y nos sostiene. Vivir con alegría y sentido del humor; porque los santos viven en gozo, la alegría de la santidad. La santidad es parresía, audacia, empuje evangelizador que deja marca en el mundo. El santo, sin ser temerario confía,transforma la realidad, y no tiene miedo, porque sabe quién lo acompaña. La santificación es un camino comunitario, porque en la soledad es difícil luchar contra la propia concupiscencia, las asechanzas del demonio y la actual cultura egoísta. La santidad depende de una habitual oración y adoración. En la vida cristiana el combate es permanente. La lucha es contra el diablo, el príncipe del mal, y se suma a la mentalidad mundana de la mediocridad, a la ausencia de compromiso y de gozo. En otro sentido, el discernimiento constante es fundamental para evitar caer en tentación, para salir de la mundanidad a la que nos empuja el mundo. Es oportuno entonces hacer diariamente un examen de conciencia para reconocer la voz de Dios. Así seremos capaces de salir de nosotros mismos y dejar que Dios nos ayude a vivir la misión a la cual fuimos llamados: para el bien de los hermanos.
Antonio de Jesús Primero de Teología
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Hay santos EN LAS PANDILLAS DE MONTERREY En éste, mi octavo año de formación en el Seminario, y en el que vivo un periodo de Experiencia Eclesial, Dios me ha invitado a colaborar con Él en una pastoral muy concreta: las pandillas y bandas de la zona metropolitana; colaboro en la Pastoral de Raza Nueva en Cristo. Las pandillas tienen en sí mismas muchos valores cristianos que quedan velados tras una máscara de dureza y dolor. En el corazón de una pandilla, hay amistades sinceras y un profundo sentido de fidelidad y pertenencia a un grupo, hay camaradería y sentido de comunidad. En las bandas hay preocupación también por el hermano que se mete en problemas de drogas, incluso hay pandillas donde los mismos integrantes no
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dejan a sus camaradas caer en ese mundo de vicios. Bien dice el Papa “aún cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aún cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida” (Gaudete et Exultate 42). Una cualidad muy significativa de las pandillas de nuestra ciudad, es que tienen un profundo sentido religioso, y es muy común ver pintas de bardas con motivos de la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo, y sobre todo del Cristo sufriente en la cruz. Los jóvenes pandilleros, y en general los habitantes de comunidades populares se sienten identificados con el dolor de Cristo, y con la imagen del crucificado sufriente que clama a Dios desde su cruz, “perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34).
Entonces ¿puede un joven pandillero ser santo? Definitivamente que sí, y yo lo he visto, porque vivo entre ellos. Hablar de santidad no es lo mismo que ser impecables, y en su nueva exhortación apostólica el Papa Francisco nos habla de ello, así que quitémonos de la mente el estereotipo del pandillero, y pongamos más bien atención en cómo un joven dentro de esa situación y con todas sus limitantes, intenta vivir como Cristo le pide que viva, intenta “mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor” (Gaudete et Exultate, 86). Cuando un joven experimenta un encuentro verdadero con Jesús, no puede más que pensar en cómo transformar su vida. Ese es el testimonio de Antonio Carlos Maciel Z. (Tony) de 22 años, de la pandilla de “los Vagos” en la Colonia Nueva Esperanza en Escobedo. Tony echa mano de todo lo que puede para llevar el mensaje de Cristo a los jóvenes de las pandillas, dice él “para que vean que la Iglesia está viva en las calles, más allá del templo, y que Dios los está buscando hasta los rincones más obscuros, lugares donde no todas las personas se atreven a ir… todo con la gracia de Dios”. Santidad es como dice el Génesis “caminar en la presencia del Señor” (Cfr, Gn 17,1), y afuera, en los barrios y en las plazas de colonias populares, hay muchos jóvenes que buscan desesperadamente una luz en sus vidas, por eso, cuando la encuentran, no se alejan de ella. No permitamos que se alejen de ella, todos podemos ser santos, ¡y ellos están más cerca!
Jesús Pablo Saldívar Experiencia Eclesial
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