¿Y EL RETRATO DELA VIEJA... DÓNDE ESTÁ?

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Parte de Música | Nº 289 s $OMINGO DE JULIO DE

Suplemento dominical del

3WING LATINO

¿Y el retrato de la vieja… dónde está? ,OS VAIVENES DE UN TANGO INMORTAL

DESDE SU ESTRENO CON EL CANTOR -IGUEL -ONTERO HASTA LA INTERPRETACIØN HECHA POR (ÏCTOR ,AVOE EN HOMENAJE A &ELIPE 0IRELA T/ Ángel Méndez F/ Archivo CO

E

l aguacero nostálgico nos cubrió sin piedad este 29 de junio. Se cumplieron 23 años de un adiós bastante triste, el de Héctor Juan Pérez Martínez, mejor conocido como Héctor Lavoe. Recordamos episodios de su vida, barnizada de alegría para cubrir las costuras trágicas. Nuestros encuentros, tanto en Venezuela como en Nueva York y Puerto Rico. Diálogos entrecortados por la firma de algún autógrafo o la necesidad de una foto (el “selfie” ha existido toda la vida). Sus éxitos, sus canciones… Fue en 1979 cuando asistimos al bautizo del LP Recordando a Felipe Pirela. En ese álbum Héctor grabó una canción que podemos calificar de inmortal. Una de esas piezas destinadas a trascender en el tiempo si son interpretadas tal y como las imaginó su autor. Hablamos de “El retrato de mamá”, compuesta en 1959 por Carlos Russo y la uruguaya Marujita Falero

para que don Miguel Montero, un cantor nacido en San Miguel de Tucumán, poseedor de un estilo potente, dramático y un tanto llorón, se luciera en los escenarios de Buenos Aires. “Bien hermano. Vine a verte, no es para pedirte nada... / Yo, aunque pobre, voy tirando... Te agradezco la intención / ese Cadillac en la puerta y esta mansión alhajada / dicen lo que progresaste, que es alta tu posición…”. Pero la canción en cuestión no fue tomada muy en cuenta por los argentinos. Tanto así que cuando se escribe la biografía de Montero, no se menciona el tango que él estrenara en el año 59. “El retrato de mamá” viene a ser un suceso discográfico

cuando es versionado en tiempo de bolero por tres estrellas de la rockola: Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas y Lucho Barrios, quienes le acuñaron el término “tangolero” para destacar que se trataba de un tango llevado a tiempo meloso, edulcorado, melodramático, con guitarra incorporada y demás hierbas. Yo lo escuché en ese tiempo, cuando un par de negritos barloventeños apodados “Los Cominos”, se plantaban frente a la ventana de mi casa en La Vega, uno que otro viernes a las 5:00 de la madrugada para llevarles serenatas a mi hermana y a mi mamá. Una simple excusa para degustar el “mondongo” que religiosamente Barbarita preparaba los fines de semana.

“El retrato de mamá”, sin Montero, Jaramillo y Los Cominos, siguió ascendiendo hasta llegar a Felipe Pirela, quien la pegó del techo con su interpretación. Su voz, su apego a la madre, el divorcio y todos los rollos en que se vio envuelto, contribuyeron a la notoriedad de algunas de sus canciones, entre ellas el tango en cuestión. Fue tanto el éxito alcanzado por el marabino que obligó al maestro Billo Frómeta a regrabar la pieza, pero en la voz del sustituto de Pirela en su orquesta: “El Puma” José Luis Rodríguez, quien dejó bien sentado su futuro en ese LP de tangos para la Billo’s Caracas Boys, grabado en 1962. “Esta salita en que estamos, decorada a lo moderno / con sus

cuadros que la adornan, cuesta todo un dineral... / No, guardáte la cartera, no es por plata que yo vengo, / p pero decime: El retrato de la v vieja... ¿Dónde está?...”. La pieza cobró fama y fue v versionada por muchos canttantes y en ritmos diversos. E El merenguero Fernandito V Villalona la montó metiénd dole un redoblante para ssustituir el bandoneón y le ssalió una mamarrachada de versión que semeja más d una marcha que un tango. u Más tarde, unos mexicanos M llamados Banda Pequeños ll Musical, quienes se califiM can como una “banda tapatía ca asombrosa que toca música as original y fresca”, se lanzaor ron con una versión charrera ro que pasó de cursi a mala, parqu ticularmente por el video que tic colgaron en YouTube. Más co recientes son las respetables re versiones de Oscar Santana y Armando Aguirre. Venezolano uno y argentino el otro, quienes se apegaron al tango puro y al “tangolero”. Los de Alberdi se fueron con el estilo de Los Hermanos Arriagada y don Johnny Albino también metió leña, pero a su modo, al de Los Panchos que siempre conservó. Mencionaré a Los Girasoles, que se atrevieron a grabarla, pero en ritmo de cumbia. ¡Por Dios! Así llegamos a la guinda de la torta, a la versión de un Héctor Lavoe en plena efervescencia. Venezuela, Caracas, es para el momento –1979– la capital de la salsa. La puerta de entrada a Latinoamérica. Felipe Pirela había sido idolatrado en Puerto Rico, donde fue asesinado. Solo un personaje como Héctor Lavoe podía alcanzar el éxito con las canciones de Pirela, quien era su cantante favorito. Y así fue. El álbum fue para Héctor un sueño convertido en realidad: se había pagado un merecido homenaje a un colega con quien tuvo mucho en común. Los aficionados, sin duda, fueron influenciados por las controvertidas personalidades de ambos artistas, quienes nunca alcanzaron realmente la estabilidad emocional. Ambos marcados por un destino dramático con resultado fatal. Cada canción de ese LP fue un éxito en los Hits Parades de América latina, despuntando en Venezuela “El retrato de mamá”. “Desde el cielo... ella te ve y te perdona, / pero yo que soy un reo no te puedo perdonar./ Decime... por qué entre tanta “parada” / falta la joya más cara: ¡El retrato de mamá!” Caracas


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