Revista San Teófimo Núm. 109

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Editorial

Román, el valiente guerrero de la batalla de Dios. Olímpico caballero, hoy frágil por los años pero todo un campeón. Manos lastimadas, voz tenue y suave, andar tranquilo pero seguro. Ardiente en su fe, tenaz en su esperanza, realista y claro en la caridad. Nos muestras, no con conceptos sino ejemplarmente lo que es ser sacerdote. Guerrero, por permanecer en la Iglesia, tras la violencia y el camino nuevo del Concilio. Un luchador por convencer al Obispo de aquel tiempo de arriesgarse a sentir con la Iglesia. Emblemático, al hacer de Puebla no un conjunto de ideas latinoamericanas sino un modo de vida. Rugiente león de Dios, cuentan de ti, que grababan tus homilías para luego calumniarte. Rápido para exponer lo que la Iglesia enseña, teólogo claro y pastoral. En Perú, misionero, amigo y buen colaborador, recordado como si ayer fuera hoy. Roto por la enfermedad, supiste leer los signos de los tiempos, y te dejaste llevar por Dios. ¡Oh, Román! ¿Cómo le hiciste? ¿Cómo te hicieron? Como tú, ¿donde hay más caballeros? Ríe, como cuando cuentas algún chiste o cuando hablas simpáticamente… Ahora es tiempo de recibir los frutos de cincuenta años, ¡cincuenta nada más! Nada ni nadie tiene derecho a estorbar esta fiesta del sacerdocio del Señor en ti. Grande es el Nombre de Dios que nos permite conocerte y aprender de ti y decir: Éste, Señor, es tu amigo, un hombre de hierro o diamante tal vez. Lirios divinos mereces… recibe esta acróstica prosa como homenaje cortés.

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Contenido 4 Consejo Editorial

Padre Román Guerrero En su 50 aniversario sacerdotal

Año 27/ No. 109 Junio 2012 tiraje: 1,700 ejemplares IMPRESO EN: ICNSA, S. A. DE C. V. Escobedo #340 Nte. Tel.

15 Ser Sacerdote Hoy P. Vicente Díaz Aldaco

01 (81) 8340-6160 Monterrey, N. L., México www.icnsa.com

Director General Pbro. Lic. Gerardo Cárdenas Rodríguez Director Editorial Elías Tadeo Ibarra Redacción y Estilo Elías Tadeo Ibarra Eder Misael Luna Méndez

20 San José “Virtuoso modelo de

Corresponsabilidad” Hugo Enrique Garza Navarro 28 Visita de S.S. Benedicto XVI

Fotografía y Noticias Web José Manuel M. Zavala Ramírez Omar Alejandro Flores Soto Eder Misael Luna Méndezo Distribución Juan Pablo Cruz Alvizo Diseño y Edición Reynaldo Díaz Castillo José Manuel M. Zavala Ramírez José Alexander Flores Guerrero Edwin Alberto Romo García Leonardo Martínez Treviño Adrián Joel Molina Bárcenas Seminario Arquidiocesano de Monterrey Carretera a San Mateo Km. 3.5, Apdo. postal #34, C. P. 67250 Tel. 01 (81) 1161-5757 www.seminariodemonterrey.org

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Portada: Fotografìa tomada en la celebración eucarística , en la conmemoración a San José, en la capilla del Instituto de Filosofía. Autor: José Manuel Zavala Ramírez


Por: P. Gerardo Cárdenas Rodríguez Vicerector del Seminario de Monterrey

Desde Rectoría

A ti, Román, en tu aniversario. Estas letras llenas de emoción quieren dar un rendido homenaje al padre Román, quien indiscutiblemente ha tenido una gran influencia en la vida del presbiterio, del Seminario y especialmente en mi vida, a él que has soportando el peso del día y el calor (cf. Mt 20, 12), que ha sabido servir en la viña del Señor con fidelidad y entereza. Padre Román desearía que sintieras en este significativo momento todo el amor y admiración de parte de la Iglesia particular de Monterrey, especialmente de este Seminario, en el que has trabajado dando lo mejor de ti mismo. Este reconocimiento por tu aniversario es aún más necesario en los momentos de confusión y pérdida de referencias y de ideales. En una sociedad en la que se privilegia sobre todo la eficacia, la productividad y la utilidad, tu persona forma parte de la riqueza espiritual insustituible de la Diócesis. A través de tu larga existencia y de las vicisitudes de tu vida, has ido acrisolando experiencia y conocimiento de la realidad, del mundo y de las personas llenándote de sabiduría, que te hace ser testigo cualificado de otros valores distintos y superiores a los que se proponen en una cultura que exalta el tener, la apariencia o el éxito como el único tesoro. Nadie mejor que tú sabes el valor limitado de las cosas materiales, la necesidad de confiar más en Dios, la convicción firme de que el amor divino dirige cada existencia y toda la historia del mundo. Ojalá que nosotros los sacerdotes en especial las generaciones jóvenes y el conjunto de la Iglesia sepamos apreciar y beneficiarnos de este gran acervo de sabiduría humana y espiritual que encierras en tu persona. El pueblo de Dios tiene necesidad de sacerdotes como tú, ejemplo de fidelidad al ministerio, de oración, de palabra luminosa, del testimonio de fe enriquecida por una larga experiencia de vida. Como miembro del presbiterio diocesano, aún tienes una hermosa misión que cumplir en la Iglesia. No dejes de interesarte y de acompañar con tu plegaria la marcha de la Iglesia, sintiendo todavía muy vivo dentro de tu corazón el celo por las almas y el ardor apostólico y misionero. La evangelización no depende principalmente de la eficiencia operativa o de los medios materiales empleados, más importante aún que todo eso es la oración silenciosa, el testimonio coherente de la propia fe, la aceptación paciente y serena de los sufrimientos y limitaciones de la enfermedad. ¡Qué fecundidad tan maravillosa la de tu ministerio sacerdotal! En él se cumple lo que dice la Escritura del justo que, como un árbol plantado en la casa del Señor, “seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso” (Sal 91, 15). Concluyo con un anhelo: Que el ejemplo de tu vida nos llene de estímulo para entregarnos cada día más al Señor. En verdad, vale la pena gastarse por Cristo y anunciar su mensaje de salvación. Que al final de nuestras vidas, también nosotros podamos decir como el apóstol san Pablo, “he combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que depositaron en mis manos. Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará en aquel día el Señor, juez justo” (2 Tm 4, 7-8). Que la Virgen María, que te escucha cada tarde en el rezo de santo rosario, te acompañe y proteja siempre, y que Dios nuestro Padre te bendiga y te premie por tu fidelidad. Muchas gracias, Román.

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Padre

Romรกn Guerrero

en su 50 aniversario sacerdotal

MISIONERO SACERDOTE

MAESTRO AMIGO

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Yo soy Román Guerrero Rangel Nací en san Juan de los Llanos, en Guanajuato, el 9 de Agosto de 1937.

