Sawar Murcia número 1

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Sawar revista mensual y digital sobre historia, patrimonio y turismo en el municipio de Murcia. Marzo de 2013. Número 1.

El callejero murciano: ¿Cómo se rinde tributo a los personajes y hechos más destacados de Murcia?

La historia en la CallE


revista mensual, digital e independiente sobre historia, patrimonio y turismo en el municipio de Murcia

Sawar

“La historia es necesaria, no sólo para hacer agradable la vida, sino también para conferir a ésta un significado moral. Lo que en sí es mortal, a través de la historia conquista la inmortalidad; lo que se halla ausente deviene presente; lo viejo rejuvenece y bien pronto adquieren los jóvenes la madurez de los ancianos. Si un hombre de setenta años cumplidos tiene fama de sabio por su experiencia, ¡cuánto más sabio habrá de ser aquel cuya vida alcance mil o tres mil años! Pues puede decirse, en verdad, que un hombre ha vivido tantos milenios cuantos comprenda la amplitud de sus conocimientos acerca de la historia”

Marsilio Ficino (1433-1499) saWar MUrCia revista mensual, digital, gratuita e independiente sobre historia, patrimonio y turismo editada en la ciudad de Murcia por Pedro serrano solana 28 de febrero de 2013


ajuar: del árabe hispánico “assiwár” o

sumario

“asuwár”, y éste del árabe clásico

“sawar”

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Editorial la historia en la calle 9 14

Cuando el pueblo mandaba (en la calle) El poder (y sus efectos)

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la historia de Murcia, ¿en la calle?

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“El tejemaneje de los políticos” los cambios en el callejero

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otra forma de conmemorar

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así fue el número anterior

La cultura y el patrimonio histórico, artístico y natural son el ajuar común, el conjunto de bienes materiales e inmateriales que recogemos de nuestros antepasados y que debemos conocer, disfrutar, proteger, enseñar y transmitir a las generaciones venideras. Es lo que nos une al pasado y al futuro. Es de todos.

los monumentos


f


editorial

El mapa La historia siempre es útil, pero como toda creación del ser humano, está sujeta a múltiples circunstancias. Es útil en el sentido de que puede servir para mejorar nuestra vida de muy diversas maneras, pero si la utilizamos mal o si la despreciamos –utilizarla mal también es una forma de desprecionos puede generar muchos problemas. Un ejemplo de mal uso es apropiarse de ella, manipularla en beneficio propio y esgrimirla como arma arrojadiza para atacar a los demás, o para subrayar una diferencia que, por mucho que queramos –o quieran-, si lo analizamos con perspectiva, siempre será mínima. ¿Hay diferencias entre la historia de Murcia y la de Japón, por ejemplo? Por supuesto. ¿Hay diferencias entre un esquimal y un aborigen australiano? Sin duda. Pero, ¿alguno de sus rasgos propios coloca a unas personas o a unos territorios en una posición de superioridad con respecto a los demás? Rotundamente no. Al final todos pertenecemos al género humano y vivimos sobre un mismo planeta, y al final todos nos iremos, más pronto que tarde, y detrás de nosotros vendrán otros que nos sustituirán. La esperanza de los que sentimos respeto por la historia, es que los que vengan detrás sean lo suficientemente espabilados como para estudiar el pasado; que sepan aprender de nuestros aciertos y de nuestros errores y que nos mejoren. Ahí reside la gran utilidad de la historia a la que ya aludía el italiano Marsilio Ficino hace más de quinientos años: si nos acercamos a la historia desprovistos de prejuicios, de ideas preconcebidas, si la estudiamos sin un objetivo que no sea el de aprender, si la miramos limpiamente, con rigor y sentido crítico, la historia no sólo sirve para hacernos más agradable la vida, sino que nos proporciona elementos esenciales que han de guiar nuestros pasos. la historia es un mapa, una guía ejemplar de lo bueno y de lo malo que reduce la posibilidad de repetir fallos. En el número anterior

decíamos que Sawar es, también, un lugar para la difusión de las humanidades: queremos evitar el ‘alzheimer colectivo’, porque usar mal la historia y no usarla es igual de peligroso. En este número saldremos a la calle: en ella chocan la autoridad del gobernante y la del pueblo, con el fin de poner nombre a los espacios urbanos donde se desarrolla nuestra vida cotidiana. Una frase muy repetida dice que la historia la escriben los poderosos, pero a la hora de bautizar calles y plazas, los poderosos se echan un pulso con los ciudadanos. Por un lado, recogeremos una serie de datos y curiosidades relacionadas con el callejero murciano, y por otro, analizaremos la forma en la que su listado de nombres refleja –o no- la historia de la ciudad; la manera en la que los ciudadanos de Murcia demostramos el interés por nuestro pasado y, al fin, la contribución que hace la política, con sus procesos administrativos y sus intereses, para evitar o fomentar el uso particular de la historia común. Los que estudiamos la historia en sus diferentes modalidades, estamos acostumbrados a que nos digan que el nuestro es un ámbito ‘bonito pero con pocas salidas’. En un mundo gobernado por el dinero, hoy se eleva a los altares aquello que proporciona beneficios económicos directos e inmediatos y se desprecia todo lo demás. Eso dice mucho del lugar en el que se encuentra la sociedad y también de eso que llamamos ‘modelo productivo’. Si pensamos que la historia no sirve, no serán sólo los historiadores los que no tengan salida; seremos todos.

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la historia en la CallE Callejear por Murcia, observar sus monumentos, reflexionar sobre el nombre de sus calles y plazas y conocer el proceso administrativo para designarlas,

una forma curiosa y diferente de acercarnos a la historia de la ciudad

En la más popular de las plazas donde los murcianos –y los visitantes- disfrutan hoy de su caña y su marinera, antiguamente se levantó la carnicería municipal, un edificio del siglo XVII en el que se daba cobijo a doce puestos de venta de carne. Cuando fue demolido en 1893, dejó su hueco en forma de nuevo espacio urbano y el ayuntamiento concedió permiso para la instalación de un kiosco de flores. Poco después, en los primeros años del siglo XX, el consistorio decidió rotular la plaza con el nombre de un murciano ilustre recién fallecido: don Pedro Díaz Cassou. Sin embargo, para entonces el pueblo había emitido su veredicto: sencillos y prácticos, los ciudadanos estaban acostumbrados a conocer aquel lugar como el de las flores, y ya se sabe que la costumbre hace la ley. Así, la placa con el nombre del abogado, escritor y estudioso de la historia de Murcia, clavada en la pared, se hizo invisible para el común de las gentes hasta que el ayuntamiento decidió retirarla en 1968, y sustituirla por otra con el tradicional ‘Plaza de las Flores’. De ese modo y en aquel lugar, los gobernantes validaron el cambio de denominación con el argumento de respetar la tradición de los nombres arraigados entre los murcianos, y el pueblo ganó una batalla que jamás consideró como tal. A eso le llaman sabiduría popular, porque el relax y el disfrute del aperitivo en la mencionada plaza, por mucho que uno quiera alargarlo, dura poco; lo mismo que dura una flor cortada. 6 Sawar


El ‘carpe diem’ según Murcia: una funeraria, un banco y un bar

De manera inconsciente y simbólica, la ciudad ha escrito en un lateral de la Plaza de las Flores una idea que resume el espíritu del lugar: Si al final todos hemos de morir, ¿Para qué meter el dinero en el banco? Mejor nos lo gastamos en el bar

En el listado de nombres de las calles y plazas de una ciudad, conocido comúnmente como callejero, se dan cita varios elementos: por un lado, el interés de los gobernantes por rendir tributo a personajes y hechos históricos que consideran dignos de homenaje; por otro, la necesidad práctica y administrativa de tener rotuladas y numeradas las calles y viviendas; y en medio, la comodidad y la conveniencia de los ciudadanos a la hora de fijar referentes y orientarse en el espacio urbano. Al mirar con detenimiento el plano callejero de Murcia, y al reflexionar sobre lo escrito en él, podemos hacernos muchas preguntas: ¿Sabemos quiénes son esas personas o de dónde vienen esas palabras que transmitimos cuando alguien nos pregunta nuestra dirección? ¿Los nombres de las calles reflejan con imparcialidad la historia de Murcia? ¿Conocemos el proceso político y administrativo que siguen dichos nombres desde que son propuestos hasta que quedan grabados en una placa metálica? ¿Interesa este tema a los ciudadanos o sólo se le presta atención cuando surge la polémica?

