B.8__Viernes 5 de diciembre de 2014, Trujillo, La Libertad
TURISMO
La Industria
> ESCENARIO DE UNA MILENARIA CULTURA QUE SE RESISTE AL TRANSCURRIR DEL TIEMPO
GuíaÚtil SU ORIGEN
El historiados Jorge Zevallos Quiñones sostiene que Guanchaco es un vocablo yunga y no tendría una traducción etimológica. Por otra parte, Gua-Kocha, palabra quechua que significa laguna hermosa, nombre que se remonta, según diversas crónicas, al año 1200. Existen otras denominaciones como Huaycocha o Guanchaque, que con el correr de los tiempos y el habla popular dio como resultado la actual denominación de Huanchaco.
CABALLITO DE TOTORA
BUCÓLICO. Las tardes son especiales en el balneario de Huanchaco cuando cae el sol junto al tradicional muelle y a los caballitos de totora.
FOTOS: GUIDO SÁNCHEZ.
Huanchaco: artesanía y sus hermosas playas BALNEARIO SE HA CONVERTIDO EN EL DESTINO PREFERIDO DE LOS TURISTAS NACIONALES Y EXTRANJEROS.
Incrustadas en la arena reposan las embarcaciones de totora. bordeando la playa, a lo lejos una línea verde casi imperceptible. De allí se sigue extrayendo el material utilizado durante tres a cinco milenios para la elaboración de las rústicas naves. Son los totorales, los humedales, los balsares. En la antigua lengua de la zona se les llama ‘wachakes’, palabra que puede traducirse como ‘ojo de agua’ y que dicen da su nombre a este mágico lugar: Huanchaco, uno de los últimos reductos del caballitos de totora. El elemento representativo de esta antigua tradición es el uso del caballito de totora.
Guido Sánchez Santur guidosanchez@laindustria.pe
“Huanchaco está habitado por indios tributarios, de carácter humilde y dulce, pero que, sin embargo, pagan un tributo al Gobierno por no permitir entre ellos negros ni mulatos. Son extremadamente laboriosos; los hombres se ocupan continuamente en la pesca, y las mujeres en la fabricación de canastas y canastillos de junco marino, que trabajan de un modo superior” Así escribió en 1815 el viajero francés Julián Mellet, en sus Crónicas de América. Desde entonces esa laboriosidad se mantiene entre los huanchaqueros natos. Sin importarles el avance urbanizador, se han refugiado en los rincones del antiguo balneario, donde siguen fabricando sus caballitos de totora, emulando a sus antecesores de la cultura Moche. Este balneario, a solo 15 kilómetros de Trujillo, se ha convertido en el último refugio de los herederos de los moches. Ellos continúan dedicándose a la pesca artesanal, como sus ancestros, utilizando los caballitos de totora, en los que desafían las olas marinas. Estos curtidos hombres, desde muy pequeños, aprenden los secretos del mar, su principal proveedor de su alimento diario, pues el producto de la pesca lo ofertan a los restaurantes ribereños. Estos huanchaqueros tienen el privilegio de pescar en las mismas naves que utilizaron los antiguos moches y chimús, hace mil 500 años. Es una embarcación que deslumbra a cuanto foráneo llega a estos lares. Los encontramos a orillas del mar. Caminan a paso lento, pero con la frente en alto, con la mirada hacia el horizonte, allá donde se oculta el sol. Tal vez recordando que, desde niños, ese pedazo de mar los acogió con ternura, porque supieron dominar y respetar sus embravecidas aguas en épocas de marejada. Estos hombres, de piel curtida por el sol y salpicada de hazañas, se han convertido en el símbolo de Huanchaco. Quizá sea la etnia más pura del norte peruano. Mi respiración se agita de solo saber que estoy al frente de
MUELLE ANTIGUO
CONCURRENCIA. Cientos de personas se congregan.
SURF. Los extranjeros vienen a correr tabla hawaiana.