Dos textos fueron la guía: el primero 'La voz del Señor no llega de forma extraordinaria… más “De pequeño, Papá y Mamá al enseñarme bien ha de ser entendida y el Padrenuestro me enseñaron a decir distinguida por los signos que 'hágase tu voluntad'. También me enseñaron cotidianamente dan a conocer a a decir 'si Dios es servido' o sea 'si Dios los cristianos prudentes la voluntad quiere'. El HAMBRE nos trajo a Monterrey. de Dios' (PO 11); el segundo: 'La Mi profesor de primaria, hombre de Misa y unidad en la vida… pueden comunión diaria, en la clase de moral (léase construirla los presbíteros si, en de Catecismo), reforzó las enseñanzas de el cumplimiento de su ministerio, siguen el ejemplo de Cristo, cuya mis padres”. comida era hacer la voluntad de “En el Seminario, a través de esa voluntad Aquel que lo envió… de donde se sigue que los presbíteros de Dios 'me buscó' para ser sacerdote. Entré al Seminario sin saber a dónde iba. Después conseguirán la unidad de su vida, de tres años empecé a tomar conciencia de uniéndose a Cristo en el la vocación. El Sr. Alfonso Hinojosa, director conocimiento de la voluntad del espiritual, nos presentó el reglamento como Padre, y en el don de sí mismos al rebaño que se les ha confiado'”. la voluntad de Dios. En Montezuma, New México (USA) cursé la Teología. Nuestro prefecto nos enseñó la “Hoy, me he inspirado en cinco oración Scout: 'Señor Jesús, enséñame a textos bíblicos para que Dios me ser generoso contigo… a darme a ti sin muestre su voluntad: Hebreos medida… a no buscar más recompensa que 10,6; Jn 4,34 y 6, 36; Mateo la alegría de hacer tu santa voluntad'. Desde 26,39-43; Filipenses 2,9. En el trasfondo de estos textos están entonces la rezo todos los días”. los diez mandamientos, las Me ordené sacerdote el 1 de julio de 1962. bienaventuranzas, los consejos evangélicos, la oración, que son Mis destinos fueron los siguientes: Vicario parroquial de Cristo Rey lugares donde la voluntad de Dios sale a nuestro encuentro, a fin de (1962-1963). hacernos capaces de decir, como Formador del Seminario (1963-1976). su Unigénito al final de la vida: 'todo “Ya ordenado, acepté todos los está consumado' (Jn 19,30). Pero nombramientos que me dio el Obispo como mientras llega el día dichoso, lo la santa voluntad de Dios. Ayudé a Mons. que Dios me pide HOY es que siga Alfonso Hinojosa en la dirección espiritual del aquí, 'cumpliendo la obra que él Seminario Menor. Para ello, elaboré un me ha encomendado'”. pequeño proyecto de formación en torno a las virtudes teologales y morales como la respuesta a la santa voluntad de Dios. Me encomendaron después la dirección espiritual de Filosofía y después de Teología. El Concilio Vaticano II me sirvió muchísimo para orientarme a mí y a los seminaristas.

“Lo único que he hecho es tener el oído atento y la mirada y el corazón abierto para 'dejarme encontrar'”. 5


ROMÁN:

un amigo siempre leal.

Por: Mons. Don Ramón Calderón Batres Obispo de Linares

Vicerector del Seminario de Monterrey Ingresamos al Seminario el mismo año con una diferencia de meses; él fue inscrito en un Curso Introductorio por no haberle hecho examen. Él hacía el “previo” y yo hacía primero de latín. Al final de año, al darse cuenta los maestros que Román tenía capacidad para seguir en curso normal lo pasaron a segundo de latín donde nos hicimos condiscípulos, con Marcial Ramírez, José de Jesús Huerta y otros treinta más.

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De nuestros frecuentes paseos y días de campo lo recuerdo haciendo grandes caminatas. El Padre Maximiliano Fernández (Maco) decía que las botas de Román iban a dos pasos delante de él, para ironizar la ficción del caminar que siempre tuvo Román. Pronto los superiores le dieron confianza y lo nombraron encargado del grupo prefecto. Muy responsable en los estudios llegó a sustentar actos académicos en público. En Montezuma, cuando estudiamos Teología, el horizonte de la amistad se amplió a nivel país y nuestros


condiscípulos de Tepic, Tulancingo, Puebla, Guadalajara, etc., lo distinguieron con su amistad, porque la amistad de Román siempre ha sido leal. Difícilmente quienes convivimos con él podemos encontrar críticas que Román haya hecho a sus compañeros, ni en su tiempo de formación ni en su ministerio Sacerdotal. Providencialmente nuestros destinos ministeriales siempre fueron paralelos.

El primer año, él fue vicario del Templo de Cristo Rey (Parroquia de la Santísima Trinidad) y yo vicario de la Purísima Concepción, y después de un año los dos fuimos al Seminario, él de Director Espiritual y yo de Prefecto de Disciplina de la Cuarta división. Cuatro años después él solicitó ser enviado a misiones a Perú por tres años.

Aires, y yo continué en el Seminario, y finalmente después de 17 años yo dejo el Seminario y me nombran párroco de Nuestra Señora de Lourdes; él vuelve a Perú y cuando regresa es párroco del Santo Cristo en la colonia Hidalgo. En 1988 yo me vengo a la Diócesis de Linares y el sigue de Párroco. Después del Padre Valenzuela, él es párroco de Lourdes, la Parroquia en la que yo estaba y después Director Espiritual del Seminario Mayor hasta la fecha. En todos estos destinos a que lo ha llevado la obediencia, él los ha cumplido con mucha responsabilidad. Él es el principal promotor de las amistades de Montezuma y de que no decaigan. Dios lo conserve entre nosotros como testigo de su misericordia.

Habiendo regresado de Perú lo nombraron párroco de Santa Cecilia en la Buenos

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ROMÁN:

sacerdote, maestro hermano

Por: Hna. Carmela Alarcón Revilla,

Religiosa del Sagrado Corazón, Directora del Centro de Pastoral UNIFE

Vicerector del Seminario de Monterrey SACERDOTE. “Todo sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto al servicio de Dios a favor de los hombres…está en grado de ser comprensivo con los ignorantes y los extraviados… Nadie puede recibir esta dignidad, sino aquel a quien Dios llama…”. (Hebreos 5,1-4) Así conocí al padre Román, como un sacerdote totalmente comprometido con el pueblo de Dios, en la Parroquia de Bagua, del año 1986 a 1989. Como párroco lideraba el equipo conformado por una comunidad de Misioneros Guadalupanos, algunos seminaristas, dos comunidades de Religiosas, las Guadalupanas y las Religiosas del Sagrado Corazón, en la que yo estaba. Las reuniones semanales de este equipo eran una buena oportunidad para intercambiar experiencias y fortalecer nuestro compromiso con el Señor y con

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nuestros hermanos, especialmente los más pobres. Como Buen Pastor, conocía a sus feligreses y se preocupaba por acoger a todos invitándolos a recibir los sacramentos, especialmente, el del matrimonio a las parejas ya constituidas. MAESTRO. “Predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, corrige, reprende y exhorta: hazlo con mucha paciencia y conforme a la enseñanza…procura ser siempre prudente, predica el Evangelio y dedícate plenamente a tu ministerio”. ( 2ª Timoteo 4,2-5) Muchas veces el Padre Román dirigía las Jornadas que tenían como destinatarios a los docentes de los Colegios y Escuelas de Bagua y alrededores. Su participación siempre dejaba muy satisfechos a todos los que le escuchábamos, sabía trasmitir el mensaje de la Palabra de Dios a partir de la realidad, con sabiduría,


Al recordado Padre Román, en su 50 aniversario sacerdotal.

y despertaba el deseo de responder a las llamadas de Dios para cada uno. HERMANO. Todas las personas que lo conocíamos reconocíamos en él un hermano en Cristo. En las reuniones del equipo, era él el que velaba porque reinara un ambiente de fraternidad y alegría. Si alguno tenía alguna dificultad en el trabajo, sabía que podía recurrir a él, seguro de encontrar acogida, apoyo y consejo. Por último, las hermanas del Sagrado Corazón, agradecíamos sus visitas al Perú, a Lima, a Trujillo…varias veces lo hemos podido ver todas las que habíamos trabajado con él en Bagua. Las

reuniones alrededor de una mesa, me hacían recordar aquello del Evangelio: “¿No ardía nuestro corazón cuando …” Agradezco esta oportunidad de poder expresar mi agradecimiento a Dios por haberlo tenido entre nosotros como sacerdote, maestro y hermano. Y ahora en su celebración de los 50 años de sacerdocio me uno a su acción de gracias por ese don recibido, tan bien vivido al servicio de todos…

Este artículo lo escribió la Hna. Carmela Alarcón Revilla, -en palabras del Padre Román-, fue una de sus más cercanas colaboradoras durante el tiempo en que estuvo de misión en Perú.

