ÍNDICE 2
DESDE RECTORÍA
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NUEVOS OBISPOS PARA NUESTRA IGLESIA DE MONTERREY
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ORDEN Y MINISTERIO DEL DIACONADO
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IMPOSICIÓN DE SOTANA
CONSEJO
EDITORIAL Año 33 / No. 128 / Enero 2017 Tiraje: 16,000 ejemplares Impreso: ENFOQUE GRÁFICO
RECTOR
Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán
DIRECTOR EDITORIAL
Edgar Fabián Cruz del Ángel
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LA FAMILIA ES NUESTRA CASA
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LA FAMILIA Y LA VOCACIÓN
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DÍA DEL SEMINARIO
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¿SABES EN QUÉ SE USA TU APORTACIÓN PARA EL SEMINARIO?
CONSEJO EDITORIAL
Pbro. Darío Torres Rodríguez Lic. Ofelia Falcón Cervantes Lic. Alejandra Villarreal Taffinder
EQUIPO DE REDACCIÓN Edgar Fabián Cruz del Ángel José Luis Morán Becerra Joel Alejandro Dorado Araujo Marco Antonio Cruz Pérez
DISEÑO
Lic. Alejandra Villarreal Taffinder
INFOGRAFÍAS
Adrián Alejandro Garza Morales
FOTOGRAFÍAS
Jesús Francisco Martínez Cruz
www.seminariodemonterrey.org /Seminario.de.Monterrey Seminario_Mty
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Desde Rectoría Muy estimados hermanos y hermanas que integran la gran familia del Seminario de Monterrey. Como cada número de nuestra revista les saludo y les hago llegar algunas palabras de esperanza y fortaleza ente las dificultades. Con un gran sentido de agradecimiento a Dios hemos terminado el año 2016 que para nuestra casa formativa, fue de muchas bendiciones gracias a la intercesión que hace por medio de sus oraciones. ¡Gracias por querer tanto al seminario! Como ustedes bien saben en el pasado mes de noviembre celebramos la fiesta de nuestro Santo Patrón San Teófimo Mártir. Tener como modelo de santidad a un mártir en nuestro seminario nos desafía a ver nuestra vocación como una entrega de la vida hasta el final, en fidelidad a nuestra fe. La vocación sacerdotal no puede ser entendida de otra forma. Ahora bien, en nuestro camino formativo sacerdotal, en esta perspectiva de martirio, consideramos que es muy importante el papel de la familia y de tantas personas como ustedes que día con día se sacrifican con alegría para dar testimonio de su amor a Dios y al prójimo. Nuestra vocación al sacerdocio ministerial no puede completarse sin la fe que de ustedes, nuestra familia. Por ello, les agradecemos todos los sacrificios que han hecho y siguen haciendo para apoyar a la formación de los futuros sacerdotes. Les invito disfrutar las siguientes páginas de esta, su revista, para estén al día de lo que hacemos en el Seminario de Monterrey. En este número compartiremos la una reflexión acerca de la familia, ayudados de la Exhortación Apostólica que nos ha hecho llegar el Papa Francisco; también les ofrecemos información de la Pastoral Bíblica Arquidiocesana y una reflexión acerca de la importancia de la familia en la vocación y en la vida de los seminaristas. La presente edición de la Revista San Teófimo marca el inicio del año 2017, deseo para todos sea un año lleno de bendiciones para ustedes, familias y trabajos. La Providencia de Dios sea quien guíe las acciones que emprenderemos este año. Dios les bendiga y me encomiendo a sus oraciones para ser fiel al Espíritu Santo en este servicio pastoral como Rector del Seminario Arquidiocesano de Monterrey.
Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector
Nuevos Obispos
PARA NUESTRA IGLESIA DE MONTERREY uno tiene el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada (1560).
