San Teófimo | No. 131

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ÍNDICE 2

DESDE RECTORÍA

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¡TÚ VAS A SER SACERDOTE!

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ORDENACIONES SACERDOTALES 2017

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EXPERIENCIA DE MISIÓN: CASA SIMÓN DE BETANIA

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REUNIÓN DE COLABORADORES VOLUNTARIOS ¡CELEBRANDO JUNTOS UN AÑO MÁS!

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BIENHECHORES ESPIRITUALES EL PODER DE LA ORACIÓN

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EL DON DE LA VOCACIÓN PRESBITERAL GUÍA PARA LOS FUTUROS PASTORES DE LA IGLESIA DE MONTERREY

CONSEJO

EDITORIAL Año 33 / No. 131 / Julio 2017 Tiraje: 16,000 ejemplares Impreso: ENFOQUE GRÁFICO

RECTOR

Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán

DIRECTOR EDITORIAL

Edgar Fabián Cruz del Ángel

CONSEJO EDITORIAL

Pbro. Darío Torres Rodríguez Lic. Ofelia Falcón Cervantes Lic. Juan Luis Oliva Silva

EQUIPO DE REDACCIÓN Lic. Ofelia Falcón Cervantes Edgar Fabián Cruz del Ángel José Luis Morán Becerra Joel Alejandro Dorado Araujo Marco Antonio Cruz Pérez

DISEÑO

Lic. Juan Luis Oliva Silva

FOTOGRAFÍAS

Lic. Juan Luis Oliva Silva José Luis Morán Becerra Marco Antonio Cruz Pérez

www.seminariodemonterrey.org /Seminario.de.Monterrey Seminario_Mty


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Desde Rectoría Muy apreciados hermanos y hermanas, amigos y familia del Seminario de Monterrey. Reciban un afectuoso saludo. En esta edición de nuestra revista queremos presentarles lo que fueron las actividades de verano y el inicio de nuestro nuevo ciclo escolar 2017-2018. Durante estos meses de junio y julio las actividades que los seminaristas y formadores han realizado las hemos dedicado a las misiones, que en esta ocasión se realizó en varios decanatos de nuestra Arquidiócesis, anunciando al Evangelio y haciendo, de manera particular, una invitación personal a cada joven: ¿Has pensado lo que Dios quiere para ti?, ¿Sabes cuál es tu vocación?. El resto de los días de verano lo hemos dedicado en la convivencia con nuestras familias, amigos y comunidades parroquiales a las que tanto queremos. Ha sido un tiempo de apostolado pero a la vez tiempo de descanso, que ha revitalizado nuestra vocación para comenzar con nuevos ánimos el ciclo escolar. También queremos hacerte partícipe de la alegría que ha inundado nuestro seminario y nuestra Iglesia, por la ordenación sacerdotal de 7 hermanos nuestros, ¿Quieres conocerlos y saber qué sienten previo a su ordenación? Te invitamos a leer esta edición de la revista de San Teófimo. Aprovecho para agradecer todo lo que realizas para la formación de los futuros sacerdotes, queremos servirte mejor y entregar nuestra vida en esta vocación. Con nuevos retos, metas y proyectos, pero confiados en la mano providencial de Dios Nuestro Señor, estamos comenzando otro año formativo más. ¡No dejes de orar por nosotros, no dejaremos de pedir por ti! Mi bendición y afecto.

Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector


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¡Tú vas a ser Sacerdote! Esta aventura comenzó hace poco más de 10 años, para ser preciso el 28 de febrero de 2007, estando en el grupo de adolescentes, el sacerdote de la parroquia me dijo unas palabras que impactaron toda mi persona: “tú vas a ser sacerdote”. En aquél entonces, no pasaba por mi cabeza esa posibilidad, no era una opción que me hubiera planteado antes en mi vida, pero sin duda alguna, aquellas palabras resonaron en lo más profundo de mi corazón. Un sábado 4 de agosto del año 2007, fue el día que se concretizó esta aventura, entré al Seminario, aún recuerdo que ese día tenía demasiado miedo, no sabía lo que me esperaba, no tenía ni idea de lo que iba a encontrar en la vida cotidiana dentro del Seminario. Ahora, después de haber vivido y terminado estos 10 años de formación sacerdotal, sigo descubriendo que es Dios quien verdaderamente guía nuestra vida, sigo impresionándome de las maneras en que nuestro Buen Pastor actúa, siempre presente, la ternura del Dios de la Misericordia, cercano, fiel, que te acompaña en cada momento, y que va haciendo de la aventura de la vida tu propia historia de salvación, que se descubre en la propia vocación. Hoy, a unos cuantos días de ser ordenado sacerdote, puedo afirmar con toda certeza que el haber sido invitado a ser sacerdote de Dios es algo que sobrepasa todo pensamiento humano. Indudablemente es una invitación que viene de Dios. Escuchar este llamado y responder a este proyecto