El escenario de la vida La historia de una ciudad se produce en el gran escenario que configuran sus calles y plazas. El nombre que el pueblo les dio en tiempos remotos, conservado y transmitido cual romance –pues ni siquiera tenían rótulo-, y el que los representantes del pueblo les han venido otorgando en tiempos recientes, nos aproxima a nuestro pasado. La toponimia urbana jamás proporciona pistas falsas: el homenaje hecho calle, sea más o menos justo, más o menos imparcial, nos habla de todo lo que es y de todo lo que no es una ciudad; nos dice el grado de conocimiento e interés por el propio pasado tanto de los ciudadanos como de sus gobernantes. Y aunque en algunos casos lo podamos considerar un complemento lúdico, anecdótico o curioso para conocer la historia, a veces el estudio del callejero puede convertirse en el único vestigio, en el único resto conservado de tradiciones ancestrales que no han llegado hasta nosotros. Sawar 7


La toponimia urbana jamás proporciona pistas falsas: el homenaje hecho calle, sea más o menos justo e imparcial, nos habla de todo lo que es y de todo lo que no es una ciudad En el prólogo del libro ‘Callejero murciano’ (Nicolás Ortega Pagán, Nicolás Ortega Lorca y José Ortega Lorca. Murcia, 1973), el historiador Juan Torres Fontes escribió que “la ciudad es la suma de sus calles, porque donde no hay calles, no hay ciudad; en la misma forma, la suma de los nombres de las calles es el sumario histórico de la ciudad”. Y prosigue: “En ella se condensan en pocas líneas lo mejor, lo más valioso, lo que más profundamente ha llegado al alma de la ciudad”. Pero en el caso de Murcia, cabe preguntarse: ¿Es así, o se trata más de un deseo que de una realidad? En realidad, lo de poner nombre ‘oficial’ a las calles es un hecho relativamente reciente. Según nos cuenta el propio Torres Fontes en el mencionado prólogo, fue el 18 de abril de 1796, bajo el mandato del corregidor Vicente Cano Altares, cuando el ayuntamiento empezó a numerar y poner nombres a las calles de Murcia. Ayer, como quien dice. Antes de ese día los gobernantes no tenían el menor interés en el asunto; no lo necesitaban. Nombrar calles era cosa del pueblo, que para aclararse y tener elementos de referencia aplicaba la lógica más simple: que en una calle había muchos talleres y tiendas de jabón, pues Calle de

Jabonerías; que en otra calle había una almazara, pues Calle de la Almazara; que ante la fachada de la iglesia dedicada a San Bartolomé se abría una plaza, pues Plaza de San Bartolomé. El bautismo callejero surgió con el fin de ordenar la vida urbana, y en un primer momento el ayuntamiento se limitó a sancionar la voluntad popular e institucionalizar el nombre con el que los murcianos ya venían llamando a la gran mayoría de sus calles. Más tarde llegó el interés por introducir nombres de personajes o hechos no relacionados con una determinada calle, sino con un marco geográfico más amplio o con conceptos de carácter más general, pero según fuera el tinte político e ideológico del régimen imperante, dicho marco y los criterios en los que se amparaba se vieron contaminados por el sectarismo y la parcialidad. Así, el callejero fue invadido poco a poco por los nombres y hechos que el gobernante quiso imponer, más que como merecido homenaje o como forma de reafirmar la identidad local, como medio para reafirmar su poder y su propia identidad. Y no contento con bautizar calles nuevas, también cambió el nombre de las existentes: a mayor importancia del personaje o hecho a destacar, más importante debía ser la vía a la que diera nombre. Todo ello se intensificó con la expansión urbana de Murcia, que además vino a producirse bajo una dictadura. En la actual etapa democrática se estableció un mecanismo que pretende conjugar la participación ciudadana con la voluntad de los gobernantes, elegidos a su vez por el propio pueblo. Un mecanismo que, por sí solo, no asegura el consenso ni la participación.

Placa de la calle Vidrieros

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Cuando el pueblo mandaba (en la calle) Quizá el murciano medio del siglo XV no tuviera la formación necesaria para conocer y reconocer el legado de sus antepasados, y muy probablemente desconocía el nombre de los musulmanes que dieron origen a la ciudad y a la huerta, o el de los cristianos que la conquistaron y que se embarcaron a la aventura de repoblar un territorio inhóspito e inseguro. El murciano medio no conocía tales circunstancias y no se le pasó por la cabeza rendir homenajes. El nombre de sus calles era una herramienta, sin más, y gracias a la propia belleza del lenguaje y a la de sus elementos cotidianos, en algunos casos le permitió fijar hermosos referentes. Sobre el tema se han escrito varios libros, aunque todos acumulan hoy bastante tiempo a sus espaldas y han quedado algo desfasados. El más conocido es el trabajo de Nicolás Ortega Pagán*, archivero municipal, periodista y cronista oficial de la ciudad, que durante los años 50 se dedicó a recopilar información sobre las calles de Murcia y a publicar sus articulos en el diario Línea. La labor de Ortega Pagán quedó inacabada, y más tarde fueron sus hijos Nicolás y José quienes la completaron hasta que, finalmente, fue recogida en el libro “Callejero murciano”**, editado por el ayuntamiento de Murcia en 1973. En su introducción, la familia Ortega ofrece uno de los motivos por el que algunas de las calles encontraron su nombre: + info:

“Cuando existían los gremios y se agrupaban por sus respectivos oficios, el pueblo les aplicaba la denominación de sus profesiones y así se han perpetuado los nombres de la Trapería, Platería, Jabonerías, Lencería, Frenería etc., donde se hallaban todos estos industriales. No quiere decir que todos los vecinos de la calle tuvieran tienda abierta de los antedichos oficios, pero sí que cuantos a ellos pertenecían habitaban en aquella calle”. El caso de las populares calles de Trapería y Platería, por su céntrica ubicación, es el más conocido: en la primera, abierta tras la entrada en Murcia del rey Jaime I de Aragón en 1266, fueron los oficios de telas y el comercio de las mismas por parte de genoveses, malteses y otros, los que le dieron su nombre. Orientada de norte a sur, la Trapería fue peatonalizada en 1902 y se convirtió en un salón alargado, en el centro del comercio y de la actividad bancaria de la ciudad; del encuentro, la parada y la breve charla con los amigos, amparados siempre por la agradable sombra de sus toldos –incomprensiblemente desaparecidos-. En cuanto a la Platería, aparece citada por Javier Fuentes y Ponte en su “Murcia que se fue” del siguiente modo: “...parte hacia poniente la calle de la Platería, donde hay tiendas de finas telas, argenteros y plateros que hacen filigranas en botonaduras, joyas y veneras como en Córdoba”.

* http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,87,c,373,m,1935&r=ReP-18618-DETALLE_REPORTAJES ** http://www.uniliber.com/titulo/Callejero-murciano.html#

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Trapería, la calle más conocida de la Murcia antigua, perdió sus característicos toldos y algunos de sus edificios más valiosos, y también sufrió varios cambios de nombre. Sin embargo ha sobrevivido al tráfico y a la cirujía urbana del siglo XX y mantiene su solera como eje comercial desde hace más de setecientos años. Hoy además sigue luciendo su denominación medieval, que no es poco Imagen: Archivo Histórico Municipal de Murcia (AHMM)

Trapería y Platería cruzaban sus caminos en las llamadas ‘cuatro esquinas de San Cristóbal’, porque en dicho cruce se elevaba un altar dedicado al patrón de los viajeros. Ya sin el altar, hoy es conocido simplemente como ‘las cuatro esquinas’, ejemplo de espacio urbano sin rotulo oficial pero con un nombre reconocible y reconocido por todos los murcianos. Nótese además que es el único lugar donde no se incurre en la clásica reiteración murciana del ‘pico-esquina’ –nadie habla de las ‘cuatro pico-esquinas’-. Muy cerca de las cuatro esquinas se encuentra la calle de Jabonerías, donde los artesanos del ramo elaboraban el jabón, y otras dos calles sin nombre de gremio pero que aluden a unos oficios determinados que eran desarrollados por los vecinos de dos localidades murcianas: por un lado, la calle Albudeiteros, que va a desembocar a la plaza Romea –anteriormente llamada ‘del Esparto’-, donde las gentes venidas de Albudeite guardaban la materia prima de su oficio, para sacarlo y trenzarlo en la ancha plaza vecina. Con el esparto elaboraban todo tipo de enseres de uso cotidiano: capazas, caracoleras, esteras... La otra es la de Algezares, hoy González Adalid, donde según nos cuenta Nicolás Ortega Pagán, “tenían su depósito los yeseros del vecino pueblo de este nombre, que en saquitos de lienzo lo traían sobre borriquitos (...) y dejaban su mercancía en el mencionado depósito, del que se surtían los albañiles de la ciudad”. 10 Sawar

+ info:

Hay más calles gremiales a lo largo y ancho de la Murcia medieval, aunque en ocasiones la nomenclatura puede despistarnos: por el Oeste, junto a una puerta de la muralla que también recibió su nombre, debieron estar los talleres de los vidrieros. Sin embargo, Ortega Pagán lo puso en duda y la arqueología no lo ha demostrado. De hecho, las excavaciones llevadas a cabo por Pedro Jiménez* y Julio Navarro a finales de los 90, identificaron dos talleres medievales de vidrio en el entorno de la Plaza Belluga y de la calle Puxmarina y, eso sí, confirmaron la importancia de la producción de vidrio de la Murcia andalusí, de donde salían las piezas más valoradas junto a las de Málaga y Almería. Parece que no hay despiste en el caso de la plaza Yesqueros, que Nicolás Ortega explica así: “(...) habitaban en la mencionada plaza los que se dedicaban a esta profesión (...). El sitio en que está ubicada lo confirma, antiguamente metida en la misma huerta. En ella recogían estos artesanos la materia prima para fabricar la yesca, cuyo principal uso era como combustible para encender fuego. También se empleaba en medicina como hemostático para cohibir las hemorragias”. La misma operativa sirvió para las calles de Alfareros –junto a la plaza de San Agustín-, Escopeteros –en el barrio de San Juan-, Frenería –allí estaban los fabri* http://digital.csic.es/bitstream/10261/15292/1/jimenez___murcia_islamica.pdf


cantes de frenos para los carros- Turroneros –en San Antolín-, u Organistas –cerca de la Catedral-: esta última calle se llamó anteriormente ‘organista’, por lo que Ortega Pagán cree que no es que hubiera talleres de fabricación de órganos, sino que en ella vivió el encargado del órgano catedralicio. También hay que citar la calle Aladreros, en el barrio del Carmen, así llamada por la presencia de humildes talleres de carpintería que formaban estacadas y torneros para pozos, y que abastecían para su trabajo a los mineros de Herrerías y Mazarrón, llegados a Murcia por la actual calle Cartagena.

