San Teófimo | No. 132

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ÍNDICE 2

DESDE RECTORÍA

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ENCONTRÉ LO QUE TANTO BUSCABA

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ORDENACIONES SACERDOTALES 2017

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EXP REUNIÓN D

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BIENHECH EL DO

CONSEJO

EDITORIAL Año 33 / No. 132 / Septiembre 2017 Tiraje: 16,000 ejemplares Impreso: ENFOQUE GRÁFICO

RECTOR

Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán

COORDINADOR DEPT. COMUNICACIÓN

Pbro. Darío Torres Rodríguez

DIRECTOR EDITORIAL

Edgar Fabián Cruz del Ángel

CONSEJO EDITORIAL

Pbro. Darío Torres Rodríguez Lic. Ofelia Falcón Cervantes Lic. Adriana Martínez Del Río Lic. Juan Luis Oliva Silva

EQUIPO DE REDACCIÓN Pbro. Hugo Chávez Lic. Ofelia Falcón Cervantes José Juan Montalvo Montalvo Omar Alvarado

DISEÑO

Lic. Mayra Gómez González Lic. Juan Luis Oliva Silva

FOTOGRAFÍAS

Lic. Mayra Gómez González Lic. Juan Luis Oliva Silva José Luis Morán Becerra Marco Antonio Cruz Pérez

www.seminariodemonterrey.org /Seminario.de.Monterrey Seminario_Mty


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Desde Rectoría Muy apreciados hermanos y hermanas, amigos y familia del Seminario de Monterrey. Reciban un afectuoso saludo. Con alegría les compartimos la nueva edición de nuestra revista . En esta publicación les ofrecemos una bellísima reflexión acerca de la vocación, tal y como nos lo muestra la Sagrada Escritura, además les presentamos los testimonios vocacionales de los nuevos diáconos, en los que contemplamos cómo hoy, el llamado de Dios se encarna en personas concretas. Es hermoso descubrir que la misma voz que resonó en el corazón de los profetas, los apóstoles y todos los personajes bíblicos, sigue resonando el día de hoy, y las personas siguen respondiendo a éste llamado, dejando todo, para seguir a Jesús y consagrarse al servicio del Reino de Dios. Otro tema de actualidad que abordamos en este número de la revista tiene que ver con algo que a todos inquieta: las redes sociales; pero, desde la perspectiva de la evangelización. Las redes allí están y estarán, están cambiando el mundo y a los jóvenes, no debemos asustarnos y huir de ellas, hay que entrar en las redes para “echar las redes” de la fe. Esperemos que lo que en esta revista les compartimos les anime en su vida de fe y les invitamos a seguir orando con intensidad por el aumento de vocaciones, especialmente para que los jóvenes de hoy, contemplen en su vida la opción de una entrega total en una vocación de consagración. Dios les bendiga y nos encomendamos a sus oraciones que sabemos, Dios escucha atentamente. Un abrazo fraterno en Cristo.

Pbro. Juan Carlos Arcq Guzmán Rector


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¡Tú vas a ser Sacerdote! Seminarista Omar Alvarado Tercero de Preparatoria

Encontré lo que tanto buscaba

Mi llamado durante la adolescencia lo descubrí gracias a mis padres, ya que ellos fueron a vivir un retiro de matrimonios y volvieron muy cambiados y después me invitaron-obligaron a vivir un retiro de adolescentes. La verdad yo no quería ir porque yo pensaba que iba a ser un fin de semana desperdiciado porque no conocía de Dios, ni quería conocerlo, pero al final fui a ese retiro y me encontré con Dios en la Eucaristía, que aunque no lo conocía me trajo una paz y una tranquilidad que no había encontrado en ningún lado y ahí sentí mi primer llamado al sacerdocio.

cente, pero ahora haciendo una carta para estar con Él y servirle con amor, porque decidí entrar al Seminario de Monterrey y comenzar mi formación desde la preparatoria. Ser seminarista desde la preparatoria es una experiencia muy padre. Una preparatoria abierta a los alumnos(as) externos al Seminario es algo muy enriquecedor porque permite desenvolverte como persona pero siempre consciente del compromiso que llevas como seminarista y el testimonio que eres para ellos.

Anímate a seguir al Señor, con Él andarás en nuevos mares y juntos echarán las redes, pero algo sí te digo, nunca vas a descubrir nuevos océanos mientras tengas miedo de alejarte de la orilla. En estos dos años dentro del Seminario se han convertido en los mejores años de mi vida pues encontré lo Con el paso del tiempo conocí a un semi- que tanto buscaba. narista de mi comunidad parroquial y me invitó a vivir el proceso vocacional y la verPara leer la nota completa, visita nuestro blog: www.seminariodemonterrey.org dad yo tenía mucho miedo; pero con todas estas dudas e inquietudes en mi corazón decidí hacer mi proceso. Pasó todo un año Tel. 1158-2838 donde empecé a formularme más preguncentrovocacional.org tas y aclarar otras, y al terminar ese año de proceso, recuerdo que estaba hincado en ¡Contáctanos! la Catedral de Monterrey frente a ese Jesús que encontré en aquel retiro de adolesarquidiócesis de monterrey