de amor, no se alcanza a expresar con palabras, tal vez ni miradas, sino sólo en la hermosura de la fe, en el corazón de aquél que cree que Dios se sigue haciendo presente en su Iglesia para seguir amando por medio de sus ministros. Dios sigue llamando. Jesús sigue invitando como lo hizo con sus apóstoles, sus amigos. Dios sigue confiando en sus hijos para que respondan con alegría a este proyecto de Fe y Salvación. Vale la pena vivir esta aventura de alegría indescriptible, arriésgate a responder sí a su llamado. Por: Ángel Josué Loredo Diácono

Tel. 1158-2838

arquidiócesis de monterrey

centrovocacional.org

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"No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes" Jn 15-16

Ordenaciones Sacerdotales 2017 En medio de alegría y nostalgia los seminaristas, hoy diáconos transitorios, nos cuentan los retos, historias y aprendizajes en estos más de 10 años de preparación Espiritual, Humana, Pastoral e Intelectual... La Arquidiócesis de Monterrey, los Colaboradores Voluntarios, así como Bienhechores Espirituales y Materiales del Seminario de Monterrey verán como sus oraciones y apoyo han rendido fruto con la Ordenación de 7 nuevos Sacerdotes.

¡Ven y celebra con nosotros! Martes 15 de agosto de 2017 Basílica de Guadalupe | 5:00 P.M.


5 Diácono Roberto Van Troi Ramírez GARZA

Diácono REYNALDO LáZARO ARRIAGA

Entré a los 35 años de edad al Seminario, era cirujano general. Fueron dos acontecimientos entre enero y mayo del 2006 los que me hicieron preguntarme si Dios me llamaba, por una parte leo en la Basílica de Guadalupe en México un folleto que se llama la "vocación", y me dije: “¡esto lo estoy sintiendo yo!”. Tuve una revolución interna por el sentido profesional: prefería platicar con los enfermos que operarlos. Un psiquiatra en consulta me dice: “Roberto, el llamado de Jesús es personal”. A partir de ahí empecé a preguntarme "¿no será ésto un llamado?".

Un 20 de mayo de 2007 hago mi carta de la opción para entrar al seminario y fue el 4 de agosto del mismo año cuando ingreso al Seminario de Monterrey, tenía 24 años.

Ya son 10 años de estar respondiendo a Estos dos momentos fueron claves para Dios y feliz de que Él me siga manifestando entender el mensaje de Jesús: “Deja todo, su llamado a la vida sacerdotal, aunque al desde hoy serás pescador de hombres”. inicio yo me negaba a este llamado, siempre me abandoné a la voluntad de Dios y Cuando decido seguir el llamado de Jesús, hoy estoy aquí, feliz en este camino. experimento un gozo enorme de tener la certeza que Dios me llamaba para ser sa- Llegar a ser sacerdote significan muchas cerdote. cosas: Dios se ha fijado en mí, es una gran responsabilidad, un gran reto, una gran miHablarle de Él a los demás y ayudarles a sión, y un compromiso con Dios, el pueblo poner en práctica sus enseñanzas no tiene de Dios y conmigo mismo. precio, estoy muy agradecido con Dios, con Jesús, con el Espíritu Santo de haberme lla- Quiero compartir a Dios con alegría, con mado a consagrarles mi vida en el sacerdo- gozo, esperanza y mucha fe. cio. A lo largo de los años tuve una crisis vocacional cuando estuve en el Curso Introductorio, y con maletas hechas un sacerdote me aconsejo ir al santísimo a lo que le pregunte a Dios “aquí estoy para hacer tu voluntad, ¿qué es lo que quieres de mi vida?”. La respuesta fue clara.