Mons. Oscar E. Tamez
Mons. Heriberto Cavazos
El Señor nos sigue manifestando, sin duda alguna, que no se deja ganar por nosotros en generosidad, gracia y bendición, pues en las primeras horas del pasado 31 de octubre, se dio a conocer el nombramiento de dos nuevos Obispos Auxiliares para la Iglesia de Monterrey. Dos sacerdotes de nuestra Arquidiócesis han sido elegidos por el Señor para continuar con la misión apostólica de la construcción del Reino de Dios. Meditar este hecho en nuestro contexto actual, es motivo de alegría, ya que contemplamos la misericordia que el Señor ha tenido con nosotros. El Catecismo de la Iglesia Católica, citando el documento conciliar Lumen Gentium (LG), nos recuerda el apreciable valor y don de la consagración episcopal. Cuando un sacerdote es consagrado obispo, en primer lugar, se llega a “la plenitud del sacramento del Orden” (1558). El presbítero, que alcanza tal plenitud, se le confiere la gracia del Espíritu Santo, para que funja el ministerio de santificar, enseñar y gobernar la vida de fe de la Iglesia: “los obispos (…) hacen las veces de Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre” (LG 21). Cada
El presbítero, y ahora Monseñor Oscar Efraín Tamez Villarreal, quien fungía como Secretario Canciller de nuestra Arquidiócesis, y el Monseñor Heriberto Cavazos Pérez, quien fuera Director Espiritual y ecónomo del Instituto de Teología del Seminario de Monterrey, durante la Eucaristía del pasado 31 de octubre, recibieron de parte de nuestro Señor Arzobispo, Don Rogelio Cabrera, la imposición del solideo y pectoral. Durante la homilía, Monseñor Rogelio los invitó a vivir los valores del cristianismo: “el martirio en su ministerio, la comunión eclesial y, el cuidado y generosidad para con los pobres”. Y agregó unas palabras que en el contexto de nuestra fiesta patronal a San Teófimo mártir, que en ese momento se celebraba en nuestro seminario, diciendo que: “los mejores obispos son aquellos que han sido mártires y santos”. Elevemos oraciones, sacrificios, comuniones, y horas de trabajo, ofreciéndoselas a Dios de modo muy especial para que fortalezca e ilumine el ministerio episcopal de nuestros dos sacerdotes de la Arquidiócesis, que serán consagrados obispos el próximo 11 de enero las 17 hrs. en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Y así, siendo fieles al llamado del Señor, cumplan con humildad y sencillez tan gran labor apostólica.
Por: José Luis Morán Becerra Primero de Teología
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Orden y Ministerio del
Diaconado
“Así, disponibles en la vida, mansos de corazón y en constante diálogo con Jesús, no tendrán temor de ser servidores de Cristo, de encontrar y acariciar la carne del Señor en los pobres de hoy”. Papa Francisco (Jubileo de los Diáconos, Año de la Misericordia)
La palabra “diácono” significa ministro o servidor y es utilizada en este sentido en el Nuevo Testamento. El diaconado surge como instrumento de servicio y como medio para asegurar la unidad de la Iglesia en la atención a los más necesitados. Imitando a Jesús que no “vino a ser servido sino a servir” (Mt 20, 28) los diáconos están llamados a vivir de tres maneras su ministerio de servicio: a) Servicio a la Palabra de Dios: Amar, proclamar, predicar y enseñar las Sagradas Escrituras en las celebraciones y a través de su vida diaria. b) Servicio a la Eucaristía: Servicio en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo por medio de su participación en la liturgia. También puede presidir el bautismo, el matrimonio, las exequias y la exposición del Santísimo Sacramento. c) Servicio en favor de la Justicia, la Caridad, la Misericordia y la Paz: Los diáconos
sirven como testigos de Cristo. A través de su servicio y ministerio viviente promueven las obras de misericordia y la pastoral social. Nuestro Arzobispo, Mons. Rogelio Cabrera López, ha invitado a todos los diáconos de la Iglesia de Monterrey a servir a los más probres y a no ser nada más “diáconos de zapatos boleados” sino diáconos entregados al servicio “sin asco, sin miedo y con prisa”. Que estas palabras me motiven a ejercer la “diaconía”, el servicio y el apostolado en donde quiera que esté, con el compromiso de revestir de ternura y misericordia todo lo que haga, en vísperas de mi ordenación diaconal el próximo 24 de enero. Para leer la nota completa, visita nuestro Blog: www.seminariodemonterrey.org Por: David Jasso Ramírez Cuarto de Teología