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' La Vocacion en el

4to Evangelio

Desde la mirada de Juan Yo era apenas un muchacho cuando me incorporé al grupo de los discípulos que seguían a Juan el Bautista. Él era un profeta hecho y derecho: lo movía la fuerza de la palabra de Dios, era coherente, hablaba con autoridad y no se arredraba ante nada ni nadie, todo el pueblo lo sabía, por eso lo tenían en alta estima. Además, hacía años que no había surgido un profeta en Israel. Yo, personalmente, lo admiraba y lo veía inalcanzable, de una altura espiritual difícil de imaginar a mi edad. Había otro profeta en nuestro entorno que igualmente comenzaba a ganar simpatizantes. Aunque su presencia era bastante discreta, sus expectativas eran muy altas, se trataba de un tal Jesús de Nazaret, escuché que tiempo atrás había sido también parte de los discípulos de nuestro maestro. Eran tiempos de esperanza avivados por las antiguas promesas libertarias de nuestro Dios, por lo que no fue extraña la separación para conformar otro grupo. En cuanto a mí, el aprendizaje al lado del Bautista llenaba mis anhelos; lo único que llamaba mi atención, era que a diferencia de los que seguíamos a

Juan, decían que Jesús escogía a sus discípulos. Con el paso del tiempo, el grupo del bautista y el grupo de Jesús se fueron fortaleciendo, hasta el grado de experimentar una cierta rivalidad y orgullo de pertenecer a uno o a otro. A pesar de ello, se notaba un mutuo respeto. Inclusive me desconcertaba algunas afirmaciones esporádicas que Juan hacía acerca de Jesús, parecían ir más allá de una simple admiración. No era el único que lo percibía, también mis compañeros, sobre todo los más viejos, les parecía que el Bautista iba decreciendo en su protagonismo y apuntaba hacia alguien mucho más fuerte. Nuestras incógnitas por fin se despejaron el día que los judíos enviaron desde Jerusalén a sacerdotes y levitas, entre ellos algunos fariseos, para preguntarle al Bautista quién era; él confesó sin negarlo: yo no soy el Mesías. Sólo soy la voz que clama en el desierto… detrás de mí viene uno al que no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias… Los emisarios no esperaban que


Juan contestara así, tampoco los que éramos sus discípulos. Aquella tarde, después de su inesperada respuesta, la noche fue silencio. Al día siguiente, todavía desconcertados, Jesús caminaba cerca de nosotros, Juan nos dijo con la solemnidad de un profeta: Éste es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Sin pensarlo, atraídos por Jesús, lo seguimos inmediatamente (sólo Andrés y yo). Cuando el Maestro nos vio, lo primero que dijo fue: ¿Qué buscan? Una pregunta que aún hoy sigue haciendo eco en mi interior. Lo que se nos ocurrió responder, y quizá lo mejor, por salir espontáneamente, fue: ¿Dónde vives? A lo que nos contestó: vengan y véanlo con sus propios ojos. Ese día la pasamos con él; tengo muy presente la hora exacta en que lo conocimos. Los años al lado de Jesús pasaron muy rápido, muchas cosas no las entendimos en su momento y tantas otras que quizá parecían poco importantes, cobraron relevancia después de la resurrección. Posterior a las apariciones de Jesús, surgieron en mi convicciones y fortalezas que no pensé tener, como si hubiera estado dormido y de pronto despertara a caminar. Muchos años más tarde, en Asia, junto con una comunidad de hermanos, elaboramos un escrito al que llamaron el cuarto evangelio. Sí, los que habíamos sido testigo de aquella gloria, la que vimos con nuestros propios ojos, la que contemplamos, la que oímos y la que tocamos. La del Verbo que puso su morada entre nosotros, la de aquel que es la vida y la luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. La comunidad de aquel entonces me tuvo una especial consideración por ser alguien

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6 cercano a Jesús, pero no era difícil serlo, el Maestro se hacía próximo y se dejaba encontrar, era parte de su ser. También corrió una leyenda de que yo no moriría hasta que el Señor regresara por segunda vez, pero eso no fue lo que dijo exactamente, Pedro es quien mejor comprendió lo que quiso decir el Señor. Algo parecido difundieron los otros discípulos, porque en la cena antes de la Pascua, como si algo presintiera, me senté al lado del Señor y, a la luz de los hechos posteriores que lo llevaron a la cruz, el significado de las acciones y palabras de esa noche tomaron otro valor. Otros tres sucesos más me asociaban próximo al Señor: primero, al pie de la cruz estaba María, la madre del Señor; ahí estuve también a su lado cuando él nos habló. Segundo, la mañana del domingo, cuando María Magdalena nos dijo aturdida que se habían llevado al Señor y no sabía dónde lo habían puesto, Pedro y yo corrimos hasta el sepulcro y al ver el sudario y los lienzos en