6 Diácono ÁNGEL JOSUÉ LOREDO GARCÍA

Diácono ADRIÁN MARCELO HALÚN CAVAZOS

Cuando estaba en la parroquia, el vicario Miguel Pasillas me dijo: “Tú vas a ser sacerdote”, no estaba en mi pensamiento, no estaba en mis planes, ni en mi vida, sin embargo este fue un llamado de Dios muy interesante al hacerlo por medio del sacerdote. Entré al seminario a los 17 años, estudiaba Ingeniería Mecánica Eléctrica en la UANL, practicaba ciclismo incluso estuve en las fuerzas básicas de Monterrey. El fin de semana que asistí al retiro sacerdotal, al ver la vida de Juan Pablo II me llamó mucho la atención como Dios puede transformar los proyectos personales en proyecto de Dios. En ese entonces entró la espinita en mi corazón y sentí que debía intentar a responder al llamado, lo hice con gusto y también con miedo, fue en ese fin de semana donde Dios me llamó.

Mi proceso vocacional lo inicié a los 16, al seminario entré a los 18 años.

Al principio estuve confundido, ciertamente optar por Dios en este mundo actual es de locos, mucha gente al platicarles mi inquietud le sorprendía mucho ya que mi perfil en la preparatoria no era el de un sacerdote, muchos esperaban diferentes opciones de vida para mí, pero al final Dios pudo más y Llegar a ser sacerdote es responder al lla- fue como decidí ingresar. mado que Dios me hace en mi indignidad, en mi limitación, en mi propio pecado… es Ciertamente hubo miedo a lo que no couna gran compromiso al ser un proyecto de nocemos, al como me iba a ir, hubo sentiDios para nosotros en el cual uno intenta mientos muy intensos y al final es una gran ser dócil, implica poner tu alma, tu vida y tu paz saber que la decisión que tomé hace 10 persona en la manos de Dios. años Dios la va confirmando con su voluntad y se va haciendo presente en mi vida. Mis papás fueron los últimos en enterarse ya que quería estar seguro de mi decisión, el primer año viví mis retiros vocacionales sin que ellos supieran que me estaba preparando para el seminario, cuando mi inquietud y mi decisión fueron madurando y me animo a ingresar al seminario fue cuando les conté que tenía ya trece meses discer-


7 niendo lo que Dios tenía para mí. Desde el primer momento me apoyaron, ciertamente fue inesperado, ya que mi perfil indicaba otras líneas, hasta hoy están muy contentos con los pasos que voy dando, han hecho mucha amistad con mi compañeros y sus familias, nuestras familias se han hecho muy cercanos, este ambiente eclesial en el que nos vamos desenvolviendo como familias, les ha causado mucha alegría. Dios ha puesto su mirada sobre mí y ha querido llamarme a servirlo de esta manera y le pido que su amor pueda pasar a través de mí a su pueblo.

DIÁCONO EDGAR EDUARDO ALVARADO GONZáLEZ Entré al Seminario a los 15 años recién cumplidos, un 6 de agosto de 2005. Desde muy pequeño fui cercano a la Iglesia gracias a los valores que mi mamá me inculcó, siempre participé en grupos parroquiales y desde antes mi familia concretamente mi mamá me acercó a Dios, me inculcó los valores cristianos y durante ese tiempo de mi infancia, de mi adolescencia me sentía muy bien en la iglesia, en ese ambiente de parroquia, de apostolado, siendo monaguillo, en los grupos de jóvenes y formando parte de la adoración nocturna mexicana yo me sentía como en mi casa, la iglesia era el lugar donde más tiempo pasaba. Fue un amigo de la familia que era seminarista quien me invitó a vivir el proceso vocacional, él siempre bromeaba conmigo diciéndome que yo debía ser 'padrecito', cuando lo escuchaba yo no me lo creía, me sentía indigno, lo sentía muy lejano, yo pen-

