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Cómo elegir ser sacerdote y no equivocarse?

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Lo saludable es

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El llamado de Dios es una invitación que se hace en el silencio, en lo secreto, en lo íntimo del corazón, es así, que cuando Jesús llama la respuesta personal a ese llamado en concreto es una respuesta a la misión. El llamado a ser sacerdote es un discernimiento que se descubre en el caminar vocacional. El Seminario se vuelve ese momento de discernimiento, a lo largo de este tiempo el Señor va dando luces para un discernimiento adecuado, para descubrir su voluntad y no la nuestra. Esta es la manera en que podemos no errar en la escucha de lo que Dios quiere de nuestra vida, y en concreto en la vocación sacerdotal. No hay formulas, en el camino se descubre el auténtico llamado de Dios. Nunca hay error, nunca hay equivocación cuando se intenta responder con humildad y sencillez a un llamado hecho por Dios.

Pbro. Edgar del Río Reyna

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A través de un proceso de discernimiento, en el cual, a lo largo de tres años trabajé en comunión con mi acompañante espiritual, la oración, la necesidad del pueblo de Dios, y la Misa diaria, empezé a ver luces para dentro de mi camino vocacional.

Pbro. Daniel Morales Rodríguez

El carisma y el testimonio de los sacerdotes de mi comunidad parroquial, fueron los que influyeron para poner la mira en esta vocación, el mostrar a un Jesús cercano, alegre y que se preocupa por su comunidad, me llevo a preguntarme ¿qué los hace ser así? La respuesta sin duda la encontré en Jesús por medio de la amistad con Él y en la oración. Obviamente al elegir esta vocación, está la incertidumbre de saber si serás sacerdote o no, pero creo que si no tienes la experiencia de responder a esa inquietud que surge de ser sacerdote, no podrás saber si en verdad era tu camino o no.

Pbro. Jorge Alberto Rodríguez Urbina

Yo creo que la base está en reconocer que no se escoge ser sacerdote, sino que es un llamado que viene de Dios, que comienza como una inquietud plantada en el corazón, y que uno va descubriéndola. Ciertamente, el sacerdocio es algo que me agrada, y en cierta forma la decisión de hacer un proceso vocacional fue enteramente mía, porque me di la oportunidad de escuchar la invitación que se me hacía, y opté con total libertad seguir por este camino, pero de fondo, viendo las limitaciones propias, las expectativas que se tiene de nosotros, y el compromiso que uno adquiere al asumir el llamado de Dios, comprendes que todo viene de Él. Por lo tanto, no se trata de equivocarse o no, sino de ir discerniendo y reconociendo el camino. Entrar al Seminario por ejemplo, no es un “ya seré sacerdote”, sino mas bien, es el tiempo necesario para comprender con seriedad y entrega el llamado que se experimenta de Dios, decidir y entonces optar.

Pbro. Jesús Pablo Saldivar Castillón

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