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UNA FORMA DE VIDA QUE DESEABA VIVIR Y FORMARME El sábado 10 de enero del año 2009 fue muy especial en mi camino vocacional, ya que ese día fue la Misa de Imposición de Sotana, un signo de compromiso con Cristo y con la comunidad, de servicio y entrega. La sotana negra representaba el hábito que a partir de ese día estaba dispuesto a usar, renunciando al mundo, buscando configurarme con Cristo. Con el alzacuello manifestaba mi deseo de seguir a Cristo y optar por esta vida que me iba mostrando. Con la banda azul tenía la confianza del cuidado amoroso y materno de María en mi vocación. Y con la cota o roquete, la gracia de Dios, quien nos mira con misericordia, nos da la fortaleza y valentía para seguir fielmente su camino. A pesar de que ya había usado la túnica cuando fui monaguillo, esto era completa-
mente diferente, representaba para mí una forma de vida en la que deseaba vivir y formarme. Sentimientos encontrados: nervios y angustia ante una gran responsabilidad, entusiasmo de aventurarme en este camino de fe, miedo de fallar, de no dar un buen testimonio, pero sobre todo alegría y paz que solamente Dios nos da al buscar cumplir su voluntad. Aquí comenzaba a dar mis primeros pasos, respondiendo al llamado que Cristo me hace de seguir adelante en este camino vocacional, buscando este ideal, haciendo mías palabras de Pablo: "¡Hasta ver a Cristo formado en ustedes!" (Gal 4,19). Por: Ángel Alejandro Moreno Valdez Tercerov de Teología
SIGNO DE UN COMPROMISO RENOVADO Escuchar que Dios te llama por tu nombre, al oído y al corazón, saberte y sentirte amado por Él es un regalo inmerecido, es un don que se responde con amor. A pocos meses de haber iniciado mi formación en el Seminario me doy cuenta que el camino a recorrer exige un compromiso renovado que consiste en dar nuevamente el Sí a la voluntad de Dios cada día; de seguir dando pasos en firme, de no quedar solamente en la afirmación sino en avanzar juntamente y la sotana es signo de ello. Realizar la petición de la sotana me ha significado consolidar el compromiso inicial, llevar más lejos mi respuesta y acordar una alianza, la cual representa la responsabilidad de perseverar en el trayecto encontrado, de superar los conflictos que se pu-
dieran presentar y trabajar constantemente para mantener y aumentar mi relación con Aquél que me llamó. Mi familia y yo esperamos con entusiasmo el día en que me puedan revestir físicamente de la prenda negra que simboliza la renuncia al mundo para entregarme totalmente al servicio del prójimo, de la coraza blanca que representa rectitud y de rodear con la banda azulada que es verdad de consagración.
Por: Roberto David Rentería Escamilla Curso Especial (CHE)
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LA FAMILIA ES
Nuestra Casa
ga en cuenta esta realidad para vivir con “independencia” su matrimonio, claro está, sin vivir aislados de la sociedad o de la Iglesia. ¿Qué tipo de casa es mejor? Sabemos que hay construcciones grandes pequeñas, extravagantes y otras muy sencillas y bonitas, hay casas acogedoras, y recordamos las casas de nuestros padres, abuelitos, tíos que son centro de reunión.
“Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles”. (Sal 127). Cuando leemos el primer capítulo de Amoris Laetitia del Papa Francisco, nos topamos con algo semejante a lo que nos dice el Salmo 127, pues aparece citada la analogía que Jesús hace de la construcción de una casa y la escucha de su palabra. Es importante destacar que el Papa Francisco toca puntos de reflexión basándose en San Juan Pablo II y otros documentos eclesiales que en su momento tomamos para hablar de la familia. Hemos escuchado el famoso dicho “el casado casa quiere”; así, será necesario que una pareja que se piensa casar, ten-
La construcción material, aunque es importante, no es todo lo necesario para construir un hogar. Construimos nuestra casa principalmente con aquello que nos ayuda a realizarnos como personas sabiendo que construimos algo espiritual y moral que será parte de la herencia para los hijos, que a través de ejemplos de vida cristiana, sabrán que Dios existe y es en quien fundamentamos la casa. Construimos nuestra casa espiritual poniendo como base de nuestra vida a Jesús, que es Palabra del Padre; nos daremos cuenta, entonces, que la casa se comienza a construir desde el noviazgo, con una conciencia y corazón puro que lleve a la pareja a vivir fielmente, porque los cimientos estarán fuertes. Hablar de la familia será algo complejo, no porque así lo sea, sino porque así lo han querido mostrar algunas ideologías y al tergiversar su significado. Una familia no es una sociedad de con-