saba que como iba a ser posible, ya que yo era muy inquieto muy alegre. Un día lo acompañé a un retiro en Aguascalientes y descubro que los seminaristas son personas normales, bromean, ríen, lloran, juegan, son como todos, con la diferencia que quieren consagrar su vida a Dios, me identifiqué con ellos. Mi mamá es madre soltera y desde muy pequeño me enseñó a amar a la familia y a orar por mi papá aunque no estuviera con nosotros, y a cuidar a mis hermanos -soy el mayor de cuatro-. Cuando decido entrar al seminario, mi mamá me cuenta que al momento de mi nacimiento casi da luz en el taxi en el que iba al hospital y gracias a Dios sí llegamos, pero las cosas se complicaron un poco y estuvo un tiempo en el hospital y como buena madre cristiana me consagró al Señor, nunca me lo contó hasta el momento que en que ingresé, para mí es un reafirmar este llamado que sentía y que Dios me estaba haciendo a consagrar mi vida al sacerdocio. Llegar a ser sacerdote significa que Dios me ha mirado con misericordia y que voy a experimentar algo que no puedo entender, no puedo describir, que no soy digno, pero que acepto con agrado, consciente de la gran responsabilidad que eso significa.


8 DIÁCONO CARLOS NICOLÁS GÓMEZ MUÑIZ

DIÁCONO PEDRO MORA OVIEDO

Antes de entrar al seminario era estudiante de la Facultad de Ingeniería Civil, tenía 23 años de edad. Servía en la parroquia en los cursos y formación de papás y padrinos de los niños de catecismo, era acompañante en los grupos y coordinador de los coros.

Entré al seminario a los 47 años, yo estaba trabajando, estudié una carrera, tenía un trabajo profesional bueno que me gustaba, había perseverado por crecer, me pagaban muy bien, sin embargo, en una hora santa sentí algo muy grande que me decía: ¡VEN!

Descubro mi vocación en el proceso vocacional, es cuando empiezo a cuestionar acerca de mi vida y de mi futuro. Al aceptar el llamado experimenté una paz y alegría interior, cada etapa de la formación he ido experimentando sentimientos maravillosos, el ir descubriendo y reafirmando que lo que estoy haciendo es lo correcto a través de su voluntad, al ver cómo los frutos se van manifestando.

Sentí mucha alegría al sentir el llamado, era sorprendente el hecho que me hubiera llamado a esta edad, claro que había incertidumbre al dejar todo lo que había hecho hasta el momento. Pero un día al salir del Centro Vocacional algo en mi corazón me decía: “Yo te amo, te amo mucho, ven y sígueme”. Me fui directo al trabajo y renuncié para seguir a Jesús, me decían que estaba loco.

Expresarle a mi familia mi decisión al principio fue difícil, aunque mi mamá me dijo que ya se lo esperaban al verme sirviendo siempre en la parroquia, ella ya sabía que Dios me estaba pidiendo. Mi papá fue fiel a su personalidad me dijo: "tú eres mayor de edad, es tu decisión", poco a poco lo fue asimilando y le fue agradando la idea. Ser sacerdote significa encontrar la gracia de Dios, gracias a este llamado puedo transmitir y llevar la paz a las personas así mismo entregarle a Dios en sus manos a hombres y mujeres que va llamando a su presencia.

Ser sacerdote es desgastar la vida por el pueblo de Dios, por los pobres, por los desamparados, por los que más lo necesitan, es ser Cristo, un Cristo que se acerca con el pueblo y entrega amor. Me impacta mucho el sufrimiento de la gente, al servir en las pastorales he vivido de cerca el dolor de los padres al entregar a sus hijos en el tutelar, de la esposa que tiene a su esposo en el penal, el de la madre sordomuda al tratar sacar adelante a sus hijos, quiero entregar mi vida para ayudar a todos, acompañarlos, escucharlos.





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Experiencia de misión: Casa Simón de Betania

Cada año nuestra Iglesia obedeciendo el mandato de Cristo, sale cada semana santa, a llevar la buena noticia a toda persona (cfr. Mc 16, 15- 18), por lo que son muchos los jóvenes y familias misioneras que salen de su vida ordinaria a evangelizar a pueblos y ciudades, llevando con alegría el mensaje de la Resurrección. Así mismo, el Seminario de Monterrey, se une a esta tarea de todo cristiano, designando a sacerdotes y a seminaristas, un centro de misión, en el cual durante esa semana, salen a vivir y celebrar, con el Pueblo de Dios, el Misterio Pascual de Cristo.

bargo, este año Dios quiso que un servidor experimentara su pasión, su muerte y su resurrección en la Casa Simón de Betania. Acepto que al principio me sorprendió saber que mi destino sería ese, ya que pensé que sería designado a una parroquia o una capilla.

