La Seguridad Nacional asesinó a Genaro Salinas

Page 1

8

Parte de Música Nº 332 • Domingo 4 de junio de 2017

Suplemento dominical del

Swing Latino

Hace 60 años silenciaron en Caracas a Genaro Salinas, el “Tenor de la voz de Oro” El caso se cerró como “accidente” pero los indicios señalan que se trató de un crimen pasional, orquestado por el jefe de la Seguridad Nacional, Miguel Silvio Sanz T/ Ángel Méndez F/ Cortesía

E

n mi casa todo el mundo andaba alborotado. Corría el año 1957 y vivíamos entonces en la casa de mi tío Pedro Liendo, en Barrio Unión. Una casa que tenía como frente el botiquín del barrio. Eran otros tiempos y había respeto. Ese día en la rockola lo que se escuchaba eran boleros y más boleros de Genaro Salinas, quien había sido “hallado” muerto el 28 de abril debajo del puente de la avenida Victoria, en la hermosa Ciudad de los Techos Rojos ¡A ese lo mandó a matar el Negro Sanz…!, dijo mi mamá. ¡Shiiito, deja de estar hablando pendejadas, que las paredes oyen…!, le gritó mi abuela desde uno de los cuartos. Al año siguiente de la muerte de Salinas, las cosas habían cambiado en el país. El dictador Marcos Evangelista Pérez Jiménez había sido defenestrado del poder y su policía política, la temible Seguridad Nacional (SN) liquidada. Ya gran parte de sus principales cuadros directivos estaban tras las rejas. Una junta cívico-militar dirigía el proceso de transición entre periódicas crisis políticas y el Ministerio de Justicia anunciaba la eliminación de las Oficinas de Investigación Criminológica para convertirse en Cuerpo Técnico de Policía Judicial…. Pedro Estrada anunciaba en Santo Domingo la publicación del libro La otra cara de la moneda donde revelaría las relaciones que con él mantuvieron destacadas personalidades del mundo político y empresarial durante los años en los que estuvo al frente de la Seguridad Nacional. El prólogo corrió por cuenta del ex ministro de Relaciones Interiores, Laureano Vallenilla Lanz. El contenido eran narraciones, documentos y fotografías. Ese anuncio puso a temblar a más de uno y José Rivas Rivas, presidente de la Cámara del Libro, anunció el boicot de la publicación. Salían a la palestra las denuncias sobre torturas y desapariciones aplicadas a los disidentes políticos del régimen perezjimenista. Una de

aquellas vinculaba a Miguel Silvio Sanz, exjefe del Departamento Político Social de la SN con la muerte del afamado bolerista mexicano Genaro Salinas. Según la acusación, el artista había sido asesinado por motivos pasionales. Todo se basaba en tres elementos: la supuesta relación amorosa que el azteca mantenía con la esposa de Silvio Sanz, la reconocida actriz argentina Zoe Ducós; los indicios de posible lucha hallados en el cuerpo del artista por los médicos forenses y algunas confidencias hechas por los propios miembros de la Brigada de Homicidios al periodista de sucesos Germán Carías. Zoe Ducós desarrolló casi toda su carrera artística en la televisión venezolana. Como es de suponer, ella siempre negó haber conocido personalmente a Genaro Salinas y rechazó hasta el cansancio la existencia de algún vínculo amoroso… hay quien ubica el comienzo de esa relación en los estudios de Radio El Mundo de Buenos Aires en 1946.

LA MUERTE DE GENARO A las 19:45 del 28 de abril, agentes de punto que vigilaban el Sistema de la Nacionalidad y la avenida Roosevelt hallaron un cuerpo tirado en el canal derecho de la vía hacia Los Chaguaramos. El que yacía era un sujeto de mediana edad, trajeado de gris oscuro; su cabeza estaba sobre un charco de sangre que había salpicado las paredes del túnel y a su lado, en un banco de barro se notaban huellas de neumático. De los bolsillos del traje sacaron una cédula de extranjero a nombre de Genaro Salinas Cardona, natural de México. ¡Jodieron a Genaro!, dijo un curioso.

Seguía con vida. Lo subieron a la radio patrulla y se lo llevaron hasta el Hospital Periférico de Coche. Los médicos de guardia apreciaron doble fractura de cráneo en la región occipital y hematomas generalizados, especialmente en el brazo derecho. Tenía además una herida en la parte de atrás del cuello, que parecía producida por una cabilla o algún objeto similar. Esa herida y los aporreos hacían pensar en una riña. Las palmas de las manos estaban laceradas. De momento era difícil saber nada de lo que pudo ocurrirle pues el hombre estaba inconsciente. Con la urgencia del caso fue ingresado al pabellón, pero pese a todos los esfuerzos falleció a las 22 horas con 40 minutos de aquel domingo… Quienes asistieron a su velorio afirmaron que Genaro Salinas, quien había sido asesinado el domingo anterior, tenía una extraña expresión de desconcierto que se hacía más patente por el cráneo rapado en la autopsia. Sus ojos, muy abiertos parecían mirar a la nada. En algún momento entre la espesa nube alquitranada apareció Daniel Santos; se acercó al féretro; sacó un puñal de cruz que guardaba en la cintura y lo puso en la frente de Genaro, quien para asombro de los presentes cerró los ojos. “El Inquieto Anacobero” se inclinó entonces para despedirlo con un beso y una lagrima. Era el tributo final de “El Jefe” al “Tenor de la Voz de Oro”.

TRIO DE HIPÓTESIS Luego del hallazgo del cuerpo, una comisión de la Brigada contra Homicidios de la SN llegó al lugar del suceso. No ubicaron a ningún testigo; hicieron vaciados en yeso a la huella de la

llanta en el barro para estudiarla con detenimiento en los laboratorios criminológicos. Al principio surgieron tres hipótesis: 1.- que el hombre estaba sentado en el borde del puente y de manera accidental cayó de espaldas al vacío, 2.- que de regreso a la casa donde estaba alojado tomó la vía del túnel desconociendo que solo era accesible para vehículos y en ese paso arriesgado fue embestido por algún automovilista y 3.- que desesperado por la precaria situación que vivía optó por suicidarse lanzándose desde lo alto. Tres conjeturas que no tomaban en cuenta lo observado por los galenos que asistieron al artista ni tampoco lo que luego registraría el médico forense. Se iniciaba una cadena de omisiones que convertirían aquella lamentable muerte en un enigma. Al final, se publicó en los diarios que “Genaro Salinas murió por caída. Cerrado policialmente el caso”. Según se sabría un año después, ni la prensa, ni los compañeros de Genaro y ni siquiera los propios detectives de la Brigada contra Homicidios creían que esa hubiera sido la causa. La verdadera causa de la muerte de Genaro Salinas nunca se supo y quizás no llegue a saberse jamás Caracas


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.