En condición de grandemente beneficiado en mi formación católica, y con el consenso de mi esposa e hijos, doy testimonio de mi transformación ideológica y de llegar a creer firmemente que existe un Ser Todopoderoso y Omnipotente, a quien le debemos lo que somos, tenemos y seremos, siempre dependiendo de su voluntad. Pero esta vivencia lo desarrollé estando residiendo en Bagua-Amazonas al conocer, tratar, frecuentar y contar con el asesoramiento espiritual de los Misioneros de Guadalupe procedentes de México, específicamente queremos reconocer y mencionar al P. Román Guerrero, a quienes estaba él asociado. Escuchábamos con gozo sus palabras llenas de emoción y sapiencia, dada la forma como calaba en nuestros corazones con esa mística propia de su personalidad. Por ello, conmemorando su 50 Aniversario de su Ordenación Sacerdotal, fecha muy significativa para nosotros, tenemos la alegría de proclamarlo nuestro "formador espiritual" y quienes lo conocimos, estimamos y amamos, no podemos menos de alegrarnos con la Iglesia por este gran acontecimiento y ofrecerle también un filial homenaje al recordado P. Román. Sr. Oscar Cotrina Carranza y Sra. María Gretell Reaño de Cotrina. CHICLAYO - PERÚ.

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ROMÁN:

gran maestro y compañero Pbro. Juan Héctor Garza González. Hubo dos periodos en que el padre Román fue mi maestro: el primer periodo fue en los primeros tres años del curso especial en el Seminario, como mi maestro de latín, se preocupaba por la buena comprensión de la materia, un detalle que recuerdo fue que nos entregó un paisaje a cada uno y nos pedía una descripción del paisaje, en español y una vez calificado nos ponía a traducirlo al latín para aplicar los conocimientos que habíamos obtenido a lo largo del curso, esta es la primera etapa. La siguiente etapa fue en teología, no recuerdo el año, pero si recuerdo que nos ayudó a comprender muchos aspectos de la Eclesiología, sobre todo los que el concilio Vaticano II veía como necesario que se aplicaran a la iglesia. Los Primeros Documentos fueron la Otatam Totius, y algunos otros documentos. Más que nada yo percibo que en el padre Román una persona sumamente comprensiva, muy centrada, hablaba con mucha claridad los términos de la visión de la iglesia, se hablaba de la espiritualidad de la comunión.

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Hablaba de la Presbyterorum Ordinis, la Otaptam Totius, y más atrás la Lumen Gentium, considero al padre Román muy preparado, pues siempre externábamos las inquietudes y encontrábamos en él a alguien muy cercano y con mucha apertura hacia nosotros como alumnos. Me da mucho gusto el haber podido trabajar con el estos últimos siete años como encargados del área Espiritual, lo admiro mucho, es el mismo padre que conocí cuando era alumno, le doy gracias a Dios por que encuentro un soporte muy fuerte en el padre Román en el cuidado de la espiritualidad del Instituto.


Mons. Miguel Neftalí González Álvarés El Padre Román en el sentido académico fue mi maestro de latín, alrededor de 1963, en el periodo intermedio del Vaticano II, aunque también fuera del aula, como Director Espiritual, sabia relacionarse con los demás y se aprendía también con Él. El concepto que tengo de él, es de una persona empeñada en la formación y a la vez que todos entendieran la materia. Lo considero una persona muy capaz, de mente abierta, muy centrado en el corazón de Dios y en el Evangelio, me edifica con su ejemplo. Al término del Concilio, el Padre Román lo percibí como uno de los captores más esmerados y de los grandes impulsores. Se distinguió por su afán de entender las enseñanzas del Concilio, difundirlas para que animaran la vida de la Iglesia y de los cristianos. Tengo inmensa gratitud a su persona, su comprensión, su generosidad, le deseo que el Señor lo llene de paz, de alegría interior y fortaleza física y espiritual, agradezco pues sus enseñanzas y su guía.

Pbro. Heriberto Cavazos Pérez. Estando en el Seminario Menor, que le llamábamos Humanidades que duraba cinco años, el padre Román fue maestro de lengua latina, pero además fue Director Espiritual, un gran amigo, un gran deportista, una gran persona, fue entre los años de 1962 a 1966 aproximadamente. Como Maestro de la lengua latina, definitivamente él nos encargaba muchas traducciones del latín al español, de Virgilio, Cicerón y de los textos que llevábamos en aquel entonces, además nos ofrecía paisajes de almanaques o naturales y pedía que los describiéramos en lengua latina. Recién terminado el Concilio teníamos muy fresca la doctrina nueva, los documentos que iban a empezar a implementar con el cambio de la Eucaristía, de la liturgia, los cantos, entre otras cosas, el padre Román en la diócesis siempre fue un gran promotor del Concilio con las pláticas que él daba, las asesorías y posteriormente con Medellín, Puebla. Nos hablaba de la Comunión de la Iglesia, teniendo como base la Trinidad, invitaba a la fraternidad sacerdotal, a los laicos y ministros a vivir en comunidad. Le agradezco profundamente su amistad, sus enseñanzas, su testimonio de vida, su capacidad de anunciar el Evangelio en cualquier lugar (Perú por ejemplo) y sus ganas de que la Iglesia sea un lugar de comunidad, de fraternidad de apoyo de unos para con otros.

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Profesor del Seminario (1976-1980). Vicario fijo de San Juan Bautista de la Salle (1976-1981). Misionero en Bagua, Amazonas, en Perú (1982-1986). Misionero en Yurimaguas, Loreto, en Perú (1987-1988). Párroco de Santa Catarina (1988-1990). Párroco de Cristo Obrero (1990-1991). Estudié en la Universidad Gregoriana de Roma (1991-1992). Párroco de Santa Cecilia (1992-1995). Regresé a la misión en Yurimaguas, Loreto, en Perú (1995-1996). Vicario en Santa Cecilia (1996-1997). Párroco en el Santo Cristo (1997-1999). Además Decano en el D. de la Santísima Trinidad (1998-1999). Coordiné la Unidad 2 del Sínodo Diocesano. Secretario del Consejo Presbiteral (1997-2000). Párroco de Nuestra Señora de Lourdes (1999-2005). Además Decano en el D. del Refugio (2004-2005). Soy Director espiritual en el Seminario, Instituto de Teología, desde el 14 de Agosto del 2005 hasta hoy.

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SER SACERDOTE

HOY

Por: Pbro. Vicente Díaz Aldaco

Ser Sacerdote de Jesucristo «Hoy»: por él, para su obra y en su camino…

«Lloró de alegría, porque he cumplido mi misión, y estoy preparado para el encuentro con Dios en este momento de mi vida». Con estas palabras el sacerdocio sumo y eterno de Cristo fue exaltado en la persona de nuestro admirado y apreciado Padre Román Guerrero, en el contexto del retiro sacerdotal de sacerdotes de nuestra arquidiócesis, el pasado miércoles santo del año en curso. Estos pensamientos hicieron estremecer a todos aquellos que nos presentamos en ese día de renovación sacerdotal. Esta experiencia me colocó delante de mi vida sacerdotal y me movió a considerar algunas reflexiones del ser y quehacer sacerdotal que brota del mismo sacerdocio de Jesús y que a través de estas líneas comparto con ustedes.