La Casa Simón de Betania es un hogar, que desde 1987, alberga y atiende gratuitamente a niños, adolescentes y adultos enfermos de VIH, SIDA, Cáncer y Tuberculosis sin importar credo religioso, sexo o edad; brindándoles un techo en un ambiente de Hoy quiero compartirles mi experiencia que respeto, aceptación y espiritualidad. en este año me tocó vivir, y que sin duda alguna, fue muy diferente a las misiones que Las personas que se atienden son canalizadurante mi vida apostólica parroquial ha- das, o bien, llegan a la institución porque no bía realizado. Digo esto, porque pensamos cuentan con los recursos económicos para siempre que las misiones de semana santa solventar su enfermedad, son rechazados se llevan a cabo en algún pueblo, ciudad por sus propias familias o porque ellas espequeña con capillas y parroquia, sin em- tán imposibilitadas de atenderlos de forma


13 adecuada. Al principio desconocía que iba a hacer en este tiempo de misión, pues el panorama era muy diferente a las experiencias de misiones que había vivido en el pasado, pero, eso sí, me queda claro que fue Dios quien me fue llevando y guiando para saber de que modo los pacientes podrían celebrar el Misterio Pascual. Él me regaló la oportunidad de crecer humanamente y espiritualmente cada día de la misión. El Lunes Santo aprendí que el verdadero mártir es aquel que entrega su vida en el sufrimiento por amor a Dios; el martes, un residente conocido como Don Oscar me trasmitió con su “¡gracias hijo!” el cariño sincero de Dios de Padre; el miércoles, con Miguel aprendí que Dios escucha la oración de los corazones sinceros; llegado el Jueves Santo experimenté la sencillez y alegría de los niños; y el viernes, el poder curar las llagas de Cristo en una de las pacientes. Estas son algunas de las cosas que Dios me regaló durante esta semana santa, además de tener la oportunidad de darles de comer, bañarlos, limpiarlos, escucharlos y vivir con ellos una misión totalmente diferente, pero con un gran significado para la vida.

vive en carne propia, pero, sobre todo, en donde la resurrección se vive cada día al salir el sol. Oremos por los misioneros, por las hermanas y laicos que atienden a los pacientes de este hogar. Y pidamos por los enfermos, para que Dios salga a su encuentro en aquel que puede servirlos con amor y alegría.

Puedo resumir esta misión en tres palabras que, sin duda, me ayudaron a reafirmar mi llamado hacia el sacerdocio de Cristo: el amor, que me invita a la entrega absoluta en el prójimo; la obediencia, al aceptar la voluntad de Dios; y la alegría, al experimentar el gozo de haber servido al Señor en el hermano enfermo y celebrar con ellos su Pascua. Hoy te pido que si conoces a alguien que necesite ser atendido, lo lleves a este hogar en donde la misericordia de Dios se hace presente, en donde la Pasión de Cristo se

Por: Ignacio Ávila Rangel Primero de Teología


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Reunión de Colaboradores Voluntarios

¡Celebrando juntos un año más!

El pasado primero de junio, el Seminario de Monterrey tuvo la oportunidad de reconocer a los Colaboradores Voluntarios que año con año continúan desinteresadamente apoyando en la recaudación económica, con la cual es posible dar manutención y formación a los seminaristas y padres formadores. Fue el Arzobispo de la Arquidiócesis de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López quien ofició la misa de agradecimiento para posteriormente hacer la entrega de reconocimientos a quienes cumplieron entre uno y treinta años de apostolado. Gracias a los más de 500 Colaboradores que hacen posible mantener viva la iglesia de Dios, y felicidades a quienes cumplen un año más a nuestro lado.

¡Muchas gracias!