Antes del siglo XVIII, los nombres de las calles venían dados por la agrupación de oficios y gremios, o por la presencia de edificios religiosos o civiles de importancia, de personajes populares o de elementos singulares como árboles, acequias o molinos, así como por sucesos de trascendencia pública

Hubo otros ejemplos en el callejero que nos daban información de estos oficios antiguos, pero durante el siglo XX perdieron su nombre: uno es el de los escoberos, detrás de la iglesia de San Antolín; el de los aguadores, en la actual calle Gómez Cortina –junto a la calle Santa Teresa-, quienes tomaban el agua de la acequia contigua –calle de la Acequia, actual Acisclo Díaz-; el de los espaderos y luego caldereros, en la hoy llamada calle del Pilar –sobre la que volveremos más adelanteo el ejemplo de los bodegueros, los propietarios de bodegones o casas de comida que tan buena fama dieron a la ciudad por la calidad de sus platos: situada detrás de la iglesia de San Pedro y desembocando en la plaza de las Flores, el tradicional nombre esta calle cedió su hueco al arzobispo Simón López, pero conservó su aire gastronómico. La agrupación de gremios y tiendas no fue lo único que generó la nomenclatura callejera. Ya se ha referido que la presencia de elementos como molinos o acequias, de iglesias y conventos o de personajes populares y de recio abolengo, ‘fabricaba’ por sí misma la toponimia urbana. Existió en Murcia una calle de la Almazara, aunque fue sustituida por Trinidad debido a la existencia del convento del mismo nombre, en los terrenos que hoy ocupan el colegio Andrés Baquero y el Museo de Bellas Artes. La citada calle de la Acequia, hoy Acisclo Díaz, era una de las más largas de la ciudad y discurría junto a su cauce desde el convento de las Agustinas hasta el de las Claras, en sentido este-oeste. Es interesante el caso de la calle Almenara: situada en el extremo noroccidental de la Murcia amurallada, en la salida hacia el paso del río, dirección Cartagena, era el lugar donde según Nicolás Ortega se recogían y enviaban las señales de alarma mediante hogueras. En efecto, la palabra ‘almenara’ proviene del árabe hispánico ‘almanara’, y ésta del árabe clásico ‘manarah’, que significa ‘faro’, ‘lugar donde hay luz’ –de ella proviene Sawar 11


también el nombre del ‘menoráh’ judío-. Su significado en español es el de ‘fuego que se hacía en torres o atalayas para dar aviso de la llegada de tropas enemigas’, y el de ‘candelero sobre el que se ponen candiles de muchas mechas para iluminar una habitación’. Algunas denominaciones se crearon de forma casual, por medio de curiosas anécdotas: sería el caso de la calle del Pilar, llamada así por la presencia de la ermita del mismo nombre, que se construyó adosada a la muralla a finales del siglo XVII. Según cuenta Ortega Pagán aludiendo al relato de Javier Fuentes y Ponte, la ubicación y advocación de dicho templo se debe a la acción de gracias del corregidor Pueyo, natural de Aragón y fiel devoto de la ‘Pilarica’: “Era una noche tenebrosa del año 1683, e iba de ronda con sus ministriles el corregidor don Francisco Miguel Pueyo, cuya actividad, muy celosa, puso en orden y modificó las costumbres de la ciudad, limpiándola de malhechores. Unos de estos concertaron su muerte y, guarnecidos en la muralla, cerca de la puerta árabe (por donde entró el emperador Carlos V el 5 de diciembre de 1541), conocida por Bil Xegura y después por Puerta de Vidrieros, aguardaron el paso de la ronda; el corregidor iba delante y al volver la esquina recibió la descarga de un trabucazo. Los criminales huyeron sin ser habidos, y quedó ileso aquél, quien reparó que una de las balas había dado en un relicario que, con la imagen de Nuestra Señora del Pilar, llevaba siempre al cuello, pendiente de una cadena de oro”. El periodista Martínez Tornel, que recogió un romance de manos de Frutos Baeza, variaba el arma del intento

inscripción en la fachada de la ermita del Pilar (arriba), y fragmento de la muralla medieval de Murcia en el lateral oriental de dicho templo (derecha)

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de asesinato: en lugar de un trabuco, el ataque se habría producido con una espada aunque con idéntico final y sin consecuencias para la salud de Pueyo. “A la Virgen del Pilar, la que mi vida salvara de muerte cierta y segura por su gracia soberana, dedico esta pobre ermita a mis expensas fundada” Un hecho igualmente circunstancial y no muy decoroso sirvió, según Nicolás Ortega Pagán, para dar nombre a otra calle, la de Gabacha. Aunque el diccionario de la Real Academia alude como origen de esta palabra al provenzal ‘gavach’, que significa ‘que habla mal’, Ortega cita el significado recogido por García de Diego en su Diccionario Etimológico (1954): ‘de cuido negligente’, de poca limpieza. Con esta base documental, y teniendo en cuenta que en la contigua calle de las Mulas –llamada hoy Ruipérez por el pintor murciano que vivió en ella-, se celebraba una feria de ganado, los excrementos y la suciedad debían de acumularse en tal cantidad en los aledaños que la tortuosa calle vecina recibió el nombre de ‘Gabacha’ –escrito con ‘b’ y no con ‘v’-; literalmente, ‘calle de la suciedad’. No menos curiosa es la calle de Poco Trigo –hoy Isabel la Católica-, en el barrio de San Juan, en la que vivían varios hidalgos con más apellido en el escudo que comida en la despensa. Y hasta tal punto estaba alejada la idea de homenaje en el imaginario colectivo a la hora de poner nombre a las calles de la ciudad, que en algunas ocasiones pasó como con la de Alfaro:


la calle de la acequia recorría Murcia por el norte y con sentido oeste-este, desde san andrés hasta santo Domingo; hoy llamada acisclo Díaz en honor al director de la Banda de Música de la Casa de Misericordia, que tenía su sede en el antiguo convento de san Esteban, quedó cortada en dos por la Gran Vía en los años 50, como tantas otras calles tradicionales, y vio rotas sus bellas perspectivas. al fondo de la imagen aparece la iglesia de san Esteban (Fuente: ahMM).

los murcianos empezaron a llamarla así por lo sucedido a don Nicolás Alfaro, administrador de rentas del Pósito en el siglo XVIII, cuando su mala gestión provocó que le embargaran su residencia, sita en aquella calle. En otras calles el pueblo ha querido ver la influencia de hechos truculentos, como en la llamada ‘de Brujera’, en San Nicolás: se ha dicho que alguien diabólico debió habitar en aquel lugar, pero no hay constancia de la existencia de una bruja vecina. La explicación que Ortega nos ofrece es la posible corrupción lingüística de la palabra ‘brucera’, como lugar donde se hicieran bruzas o cepillos de cerdas fuertes.

abajo, la calle y arco de la aurora (Fuente: ahMM)

El temor sí que influyó en calles donde, por su oscuridad y estrechez, los vecinos decidieron erigir pequeños altares u hornacinas para colocar santos y vírgenes, que cumplirían una función protectora tanto en el campo físico como en el espiritual: por un lado, la presencia sagrada reconfortaría al vecino y amedrentaría al malhechor, y por otro, obligaría a colocar y mantener una iluminación permanente durante la noche que, todo hay que decir, debían costear los propios vecinos. Ese es el caso de la calle de la Aurora, que recibe su nombre del arco y de la virgen homónima: situada al norte de la ciudad, estrecha, oscura y lindando con la huerta, durante la noche no debía ofrecer sensación de seguridad a sus habitantes y en 1767 colocaron la imagen de la Aurora para mitigar el miedo. Según Ortega, “esta calle es el antiguo Portillo de la Aurora, por donde se salía a un juego de bolos bastante concurrido de espectadores de la ciudad y de la huerta, constituyendo una de las distracciones más apasionantes de la época”. Afortunadamente, el arco al que Jorge Guillén dedicara unos versos en 1927 (“humilde eternidad por calle corta”), aún sobrevive. Sawar 13


El poder (y sus efectos) Las calles de Murcia comenzaron a tener rótulo y nombre oficial en el siglo XVIII. Al principio tampoco hubo complicaciones; todo lo contrario: la sanción municipal sirvió para facilitar la vida de sus ciudadanos y los necesarios procedimientos administrativos del ayuntamiento. Más tarde la situación se fue complicando porque los nombres nuevos no se limitaron a calles de nueva apertura, sino también a calles céntricas, antiguas y de nombre tradicional y arraigado. No todas cambiaron por imposición arbitraria ni con sesgo político; algunas recibieron el nombre de personajes que merecían un homenaje de manera comprensible, justa e imparcial, pero incluso en esos casos, con el cambio se perdió parte de la identidad histórica y urbana de Murcia. “Nombre nuevo en calle vieja, perece. En cambio, nombre nuevo en calle nueva, persiste”. Cuando Pedro Díaz Cassou hizo esta afirmación en el siglo XIX, no contaba con la insistencia del poder, ni con el desinterés de la población por la historia local, ni tampoco con el inexorable paso del tiempo que todo lo borra, aunque sobre esto último dijera que “lo mismo entre moros que entre cristianos, el vulgo bautiza la calle y el tiempo lo confirma”. Su defensa del nombre antiguo fue compartida por el periodista Martínez Tornel, quien también detestaba el constante vaivén de nombres en las calles provocado por el “afán reformatorio” del ayuntamiento, en una práctica que definió como “el tejemaneje de los políticos”. Otro periodista murciano contrario a las modificaciones del callejero, José Tolosa Hernández, escribió en 1906 en El Liberal que los gobernantes “deberían aclarar los nombres de las calles para evitar errores”. Y en el prólogo del libro