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¿Qué es ser sacerdote? ¿Cuál es el quehacer del sacerdote? No tengo una respuesta total a estas acuciantes preguntas, pero sí aseguro que, al ser tocado por la eterna juventud de Dios en Jesús el Señor, el sacerdote se ve provocado para seguir por el camino del servicio, de la entrega a fondo perdido, y de la apertura y disposición para crear ámbitos nuevos de alegría y libertad, más allá de los confines que le circundan; por esta razón, confiesa silenciosamente que no se debe a su buen corazón ni a su generosidad la tarea que asume y la labor que desempeña como apóstol, sino a la amistad proveniente de Jesucristo quien le pide con infinito amor que cumpla esta misión; por ello Jesucristo es para el sacerdote el centro de su vida; por eso va, por eso está ahí donde se encuentra. Indómito de su vivencia de Cristo, el sacerdote es, entonces, alguien que ha volcado su tiempo, sus espacios, su amor y su vida entera al Señor, por esta razón, diariamente recuerda colocar en su hoja de ruta un tiempo para Dios: unos minutos de amor, de búsqueda, de encuentro, por eso busca un hueco, un minuto para contar sus cuitas a Jesús, para elevar la mirada a las alturas de su Señor, porque conforme a él, el

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sacerdote ordena su mente, depura su conciencia y purifica su corazón. De Jesucristo le viene al sacerdote entonces la ilusión en su vida, el entusiasmo en su caminar, el ánimo en sus luchas, la paciencia en sus derrotas; al amanecer y al anochecer, abre de par en par los ventanales de su propia alma para que penetre la luz y la palabra del Verbo Eterno, a veces en forma de susurro o de pequeña llama que brilla en la oscuridad, ya que sólo ella disipa su miedo y le devuelve la esperanza. Y meditando esto de cara al sacerdocio del P. Román Guerrero, me preguntó: ¿Quién de nosotros puede negar que hemos visto estos rasgos del ser y quehacer sacerdotales en la figura sigilosa y perseverante del Padre Román? ¿cuántas ocasiones no lo vemos en el santísimo sacramento orando después de comer, o rezando el rosario en los pasillos, o ferviente y devoto en el rezo del oficio que lo mueven a encontrarse con la fuente de la gracia, que es Jesucristo?, ¿o cuando a tiempo y destiempo se da oportunidad constante de ejercer su dirección espiritual?

Así es; ser y quehacer, estar con y servir a, son dos caras de un mismo paño que envuelve el rostro del sacerdocio de Jesucristo en él y en todos aquellos que buscan consagrar su vida en el sacerdocio ministerial. Amén el sacerdote también está al servicio de los demás; en ello le va su quehacer. En dar su tiempo para los demás, a quienes acoge y escucha, con quienes dialoga y de quienes es compañero de ruta hacia la eternidad. Impulsado por la cordial y respetuosa invitación y delicado mandato de Jesús a ir por el mundo en su nombre para realizar lo que él hizo, el sacerdote sale a la vida, a la ciudad, o al pueblo en la iglesia, a la orilla del mar o al campo y se encuentra, en medio del silencio y la palabra, con la tentación de la impotencia ante demasiadas cosas, personas

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“Así es; ser y quehacer, estar con y servir a.”


y situaciones, pero siente a la vez la fuerza de la gracia de quien le mandara llamar para poner en sus hombros esa pesada carga ligera del anuncio: eso es lo que le impulsa a ser alguien que vaya sembrando el bien por donde pase. Ser sacerdote, es ser alguien “anónimo”, que no ocupa más puesto público que el pueblo necesita: el confesionario, el altar y el hospital, pero que no deja de hacer el bien, incluso aunque el mundo crea que no venga al caso, buscando que la sociedad y sus comunidades avancen por los senderos del evangelio y los cauces del perdón; ahí está, cada día y cada instante, poniendo una nota de humanidad y unas gotas de misericordia en todo lo que ve, y lo que toca. Así se trasluce esta vida sacerdotal en el Padre Román, quién con su juicio prudente, con su testimonio mantenido y constante a pesar de su enfermedad, busca hacer el bien en el silencio de su testimonio. Recordándonos a toda la iglesia peregrina en el seminario y en el mundo, que por suerte el bien existe y la bondad de Dios nos abrazará siempre por todas partes. Así como el P. Román, el sacerdote es testigo de la pasión auténtica del Buen Pastor, pasión auténtica que se teje en palabras y abrazos, opciones y apuestas, decisiones y riesgos, pasión por vivir un Evangelio que llena de

sentido la vida humana y la entera creación, por un Dios que nos hace hermanos.

también él, unas veces es amado y defendido, y otras, descalificado e injuriado, pero fiel…

Pero el sacerdote también cuida a su grey; así nos lo recuerda san Juan Crisóstomo que cuidaba del Cuerpo de Cristo, vivo entre nosotros, para que fuera respetado; san Juan de la Cruz, después de encontrarse con «El Amado» experimentó que sólo amar era su ejercicio y no quería otro oficio, en fin, sea una o múltiples maneras de entender el cuidado del pueblo, el sacerdote sirve y se entrega desde la fe en Jesucristo crucificado, muerto y resucitado.

De modo que es la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo el misterio que da al sacerdote su razón de ser y de actuar, desde las más sencillas capillas hasta las más esbeltas catedrales, desde el mar hasta el campo, desde la montaña hasta el valle, sigue resonando el grito esperanzado de una nueva Pascua: Cristo, vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido glorioso a lo más alto del cielo y en la tierra ha quedado el encargo sublime de hacer germinar las semillas del Reino que él sembró y por las que murió y resucitó abriendo un camino para que sigamos sus huellas; sus heridas nos curaron y su vida es ya nuestra vida. En razón de esto, ojalá que seamos dignos, unidos al Padre Román en este aniversario de su sacerdocio, de poder expresar desde el sacerdocio bautismal de cada uno de nosotros, la hermosa expresión que envuelve el ministerio sacerdotal en el cual vivimos, laboramos y morimos los sacerdotes: «Por Cristo, con él y en Él». ¡Amén!

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“Busca hacer el bien en el silencio de su testimonio.”

A sabiendas que Jesús, el Señor, no es un prestidigitador, que su pan de vida no es un truco de Harry Potter, y que antes de partir el pan se ha partido a sí mismo, se ha dado y repartido a diario, dejándose comer, el sacerdote recibe de la eucaristía el significado de su vida entera. Como el maestro,

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SAN

JOSÉ

Por: Hugo Enrique Garza Navarro Segundo año de Filosofìa

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“San José 2012, Virtuoso Modelo de Corresponsabilidad” Es difícil tratar de enumerar todas las virtudes que conocemos acerca de san José dada la relevancia de nuestro santo patrono en la historia de la salvación, podemos mencionar entre muchas otras, su escucha, acompañada de un silencio en el que él es capaz de descubrir la voluntad de Dios, su docilidad y su corresponsabilidad, misma virtud que este último año que como jóvenes llamados a la vocación al sacerdocio, hemos vivido para crecer en todas las áreas de formación que nos ofrece el Seminario de Monterrey y nos sirvió como referencia para el gran festejo de nuestro santo patrono este 2012.

Y fue así como el novenario a San José comenzó el pasado domingo 22 de Abril, con un signo de corresponsabilidad: El Traslado de la imagen de san José a cada uno de los Institutos, para que durante los siguientes nueve días se compartiera la espiritualidad en torno a nuestra fiesta patronal, siendo el lema de nuestra fiesta “San José, virtuoso modelo de corresponsabilidad en la Iglesia” mismo que estuvo presente en cada una de las actividades espirituales, culturales y deportivas en la que juntos festejamos el gozo de compartir nuestra devoción a san José, patrono de todos los seminarios del mundo.