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Bienhechores Espirituales El poder de la oración

El llamado de Dios puede ser confuso pero al final siempre es preciso, contundente y lleno de alegría. Puede llegar desde una voz interior o externarse a partir de alguna persona, lo cierto es que siempre se hace presente en la vida de quienes Él ha elegido. La oración es un elemento que alimenta y fortalece cada vocación. Los Bienhechores espirituales son personas de la comunidad de todas las edades quienes adoptan espiritualmente a un seminarista y rezan cada día porque su vocación persevere y pueda culminar en su Ordenación Sacerdotal. Bienhechora Lucía Carolina Valdés Casanova, 38 años, Psicóloga y virgen consagrada. "Tengo 18 años de ser Bienhechora Espiritual, cuando me hablaron para decirme que ya se iba a ordenar por quien estuve rezando tantos años, fue un gozo indescriptible, y más el haber asistido a su ordenación, fue un regalo de Dios. Me volví a anotar y tengo ya dos sacerdotes por quien pido cada día. Aún después de la ordenación sigo rezando por ellos, trato de mantenerme en contacto, de estar cerca, es una bendición el saber que Dios me regaló la oportunidad de rezar por ellos y verlos ordenados. No tenía idea del rostro pero tenía la certeza que Dios me escuchaba, mi oración estaba siendo escuchada y Él sí sabe que esa carita, ese corazón estaba contando con mi oración me alentaba a ofrecer mi día, mis enfermedades, mis alegrías y tristezas, las misas, mis oraciones por ellos. De alguna manera la oración continua me ayudó en mi propia vocación: soy virgen consagrada desde hace 2 años.

Tu oración los fortalece,

¿Quieres ser Bienhechor Espiritual?

Escríbenos a: comunicacion@seminariodemonterrey.org


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El don de la Vocación Presbiteral guía para los futuros pastores de la Iglesia de Monterrey Recientemente salió a la luz un nuevo documento clave para la formación de los futuros sacerdotes que se titula: Ratio Fundamentalis Institucionis Sacerdotalis, o también se le puede conocer como "El Don de la Vocación Presbiteral”. Este documento nos recuerda las palabras del Papa Francisco en la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero, el 3 de Octubre del 2014, externando su preocupación por la debida formación de los seminaristas: “Se trata de custodiar y cuidar las vocaciones, para que den frutos maduros. Ellos son un “diamante en bruto” que hay que trabajar con cuidado, respeto y paciencia a la conciencia de las personas, para que brillen en medio del Pueblo de Dios”. La nueva Ratio nos invita a conocer la gradualidad de nuestro proceso formativo, es decir, que asumamos nuestra formación con paciencia, ya que los valores se adquieren poco a poco. Para cumplir con este objetivo, se nos proponen vivir las cuatros etapas de formación: La etapa Propedéutica o Introductoria, la etapa Discipular o Filosófica, la etapa Configurativa o Teológica y la etapa de Pastoral o Síntesis vocacional.

Otro aspecto interesante del documento es el tema de la Inculturación. Al considerar que nuestra Iglesia ha existido gracias a las diversas culturas que la adoptaron, es necesario que el seminarista reconozca que la Inculturación es una regla de vida, se debe respetar el proceso de cada seminarista que tenga una cultura distinta, como es el caso de los seminaristas indígenas. En nuestra Iglesia de Monterrey estamos conscientes de la necesidad de sacerdotes, por eso, estamos renovando el Seminario a la luz de la nueva Ratio para ser pastores mejor preparados, pero lo mejor de todo, es que con este lineamiento estamos cumpliendo el deseo de nuestro Santo Padre Francisco, de ser una Iglesia de puertas abiertas y en salida, lo que nos hace más conscientes de que nuestra vocación es misionera y que tiende al servicio en favor del Pueblo Santo de Dios. Para leer la nota completa, visita nuestro blog: www.seminariodemonterrey.org Por: Gerardo Álvarez de León Diócesis Ciudad Victoria



SEMINARIO MENOR Y ECONOMÍA Prolongación Corregidora #700 Nte. San Pedro, Garza García. Tel. (81) 1160-1313

CURSO INTRODUCTORIO Tel. (826) 268-5820

SEMINARIO MAYOR Tel. (81) 1161-5757

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