La rotulación oficial de calles y la numeración de las viviendas de Murcia comenzó en 1796 bajo el mandato del corregidor Vicente Cano Altares de Enrique Culebras Díaz, ‘Murcia paso a paso: sus calles y sus nombres’* (Cajamurcia y CARM. Murcia, 1989), José Antonio Jara se expresaba de este modo: “Pienso que los nombres nuevos elegidos para la rotulación de calles deberían ponerse en las de nueva apertura, y dejar fijos, sin cambio, las ya bautizadas en tiempos anteriores, pues es sabido que los nombres de las calles son una parte viva de la historia de nuestra ciudad”. En momentos de escasa expansión urbana, durante el siglo XIX y primeros años del siglo XX, el poder quiso imponer sus designios a la ciudadanía y cambió a su antojo los nombres de calles ya existentes. Más tarde, en el periodo en el que más calles nuevas se abrieron y coincidiendo con la dictadura, las vías fueron bautizadas con nombres de personajes y hechos no relacionados con la historia de Murcia, sino en general –y en exclusividad-, con el régimen vigente, como medio de exaltación y de reafirmación de su poder. De ese modo, también, lo murciano fue apartado en favor de lo nacional, y el desconocimiento de los ciudadanos por la propia historia, excepción hecha de algunos escritores, artistas y periodistas, se agudizó.

¿sabemos quiénes son? 14 Sawar

+ info:

*http://www.diegomarin.com/773380-MURCIA-PASO-A-PASO--SUS-CALLES-Y-SUS-NOMBRES.html



El 26 de diciembre de 1979, ya bajo el manto constitucional, el Pleno Municipal decidió el cambio de los nombres del callejero alusivos al régimen anterior de forma masiva, y aunque en los casos más llamativos se llevó a cabo la sustitución, en otros pervivieron los nombres franquistas, como veremos más adelante. Desde entonces se instituyó un sistema democrático en todos los órdenes, también en el de bautizar y modificar el callejero de Murcia.

Eclecticismo en el callejero de una ciudad

El procedimiento funciona hoy del siguiente modo: en primer lugar existe una comisión consultiva, llamada “para el estudio de los expedientes de denominación de calles de Murcia capital y pedanías”, que se suele reunir una o dos veces al año y en la que están representados los miembros de los grupos políticos según sea su peso municipal –en la última reunión, celebrada este mes de febrero, hubo cuatro concejales del PP, y uno por cada uno del resto de partidos: PSOE, IU-V y UPyD-. Dicha comisión recoge las propuestas de las diferentes juntas vecinales y de distrito –ya sea por iniciativa de algún colectivo, de sus propios vecinos o de sus alcaldes pedáneos y presidentes-, así como las de los propios grupos políticos, si las hubiera. Con el asesoramiento de varios expertos, las propuestas son explicadas, valoradas desde el punto de vista histórico y, en su caso, rechazadas o admitidas para avanzar hasta el siguiente paso. Los expertos o ‘notables’ que hasta hace unos años venían realizando la labor de consejeros en esta comisión, eran cuatro: Manuel Muñoz Barberán, Carlos Valcárcel Mavor, Juan Torres Fontes y Francisco Sánchez Bautista. Y de ellos, los dos primeros ya han fallecido y los dos últimos tienen una edad avanzada y no siempre pueden acudir –en la reunión de febrero de 2013 no estuvo presente ninguno-. Una vez que las propuestas de nombre son admitidas por la comisión consultiva, pasan como mero trámite a la Comisión de Sostenibilidad, Urbanismo y Asuntos Generales, donde son ratificadas y enviadas al Pleno Municipal para su votación definitiva. Los acuerdos de la comisión consultiva no tienen carácter vinculante aunque generalmente son tenidos en cuenta en el Pleno, donde basta una nueva mayoría simple de los votos –la mitad más uno- para la aprobación o denegación de las propuestas. Gracias a su mayoría absoluta en el ayuntamiento de Murcia, a día de hoy el Partido Popular tiene la última palabra tanto en el primer filtro, que es la comisión consultiva, como en la votación definitiva en el Pleno municipal. ¿Qué piensan los grupos políticos* de este procedimiento? ¿Es justo y democrático? En opinión de Pedro lópez, del PsoE, “es un proceso lento”, y añade una reticencia: “Tenemos la sospecha de que los presidentes de las Juntas 16 Sawar

Proceso para poner nombre a las calles plazas de Murcia La democracia no puede alcanzar su plenitud si los ciudadanos desconocen los cauces abiertos para su participación o si no los aprovechan

* Lamentamos no poder contar con la opinión del Partido Popular, que por cuestiones de agenda no ha contestado a las preguntas de Sawar Murcia.


preguntan poco a sus vecinos”. Para López, un ejemplo de esto “es que en una pedanía todos los nombres sean de vírgenes, santos, hermandades y cabildos que no tienen nada que ver con nuestra cultura religiosa, ni nacional, ni regional, ni local”. Y afirma: “Estamos seguros de que los vecinos y vecinas de esta pedanía no conocen ni a la mitad, y por tanto, es difícil que los propongan”. Nacho tornel, de iU-Verdes, señala que “en teoría la mayor parte de los nombres propuestos vienen de las Juntas municipales, pero no siempre es así”. Y encuentra un caso curioso y reciente: “En la última relación de propuestas se encontraba una realizada por parte de ‘un grupo de mujeres’, sin aportar petición ni informe”. Para rubén Juan serna, de UPyD, “teóricamente el procedimiento es muy democrático y muy participativo, pero en la práctica no lo es tanto”. Cita un ejemplo: “Se ha dado el caso de algunos nombres que han sido aprobados por la comisión consultiva, y que luego en el Pleno se han retirado. Ahí sí que hemos visto que, desde el punto de vista democrático, el procedimiento no se ha aplicado de forma correcta. Si una propuesta viene de los vecinos, y se supone que ellos la han avalado y que no mancha el nombre de Murcia, ¿por qué no admitirla?”. Por su parte, Federico García Charton, miembro de la Mesa de Coordinación de EQUo Región de Murcia –partido sin representación municipal-, opina que el procedimiento “es poco democrático y deja bastante que desear”. García Charton lo argumenta: “El nombre de las calles no debería ser dejado al albur del partido que gobierne, sino tras llegar a un consenso. Aunque las Juntas de Distrito pueden proponer nombres, es el Pleno el que lo aprueba en última instancia, y puede bloquear iniciativas e imponer ciertos nombres de calles”. En este punto recordamos que para aprobar la modificación o la elección del nombre de las nuevas calles, basta la mayoría simple de los votos. Más allá de lo democrático –o no- que sea el procedimiento, la existencia del ‘consejo de notables’ debería tener un efecto de control o, al menos, debería asegurar el rigor histórico y la conveniencia al elegir o rechazar ciertos nombres. El problema es que no se ha renovado

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a los consejeros que han fallecido, ni a los que por su edad tienen dificultades para asistir. En opinión de Rubén Juan Serna, la presencia en la comisión consultiva de Francisco Sánchez Bautista, poeta y miembro de la Real Academia Alfonso X el Sabio, es muy importante: “Desde el punto de vista histórico se valora si los nombres propuestos merecen tener una calle. Un personaje histórico puede ser muy conocido pero a lo mejor fue un personaje siniestro, y entonces el consejero vela porque algunos nombres no manchen a la ciudad de Murcia”.

expresen con diferente intensidad: por ejemplo, el grupo más crítico con este aspecto del callejero es iUV. Nacho Tornel afirma que “la beatificación del callejero llega a lo grosero”. Por su parte, el PsoE se opuso recientemente en una pedanía a lo que su portavoz, Pedro López, calificó como ‘el santoral interminable’, y Rubén Juan Serna, de UPyD, señala que “hay un exceso de santos y de vírgenes, y no porque sea malo, sino porque es excesiva la presencia de personajes del santoral”. Sin embargo, Serna reconoce que “eso es algo que forma parte de la cultura”.

Sin embargo, Nacho tornel afirma con rotundidad que “el método actual carece de un criterio histórico o lingüístico serio”. El concejal de Izquierda Unida prosigue: “En el casco antiguo de Murcia, nombres de gran tradición han sido sustituidos por personajes de la curia católica sin el menor respeto. ¿Basta con que el cura del barrio y sus seguidores lo propongan? Esto ocurre así, sin el menor rigor ni respeto por un criterio laico”. Sin embargo, a veces se ha podido conservar el nombre antiguo; el mismo Tornel nos cuenta: “La cofradía que opera en la Iglesia de Santo Domingo pretendía eliminar el nombre a la calle Basabé para ponerle el de su Cristo; tuve que informar de que la familia Basabé donó los terrenos para construir el colegio anexo y no parecía muy elegante desnombrar la calle”. La propuesta de modificación no prosperó.