En fin, el festejo se extendió a los demás institutos y poco a poco se fue acercando el momento en que arribaran al Seminario Mayor para comenzar los dos días restantes del novenario para culminar con la fiesta en el día de san José obrero, 1º de Mayo.

que al inicio del novenario se había extendido a los demás institutos, la misión era plasmar de manera sencilla esta virtud, y así entre los cuatro Institutos, formamos la imagen de san José con cada una de los cuadros que estuvieron en las cuatro capillas, confirmando con este signo la comunión, el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia que como seminario nos esforzamos a trabajar especialmente este año. Tuvimos también durante nuestra fiesta, las mañanitas a san José y en punto de las 00:00 hrs. del 1º de Mayo, enmarcado por la cuenta regresiva a una sola voz del reloj y acompañados por el Mariachi, entramos todos a la capilla de filosofía para entonar a san José este canto de alegría, gozo y agradecimiento a Dios por un año más en que la figura paternal de este santo se hace presente en nuestra formación y culminar este momento con una oración en la que manifestábamos nuestra devoción y veneración.

La Eucaristía del 1º de Mayo fue presidida por Monseñor En punto de las 19:45 hrs. Jorge Cavazos, en la que del domingo 29 de Abril en todos reunidos; seminarisla capilla de Filosofía, poco tas, sacerdotes invitados, antes de celebrar las víspe- bienhechores, personal docente y administrativo y ras solemnes con todos los seminaristas y equipo laicos comprometidos que apoyan al seminario, nos formador reunido; un representante de cada Instituto, alimentamos de la Palabra colocó la imagen de san de Dios y del banquete EucaJosé en la capilla de Filoso- rístico, plasmando una vez fía, dando continuidad al más la corresponsabilidad signo de corresponsabilidad en la Iglesia. Posteriormente se dio lugar

virtuoso modelo de corresponsabilidad en la Iglesia.

A lo largo de los primeros siete días de este novenario, tuvimos de la oportunidad de compartir con nuestros hermanos teólogos, en la capilla de Filosofía, la Eucaristía, alimento espiritual que nos fortalece y une. Diferentes padres Invitados presidieron, dando su testimonio de vida, compartiéndonos homilías en las que se manifestaba la presencia de san José en su actividad pastoral y destacando también la virtud de la corresponsabilidad como línea de acción. Conferencias, conciertos y cursos propiciaron el ambiente festivo durante estos días y tuvimos la oportunidad de compartir con nuestros hermanos del Seminario Menor nuestra alegría durante estos días, ya que un grupo de baile folklórico se presentó el viernes 27 en sus instalaciones.

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“el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia que como seminario nos esforzamos a trabajar”

a la bendición del viacrucis, cuyas estaciones están distribuidas en partes estratégicas del Seminario Mayor y que tiene como finalidad invitarnos a meditar el misterio de la cruz de Cristo, indispensable en la formación al Sacerdocio ministerial. Para concluir nuestra festividad con el tradicional brindis de los Sacerdotes en Rectoría y el Banquete en el que año con año se realiza la tradicional premiación, nuestros hermanos teólogos quedaron campeones en tres de las cuatro disciplinas, Softbol, Voleibol, Basquetbol; mientras que el Instituto de Filosofía obtuvo el primer lugar en Futbol y en el tradicional Rally. Fue así, como concluyó al novenario a San José, dejándonos innumerables momentos de fraternidad, alegría, esparcimiento y crecimiento espiritual que como Seminario de Monterrey experimentamos año con año alrededor de esta festividad, pero que sin duda nuestra capacidad de asombro, nuestra disposición ante el hermano y el compartir nuestro llamado a la vocación del sacerdocio hacen que cada fiesta sea única. San José. Ruega por nosotros.

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Sra. Dorita Dorita, mamá espiritual del Seminario, vive en la casa de Dios. Antecedentes. Dora Angélica Elizondo García de Gómez fue su nombre, Dorita, como cariñosamente todos le llamábamos, nació el 10 de marzo de 1923 en Monterrey, Nuevo León. Sus padres fueron Alberto Elizondo González y Otilia García Peña; ella fue la menor de sus 9 hijos. Dorita contrajo matrimonio con el Sr. Alfredo Gómez Paz. Ambos tuvieron 6 hijos y disfrutó de sus 16 nietos y 8 bisnietos. Cabe señalar que su hermana, la Sierva de Dios Sor Gloria María Elizondo García, religiosa de la Congregación Misioneras Catequistas de los Pobres, está en proceso de beatificación. Apostolado y testimonio. Por 40 años fue socia de la UFCM (Unión Femenina Católica Mexicana) y encargada de la Sección Pro-Seminario de la Parroquia de Fátima. Y por 31 años ocupó el cargo de Presidenta de la Comisión Diocesana Pro-Seminario y de Vocaciones Sacerdotales, hasta el día de su muerte, el 30 de noviembre de 2011, con 88 años de vida. Dorita siempre estuvo muy al pendiente de las necesidades de la cocina y comedores de las 3 casas del Seminario de Monterrey; de las necesidades

personales de las religiosas Oblatas de Jesús Sacerdote (que sirvieron al Seminario por casi 60 años) y las religiosas Siervas de Ntra. Sra. de la Soledad que colaboran en el Curso Introductorio, en Allende, N.L. Como parte de la Mesa Directiva de la Comisión, me tocó trabajar con Dorita durante 21 años. Puedo afirmar que Dorita, con mi hermana Irma Ester Treviño de Garza (secretaria; fallecida el 12 de enero de 2011) y Eloísa Doria de García (encargada de alcancías) y yo como vice-presidenta, acordábamos salir juntas a comprar los utensilios necesarios para las cocinas y comedores del Seminario. A partir de enero de 2011, cuando su salud no le permitió seguir con el mismo ritmo, nos confiesa que

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ofrecía al Señor su enfermedad y todo lo que le fuera pasar, por las vocaciones y la santificación de los sacerdotes. En la reunión de septiembre pasado, al preparar una visita al Seminario Menor y aprovechar la convivencia familiar de octubre para promover más socias entre las mamás de los seminaristas, pregunté quiénes deseaban participar. Dorita, con firmeza y entusiasmo, fue la primera en levantar la mano para asistir, a pesar de su salud tan quebrantada. Lamentablemente al llegar ese día, ya estaba hospitalizada. El 29 de noviembre, por la tarde, el padre Juan Héctor y una servidora tuvimos la oportunidad


de visitar a Dorita en su casa; ya postrada y sin poder hablar pero con rostro sonriente, nos mostró su alegría de vernos. Le expresamos todo nuestro aprecio, cariño y oración en ese momento difícil tanto para ella y también para nosotros que nos conmovió verla en esas condiciones. Nos llamó la atención que ella sostuviera en una de sus manos algunas reliquias de su hermana Sor Gloria María y la imagen del Santo Niño de Praga. Fue gran bendición haber estado con ella ese día. Al despedirnos, me tomó fuertemente de la mano sin quererla soltar; quizá, en señal de despedida. Después nos enteramos que el Señor la había llamado a su presencia horas más tarde. Nuestro reconocimiento a Dorita por su amor y entrega a Dios y por lo que hizo a favor del Seminario de Monterrey. Todo esto lo expreso, con mucho cariño como testimonio, porque Dorita dio un gran ejemplo de amor por el Seminario y así nos lo transmitió a quienes tuvimos la satisfacción de convivir y trabajar cerca de ella.

Nuestro trabajo a favor del Seminario. Es importante decirles a nuestros seminaristas el objetivo de nuestra Comisión Diocesana Pro Seminario y de Vocaciones Sacerdotales con sus 91 años de existencia: o Ofrecer nuestra oración por los sacerdotes, seminaristas y por las vocaciones sacerdotales. o Apoyar a las necesidades personales de las religiosas (Siervas de Ntra. Sra. de la Soledad) que trabajan en el Curso Introductorio del Seminario de Monterrey, en Allende N.L. o Apoyar, de común acuerdo con el Departamento de Economía, lo necesario para el buen funcionamiento de las cocinas y comedores del Seminario de Monterrey en sus tres instalaciones. o

Ofrecer otros apoyos que favorezcan la vida espiritual del Seminario.

