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Desde Rectoría ¿Los Millenial saben esperar? ¿Esperar o morir? Quien enfoca su vida en servir, siempre tendrá una razón para vivir La crisis de esperanza es una crisis de fe "Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza" Un amor que se contagia
(1 Pe 3, 15) Adulto mayor, sean signo de esperanza para los jóvenes
Ora, llama, ayuda...
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Rector/ Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Coordinador Dept. Comunicación/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez Director Editorial/ Dept. Comunicación Consejo Editorial/ Pbro. Darío Fco. Torres Rodríguez/Lic. Adriana Martínez del Río Equipo de Redacción/Pbro. Marcos Montealvo Veras/Ángel Bernal Hernández/Ismael de la Torre Acosta/José Ávila Rangel/Iram Valadez Villanueva Diseño/ Lic. Juan Luis Oliva Silva/Lic. David Almaguer Hernández Fotografía/ Lic. Juan Luis Oliva Silva/ Lic. David Almaguer Hernández/Abraham Oliva Tiraje: 13,000 ejemplares Impreso: Enfoque Gráfico
REC TO RÍA
La esperanza en acción
Muy apreciados hermanos y hermanas, familia todos de nuestro Seminario, reciban un afectuoso saludo en el Señor Jesús. En esta edición de nuestra revista , queremos compartir algunas reflexiones y testimonios, teniendo en mente la virtud de la esperanza. Nosotros como creyentes demos un salto de la buena “actitud” a una “actitud de fe” en que las cosas van a mejorar. Nuestra esperanza es asumida en el corazón cuando nuestro camino de fe e historia personal, es testigo de que Dios es un Dios vivo, que llega a nuestra historia, que se acerca y nos sana, nos salva y nos hace, ya desde esta vida, creaturas nuevas al llenarnos de su Espíritu Santo. Es la virtud de la esperanza la que ilumina y da sentido a las situaciones de insatisfacción de este mundo, o ante las crisis que nos toca enfrentar. Como todos saben, como Iglesia a nivel mundial y también en nuestra Arquidiócesis, vivimos una crisis vocacional reflejada en la baja de los ingresos a nuestro Seminario. Nuestro Arzobispo, lleno de esperanza, nos invita en su Sexta Carta Pastoral titulada «Llamados para llamar», a tener esperanza en Dios y en que su Espíritu hará surgir lo que él llama una «nueva primavera vocacional». (Nº 3). La esperanza se vive de manera activa, trabajando mientras Dios actúa en nuestra historia y haciendo nuestra tarea. Nuestro pastor nos está invitando a revisar y renovar nuestra pastoral, para que todos en nuestra Arquidiócesis, seamos «misioneros llamantes» que salgan en busca de vocaciones y animen, en nombre del Señor a los adolescentes y jóvenes a pensar en la posibilidad de una vocación específica de consagración, viviendo claro, el llamado a la santidad que el Señor hace a todos los bautizados. Que en este año que inicia, el Espíritu Santo nos ilumine para comprender los caminos que hay que seguir en esta nuestra misión de sembrar, cuidar y promover las vocaciones sacerdotales. Dios les bendiga y sigamos unidos en oración.
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Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector
VocaciónEs
La juventud actual tiene la concepción de la esperanza de una manera tan monótona que todo lo quiere tener de inmediato y si algo no sale como lo tenían pensado, tienden a desesperarse de inmediato. Es importante, reconocer que existen diversos factores que influencian sobre cada generación; tales como contexto social, cultural, económico y familiar, siendo el entorno familiar uno de los factores con mayor relevancia.
Tienen grandes conectividades con sus iguales, principalmente a través de las redes sociales. Por otro lado se presentan sus «intereses profesionales», en sus actividades laborales, muestran la ausencia de compromiso y entrega hacia un fin arduo, pero en la mayoría de los casos buscan experiencias que conlleven en la ayuda social, intereses pro ambientalistas y ecologistas (eco friendly). Su capacidad de dar no se mide solo en los actos, y no esperan ser reconocidos públicamente por eso no esperan su reconocimiento. La generación de los millennial no le da más importancia a las cosas materiales y al dinero como las otras generaciones, por lo que disfrutan más de las experiencias que de las metas finales, y si en esa experiencia se cumple el objetivo deseado sienten la satisfacción de haber cumplido con su objetivo. Quiero soñar que los miles de jóvenes millenial que salieron a la calle en el sismo del 19 de septiembre de 2017 y que nos han dado una lección de solidaridad, sigan siendo una esperanza que trasciende.
Para entender mejor cómo es que tienen esa concepción de la esperanza, se tienen que describir desde dos perspectivas. Considerando sus «características personales», son jóvenes con altas cualidades intelectuales y que cuentan con un rápido acceso a una gran cantidad de información a través de internet y dispositivos tecnológicos.