Volviendo al procedimiento establecido para sancionar el callejero murciano, el hecho de que baste la mitad más uno de los votos para poner o cambiar el nombre de las calles no fomenta el consenso. Sea del signo político que sea, la mayoría que ostenta el poder, aunque haya sido elegida de manera legítima, tiene abierta la posibilidad de imponer sus designios. En ese sentido, ¿se puede decir que el proceso favorece la politización del callejero de Murcia? En opinión de Pedro lópez, “la mayoría de nombres de calles se ponen por acuerdo de las juntas municipales”, y por eso, “cuando la voluntad surge de los ciudadanos, democráticamente, se elimina el partidismo”.

Al hilo de la relación entre la Iglesia y el callejero, todos los grupos políticos consultados coindicen en señalar que las calles de Murcia están copadas en exceso por nombres vinculados a la religión católica, aunque lo

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Federico García Charton sí que afirma con claridad que el callejero está politizado: “En Murcia hay demasiados nombres de la época franquista pero casi ninguno de la Segunda República. ¿Tiene que ver con que el PP lleva dieciocho años en el ayuntamiento de Murcia? Indudablemente. Por otro lado, esto lleva a situaciones absurdas, como que el nombre de una

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Fragmento del callejero de la ciudad de Murcia en su parte norte, en lo que se conoció como ‘milla de oro’ durante los años de bonanza económica: en el espacio entre las avenidas Juan Carlos i y Juan de Borbón se construyeron las viviendas más caras del municipio imagen: Google Earth



calle de un personaje polémico, porque representa a una ideología determinada, sea cambiado por otro de la cuerda de otro partido cuando éste pasa a gobernar el ayuntamiento”. Por su parte, rubén Juan serna introduce algunos matices: “El hecho de que el partido que gobierna quiera reconocer la trayectoria, por ejemplo, de un alcalde pedáneo o de un concejal de su partido que ha fallecido o se ha retirado, forma parte de la propia naturaleza humana y creo que es normal; es respetable y no tiene más importancia”. Sin embargo, añade que “politizar sí va más allá cuando a lo mejor el PP se niega a retirar el nombre de determinadas calles que la ley le obliga a retirar”, en alusión a la Ley de Memoria Histórica*. La Ley 52/2007 de 26 de diciembre –“por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura”-, en su artículo 15, insta a las administraciones públicas, cada una dentro de su ámbito competencial, a retirar placas, escudos, monumentos o cualquier otro símbolo que conmemore o exalte la sublevación militar de 1936, la Guerra Civil o la represión de la dictadura surgida tras el conflicto, y contempla la valoración de excepciones, que se deberá efectuar de manera particular y por parte de una comisión técnica de expertos. Este artículo de la llamada Ley de Memoria Histórica tiene un amplio campo de aplicación sobre gran cantidad de calles que aún subsisten en España, y ha puesto en acción a colectivos, asociaciones ciudadanas y partidos políticos que exigen el cumplimiento de la norma.

En no pocas ocasiones la polémica ha ocupado a los medios de comunicación nacionales**, poniendo en evidencia la dificultad que existe hoy, treinta y cinco años después de la aprobación de la Constitución Española, de llegar a acuerdos que sí fueron posibles poco tiempo después del fin de la dictadura. En Murcia, en octubre de 2010, tanto Izquierda Unida*** como PSOE**** llevaron al Pleno Municipal una moción en la que exigían la retirada de las calles y símbolos alusivos al régimen; Esther Herguedas, de IU, expuso su malestar por tener que pasar a diario por la calle General Sanjurjo, “que no fue un santo sino un militar golpista”. La moción fue rechazada por el PP y argumentada por su concejal Moya Argeler: “Es momento de olvidar, mirar al futuro y unir a los españoles”. Por su parte, la del PSOE tuvo idéntico final; Pedro López lo recuerda: “Fue rechazada por la mayoría absoluta del PP, y además, la contestación del responsable del Partido Popular fue que lo pedíamos porque no nos gustó el resultado, haciendo referencia a la Guerra Civil. De esa contestación se hicieron eco los medios a nivel nacional”. Según Federico García Charton, “es evidente que el partido que gobierna el ayuntamiento se ha negado sistemáticamente a cambiar esos nombres alegando que forman parte de la historia, aunque yo añadiría que de la historia negra de nuestro país”. Desde el servicio Municipal de Estadística confirman que el ayuntamiento de Murcia, a día de hoy, no ha cambiado de oficio ningún nombre, y aunque conocen de las citadas mociones de Izquierda Unida y

Jordi Évole, del programa ‘salvados’ (lasexta), pregunta al alcalde de Boadilla del Monte (Madrid) por las calles ‘José antonio’ y ‘Generalísimo’ que aún conserva la localidad.

*http://www.boe.es/boe/dias/2007/12/27/pdfs/A53410-53416.pdf

+ info: 20 Sawar

**http://www.youtube.com/watch?v=JQh7plxs6ig ***http://www.laopiniondemurcia.es/murcia/2010/10/29/murcia-seguira-teniendo-calles-nombres-franquismo/279762.html ****http://www.murcia.com/noticias/2011/10/24-grupo-socialista-pedira-pp-cumpla.asp


La polémica está en la calle En Murcia y sus pedanías existen cerca de cien calles y plazas con nombres alusivos a la dictadura: por ejemplo, en la ciudad es conocido el caso del barrio de Vistabella, donde el General Yagüe*, Luis Fontes Pagán o el Capitán Balaca cuentan con calles en su memoria. En la placa del Colegio Público Andrés Baquero o en el pedestal del monumento a la Inmaculada, en la plaza de Santa Catalina, luce el escudo pre constitucional, y en pedanías como Lobosillo existen aún las calles Francisco Franco, Moscardó, Sanjurjo, Yagüe y otras.

+ info: *http://www.publico.es/espana/440906/76-anos-despues-de-la-matanza-de-badajoz http://www.estrelladigital.es/cultura/maria_eugenia_yague-general_yague-libro-ley_memoria_historica-cultura-libro_0_1152484859.html

PSOE, añaden que hay que hacer propuestas para poner nuevos nombres y aportar soluciones, “porque si no, a los vecinos se les causa un perjuicio con el cambio”. Por ejemplo, en la pedanía de Lobosillo está la única calle Francisco Franco que queda en el municipio, pero según cuentan, cuando los funcionarios han ido a la localidad a sustituir las placas viejas por otras nuevas, se ha dado el caso de que alguien se aproxime para vigilar que no cambian la calle de Franco: “¿No irá usted a quitar eso?”, preguntó una vez un señor mayor, “y hasta que no ven que el nombre de la mencionada calle no cambia, no se marchan”. Algunos vecinos lo justifican afirmando que

esa es su calle de toda la vida, y que les da igual un nombre que otro, “pero que ahora no les van a cambiar el papel de Iberdrola y de los bancos”. Para el servicio de Estadística del ayuntamiento hay una cosa clara, y es que al margen de las disputas y del debate político, todos los vecinos deben tener su calle rotulada con una denominación oficial, por necesidad particular pero también colectiva: desde la domiciliación de facturas hasta la tramitación de impuestos, la suscripción de contratos, la solicitud de ayudas o la comunicación de la administración con los administrados (tarjeta sanitaria, censo electoral...), todos requieren de un nombre de vía y de un número de portal. En Sawar 21


opinión de los funcionarios del ayuntamiento, “mucha gente es reticente a cambiar los nombres de las calles por el papeleo que lleva detrás”. Y lo explican: “Estadística notifica los cambios al Catastro, a Correos... Pero el resto de papeles los tienen que hacer los propios vecinos”. Según lo expuesto, ¿creen los partidos políticos que este procedimiento es democrático? ¿Se podría mejorar? Para Pedro lópez, “en democracia las cosas siempre son mejorables, y cuanto más participativo sea, mejor”. Nacho tornel cree que “las Juntas municipales deberían tener una actividad dedicada al conocimiento de la historia de cada barrio, y partir de ahí, el respeto por la propia historia facilitaría las cosas”, porque en su opinión, “respetar y hacer aflorar la historia propia y peculiar de cada barrio es el mejor criterio para evitar polémicas”. En la misma línea se expresa Federico García: “Se podría mejorar sensiblemente involucrando a las asociaciones de vecinos, que deberían poder proponer, de forma más participativa, nombres de personas vinculadas a su barrio, por ejemplo, o de personas ilus22 Sawar

tres según la mayoría de vecinos”. En opinión del miembro de EQUO, “debería ser posible el consenso”. ¿Cómo? Lo explica: “Los grupos políticos, sobre todo el PP, deberían hacer un esfuerzo para no imponer ningún nombre. Lo mejor sería elegir nombres de calles que duraran décadas y, en el caso de que sean personas las elegidas para que sus nombres figuren en las placas, que sus virtudes para merecer ese honor sean reconocidas por todas y todos”. Una de las claves estaría, por tanto, en la participación ciudadana, pero, ¿existe interés real por este tema entre la gente, o sólo se le presta atención cuando surge alguna polémica? Pedro López cree que “el ciudadano no tiene interés porque no se le ha dado nunca parte en esta historia. Existe muy poca participación”. Lo mismo piensa Federico García Charton: “En general creo que no hay mucho interés, debido, en parte, a que no hay una voluntad real del ayuntamiento para que la gente de los barrios participe a la hora de ponerle nombres a las calles, por lo que se crea un círculo vicioso: no se consulta, no se participa, y así sucesivamente”. Rubén Juan Serna también lo estima así: “Yo creo que la gente no sabe que puede


Monumento a los murcianos ilustres en el Jardín de Santa Isabel

participar y tampoco se hace que la gente se sienta partícipe; la gente no sabe cómo poder ir a su junta y proponer el nombre de una calle”.

si tenemos en cuenta que el procedimiento sería el mismo y que los nombres ya habían sido propuestos, admitidos en primera instancia y rechazados después.