Nos reunimos el primer jueves de mes con nuestro Asistente Eclesiástico el P. Juan Héctor Garza González, en Degollado 616 Sur. Y aprovechamos este medio para invitar a las mamás de los seminaristas unirse a esta Comisión. Agradecemos a Dios Nuestro Señor por tantas bendiciones que Dios nos da y por la oportunidad de servir al Seminario con nuestro tiempo y oración. Comisión Diocesana Pro Seminario y de Vocaciones Sacerdotales Elvia Margarita Treviño de Tapia Vice-Presidenta

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Gela Gela, una mujer sencilla. Queremos reconocer a una sencilla mujer, una tímida chaparrita que trabajó mucho en nuestro Seminario y que fue llamada el 23 de febrero a gozar del abrazo del Padre Dios. Ángela Hernández Carranza, una mujer sencilla, originaria de San Luis Potosí, de Sierra Mojada en Xilitla, para ser exacto. Una mujer sencilla y noble, que sufrió mucho durante su vida -herida por la enfermedad de su cuerpo y por las distancias de la familia, etc.- y durante su proceso de salir de este mundo hacia el otro. Platiqué con Eufemia, su amiga inseparable que también, como Ángela trabajaba en el servicio de la cocina y del comedor. Ella me compartió muchos de los dolores que ella solita y muchos que juntas tuvieron que sortear: enfermedades, dificultades económicas, idas a la clínica 25 en la madrugada desde Juárez, malas atenciones en el hospital, dolores increíbles, etc... Entre ellas, lo que inició como ser simplemente compañeras de casa culminó en una gran amistad, prácticamente se hicieran hermanas. Estaban al pendiente una de otra, se sostenía mutuamente. Eu, dice algo que distinguía a Gela era su entrega al

trabajo, cosa que le costaba mucho por su salud muy quebrantada. Por ejemplo, recuerda que ella sola trapeaba los dos grandes comedores de nuestra casa. Cuando se agravó su enfermedad, fue el día 8 de febrero. Fueron a la clínica, le dieron medicamento pero estaba mal. Se fueron a la clínica 25 con la esperanza de encontrar una solución a los inmensos dolores del estómago que le daban. Ella por la desesperación se golpeaba en el vientre porque ya no se aguantaba el dolor, batallando para respirar por traer el intestino oprimiendo sus pulmones. Cuando pienso en todo lo que tuvo que sufrir en los últimos días de su vida sobretodo, pienso en la incertidumbre que pudo haber sentido. Pienso en el realismo que adquiere una profesión de fe

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en Dios, en la violencia interior que se ha de vivir para decir: “Dios mío, aunque parece que me has abandonado, mi confianza está en tus manos”. La última noche en que estuvo despierta, ella, que trabajó en el Seminario 13 años y cinco meses, le preguntaba a Eu: “¿Verdad que voy a salir de esto?”. Como buena amiga Eufemia le decía que sí, que le echara mucho ánimo, que iba a salir de esto… aunque sabía que no mejoraría más. A nadie le dijo nada Ángela… murió en el silencio, murió sin poder explicar lo que sentía, sin dejar


un testamento espiritual más que su recuerdo sencillo y grato, su sonrisa discreta y callada. Creo que si hubiera tenido la oportunidad de despedirse le hubiera dicho a Eufemia lo mucho que valoraba todas las cosas pequeñas con las que le refrendaba su amistad cada día, le diría que le hubiera gustado ir a las vacaciones que tenía programadas para la Semana Santa en su tierra en San Luis, le hubiera dicho que no olvidaría el atolito que le preparaba en la mañana antes de venir a trabajar al turno matutino… Seguro le agradecería al P. Heriberto Cavazos, director espiritual de Teología, la ayuda que le dio, pidiendo una camilla a los médicos y por los auxilios de la gracia; también le diría a la Dra. Idalia, ángel de la guarda de nuestro Seminario, que no tiene precio su apostolado y ayuda. Le diría al P. Ángel Montoya, gracias por sus atenciones en los últimos días de su vida y en los primeros de su partida a la casa de Dios. El cuerpo de Gelita partió a su pueblo el 24 en la mañana como a las 9 de la mañana y llegaron como las 6 de la tarde. Mucha la gente la estaba esperando. Sus

familiares, sus amigos, estaban en su casa, donde la velaron. La velaron toda la noche y todo día siguiente. Luego fueron a Misa a Aguacatlán de Jesús, más o menos a quince minutos en carro. Eufemia, recuerda que en la Misa exequial el sacerdote dijo que “aunque Ángela se había ido, está entre nosotros”. Sus papás sufrieron mucho por la pérdida de su hija, y su dolor se amplió todavía más. Víctor Armando, hermano de Ángela seguramente herido de dolor, con casi ocho años de no ver a su hermana, también murió en Estados Unidos unos días después en un tornado. En medio de tanto dolor de esta historia, no puedo dejar de pensar en Ángela, ahora en un estado ¡mucho mejor! Seguramente allá, están sentados en la misma mesa Ángela y Víctor, Dorita y su santita hermana Gloria… A ella, a Ángela le dirijo una oración, para que se la diga al oído a Jesús:

¡Gela, sé que estás mejor! Tú conoces muy bien nuestra casa del Seminario. Ven, date una vuelta entre nosotros y alcánzanos de Jesús la esperanza en la vida eterna. Consíguenos una esperanza grande como la tuya, más grande que cualquier dolor, más grande que cualquier deseo, tan grande que estire la vida en el servicio de Dios. Enséñanos a creer en el Dios que tú creíste: un Padre que no es causa de los males de esta vida, sino un sostén y una ayuda en medio de la tribulación y del dolor; un Dios que no es un impermeable a lo que la vida trae sino que nos ofrece una manera nueva y más alta de vivir. Gela, ruega por nosotros. Este artículo lo escribí después de una interesante plática con Eufemia Hernández Martínez. Elías Tadeo Ibarra Ramírez. IIIº de Teología.

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Visita de

S.S. Benedicto XVI 23 al 26 de marzo de 2012 Guanajuato, MĂŠxico

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Crónica e itinerario de la visita... pastoral, es también visita de Estado. Posteriormente, miles de católicos de todas partes del país salieron a las calles para observar el paso del papamóvil rumbo al Colegio Miraflores donde pernoctaría en su estancia en tierras mexicanas.

Al encuentro con el Mensajero de esperanza. Un mensaje de paz y esperanza fue el que trajo Su Santidad Benedicto XVI, al visitar la Ciudad de León, Guanajuato, los pasados días 23, 24, 25 y 26 de marzo. Cabe mencionar que esta visita es la primera que realiza a una ciudad mexicana dentro de sus siete años de pontificado; por lo que, esto llenó de gran alegría y entusiasmo a cada uno de los participantes dentro de esta visita papal. El día 23 de marzo el Santo Padre arribó al Aeropuerto de Silao hacia las 16:15 hrs. donde fue recibido por el Sr. Presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala, ahí se le dio un breve mensaje de bienvenida, tomando en cuenta que además de visita

El sábado 24 de marzo, inició sus actividades con una Eucaristía celebrada de forma privada en donde participaron personas allegadas a él. Después de un día de descanso hacia las 6 p.m. se reunió en visita de Estado con el Sr. Presidente de la República donde intercambiaron diferentes puntos de vista acerca de la situación social en que se encuentra nuestra República Mexicana.

Más tarde desde la Plaza de la Paz en Guanajuato se dirigió a un grupo de niños de diferentes partes del país, dejando un bello mensaje donde invita a defenderlos y alejarlos de la violencia buscando una reconstrucción social. A continuación recibiría las llaves del Estado de Guanajuato y con esto daba por terminado el primer día completo de trabajo en México.

