Nº 2.766 • Lunes 12 de junio de 2017
La artillería del pensamiento
| Comunicación y Cultura
21
Swing Latino
A diez años de la partida de Tito “Guararé” Gómez
Luego de consolidarse con Ray Barreto con el tema “El guararé de Pastorita” y “Prende el fogón” con La Sonora Ponceña, el boricua probó suerte en Venezuela y luego se radicó en Colombia para ser “la voz” del Grupo Niche T/ Ángel Méndez F/Archivo CO Caracas
C
uando le comenté a Pedro Viloria, el director de Noche Caliente en Venezuela, que había muerto “Tito” Gómez, como respuesta solo escuche una especie de sarcasmo: “Es que mi compadre era muy tremendo, nunca hizo caso”. A los pocos días del 9 de abril de 1948, fecha de su nacimiento, el matrimonio Gómez Rivera lo bautizó en la iglesia San Ramón Nonato en Juana Díaz como Humberto Luis; con el tiempo todos se olvidaron del nombre propio y le llamaron “Tito”. Nosotros lo conocimos cuando vino por vez primera a Venezuela con La Sonora Ponceña. Formaba parte de la poderosa agrupación musical de Papo Lucca junto con Miguelito Ortiz, Yolandita Rivera y Luigui Texidor. Fue con esta orquesta que dio sus primeros pasos y con la cual, en total, grabó cinco LP. “Tito” en verdad fue un hombre inquieto. Anduvo siempre
en la búsqueda de algo nuevo. En Puerto Rico nos habló de Felipe Pirela y de su vida como cantante. Era “Tito” un conversador nato y hasta se las inventaba. Característica que lo llevó a tener uno que otro enfrentamiento por “malos entendidos”, pero en su descargo hay que aseverar que era un tipo buena gente, siempre dispuesto a ayudar a sus colegas en cualquier situación. Cuando ese cantante de los mil demonios que es Tito Allen decidió montar tienda aparte luego de haber alcanzado el éxito con el LP Indestructible, Ray Barreto comenzó a probar vocalistas para su nueva producción. En la audición algunos fueron descartados por tener compromisos con otras disqueras, como fue el caso de Orlando Watussi, pero al final quedaron dos jóvenes soneros que venían escalando posición. Uno de ellos venía de grabar algo con Larry Harlow y ya pertenecía a Fania Record: Rubén Blades. El segundo fue recomendado por la empresaria Carmen Mirabal: “Tito” Gómez. Ese binomio logró un éxito indiscutible. Más tarde, nuestro personaje regresaría a Puerto Rico y entraría, una vez más, en el staff de La Sonora Ponceña para al poco tiempo retirarse y venirse a Venezuela con la idea de formar parte de la recién formada orquesta La Constelación de Wladimir Lozano, quien se había retirado de La Dimensión Latina. Los vocalistas serían Wladimir, “Tito” Gómez
y el barquisimetano Willie “El Guaro” Rodríguez. Entre algunos de los temas que se convirtieron en éxitos en su voz se encuentran “El guararé de Pastorita”, con Ray Barreto; “Paño de lágrimas” y “Prende el fogón” con la Sonora Ponceña.
COLOMBIA LO ADOPTÓ En nuestro país “Tito” no tuvo la mejor de las suertes. Grabó coros con la Orquesta La Amistad, de Rodrigo Mendoza y “Chuíto” Narváez y hubo una que otra presentación en el Poliedro con La Constelación. Grabó un LP con un sello de su propiedad que denominó Veneborinquen y finalmente viajó a Colombia invitado por Jairo Varela, director del Grupo Ni-
che. La idea era que sustituyera al “Moncho” Santana, quien había desertado de la agrupación. La voz de “Tito” era parecida a la de Santana, por lo cual su incorporación a la agrupación venía como anillo al dedo. Colombia se convirtió en el nuevo hogar de “Tito” Gómez y los resultados con el Grupo Niche no se hicieron esperar. Junto a esta agrupación, el salsero boricua selló la internacionalización de su talento. En 1992 “Tito” Gómez presenta su primera producción discográfica titulada Un nuevo horizonte, difundiéndose los temas “Déjala” y “Déjame volver”. Siguiendo esta línea de éxitos, lanzó su segunda propuesta Agradecimiento, producción en la que sobresalió por los temas
“Ganas” y “Página de amor”. Su tercera grabación, Recogiendo frutos, le apuntó el éxito con el dúo junto a Tito Rojas “Déjala II”. Con el esmero y colaboración del productor Julio “Gunda” Merced, Tito Gómez presentó su cuarta producción Volver, en la que incluyó temas como “Nuestro secreto” de Félix Pasache, “Deseos y delirios” de Lula Barbosa, Ana L. Rubans y Graciela Caraballo y “Rosas y espinas” y “Te quiero así”, de Nino Salcedo. Luego de cosechar éxitos tanto en Colombia como en Nueva York, regresó al estudio de grabación e inició su ofensiva con la promoción del tema “Quién nos iba a decir”, grabado a dúo con Tito Rojas. Completó dicha producción los números “Voy sin saber”, “Cuando te fuiste”, “A qué juegas tú”, “Llora”, “Es cierto”, “Como me quiere esa mujer” y “Todo huele a ti”. Ya consolidado a nivel internacional, “Tito” viajaba constantemente a Puerto Rico y Nueva York. Había engordado un poco, pero no como para temer por su vida. La noche del 11 de junio de 2007, el salsero puertorriqueño falleció, víctima de un infarto cardíaco. El infarto se dio mientras descansaba en un hotel en el sur de Cali. La noche del sábado había deleitado con sus interpretaciones a los asistentes al Estadio Hernán Ramírez Villegas de Pereira, en el mano a mano entre el Grupo Niche y la Orquesta Guayacán. Allegados comentaron que la mañana del lunes un médico le hizo un chequeo porque se sentía indispuesto, pero no encontraron evidencias que generaran alguna alerta. “Sufría de presión alta y los achaques propios del sobrepeso, pero nunca se pensó que tuviera riesgo de infarto”, dijo Romel Caicedo, su representante artístico. Hacia las 11 de la noche, el salsero de 59 años sufrió una falla cardíaca que obligó a su traslado hasta la clínica Fundación Valle de Lili, pero llegó sin signos vitales. El cantante había arribado a Colombia el viernes anterior para responder a una invitación de Jairo Varela, director del Grupo Niche, quien quería rendirle un homenaje por sus diez años en la agrupación. Incluso, había un proyecto para que acompañara los coros de las nuevas interpretaciones del Grupo Niche.