Sin embargo, algunas veces y en algunos casos la ciudadanía sí que ha tomado parte y ha propuesto nombres para sus calles, con resultados desiguales una vez que las propuestas han pasado de sus juntas al ayuntamiento: por ejemplo, la iniciativa de la pedanía de Lobosillo de dedicarle una calle a Manolo Escobar en 2011, llegó a buen puerto; fue admitida y se le acompañó de un monumento conmemorativo a la canción más popular del cantante: el carro. A la inauguración de la nueva calle y del monumento acudieron el alcalde de Murcia y el propio Manolo Escobar*. Ese mismo año de 2011, no tuvieron tanta suerte los vecinos de El Esparragal, cuyas propuestas de calle para Fernando Esteso, Barbara Rey, Frida Kahlo y Ana Bolena fueron rechazadas por el PP** después de haber recibido el visto bueno en la comisión consultiva. A la petición de explicaciones por parte de PSOE y UPyD, el concejal José Cosme respondió que esos nombres eran “pintorescos”, y que “si ellos tienen interés, que los vuelvan a solicitar”, algo extraño

Una iniciativa también surgida de los ciudadanos, aunque bien distinta de las comentadas, es la que tuvo el colectivo gitano del barrio de la Paz para honrar la memoria de Josefa Fernández Romero. Cuando esa zona de la ciudad fue urbanizada, a ella llegaron familias gitanas de diversos lugares, y entre las familias se encontraba la de Josefa, una mujer dedicada a servir al prójimo, que ayudaba a todos los gitanos que pasaban penurias y que, a su muerte, dejó un hondo recuerdo entre sus vecinos. La propuesta, presentada en 1998, tuvo algunas dificultades lingüísticas por la inclusión de las palabras ‘romí’ y ‘calí’, no recogidas en el diccionario de la Real Academia. Su significado entre los gitanos es el de ‘mujer’; finalmente fue admitido el término ‘calí’ y plasmado en cerámica. La calle Calí Josefa Fernández Romero no tiene accesos a edificios, lo que facilitó su asignación –no hubo que cambiar un nombre pre existente ni causar perjuicio al vecindario- y se encuentra ubicada tras la Consejería de Educación, en paralelo a la avenida de la Fama.

+ info:

* http://www.laverdad.es/murcia/20110128/local/murcia/murcia-camara-inaugura-lobosillo-201101282059.html **http://www.laverdad.es/murcia/v/20111221/murcia/pondra-nombres-esteso-barbara-20111221.html

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Pero la población no es el único agente a considerar en la tarea de crear el callejero, ya que sus representantes en el ayuntamiento, los partidos políticos, tienen capacidad para proponer nombres. ¿Qué nombres propondrían, o han propuesto recientemente, los grupos políticos? Pedro López, del PsoE, dibuja un criterio general: “Dedicaríamos una calle a aquéllos que dieron su vida por la democracia y a los que la dieron también por dedicarse a los más desfavorecidos”. Nacho Tornel, de iU-V, cuenta una de las propuestas ya realizadas por su partido: “Hace años pedimos una calle en el barrio de La Paz a José María Caballero Amor, vecino que desde su extracción social humilde, defendió los derechos básicos de los habitantes del barrio con el mayor empeño personal imaginable. Se aprobó la propuesta pero nunca se ha ejecutado”. Incidiendo en la misma idea, Tornel expone sus preferencias con respeto a los nombres de las calles de Murcia: “Me gustaría que el origen social de los barrios se viera reflejado en el callejero. Lo prefiero a los personajes, salvo que estos tengan relación con el lugar”. La lista de Federico García Charton, de EQUo, incluiría “a Petra Kelly, histórica activista ecologista alemana; a Luis Ramírez Díaz, catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia que falleció hace unos años; a Antonio Fernández, guitarrista flamenco de La Unión y patriarca de una saga que aún continúa...”. Y también a las Tres Culturas, cristiana, judía y musulmana, “como símbolo de tolerancia”. Por su parte, Rubén Juan Serna recuerda la propuesta de UPyD

para dedicarle una calle al disidente cubano Oswaldo Payá, fallecido hace unos meses en accidente de tráfico: “El PP decidió rechazarla, quizá por la polémica de que el conductor del vehículo accidentado fuera Carromero, un miembro de su partido”. Sin embargo, el PSOE también se opuso. Serna explica el sentido de su propuesta: “Payá fue un personaje que defendió la libertad y luchó contra la dictadura en Cuba, y que además recibió un premio de los derechos humanos que concede el Parlamento Europeo. Mientras en otros ayuntamientos de España sí que se le ha puesto su nombre a una calle a propuesta de UPyD, aquí no”. En cambio, sí prosperó otra propuesta del grupo de Rubén Juan, la que ha sido votada favorablemente en este mismo mes de febrero y que ya cuenta con una vía asignada: calle Donantes de Sangre.

la historia de Murcia, ¿en la calle? “El nombre de una calle debe ser orgullo de todos los habitantes de la ciudad”. Así se expresa Pedro López, pero, ¿pueden sentirse orgullosos los murcianos del nombre de sus calles? ¿Están bien representados en el callejero de Murcia los hechos y personajes más importantes de su pasado? ¿Existe algún déficit, alguna cuenta pendiente? El propio Pedro López responde que el callejero de Murcia no refleja de manera fiel la historia de la ciudad: “Necesitamos incentivar la puesta en valor de nuestra historia y de nuestras tradiciones”. ¿Cuál sería, en su opinión, el

Los nombres de las calles no son la única forma de homenaje urbano: también están los monumentos y las placas conmemorativas. A la izquierda, placa a los defensores del habla murciana en la plaza de San Nicolás

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las mujeres en el callejero de Murcia El Plan Municipal de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres 2010-2012* recogía una serie de medidas que pretendían corregir las disfunciones existentes en la sociedad, en la relación entre hombres y mujeres; diferencias basadas en la irracional e ilógica discriminación entre sexos. Distribuidas en varios apartados, entre las medidas no olvidaron incluir una mención al callejero, a la plasmación de la historia en los nombres de las calles. De las más de ocho mil calles que tiene Murcia, tan sólo se rinde homenaje a mujeres en el 4%, y en ese porcentaje hay que incluir las denominaciones de vírgenes y santas. Sin embargo, la recomendación del citado Plan de Igualdad no ha producido suficientes frutos. En el último Pleno en el que se aprobó la nueva denominación de diecisiete calles del municipio, ninguna de ellas recibirá nombre de mujer** * http://www.murcia.es/ServiciosSociales/pdf/Enlaces/PlanIgualdad%20Comp.pdf **http://www.europapress.es/murcia/noticia-aprobados-nuevos-nombres-17-vias-municipio-murcia-20130218165954.html

déficit principal que presenta el listado de calles? López responde que, junto al cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, “a día de hoy hay un importante déficit de calles con nombres de mujer, pese a que el Plan de Igualdad Municipal lo fija como una de sus prioridades”. En ese aspecto coinciden todos los grupos políticos que han respondido a Sawar: para Federico García Charton, “es evidente que existe un gran machismo a la hora de bautizar calles”, y Rubén Juan Serna considera que “existe un vacío bastante importante con relación a las mujeres artistas, en el número de calles y plazas dedicadas a escultoras y pintoras murcianas”. La historia se plasma en la ciudad, y la historia deben escribirla todos los ciudadanos. Nacho Tornel cree que “el callejero es una seña de identidad cultural de primera importancia, y debe describir la ciudad y su historia”, pero en su opinión, “Murcia sería el Vaticano si interpretamos el callejero, y Sangonera la Seca gana en santidad por goleada”. Tornel añade más cuentas pendientes: “Las referencias al periodo anterior a 1936 están vetadas, y personas de valor son todavía ocultadas en el callejero, como don José López Almagro o Antonio Martínez Endique, alcaldes de la época. También creo que el pasado árabe y judío no tienen ni por asomo el reflejo que debiera. El desprecio al origen árabe es silencioso pero avanza cada día, y la invasión catolicista del callejero es un reflejo de aquella costumbre de edificar iglesias sobre los restos de las mezquitas destruidas. No solo a través de personajes, sino de hechos históricos, léxico, costumbres, oficios...”. Federico García Charton coincide con Tornel: “Debería haber más personajes históricos de la época andalusí; no olvidemos que