En la noche de este día mientras el Papa descansaba, los jóvenes tenían una velada de oración previa a la Misa multitudinaria que se celebraría en el Parque Bicentenario al día siguiente a los pies del Cerro del Cubilete. Ahí alrededor de 640,000 fieles católicos de todas las diócesis de México y algunos de América comenzaron a llenar poco a poco el recinto, para tener el encuentro con el sucesor de Pedro, obispo de la Iglesia católica.

Visita de Benedicto XVI a México

Mensajero de paz

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El domingo 25 de marzo comenzó sus actividades sobrevolando el Cerro del Cubilete, posteriormente recorrió el estacionamiento del Parque Bicentenario donde alegremente se dejó querer por el pueblo mexicano. Hacia las 10 a.m. inició la Santa Misa donde estuvieron presentes más de un centenar de obispos de todas partes de México y América Latina. En su homilía, el Santo Padre, hizo énfasis en que el pueblo mexicano tiene que perder el miedo y ser mensajero de paz y esperanza, donde la fe debe renacer teniendo a Cristo como cabeza y centro de sus vidas.

de León tuvo una reunión con los obispos mexicanos en los cuales se les recordó que tienen la encomienda de ir pastoreando el redil que se les ha encomendado con gran alegría y gozo preocupándose por sus seminaristas y su presbiterio. Para concluir el día, una vez que se había dispuesto a

Todo lo que empieza tiene que acabar y pues llegó a su fin la visita papal el lunes 26 de marzo, la primera visita papal de Benedicto XVI a nuestras tierras mexicanas, donde otra vez miles de fieles católicos se volcaron a las Avenidas y al Aeropuerto de Silao para vivir la despedida del Papa quien partiría a Cuba para proclamar el evangelio

descansar en el Colegio Miraflores, como se ha vuelto tradición en las visitas papales del beato Juan Pablo II a tierras mexicanas, le fue dada una serenata en la cual pronunció un discurso no planeado donde dijo sentirse mexicano realmente y comprender por qué su predecesor quería mucho a nuestra nación.

en aquella Isla. Todos contentos agitando banderas, saludando, gritándole porras y palabras de aliento, despidieron al Santo Padre con una gran entrega a su persona dejando ver que para el pueblo mexicano la figura del Papa es y será siempre muy querida ya que ninguna otra nación muestra tan grande alegría, entusiasmo y amor hacia él.

Al término de la Eucaristía rezó el Ángelus como lo hace tradicionalmente los domingos en el Vaticano y para finalizar hizo una pequeña oración puesto de rodillas a los pies de una imagen de la Guadalupana. Por la tarde, en la Catedral


Las cuatro Casas de formación de nuestro Seminario de Monterrey tuvimos la oportunidad de estar presentes en la Misa en el Parque Bicentenario para la cual realizamos un viaje en autobús de poco más de diez horas para llegar a alojarnos un rato en la Ciudad de León y convivir con hermanos seminaristas de otras diócesis antes de ir al encuentro del Obispo de la Iglesia universal. Así pues, esta experiencia comenzó hacia la 1:30 a.m. cuando nos dispusimos abordar el camión que nos trasladaría del Seminario Conciliar de León al Parque Bicentenario al cual llegamos hacia las 3a.m. y ahí comenzaría una aventura de fe al caminar toda la madrugada a paso lento viendo a las personas con sus corazones deseosos de tener un encuentro con el Papa, escuchando y participando de cantos, porras, charlas, en fin esto y más se vivió en la caminata de 4 km. hacia el lugar de la celebración de la Misa multitudinaria. Finalmente fueron pasando las horas y la noche empezó a clarear pasando a la aurora y después de casi cinco horas de caminata logramos entrar al Parque para vivir el encuentro con nuestro Papa.

“Fue una visita de esperanza al continente y al país de la esperanza. México está dañado por situaciones de índole social y parecemos estar en el fondo de ellas y no tener una salida, sin embargo, la visita del Santo Padre vino a recordarnos que somos hijos de Dios y que estamos llamados a amarnos y vernos unos a otros como hermanos”. Diego Eduardo Ríos Méndez Instituto de Filosofía.

Visita de Benedicto XVI a México

Seminario de Monterrey presente

“Cuando me enteré de la visita del Papa al país, tuve el deseo de estar en la Eucaristía que celebraría, esperé el momento para solicitar permiso y ver la manera de asistir a tal viaje. ¡Todo fue providencia! ¡Pensar en incomodidades, sería lo último! Una vez estando en la celebración con el gozo de la cercanía de Cristo buen pastor en la persona de Benedicto XVI, experimenté también la satisfacción de pertenecer a la Iglesia que busca con ansia a Dios y anhela la unidad mediante la justicia, el amor y la paz”. Mario Alberto Pacheco Rodríguez Instituto de Teología.

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Visita de Benedicto XVI a México

Desde el corazón de Benedicto XVI Estractos de su mensaje «Benedicto XVI habla al corazón de los mexicanos durante su visita con un mensaje que parte del mismo Evangelio, de Jesucristo mismo, como Mensajero de Paz deja en el Pueblo de Dios peregrino en México palabras que lo animan y fortalecen.»

CEREMONIA DE BIENVENIDA DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Silao, Aeropuerto internacional de Guanajuato Viernes 23 de marzo de 2012 Vengo como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Deseo confirmar en la fe a los creyentes en Cristo, afianzarlos en ella y animarlos a revitalizarla con la escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos y la coherencia de vida. Así podrán compartirla con los demás, como misioneros entre sus hermanos, y ser fermento en la sociedad, contribuyendo a una convivencia respetuosa y pacífica, basada en la inigualable dignidad de toda persona humana, creada por Dios, y que ningún poder tiene derecho a olvidar o despreciar.

ENCUENTRO A LOS NIÑOS SALUDO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Plaza de la Paz, Guanajuato Sábado 24 de marzo de 2012 Dios quiere que seamos siempre felices. Él nos conoce y nos ama. Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la auténtica felicidad (…) Él quiere escribir en cada una de sus vidas una historia de amistad. Ténganlo, pues, como el mejor de sus amigos. Él no se cansará de decirles que amen siempre a todos y hagan el bien.

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Un corazón puro, un corazón nuevo, es el que se reconoce impotente por sí mismo, y se pone en manos de Dios para seguir esperando en sus promesas. El Reinado de Cristo Rey, se funda en un poder más grande que gana los corazones: el amor de Dios que él ha traído al mundo con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio (…) pidamos a Cristo un corazón puro, donde él pueda habitar como príncipe de la paz, gracias al poder de Dios, que es el poder del bien, el poder del amor. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a purificar nuestro corazón (…) para que lleguemos a participar mejor en el misterio salvador de su Hijo, tal como ella lo dio a conocer en estas tierras. Y pidámosle también que siga acompañando y amparando a sus queridos hijos mexicanos y latinoamericanos, para que Cristo reine en sus vidas y les ayude a promover audazmente la paz, la concordia, la justicia y la solidaridad. CELEBRACIÓN DE LAS VÍSPERAS CON LOS OBISPOS DE MÉXICO Y DE AMÉRICA LATINA HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Basílica-Catedral de Nuestra Señora de la Luz, León Domingo 25 de marzo de 2012

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SANTA MISA HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Parque Expo Bicentenario de León Domingo 25 de marzo de 2012

La Misión continental promovida en Aparecida, los exhorto a seguir abriendo los tesoros del evangelio, a fin de que se conviertan en potencia de esperanza, libertad y salvación para todos los hombres (cf. Rm 1,16). Y sean también fieles testigos e intérpretes de la palabra del Hijo encarnado, que vivió para cumplir la voluntad del Padre y, siendo hombre con los hombres, se desvivió por ellos hasta la muerte. Es de capital relevancia cuidar con gran esmero de los seminaristas, animándolos a que no se precien «de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Co 2,2). No menos fundamental es la cercanía a los presbíteros, a los que nunca debe faltar la comprensión y el aliento de su Obispo.