9 vivencia, no es una pareja que comparte sus bienes, no es una pequeña comunidad que busca su progreso, no es un conjunto de personas con el fin de nacer, crecer y morir. Para hablar de la familia tenemos que partir del texto del Génesis en el que Dios crea al hombre y a la mujer para que sean una sola carne (Cfr. Gn. 2, 1-24). Es decir, que Dios no hizo del hombre dos personas, sino que de las dos hizo una, y en esta unión también participa Dios como miembro principal, pues Él es el amor (Cfr. AL 13). Son la unidad y la procreación, los dos fines del matrimonio que entrelazan la unión con Dios (Cfr. CIC 1055). Solemos cometer errores en nuestros comentarios en cuanto a las familias disfuncionales, casi condenando a las personas que así viven: madres solteras, acivilados, divorciados vueltos a casar, etc. No olvidemos que, en cualquier circunstancia, no podemos llevar a cabo un juicio temerario, sino más bien la miseri-
cordia asertiva que no excluye, sino que llama a tener vida digna (Cfr AL 27). Si el matrimonio decidió y prometió darse respeto y amor, debe buscar vivirlo a toda costa. Recordando ese compromiso, no desde que se casó, sino desde que comenzaron a hacer los cimentos. El Papa Francisco ha tomado el tema de la familia no porque sea una moda, sino porque es fundamento de la sociedad y de la Iglesia. Si la familia se degrada, se degrada la sociedad, y será imposible vivir sin esperanza, con un nihilismo que lleva a la muerte de espíritu. Y, aunque Dios da la vida, de la familia nace la vida; y veremos así reflejado el nacimiento, no sólo físico, sino también espiritual de quien nace de lo alto (Cfr. Jn. 3,5).
Por: Pbro. Ernesto Fabián Tello Medina Coordinador de Espiritualidad Curso Introductorio
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La familia y la vocación
Diác. Roberto
Diác. Reynaldo
¿Qué papel crees que juega la familia en la formación sacerdotal? Tal vez puedas imaginarte muchas cosas, pero ¿por qué no preguntarle directamente a los involucrados en la cuestión? Entrevistamos a dos diáconos y a algunos de sus familiares, y ellos nos responden… V: Diác. Roberto Van Troi Ramírez Garza R: Diác. Reynaldo Lázaro Arriaga 1. ¿Cómo reaccionó tu familia cuando les dijiste que querías ingresar al Seminario? V: Aceptando mi decisión y apoyándome en ella. Se pusieron contentos. R: Sorprendidos, los agarre en corto no se lo esperaban, aproveché una reunión familiar para decirles. 2. ¿Qué tan importante crees ha sido el apoyo de tu familia en tu formación sacerdotal? V: Muy importante, tanto su apoyo afectivo como efectivo, tanto con sus buenos deseos y apoyo económico.
R: Demasiado importante, sobre todo mi papá que siempre ha estado al pendiente de mí y apoyándome en todo lo que puede. 3. ¿Qué piensa tu familia acerca de tu vocación, ahora que eres diácono y a poco tiempo de recibir la Ordenación sacerdotal? V: Quieren mi felicidad en esta vida y están contentos por mi decisión de seguir a Jesús. R: Pues están contentos, pero considero que para ellos sigo siendo el mismo y me apoyan.
11 4. ¿Crees que tu respuesta vocacional ha influido de alguna manera en la relación de tu familia con Dios? ¿Cómo? V: Yo creo que sí. Dios obra en sus corazones y tengo certeza de que Él hace su obra en ellos. R: Creo que ellos siempre han sido creyentes y con sus propias devociones y espiritualidad personal, yo nunca los he obligado a nada, por lo tanto considero que la relación es la misma. 5. Menciona algunos ejemplos de situaciones familiares que hayan influido en tu respuesta vocacional. V: Trato igualitario con todos los seres humanos. Búsqueda de la equidad en
todos los seres humanos. Respeto para con todas las personas. La búsqueda de la sencillez en la manera de vivir. Ser felices con lo que se tiene, sin desear abundancia de cosas. Ser trabajadores, y disciplinados. Buscar cumplir con las obligaciones personales en todos los ámbitos de la vida. R: Por supuesto mi mamá, su enfermedad me ayudó a acercarme a la Iglesia y a partir de allí todo se fue presentando y aunque ella ya no vive, siempre he sentido su cercanía y su apoyo. De hecho era la única que sospechaba que yo terminaría en el seminario, yo nunca le dije nada, ni ella a mí, pero sí le comentó a mi hermana.
Y su familia nos cuenta su propia perspectiva... PV: Papá del Diác. Roberto Van Troi HR: Hermana del Diác. Reynaldo. PR: Papá del Diác. Reynaldo.