Murcia fue fundada por los árabes en el año 825, y que hasta más de cuatrocientos años después no fue conquistada por los cristianos”. Para describir las peculiaridades del callejero murciano, Rubén Juan Serna pone un ejemplo que llama la atención de todos los que se aproximan a este tema: “Miguel Induráin tiene una avenida muy importante en Murcia y no sé si pasó por aquí aparte de para correr”. Y después, reflexiona: “Es verdad que hay personajes con avenidas muy importantes que no merecen ese nombre, y otros personajes o hechos muy importantes que tienen callecitas o plazas muy pequeñas, o escondidas, y en muchos casos además son nombres muy bonitos. Por otro lado, hay un problema añadido, y es que ahora ya casi no hay calles sin nombre. Como durante los últimos años ha habido un desarrollo urbanístico bastante grande, había que nombrar muchísimas calles, pero ahora no. Ahora, cuando aprobamos poner un nombre a una calle, no quiere decir que al día siguiente se vaya a colgar la placa porque a lo mejor no hay calle para ese nombre. A lo mejor pasan años hasta que se le pueda asignar ese nombre a una calle”. Al inicio de este número de Sawar hicimos alusión a la plaza que Murcia quiso dedicar a Pedro Díaz Cassou: aunque el espacio urbano elegido era relativamente nuevo, y aunque el homenajeado lo mereciera, su nombre no llegó a imponerse a la simple presencia de un kiosco de flores. En tiempos recientes y en un contexto social y cultural diferente, nos encontramos con otros ejemplos que, si tratamos de interpretarlos, quizá transmiten cierto desinterés general por el pasado de Murcia: la plaza más grande e imporSawar 25


tante de la ciudad en el siglo XX, núcleo generador de la nueva Murcia y que hoy marca el arranque de su expansión en el siglo XXI, es la llamada plaza Circular, a la que los murcianos conocen como ‘la Redonda’. No es el primer nombre que recibe dicha plaza pero podría decirse que ya está totalmente arraigado entre la ciudadanía. ¿Y a qué alude? A la forma geométrica de la plaza. Hace aún menos tiempo se colocó una escultura en una de las nuevas rotondas construidas al norte de la ciudad, en lo que supuso casi el inicio de un movimiento que alguien ya ha bautizado como ‘rotondismo’*. La escultura en cuestión recrea una serie de cubos, que tal vez simbolizan el naufragio de la geometría en mitad unos terrenos donde antes sólo había huerta. Una vez instalada, la rotonda no recibió bautismo oficial para homenajear a algo o a alguien relacionado con la historia o el patrimonio local, de modo que en ese periodo de vacío toponímico, los murcianos empezaron a llamarla ‘plaza de los Cubos’ –aunque técnicamente no es una plaza sino una rotonda-. Hoy, el nombre de ‘plaza de los Cubos’ ha subido a la categoría de oficial y figura en las señalizaciones del tráfico. En Murcia existen más homenajes a lo impersonal de la geometría y de los puntos cardinales, como las importantes avenidas de Ronda Oeste –un tramo de la autovía de circunvalación-, Ronda Norte, Ronda de Levante, Ronda Sur... Otro caso curioso es el del parque que se creó en la zona de Atalayas, junto a la avenida Ronda de Levante: debido a la presencia de tres grandes fuentes

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de hormigón con forma de copa, y ante la ausencia de un nombre oficial laudatorio o costumbrista, los ciudadanos comenzaron a llamar al parque como ‘jardín de las Tres Copas’. De poco sirvió que el ayuntamiento le adjudicara después el nombre de Isaac Peral, tras haber desplazado al ingeniero cartagenero en una de sus nuevas y más importantes avenidas en favor de Juan de Borbón –el cambio de nombre en este nuevo acceso a Murcia provocó en su día la protesta de algunos vecinos de Cartagena y también de la propia capital-. Para un ciudadano europeo resulta llamativo observar el callejero de ciudades al otro lado del océano, como por ejemplo el de Nueva York, donde la extensa red de calles y avenidas paralelas y perpendiculares que atraviesa Manhattan, reciben como nombre un número, y como apellido un punto cardinal orientativo –West/Est/Uptown/Midtown/Downtown-: con la excepción de algunas de sus calles primigenias en el extremo sur de la isla, y de aquellas en las que la población ha querido ver representada su identidad étnica –Harlem, Bronx, Brooklin o Queens-, el resto del callejero neoyorkino es un homenaje numérico a la vida práctica, acelerada y actual. La comparación es extrema, pero observando el callejero murciano, ¿podría interpretarse que Murcia, o al menos la Murcia surgida del siglo XX, ha ignorado su identidad? En este punto incorporamos el testimonio de Pedro Jesús sánchez, de la Asociación Cultural Jarique, quien afirma que “el callejero refleja poco la identidad de esta tierra: los nombres vinculados a

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Fragmento de los callejeros de Murcia y Nueva York Imágenes: Google Earth

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+ info:

* http://blogs.lainformacion.com/strambotic/2010/10/20/rotondismo/ http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20070508/cultura_murcia/ponga-escultura-rotonda_20070508.html


los hechos más importantes de la historia de la ciudad son los menos, y los que existen están en calles bastante secundarias”. A continuación, Sánchez pone unos ejemplos: “Un personaje como Abderramán II, el fundador de la ciudad, tiene una calle bastante modesta, y otros personajes ni siquiera tienen una calle en Murcia. Por ejemplo, Teodomiro. Este año es el 1300º aniversario del Pacto de Tudmir, y en Murcia no se le conoce. En Puente Tocinos tiene una calle pequeña, pero en la ciudad no. O también Ibn Mardanish, Ibn Hud, Consejo de Hombres Buenos, 9 de junio…”. Y prosigue: “Por ejemplo, Alfonso X y Jaime I tienen avenidas importantes y merecidas, pero ahora las avenidas modernas más importantes son las Juan Carlos I y Juan de Borbón”. Y cita más muestras del desarraigo murciano en el callejero moderno: “En muchos pueblos de Andalucía o de la Comunidad Valenciana, la calle principal del pueblo suele ser la avenida de Andalucía o la avenida del País Valenciano, y aquí es difícil encontrar la avenida de la Región de Murcia”. Hace poco tiempo el ayuntamiento modificó un tramo de la importante avenida Miguel Induráin, la más larga de la ciudad, y le asignó el nombre de Reino de Murcia. Pedro Jesús Sánchez lo recuerda: “Varios miembros de nuestra asociación enviaron cartas a los periódicos pidiéndole al alcalde que considerara ese cambio, y algo tendría que ver cuando pocas semanas después le pusieron el nombre de Reino de Murcia a un tramo de la avenida Miguel Induráin”. En su

opinión, “la gente no se interesa por este tema, y bueno, no es un asunto de vital importancia, pero si te dedicas a estudiar estas cosas te das cuenta de por dónde van los tiros”. Para Pedro Jesús Sánchez, “el consenso sería posible si se eligieran nombres de cosas vinculadas a nuestra tierra. Dedicar una calle a Pedro Díaz Cassou, escritor y poeta murciano, no tiene por qué enfrentar a los partidos políticos, pero dedicársela a Juan de Borbón o Antonio Herrero, a lo mejor sí les enfrenta”. En el prólogo del libro “Callejero Murciano” de Nicolás Ortega Pagán, el historiador Juan Torres Fontes escribió –en 1973- lo siguiente: “A un lado, estas calles, que cuando eran historiadas conservaban todavía su calor humano, familiar, social, de visualidad, y en la que se valoraban y distinguían sus casas y vecinos; a otro, una nueva forma de entender la vida, una manera de vivir y pensar que afecta a las relaciones sociales (...) y que repercute en la calle: la despersonaliza y la agranda, adjetiva su designación o bautiza con nombres que ninguna relación tienen con la ciudad”. El epílogo es que tanto los gobernantes como los ciudadanos de Murcia tienen aún un camino que recorrer en el conocimiento y en la puesta en valor de su pasado, de su identidad, de su propia ciudad, lo que después se plasma, entre otras cosas, en el callejero; en las placas metálicas o cerámicas que cuelgan de las esquinas y que son la historia viva. La historia en la calle.

Arriba, Plaza del Mercado de Murcia, hoy de Santo Domingo, a principios del siglo XX (fuente: AHMM). A la derecha, Plaça de L’Ajuntament de Valencia durante las manifestaciones del 15 de mayo de 2011 (fuente: Jacobo Méndez*) * http://www.flickr.com/photos/jacoboictus/5739566757/in/photostream

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los cambios en el callejero:  Esta breve relación de calles históricas que mudaron sus nombres se basa en los libros ‘Callejero murciano’ y ‘Murcia paso a paso: sus calles y sus nombres’, y no incluye aquellas calles antiguas o avenidas nuevas que fueron bautizadas durante el régimen y que se detallan en la página siguiente. Sí que incluye las calles tradicionales que sufrieron un cambio de nombre en un periodo anterior a la dictadura y que, finalmente, volvieron a adoptar su nombre tradicional, que es el que pervive hoy: en esos casos, el nombre tradicional figurará en el apartado ‘nombre actual’, y la denominación efímera que tuvieron aparecerá en el apartado ‘nombre antiguo’. La relación alude exclusivamente al callejero de la ciudad de Murcia, y no al de sus pedanías ni a los carriles de la huerta.

Nombre antiguo acequia aflijidos aguadores algezares almazara Glorieta del arenal Barcas Bodegones Plaza del Esparto Caldereros - Espaderos Corredera Plaza de Chacón Plaza Díaz Cassou Karamajul licenciado Cascales lópez Puigcerver lucas Mercaderes Plaza del Mercado Mulas Plaza de Palacio Palacio Viejo Plato Poco trigo Príncipe alfonso Puente ramón y Cajal rambla del Cuerno Plaza de la reina salvador Palazón Val de san antolín Val de san Juan Zoco 28 Sawar

Nombre actual acisclo Díaz albacete Gómez Cortina González adalid trinidad Glorieta de España Joaquín Costa arzobispo simón lópez Plaza del romea Del Pilar simón García Jardín de santa isabel Plaza de las Flores Ceballos Jabonerías la Gloria radio Murcia Platería Plaza de santo Domingo ruipérez Plaza Cardenal Belluga salzillo Marengo isabel la Católica trapería Canalejas sociedad saavedra Fajardo Plaza Martínez tornel Princesa sagasta Cánovas del Castillo alejandro séiquer


“El tejemaneje de los políticos” El callejero de Murcia durante la dictadura

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Imagen: Google Earth

El 26 de diciembre de 1979, ya bajo el manto constitucional, el ayuntamiento aprobó en el Pleno la sustitución en lote de un buen número de nombres relativos al régimen anterior. sin embargo, tanto en la ciudad como en algunas de sus pedanías subsisten hoy varias denominaciones y algunos símbolos pre democráticos.