ÁNGELUS Parque Expo Bicentenario de León V Domingo de Cuaresma - 25 de marzo de 2012 Amar a María es comprometerse a escuchar su Hijo, venerar a la Guadalupana es vivir según las palabras del fruto bendito de su vientre. (…) En tiempos de prueba y dolor, ella ha sido invocada por tantos mártires que, a la voz de «viva Cristo Rey y María de Guadalupe», han dado testimonio inquebrantable de fidelidad al Evangelio y entrega a la Iglesia

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PALABRAS IMPROVISADAS POR EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI EL DOMINGO POR LA TARDE DELANTE DEL COLEGIO MIRAFLORES Domingo 25 de marzo de 2012 Llevaré conmigo, en mi corazón, la impresión de estos días. México estará siempre en mi corazón. Puedo decir que desde hace años rezo cada día por México, pero en el futuro rezaré todavía mucho más. Ahora entiendo por qué el Papa Juan Pablo II dijo: «Yo me siento un Papa mexicano».

CEREMONIA DE DESPEDIDA DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Aeropuerto internacional de Guanajuato Lunes 26 de marzo de 2012 Deseo reiterar con energía y claridad un llamado al pueblo mexicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro (…)Los llevo igualmente conmigo, compartiendo tanto las alegrías como el dolor de mis hermanos mexicanos, para ponerlos en oración al pie de la cruz, en el corazón de Cristo, del que mana el agua y la sangre redentora. ¡Queden con Dios!

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Experiencia de Equipo de liturgia

Por: Juan Pablo Castañeda Primero de Teologìa Doy gracias a Dios, nuestro Padre, que con su amor nos llena de gozo en su Hijo Resucitado. Ésta, es la expresión de gratitud más grande que puedo tener con Dios después de experimentar en mi vida un acontecimiento tan grande como lo fue la visita de su Santidad Benedicto XVI en tierra mexicana. En estas líneas cortas, quisiera verdaderamente compartir un poco de esa experiencia magnífica que significó mucho para mí. Recuerdo bien claro, como uno de los miércoles del mes de enero de este año, platicando con la Dra. Idalia, le manifestaba el más profundo deseo de ir a ver a su Santidad en la visita que haría a nuestro país, y de modo especial a la Arquidiócesis de León de la cual, mi diócesis de Irapuato, forma parte. Le decía: “No me importa ver un punto blanco a lo lejos, no me importa pasar frío toda la noche pero quiero, junto con todos mis compañeros, encontrarme con Cristo a través del Papa”.

Visita de Benedicto XVI a México

“Sin esperarlo, ni desearlo... un ran g regalo”

Sin más esperarlo, ni desearlo, mucho menos merecerlo, en el mes de febrero de este año, una noticia grata llegó a mi recámara a las 10:25 p.m., pues el Rector de mi Seminario Mons. Francisco González, estaba por la línea telefónica esperando que Luis Iván y yo, contestáramos el teléfono para darnos la noticia de que, en rifa del teologado de Irapuato, habíamos quedado los dos como finalistas, ahora sólo bastaba con tirar la moneda a suerte para poder saber quién sería el que acolitaría con su Santidad, pues sólo un lugar se le había concedido a mi diócesis, mi corazón latía fuerte, y aún no me hacía muchas ilusiones, pues gozo de una suerte no muy afortunada en cuestión de rifas y premios, al fin en mi interior pensé: “Si Dios lo quiere, será”. Entonces mi buen amigo Míreles, que por cierto se encontraba con nosotros, tomó una moneda de dos pesos que tenía en mi cómoda, la lanzo, y sí, el águila brilló al caer la moneda al suelo y con ella un pase para estar en la misa del Parque Bicentenario con el Santo Padre. Inmediatamente, me dirigí a la capilla del Santísimo y agradecí a Dios el don que me había dado y compartido, lo único que pasó por mi cabeza era pedirle que este acontecimiento me ayudara a amarlo más, era todo lo que deseaba mientras repetía constantemente “Gracias Señor”. Regresando a la recámara, marqué a mi mamá y a mi familia quienes muy emocionados recibieron la noticia que de igual modo compartí con uno sólo de mis amigos.

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El tiempo restante hasta la visita de su Santidad, fue de muchos preparativos, encuestas, papelería, formatos que del seminario de León me pedían llenar, para obtener la acreditación. Dos veces, tuve la oportunidad de ir a León para encontrarnos con Mons. Marini, ceremoniero de su Santidad, el cual, muy atento y cortés, siempre nos atendió, y nos animaba a que, en medio de tan hermosa ceremonia centráramos nuestra atención en encontrarnos con Dios. Recuerdo, nos marcaba mucho que, todo lo que hiciéramos, lo hiciéramos por Dios y para Dios. Nos exponía un poco del pensamiento del Santo Padre respecto a la liturgia y tratábamos puntos respecto a la organización de la misa y el servicio al altar. Dentro de este encuentro tuve la oportunidad de convivir con compañeros de León, Celaya y Querétaro, con los cuales tracé buenas relaciones, de hecho aún compartimos una que otra foto o video. Pero en fin, el día tan esperado se llegó, era domingo 25 de marzo, llegamos a las instalaciones del parque a las 7:30 a.m., en mi interior sentía gozo y alegría, todo acompañado con un ligero temblor en las manos, me sentía muy nervioso. Al llegar nos pusimos a rezar las laudes y a encomendar todo nuestro trabajo a Dios y a la Virgen santísima y encomendar a Dios nuestro Señor, a todas aquellas personas que me pidieron una oración en ese momento. Sépanlo y téngalo bien seguro que me acordé de ustedes y oré. Era impactante ver la cantidad de gente que llegaba de todas partes, todos reunidos para celebrar la fe. Y sí, después de escuchar por un buen rato

el helicóptero, los gritos de la gente, ver al Papa saludar a todos en el papamóvil; salieron los cuatro ceremonieros de sacristía gritando: “¡ya está aquí el Papa!” Inmediatamente todos nos reunimos fuera de la sacristía a esperar que saliera revestido. El primero en salir de la sacristía fue un compañero de León, se llama Arturo y con sus ojos cristalinos manifestaba la alegría de haberlo visto, en seguida, vi salir el báculo (Pastoral) por una pequeña puerta y junto a él, el Santo Padre se asomo, era una distancia aproximada de metro y medio al

momento donde se me vinieron a la mente unas palabras que si mal no recuerdo las dijo él al inicio de su pontificado, casualmente un 24 de abril de 2005 mismo día en que cumplo años, aquí las parafraseo: -“Dios se vale de los débiles”- y así me sentí, débil pero dichoso y fortalecido en mi vocación. Por último, dentro de sacristía tuvimos la gran y única oportunidad de saludarlo, me postré y la emoción y el vibrar era tanto que no me pude contener y en lágrimas expresé mi gratitud a Dios por este don

que estábamos de él. Él sonreía, se veía muy contento, yo no sabía ni siquiera que pensar, era todo como si el tiempo se hubiera detenido y sólo podía contemplar y sentir la santidad de la presencia de Dios en su Vicario en la Tierra. Iniciamos la misa, jamás pensé estar tan cerca. Yo detenía el micrófono por lo que logré aproximarme un poco más, como a la distancia de un metro, lo único que veía era su rostro sereno y alegre, anciano pero radiante. Y así, transcurría toda la misa, hasta que hubo un momento, el rezo del Angelus, cuando sólo quedamos de frente él y yo, un momento especial, un

de su bondad. Él sonrió al verme… esta fue la última vez que lo vi cerca. Ahora, cuando me preguntan cómo fue mi experiencia, revivo cada instante y me gozo con todos mis amigos y compañeros de este gran regalo tan maravilloso.




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