un lugar aparte, me vino de golpe lo que el Señor nos había preanunciado. Entonces, vi y creí. Por último, la aparición del Señor en el lago de Tiberíades. Esa madrugada, Pedro dijo que salía a pescar, la mayoría quisimos acompañarlo. Después de bregar toda la noche no sacamos nada. Al lo lejos, oímos una voz que nos preguntó si teníamos algo para comer, respondimos que no; entonces nos gritó que echaramos la red a la derecha y para sorpresa nuestra atrapamos ciento cincuenta y tres peces enormes, aún así, la red no se rompió. No fue casualidad lo que pasó esa mañana, como un relámpago en mi memoria, reviví la escena de unos años atrás, donde nació el llamado de algunos de nosotros pescadores. Entonces grité muy fuerte: “Es el Señor”. Pedro, fue el primero, que se arrojó al agua. Me he preguntado muchas veces por qué Jesús me escogió a mí, si era apenas un


7 muchacho. Encuentro una única razón en mi interior a la luz de la Escritura: He querido dejar claro, en el libro que ustedes conocen, que fui sólo un testigo como otros, pues si contemplan el vocabulario del cuarto evangelio, las expresiones de cariño y amor que Jesús me tuvo son las mismas que le prodigó a los demás discípulos y, más allá de nuestro grupo, a otros como Martha, María y Lázaro. En estos pasajes donde aparezco, he buscado, a propósito, que no se mencione mi nombre. ¿Por qué? Porque la voz insistente de la comunidad me ha hecho ver que así cómo Dios le cambió los nombres a ciertos personajes de la Escritura, para darles un nuevo rumbo a sus vidas. Jesús, como a tantos otros de sus seguidores, cambió el mío y lo he reconocido en la voz de mi Iglesia: “el discípulo amado”.

Escrito por Pbro. Hugo Chávez






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Los jóvenes como agentes tecnológicos Para la evangelización

Benedicto XVI en su mensaje en la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones habló del «extraordinario potencial de las nuevas tecnologías», por él definidas como «un verdadero don a la humanidad». Espontáneamente surge la pregunta: si la tecnología, en particular la revolución digital, cambia nuestro modo de vivir y de pensar, ¿no cambiará (o ya está cambiando) nuestro modo de pensar y vivir la fe?

El reto, por tanto, no debe ser cómo usar bien la red, como a menudo se cree, el reto es ¿cómo vivir bien en tiempos de la red? En este sentido, la red no es un nuevo «medio» de evangelización, es principalmente un contexto, en el que la fe está llamada a expresarse no por una mera voluntad de presencia; sino por la connaturalidad del cristianismo con la vida de los hombres. Jesús mismo, al anunciar el Reino, supo utilizar elementos de la cultura y del ambiente de su tiempo: el rebaño, los campos, el banquete, las semillas, etc. Hoy estamos llamados a descubrir, en la cultura digital, símbolos y metáforas significativas para las personas, que puedan servir de ayuda al hablar del Reino de Dios al hombre con- compromete a enseñar a los jóvenes y a la temporáneo. misma Iglesia, el uso de las redes sociales, aprovechando al máximo estas nuevas heEs por ello que, en la Nueva Evangelización, rramientas de comunicación masiva, para los jóvenes son el futuro y el presente en que su trascendencia, nos permita formar la Iglesia. Son destinatarios y agentes de discípulos en la era digital que comprenden evangelización, especialmente con sus con- el significado profundo de la red misma, en temporáneos, porque ellos viven en esta el proyecto de Dios: no como un instrumenrealidad virtual desconocida e incluso ene- to que se "usa", sino como un ambiente en miga de los ya mayores en edad. Esto nos el que se "vive" y se da testimonio.


13 Jesús se valió de las redes de Pedro en el pasaje de la pesca milagrosa (Lc.5, 1-11), Él no le dijo “deja las redes y hazte un sembrador”. Jesús parte de la figura de aquello que Pedro conocía, desde donde Pedro “está”. Jesús desea valerse de lo cotidiano en la vida de los jóvenes, lo que ellos dominan, para que vayan y hagan discípulos (Mt. 19-20). Si Jesús está presente en nuestros ambientes, podemos ver ocurrir milagros. Sólo Él transforma lo cotidiano en extraordinario con su presencia. Si Jesús está presente en tu vida, también estará presente en tus redes sociales. Si quieres pertenecer a los cyberapóstoles te invito a usar tus redes para ser pescador de hombres.

Diácono José Juan Montalvo Cuarto de Teología


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Reunión de Colaboradores Voluntarios

¡Ayúdanos con tu oración por un seminarista durante toda su formación!


Tu apoyo es de gran ayuda, sĂŠ colaborador y gana

$25,000 al vender el 1er y 2do premio




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uivoco ¿Y si me eq " . a in m ca . arriesga no edas quieto a. Quien no te equivocarás si te qu sg ie rr A ! a Más ¡Arriesg a el Señor! ¡Bendito se rancisco

Papa F

SEMINARIO MENOR

Prolongación Corregidora #700 Nte. San Pedro, Garza García. Tel. (81) 1160-1313

CURSO INTRODUCTORIO Tel. (826) 268-5820

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