Ángel Bernal Hernández Tercero de Filosofía WhatsApp
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Conoce
¿ESPERAR O MORIR? La virtud de la esperanza es algo propio de nosotros los seres humanos. Todos esperamos algo, de alguien, de Dios o de nosotros mismos. Pero no se trata de una simple espera que se puede tornar impaciente. La esperanza no es cruzar los brazos y esperar que las cosas con las que soñamos lleguen a nosotros. De hecho, la esperanza es todo lo contrario: consiste en tener una actitud positiva y luchar para modificar nuestro entorno. Los seres humanos somos la única especie de seres vivos capaces de destruirnos a nosotros mismos; y es que nuestra vida no está hecha, tenemos que arreglárnosla para salir adelante. Cuando una persona no tiene esperanza de nada, su vida es monótona, no le encuentra sentido a lo que hace. Todos hemos conocido personas que viven tristes, en depresión o que han llegado incluso al suicidio a causa de la falta de sentido en sus vidas. Si no tenemos sueños y metas que cumplir, la vida es demasiado triste. Debemos siempre cuestionarnos a nostros
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mismos y tomar decisiones concretas sobre nuestro futuro. Friedich Nietzsche decía: “El que tiene un por qué para vivir, puede soportar cualquier cómo.” Este por qué no deben ser metas que consistan en obtener cosas o llevar a cabo algo. Por ejemplo, yo puedo soñar con tener un Rolex, pero el día que lo consiga, ¿Qué sigue? Sólo queda un vacío. No sólo se trata de lograr cosas sino de llegar a ser alguien, tener una imagen clara de cómo queremos ser. La persona que tiene esta clase de sueños, y se esfuerza por ellos, difícilmente caerá en depresión. Además son personas que contagian con su ánimo y positividad el ambiente que les rodea. Basta con recordar a los grandes líderes de nuestra historia, quienes con su apasionada esperanza movieron multitudes y lograron importantes cambios en el mundo. Pero surge un problema: podemos tener muchos sueños, pero con frecuencia nos sentimos incapaces de lograrlos. Aunque tal vez lo intentemos con todas nuestras fuerzas, caemos constantemente y fracasamos. Es aquí donde la esperanza terrenal
Con frecuencia hablamos de nuestra esperanza en Dios, pero también podemos hablar de la esperanza que Dios tiene hacia nosotros, pues todos estamos llamados a ser ese que Dios quiso soñar y crear, la sanya no es suficiente. No todo lo que uno tidad es ser plenamente nosotros mismos quiere, lo puede lograr. Pero donde están (Cfr. Christus Vivit n.162). los límites del ser humano comienzan las posibilidades que Dios nos ofrece, pues Finalmente, los cristianos tenemos la esperanza de participar algún día de la gloria de “para Dios todo es posible”. (Mt 19, 26). Dios. “Si nos mantenemos firmes, también Nuestra esperanza, más allá de tener o lo- reinaremos con él.” (2 Tim 2, 12) Ahí donde grar cosas, consiste en una persona: Jesús. no habrá más llanto ni dolor, donde nuestro A este proceso de esfuerzo, nosotros le lla- Dios reinará definitivamente y no habrá lumamos camino a la santidad. Recuerdo las gar para la injusticia ni para el pecado. duras palabras de San Pablo, advirtiendo a los corintios: “Si nuestra esperanza en CrisIsmael de la Torre Acosta to se redujera tan sólo a las cosas de esta Primero de Teología vida, seríamos los más infelices de todos los hombres.” (1 Co 15, 19).
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Entérate
La esperanza tiene que ver con el futuro, de tal manera que, cuando alguien no espera nada del futuro, no tiene esperanza. Hay, claro está, diversos tipos de esperanza, habrá quien quiere terminar sus estudios, después trabajar, tal vez formar una familia, quizá espera que vayan mejor las cosas en la familia, en el trabajo, en la salud; pero, hay una esperanza que es mayor que todos estos tipos de esperanza y que el Papa Benedicto XVI en la encíclica Spe Salvi llama: «gran esperanza», pues es una esperanza que tiene que ver con el futuro, que va más allá de está vida. Esta esperanza es un don, es decir, que no la obtengo por ser muy inteligente, aunque supone la inteligencia, es la esperanza que he recibido cuando se me dio la fe en el Bautismo.
arranca la esperanza. Por eso, vamos a plantearnos una pregunta fundamental ¿Cómo suscitar la esperanza? En primer lugar hay que anunciar el evangelio, pues en él encontramos la esperanza en Cristo, y no sólo la esperanza para esta vida, sino esperanza en la vida eterna. Dice San Pablo: «Si nuestra esperanza en Cristo se limita sólo a esta vida, ¡somos las personas más dignas de compasión!» (1 Cor 15,19). Está claro, lo específico y propio de la esperanza cristiana es la vida eterna, que Cristo con su resurrección nos ha alcanzado. Pero, ¿cómo anunciar el evangelio de manera que despierte la esperanza de aquellos que les ha sido arrebatada o que no se les ha anunciado?