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La tarde cae y los rayos tropicales del sol queman menos que el mediodía y, sin inmutarse, prosiguen sentados en la arena o en el malecón, tejiendo sus redes.
de que volveré una y otra vez –como el niño que relee su cuento preferido– a admirar el mar y a sus hombres añejos surcando las olas en sus caballitos de totora.
TRADICIÓN. Los artesanos ofertan sus diversas creaciones en distintos materiales.
quienes por sus venas corre la misma sangre de esos hombres y mujeres que levantaron los templos ceremoniales de las huacas del Sol y la Luna, El Brujo o Chan Chan, la ciudad de barro más grande de América y capital del imperio Chimú. La tarde cae y los rayos tropicales del sol queman menos que el mediodía y, sin inmutarse, prosiguen sentados en la arena o en el malecón, tejiendo o parchando sus redes; o simplemente mirando el mar. Como sus predecesores, tienen su propiedad en el mar. Sí,
su ‘chacra marina’, delimitada por líneas imaginarias que reconocen. “Cada uno tenemos un área de entre 50 y 60 metros cuadrados, que al momento de pescar demarcamos con boyas o flotadores”,asegura Hermenegildo Díaz Urcia, un viejo hombre de mar que habla como dándonos una lección. Gracias a ellos el caballito de totora se ha convertido en icono de Huanchaco y en símbolo de la región. Termina la charla, Hermenegildo se pone de pie y camina lentamente, mientras atisba el océano, ese sonoro tes-
tigo de su grandeza. Imagino que sus pensamientos lo transportan a sus ancestros, a sus tatarabuelos, quienes con su ingenio y destreza surcaron el mar en su enorme patacho y desembarcaron en Huanchaco para hacer de esta región un gran señorío, con su dios, el Señor de Las Montañas, Takaynamo, o el guerrero conquistador Minchanzamán. El sol se oculta, desvaneciendo las alargadas figuras de quienes caminamos al filo de la playa. Me voy con la seguridad
Exquisita gastronomía Esta tradición es la vitrina principal de Huanchaco. No solo tiene historia, sino un presente plasmado en la exquisita y variada gastronomía que se sirve en los numerosos restaurantes y picanterías, asentados a lo largo del malecón Víctor Larco y en El Boquerón. Muchos llegan de muy lejos, con la única finalidad de probar la chita al ajo, el arroz con mariscos, el cebiche o la crema de cebiche que aquí se prepara con un estilo singular, y cuyos sabores desbordan los paladares más exigentes. Estas son suficientes razones para voltear la mirada a este balneario y enrumbar en busca de una vivencia inolvidable. Al llegar no solo nos acoge el calor de su clima y sus amplias playas, sino la hospitalidad y el cariño de su gente. ¡Buen provecho!
Es uno de los lugares más visitados por los turistas de diversas partes del mundo que llegan al balneario de Huanchaco. En cuanto a su arquitectura, la composición espacial y formal del muelle de Huanchaco, está generada por una plataforma que se inicia desde una pequeña plaza ubicada en la orilla de la playa, se interna homogéneamente hacia el interior del mar, rematando en su parte final con un espacio formado por dos glorietas. Su forma lineal varía por la inclusión de una plataforma, adosada a su extremo derecho, al costado de las glorietas y dispuesta en un nivel más bajo para el fácil acceso de los pescadores que suelen realizar sus tradicionales faenas en el lugar.
SU CARNAVAL
Esta festividad se celebra desde principios del siglo XX, los pobladores de Huanchaco realizaban un carnaval emulando al carnaval veneciano famoso por esa época, con el pasar de los años y las nuevas generaciones pasó a ser organizado por el Club Huanchaco, consta de varias actividades entre ellas la coronación de la reina, campeonato de surf, fiesta del luau, creatividad en la arena, campeonatos de caballito de totora, el desfile de carnaval entre otros. El año 2012 el corso del carnaval se llevó a cabo el 25 de febrero.