1. ¿Cómo recibiste la noticia de que quería entrar al Seminario? PV: Fue la culminación de un proceso que ya veía venir. HR: Primero me lo comentó mi papá de que le había dicho Rey que traía la inquietud. Luego Rey lo platicó y estábamos varios presentes, aunque la verdad para mí no fue una sorpresa ya que él andaba muy comprometido con la Iglesia. Y sobre todo se me vino a la mente lo que me había comentado mamá de que Rey entraría al Seminario. PR: Fue una sorpresa, pero también una alegría.
2. ¿Crees que la familia es importante en el proceso de formación sacerdotal? PV: Así es; si no fundamental sí ayuda en el proceso. HR: Sí demasiado importante es un apoyo hacia el seminarista en todos los aspectos: emocional, espiritual y económico. PR: Sí es muy importante la familia, creer en Dios y en la Iglesia. 3. ¿Qué piensas ahora que es diácono y está a punto de recibir la Ordenación sacerdotal? PV: Que ha sido capaz de avanzar hacia
12 sus metas trazadas y confío plenamente en su apostolado. HR: Pues yo pienso que es un gran logro en su formación. De primero pensaba que ya no iba a ser lo mismo platicar con él, yo veo un gran cambio en Rey; pero va a seguir siendo mi hermano el más chico y claro contenta por el camino que decidió. Ahora bien ya a punto de recibir su Ordenación Sacerdotal, pues me siento feliz y sé que será un gran sacerdote y aunque es el más pequeño de la familia es y ha sido un gran apoyo espiritual para la familia. PR: Que es una bendición de Dios para toda la familia. 4. ¿El hecho de tener un familiar en el Seminario de Monterrey ha cambiado tu relación con Dios y con la Iglesia? ¿De qué manera? PV: Dios está en mi corazón; y aunque critico de algunas conductas de miembros de la Iglesia, valoro enormemente
el aporte de muchos de sus miembros en la búsqueda de un camino mejor para nuestra Patria y los mexicanos. HR: No, no hay cambios ya que también estaba en un grupo de la iglesia. Lo que sí es que me di cuenta todo lo que pasa en una formación para ser sacerdote y veo que no es nada fácil. PR: Pues siempre he creído en Dios, y cada día nos acercamos más a Él y su Iglesia. 5. ¿Has tratado de colaborar en su formación sacerdotal? ¿De qué manera? PV: Sí; apoyándolo plenamente en todos sus pasos en la medida de mis posibilidades. HR: Sí. Tal vez he colaborado poco: en la oración y en algunas reuniones familiares en el Seminario. PR: Claro que sí, trato de hablar con mi hijo, animándolo que siga el camino que Dios le indicó, y ojalá se logre, Dios lo conceda.
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DÍA DEL SEMINARIO ¡Con tu ayuda mantendremos viva nuestra Iglesia!
El Día del Seminario es una celebración de fe en la cual el Seminario de Monterrey y la comunidad se unirán en oración en la Santa Misa los días 11 y 12 de febrero para pedir por tres intenciones especiales: - Las vocaciones sacerdotales, para que haya más jóvenes generosos que respondan al llamado del Señor. - Por los seminaristas que están en formación para que sigan perseverando en su vocación sacerdotal. - Por los sacerdotes, para que sigan siendo fieles en su ministerio. En reciprocidad y gratitud los seminaristas, el equipo formador y los colaboradores del seminario estarán en oración
constante pidiendo por las familias de la comunidad. Como parte de la celebración y con apoyo de más de cinco mil colaboradores entre jóvenes, grupos parroquiales y niños de colegios de inspiración cristiana se llevará a cabo también la Colecta Anual los días 18 y 19 de febrero solicitando apoyo económico en pro del aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales así como para apoyo en la formación y manutención de los jóvenes seminaristas que han aceptado ya el llamado de Dios. ¡Entre todos sumamos un granito de ayuda! Por ello si nos encuentras en las calles, parroquias, bancos o centros comerciales de Monterrey, apóyanos con tu oración y una gran sonrisa de aliento.
SEMINARIO MENOR Y ECONOMÍA Prolongación Corregidora #700 Nte. San Pedro, Garza García. Tel. (81) 1160-1313
CURSO INTRODUCTORIO Tel. (826) 268-5820
SEMINARIO MAYOR Tel. (81) 1161-5757
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