La esperanza en la vida eterna, es decir, la vida plena en Dios, la que no conoce ya la muerte; no se sustrae del dolor o sufrimiento, lo asume, es más, es condición necesaria. «Los sufrimientos del tiempo presente no se Pienso en los jóvenes que sólo ven a su al- pueden comparar con la gloria que se ha de rededor violencia y muerte, esto les lleva a manifestar en nosotros» (Rom 8,18). Parte la angustia, al sinsentido de la vida, esto les del anuncio que suscita la fe, lleva implícito la cruz. ¿Cuál es esta esperanza? Es la esperanza de la vida eterna, el hombre fue creado para la vida, no para la muerte y, es la muerte justamente la que nos mata la esperanza.
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La cruz es la que da sentido a la resurrección, la muerte a la vida «el que ama su vida, la perderá; pero el que odia su vida en este mundo la guardará para la vida eterna» (Jn 12,25), la vida futura, ilumina el presente, lo hace llevadero, comprensible, le confiere un sentido. La fe cristiana es entonces fuente de esperanza, de manera que podemos decir que la crisis de esperanza es una crisis de fe, de ahí la necesidad y urgencia de anunciar el evangelio. Un texto de la encíclica Spe Salvi dice: «Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene la vida (cf. Ef 2,12). » La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando “hasta el extremo”, “hasta el total cumplimiento” (Jn 13,1; 19,30). Quien ha sido tocado por el amor empieza a intuir lo que sería propiamente la “vida”. Empieza a intuir qué quiere decir la palabra esperanza que hemos encontrado en el rito del Bautismo: de la fe se espera la “vida eterna”, la vida verdadera que, totalmente y sin amenazas, es sencillamente vida en plenitud» (Spe Salvi 27).
Pbro. Marcos Montealvo Veras Vicerrector
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Llamados para servir
Seguramente, durante este tiempo hemos podido celebrar con mucha fe, el misterio de la encarnación del Hijo de Dios y hoy podamos deternos y preguntarnos: “¿qué fruto en mi vida espiritual me han dejado estas celebraciones?” Actualmente, estamos viviendo una grave situación en nuestra sociedad y, probablemente en tu familia y amigos podrás descubrir que algunos de ellos celebraron la Navidad de una manera muy distinta. Hay muchas de las personas viven sin fe, sin esperanza; ven en la celebración de la Navidad un pretexto más para gastar dinero, comprar regalos, pasarle bien con amigos, etc. Pero habrá otros quienes prepararon su corazón para que Jesús pudiera nacer en él. El apóstol Pedro en su primera carta, nos invita a preparar nuestros corazones, con fe y esperanza, para poder darle culto al Señor; para darle un lugar en nuestro corazón digno de su amor; un lugar en el cual Cristo habite para siempre.
Estamos iniciando un nuevo año. Hagamos un alto en nuestras vidas y descubramos, por medio de estas virtudes teologales, la presencia de Cristo en cada uno de los acontecimientos de nuestra vida. Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe en Cristo, y suscite en nosotros el impulso de la esperanza para vivir este nuevo año, sintiendo su presencia en nuestras vidas, y así podamos compartir el amor que nos tiene con todos los que nos rodean. ¡Dios lo puede todo! ¡Dios se hizo carne! ¡Dios puede habitar en tu corazón! Créelo y dale una oportunidad a Dios, para que ya teniéndolo en tu corazón, puedas experimentar los frutos de su amor, los frutos de la Navidad. Que la fe, la esperanza y el amor, en este nuevo año que comienza reinen en nuestro corazón, y logremos estar dispuestos a dar razón en nuestra vida, de aquello de lo que Dios ha puesto en nuestro corazón: ¡Cristo Jesús!, nuestro Salvador. José Ávila Rangel Tercero de Teología
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Misión Pro es un espacio de convivencia en el que los adolescentes varones participan en campamentos, momentos de oración y reflexión, juegos y dinámicas que los ayudan a descubrir el inmenso amor que Dios les tiene. Sabemos que la adolescencia es una edad difícil, donde se están conociendo y conociendo el mundo, que algunas cosas les pueden parecer fáciles y pueden escoger rumbos en los que pueden salir perjudicados, por eso es importante su encuentro con Dios a esta edad, y vean en Él un amigo en sus vidas un amigo que no abandona y que siempre estará con ellos.
cipalmente a los integrantes más nuevos), pues muchos de ellos tenían miedo para hablar; pero recibieron apoyo de los adolescentes que tienen más tiempo en el grupo. Con actividades como ésta, los adolescentes aprenden a observar su entorno y perder el miedo a expresarse. Muchas veces los adultos los pueden considerar como inmaduros o que les falta aprender aún y la verdad es que muchos de ellos, vivieron realidades muy difíciles que los han hecho madurar y aprender de la vida.
El Seminario de Monterrey, le apuesta al adolescente por que él es el futuro y él Hace un mes, tuvimos un campamento podrá llevar lo aprendido aquí, a los deen el Parque Fundidora, e hicimos una más; porque la amistad con Dios, es Amor dinámica en donde teníamos que abor- que se contagia. dar a las personas que se encontraban paseando, para regalarles un caramelo y Iram Valadez Villanueva desearles una feliz navidad. Esa actividad Tercero de Preparatoria los hizo salir de su zona de confort (prin-
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