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otra forma de conmemorar:

los monumentos Sin intención de profundizar en el interesante tema de la escultura urbana -que podrá ocupar futuros reportajes-, ni de ofrecer un listado pormenorizado de obras, autores o estilos, Sawar incluye imágenes de algunos de los monumentos distribuidos por la ciudad para homenajear a personajes, conceptos o festividades.

A la izquierda y hacia abajo: San Francisco de Asis Sánchez Madrigal Paco Rabal De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Abderramán II Alfonso X el Sabio Cardenal Belluga Conde de Floridablanca

A la derecha: Huertanos Derechos Humanos Abajo: Jara Carrillo

Izquierda, arriba y derecha: Francisco Salzillo, Juan de la Cierva, Fernández Caballero 30 Sawar


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rubén aragón @rb_aragon: “29 diciembre #0 de la nueva revista @SAWARMURCIA sobre historia, patrimonio y turismo #Murcia ¡suerte!”. turismo abanilla @TurismoAbanilla “@SAWARMURCIA Mucha suerte en vuestra nueva andadura, prometemos seguiros”. Juan E hernández @jehh42: “Si quereis saber más sobre Murcia, @SAWARMURCIA. Imprescindible para conocer nuestra historia”. J. Enrique hernández @artista30: “El día 29 el número 0 de @SAWARMURCIA A tenor de los avances vistos, promete. #impaciente”. María José @mjpartera: “Os felicito por la iniciativa, recomiendo seguiros”. antonete Gálvez @TioAntonete: “Mi punto d'esfise: Aquesto e @SAWARMURCIA tié mu güena pinta”; “Por suerte pa mí no he vivío n'este esastre qu'es la Gran Via... N'horagüena a @SAWARMURCIA”. Javier Moñino @JaviMGomez“Me gusta mucho el proyecto @SAWARMURCIA No sé quién lo lleva a cabo, pero reciba mi más sincera enhorabuena. Estaré pendiente para descargar y para ayudar en la difusión. Proyectos así merecen la pena”. Juan Carlos García @Juanki500: .“Me uno a las felicitaciones”. Mari Carmen h @andriana45: “¡Esperando vuestros tuits!”. Francisco J. Belijar @fbelijar: “Ya es 29 tic,tac,tic,tac con ganas de ver el numero 0 de la revista @SAWARMURCIA”. rubén Juan serna @rubenjuans: “Enhorabuena por el lanzamiento de @SAWARMURCIA, una revista sobre Arte y Patrimonio en #murcia. La seguiremos con atención e interés”. Vivir regióndeMurcia @ViveRM: “#Murcia Número 0 de la revista Sawar.@SAWARMURCIA Revista digital sobre historia, patrimonio y turismo de #Murcia”. J. Enrique hernández @artista30: “Ya le he echado un vistazo a la revista @SAWARMURCIA Gran trabajo. Enhorabuena!. A leerla tranquilamente y a disfrutarla”. Francisco J. Belijar @fbelijar: “He empezado a leer el número 0 de la revista @SAWARMURCIA recomendabilisima para todos los murcianos, ¡¡Qué gran trabajo!!”. Juan antonio @chimenchu: “@SAWARMURCIA Me alegra que pongáis luz sobre la GV y realicéis esa relación Baños Árabes - Restos de San Esteban con la entrevista final”; “Es cierto lo que decís del eterno retorno. Lo hicieron hace 50 años en los baños, han querido volverlo hacer en San Esteban. €” “Acabo de terminar de leerla. Muy amena y sobre todo muy interesante. Espero con gran interés el siguiente número”. andrés Mira @GeoAndresM: “Muy bueno el artículo de @SAWARMURCIA He aprendido mucho”. Mari Carmen h @andriana45: “@SAWARMURCIA estupendo trabajo en el número cero! Ha hecho recordar a mi madre el origen de la Gran Vía! #vamospornumero1”. Javier Moñino @JaviMGomez: “Enorme trabajo el del número cero de @SAWARMURCIA Revista indispensable para conocer la historia de #Murcia”. Fernando Zaplana @zaplanaf: “Tremenda revista. Gracias por crear algo tan bueno”. Juanpa Fernández @juanpack: “Muy recomendable lectura para conocer la historia de Murcia "@SAWARMURCIA: Nº 0 de Sawar a fondo. Es un placer encontrar nuevas publicaciones que te ayuden a redescubrir tu ciudad”. amalio Fdez-Delgado @AmalioFD: “¡Gran trabajo!”. intermón oxfam Murcia @IOMurcia: “¡Nos sentimos orgullosos por colaborar con vuestra Revista Sawar a la que le deseamos una larga vida! Enhorabuena". Begoña García retegui @garciaretegui: “Gracias. Muchas gracias”. Javier ruiz Martínez @JRuizMz: “"La noche que Murcia perdió su inocencia" os va a interesar”. Juan antonio Parra @J_ParraG: “#Murcia 60 años de la destrucción de los baños árabes para abrir la aberración de la Gran Vía”.

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Paco Nadal @paconadal: “@SAWARMURCIA, nueva revista digital, mensual e independiente sobre historia, patrimonio y turismo en

Murcia”. Disfrutadores @disfrutadores “Sawar Murcia es una maravilla de revista sobre historia y turismo de Murcia, normal que Paco Nadal os mencione”. Carlos Pineda @carlos_a_pineda: "Aplauso por el primer número de la revista. Ánimo y a seguir así #periodismo #historia #geografía #curiosidades". Escuela Universitaria de turismo de Murcia @murciaturismo: “Saludamos a @sawarmurcia revista de historia y turismo, recomendando su nº0. Ánimo”. María Vega Cid @Vega_Cid: “@SAWARMURCIA ¡Qué interesante! os sigo en FB y Twitter, ¡cómo no! ¡Gracias por esta sorpresa!”. Pepechin @pepechin_: “@SAWARMURCIA Exactamente igual estamos 50 años después: sospechosos convenios, liquidación de la huerta, tranvías a SamperCity y la UCAM…”. alejandro Molina @alexmoratalla: “@SAWARMURCIA para mí que nunca vi la Murcia pre-Gran Via, el n°0 de Sawar ha sido duro. Pensar en el pasado (y futuro) que nos han robado...”. J.a. lópez Espinosa @jalesp: “@SAWARMURCIA Gran trabajo, leeré con detenimiento tu revista. Voy a recomendarla a un amigo Lic. en Geografía e Historia”. Pedro J. Cuestas @PedroJ_Cuestas: “¡Interesante!”. Nacho tornel @NachoTornel: “Muy loable iniciativa”. Elena @Elena67:”Sawar Murcia: Historia, Arte y Arqueología en #Murcia. Imprescindible”.

ritmo Murcia: “¡Muy interesante!” Gregorico sabaterico: “Lamentable lo que pasó”. la Cava de royán: “¡Muy recomendable!” rafael Gil: “Está cojonuda. La espera ha merecido la pena”.

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rubén Juan serna: “Seguiremos con atención esta revista sobre Arte y Patrimonio en Murcia”. Juan r. romero: “Hoy he estado leyendo los artículos de la revista y no me queda otra que dar la enhorabuena y compartir para que la gente la conozca”. Disfrutadores, el placer del vino y la buena mesa: ”Sawar Murcia es una maravilla de revista sobre historia y turismo de Murcia, normal que Paco Nadal os mencione; merece muy mucho la pena”. Juan a. sánchez hoyos: “Si eres de Murcia, probablemente esto te parecerá interesante. A mí me lo parece mucho. Me ha gustado bastante”. andrés sáez: “De lo que un día fue… Y no volverá”. Pilar Ceniza Paz: “He terminado de leer el primero: vaya curre. ¡Chapeau, chapeau, chapeau!”. Juanjo salcedo: “Me encanta lo que estáis haciendo”. Jan J. Martí: “Impresionado me hallo. Menudo pasote y qué chulada”. Pilar Ceniza Paz: “Le acabo de echar un vistazo rápido y totalmente de acuerdo con Jan J. Ya tengo lectura para el finde. ¡Enhorabuena!”. Virginia Fernández Martínez: “Enhorabuena por el excelente trabajo”. Paca Known: “Enhorabuena, de verdad. Estoy deseando leerlo”. Sawar 33


saWar MUrCia quiere dar las gracias por la ayuda en la elaboración de este número a: Rubén Juan Serna, Ignacio Tornel, Federico García Charton, Pedro López, Pedro Jesús Sánchez, Esther Herguedas, Servicio Municipal de Estadística, Junta de Distrito Este, Biblioteca Regional de Murcia, Archivo Histórico Municipal de Murcia, Jacobo Méndez y a todas las personas e instituciones que, de un modo u otro, nos han orientado y ayudado en la confección del reportaje sobre el callejero murciano. Gracias también a Tete López y a Intermón Oxfam por volver a incluir un anuncio de su admirable labor en este número de Sawar. -Si te interesa Sawar Murcia, Visita nuestra web: sawarmurcia.wordpress.com Síguenos en Twitter: @SAWARMURCIA Síguenos en Facebook: www.facebook.com/pages/Sawar-Murcia -Y si quieres hacernos llegar algún comentario o idea, envíanos un correo a: sawarmurcia@gmail.com Sawar no se hace responsable de las opiniones recogidas en sus páginas


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